Fanfic Name / Nombre del Fanfic: Robotech Master Code

Chapter / Capitulo: 2

Author / Autor: Strato Nayar

Rating / Clasificacion: AP (All People = Todo espectador)

Translation by / Traducido por:

Romance

Action / Accion

Alternate Universe / Universo Alterno

Fanfic: Nivel Oculto 
 
 
En el centro de control de datos ya se encontraban los integrantes del Emerald Force hablando con Kaln. Este los mandó llamar inmediatamente después de la batalla, y estaba tan perplejo como todos. De hecho, aún estaban depurando muchos equipos, aislando otros y rediseñando la red, aplicando sistemas de seguridad totalmente nuevos. También estaban presentes Exedore y Hodel, presentando todos un aspecto fantasmal por la luz que les llegaba de las pantallas. Kaln les decía: 
-“Al analizar los registros, hemos comprobado que los códigos de recepción no venían de ningún equipo presente en la colonia, por lo que tendría que haber pasado por un Nodo. Sin embargo, el troyano que recibieron posteriormente no mostraba señales de haber pasado por el Nodo.” 
Hodel les contestó: 
-“Bueno. En cualquier caso está claro de que quienes entraron a la red militar están asociados con la flota que nos atacó. Va a ser necesario declarar ley marcial y extender los protocolos de seguridad a toda la red civil.” 
-“Les recomiendo actuar con cautela—añadió Exedore—, la alcaldía no nos va a autorizar fácilmente a controlar las redes civiles. Además, y esto posiblemente también lo sepan ellos, como los códigos de recepción probablemente pasaron por los nodos, será mejor “consultar” con la General Galaxy. A todo esto—dirigiéndose al Emerald Force—teniente Ramos, ya que los hemos mencionado, ¿qué nos puede decir del incidente con los bioroids?” 
-“Considerando que un escuadrón barauta ya estaba en una batalla campal con los bioroids, asumimos que ellos nos tomaron también por unidades enemigas.” 
Syd Barron preguntó entonces: 
-“¿No es ilegal que una empresa privada como General Galaxy tenga bioroids trabajando armados, más aún teniendo la protección de la flota?” 
-“Ellos podrían justificarlo—replicó Hodel—como un trabajo peligroso. Han aducido en varias ocasiones la probable presencia de autómatas haydonitas aún activos en los nodos” 
-“Esto es realmente extraño—dijo Exedore—si utilizaron los nodos para filtrar la señal, significa que el o los crackers conocen muy bien la red de datos que dejaron los Maestros de la Robotecnia. Yo mismo participé personalmente en los trabajos de reacondicionamiento de los nodos, antes de que la General Galaxy obtuviese la licitación, y no es nada fácil de dominar sus complejidades.” 
Finalmente Max Sterling, que hasta ese momento no había abierto la boca mientras sopesaba cada cosa que se decía, llegó a una decisión: 
-“Muy bien. En mi opinión están bastante claras las medidas que debemos tomar. Procederemos a reforzar los protocolos de seguridad digital de toda la flota. Y queda prohibido el acceso a la red o a los Nodos a través de interfases o conexiones intracraneales. Ahora mismo contactaré a la General Galaxy a fin de que nos entreguen toda la información.”  
Mientras, en el “Fatality cibercentro”, Lennahrt Grant y Bassara Nekki hacían similares averiguaciones. Ambos estaban frente a sendos equipos, cuyos monitores proyectaban un diagrama de la red, caracteres y líneas amarillas sobre fondo azul marino. Lennhart estaba escaneando manualmente y analizando cada estructura de datos que hubiese pasado por los equipos del local. Bassara en cambio, estaba nuevamente con el proxy en torno al cuello. Trabajaba en modo intro, simulando un entorno de red, al que sólo tenía acceso la IA de su varitech, que él mismo había modificado para que también funcionara fuera del campo de batalla. 
