Nombre del Fanfic: Echando raíces: La primera noche

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Arcadia's Dream

Romance

Fanfic: Echando raíces: La primera noche 
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.  
Tipo: MSR, Post-Serie  
Spoilers: The Truth, IWTB (pero el fanfic transcurre años antes) 
Nota: El fanfic transcurre un año después de que Mulder y Scully escaparan de los supersoldados en el último capítulo de la serie.  
 
*** 
 
La película había terminado hacía un rato y ahora estaban pasando las noticias deportivas. Mulder miraba con atención el resumen de los partidos de la NBA del fin de semana. Los Knicks habían perdido de nuevo. No se sintió muy decepcionado, después de todo, su equipo hacía un tiempo que no lograba realizar una buena temporada. Suspiró y bajó la mirada hacia Scully, que dormía con la cabeza apoyada en su pecho y las piernas recogidas sobre el sillón. Ella había caído vencida por el sueño antes de que acabara la película. Mulder le acarició el cabello con cariño y sonrió. Luego paseó la vista por la sala. Estaba oscuro pero gracias a la luz que emitía el televisor pudo ver las cajas que aún no habían abierto en el suelo. Lo principal ya lo habían acomodado en sus respectivos lugares, pero todavía habían adornos y otras cosas más que no habían sacado de las cajas. Luego de pasar un año viviendo en hostales, tratando de ocultarse de quienes los buscaban, finalmente Skinner les había dicho que estarían a salvo si es que decidían asentarse en un lugar. Al parecer se habían cansado de buscarlos, y ya no corrían tanto peligro como al principio. Incluso Scully podría empezar a trabajar, pero Mulder no confiaba en que fuera seguro para ella.  
Apagó la televisión y se levantó del sillón tras apartar cuidadosamente la cabeza de Scully de encima suyo. La estaba alzando en brazos cuando ella despertó.  
- ¿Que hora es? - preguntó Scully con voz adormilada. Mulder la dejó sobre el sillón y la vio apartarse un mechón de cabello rojizo de la cara. Desde que emprendieron la huida Scully se había dejado crecer el cabello y ahora le llegaba por debajo de los hombros.  
- No muy tarde, pero creo que ambos estamos cansados. Ha sido un día agotador arreglando las cosas en la casa -  
- Si, además mañana tengo que levantarme temprano para ir al hospital - dijo Scully. Mulder hizo un gesto de disconformidad con la boca que se perdió en la oscuridad de la sala. La ayudó a levantarse del sillón tirando de su mano, y después de improviso la envolvió en un abrazo. Cerró los ojos mientras sentía los brazos de Scully cerrándose en su espalda.  
- Estaremos bien aquí, Mulder - dijo ella en voz baja pero segura. Mulder sonrió por esa capacidad suya de saber cuando él estaba preocupado por algo, sin haberle dado muchas señales.  
Abrió los ojos y miró de nuevo a su alrededor, recordando a Skinner diciéndoles apenas hacía una semana que había conseguido una casa para ellos en la zona rural de Virginia. Estaba rodeada por una enorme cerca y por grandes árboles que en esta época del año lucían descoloridos. Habían llegado en pleno invierno y la nieve caía sin cesar. Lo más cerca que estaban de una tienda, restaurante o cualquier tipo de civilización era a veinte minutos en carro, lo cual hacía de este el lugar perfecto para que pudieran vivir tranquilos. Aunque Scully tenía de nuevo la libertad para trabajar y relacionarse con otras personas, él aún debía de permanecer aislado, por lo que esta zona había sido la opción mas acertada. A un poco menos de media hora de su casa quedaba el hospital donde Scully había aplicado para conseguir un trabajo. No había hecho una carrera trabajando como doctora; durante su tiempo como agente del FBI sólo había tratado a gente que ya estaba muerta, pero tenía el conocimiento y el hospital era pequeño y le hacía falta doctores, por lo que ambos confiaban en que podría empezar a trabajar allí. Estaban seguros de que el sueldo no sería muy alto, al menos al comienzo, pero los dos conservaban aún parte de sus ahorros, y no tenían muchas cuentas que pagar. La casa y el auto que tenían era propios, aunque no estaba a nombre de ninguno de los dos por seguridad. No tendrían que pagar cuentas de teléfono, ya que les bastaba con sus celulares, y estos tampoco los utilizaban demasiado. Lo único en que tendrían que gastar era en electricidad y agua, por lo que podrían vivir cómodamente con el dinero que Scully ganaría y los ahorros que tenían. A él no le agradaba en absoluto que Scully fuera la única que llevara dinero a la casa, pero no había otra manera.  
