La Séptima Extinción: Aerolitos

1ª PARTE

 

SUSANNA

 

 

Disclaimer: Todo este maravilloso mundo pertenece a la 20th Century Fox y a la 1013 Productions, o sea CC y cia. Pero el resto de personajes son propiedad mía porque yo los he creado.

 

Dedicatoria: a Gillean K. y Missy K. por sus apoyos incondicionales, sus comentarios y por ser mis primeras amigas del otro lado del charco. A Laura "Peter Pan" por ser mi mejor amiga, por ser tan x-phila como yo y porque compartimos los mismos sueños (Algún día escribiremos y dirigiremos nuestras propias películas y nos llevaremos un oscar, que es nuestro destino). A Mano, mi mejor amigo internauta de chat, de Granada, mi lector oficial, aunque no haya leído aún nada de esto.

A Rossana Perrone, Giny Scully, Maf, Isaac, Brahms y Liru, por mandarme un feedback hace ya un año.

Y a todos los x-philos españoles por celebrar que el día 19 nos vuelven a poner Expediente X aunque sólo sea la 5ª temporada. Algo es algo.

 

Nota de la autora: esta primera parte fue escrita y publicada hace ya un año, pero decidí cambiar algunos detalles y empezar de nuevo.

Este relato se sitúa después de Closure.

 

2ª nota: los diálogos que estás entre <...> además de las comillas significa que están en el español original (para distinguir el "english" del spanish en España).

 

Aclaración: El fenómeno "Aerolitos" es un hecho real. El verano de 1999 cayeron en diferentes partes de España estos bloques de hielo. No hubo víctima alguna. Este fanfic parte de ese hecho, aunque yo lo he exagerado y he añadido cosas que realmente NO sucedieron. Si son reales los sucesos y lugares que irán apareciendo como la bomba de Palomares (Almería) y la base militar americana de Rota (Cádiz). Los hechos se sitúan en Lérida (Lleida) y alrededores porque fue allí donde quedaron más evidencias, pero soy de Barcelona y no conozco mucho esa zona, aunque sí existe el pueblo de Llívia (pero el nombre de la calle me lo he inventado).

Las marcas de Ovni en un campo de la comunidad de Galicia también es real y fueron descubiertas ese mismo año.

 

Feedback: Es mi primer fanfic... bueno... viendo que es una repetición puedo decir que es el segundo, aunque el primero de un intento de varias partes. Escribid a: susana.puenteARROBAretemail.es

 

Tipo: XF (investigación), algo de Angst, UST y MSR (¿me he dejado algo? Un poco de todo, ¿no?, quizá podría añadir un poquitín de H, nada, gotas contadas...)

 

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LA SÉPTIMA EXTINCIÓN: AEROLITOS... 1ª PARTE

 

 

AFUERAS DE UN PUEBLO CERCA DE LÉRIDA

CATALUÑA, ESPAÑA.

MARTES, 25 de junio del 2000,

9:23 p.m.

 

La noche encontró a Juan Valles camino de su casa. Venía de los campos que rodeaban la ciudad de Lérida. La jornada laboral había terminado por hoy. Su camioneta iba llena de provisiones cultivadas en su pequeño huerto. De repente algo cayó enfrente del auto obligándolo a frenar e impedirle retomar la marcha. Bajó cuidadosamente y examinó cauteloso el objeto o lo que fuera aquello que lo impedía continuar. Ante sí se encontró un gran bloque de hielo de grandes dimensiones. Subió nuevamente al coche con la intención de avisar a la policía local la cual se encontraba apenas a dos kilómetros de distancia. El cielo no estaba nublado, más bien se podían observar perfectamente las estrellas. Al levantar la vista vio que algo se movía en el firmamento, algo que caía y que se acercaba al suelo peligrosamente a una velocidad más que elevada. No tuvo tiempo para reflexionar pues aquello se estrelló contra su auto atravesando el cristal delantero y dejando sin vida el conductor.

 

 

<…bloques de hielo de distintas dimensiones han aparecido esta mañana en diferentes zonas del territorio español. Considerado un fenómeno inexplicable queda por averiguar el origen de estas enormes piedras heladas. Científicos españoles se han puesto en contacto con meteorólogos de todo el mundo para iniciar una exhaustiva investigación con tal de determinar dicho objetivo…>

 

La señora Valles apagó su televisor con desgana. No estaba para humores. Su marido no había aparecido en toda la noche y asustada había dado aviso a la policía de la desaparición. Unos golpes secos en la puerta la hicieron levantar de sus pensamientos. Dos chicos con el uniforme de policía se encontraban ante su vivienda.

 

-"Buenos días, señora Valles. Tenemos que comunicarle algo"-comenzó el más alto.

 

-"Buenos días agentes. Pasen, por favor."

 

-"Siéntese señora."

 

-"No, gracias. Estoy bien así."

 

-"Como desee. Hemos encontrado a su marido. Al parecer sufrió algún tipo de ataque."

 

-"¿Se encuentra bien?"

 

-"Verá señora. Temo que no pudimos hacer nada. Cuando lo encontramos esta mañana en su camioneta ya era demasiado tarde."

 

Ya no pudo seguir escuchando las palabras del agente pues sus piernas empezaron a flaquearle hasta caer desmayada.

 

 

 

OFICINAS CENTRALES F.B.I

WASHINGTON DC

DOS SEMANAS MÁS TARDE

 

El agente Fox Mulder se hallaba como cada mañana revisando antiguos archivos secretos intentando sacar de ellos algún vestigio más de esa verdad que tanto ansiaba encontrar. Y todo ello era un simple entretenimiento a la espera de que su jefe les asignara otro expediente x. Últimamente estos eran escasos y él y su compañera Dana Scully se pasaban el día hablando de sandeces por hacer algo y, de paso, se cogían horas libres turnándose en la oficina para no dejar ésta vacía.

 

Hoy Scully no llegaría hasta una hora más tarde. Mulder ya la echaba de menos. ¿Cuánto hacía que no discutían sobre algún caso? Demasiado tiempo. Echaba en falta las teorías científicas de su compañera que arrebataban cualquier indicio sobrenatural de lo que pensaba Mulder. La chica escéptica que se negaba a creer en él, en sus teorías más descabelladas; aunque él sabía que muy en el fondo empezaba a cambiar de idea por todo lo que habían visto y vivido, lo cual era innegable.