-“Voy a trabajar en simulación de red. Sé que Emil Lang, Laszlo Zand y Louie Nichols trabajaron en descifrar los lenguajes de programación de red de los Tiresianos. Baja todo lo que hayan publicado en ese sentido.” 
-“Muy bien.” 
Cuando pensó la orden, todo a su alrededor se desvaneció. Sólo veía oscuridad, pero luego, en medio de esta, se formaron cosas fusiformes, gotas de mercurio multicolor fluyendo a través de la nada. Se sintió impulsado a expandir su conciencia, buscar una salida, como si hubiese estado nadando y una pared lo estuviese reteniendo, pero una pared imaginaria. En su campo visual, un cuadro de diálogo parpadeó en rojo, a la vez que la IA del varitech se conectó y bloqueó el código, luego de lo cual sacó a Bassara de la interfase neuronal.  
Mientras, Lennhart Grant abrió todos los buscadores disponibles desde su computador buscando los trabajos de Lang, Zand y Nichols. Luego de un rato, cuando Bassara se desconectó, le dijo a Lennhart: 
-“Quién quiera que haya sido el ciberterrorista, aprovechó líneas de instrucciones ya existentes en los ciberimplantes.” 
-“¿En serio?” 
-“Fíjate. El virus autoensamblable era muy simple. No disponía de códigos que facilitaran su residencia en memoria. Por otro lado en el caché de los clientes habituales tampoco se registra la instalación de instrucciones de recepción al momento del ataque. ¿Pudiste encontrar algo tú?” 
-“Sólo encontré las tesis preliminares, desarrolladas con estudiantes. Pero las investigaciones posteriores al parecer fueron hechas dentro de la General Galaxy. Al menos me enteré que Louie Nichols empezó a trabajar para la General Galaxy, y uno de sus estudiantes fue seleccionado como adjunto. Un tal Chiba, que al parecer después tuvo problemas con la empresa.” 
-“Chiba. Hum, me suena familiar. En cuanto a mí, todas las bases de datos de la General Galaxy están protegidas con un cifrado incluso más potente que el de la UN Spacy, y pueden cambiar los niveles o capas de red con extrema facilidad, lo que no deja de parecerme extraño.” 
Fue entonces cuando recibieron una llamada en el cibercentro. Lennhart atendió. Su rostro reflejó cierto hastío cuando vio quien era. 
-“Buenas tardes, Lennhart. Te podrás imaginar para que te estoy llamando. Necesito su ayuda para depurar la red de datos de la ciudad, e instalar un nuevo sistema de seguridad y rastreo. Necesito que instales programas antivirus IA.” 
-“¿Pero eso no requeriría la autorización del Centro de Control de datos de la UN Spacy, Señora alcaldesa?” 
-“Mira, lo mas seguro es que ahora deseen poner bajo su control toda la red de las colonias. Yo podría impedirlo, pero para eso necesito demostrar que podemos evitar que ataques informáticos como el de hoy se repitan.” 
-“Pero ¿y no tienen gente trabajando en eso?” 
-“Casi todos nuestros ingenieros y técnicos están en los centros médicos, tratando de revertir los efectos de la infiltración en los que se conectan con implantes neuronales.” 
-“Pero, me imagino que nos podrían ayudar en algo... digamos que vaya a ser necesario para trabajar—decía con una irónica sonrisa—y si es a largo plazo..., mejor” 
-“Eso tenemos que arreglarlo personalmente.” 
Luego de arreglar el tema de los emolumentos, Grant le dijo a Nekki que llevaran todos los equipos de seguridad actualizados al máximo, tras lo cual salieron del local internándose en la cuidad. 
 
