Nombre del Fanfic: Volviendo a la normalidad

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Arcadia's Dream

Romance

Fanfic: Volviendo a la normalidad 
 
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
 
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.  
Tipo: RST (Tensión sexual resuelta), un poco de angst por el final, pero casi nada.  
 
Spoilers: IWTB 
 
Feedbacks: Por favor, mándenme sus opiniones a sra_delfantasmalARROBAhotmail.com, en el espacio debajo del fic o por medio de los mensajes privados.  
 
Nota: Este fanfic lo escribí como una continuación de uno mío “Como en los viejos tiempos”, pero puede leerse por separado. 
 
Nota 2: Siento que este no es uno de mis mejores fanfics, pero tenía ganas de escribirlo desde hace mucho. Espero que les guste.  
 
*** 
 
No se sentía bien. Le dolía la cabeza, le ardía la garganta y sentía su nariz muy congestionada. Además de todo eso estaba solo en casa. Scully se había quedado de guardia en el hospital durante toda la noche. Mulder había intentado encontrar alguna pastilla para el resfrío en el gabinete del baño, pero entre tantos frascos de remedios, le fue imposible. Prefirió quedarse como estaba y esperar a que regresara Scully; sin embargo, con cada minuto que pasaba se sentía peor, por lo que a las doce del día decidió llamarla.  
El celular de Scully timbró sólo un par de veces antes de que le contestara, lo que le pareció una buena señal, ya que probablemente significaba que no estaba muy ocupada.  
- Mulder ¿Qué ocurre? –  
- Hola Scully ¿estás muy ocupada? – la saludó Mulder con una voz ronca y ella de inmediato se puso en alerta.  
- No suenas bien Mulder ¿Estás bien? –  
- Si… no… en realidad no – contestó el dubitativo.  
- Mulder ¿Qué pasa? – Volvió a preguntar Scully preocupada. Mulder resopló.  
- Creo que estoy un poco enfermo – le confesó al fin.  
- ¿Crees? Mulder, desde acá puedo notar que no estás bien. Ya estoy saliendo para allá ¿de acuerdo? – le dijo Scully apagando la computadora.  
- Todavía no es tu hora de salida – le recordó Mulder y estornudó.  
- Ya casi es hora de irme. Además en este momento sólo estoy haciendo algo de investigación en internet, lo cual puedo hacer desde casa – le explicó ella guardando sus cosas personales en su maletín. Mulder realmente deseaba que Scully regresara a casa, por lo que dejó de ponerle objeciones. 
- Está bien. Te espero – Colgaron sin despedirse, como se habían acostumbrado. Scully le avisó a una de las doctoras de su área que debía irse un poco antes por una emergencia que le había surgido y con pasos presurosos salió del hospital.  
Subió a su auto y con una velocidad más alta de la normal enrumbó a casa. Sabía que lo de Mulder no era nada grave, pero aún asi quería llegar cuanto antes para constatar como realmente estaba. El día anterior lo había visto bien, por lo que probablemente se trataba sólo de un virus pasajero. Aceleró y mantuvo la misma velocidad hasta que llegó a casa.  
Al entrar colgó su abrigo en el perchero mientras llamaba a su compañero.  
- Aquí estoy - le respondió Mulder desde la oficina.  
- Pensé que estabas enfermo – dijo Scully entrando a la pequeña habitación.  
- Lo estoy, pero también estaba aburrido – contestó Mulder girando su silla hasta quedar de espaldas a la computadora y de frente a su compañera. Ella se sorprendió al verlo con los ojos rojos y brillosos y el rostro pálido.  
- Dios, Mulder. Deberías estar descansando en cama – lo amonestó acercándose a él. Apagó la computadora y luego lo ayudó a levantarse. Cogiéndolo de la mano lo sacó de la oficina – Vas a echarte en la cama mientras te preparo una sopa, y no te vas a mover – le reprendió como si fuera un niño, cuando empezaban a subir por las escaleras. Mulder no la contradijo. De pronto había comenzado a sentirse peor, por lo que haría todo lo que le dijera Scully. Sin embargo, estaban a medio camino del segundo piso cuando él se detuvo.  
- No, espera… espera – 
- ¿Qué pasa? – preguntó ella con algo de impaciencia.  
- Quiero quedarme en la sala mientras estás en la cocina – Scully lo miró con el seño fruncido.  
- ¿Por qué quieres quedarte aquí? – Mulder se mordió el labio inferior y no respondió, pero le resultó bastante obvio a Scully por la manera en que se quedó callado que se lo estaba pidiendo para no quedarse solo.  
- Está bien, échate en el sillón mientras voy por una frazada – Mulder asintió y obedeció. En cuestión de segundos Scully regresó y lo cubrió con una manta hasta la cintura. Evitó abrigarlo mucho para que no le subiera más la fiebre. Chequeó su temperatura con el termómetro digital de oído y después se dirigió a la cocina. 
