Nombre del Fanfic: Como en los viejos tiempos

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Arcadia's Dream

Romance

Fanfic: Como en los viejos tiempos 
 
 
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
 
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.  
Tipo: RST (Tensión sexual resuelta) 
 
Spoilers: IWTB 
 
Feedbacks: Por favor, mándenme sus opiniones a sra_delfantasmalARROBAhotmail.com, en el espacio debajo del fic o por medio de los mensajes privados.  
 
Nota: El fanfic está ubicado en los últimos momentos de la segunda película, a partir de cuando Skinner entra al granero y encuentra a Mulder.  
 
*** 
 
 
Skinner trataba de que Mulder recobrara calor acunándolo entre sus brazos. No se sentía incómodo haciendo esto por él, después de todo, lo había hecho innumerables veces con sus compañeros heridos cuando participó en la guerra de Vietnam. Lo que si le parecía curioso es que la primera vez que veía a Mulder después de seis años, fuera de esta manera. Estaba enterado de que él y Scully habían vivido estos últimos seis años tranquilos, y que en ese tiempo Mulder prácticamente no había salido de casa, por lo que no le sorprendía que tras la primera oportunidad que tuvo de enrolarse en una investigación, terminara malherido. Era típico de él meterse en problemas, sobre todo si Scully no estaba detrás para cuidarlo.  
 
Esperaba que Scully no tardara tanto estabilizando a la mujer que encontraron en la bañera, cuya cabeza estuvo a punto de ser cercenada para grotescos fines científicos. Mulder no se veía mucho mejor. Parecía que le habían suministrado alguna clase de droga para mantenerlo sedado. Había sangre cubriéndole el rostro que provenía de un corte profundo cerca a una de sus cejas. Skinner supuso que esa herida debió hacérsela cuando su carro se volcó sobre el precipicio. Le sorprendía que hubiera sobrevivido a esa caída. Mulder era definitivamente un hombre con mucha suerte. Tenía sangre en el cabello también, y quién sabía cuántas otras lesiones que él no podía ver, pero estaba vivo. Lo que le preocupaba era que sus ojos estaban cerrados, y ya no respondía como cuando recién lo encontró. Temía que en algún momento dejara de respirar; por eso esperaba que Scully llegara pronto, porque ella sabría que más hacer aparte de sostenerlo para que no siguiera congelándose.  
 
De pronto Mulder empezó a toser, y Skinner le levantó la cabeza para que pudiera respirar mejor. Tosió un par de veces más, y tras ser consciente de dónde se encontraba, lo primero que hizo fue preguntar por Scully. 
 
- Ella va a estar aquí en unos minutos – le aseguró Skinner. Mulder asintió con la cabeza, muy débil para dar otra clase de respuesta, y unos segundos después, cerró los ojos, pero esta vez sólo pareció quedarse dormido vencido por el cansancio.  
 
Constantemente Skinner volteaba a mirar hacia la entrada del granero, esperando ver en una de esas veces a Scully. Cinco minutos después, la espera terminó al verla entrar y ponerse de cuclillas delante de Mulder. 
 
- ¿Cómo está? ¿Ha dicho algo más? – le preguntó a Skinner con tono preocupado sin apartar su mirada del rostro de Mulder.  
 
- Hace unos minutos preguntó por ti, pero luego volvió a dormirse – Scully asintió con la cabeza.  
 
- ¿Ha tenido algún problema para respirar u otra reacción a la droga? – Continuó con el interrogatorio comprobando el pulso en la muñeca de su compañero.  
 
- Sólo estuvo tosiendo haciendo unos minutos – le informó Skinner. Scully acarició el rostro magullado de Mulder, y sin romper el contacto, levantó la mirada hacia su ex - jefe.  
 
- Las ambulancias deben estar por llegar. Yo voy a tener que acompañar a la mujer hasta el hospital porque fui la primera en atenderla, pero quisiera que acompañaras a Mulder en la otra ambulancia – le pidió.  
 
- No se preocupe, yo iré con él – le aseguró Skinner. Scully murmuró un gracias y volvió a centrar la mirada en su compañero.  
 
- ¿Puedes escucharme? Mulder ¿Puedes abrir los ojos? – lo llamó acariciando con la yema de sus dedos la parte de su frente que no estaba cubierta de sangre. El no respondió, pero ella siguió intentando - ¿Mulder? Vamos, abre los ojos. Ya estoy aquí – le dijo, y finalmente él despertó. Scully le sonrió y él trató de sonreírle también – Hola ¿Cómo te sientes? –  
 
- Me duele la cabeza – se quejó con voz rasposa.  
 