II 
 
Al llegar a la alcaldía, Lennhart Grant y Bassara Nekki se apearon del taxi cargando sendos maletines, de color negro mate. Estaban recubiertos de fibra de nanotúbulos de carbono. Con eso protegían sus delicados equipos de pulsos y señales electromagnéticas. Fueron recibidos personalmente por Miriya. 
-“Caballeros, siéntanse como en casa.” 
-“Señorita alcaldesa, le presento a mi socio: Bassara Nekki.” 
-“Mucho gusto, joven. A todo esto, ¿saben algo sobre el tipo que irrumpió en la batalla y entró en los sistemas militares de ambos bandos?” 
Bassara, con total displicencia la miró: 
-“Algo. Quizás investiguemos el asunto. Eventualmente puede ser un caso muy interesante.”  
Al llegar a la oficina que ocupaba Miriya, descargaron rápidamente sus routers, proxys y telémetros. Partieron comprobando configuración e instalando analizadores. 
Mientras esperaba que sus equipos analizaran todos los paquetes de datos registrados en los filtros, Bassara tomó una guitarra que encontró en el lugar y empezó a cantar. Poco a poco se escuchó una suave voz femenina haciendo un dúo espontáneamente con él. Una chica muy joven, de apenas 14 años se asomó a la oficina de alcalde y, al ver al sujeto con el que estaba cantando, se interrumpió. 
El tipo tenía ese aire de poeta rebelde que rompía todas las reglas. Se veía tan recio, tan seguro de sí mismo y al mismo tiempo tan refinado... Ella nunca había leído cuentos de hadas, por lo que no conocía la expresión “príncipe azul”, pero lo cierto es que estaba impactada. 
-“Tienes una voz encantadora.” 
Le dijo él, con una particular sonrisa de medio lado. Mylene se ruborizó y vaciló antes de responder: 
-“Ho... hola. Yo soy Mylene.” 
-“Ah, por supuesto. Tú eres la hija de la alcaldesa. Yo soy Bassara Nekki. He visto tus grabaciones en la red y déjame decirte que es una de las mejores.” 
-“¿Las... has... visto?—Balbuceando casi. Sentía que se iba a desmayar de la impresión. 
-“Por supuesto—dijo sonriente mientras pensaba para sus adentros “que chica tan rara”—y de hecho, vi el aviso de que te ofrecías para cantar en un conjunto.” 
-“Ah sí. Sueño con cantar una banda, pero no he encontrado una que trabaje en serio.” 
-“Nosotros tenemos un grupo. Se llama—y dijo esto sin hacer caso de la mirada contrariada de Grant—“Golden Shadow” y en estos días nos vamos a presentar en un festival de arte audiovisual.” 
-“¿Y a quién encargan las proyecciones virtuales?” 
-“A nadie. Las hago yo mismo. Si quieres podemos hacer un ensayo” 
Miriya los interrumpió con un carraspeo. Ella no pudo evitar pensar que si llegaba a formar parte de una banda, quizás hasta terminaría yéndose de casa. En realidad se sentía inepta como madre por que no entendía los cambios que estaba atravesando su hija. Repentinamente estaba jovial, casi eufórica, y al minuto siguiente estaba enfurruñada o, como ocurría mas recientemente, triste sin motivo aparente. Si tan sólo hubiese tenido madre... pero ella había sido clonada y cultivada por los Maestros de la Robotecnia, por lo que no tenía la menor referencia, y ni siquiera la crianza de seis hijas anteriores le había dado suficiente seguridad, pues ellas se criaron bajo el estricto rigor de las academias militares. Una vocecilla interrumpió sus reflexiones. 
-“Vamos madre, tú misma quisiste que tomara clases de canto. Y decías también que debía desarrollar mi talento al máximo.” 
-“Sí, es cierto, pero también te dije que eso no debía ser a costa de tus estudios ni de tu vida.” 
Entonces, delicadamente Bassara las interrumpió: 
-“Señorita alcaldesa. No se preocupe por eso. Podemos ajustar los horarios para que no interrumpa sus estudios. De hecho, nosotros tampoco tenemos mucho tiempo para ensayar, a pesar de que la próxima semana nos deberíamos presentar en el anfiteatro de la ciudad.” 
-“Bien. Si lo desean pueden trabajar para la presentación ese día. Pero sólo ese día.” 
-“¿Y después?” 
-“Veremos.” 
Al salir, Bassara se despidió de Miriya y de Mylene con dos cosas en mente: por un lado la casi plena seguridad de que la General Galaxy estaba ocultando datos sobre el control de los nodos. Por otro lado, por fin tenían una vocalista femenina que acompañase. Pero a Lenhart le disgustaba que fuese una adolescente y discutieron por ello todo el camino. 
 
