fanfic_name = Pecados en la oscuridad

chapter = 5

author = Luvi_trustno1

dedicate = Autor: Luvi_trustno1

Disclaimers: No son míos, CC jamás se hubiera atrevido a escribir algo como esto, jejeje

Spoliers: Ninguno, créanme.

Dedicatoria:

Muy especialmente a mi amix Dimna_scully, por su confianza (tú sabes de dónde sale esta idea) y a todos aquellos que puedan seguir estas líneas.

Feedback: voy a agradecer muy especialmente cualquier comentario y apreciación no solo respecto del fic sino del tema en general porque es la primera vez que me aventuro a tocarlo de este modo; si no quieren hacerlo público, ya saben: susurro_indiscreto77ARROBAhotmail.com.

Nota 1: Por la temática tratada puede considerarse este fic como NR-18.

Nota 2: Si quieres seguir estas líneas, tienes que tener la “mente abierta a un universo de posibilidades”, caso contrario ni empieces.

 

¡No me odien, por favor!

 

*****

 

 

Rating = arcadias_dream

Type = Angst

fanfic = 5. Cosas Nuevas

 

 

Annapolis, Maryland.

Apartamento de Dana Scully.

Tres días después.

 

Scully se miró por última vez en el espejo y se dirigió a la puerta, pero el sonido del teléfono la detuvo.

 

- Scully.

- No vayas a salir.

- ¿Mulder?

- Paso por ti en diez minutos.

- Pero…

 

No pudo concluir la protesta. “Diablos”, masculló y se dirigió a su dormitorio para sacar del armario la bolsa de viaje que siempre tenía preparada para casos imprevistos.

Es decir para cuando a Mulder se le ocurriera.

“Al menos podría haberme dicho a donde vamos esta vez”

Un ruido, como el de un golpe seco que provenía de la cocina, la sacó de sus murmuraciones.

“¡Pero qué…!”

Allí, adherida a la ventana, una flecha con un chupón de goma en la punta y un mensaje.

Miró hacia abajo.

Vestida de Cupido, Michelle hacía una reverencia y enviaba un eso volado. En seguida se alejó, despacio, ajena de las miradas que arrancaba a su paso.

Aún se quedó mirándola unos instantes sin salir de su asombro.

Luego desprendió la flecha y se dirigió a la sala mientras la hacía girar entre sus manos.

Desprendió la nota para leerla,

 

“Ah! Je ne sais plus lire!

Tous les mots confondus disent ensemble ton nom

 

Sonrió.

Los golpes en la puerta le anunciaron la llegada de su compañero. Guardó la nota en el primer cajón de su escritorio y fue a abrir.

 

- ¿Lista?

- Sí, espera un momento, voy por la bolsa –dijo dejando paso a su compañero.

 

Mulder cerró la puerta y empezó a dar vueltas por la sala. Sus ojos se posaron sobre la flecha.

 

- Al menos podías avisarme antes si vamos a viajar –Scully salió.

- ¿Practicas para hacer de Diana la Cazadora?- dijo Mulder mostrándole la flecha.

- Ahhh… La encontré pegada a la ventana de la cocina –ella fingió no darle importancia.

- ¿Traía algún mensaje?

- No… que yo haya visto –se dirigió a la puerta –Y no me cambies la conversación.

- Vamos Scully. En tanto tiempo trabajando juntos hay cosas que no necesitamos decirnos –la siguió sosteniendo la flecha.

- ¿Y a dónde es esta vez? Al menos…¡¿quieres dejar eso?!

- ¿Por qué?... Siempre me he preguntado qué sería hacerla de Cupido.

 

Scully le dirigió una de esas miradas recriminatorias a la que él correspondió con aquella de niño inocente que tan bien manejaba.

Ella cerró los ojos y suspiró antes de salir del departamento.

 

- Vamos a ver a quién podemos flechar en New Yersey –dijo Mulder mientras cerraba la puerta.

 

 

**************************************************

 

 

Hotel Galaxy

New Yersey.

Día siguiente.

 

 

- Creo que es todo –dijo Scully dejándose caer en la cama.

- No creo que debamos dejarlo todo tan pronto. Sé que está allí, Scully.

- Mira Mulder –ella se incorporó- no pienso pasar otra noche de febrero congelándose en el bosque de Jersey para nada.

- Sabes que tengo fundamentos…

- Sé que estoy cansada. Me daré un baño y pediré algo de comer y te sugiero que hagas lo mismo si vas a regresar a Washington conduciendo porque te juro que contigo o sin ti yo me voy de aquí.

 

Mulder dejó que su compañera hablara sin interrupciones. Estaba molesta y la comprendía, aunque era extraño que ella reaccionara de ese modo.

Durante la semana anterior había estado muy extraña y no quería arruinar la relativa calma que había rodeado su relación los últimos tres días.