- Me imagino. Tienes muchos golpes –  
 
- ¿Ya nos vamos a casa? – le preguntó Mulder. Si no lo conociera tan bien, Scully hubiera pensado que esta pregunta había sido causada por la droga, pero conociéndolo de la manera que lo hacía, sabía que él estaba hablando en serio, lo cual a su vez la llevó a la conclusión de que él no recordaba la conversación que habían tenido en el cuarto de vestuarios del hospital. Scully pensó que era mejor así, porque no lo había dicho en serio.  
 
- Ni en tus sueños – Ella sonrió al ver su gesto de decepción - Aún deben revisarte en un hospital y seguro tendrás que quedarte allí por un par de días –  
 
- ¿Cómo en los viejos tiempos? – le recordó él haciéndole un guiño con los ojos.  
 
- Supongo que sí – contestó ella, tratando de sonreír, ante algo que no le parecía muy gracioso. Pero lo hizo para que él se diera cuenta que al menos en ese momento no iba a regañarlo por haber intentado rescatar a la mujer secuestrada por si solo; sin embargo, si podía esperar recibir una reprimenda cuando se encontrara recuperándose en el hospital. 
 
Cuando los paramédicos llegaron, Scully les indicó lo ocurrido con Mulder mientras ellos lo conectaban a una bolsa de suero; luego le colocaron una mascarilla de oxigeno sobre la boca y lo llevaron en camilla hasta la ambulancia. Por suerte, Mulder volvió a quedarse dormido y no se dio cuenta cuando Scully lo dejó para acompañar a la otra víctima del grupo de científicos locos. 
 
 
*** 
 
Hospital Nuestra Señora del los Lamentos 
 
Scully estaba sentada en la sala de espera del hospital, como cualquier familiar de algún paciente. Aunque ella trabajaba como doctora en ese pequeño hospital religioso, sus colegas que en ese momento atendían a Mulder se enteraron de su relación con él y no le permitieron entrar a ayudar. De todas maneras, la vida de Mulder no corría peligro asi que ella esperaba relativamente tranquila junto con Skinner que en ese momento había ido por algo de café. 
 
- Toma, aquí tienes – le indicó Skinner al llegar a su lado y Scully cogió el vaso de plástico que le tendía, musitando un gracias.  
 
- Te dije que no debías preocuparte, que encontraríamos a Mulder – le dijo Skinner sentándose a su lado en una de las sillas de plástico. Scully sonrió amargamente.  
 
- Si, pero con las justas – Ella levantó la cabeza y miró a Skinner – Imagínate que nos hubiéramos demorado un segundo más en deducir el paradero de Mulder – dijo consternada. Scully no podía sacarse de la mente el hacha con el que el ruso planeaba cortar la cabeza de su compañero. Sabía que iba a tener pesadillas con eso durante semanas e incluso meses.  
 
- Ya no pienses más en eso. Lo importante es que llegamos a tiempo y Mulder está bien. Podrás llevártelo a casa pronto – Scully sonrió con más ánimo – Y hablando de la casa… ¿Cómo les va? – preguntó Skinner. Scully bebió un sorbo de su café.  
 
- Bien, dentro de lo que cabe. Yo trabajo aquí, eso ya lo sabías, y Mulder ha estado oculto en la casa estos seis años. Todos aquí se han sorprendido hoy cuando les dije que era mi , no tenían ni idea – Scully rió suavemente al recordar la cara de sorpresa de su amiga Jane cuando se enteró. Jane había tratado en varias ocasiones hacerle citas con algunos amigos, pero Scully amablemente siempre había declinado sus ofrecimientos. Cuando Jane descubrió que ya tenía una relación seria con un hombre, se quiso morir de la vergüenza.  
 
- Eso va a cambiar a partir de ahora. El FBI acaba de retirar los cargos contra Mulder, son libres de hacer lo que quieran, incluso de volver a la agencia si lo desean – le planteó Skinner.  
 
- Por mi parte, no lo creo. Me siento bien aquí, es lo que siempre quise hacer después del FBI. No fue la forma más ortodoxa de lograrlo, pero de algo sirvió lo que nos pasó. Ahora llevamos una vida más tranquila - Skinner asintió, comprendiéndola. 
 
- ¿Y Mulder? – preguntó Skinner 
 
- No puedo mentirte. Si decide volver a Los Expedientes X, no es algo que me gustaría, pero lo aceptaría. Como Mulder me dijo ayer, es lo que era incluso antes de conocerme y yo no podría prohibirle hacer lo que más le llena – Skinner volvió a asentir. En ese momento una doctora salió de la sala de emergencias y Scully de forma automática se paró de la silla.  
 
- ¿Cómo está Mulder? – preguntó Scully rápidamente.  
 
- Tranquila, Dana – le dijo la doctora poniendo una mano sobre su hombro – Él está bien. Tiene una contusión mediana en la cabeza, algunos otros golpes en el resto de su cuerpo, pero nada para alarmarse. El efecto de la droga que le suministraron se irá desapareciendo con el paso de las horas. Sólo quisiera que se quedara esta noche en observación por si acaso – indicó.  
 