III 
 
Días después Mylene Flare Sterling estaba junto a Bassara Nekki en la cima de una colina. Frente a ellos se extendía una pradera de suaves lomas y de un verdor intenso y cristalino, como una esmeralda. El aire era absolutamente fresco y delicioso, tan limpio y transparente que parecía no existir. Sobre ellos se extendía un cielo azul zafiro, donde el delgado velo de las nubes no impedía que se viesen algunas estrellas, a pesar de que el sol los iluminaba casi desde su vertical.  
Cuando Veffidas (la baterista del grupo) y Lennhart Grant llegaron a la colina, avanzaron unos pasos dando la vuelta, para quedar justo frente a otra vista de ese paisaje irrealmente perfecto. Llegaron al borde de un barranco a 1000 metros por encima de un valle similar, cruzado por un río de color azul zafiro con bordes color turquesa. Todo el ambiente tenía la pureza de un cristal y el sol iluminaba ahora desde otro ángulo. Mylene estaba extasiada. Sus ojos brillaban y exhibía una sonrisa trémula.  
Bassara también estaba impresionado y asentía con satisfacción. De pronto se asomó por el borde, aspiró el aire fresco... y se lanzó. Mylene miró con espanto y sus piernas flaquearon. En ese momento Lennhart y Veffidas la tomaron de las manos y también se lanzaron. Entonces Mylene gritó: 
-“¡Vamos muy rápido!. Esperen, el viento se siente demasiado suave. ¡No impide respirar!” 
Lennhart le dijo mas calmadamente: 
-“¡Pero no tienes por que gritar!” 
Mientras seguían en caída libre, pudieron captar cada piedra, cada grano de polvo, cada protuberancia de la pared del barranco. Incluso a pesar de que no daba el sol allí, ese lado del barranco se veía casi tan luminoso como el valle. Las nubes dispersaban la luz en resplandores multicolores, y parecían deslizarse con tanta suavidad como una máquina bien lubricada. Cuando sólo faltaban unos pocos metros para llegar al suelo, Bassara hizo un violento quiebre horizontal, dejando una ola de espuma en una laguno. Los otros tres giraron con mas suavidad mientras Mylene gritaba: 
-“¡Es maravilloso!. ¡Es maravilloso!” 
-“Combina la suavidad del agua con la ligereza del viento” 
Llegaron a un área boscosa, cuyos árboles empezaron a transformarse en arrecifes de coral. Se veían peces y todo tipo de criaturas extrañas, mientras ellos iban zigzagueando por todos lados, a veces envueltos en humo o nubes fosforescentes y con un aire a veces fresco, a veces cálido pero siempre sutil. Cuando por fin se detuvieron, Lennhart le dijo a Bassara: 
-“Nekki, no me habías mostrado este paisaje. Te felicito. Es realmente una obra de arte.” 
-“Gracias. Ahora que incorporamos tarjetas gráficas de última generación, los que tengan un escáner cerebral pueden disfrutar casi de la misma sensación que quienes tienen conexiones intracraneales.” 
-“Pero sólo porque eliminamos muchos de los ciclos de verificación de cifrado. ¿Acaso eso no nos hará más vulnerables a una infiltración?” 
-“Descuida. Los antivirus ahora ocupan menos memoria, pero son más eficaces. Además, las IA no son muy potentes y están programadas para obedecer las 3 leyes de la robótica.” 
-“Podríamos tener problemas. Recuerda que desde que atacaron esos ¿cómo es que se llamaban?—barautas, dijo Bassara—ah sí, desde entonces hay un control mucho más riguroso de la red.” 
Entonces Mylene los interrumpe: 
-“¡Hey! No hablen de tecnicismos acá. No puedo disfrutar el paisaje si constantemente me recuerdan lo que es.” 
-“Está bien. Salgamos de aquí.” 
Entonces las siluetas de Grant, Mylene y Veffidas brillaron un momento y luego desaparecieron. Bassara emitió la orden de salida pensando en ella. En su campo visual apareció un cuadro que decía: “Iniciando transferencia sistema nervioso a mundo real..., 10%..., 30%...,”, mientras en la simulación su imagen se descomponía en millones de vóxeles (píxeles 3D) que desaparecían lentamente. Finalmente vio todo negro con un mensaje en letras de un naranja brillante que decía: “ahora puede retirarse con seguridad del dispositivo de expansión neural.” 