 

Mulder dejó los archivos a un lado y empezó a recordar cuando se conocieron. Lo hacía muy a menudo y ello lo hacía sentir de buen humor. Temía que algún día pudiera olvidar, pudiera olvidar a ella… pero sabía que eso era imposible, pues Scully era la persona más importante en su vida aunque se negaba a reconocerlo. Después de más de seis años de compañerismo, en el sentido más amplio de la palabra, esa amistad que había para con ella se había convertido en algo incapaz de descifrar: ¿dependencia?, ¿obsesión?, ¿cariño?. Recordó aquella pequeña figura que se acercó a él por primera vez con timidez: "es usted el agente Mulder?". Él se giró quedando cara a cara con ella. Le llamó la atención su pelo rojizo y aquellos grandes ojos azules que parecían mares, un azul penetrante que me cautivó desde el primer instante. Claro que yo no confió en ella hasta tiempo después. La naturaleza de los casos que investigaba asustaba a ciertas personas que fueron las que me impusieron esa escéptica compañera. Supuso que era una espía o que venía para desacreditar sus teorías sobre los hombrecillos verdes. Se dio cuenta que ella no venía para eso. Desde el primer momento lo ayudó en todo, compartió sus teorías sin mala intención. Le sorprendió que en ese cuerpo tan pequeño hubiera tanta fortaleza física y espiritual, y lo demostró con el simple hecho de que era graduada en medicina forense y en física, una tarea nada fácil de llevar a cabo.

 

Mulder empezó a sentirse algo acalorado. Estaban a mediados de julio y en el sótano hacía un calor insoportable apenas mitigado por un ventilador situado estratégicamente en una de las esquinas del cuarto. Decidió salir a tomar el aire. Nadie le echaría en falta por un rato.

Caminó fuera del edificio hasta un parque cercano donde solía acercarse cuando necesitaba reflexionar. Se sentó en uno de los bancos más apartados del ruido infantil y se quedó mirando la laguna de aguas cristalinas que se extendía a sus pies. No supo cuánto tiempo pasó así mirando fijamente el agua. Ni siquiera notó el suave toque de una mano posándose en su hombre derecho. La voz de esa persona lo sacó de su ensoñación.

 

-"¿Estás bien, Mulder?"-preguntó la voz inconfundible de su compañera sentándose a su lado.

 

-"Si, sólo pensaba."

 

-"Fui a la oficina y no estabas. El agente Wilson me dijo que habías salido. Sabía que te encontraría aquí."

 

-"Me conoces demasiado bien, ¿eh?"-djjo Mulder sonriendo pero sin dejar de mirar enfrente.

 

-"Después de más de seis años no te debería extrañar. Por cierto, debemos volver. La secretaria de Skinner dijo que el jefe nos espera a las diez en su despacho."

 

-"Un día que salimos a tomar el aire y nos reclama. ¿Un expediente?"

 

-"Ni idea, Mulder. A decir verdad espero que sí por que hecho en falta algo de acción. Empiezo a aburrirme."

 

-"Comienzas a parecerte a mi, Scully. ¡No puedes vivir sin los expedientes x! Pasas demasiado tiempo conmigo –se mofó él.

 

-"Vamos, sabes que eso no es verdad. Pero si no hay vacaciones en verano me aburro mucho. Y para estar encerrados pasando calor en el sótano prefiero investigar aunque sólo sean excentricidades. Con tal de salir de allí..."

 

-"Vale, vale. No te vayas a enfadar. Por fin en algo estamos de acuerdo."

 

-"Siempre acabamos estando de acuerdo"

 

-"En tu sueños, Scully. En tus sueños" –se rió.

 

-"Ya lo discutiremos. Si no nos damos prisa vamos a llegar tarde con Skinner, y no lo queremos disgustar, ¿verdad?"-dijo Scully cogiendo la mano de su compañero y empujándolo para que se levantara.

 

Mulder se levantó al fin con aire de vencido y ella soltó su mano. El silencio entre ellos reinó mientras hacían el camino de regreso al edificio Edgar E. Hoover, donde se hallaban las oficinas.

 

 

-"Los agentes Mulder y Scully han llegado, señor" –anunció la secretaria por el comunicador.

 

-"Gracias, Kimberly. Hazlos pasar" –respondió Skinner des del interior de su despacho.

 

 

La puerta se abrió dejando paso a los dos agentes.

 

 

-"Buenos días agente Scully. ¿Agente Mulder?"

 

-"Buenos días señor" –respondió Dana.

 

-"Buenos días. ¿Qué nos trae por aquí, señor? ¿Un expediente X?" –preguntó Mulder un tanto impaciente – "o…¿qué hemos hecho mal esta vez?"

 

-"Paciencia agente Mulder. Siéntense, por favor. De momento no han hecho nada malo que yo sepa" –dijo Skinner sonriente ante el comentario del agente.

 

Los agentes se miraron ante la sorpresa de la sonrisa de Skinner. Era una de las pocas veces que lo veían divertirse con un comentario.

 

-"Verán –continuó Skinner- ha llegado a mis manos, efectivamente Mulder, un expediente y quiero que lo investiguen"

 

-"¡Uff! Ya nos venía bien salir un rato de la caldera" –exclamó Fox-. "Perdón señor."

 

-"No es algo oficial que concierne a nuestro país. Unos científicos han pedido ayuda al FBI y creemos que ustedes son las personas más adecuadas para ello. El caso es que tendrán que viajar. Y algo lejos de aquí. Así que serán como unas vacaciones, pero tendrán que trabajar."

 

-"¿Viajar? ¿Dónde, señor?" –preguntó Scully.

 

-"España."

 

-"Eso está muy lejos. ¿Y qué ha ocurrido allí para ser tratado de expediente x?" –preguntó Mulder.

 

-"Yo no he especificado que se tratara de un expediente x. Ya he dicho que era algo extraoficial porqué no incumbe a nuestro país. Simplemente han ocurrido una serie de fenómenos meteorológicos, si se le puede llamar así, que quizás les interesa investigar a los dos. Se trata de que hace aproximadamente dos semanas cayeron en diferentes zonas del país bloques de hielo de procedencia desconocida. Bloques de más de un metro de diámetro capaces de destrozar un edificio entero. No les digo más. El resto de información la encontraran en el archivo" -Skinner hizo un ademán de que ya se podían ir-. "¡Ah! Parten mañana a las 8 de la mañana. Pueden retirarse a prepararse. Tienen el resto del día libre para ello."

 

 

Los agentes salieron de oficina aún demasiado extasiados por el caso que les habían mandado investigar. Por la cabeza de Mulder ya fluían las más descabelladas teorías desde que su jefe dijo las palabras "de extraña procedencia". Llegaron al sótano y se sentaron cada uno en sus correspondientes sillas. Mulder se deshizo de la corbata reglamentaria y se desabrochó un par de botones de la camisa ante el calor que había acumulado ahí

 

-"Y bien. ¿Qué piensas de esto, Scully?"

 

-"Mulder, sé que ya tienes suposiciones pero será mejor que te las guardes de momento. Primero vamos a mirar los papeles para saber más sobre el caso, ¿te parece?"