- Claro, estoy de acuerdo ¿Podría pasar a verlo? – preguntó Scully ansiosa.  
 
- Le hemos dado un suave sedante para que descanse, pero cuando lo lleven a su habitación podrás verlo sin problemas. Tu eres doctora aquí, Dana, no tendrías ni que pedir permiso - La doctora trató de transmitirle calma frotándole el brazo. Scully sonrió forzadamente. Nadie en ese lugar conocía su pasado, por lo tanto no podían entender los nervios que la invadían cada vez que Mulder terminaba internado en un hospital. Mulder se había salvado de morir demasiadas veces y Scully no quería que llegara el día en que su buena suerte se acabara. 
 
*** 
 
Scully se quedó esa noche haciéndole compañía a Mulder. Se sentó en una silla al lado de su cama y trató de quedarse despierta el mayor tiempo posible, pero estaba agotada, y cerca a las dos de la mañana se durmió con la cabeza reclinada sobre el antebrazo de su compañero.  
 
No se despertó hasta la mañana siguiente cuando la luz empezó a molestarla. Mulder seguía inconsciente y ella aprovechó para visitar a la mujer que había salvado el día anterior. Subió por las escaleras hasta el tercer piso, que era donde se encontraba Cheryl Cuningham en cuidados intensivos. En su habitación se hallaba un doctor hablando con la que parecía ser la madre de la chica.  
 
- Buenos días – dijo Scully entrando a la habitación y la señora que allí se encontraba volteó a mirarla.  
 
- Buenos días doctora Scully – la saludó el doctor Rose.  
 
- ¿Es usted la doctora Scully que atendió a mi hija ayer? – le preguntó con admiración la señora, acercándosele.  
 
- Sí, soy yo –  
 
- Es un gusto conocerla, doctora – le dijo estrechándole la mano - Usted le salvó la vida a mi hija – agregó la mujer mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Scully se sintió un poco incómoda. Siempre había sido tímida para responder ante los halagos.  
 
- Vine a ver como estaba Cheryl –  
 
- Ella está mejorando, ¿no es cierto doctor? – mencionó la señora, dirigiendo la mirada hacia el doctor Rose, quien asintió.  
 
- Asi es. Le hicimos una transfusión de sangre, y ella parece estar reaccionando bien. Muy pronto podrá salir de cuidados intensivos – explicó el doctor.  
 
- Me tranquiliza escuchar eso – comentó Scully – Bueno, tengo otro paciente que visitar, pero pasaré más tarde por aquí –  
 
- Muchas gracias de nuevo, doctora Scully – repitió la madre Cheryl. Scully sólo asintió con una leve sonrisa y salió de la habitación. 
 
Cuando llegó al cuarto de Mulder él estaba moviendo la cabeza y se apresuró en acercarse. Cogió una de sus manos y se inclinó para observarlo más de cerca. El siguió moviendo la cabeza hasta que por fin sus ojos fueron abriéndose lentamente. Todo a su alrededor lo vio borroso, con demasiada luz, y tardó en enfocar la vista. Por un momento se desubicó, pero después identificó el olor a antiséptico y recordó donde estaba.  
 
- Mulder ¿sabes dónde estás? – le preguntó ella.  
 
- En tu hospital – murmuró Mulder. 
 
- Bueno, no es exactamente mi hospital, pero casi le atinaste – le dijo sonriendo - ¿Quieres un poco de agua? – El asintió vehemente y el dolor que le sobrevino lo hizo ver manchas negras – Cuidado, no te muevas mucho, tienes una contusión – le indicó Scully, poniendo sus manos sobre su pecho.  
 
- Y recién ahora me lo dices – se quejó él todavía con una mueca de dolor. Scully le sirvió un vaso de agua y se lo entregó. Mulder sólo bebió un par de tragos antes de devolverle el vaso.  
 
- ¿No deseas más? - Mulder iba a negar con la cabeza, pero se acordó en el último segundo de lo que pasaría si lo hacía y sólo susurró un ‘No’.  
 
Scully se acomodó en la silla, y Mulder al notar el gesto serio en su rostro, se dio cuenta que venía la parte donde ella lo regañaría.  
 
- Sólo dilo Scully -  
 
- ¿Qué cosa? – preguntó ella inocentemente. 
 
- Qué soy un tonto ¿por ejemplo? –  
 
- No eres un tonto, sólo bastante loco ¿Cómo se te ocurrió buscar a esa mujer por tu cuenta? Estuviste a punto de morir ¿sabías? – le reprendió Scully.  
 