Volvieron al mundo real en el “Fatality cibercentro” y, mientras se sacaban los cascos de los scaners cerebrales, Grant comentaba su extrañeza respecto a la continuidad de los ataques a la red de datos de la colonia en los escasos días que habían pasado desde la incursión aeroespacial. Esperaron a Bassara a la salida de la galería para interfaces neuronales. Mylene decía: 
-“Será fantástico. Absolutamente fabuloso.” 
-“Será un concierto histórico—agregó Bassara—Nunca se había logrado tal nivel de realismo en este tipo de espectáculos. Con esto el espectador se sumerge en un mundo sensorial completo...” 
Grant lo interrumpió: 
-“De todos modos me preocupa el nivel de realismo.” 
-“¿Por qué? ¿Acaso no se busca eso, que la gente pueda experimentar otras realidades, expandir los mundos posibles?” 
-“Tu sabes lo que pienso de eso. Esto—le toca algo en la nuca a Bassara—me parece excesivo, Nekki. No todos son como tu, que puedes estar consciente en todo momento del nivel de realidad que experimentas. Recuerda que algunos incluso querían restringir el uso de estos sistemas a la psiquiatría.” 
-“Lo que pasa, Lennhart, es que tú estás chapado a la antigua. Además usaré un filtro en la conexión” 
El paisaje desde el que habían salido era un entorno virtual creado por Bassara, con la ayuda de programas IA, que sería exhibido en el próximo concierto de “Golden Shadow”. Aunque “exhibir” quizás no sea la palabra mas adecuada, ya que los asistentes experimentarían una sensación envolvente, usando una combinación de enlace neuronal y hologramas semejante a la que usaba Sharon Apple. Estrenarían el nuevo sistema durante el festival en el que debutarían con Mylene.  
Habían transcurrido unos pocos días desde la primera y hasta ahora última batalla. Aunque continuamente se registraban ataques cibernéticos y a veces se veían unas naves de reconocimiento, tratando de monitorear y, si era posible, pinchar las redes de la 7ª flota, los combates rara vez pasaban de simples escaramuzas.  
Al salir del cibercentro, abordan el vehículo de Lennhart Grant, un extraño auto inspirado en el Ford Índigo y se dirigen a la autopista de inducción principal. Esta tenía por debajo una cinta de metal superconductor que transmitía corriente directamente al motor, y su diseño la hacía completamente segura para peatones.  
Cuando por fin llegaron a la sala de conciertos, Mylene se sorprendió enormemente al ver a Kevin Ramos, vestido con un terno casi plateado, corbata verde y un ramo de rosas de un color fucsia pálido. Sólo entonces recordó que su padre había arreglado que saliera con ese piloto. Lo miró con una mezcla indefinible de emociones y él, azorado, le dijo: 
-“Mylene por favor, toma esto. Sólo como un deseo de buena suerte.” 
Ella lo miró con una sonrisa condescendiente y le dijo: 
-“Esta bien. Eres muy gentil. Vas a estar en el concierto, ¿verdad?” 
-“S...sí.” 
Le contestó, mientras sentía que se ruborizaba. Bassara la miró con el ceño fruncido y cuando Mylene lo captó, le dirigió una amplia sonrisa a Kevin, mientras le guiñaba un ojo y le decía: 
-“Te espero. Y muchas gracias.” 
-“De nada, Mylene.” 
Y se quedó allí, con una sonrisa casi infantil. Bassara le dijo a Mylene en un tono bastante molesto: 
-“Ya vamos. Después eres tú la que se queja con mis supuestos atrasos.” 
-“Hey. Llevo menos de una semana en el grupo, y el que llega atrasado a todos los ensayos siempre eres tú.” 
Bassara se sintió violento al escuchar esto. No estaba acostumbrado a que una niña de 14 años le hablase así, y tampoco estaba acostumbrado a que fuese compañera de equipo. Bassara Nekki a veces tenía la sensación de que resultaba irresistible a todas las chicas (¡) y no esperaba que Mylene lo tratase así después de haberse rendido a sus encantos. Tampoco esperaba que le diera atención a un pelmazo como Kevin Ramos estando presente él. Claro, no era que Mylene le gustase... no, no le gustaba... 
Al entrar a la puerta, Bassara le dijo: 
-“Cámbiate de ropa y vamos de inmediato al escenario.” 
A ella le enervó el tonito de hermano mayor que adoptó, por lo que le contestó con hastío: 
-“Deja descansar sólo 5 minutos. Hemos ensayado toda la semana” 
-“No Mylene. Necesitamos que...” 
Pero ella cerró su camerino de un portazo. Cuando iban a salir al concierto, Bassara ve a Mylene molesta. Ya se escuchaban los silbidos del público. Le empieza a decir: 