- Mulder, ¿qué has hecho aquí? – le preguntó al ver lo sucio y desordenado que estaba uno de los muebles.  
- Trate de hacerme un té de hierbas, pero no me salió muy bien – Scully movió la cabeza levemente al corroborarse una vez más que su compañero era incorregible. Puso a calentar agua en el hervidor automático y sacó una olla del repostero. Minutos después la sopa se estaba cocinando, y ella volvió a la sala con una taza de infusión en las manos.  
- Toma, bebe esto – le dijo. Mulder se levantó un poco para no derramarse la bebida encima – Cuidado que está caliente - Scully le entregó la pastilla que había aprovechado en traer cuando bajó la manta y su compañero la tomó. Ella le acarició el cabello por un rato hasta que él le devolvió la taza.  
- Perdón por no haber estado aquí más temprano ¿Desde cuándo te sientes asi? – le preguntó.  
- Ayer en la noche ya me fastidiaba un poco la garganta, pero me empecé a sentir mal hoy en la mañana, un poco antes de llamarte -  
- Debe ser sólo un virus. Si descansas como debe ser, en dos días estarás recuperado – 
- ¿Tienes que volver a trabajar? – le preguntó Mulder subiéndose un poco la manta. Ella negó con la cabeza.  
- No tengo que volver hasta mañana – Mulder sonrió y cerró por un momento los ojos. Los volvió a abrir al sentir la mano de su compañera acariciando su cabeza.  
- No me has saludado como es debido – reclamó Mulder con una sonrisa pícara. Scully le sonrió y se inclinó para darle un corto beso en los labios, pero se sorprendió cuando Mulder la atrapó entre sus brazos y le dio un beso de verdad. Entre risas Scully consiguió liberarse y sentarse de nuevo en la mesita frente al sillón.  
- No podemos hacer esto ahora. Estás enfermo – Mulder la miró con un gesto gracioso de enojo.  
- Primero es la barba y ahora esto. Creo que me estás evitando –  
- Hicimos mucho de esto en la isla ¿recuerdas? – le respondió Scully con una mirada sugerente y una leve sonrisa.  
- Igual creo que me estás evitando - Mulder seguía mirándolo dolido, asi que para compensarlo Scully se acercó y le dio un beso en frente.  
- Nunca podría evitarte a ti y a tu pequeña cosita – Dijo ella con un tono juguetón. Él abrió más grande los ojos, sorprendido y luego Scully le acarició los labios y se levantó para ir a la cocina.  
- ¡Cobarde! No te vas a escapar. ¡Te atraparé después! – Escuchó que le gritó Mulder a sus espaldas y no pudo evitar reírse.  
*** 
Luego de que Mulder almorzara subieron a su habitación y se echaron de costado en la cama, mirándose el uno al otro. Los tapaba un cobertor y sus manos estaban entrelazadas en el centro de la cama. Scully había corrido las cortinas para que no entrara el sol y la recámara se encontraba casi en penumbras. Llevaban contemplándose por un largo rato, sin hablar, sonriéndose de vez en cuando y apartándose el cabello de la cara cuando les caía sobre la frente.  
- ¿Te sientes mejor? – le preguntó Scully rompiendo el silencio.  
- Sí, estoy mucho mejor ahora –  
- ¡Mentiroso! – gritó ella poniendo una mano sobre su frente y encontrándola aún caliente.  
- De acuerdo. No estoy mucho mejor – aceptó él - pero estar contigo me hace bien – Se sonrieron y después Mulder la atrajo contra sí. Scully se acomodó a su costado, poniendo su cabeza sobre su hombro. De pronto él la sujeto fuerte por la cintura e hizo que levantara la cabeza y lo mirara.  
- Te dije que no te ibas a escapar –  
- Yo no me estoy quejando – fue la respuesta de Scully, quien le sonrió de una manera provocativa. Mulder rodó hasta quedar con medio cuerpo encima de su compañera. La besó con fuerza y cuidado a la vez, y Scully le correspondió igual. Jugaron a besarse y acariciarse un buen rato, pero no llegaron más lejos. Él estaba debilitado por la fiebre y se quedó dormido a su costado. Scully lo contempló descansar. Tocó su frente y sus mejillas y después colocó uno de los brazos de Mulder alrededor de su cintura para sentir que la estaba abrazando.  
Después de media hora, aunque deseaba quedarse allí con él acompañándolo en sus sueños, empezó a sentir hambre, por lo que salió de la cama y bajó a la cocina. Puso algo de pasta a sancochar y se sentó en una silla a esperar a que estuviera lista.  
Sin nada más que hacer, su mente comenzó a divagar por las cosas que habían vivido en el último mes. Primero el desquiciado ruso que intentó asesinar a su compañero y luego esas maravillosas vacaciones en una isla.  
