Nombre del Fanfic: Echando raíces: La mañana siguiente

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Arcadia's Dream

Romance

Fanfic: Echando raíces: La mañana siguiente 
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.  
Tipo: MSR, Post-Serie  
Spoilers: The Truth, IWTB (pero el fanfic transcurre años antes) 
Nota: El fanfic transcurre un año después de que Mulder y Scully escaparan de los supersoldados en el último capítulo de la serie.  
Nota 2: Este fanfic es una continuación de “Echando raíces: La primera noche” pero se puede leer por separado.  
 
*** 
 
Mulder despertó de la misma forma que lo llevaba haciendo durante el último año, sin interrupciones: con Scully a su lado. Ella dormía de espaldas a él con la sábana cubriéndole sólo hasta la cintura, dejando su espalda desnuda al aire libre. Mulder se acercó por atrás y asomó la cabeza por sobre su hombro para verla dormir, y sonrió. Ella no se movió ni un milímetro, lo cual indicaba que dormía profundamente, a pesar de que ya había amanecido. La luz del día entraba por la ventana empañada por la nieve que había caído durante toda la noche. Mulder se apoyó en su cuello, donde plantó pequeños besos, hasta que la sintió revolverse suavemente.  
- Buenos días - Dijo Mulder con una sonrisa. Scully se removió un poco mas y por fin abrió los ojos - Lo siento, no quise despertarte - agregó él aparentando inocencia.  
- Mentiroso - Scully arrastró la palabra y su voz salió ronca, como cada vez que acababa de despertar. Mulder la besó una vez mas en una de las adorables pecas de su espalda, mientras reía. Luego ella se dio la vuelta, quedando los dos frente a frente - Buenos días a ti también - dijo y lo besó en la punta de la nariz, jugando, a lo cual él respondió mas en serio besándola en los labios. Scully continuó con el beso, dándole mas fuerza, mientras Mulder la abarcaba completamente con sus brazos. En un momento Scully llegó a ver los números rojos del despertador que señalaban la hora y abrió mas grande los ojos espantada. Ya eran las ocho de la mañana. Se separó unos centímetros de la boca de Mulder para poder hablar, con voz preocupada.  
- ¿El reloj despertador está a la hora? -  
- ¿Qué? - Preguntó Mulder sin prestarle mucha atención, intentando volver a besarla.  
- ¿El reloj despertador de tu mesa de noche está a la hora? -  
- Si, ayer le puse pilas nuevas ¿Por qué? - Mulder detuvo sus intentos por besarla y examinó los rasgos de su cara. Su expresión asustada le recordó a la de una adolescente que había pasado la noche con su enamorado y se le había echo tarde para ir a casa.  
- Tenía que llamar al hospital para cambiar la fecha de la entrevista - Mulder se mordió el labio inferior preocupado.  
- ¿A qué hora era la entrevista? - 
- A las nueve -  
- Aún puedes llamarlos - dijo Mulder tratando de sonar optimista. Scully asintió con la cabeza.  
- Deséame suerte - Mulder le sonrió y ella lo besó antes de salir de la cama. Cogió la sábana, pero antes de poder enrollársela al cuerpo, Mulder le dio una palmada en su trasero desnudo.  
-Suerte - Scully sorprendida volteó a mirarlo de inmediato, y lo encontró sonriéndole con todos los dientes, como si acabara de cometer una travesura. Su sonrisa adorable de niño junto con el aire lascivo de sus ojos generaron un extraño contraste. Scully le devolvió la sonrisa y terminó de cubrirse con la sábana antes de coger su celular de la mesa de noche.  
- No es justo, así no puedo disfrutar del paisaje- comentó Mulder cuando ella caminó hacia la puerta de la habitación. Scully no volteó a mirarle esta vez, pero no pudo evitar sonreír.  