 

- De acuerdo –le dijo- ¿Qué te parece si tú te das ese baño mientras yo busco algo de comer y luego aprovechamos que los cuartos están pagados para …

- Mulder no estoy para juegos…

- Para descansar y mirar algo de televisión. A menos que quieras ir a Atlantic City a probar suerte…

 

Scully suspiró. ¿Por qué le había respondido así? Se daba perfecta cuenta de que estaba dejando traslucir sus frustraciones más allá y de que Mulder intentaba apaciguar las aguas.

 

- De acuerdo –hizo un amago de sonrisa- pero date prisa porque tengo hambre.

- Claro –cogió las llaves del auto- Disfruta tu baño.

- Lo haré.

 

La agente Dana Scully se dirigió al baño, dejó correr el agua en la bañera y empezó a desnudarse con lentitud frente al espejo, bajo la tenue luz que provenía de la habitación.

“Nada extraordinario”, pensó. Pequeña, piel blanquísima, quizás en exceso, labios carnosos bien dibujados, ojos azules de mirada triste.

Sintió golpes en la puerta. Cerró las llaves de la bañera y se puso el corto albornoz blanco.

O Mulder había ido a traer las hamburguesas de la esquina o recién se le había ocurrido preguntar si prefería comida china o pizza.

“¿Será capaz de pedir pizza a esta hora de la mañana?... ¿Y por qué no abre la puerta él mismo? ¿No tiene llaves?

Abrió la puerta.

 

- No vas a decirme que… -se le cortó la respiración.

- Hola… -al ver que Scully no salía de su asombro- ¿Puedo pasar?

- ¿Qué haces aquí?

- No rendirme…-dijo Michelle entrando a la habitación.

- ¿No rendirte? ¿De qué hablas? ¡No tienes ninguna oportunidad!

- Mon amie, será mejor que cierres la puerta; con esa prenda llamas mucho la atención.

 

Scully se fijó que, fuera, un huésped del motel no le quitaba la vista de encima. Lo miró levantando las cejas como preguntando “¿qué me ves?” y cerró la puerta.

Michelle estaba sentada en la cama.

 

- ¿Siempre te tiene de un lado para otro?

- Es parte de nuestro trabajo –Scully se recostó contra la pared y cruzó los brazos sin intención de alejarse de la puerta- Creí que preferías una vida así.

- Desde luego, pero yo lo hago por convicción, porque me gusta ser libre. Tú lo haces por seguirlo… No, no te sorprendas –dijo ante la mirada de Scully- No es difícil darse cuenta.

- Somos compañeros.

- Por favor Dana, eso no lo crees ni tú misma. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando con él? ¿Dos o tres años? No me lo digas, puedo saber por tu expresión que es más y sé que nunca te has sentido más sola que estando con él durante todo ese tiempo.

- No sabes lo que dices.

- ¿Ah no? –Ella se puso de pie y se acercó a Scully- ¿Y por eso no puedes manejar tus propios nervios cuando alguien se te insinúa?

- Yo no soy homosexual –fue la cortante réplica de Scully.

- ¿Crees que se trata de eso? – Michelle se puso enfrente de ella, muy cerca- ¿Crees que se trata de estúpidos prejuicios homofóbicos? ¿Crees que el haberte acostado con un dos o tres hombres en tu vida te definen como heterosexual?

- Michelle, yo… -Scully empezó a sentirse culpable por el tono de sus palabras ante la reacción de Michelle.

- Pues no, mon amie… -continuó ésta- Se trata de sentir. ¿Conoces lo que es eso? – Michelle llevó una mano a la mejilla de Scully.

- ¿Qué crees…?

- Se trata de amar… Michelle empezó a acercarse a su rostro lentamente.

 

Scully no lograba moverse, era como si sus músculos no le respondieran, sólo la miraba con los ojos muy abiertos, intentando captar por la boca todo el aire que su nariz parecía no poder.

Y entonces sintió en su boca el contacto suave de aquellos labios carnosos, un contacto delicado pero lleno de sensualidad acompañado del tacto de su mano suave que empezaba a deslizarse a través de su cuello.

Aunque no respondió al beso, tampoco lo rechazó. Sólo sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y algo parecido a una mano muy fuerte le estrujaba el corazón.

Fue la propia Michelle quien deshizo la unión con lentitud.

 

- Se trata –silabeó con lentitud- de dejarse amar, Dana.

 

Sin poder sostenerle la mirada pero sin dejar traslucir mayor emoción que el rubor manifiesto de sus mejillas, Scully abrió la puerta.

 

- Por favor vete –dijo con frialdad.

- Como quieras –susurró Michelle con tristeza- Hasta pronto.

 

Apenas la joven había salido de la habitación, Scully cerró la puerta con fuerza. Sin saber qué hacer, se llevó una de las manos a la frente y dio un par de vueltas en la habitación como si fuera una fiera enjaulada.

Sí, era así como se sentía.

Atrapada.

 

 

 

Continuará.

 

feedback = Sí/Yes

email = susurro_indiscreto77ARROBAyahoo.es