Scully lo soltó y poniendo las manos en su cintura, hizo que volviera la mirada hacia su rostro. Como cada noche deseó que ella no hubiera tenido que sacrificar tantas cosas por haber escapado con él, pero como cada noche también se sintió agradecido porque ella siguiera fuerte a su lado.  
Una vez le preguntó como había sido capaz de dejar a su familia atrás, y cuando le respondió que sólo lo necesitaba a él para vivir, Mulder se dio cuenta que podía amarla aún mas. Sabía que Scully era sincera, pero la había descubierto en varias ocasiones contemplando las fotos de su familia cuando creía que él no se daba cuenta, y también la había visto muchas veces pensando en silencio. En esos instantes de introspección Mulder rogaba que no estuviera arrepintiéndose de su decisión, y cuando la veía sonreírle con amor un momento después, respiraba hondo con alivio porque sabía que ella no tenía dudas. 
- ¿Vamos al dormitorio? - preguntó Scully.  
- Si - contestó él. Se dieron un beso corto en los labios y luego Scully empezó a caminar hacia las escaleras. Se dio media vuelta cuando notó que Mulder se había quedado parado.  
- ¿Vienes? - preguntó estirando un brazo hacia él.  
- Si, en un momento. Voy a revisar que todo esté cerrado - 
- De acuerdo. No te demores -  
- No lo haré - le aseguró Mulder mostrando una suave sonrisa. La vio subir por las escaleras, vestida con su piyama, hasta que llegó al segundo piso, y después comprobó que todas las ventanas estuvieran cerradas y aseguradas con sus respectivos pestillos. Al llegar a la puerta principal y revisarla también, se situó frente a la ventana que había a un lado y corriendo un poco la cortina, observó el exterior. Vio la nieve que caía incesante sobre su terreno ya abarrotado de nieve, la carretera y más allá las hectáreas de pastizal ahora cubiertos de blanco que se extendían por cientos de kilómetros. Era una zona muy solitaria, y por eso mismo era fácil para Mulder detectar cualquier movimiento extraño. Al no ver nada sospechoso, volvió a correr la cortina y subió las escaleras al trote.  
Encontró a Scully recostada en la cama, con un libro sobre su regazo y la lámpara de su mesa de noche encendida.  
- ¿Todo bien? - preguntó ella viéndolo entrar al baño.  
- Si, todo cerrado, y nada sospechoso afuera - contestó Mulder orgulloso de si mismo mientras echaba un poco de pasta dental en su cepillo de dientes.  
- Mulder… - Ël detectó el tono de advertencia en su voz y se apresuró en decir con la boca llena de crema dental: 
- Lo sé, lo sé… -  
- No vamos a seguir con eso, Mulder. Skinner ya nos dijo que es seguro -  
- Lo sé - repitió él cansado y escuchó a Scully resoplar con fuerza. Mulder pensó antes de tragarse la pasta de dientes y al final decidió enjuagarse la boca. A Scully no le parecía nada higiénico ese hábito suyo de pasarse la pasta dental, por lo que estaba tratando de cambiarlo, especialmente porque luego a ella no le gustaba besarlo con el resto de la crema en su boca.  
Scully leía su libro con el seño ligeramente fruncido cuando Mulder se acercó a la cama. La miró fijamente, incitándola a que le devolviera el gesto, pero ella no desvió la vista de las páginas de su libro.  
- Lo siento, Scully. Sé lo que dijo Skinner, pero no puedo evitarlo. Quiero tener la seguridad de que estamos seguros aquí, o al menos que tú lo estás - Mulder terminó hablando en un tono dulce que ablandó a Scully. Alzó la cabeza, encontrándose con los ojos de Mulder que le suplicaban su perdón.  
- No digo que dejemos de ser cuidadosos, de hecho tenemos que seguir siéndolo - Scully le tendió una mano, y Mulder se sentó en la cama antes de cogerla - Tú aún debes permanecer escondido, pero no quiero que sigamos como en los meses anteriores, asustados por el mas mínimo sonido de afuera. Quiero que vivamos lo mas tranquilamente que podamos. Además, ¿Has visto esta casa? Nadie sospecharía que estamos aquí - Scully acabó hablando con una sonrisa que hizo eco en Mulder - No mas noches en vela, ¿de acuerdo? - Mulder sonrió aceptando, pero no estuvo muy seguro de poder cumplir la promesa. Llevó la mano de Scully a su boca y la besó.  