Mulder permaneció echado en la cama por un breve momento. Esperaba que Scully pudiera posponer la fecha de la entrevista, porque sino su sentimiento de culpa sería muy grande. Ella estaba intentando cambiar el día de la cita por él más que por los dos, y no quería que esto le trajera problemas.  
Se levantó de la cama, se puso el boxer de la noche anterior, y esquivando la ropa tirada en el suelo, llegó hasta la puerta. Apoyó un hombro en el marco y observó a Scully en silencio, mientras ella hablaba por el celular. Pasó por delante suyo un par de veces, explicando con tranquilidad sus razones para posponer la cita a algún doctor importante del hospital. La conversación pareció ir bien, ella no tuvo que insistir mucho con su excusa, y cuando al fin colgó, la expresión de su cara era de satisfacción.  
- ¿Todo bien? - preguntó Mulder sólo para obtener la confirmación.  
- Si, todo bien - respondió ella con una sonrisa. Él alargó el brazo que no estaba pegado a la pared y Scully no perdió ni un segundo en dejarse abrazar, con su nariz levemente aplastada contra un costado del pecho de Mulder. Luego de unos segundos en esa posición, el la besó en la frente; un gesto de amor muy especial entre los dos. 
- ¿Entonces, qué hacemos hoy día? - preguntó Mulder. Su mano descansaba de manera casual sobre la parte de la sábana que debía cubrir la cintura de Scully.  
- Todavía hay cosas que no hemos terminado de acomodar y podríamos adornar un poco la casa por Navidad -  
Ella realmente estaba emocionada por la llegada de la Navidad. También le había mencionado aquello la noche anterior, pero no podía ser de otra manera. La Navidad pasada había sido la mas triste de todas. El cuarto de un hostal en medio de la carretera no era precisamente el mejor lugar para una celebración. Además, aparte del hecho de haber logrado seguir juntos, no tenían motivos que celebrar. Llevaban una vida de fugitivos, y lo mas angustiante era que William, su hijo, no estaba con ellos. Ahora tampoco lo estaría, y quizá nunca lo tendrían de nuevo a su lado, pero al menos el haberse mudado a una casa, el sentirse dueños de un lugar donde podrían vivir los dos, había mejorado mucho su ánimo. Ella parecía muy entusiasmada de pasar como se debía esta Navidad, y él no iba a ser quien le arrebatara esta alegría, aunque sabía que terminarían llorando porque el estar sin William era demasiado doloroso. Ya era difícil vivir cada día del año sin él, pero pasar estas fiestas alejados de su bebé era aún peor. 
- Me parece bien, pero primero desayunemos algo. Me muero de hambre - dijo Mulder rozándose la barriga - Ayer sólo cenamos palomitas de maíz y cerveza - Ella asintió, recordando eso.  
- De acuerdo, voy a ver que hay que podamos desayunar - 
Scully se cambió la sábana por una ropa muy de casa, un pantalón de algodón de hacer ejercicios a la cadera y un polo blanco con el logo de una universidad que se había comprado en una tienda de ropa barata hacía unos meses. Mulder la observó todo el rato sentado a los pies de la cama mientras se vestía con lentitud. Scully sabía que a él le gustaba lo que veía, y a ella le gustaba darle estos espectáculos de ves en cuando.  
Cuando terminó de cambiarse Mulder hizo puchero, y Scully salió riendo de la habitación. En ese momento él se tiró de espaldas de la cama con los brazos cruzados detrás de la cabeza. Scully le había dado la orden - si, ella le daba órdenes - de hacer la cama y recoger la ropa que estaba esparcida en el suelo, pero antes debía de esperar a que le calmara la excitación que la pequeña actuación de Scully le había provocado.  
 