-“Oye, cambia esa cara. No podemos tocar y ser aclamados por el público si estamos todos como si recién despertáramos. ¿Qué es lo que te pasa?” 
Mylene seguía enfurruñada, con los brazos cruzados y mirando hacia abajo. Había quedado tan contenta con las flores de Kevin y los celos que creía percibir en Bassara. Pero el estaba sobre reaccionado, echándolo todo a perder.¿Por qué los hombres no entendían el juego?. Antes de que Bassara siguiera, Lennhart lo interrumpió. Posó una mano sobre el hombro de Mylene y le dijo: 
-“Sé que no es fácil para ti aceptar el cambio de ritmo. Resulta muy duro trabajar en una banda profesional. Pero esto es lo que quieres hacer. Lo disfrutas. Si te retiras ahora, nunca vas a disfrutar de la plenitud que significa buscar la perfección y alcanzarla. Sólo las bandas que trabajan duro alcanzan la grandeza. Tranquila. Nosotros te apoyaremos.” 
Mylene se calmó un poco. No quería admitir que se integró al grupo, no tanto por su sueño de cantar, como para huir de casa. En realidad, recordaba constantemente su hogar y sus padres. Sabía que en cualquier momento Miriya podría maniobrar para que volviera a casa, y si así lo quería, apartarla del mundo artístico. O quizás Max. Aún no la entendían. Pero ya había tomado ese rumbo y tendría que seguir adelante, aunque tuviera que obligarse a ello. 
Un acople de sonido y tras corregirlo, empieza el Show. Sale Bassara con una casaca azul sin mangas tachonada de bronce y pantalones blancos de karate y Mylene, con un short de mezclilla cortísimo y una casaca similar a la de Bassara pero verde. Ambos con sus instrumentos. Veffidas empieza a tocar la batería y, tras bambalinas, un ingeniero informático dice: 
-“Activar IA. Conexión neural beta a los 4 integrantes. Conexión alfa 90% a Bassara. Conexión gama 60% a filtro desde IA.” 
-“Jefe, ¿se han usado chips bioneurales?” 
-“Si, pero son muy distintos de los que se conectaron a Sharon Apple, y que provocaron tantos problemas en el 30° aniversario de la 1ª Guerra Robotech.” 
Desde el borde del escenario se proyectó un holograma con el paisaje que habían probado hace un par de horas. Mylene, Veffidas y Lennhart tenían unos livianos cintos cargados de electrodos que escaneaban su cerebro. Como Bassara tenía una conexión intracraneal, el intercambio de datos con su cerebro era mucho mayor, por lo que podía controlar la imagen que veía en su mente mientras al mismo tiempo cantaba y tocaba la guitarra.  
El sistema IA escaneaba los esbozos, como flashes, que veía en su cerebro y luego completaba la percepción para cada uno de los que asistía al espectáculo. Sin embargo, la corriente emocional era provista por los cuatro integrantes del grupo. Por las praderas aparecieron personajes de cuentos de hadas danzando. Luego, palacios, donde chicas extremadamente hermosas bailaban dentro de complicados trajes. Otras veces se “sumergían” bajo el mar o se lanzaban a un espacio multicolor. Todo parecía ser parte de un mundo viviente. Y el público se empezó a emocionar. Empezó a vibrar. Empezó a bailar. Empezó a gozar. 
Y una de las que más gozaba era una chica que estaba entre el público, con un vestidito tipo “Alicia en el país de las maravillas” y un ramo de flores en los brazos. Estaba fascinada, embelesada, extática. Sentía una plenitud que no había sentido jamás, en toda su vida, y eso la desconcertaba. Sintió Paz. Y la Paz la asustó. Decidió no dejarse llevar y continuó con lo que tenía en mente.  
Activó algo en su celular y empezó a proyectar unas pantallas desde él, activando unos programas que rastrearon la fuente de la señal. Cuando contactó con la IA que controlaba la presentación vio la fuente de las emociones. Eran muy estables. Intentó penetrar sus mentes pero sólo consiguió desestabilizara algo a la mas joven. Nadie en el público notó la levísima desafinación de Mylene. Observó la siguiente mente más joven y quedó admirada de su solidez y dinamismo. Sería muy difícil entrar allí.  
Decidió husmear en las mentes del público, encontrando que una parte de ellos seguían un patrón similar. Eran pilotos y personal militar de la UN Spacy. Los tocó, apenas los rozó. Entonces dio el último paso para confirmar lo que sospechaba. 
 