 

-"Vale, Scully. Cómo mandes."

 

-"Según lo que dice aquí.. –abrió los papeles y comenzó a leer- se trata de la caída de bloques de hielo de diferentes medidas. Se han encontrado por todo el país. Los sitios más destacados son el este, el norte y el sur. Científicos y meteorólogos de todo el mundo se reunieron para investigar. Llegaron a varias conclusiones: pensaron que pueden ser restos de la cola de algún cometa, o pedazos de algún meteorito…"

 

-"Scully…"

 

-"¿Si?"

 

-"¿Podemos dejarlo para mañana cuando lleguemos? Estoy algo cansado por el calor y no aguanto permanecer aquí un minuto más."

 

-"Claro, te entiendo. Mañana nos esperan 12 horas de avión. Yo también tengo ganas de descansar. Vamos" –dijo Scully recogiendo los papeles esparcidos por el escritorio y ordenándoles dentro del archivo.

 

 

Mulder se arregló la camisa y la corbata. No quería que lo vieran de estar por casa en el trabajo y le cayera otra bronca. Salieron de la oficina con algo de prisa para tomar aire fresco de la calle.

 

-"Scully, ¿tienes los billetes de avión?"

 

-"Sí, me los dio Skinner al salir."

 

-"Te recojo mañana a las 6:30, ¿de acuerdo? Ponte el despertador dormilona" –dijo Mulder antes de meterse dentro del coche- "Seré puntual, agente Scully".

 

-"Mire cómo me río, agente Mulder" –respondió ella en tono burlón- "El dormilón es usted."

 

 

Scully se alejó en busca de su coche que se encontraba más abajo.

 

 

 

APARTAMENTO DE DANA SCULLY

12:15 p.m.

 

Ya habían pasado dos horas y seguía con la maleta por hacer. No sabía exactamente qué llevarse. Encima de la cama estaba esparcido medio armario. Dudaba si debía coger el bañador, si tendrían tiempo libre para hacer unas mini vacaciones. Skinner les dijo que sería como un pequeño descanso pero…

 

El ruido del teléfono la sobresaltó.

 

-"Scully."

 

-"¡Hey, Scully! ¡Soy yo, tu querido compañero!"

 

-"¿No sabes que poner en la maleta?"

 

-"¿Me has leído la mente? ¿Eres adivina o qué?"

 

-"Quizás"

 

-"Algo me dice que te sucede lo mismo."

 

-"Quizás" –contestó Dana aguantándose la risa.

 

-"¿Te llevas el bañador, o el bikini?"

 

-"¿Qué te hace pensar eso, Mulder?"

 

-"En España es verano, hay sol y hay hermosas playas. Ideal para unas vacaciones."

 

-"Te recuerdo que vamos para trabajar."

 

-"¿Y cuando no hemos trabajado. Llevamos siete años haciéndolo ¿Me llevo el bañador, o no?"

 

-"Llévatelo por si acaso. Y añade de todo un poco. Creo que pasaremos allí lo que queda de mes y parte del siguiente. Podemos pedirle a Skinner unas semanas de descanso. Hace tres años que no cogemos vacaciones como Dios manda."

 

-"¿Pedirle vacaciones a Skinner, Scully? No te reconozco. ¿La trabajadora de Scully pidiendo unas vacaciones? Debes estar peor de lo que pensaba…" -contestó Mulder riéndose-. "Me refiero a la falta de descanso. Pero…no estaría mal. No cuesta nada intentarlo. Hasta mañana entonces. Y gracias."

 

-"Hasta mañana."

 

 

 

APARTAMENTO DE FOX MULDER.

 

Terminó de colgar el teléfono. ¿De veras le había preguntado a Scully si se llevaría el bañador o el bikini? Dios, no se lo podía creer. Ella pensaría que era un pervertido.

Una hora más tarde la maleta estaba hecha. No sabía ni lo que había metido ahí dentro. De todo. Eso hacía que ésta fuera enorme. Parecía que se llevaba el armario entero.

 

 

 

CASA DE MARGARETT SCULLY

AFUERAS DE WASHINGTON

1:43 p.m.

 

-"¡Dana, hija!" –exclamó la señora Scully en abrir la puerta.

 

-"Hola mamá" –contestó pasando al interior de la casa.

 

-"¿Qué te trae por aquí? Hacía días que no venías."

 

-"Lo siento mamá. He estado muy ocupada" –mintió-. "Venía a decirte que mañana parto fuera por un caso."

 

Dana se sentó en el sofá de la salita seguida de su madre quien le trae un vaso de agua. Ella se lo agradece con un gesto de asentimiento con la cabeza. El sudor le resbalaba frente abajo.

 

-"Ni en verano os dejan tranquilos. ¿Dónde vais esta vez?"

 

-"España."

 

-"¿España? Eso está muy lejos."

 

-"Lo sé mamá. Pero el trabajo es el trabajo."

 

-"¿Comemos juntas?"

 

-"Claro, ya lo tengo todo preparado y no hay más que hacer."

 

-"¿Cuánto tiempo estaréis fuera?"

 

-"No creo que éste sea un caso que nos lleve mucho, pero en caso que sea así aprovecharemos para coger unos días de vacaciones que Skinner nos debe desde hace tres años."

 

-"Y bien que hacéis. Un descanso no os vendrá mal. Además podréis aprovechar para resolver vuestros asuntos personales." –dijo poniendo cierto énfasis en las dos últimas palabras.

 

-"¡¿Mamá?!" –preguntó exaltada Scully-. "Sabes que Mulder y yo somos compañeros de trabajo y nada más. No sé porqué te empeñas en ver cosas que no hay."

 

-"No he dicho nada, hija. ¿Nos vamos?"

 

-"Claro…"-respondió algo confundida.

 

 

 

CASA DE LOS MULDER

MARTHA’S VINEYARD…

3:17 p.m.