- De acuerdo - contestó suavemente. Dejó la mano de Scully sobre la cama y se paró para cambiarse el pantalón de jean por el de piyama, y sacarse la camiseta. Luego se echó sobre su lado izquierdo de la cama.  
- ¿Vas a seguir leyendo? - preguntó al ver que Scully no había apartado el libro.  
Scully meditó un momento, mientras observaba la hora en su reloj despertador, y cerró el libro.  
- No, creo que ya debo dormir - respondió poniendo la novela sobre la mesa de noche. Mulder sabía a que se debía su decisión, pero se quedó callado. Mañana tenía programada la entrevista en el hospital, a la cual él no quería que fuera, porque pensaba que era muy pronto para que se expusiera. Su idea había sido que esperaran hasta que pasaran las fiestas por año y navidad - para lo cual faltaba tres semanas - mientras constataban que la zona era segura, pero le habían dado esa fecha a Scully, y ella había aceptado, preocupada de que tal vez no tendría otra oportunidad en ese hospital si es que la posponía ahora.  
Scully apagó la luz de la lámpara de su mesa noche, dejando la habitación a oscuras. Se acomodó al costado de Mulder y recostó la cabeza sobre pecho. Esta vez Mulder había ocultado bien su inquietud. Pasó un brazo por su espalda mientras ella lo abrazaba por la cintura.  
- Se siente bien dormir en una cama dentro de una casa que es nuestra - comentó Scully con satisfacción.  
- No mas hostales - afirmó Mulder y unos segundos después escuchó la respiración profunda de Scully que le indicaba que se había dormido. Le sorprendió que fuera la primera vez en un año que ella se quedaba dormida tan rápido. Debía ser la seguridad que le daba saber que estaban en su propia casa. El cambio la había hecho feliz, y a él también, aunque los temores aún permanecían. Recordó que en los primeros meses después la huida, Scully y él se habían turnado durante los noches para que uno pudiera dormir y el otro vigilara los carros que llegaban de madrugaba al hostal o estuviera atento a si alguien intentaba entrar a la fuerza a su cuarto. Al cabo de cuatro meses, mas confiados, ya no había sido necesario que se turnaran. Scully podía dormir sus ocho horas necesarias, sin embargo, él permanecía despierto casi la mitad de la noche, alerta a cualquier ruido sospechoso, hasta que Scully descubrió lo que hacía y lo amenazó con darle pastillas para dormir si continuaba así. Mulder empezó a dormir mas horas, pero su oído se había vuelto mas sensible y se despertaba ante el sonido mas insignificante. Una noche esto le sirvió para evitar un asalto al hostal de turno, al avisar al dueño del lugar antes de que los maleantes pudieran acercarse demasiado a recepción. Ahora incluso el ruido de un alfiler chocando contra el suelo era capaz de despertarlo.  
Cerró los ojos, tratando de que el sueño se lo llevara, pero el sonido de los copos de nieve golpeando el tejado de la casa lo molestaban. Finalmente se quedó dormido hasta que una hora después algo lo despertó. Escuchó unos crujidos que provenían de la misma casa. Sabía que no se trataba de un fenómeno paranormal, que sólo era la madera contrayéndose ante la falta de luz solar, pero su imaginación empezó a volar. Pronto creyó escuchar pisadas, y ya no pudo permanecer tan tranquilo. Scully se había movido unos centímetros a su derecha y lo había soltado, por lo que le fue fácil salir de la cama sin que ella lo notara.  
Se puso la camiseta que había dejado sobre una silla y bajó las escaleras despacio y en silencio. Como su parte racional ya lo suponía no había nadie dentro de la casa aparte de sus dos nuevos habitantes. Se acercó a la ventana frontal de la casa y miró hacia afuera. El panorama no había cambiado nada a como lo dejó hacía unas horas. La nieve seguía amontonándose por todos lados, los árboles se movían empujados por el viento, y no paseaba ni un alma por la calle. Se dio media vuelta cuando escuchó el rechinido de las escaleras y vio a Scully bajando cubierta con una bata blanca y en pantuflas.  
- ¿Te desperté? - le preguntó con voz culpable.  