Cuando la primera operación de Christian Fearon resultó exitosa y empezó a responder al tratamiento, Scully le dijo a Mulder para hacer el viaje que le había propuesto. Él se encargó de hacer todos los preparativos. El lugar elegido fue una isla paradisiaca en el Caribe, en la cual estuvieron prácticamente solos. No era visitada por mucha gente, más que nada por lo difícil que era llegar hasta ella, pero sin duda era uno de los pedazos de tierra más hermosos que los dos habían visto. Se quedaron una semana allí, separados de la civilización y su alta tecnología. Durante el día se metieron al mar con sus aguas cristalinas y celestes e incluso se animaron a dar unas vueltas por las playas cercanas en un bote que alquilaron. Por las noches hicieron el amor en la arena con las estrellas brillando sobre los dos. Fue un verdadero alivio pasar unos días en ese bello lugar luego de toda la tensión que vivieron durante el último caso. Además celebraron que Mulder era por fin libre y no tendría que permanecer escondido nunca más.  
Los fideos ya estaban listos y Scully se sirvió un plato con algo de salsa roja que tenía guardada en el refrigerador. Se sentó en la mesa del comedor a comer. Estaba por terminar cuando escuchó unos fuertes tosidos que provenían del piso de arriba y luego a Mulder llamándola. Dejó su plato en el lavadero y subió hasta su cuarto.  
- ¿Estás bien? – le preguntó a su compañero.  
- Si, sólo que desperté y no te vi aquí – Scully le sonrió con ternura y se sentó en la cama con una pierna recogida sobre el colchón.  
- Te oí tosiendo –  
- Si, eso fue lo que me despertó – Ella lo miró con simpatía poniendo una mano en su mejilla y él sonrió - ¿Y qué estabas haciendo abajo? –  
- Estaba almorzando algo – le respondió Scully echándose en la cama y acurrucándose a su lado.  
- ¿Estás segura que no tienes que ir a trabajar? No quiero que por mi culpa te vayan a reprender – Ella negó con la cabeza al tiempo que lo abrazaba y ponía la cabeza sobre su pecho.  
- Ya terminé mi turno y no tengo que regresar hasta mañana. Tengo el resto del día para cuidarte. No sigas preocupándote por eso – dijo Scully en medio de un bostezo, cerrando los ojos. 
Se quedó dormida hasta las cinco. Cuando despertó, vieron televisión en su cuarto mientras conversaban. En la noche ambos estaban cansados y se acostaron temprano. Ella por la guardia que había hecho en el hospital y él por la fiebre. Durante la madrugada Mulder se despertó al sentir a Scully moviéndose inquieta a su costado y murmurando palabras sin sentido. Se dio cuenta que estaba teniendo una pesadilla e intentó despertarla con cuidado.  
- Ey, Scully. Despierta. Estás teniendo un mal sueño – Ella no reaccionó y tuvo que intentarlo de nuevo – Vamos, Scully, es sólo una pesadilla. Despierta – dijo moviéndole un poco el hombro y por fin abrió los ojos. Estaba asustada y lo primero que hizo fue abrazarse a Mulder, llorando. Él la abrazó también y empezó a acariciar su espalda para tranquilizarla – Está bien, ya pasó, ya pasó –  
- Lo siento – murmuró ella sollozando.  
- ¿Por qué lo sientes? –  
- Por despertarte –  
- Oye, si fuera por eso, yo te seguiría debiendo – La sintió reírse por su broma sobre su hombro, y él se tranquilizó. La asustaba verla asi, con tan poco control sobre sí misma y con pánico. Lo peor era saber que era su culpa. Ella tenía estas pesadillas desde que el caso con el ruso que intentó asesinarlo terminó. Todo porque se aventuró a tratar de salvar a la mujer secuestrada él solo. Lo atraparon y estaría muerto si no fuera por Scully. Ahora ella pagaba las consecuencias de su irresponsabilidad. Y le parecía tan injusto.  
- ¿Fue otra vez la misma pesadilla? – le preguntó, aunque la respuesta ya la sabía. Ella asintió aún aferrada a su cuerpo.  
- Lo siento – Esta vez fue el turno de disculparse de Mulder. 
- Tuve tanto miedo de perderte – susurró Scully con la voz entrecortada.  
- Pero no lo hiciste, y estoy aquí contigo – Mulder le separó el rostro y la miró directo a los ojos – Nada nos va a separar ¿de acuerdo? No me vas a perder – le aseguró volviendo a refugiarla entre sus brazos. Ella asintió, y después en silencio Mulder la arrastró consigo hasta que quedaron acostados de nuevo – Te quiero – susurró cuando Scully se acomodó sobre él.  
- Yo también – respondió ella sonriendo – Es raro que tú digas estas cosas – reconoció luego de un momento.  
- Bueno, si tu confesaste que te enamoraste de mi, yo puedo decir que te quiero ¿no? –  
- Pero ya era bastante obvio –  
- Y que te amo creo que también –  
- Cada vez te pones más profundo – se burló ella – Pero yo también te amo –  
- Gracias – respondió Mulder con sarcasmo antes de que Scully se levantara y le regalara un beso en los labios. Esta vez el acto continuó. Ella no se escapó y él no se quedó dormido.  
 
FIN 
 
22/10/09 
 
 
 
 
 
 
 
 

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