 

Mulder se encontraba en su antiguo hogar. Desde que falleció su madre a causa de su suicidio, lo visitaba una vez por semana para recoger el correo acumulado, echar un vistazo y limpiar superficialmente, aunque luego parecía como si no hubiera hecho nada. Todo seguía normal. Las paredes y los muebles estaban vacíos de fotografías. Las había quemado su madre antes de morir. Mulder no entendía el motivo. Se encaminó al dormitorio principal de la planta de arriba. Al pasar por delante del cuarto dónde estaban las cosas de su padre se paró. La puerta estaba entreabierta. No recordaba haber entrado allí en su anterior visita. Es más, no había entrado en esa estancia desde hacía años. La había borrado de su mente cuando se trasladó a su actual apartamento. El hecho de enfocar su mirada hacia esa pequeña abertura que apenas dejaba entrever una pared de la habitación hizo aflorar imágenes para él medio olvidadas que permanecían en su subconsciente. Con un empujón de mano terminó de abrir la puerta. Ante sí vio dos figuras infantiles vagamente familiares echadas en el suelo con una caja entre las manos. Tardó en darse cuenta de que eran él y Samantha con uno de sus secretos. Mulder cerró los ojos y sacudió la cabeza. Los volvió a abrir y su visión desapareció. Entró con paso decidido al interior de la estancia, alcanzó la estropeada silla que estaba junto al gastado escritorio de su padre y la acercó al armario. Se subió en ella y con el brazo barrió la base de arriba del mueble. Le llevó unos segundos encontrar lo que buscaba. La caja de un amarillo gastado por los años apareció en el fondo tocando la pared. La bajó con sumo cuidado. En su interior se hallaban las fotografías que sólo él y su hermana conocían, imágenes que su padre tenía escondidas allí por un motivo que ellos desconocían entonces. Ni su madre sabía de su existencia. Mulder bajó la caja al comedor y se sentó en el sofá. Abrió el paquete que contenía la hamburguesa que había comprado por el camino y comenzó a devorarla. Su estómago ya no aguantaba más. Su otra mano no ocupada comenzó a recorrer las fotografías una por una. Las miraba detalladamente, como si quisiera recuperar todos y cada uno de los minutos pasados con Samantha observándolas. Todas las personas que allí aparecían no significaban nada para él. Suponía que eran amigos de su padre. Entre ellos no se sorprendió al ver la cara del Fumador, o de Kurzswell entre otros apenas conocidos. Entre ellas encontró varias postales y cartas. Se sorprendió que fueran de España. Tenían delante hermosos paisajes de montaña y playa. Miró el reverso y vio que todas estaban escritas por un mismo remitente: John Reynolds. El nombre no le dijo absolutamente nada. Cada una de ellas era de un sitio distinto. El tipo ese se mudó mucho, pensó Mulder. Todas estaban fechadas entre 1974 y 1988. La última era de noviembre del último año, enviada desde una localidad de la costa norte oriental española cuyo nombre impronunciable para él no le sonaba para nada ni recuerda habérselo oído pronunciar a su padre. Por la intensidad con que estaban escritas las cartas pensó que debieron haber sido muy amigos en años anteriores. Pero una amistad por carta va perdiendo intensidad hasta que queda en el olvido. Mulder apenas recordaba los amigos de su padre, aquellos que se pasaban por su casa cuando él era aun muy joven. A decir verdad ni siquiera sabía si conservaba alguno antes de su muerte. Desde que se mudó a su propio apartamento su relación para con él había sido escasa y fría, y desconocía su vida social.

 

Acabó de comerse la hamburguesa y se metió las postales y las cartas en el bolsillo de su pantalón. La puerta de la entrada se cerró tras él con un fuerte golpe mientras se dirigía a su coche estacionado enfrente.

 

 

 

EN ALGÚN LUGAR DE WASHINGTON.

 

Unos hombres se paseaban por una habitación arriba y abajo. Otros se encontraban sentados. Una importante discusión estaba teniendo lugar.

 

HOMBRE # 1: "Otra nueva evidencia. ¿Qué haremos esta vez?"

 

H # 2: "Supongo que intentar esconderlo. Como siempre."

 

H # 1: "¿Y la víctima? ¿Cómo sabremos que no la descubrirán?"

 

H # 3: "La víctima está a buen recaudo. En caso extremo haríamos incinerarla."

 

H # 4: "Eso en caso de emergencia."

 

H # 1: "¿Está informado el FBI del suceso?"

 

H # 3: "Si"

 

H # 2: "¿Han enviado ya alguien para investigar?"

 

H # 3: "Claro, a nuestros agentes preferidos."

 

H # 2: "Habrá que hacer algo. Una oportunidad así no la van a desaprovechar. Si no lo impedimos esta vez se saldrán con la suya. Las pruebas serán demasiado evidentes a la empiecen a husmear."

 

H # 3: "Esta vez hay una desventaja. No están en su territorio. Desconocen la política que se sigue allí. Lo desconocen todo."

 

H # 1: "Pero son fuertes, y conocen demasiado. No les será difícil habituarse a las circunstancias."

 

H # 4: "Considero que habrá que vigilarlos de cerca. Como siempre –dijo dirigiéndose al hombre que se encontraba en un rincón de la sala y que seguía escuchando sin medir palabra en el asunto- ¿Estás de acuerdo?"

 

H # 5: "Claro. De eso me encargaré yo" –respondió abandonando la sala no sin antes aplastar lo que le quedaba del cigarrillo en el cenicero que había encima de la mesa de la estancia-. "Como siempre" –añadió a regañadientes.

 

 

 

 

POTTER’S RESTAURANT

 

La comida transcurrió tranquila, sumida en el silencio. Madre e hija terminaron sus respectivas ensaladas y ya iban por el postre.

 

-"Mamá. Te veo algo cansada. ¿Te encuentras bien?" –preguntó Scully preocupada.

 

-"Si, sólo que últimamente no duermo bien. Será por el calor."

 

-"Quizás te vendría bien tomarte unos días de descanso. No sé… irte a la playa y dejar que hagan las cosas por ti sin tener que preocuparte."

 

-"No sé, Dana. Sabes que nunca he sido partidaria de las vacaciones fuera de casa."

 

-"Lo sé. ¿Porqué no le preguntas a tu amiga Laura si quiere acompañarte? Juntas lo pasaríais bien" –insistió Scully.

 

El timbre del móvil la interrumpió.

 

-"Scully… estoy con mi madre... si, de acuerdo… nos vemos dentro de una hora en mi apartamento… hasta ahora." –colgó el teléfono y lo guardo de nuevo en su bolso.

 

-"¿Quién era?" –preguntó curiosa su madre.

 

-"Mulder. Te manda recuerdos" –y antes de que preguntase qué quería añadió- "Quiere revisar el caso antes del viaje."

 

-"Es un buen chico. ¿Ves? Ya te hecha de menos. Si ya digo yo que no podéis vivir separados ni unas horas."

 

-"Mamá… Sólo quiere revisar el caso. Como hacemos siempre."

-"Claro" –decidió no insistir- "Voy a pedir la cuenta y nos vamos."

 

 

 

APARTAMENTO DE SCULLY

5:52 p.m.

 

Nada más llegar a casa Scully se puso algo de ropa más fresca. Unas bermudas que encontró en el fondo del cajón del armario y que hacía años que no se ponía y una camiseta ancha de la universidad de Quántico de la misma antigüedad. Sus pies descalzos recorrían el apartamento de un lugar a otro recogiendo los últimos trastos. Cogió la carpeta del caso y la depositó en la mesa de la salita frente al sofá. Unos pasos en el pasillo le indicaron que Mulder había llegado. Le abrió la puerta antes de que éste tocara.