*** 
Scully seguía sonriendo cuando llegó al primer piso. Se acercó a la mesa de centro de la sala a recoger las dos latas de cervezas vacías y el bol , y los llevó a la cocina. Botó las latas y las pocas palomitas de maíz ya frías que habían sobrado en la basura y después abrió la refrigeradora. En la mañana del día anterior durante el trayecto a su nueva casa, Scully aprovechó el momento en que tuvieron que detenerse en un grifo para echarle gasolina al auto, para comprar algunas cosas para comer. No era gran cosa, solamente huevos, pan de molde, café, un par de cajas de jugo de naranja, sal y azúcar. Se recordó a si misma que mas tarde tendría que ir a la tienda por mas alimentos.  
Preparó unos huevos revueltos simples y estaba rellenando con ello unos panes de molde cuando escuchó a Mulder bajando por las escaleras.  
- Eres malvada - fue lo primero que le escuchó decir. Scully aún sin voltearse a verlo y sabiendo a que se refería su comentario, hizo una mueca traviesa e intentó esconder la risa. Luego sintió a Mulder acercarse a su espalda y apoyar la cabeza en su hombro.  
- ¿Con tocino? - preguntó al ver el huevo revuelto.  
- No. Mas tarde voy a salir a comprar mas comida, pero por ahora tenemos sólo esto -  
- Está bien. No me estoy quejando - dijo él - ¿Quieres que te ayude con algo? -  
- Puedes ir poniendo la mesa - propuso Scully.  
- De acuerdo - Él le dio una cariñoso beso en el cuello, haciéndola sonreír nuevamente, antes de reunir los cubiertos, tazas y platos y llevarlos a la mesa del comedor. Scully se dio la vuelta para mirarlo y vio que él estaba descalzo y sólo llevaba puestos unos boxers y una camiseta negra. Le encantaba provocarla de esa manera.  
*** 
Luego de desayunar se pusieron manos a la obra con las cajas que habían dejado por abrir. Estas albergaban sobretodo adornos y pequeños cuadros de sus antiguos apartamentos, de su época de agentes del FBI, y libros de ambos que Skinner había embalado en cajas y las había dejado en su casa hacía unos días, antes de que ellos llegaran a instalarse. Acomodaron todos los libros en una repisa en la sala, y para cuando terminaron de decorar la casa, ya era medio día. Todavía había una caja por abrir - la que contenía los expedientes de sus casos personales que alguna vez sustrajeron de los archivos del FBI y guardaron en el apartamento de Scully - pero esta la meterían en el armario de su dormitorio.  
- Por fin todo en su sitio - Scully dio un suspiro mientras miraba a su alrededor. A su lado, Mulder también contemplaba el trabajo realizado con orgullo. Hasta esa mañana la sala se veía abandonada con sólo algunos muebles y el televisor, pero ahora con los libros, adornos y cuadros en las paredes se sentía realmente como un hogar. Además, el hecho de que estuviera decorada con algunas de sus antiguas pertenencias la hacía mucho mas familiar.  
- Hicimos un buen trabajo - comentó Mulder sonriendo - Lo único que faltaría es mi pecera - añadió en broma y Scully lo miró con cierta ternura porque sabía que sus palabras escondían algo de añoranza. Por muchos años sus peces le habían brindado compañía durante las noches. La luz de su pecera junto con el leve ronroneo del estanque le daba seguridad, al igual que lo hacía el televisor. Dormir con el televisor encendido era uno de sus hábitos. Scully recordó las numerosas veces en los moteles con su compañero dormido en la habitación del costado y el sonido del televisor acompañándolo toda la noche. El sonido también la reconfortaba a ella, y podía dormirse sabiendo que Mulder estaba muy cerca. Pero ya no necesitaban esa clase de ayuda. Ahora estaban juntos en todos los sentidos y planeaban quedarse así todo el tiempo que pudieran. 
- ¿Qué pasa? - preguntó Mulder al notar la intensa mirada de ella.  
- Nada - contestó Scully negando con la cabeza, pero Mulder sabía que le estaba mintiendo. La conocía muy bien como para no darse cuenta de que algo rondaba por su cabeza.  
- ¿Estás segura que no pasa nada? - insistió acercándose un paso. Scully pensó que con su actitud evasiva lo estaba preocupando sin ninguna razón, y sonrió para dejarle saber que todo estaba bien.  
- Sólo estaba pensando… en el pasado, cuando trabajábamos en el FBI, las noches en los moteles… - dijo Scully.  
- No creo que extrañes esa época. Muchas cosas malas nos pasaron en esos años - recordó Mulder con tono sombrío tomándola de las manos.  
- No todo fue malo - opinó Scully - Como te dije hace un tiempo, de ser necesario volvería a hacerlo todo de nuevo - Mulder rozó su barbilla en una caricia, y después la abrazó. El rostro de Scully encajó perfecto en el espacio entre su hombro y su pecho, mientras él le frotaba suavemente la espalda. Luego la llevó hasta el sillón, donde se sentó pasando un brazo alrededor de los hombros de Scully.  
- Jamás cambiaría el hecho de haberte conocido, pero si pudiera borraría todo lo malo que te pasó -  
- Y lo que te pasó a ti - dijo ella levantando la cabeza para mirarlo a los ojos. El besó su frente sonriendo y luego Scully se acomodó sobre su regazo. Mulder peinó su cabello con sus manos, relajándola con el suave movimiento. Por un momento sólo escuchó el sonido bajo de su respiración , hasta que ella levantó la cabeza.  
- ¿Mulder? -  
- ¿Si? - 
- Te suena la barriga - dijo ella empezando a reír. Mulder sonrió avergonzado. 
- Lo siento. Creo que me quedó corto el desayuno - Scully volvió a sentarse derecha sobre el sillón.  
- Me parece que es hora de que vaya a hacer las compras - dijo ella levantándose y se paró frente a Mulder, quien seguía sentado - ¿Estarás bien solo durante un rato? - le preguntó frunciendo el seño. 
- Prometo no hacer ningún destrozo - Juró Mulder en broma alzando la palma de su mano.  
- De acuerdo. Me quedo mas tranquila - contestó ella sonriendo mientras se mordía ligeramente el labio inferior.  
 