- Lo sé, lo siento – contestó él avergonzado bajando la cabeza por un instante – Traté de llamarte, pero juste tuve el accidente de carro, y después el tipo me lanzó por el precipicio – le explicó – Hablando de eso, perdón por lo de tu carro ¿Sabías que mientras rodaba por el acantilado, lo único en que pensaba era en lo mucho que te ibas a enojar conmigo? - le dijo con un mejor humor, tratando de robarle una sonrisa, pero ella sólo negó con la cabeza.  
 
- No quiero que vuelvas a hacer una locura como esta nunca más ¿de acuerdo? –  
 
- Lo voy a intentar – le respondió Mulder con una media sonrisa.  
 
- Estás loco– le espetó ella dándole un rápido beso en los labios.  
 
- Asi que… ¿Esto significa que esta noche volverás a casa? – le preguntó Mulder con cautela. Ella volvió a ponerse seria, haciendo temer lo peor a Mulder. Sin embargo, un segundo después sonrió y Mulder se tranquilizó.  
 
- No sólo iré esta noche, sino todas las demás que nos queden por vivir – le prometió ella. Mulder sonrió de nuevo justo en el instante que Skinner entró a la habitación.  
 
- Hola, ¿cómo están? – les preguntó.  
 
- Bien Walter – le dijo Scully con una sonrisa.  
 
- Me alegra escuchar eso. Pasé para ver cómo estaba Mulder, anoche no parecía estar muy bien –  
 
- Ya me siento mucho mejor, señor. Su abrazo sirvió de mucho – Se burló Mulder haciendo sonrojar a su ex – jefe y que Scully se riera ligeramente. La noche pasada había estado demasiado preocupada para que el gesto le causara gracia.  
 
- Lo hubiera hecho por cualquiera – aclaró Skinner.  
 
- Lo sabemos, Walter. Muchas gracias por tu ayuda, sin ti no sé qué hubiera pasado – le dijo Scully.  
 
- Es lo mínimo que pude hacer luego de lo que tuvieron pasar seis años atrás. Pero eso se terminó. El FBI retiró los cargos contra Mulder, y es libre de hacer lo que desee. No tendrá que permanecer más escondido – le comunicó Skinner.  
 
- Entonces si cumplieron con su palabra – exclamó Mulder sorprendido.  
 
- Sino lo hubieran hecho, créeme que estarían aquí como las siete plagas – señaló Skinner – Puede hacer cualquier cosa, hasta regresar al FBI – Un escalofrío recorrió el cuerpo de Scully al pensar en lo que podría decidir Mulder. Ella y su compañero intercambiaron miradas, y Scully pudo leer en los ojos de Mulder la que sería su respuesta. Sonrió aliviada al darse cuenta que luego de lo sucedido anoche él tampoco estaba dispuesto a arriesgar una vez más la calma en la que vivían.  
 
- Gracias por su ofrecimiento, señor, pero creo que tendré que rechazarla – Skinner asintió, comprendiendo sus motivos al verlos cogerse de las manos.  
 
- Bueno, esa posibilidad quedará abierta si es que algún día decide aceptarla. Me voy a la oficina, pero espero poder verlos pronto, ahora que no hay nada que lo impida –  
 
- Tal vez pueda pasar por la casa algún día de estos. Gracias en verdad, Walter – repitió Scully. Skinner simplemente asintió y salió de la habitación.  
 
Mulder se movió uno centímetros en la cama, invitándola para que se echara a su costado.  
 
- No, Mulder. Alguien puede vernos – se negó Scully.  
 
- Tú trabajas aquí, no creo que alguien te diga algo – insistió Mulder.  
 
- Justamente por eso se vería peor – replicó Scully, pero al ver la cara de desvalido que puso Mulder, cambió de idea, y se subió con él. Se acomodó de costado, posando su cabeza sobre el pecho de Mulder. De pronto empezó a sentir las manos de su compañero acariciándole el cabello y soltó un suspiro.  
 
- Y eso ¿por qué fue? – le preguntó Mulder siguiendo con la caricia.  
 
- Por nada – respondió ella rápidamente, avergonzada de que la hubiera escuchado.  
 
- Tenías miedo de que aceptara la propuesta de Skinner, ¿no? – dijo acertando con los pensamientos de Scully.  
 
- Realmente creí que lo harías – le confesó Scully.  
 
- Pues quédate tranquila, porque no lo haré. Podré conseguir un trabajo por aquí cerca ¿Crees que volvería a arriesgar la posibilidad de tenerte de esta manera? Nunca más – Dijo inclinándose para besar la cabeza de la mujer que descansaba entre sus brazos. Ella sonrió, aferrándose más fuerte al cuerpo que la sostenía. Se sintió más tranquila. 
 
*** 
 
FIN 
 
Terminado 25/03/09 
 
 

Continua: No

Comentarios: Yes / Si

Email del Autor: quequeeg0824ARROBAhotmail.com