 

-"¿Todo listo ya, compañera?"

 

-"Si, pero vamos a trabajar en el caso si queremos descansar para mañana" –le cortó ella antes de que se fuera por las ramas-. "¿Quieres tomar algo? Tengo té helado."

 

-"Perfecto. Té helado para el calor va de maravilla."

 

Scully volvió de a cocina con dos vasos. Ambos se sentaron en el sofá y comenzaron a repartirse los papeles del caso.

 

-"Bien, Scully. El caso trata simplemente de la caída de bloques helados. Según los informes oficiales no hay víctima alguna, ¿cierto?"

 

-"Cierto. Las primeras hipótesis realizadas por científicos españoles en colaboración con otros de distintas nacionalidades europeas apuntan a que puede tratarse de parte de la cola de un cometa. Tampoco se descarta la posibilidad de que sea parte de un meteorito."

 

-"Scully. Si se tratara de un meteorito éste hubiera sido detectado por telescopios."

 

-"Si y no. Mulder no es necesario que sean detectados. ¿Sabes cuantos meteoritos caen en nuestro planeta diariamente?"

 

-"Miles. Quizá millones."

 

-"Cierto. Y no llegan a chocar con el suelo porqué se desintegran en las capas atmosféricas. Si tuviéramos que prestar atención a cada no de esos cuerpos los científicos no descansarían nunca."

 

-"¿Alguna razón para que éstos no se desintegraran?"

 

-"Muchas, Mulder. De todos modos hablaremos con expertos meteorólogos para que nos den su opinión de los hechos. La astronomía no es mi campo, aunque estudié algo sobre ella durante la carrera de física."

 

-"¿Qué te parece si dejamos lo teórico para cuando lleguemos?"

 

Scully hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

 

-"Bien" –continuó el agente-. "Parece que la caída de estos ‘cuerpos celestes’ está bastante repartida. En la zona sur no se ha podido conservar ninguno dadas las altas temperaturas. En cambio consta que algunos habitantes de la zona noreste conservan pedazos. De hecho allí una antigua fábrica vacía desde hace años quedó totalmente destrozada. Este edificio se encuentra a las afueras de un pueblo. No se causaron daños materiales, pues ésta no tenía ya valor alguno. Su estado era de abandono, propiedad del ayuntamiento. Habitantes de ahí se acercaron y conservaron partes reducidas en sus congeladores particulares."

 

-"¿Los conservan por pura curiosidad?"

 

-"Si. Y empezaremos a investigar por ahí. Nos moveremos por esa zona. Haremos transbordo en la capital, Madrid, y luego de ahí cogeremos otro avión hasta Barcelona. Allí tenemos cita con las autoridades, quienes nos pondrán al corriente de las últimas noticias. Y luego ya veremos que rumbo toma la investigación."

 

-"No veo porqué han llevado este caso a las autoridades americanas, y menos aún al FBI."

 

-"Ni yo. Pero será divertido. Unas pequeñas vacaciones y un caso fuera de rutina. De pequeño tuve una fijación por la astronomía y el universo en general."

 

-"Mulder, te recuerdo que este caso no es una afición."

 

 

Pasaron el resto de la tarde hablando. Dejaron el caso a un lado y empezaron a comentar banalidades que no venían a cuento. Mulder no quiso decir nada a su compañera sobre su intención de visitar, si fuera posible, al amigo de su padre, el remitente de las cartas encontradas aquella tarde. Las horas pasaron rápidamente. Era tarde y el hambre se apoderó de sus estómagos. Aprovecharon para pedir algo de comida china. Hacía tiempo que no lo hacían. Eran las nueva de la noche pasadas cuando Mulder abandonó el domicilio de su compañera. Scully no tardó mucho en acostarse. Mañana debían partir temprano.

 

 

AEROPUERTO DE WASHINGTON

MIÉRCOLES, 9-7-2000

7:30 a.m.

 

<<Primer aviso para el vuelo 793 con destino Madrid, España>> -anunció una voz de mujer por los altavoces.

 

Mulder y Scully se encontraban en la cafetería del aeropuerto tomando un breve desayuno. Dos figuras los observaban de muy de cerca.

 

-"Ya sabes cual es su trabajo en todo esto" –dijo el Fumador a su acompañante.

 

-"Claro, siempre me toca a mi hacer la faena sucia y enfrentarme a esos dos" –respondió Krycek.

 

-"Procure ser lo más discreto posible. Si le ven el pelo sabrán que hay algo raro."

 

-"Sé muy bien de qué va todo esto, ¿vale? Tus colegas me lo dejaron bien claro desde el principio" –respondió en un tono burlón.

 

 

Krycek arrancó el billete de las manos del Fumador y se dirigió a su puerta de embarque.

 

Quince minutos más tarde lo hacían los dos agentes.

 

 

 

 

AEROPUERTO DE BARAJAS, MADRID

8:32 a.m (hora local española)

 

-"Scully, no sé tu, pero yo me muero de hambre."

 

La agente echó un vistazo al reloj de la central.

 

-"Mulder, hoy desayunaremos dos veces. Si vamos a pasar unas semanas será mejor que nos acostumbremos a la hora local."

 

-"¿A qué esperamos? Nuestro vuelo a Barcelona no sale hasta dentro de una hora."

 

 

Mientras se dirigían hacia la cafetería a Mulder le pareció ver entre la multitud una cara que le resultaba familiar. Ésta se perdió enseguida y el agente enseguida desechó la idea de encontrarse con un conocido. Su prioridad era, ahora mismo, llenar el estómago.

 

 

 

AEROPORT DEL PRAT, BARCELONA.

10:20 a.m

 

Ambos agentes se encontraban más que cansados después de pasarse casi medio día subidos en un avión. A este cansancio se debía sumar la desorientación horaria y el asfixiante calor cargado de humedad. Decidieron sentarse en uno de los bancos a la espera de la persona que los había de llevar ante as autoridades.

Al poco rato apareció un hombre trajeado de unos 50 años de edad. Se acercó a ellos con cautela y en un inglés con acento español preguntó:

 

-"¿Son ustedes los agentes del FBI?"

 

-"Si" –respondió Mulder-. "Somos los agentes Fox Mulder y Dana Scully."

 

-"Bien, soy el agente Alberto Ramírez, de la policía local""

 

-"Señor Ramírez" –comenzó a hablar Mulder no sin tener cierta dificultad en pronunciar el nombre español-. "Hemos tenido un largo viaje y la verdad es que nos gustaría descansar un poco."