IV 
 
En el volumen que rodeaba al módulo de conexión se encontraban tres varitech pertenecientes a los barautas. Habían logrado llegar allí sin ser detectados gracias a un primitivo campo dimensional sombra y ahora escaneaban el volumen en busca de puertos inalámbricos que tuviesen algún agujero de seguridad. 
Su comandante Sivil, la mejor piloto de los barauta, examinaba en sus monitores los diagramas y líneas de código que arrojaban sus escáner. Originaria de Peryton, tenía el aspecto típico de las jóvenes Ferax, una de las dos especies que habitan allí. Un aspecto humanoide con extraños espirales rojas en sus mejillas y orejas puntiagudas. Su traje de piloto era negro y hacía juego con el color azuloso de su cara. Entre los humanos hubiera podido pasar por una gótica. 
Sivil, en su FZ-109f activó una pantalla holográfica y activó un sniffer, mientras cargaba un programa para romper cifrados. Se extrañó ante la facilidad con la que entraba, cuando fueron detectados por un escuadrón de la REF que patrullaba el sector. Los barauta se escondieron entre los numerosos paneles, vigas y antenas del lugar, mientras trataban de pinchar sus redes. Los de la REF finalmente los localizaron, pasaron a modo battloide y los apuntaron con sus armas, pero no dispararon de inmediato.  
Los pilotos de la REF veían como sus pantallas buscaban continuamente un blanco sin localizarlo, a pesar que estaban a la vista. Sivil había tomado el control de sus sistemas, copiado sus IFF y hasta escuchaba como los pilotos hablaban frenéticamente. “Perdí contacto de radar.”, “Yo también Lance; usa el modo visual.” 
Entonces los atacantes dispararon sus micromisiles, despachándolos en ese instante mientras Sivil sonreía, murmurando: “demasiado sencillo”. Con esto pasarían a la siguiente fase de la operación y aunque su líder, Enigma no le había dicho en que consistía, ni cual era su objetivo, ella obedecería de todos modos. 
En el comando de control de datos, nuevamente detectaron un ataque a su red digital. Inmediatamente 
-“Activen protocolos de seguridad.” 
-“Cortafuego en modo de defensa activo.” 
-“Cortafuego en modo de ataque rastreando” 
-“Origen de la intrusión en tres fuentes externas, realizando conexión pirata.” 
-“Aislando la señal pirata” 
-“Antivirus: 80% de carga.” 
Todos estaban frenéticos tratando de estabilizar la red, rastreando archivos potencialmente dañinos, iniciando protocolos de extracción rápida para que nadie quedara expuesto a hacking cerebral y configurando los cortafuegos en modo de ataque. Entonces se escucharon las sirenas de un ataque aéreo. En todas las pantallas pulsa la luz roja de alerta. 
Se presentó una nueva flota. Esta vez, las naves no eran los destartalados cruceros hechos con chatarra de otras naves, sino unas nuevas con una curiosa forma de cohombrillo de mar. Se intercambiaron los primeros disparos, mientras del crucero “Roy Fokker” se emitía la desesperada llamada: “Ataque enemigo en curso. No es un simulacro. Todas las unidades diríjanse al sector 502”. 
En la ciudad, el festival fue suspendido mientras todos los civiles corrían sus refugios. Bassara logró desconectarse inmediatamente de su interfaz neuronal pero corrió hacia la cápsula extra donde vivía. Mylene le gritaba: 
-“Bassara, los refugios son hacia el otro lado.” 
Él no le hizo caso. Lennahrt temía verse obligado a acompañarlo. 
Para cuando el emerald force fue lanzado al espacio, la batalla ya había sobrepasado el anillo externo de defensa. Muchos cazas enemigos “volaban” directo a la Macross 7. Por todos lados se veían brillantes explosiones, balas y rayos, que iluminaban las densas estelas de los misiles. Cuando se iban a zambullir en medio de esta, reciben un enlace desde control de vuelo: “manténgase cerca del crucero principal. Se calcula que ese es su objetivo.” 
Los integrantes del escuadrón se quedan un tanto perplejos, hasta que Blake le indicó a Ramos: 
-“Están formando una especie de túnel con su artillería.” 
-“Recibido Blake. Manténgase agrupados, no permitan que el núcleo de la flota civil quede sin defensores.” 
-“Entendido” 
-“Chequeen programas y sistemas. Apliquen directiva de seguridad 4” 
Miró las pantallas e indicadores de su propio caza, sobre todo para asegurarse de que no estuviesen infiltrados los sistemas más importantes. Su respiración estaba mas agitada de lo normal, pese a que estaba aplicando los ejercicios especiales de relajación que formaban parte de su entrenamiento.  