*** 
Mulder se sintió un poco como el niño de “Solo en casa” al despedirse con la mano de Scully mientras la veía marcharse en el auto. Sabía que sólo se iría por unas horas, pero hacía tanto que no se separaban por más de unos minutos, que sintió cierta sensación de abandono. Cuando la perdió de vista se volteó en dirección al centro de la sala, sin saber que hacer. A esa hora del día no pasaban nada interesante en la televisión y quedarse parado en un mismo sitio resultaba ridículo, por lo que se puso a dar vueltas por la casa.  
Entró en el pequeño cuarto que había descubierto el día anterior al lado de la cocina y pensó en lo que podría hacer con él. Tal vez podría convertirlo en una oficina. Poner un escritorio, una computadora y quizás un corcho donde pudiera colgar sus recortes sobre sucesos extraños. Le daría mas vueltas a esa idea en los próximos días.  
Salió de la habitación y se acercó a la ventana del frente de la casa desde donde pudo ver un camión cisterna cruzando la carretera. Observó los árboles que crecían en su propiedad y recordó que Scully quería que cortara un árbol para decorar. Nunca había cortado uno, pero se imaginó que podría arreglárselas con uno pequeño. Había dejado de nevar en algún momento durante la mañana, por lo que podía salir a realizar el trabajo. 
Casi una hora después entró a la casa cargando un árbol que medía sólo un poco más de cien centímetros, pero que lo hizo sentir muy orgulloso de si mismo. Estaba seguro que en el futuro, con la práctica y herramientas mas apropiadas iba a poder cortar árboles mucho mas grandes. 
Le buscó un lugar en la sala y después de quitarse el gorro de lana y la casaca, empezó a limpiar la tierra que había dejado caer el árbol por el camino. Scully debía de llegar en cualquier instante por lo que se sentó en el sillón a ver televisión mientras la esperaba. Veinte minutos mas tarde estaba viendo un aburrido documental sobre peces del mar cuando escuchó el familiar sonido del auto de Scully. Salió a abrirle la puerta en el momento que ella se bajaba del carro para abrir la verja. La esperó hasta que llegó al pórtico y después se acercó a saludarla. El frío comenzó a helarlo, recordándole que se había olvidado de abrigarse, pero podría aguantar si sólo se quedaba afuera un par de minutos.  
- ¿Podrías ayudarme a bajar las cosas del auto? Están en la maletera - le indicó Scully, y él de inmediato caminó hasta la parte trasera del auto y abrió la maletera. 
- Si que saliste a gastar, Scully - Soltó un silbido mientras ella sacaba dos bolsas más del asiento trasero del auto.  
- Compré comida para la semana y algunos adornos de navidad para cuando te animes a cortar él árbol - comentó Scully con ironía.  
Mulder cogió tres bolsas y miró scully caminar hacia la entrada de la casa. Su rostro se iluminó al imaginarse la sorpresa de Scully cuando entrara y descubriera el árbol. Estaba de camino al pórtico cuando escuchó la exclamación emocionada de Scully. Se apresuró en llegar hasta la puerta y luego de dejar las cosas en la mesa de la sala, se acercó a Scully, quien observaba el árbol colocado a un lado del sillón.  
- ¿Te gusta? - le preguntó pasando un brazo por su espalda - Sé que no es muy grande, pero…. -  
- ¡Es perfecto! - dijo ella con una sonrisa, poniéndose de puntillas y abrazándolo del cuello. El se agachó unos centímetros y besó su cabeza  
- Gracias - susurró Scully con la voz ligeramente quebrada, y Mulder sonrió atrapado también por la emoción.  
- Lo que sea que te haga feliz, Scully -  
 
FIN 
 
Jueves 03/02/2011 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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