 

-"Agentes…"

 

-"Llámenos Mulder y Scully a solas" –corrigió Mulder.

 

-"Mulder. No tenía intención de ponerlos a trabajar en este momento. Iba a llevarles a una pensión tranquila a las afueras de la ciudad para que se tomaran hoy el día libre y se acostumbrasen al cambio horario."

 

-"Se lo agradecemos" –dijo Scully.

 

El agente de policía los condujo hasta el parking del aeropuerto dónde tenía estacionado su vehículo. Él mismo los llevaría hasta su alojamiento. A primera vista, pensó, los dos agentes americanos hacían una pareja extraña. Era la primera vez que estaba con agentes del FBI. Le sorprendió que la agencia federal americana estuviera interesada e involucrada en asuntos fuera de su estricta política, pero en esta investigación estaban metidos varios países europeos y no sabía cuantos más. El caso de los bloques de hielo se había convertido en algo de interés internacional.

 

Mulder se sentó en el asiento de copiloto mientras que a Scully le tocó ir detrás.

 

Después de quince minutos de recorrido Alberto estacionó delante del hostal "La bodega". Estaba alejado del ruido urbano a una de las bandas de la carretera nacional que salía de Barcelona en dirección a Lérida.

 

-"Bueno, aquí estamos. Es uno de los lugares más confortables que hay en esta zona. Espero que les guste. Esta tarde se les enviará un agente para que les traiga el informe y además les acompañará allá dónde vayan. Les servirá de intérprete y guía. Además él les traerá un coche alquilado para que puedan desplazarse."

 

Alberto fue a recepción a pedir las llaves de las habitaciones contiguas asignadas y se las entregó. Después se despidió amablemente de los agentes esperando verlos pronto y se marchó en dirección a su comisaría.

Mulder y Scully se instalaron en las habitaciones 20 y 21 que habían en la primera planta del hostal. Ambas eran idénticas y el mobiliario consistía en una cama doble, una mesita, un pequeño escritorio con una silla, un sillón y un armario.

Mulder entró al cuarto de Scully por la puerta de contacto.

 

-"Eh, compañera. Yo me voy a echar un rato"

 

-"Yo también. El viaje ha sido agotador"

 

-"A las dos te llamo para ir a comer, ¿vale? Hay un restaurante aquí al lado"

 

-"Bien Mulder"

 

Él cerró la puerta de nuevo. Scully se tiró sobre el blando colchón y enseguida se quedó dormida. El cansancio no le permitió divagar la mente y la llevó a un profundo sueño. El aire acondicionado apagó el calor y permitió a la agente dormir en un ambiente fresco y relajante.

 

 

 

HABITACIÓN DE MULDER.

4:32 p.m.

 

La comida había transcurrido relajada. El pequeño restaurante situado al lado del hostal dónde estaban alojados era acogedor y fresco, ideal para descansar en un día caluroso. Apenas había comensales, a excepción de los agentes y algún que otro viajero que había hecho una parada para comer, el local estaba vacío y tranquilo.

 

Mulder y Scully se encontraban revisando los documentos nuevamente a la espera de la llegada del agente que les había de traer el vehículo alquilado para poder desplazarse.

 

El agente resultó ser una mujer. Llegó media hora más tarde con el coche asignado y la documentación oficial necesaria para la investigación.

 

-"¿Son ustedes los agentes del FBI?" –preguntó en un correcto inglés al abrirse la puerta de la habitación 21 ante si.- "Soy la agente Andrea Vilas. Como saben estaré a su disposición para ayudarles en la investigación"

 

Ella extendió a la mano a modo de saludo. Los agentes la acogieron encantados. La mujer se veía muy joven y bien parecida. Sus cabellos completamente lisos castaños claros estaban recogidos en una coleta que le llegaba hasta los hombros

 

-"Hola. Soy Dana Scully, pero llámame simplemente Scully"

 

-"Y yo soy simplemente Mulder. Odio las formalidades".

 

-"Bien. A mi llamadme Andrea. Aquí el trato entre compañeros se aleja de los formalismos. En fin, les traigo los informes. No hay mucho más de lo que ya saben pero si quieren examinarlo antes de ponernos en marcha mañana, adelante."

Andrea se sentó con los agentes dentro de la habitación y empezaron a ojear papeles.

 

-"¿Por dónde recomiendas que empecemos a investigar?" –preguntó Mulder interesado.

 

-"En primer lugar quisiera que nos dirigiéramos hacia Lérida, dónde empezó todo esto. Como deben haber leído allí aún se conservan algunas pruebas que podríais examinar. Porque, tu eres científica ¿verdad?" –comentó mirando a Scully la cual asintió ante el comentario- "Quizás te interesaría examinarlas. He oído ciertas cosas del tipo de trabajo que realizáis en Washington, de los llamados Expedientes X. Creo que en parte por eso se ha solicitado vuestra presencia"

 

-"¿Has visto, Scully? Somos famosos fuera de nuestro país" –comentó Mulder guiñando un ojo a su compañera ante las palabras de Andrea.

 

-"¿Entonces empezamos por ahí?" –preguntó Scully ignorando el comentario de su compañero. –"¿Cuándo partimos?

 

-"Por hoy creo que ya habéis tenido viaje suficiente. Descansad. Nos iremos mañana temprano. Son dos horas de carretera" –dijo Andrea levantándose de la silla. –"Yo estaré en la habitación 25 por si me necesitáis."

 

 

 

COMISARIA CENTRAL DE LÉRIDA.

Jueves, 12-7-2000

11:34 a.m

 

Los agentes siguieron a Andrea hasta el interior de la comisaría. Tenían una cita con el jefe de la policía local. Al entrar todas las miradas se dirigieron hacia ellos.

 

-"<¡Hey, Andrea! ¡Cuánto tiempo sin verte!>" –exclamó en español uno de los policías que estaba por ahí. En la sala sólo se encontraban tres agentes.-"<¿A quién traes de visita?>" –añadió mirando a los dos desconocidos que la seguían.

 

-"<Son agentes del FBI. Vienen a investigar el caso de los aerolitos>".

 

-"<¿FBI?>" –preguntó el joven policía ilusionado y algo nervioso.

 

-"Mulder, Scully, este es Jordi, otro de los agentes implicados en el caso" .

 

-"Hola" –dijeron los agentes americanos al unísono y extendiendo sus manos para saludar.

 

-"Vaya…eh…encantado" -balbuceó Jordi respondiendo al saludo aún sin creerse que estaba ante dos verdaderos agentes federales americanos.

 

Andrea se adelantó al despacho del jefe de policía Marcos.

-"<¡Andrea! ¡Cuánto tiempo!>" –exclamó el jefe de policía al ver a la joven.

