fanfic_name = Aduzi
chapter = 5
author = Berenice Wright
Rating = AP15
Type = Alternative Universe
fanfic =
Lisa marchaba por los pasillos, cuando se encontró con Claudia.
-¡Lisa!
-¡Hola! ¿Tomando un descanso?
-Sí, te invito un café.
Lisa dudó unos segundos. Sus bebés estaban con su madrina, así que tenían que estar bien. Y ya la había llamado cinco veces… y su madrina ya había criado a varios hijos, así que tenía experiencia con los bebés…. Pero hacía tres horas que no los veía….
Sonrió al pensar en ellos. Esos niños habían cambiado su vida de una forma que nunca hubiera imaginado. Y jamás creyó que sería posible sentir un amor tan intenso como el que sentía por sus gemelos.
-Vamos, Liz – Claudia la tomó del brazo, arrastrándola – Son solo unos minutos. Necesito hablar con alguien.
Entraron al semivacío comedor y se sentaron en la mesa más cercana a la puerta.
-¿Qué pasa? – preguntó, notando la cara apesadumbrada de su amiga.
Claudia suspiró.
-Es lo que yo quisiera saber.
La miró con curiosidad, sin pronunciar palabra alguna.
-Roy está muy raro.
Lisa se dio cuenta de que él no le había hablado de su verdadera relación con Aduzi. Se encontró en una encrucijada, porque Claudia era su mejor amiga y no le gustaba ocultarle nada… mas si Roy no le había contado aun de Aduzi ¿Quién era ella para meterse?
No le gustaba ocultarle nada a Claudia, pero aquel era un asunto de Roy.
Temía molestar a ambos.
-¿No habló con Rick? – inquirió Claudia.
-¿Cómo?
-Si no le dijo a Rick si tenía algún problema.
-No sé y si fue así, él no me lo va a contar. –aquello era cierto. Lo que hablaban entre ambos, se quedaba entre ambos.
-Es cierto – musitó – Lo siento. Es que estoy tan preocupada. Tengo un mal presentimiento.
-¿Mal presentimiento?
Sacudió la cabeza.
-No sé, desde que vimos ese video está extraño.
-A lo mejor solo está nervioso. Acabamos de pasar por un momento difícil y todavía estamos con el temor de una nueva invasión y todos estamos bajo mucha presión.
-Sí, es cierto – murmuró.
Lisa fijó los ojos en la ventana, deseando, en el fondo, que Roy no hallara a aquella mujer. La vida sería mejor para todos.
-¿Esa no es Miriya? – preguntó Claudia, mirando a una joven alta de cabellos verdes que acababa de entrar.
-Sí, es. Pensé que había ido a Marte.
-Preferimos que no fuera. Ella no sabe lo que hay allá – respondió en voz baja.
-Entiendo.
-Y si esa piloto está viva, esa a la que fueron a buscar, sería prudente que no se enterase de su existencia. Si bien demostró estar de nuestro lado, no sabemos hasta qué punto confiar en Miriya.
Lisa se irguió en su asiento.
-Pero Khyron está muerto.
-Sí, aunque deben haber otros más que vienen hacia acá ahora. Pudieron haber ido a buscar refuerzos.
-Es cierto – musitó. Claudia clavó los ojos en la ventana, contemplando el cielo. Ambas permanecieron calladas durante unos minutos.
-Roy me contó la historia de esa chica.- dijo Claudia un rato después - La de Carol Rice. Me habló de lo que hicieron con ella. Si los maestros consiguieron crear un soldado capaz de regenerarse tantas veces como quiera o de clonarse a sí mismo, van a remover cielo y tierra por recuperarlo y conseguir crear más seres con la misma capacidad. Además, ella debe conocer los secretos de Zor. No podemos dejar que el enemigo la encuentre.
Lisa la miró con fijeza.
-¿Eso es todo lo que Roy te contó? – la sondeó. Claudia se volvió hacia ella.
-Sí. ¿Hay algo más?
Apoyó una de sus manos en el brazo de su amiga.
-Eso se lo vas a tener que preguntar a él.
-Lisa ¿Hay algo que no sepa? ¿Algo que debería saber?
El celular de Lisa comenzó a sonar en ese momento. La joven dio en silencio las gracias por aquella llamada tan oportuna. Deseaba contarle a su amiga la verdad, pero por desgracia, no era a ella a quien correspondía hablarle de Aduzi.
-¿Hola? Madrina… ¿Que tienen cólicos? ¿Los dos? – se puso de pie – Ya me voy. – colgó, poniéndose rápidamente de pie - Me tengo que ir. Mis bebés me necesitan - salió corriendo, despidiéndose apresuradamente.
Claudia observó la puerta, preguntándose qué sabía Lisa acerca de Roy, que no podía contarle.
Pensar en eso, solo la inquietó aun más.
Aterrizaron en el hangar de la base, cuyas luces curiosamente estaban encendidas.
-¿Funcionarán los tanques de oxígeno? – preguntó Rick, ligeramente perplejo-. Había esperado, después de tantos años, que ya nada funcionara en Nueva Gizah.
-Mejor no se arriesguen – dijo Roy.
-Esto parece estar funcionando – comentó Andrés Santiago, paseando la vista por el sitio.