- Te sentí salir de la habitación hace unos minutos y como no subías decidí venir a ver que pasaba - contestó Scully acercándose hasta llegar a su lado. Mulder besó su cabeza y junto con ella se volvió de nuevo hacia la ventana - ¿Viste algo sospechoso afuera? -  
- Nada. Sólo revisaba - Mulder esperaba la mirada reprobatoria que Scully le dio, pero esta vez su ceja alzada lo hizo reír, y la abrazó haciendo que el rostro de ella quedara en su pecho.  
- Pensé que se habían acabado las noches en vela - le dijo ella calmada con sus brazos rodeando su cintura.  
- Lo siento. Oí unos crujidos y decidí bajar -  
- No necesito hablarte sobre las propiedades físicas de la madera, ¿verdad? Durante el día la luz del sol la dilata y cuando la temperatura baja durante la noche… -  
- La madera se contrae y es lo que causa el ruido - terminó de explicar Mulder por ella. Ambos sonrieron y se quedaron en silencio por cerca a un minuto. Scully sintió que podría quedarse dormida en pie, entre los brazos que la cogían con fuerza. Cerró los ojos, sintiendo la somnolencia apoderándose de ella hasta que la voz de Mulder la hizo reaccionar.  
- ¿Estás dormida?-  
- No, sólo estoy descansando los ojos - bromeó y los dos se rieron - ¿Mulder? - Dijo luego de otro momento de silencio.  
- Dime - 
- ¿Qué te parece si mañana ponemos las cosas de Navidad? -  
- No tenemos ningún adorno de Navidad -  
- Mañana podría salir a comprarlos y tú puedes mostrarme alguna de tus habilidades masculinas cortando un árbol para adornar - A Mulder le hizo gracia el comentario sobre sus habilidades, pero lo dejó pasar por el momento.  
- ¿Y en que momento piensas hacer todo esto? Mañana tienes que ir a la entrevista - Scully se tomó su tiempo antes de contestarle.  
- No voy a presentarme mañana - respondió con resolución. Mulder, sorprendido, puso los manos sobre sus hombros y la separó ligeramente.  
- ¿No vas a ir? - Scully negó con la cabeza. Ella estaba muy tranquila mientras Mulder no sabía si sentirse feliz o culpable por su cambio de decisión - ¿Estás segura? No quiero que dejes este trabajo por mi -  
- No voy a dejarlo, Mulder. Mañana a primera hora voy a llamar para aplazar unos días la entrevista -  
- ¿Puedes hacer eso? -  
- Les diré que no pudimos mudarnos todavía, y yo creo que entenderán - Mulder la miraba preocupado aún - Mulder, tranquilo, todo va a estar bien. Aprovecharemos este tiempo para arreglar un poco la casa y conocer la zona. Estoy segura que cuando pasen las fiestas, la oportunidad seguirá allí ¿Te parece bien? - 
- Me parece genial - dijo él con una enorme sonrisa y volvió envolverla en un abrazo. Ella sonreía también por haberlo hecho feliz. Aunque Mulder no le había dicho nada, sabía lo preocupado que estaba porque ella volviera a trabajar tan rápido, apenas se habían mudado a la nueva casa. Ella tampoco quería separarse de él por tantas horas al día tan pronto, por lo que su decisión había sido tomada influida por estas dos situaciones.  
- Y hablando de trabajo, ¿te sientes bien con todo esto? - preguntó él en un tono mas serio - Me refiero a que yo me quedé en casa, mientras tu sales a trabajar. No es lo usual - Sintió el golpe juguetón de Scully en su trasero y se disculpó de inmediato, riendo - Perdón, no quería que sonara nada machista -  
- ¿Entonces qué? - 
- Creo que no me voy a sentir muy bien contigo trabajando, trayendo el dinero a la casa mientras yo simplemente me quedo aquí -  
- No lo arreglaste mucho - comentó Scully sarcástica.  
- Sabes a lo que me refiero. Tú y yo trabajamos por mas de siete años juntos como compañeros del FBI, y ya ni recuerdo cuantas veces me salvaste el trasero -  
- Era un trasero muy bonito como para no ser salvado - juzgó Scully dando un paso hacia atrás, pero manteniendo las manos en la cintura de Mulder.  
- ¿Y ya no lo es? - protestó él con tono ofendido.  
- Ahora lo es mucho mas - Scully sonrió provocadora.  
- ¿Qué fue lo que dijiste acerca de mis habilidades masculinas? Si quieres te puedo mostrar alguna de ellas - dijo Mulder con un acento seductor.  
- ¡Me encantaría! -  
Empezaron a caminar hacia las escaleras con las manos de Mulder sobre los hombros de Scully, pero antes de llegar al primer escalón ella comenzó a correr y Mulder la persiguió hasta su dormitorio.  
 
FIN 
 
22/12/10 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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