 

-"<Hola Lluís>" –respondió la agente a tan efusivo recibimiento-. "<Supongo que estarás informado de la llegada de dos agentes de la Oficina Federal Americana>".

 

-"<Claro. ¿Han llegado ya?>"

 

-"<Si. Han venido conmigo>"

 

-"<Hazlos pasar. Por cierto: tu tío no está en su despacho. Se ha tomado unas vacaciones. Estará en casa.>"

 

-"<Gracias. No dudaré en hacerle una visita lo antes posible>" –dijo saliendo en busca de los agentes.

 

-"¿Agentes Mulder y Scully del FBI?" –preguntó el hombre indicando las sillas delante de su mesa para que se sentaran.

 

-"Si, señor" –respondió Mulder por los dos.

 

-"Supongo que ya dispondrán de toda la información sobre el caso e los ‘aerolitos’ y…"

 

-"¿Aerolitos?" –preguntó el agente dificultosamente al pronunciar tal palabra.

 

-"Si, bueno. Es el nombre con que se conocen aquí esas masas de hielo" –los agentes asintieron-. "En fin, si ya están al corriente de todo solamente me queda por darles la pista por la que deben empezar" –el jefe de policía alargó la mano por encima de la mesa arrastrando un pedazo de papel-. "Ésta es la dirección de unos testigos que guardan una parte de hielo en su hogar. De momento eso es todo lo que puedo ofrecerles para empezar. No creo que la masa tenga nada de particular, pero dado el tipo de casos que investigan hemos considerado necesario que la examinen si fuera posible."

 

-"Claro, señor. La agente Scully es científica y nos puede proporcionar su opinión" -dijo el agente enorgullecido al recordar que la inestimable ayuda que su compañera le había ofrecido tantas veces sería útil nuevamente.

 

Los agentes se levantaron y tendieron sus manos al hombre, quién los acogió amablemente. Andrea se levantó también de su silla situada en una esquina de la habitación y abrió la puerta.

 

-"<Da recuerdos a tu tío, hija"> -dijo dirigiéndose a la joven.

 

-"<Serán dados. Adiós>"

 

-"Mantenedme informado de todos los pasos que deis"

 

 

En su camino hacia el exterior de la comisaría Andrea fue saludada por otros tres policías que habían vuelto de alguna misión. Uno de ellos se quedó mirando fijamente a los agentes, tu tez morena le delataba que pasaba muchas horas al sol. Su mirada siguió la salida de los tres personajes y luego dirigió su atención hacía lo que estuviera haciendo.

 

 

 

-"El jefe de policía te tiene mucha estima, ¿verdad?" –preguntó Mulder a Andrea.

 

Se encontraban dentro del coche e iban en camino de un motel que les había recomendado la joven.

 

-"Si. Lo conozco desde hace mucho tiempo, desde mi infancia. Trabajó con mi tío hace ya algunos años. Ahora él es el capitán de la comisaría, pero el jefe de más rango es mi tío"

 

-"Vaya, así que tu tío es una persona importante".

 

-"Si".

 

El silencio se adueñó de la conversación.

 

-"¿Sabes, Andrea? Hablas el inglés con mucha soltura y correctamente. No parece que seas española" –convino Scully.

 

-"Precisamente fue mi tío quién me familiarizó con el idioma. Es americano, de un pueblo de la región de California".

 

-"¿Cómo se llama?" –preguntó el agente.

 

-"Francisco Rovira"

 

-"Ese no parece un nombre americano"

 

-"No. Veréis, cuando e trasladó aquí se lo cambió no sé por qué motivo. Su verdadero nombre es John… Ray, Rey…no recuerdo exactamente".

 

-"¿Reynolds?"

 

-"Mmmm, sí, creo que era ese. ¿Cómo lo has sabido?"

 

-"Tal como comenzaba intuí que podría tratarse de ese. Es un apellido muy común entre los californianos"

 

Mulder soltó esa excusa sin pensar. Le salió por si sola. Su corazón se aceleró. No quería dar las verdaderas explicaciones del por qué había pensado en ese apellido. Tarde o temprano debía contárselo a Scully. No era algo que debía ocultar.

 

-"Vaya, Mulder. No sabía que te dedicaras a estudiar el origen de los apellidos" –dijo una Scully sorprendida por los supuestos conocimientos de su compañero.

 

 

 

HOSTAL MONTAÑA DEL ORO

HABITACIÓN DE SCULLY

6:44 p.m.

 

El resto del día había transcurrido pacífico. Habían tenido tiempo de reponerse de tanto viaje tras dormir unas horas. Ahora si que se sentía plenamente relajada y con ganas de afrontar otra investigación. Podía escuchar los pasos inquietos de su compañero en el cuarto contiguo. Él se paró delante de su puerta y, al fin, después de unos segundos vacilantes se decidió a llamar.

 

-"Pasa, Mulder" –dijo Scully quien se encontraba tumbada en la cama.

 

-"Hola, Scully" .

 

No supo continuar. Ni siquiera sabía para qué había venido. Por una parte quería exponerle sus dudas y descubrimientos acerca el amigo de su padre, pero no se sentía seguro. Scully se veía tumbada en la cama vestida con unos pantalones y una camiseta cortos. A Mulder le chocó tal visión acostumbrado a verla siempre en traje. Eran pocas las oportunidades que tenía para ver a su compañera con tales ropas. Su mirada recorrió de punta a punta la estancia. Era igual a la suya: poco mobiliario y espaciosa.

 

Scully notó su prolongado silencio e intentó sacarlo de sus cavilaciones.

 

-"Mulder, te noto algo distante, despistado. ¿Te preocupa algo? No has abierto la boca desde que hemos salido de la comisaría".

 

-"Verás" –se decidió a decírselo-. "Antes de ayer estuve e casa de mi madre. Ya sabes, para ver como estaba todo…"

 

Scully sabía que Mulder no había asimilado totalmente la pérdida de su madre, pero insistía en visitar la casa periódicamente para procurar su conservación. Temió que aquella visita hubiera vuelto a abrir nuevas brechas en su compañero. Se sentó al borde de la cama e hizo un gesto a Mulder para que se sentara junto a ella.

 

-"…cuando subí al dormitorio encontré la puerta del antiguo despacho de mi padre abierta y un impulso me empujó a entrar. Dentro empecé a tener recuerdos, y éstos me llevaron a una caja de fotografías que ya tenía olvidada. Encontré algo: unas cartas dirigidas a mi padre de un amigo que tuvo" –Mulder se sacó del bolsillo del pantalón el manojo de sobres y postales.