Jack Archer frunció el ceño. El corazón de Roy comenzó a latir apresuradamente. Si las luces de la base estaban funcionando, eso significaba que posiblemente alguien se encontraba allí, manteniendo el lugar. Y sólo había una persona que él conocía, que podría haberse manejado perfectamente sola en un sitio como ese. Acarició con dedos temblorosos la fotografía que tenía en el tablero.
Si Aduzi estaba allí ¿En qué parte de aquel sitio iba a hallarla?
-Podemos estar años en este lugar – dijo Riber.
-No creas – Roy hizo aparecer el mapa de la base en su monitor y probó de activar los sensores de calor de su nave. Si había algún ser vivo cerca de ellos, lo detectarían.
Entonces, su corazón casi se detuvo al ver una forma humana… avanzando hacia el lugar en el que se encontraban.
-¿Qué hacemos, jefe? – preguntó Ben.
-Esperemos un rato.- jadeó.
Ben levantó las cejas.
-¿Está bien?
-Sí, estoy bien. – la figura continuaba acercándose. ¿Sería posible que la hubieran encontrado tan pronto?
-¿Pasa algo? – preguntó Jack.
-Algo o alguien se acerca.
Jack se giró, mirándolo a través de los cristales de la cabina. Apenas veía su rostro, debido a la distancia a la que se hallaba de su amigo y a que éste traía puesta la mascarilla de oxígeno.
-¿Estás pensando que se trata de…?
-No sé. Estoy viendo un solo individuo.
-Será mejor estar atento.
Estaba cada vez más cerca. Roy tomó una decisión drástica. Ya no podía esperar más. Decidió salir.
-¡Roy!
-¡Quédense en donde están!
-Pero…
-¡Voy a estar bien! – bajó y corrió hacia la puerta, que se abrió automáticamente. Las luces del corredor estaban encendidas.
No había duda, alguien estaba manteniendo esa base en funcionamiento. Avanzó con cautela, manteniendo los ojos fijos en la curva que había a un par de metros. Al final del pasillo, oyó el sonido de otra puerta automática que se abría y los pasos de alguien que marchaba con total naturalidad en su dirección.
Se detuvo, con el corazón en un puño. Los pasos se escuchaban cada vez más cercanos. ¿Se habría dado cuenta de que estaban en la base?
Deseaba correr y pasar aquella curva que le impedía ver a la persona que se le aproximaba. Mas, le resultaba difícil dar un paso más. ¿Sería posible que aquello con lo que soñó durante diez años, sucediera en unos minutos más? ¿Volvería a tenerla entre sus brazos?
Se apoyó contra la pared, al distinguir la sombra proyectada en el suelo. Siguió mirando hacia delante.
Y entonces, la joven apareció, deteniéndose frente a él. Roy contuvo el aliento al verla. ¡Ella estaba de pie a tan poca distancia! Y no estaba soñando, aquello era real.
Ya no le importó nada más en ese momento. Sólo quería abrazarla, besarla, decirle lo mucho que le había hecho falta. No quería pensar en nada más.
No al menos durante ese instante.
-¡Carol! – exclamó, corriendo hacia ella. Aduzi lo miró con curiosidad. Vestía la misma ropa con la que la había visto en el video. Roy la tomó en sus brazos, estrechándola contra su pecho. – Sabía que estabas con vida. – musitó. Se apartó ligeramente para observarla.
-¿Roy? Apenas distingo tu rostro detrás de esa máscara. – él iba a descubrirse la cara, sin embargo, ella se apresuró en detenerlo - No te la saques, porque los tanques de oxígeno se agotaron hace unos seis años.
Estaba pasmado. ¿Ella estaba respirando sin problemas? Aduzi sonrió, adivinando sus pensamientos.
-Sí, no tengo problemas para respirar en ningún tipo de atmósfera.
-¿Estuviste aquí todo este tiempo?
-¿Tenía otro lugar al que ir? – preguntó, divertida.
-¿Por qué no regresaste? ¿Por qué te quedaste en este lugar?
-Falta de combustible. Lo me quedaba en el tanque, ya no alcanzaba para viajar hasta la Tierra y se habían llevado todos los aviones. – sonrió con un dejo de amargura – Otra vez huyeron despavoridos, dejándome atrás.
Él acarició su mejilla.
-Te eché tanto de menos – murmuró. Ella nada dijo. Simplemente siguió con sus ojos clavados en él. Tampoco hizo movimiento alguno de aproximarse más o de abrazarlo.
-Pasó mucho tiempo. – dijo, despacio, en un tono que no supo descifrar.
-Sí, pasó mucho tiempo. ¿Estás lista para dejar este lugar?
-Sí, quiero salir de acá.
La tomó de la mano.
-Entonces vamos.
Aduzi lo miró de arriba abajo.
-¿Es el nuevo uniforme?
-Sí, desde hace ya unos años.
-Es muy lindo.
-Me alegro que te guste, porque pronto vas a tener uno.
La muchacha se quedó callada. Había vivido tranquila esos diez años. Sola, pero al menos había podido estar en paz. Regresar implicaba volver a pelear, volver a pasar por todo lo que había pasado una vez.
Deseaba volver para estar con sus amigos, no para verlos morir. Deseaba no causarles tantos problemas. Sabía que pronto los zetraedi regresarían a por ella. Y si no eran ellos, serían los invid. Fuera a donde fuese, la iban a ir a buscar.
Su única esperanza era Zor.
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