Mientras, en el puente de mando, Max y sus colaboradores observaban a varios cazas de la flota flotando a la deriva en el espacio, sin señales de daños evidentes, pero sin ninguna reserva de energía. Esto ya lo habían observado en el primer ataque, pero ahora se estaba dando con mucha más frecuencia. Hodel, miraba con desconcierto. Entonces encendió su pantalla: 
-“A todos los escuadrones: manténgase agrupados, no permitan que los aíslen.” 
Cuando Exedore le dijo algo a Max, este le contestó con una voz muy fina y temblorosa. Parecía extrañamente temeroso y no pudo dejar de recordar una frase que escuchó tiempo atrás: “los almirantes no rezan”. Decidió contactarse él mismo con Syd Barron, del emerald force. Este le transmitió las órdenes a Kevin Ramos: 
-“Enlace de radar desde “battle 7” indica 10 bichos dirigiéndose a Ciudad 7. Al parecer intentarán penetrar en el sector civil a través de la cúpula.” 
Efectivamente, vieron varios varitech enemigos en grupos de tres volando en zigzag, dejando una estela de destrucción a su paso. Inmediatamente Kevin se dirigió a su escuadrón 
-“Confirmado. Debemos darles caza de inmediato.” 
Los bichos pasaron a modo battloide y se deslizaron sobre la superficie de la nave, como si patinaran sobre colchones formados por el escape de sus turbinas, mientras cohetes direccionales los empujaban contra la superficie. El emerald disparó una docena de micromisiles para cada enemigo pero sólo pudieron derribar a dos de ellos. Los otros se dieron vuelta contestándoles con una ráfaga de ametralladora 
-“Syd Barron, tú eres el mejor tirador del escuadrón. Pasa a modo battloide y elimínalos.” 
-“Entendido.” 
Syd llevó su varitech a parapetarse en una trinchera del módulo y una vez en modo battloide, extrae un cañón láser desde la pierna izquierda de su VF-17 acoplándolo a su fusil y apuntando a Sivil. Pero esta, a través del nodo logra infiltrarse en el sistema de tiro de su caza, desconfigurándolo.  
-“¡Maldición, me dice que está fuera de alcance! ¡Lo infiltraron!” 
Axum Rylar pasa su Thunderbolt a modo battloide, destacando las brillantes líneas amarillas sobre un azul zafiro. Se desliza también como patinador entre los enemigos clavándoles metralla a tres de ellos, pero los otros contestaron el fuego. Metralla, láser, misiles, de uno y otro lado, como una sádica pista de baile. 
Fue entonces cuando nuevamente apareció el varitech rojo. “Volando” en zigzag, disparando bombas electromagnéticas por todos lados, balas de pintura y anulando todos los canales de comunicación con estática y ruido. Sivil, que ya sonreía por que la suerte se estaba inclinando a su favor, vio consternada un punto rojo tan brillante que llegaba a picar los ojos. 
-“¿¡Qué es eso!? 
Sus pantallas, repentinamente quedaron en blanco. Vio como sus flancos eran impactados por enormes cartuchos de espuma anaranjada. Eso lo usaban los rescatistas para inmovilizar a cualquiera que por accidente fuese arrojado al espacio, asegurándoles algunos momentos de supervivencia. Sin embargo, también podían inmovilizar a un battloide. Y, lo mas extraño, es que también le disparaba a los varitech de la 7ª flota. 
-“¿¡Que está pasando!?” 
Su battloide también quedó inmovilizado con tres disparos. Entonces desde el battloide rojo se extendió un cable, el cual se conectó a un puerto habilitado en el sistema de control de tiro del battloide. A bordo de este, su piloto, trabajaba junto con su IA de apoyo, observando los datos que le llegaban por el puerto neural proyectados en su campo visual. 
-“Descifra clave de control. Instalación de troyano inverso.” 
-“Señor, he encontrado un receptor de señales implantado en la cabeza de los pilotos, al parecer un chip copiado de un antiguo diseño zentraedi.” 
-“Si no me equivoco creo que lo usaron con un tal Khyron en las primeras batallas del SDF-1. Probablemente tenga el mismo efecto.” 
Al controlar el FW-109f, hizo que este emitiera una señal espuria, recibida por todos los pilotos barauta. Esto les provocó un insoportable dolor de cabeza, que los obligó a retirarse, cancelando la extracción de las reservas de protocultura de los varitech de la flota. 
En el puente de mando sin embargo, el almirante Max Sterling, estaba bañado en sudor frío y con el rostro desencajado. Nunca se le había visto así. Con una voz quebrada le dijo a Hodel: 
-“Dame las coordenadas de un mundo, cualquier mundo.” 
-“Pero señor...” 
-“¡Ahora!” 
Antes de que la flota pudiese terminar la batalla, vieron por todo el cielo infinidad de pulsos luminosos, así como nubes fosforescentes de distintos colores. Tardaron poco en comprender que la Macross 7 y todas las naves en un radio 30 millas de esta habían entrado en transposición. 

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