 

Scully las cogió y empezó a revisarlas. Se fijó que todo tenía un mismo remitente: una persona llamada John Reynolds. Pensó en lo que quería su compañero. Todo podía ser un simple coincidencia, aunque era difícil. Mulder continuó adivinando los pensamientos de su compañera:

 

-"…Scully antes de que digas nada déjame decirte que no puede ser una simple coincidencia. Se trata de la misma persona: el tío de Andrea. Parece imposible que dos hombres con el mismo nombre hayan decidido abandonar un mismo país por una causa desconocida y que se hayan instalado en otro y en la misma región"

 

-"Conociéndote, Mulder, está claro que no te conformarás con las cartas"

 

-"Hay otra cosa, Scully. Las fechas en que fueron escritas van de 1974 a 1988. 1974, Scully. Diciembre de 1974. Lo que significa que este hombre desapareció poco después de la… desaparición de mi hermana."

 

No. Otra vez no, pensó Scully. ¿Qué pretendía Mulder? ¿Hacerse daño de nuevo? La brecha abierta tras el "descubrimiento" de la muerte de Samantha aún no estaba del todo curada. Hacía poco tiempo desde que su compañero había visto el fantasma de su hermana junto con el de otros niños desparecidos, cosa que le llevó a admitir por fin su muerte y el fin de su búsqueda. Que por fin podría dormir con la conciencia tranquila sin que mil pesadillas lo acechasen por las noches y dejarlo sin sueño. Éstas últimas semanas habían sido muy duras para su compañero: tras admitir la muerte de su hermana sobrevino el suicidio de su madre. Comprendió que se sintiera atraído por cualquier indicio que le llevara a algo relacionado con Sam.

 

-"Mulder. No indagues más en el tema de tu hermana. Ella está muerta. Tu mismo lo dijiste tras…"

 

-"Lo sé."

 

-"Entonces, ¿qué pretendes buscar ahora? ¿Qué es lo que te queda por encontrar? Ya no puedes decir: ‘a mi hermana’".

 

-"Respuestas" –Mulder vaciló-. "Ese hombre fue, por lo que pude averiguar de las cartas, el mejor amigo de mi padre. Los pocos ‘amigos’ que tuvo mi padre formaban parte del Sindicato. Todo lleva a pensar que Reynolds también formó parte de él, y que es de él de quien está huyendo. Tal vez por ver algo que no pudo asimilar. La cuestión es que se marchó poco después de lo de mi hermana. A lo mejor tenga algo que ver, quizás me pueda ayudar".

 

-"Sólo conseguirás hacerte daño. Si te pones en contacto con él quizás pongas en peligro su vida. ¿Correrías ese riesgo?"

 

-"Si. Sabes que me gustan los riesgos"

 

-"Lo sé. ¿Eso es realmente lo que deseas?

 

-"Si. Quiero averiguar lo que hace el Sindicato. Pistas, pruebas, lo que sea."

 

-"Entonces intentaré ayudarte en lo pueda."

 

Mulder cogió la mano de Scully mirándola y la sostuvo entre las suyas. Emitió una sonrisa amarga.

 

-"Gracias" –se levantó y se dirigió hacia la puerta que separaba las habitaciones-. "Buenas noches, Scully"

 

-"Buenas noches, Mulder. Descansa"

 

Él asintió y cruzó la puerta que luego cerró tras de si.

 

Scully se puso el pijama corto y se tumbó de nuevo en la cama. El aire fresco de la noche penetraba por la ventana abierta. Eso ayudó a que la agente quedara dormida profundamente en pocos minutos. En el cuarto contiguo su compañero siguió el mismo camino.

 

 

 

LABORATORIO QUÍMICO DE LÉRIDA

VIERNES 13 –7-2000

9:45 a.m.

 

Scully se encontraba delante del bloque de hielo al que debería realizar la ‘autopsia’. Esa mañana temprano habían ido Andrea, Mulder ella a visitar a los testigos que tenían en posesión al ‘aerolito’. Resultó que hacía dos días habían venido unos científicos pidiéndoles el hielo para examinarlo. Los vecinos se quisieron quedar con un pedazo, y el resto se lo dieron a los científicos. Decidieron examinar el trozo que estaba en posesión del laboratorio químico.

 

Y ahora ahí estaban los tres, pendientes de que ella decidiera abrir a la ‘víctima’. Scully se sentía algo confusa y ridícula por estar haciendo esto. Parecían estar esperando un milagro con una enorme expectación, sobretodo Mulder. Cogió un piquete y un martillo y comenzó a golpear el hielo hasta partirlo y dejar al descubierto nada más que hielo. ¿Esperaban encontrar algo más?

 

-"Mulder, ¿realmente pensaron que encontraríamos algo anormal en esto?"

 

Su compañero se encogió de hombros.

 

-"No sé, Scully. Supongo que tomaron precauciones. Todo se puede esperar de algo que procede del espacio exterior."

 

-"¿Esperaban ver un embrión de algún hombrecillo gris? Ellos mismos se podían haber encargado de esto. No sé porqué han pedido nuestra presencia."

 

-"¿De verdad habéis visto hombrecillos verdes? Digo.. ¿grises? ¿extraterrestres?" -preguntó Andrea después de escuchar el comentario de Scully.

-"Yo sí, y ella también" .Scully puso los ojos en blanco y él sonrió-. "Aunque no lo admite. No cree demasiado en estas cosas, por decir nada."

 

-"Vaya, que suerte. A mi me encantaría ver alguno" –dijo Andrea mientras salían del laboratorio.

 

 

 

Ya estaban de nuevo en coche. Mulder era esta vez el conductor teniendo de guía a la joven.

 

-"¿Os importa si pasamos un momento por casa de mi tío? Quisiera saludarle".

 

-"Claro que podemos pasar. A nosotros también nos gustaría conocerlo, ¿verdad, Scully?" –ésta asintió desde el asiento de copiloto.

 

 

 

CASA DE FRANCISCO ROVIRA

CALLE JACINT VERDAGUER, VECINDARIO Nº 3

LLÍVIA, LÉRIDA

12:41 p.m.

 

La casa estaba situada al principio de un largo y tranquilo vecindario en un pueblo a diez kilómetros de Lérida, unos cinco minutos de camino. Ésta estaba rodeada por un frondoso jardín y en medio un caminito de piedra que conducía hasta la puerta de entrada a la vivienda.

Nada más aparcar el coche Andrea salió disparada a tocar el timbre. En pocos segundo la puerta se abrió dando paso a un hombre de entre 55 y 60 años, alto y con el cabello castaño claro cubierto ya por alguna que otra cana. Tío y sobrina se fundieron en un largo abrazo, parecían dos personas muy unidas. De hecho lo eran; para Andrea, Francisco había sido como un padre cuando perdió al verdadero siendo ella pequeña.

 

-"<¡Cariño, mira quién ha venido a vernos!>" –gritó el hombre hacia el interior un vez se hubo desecho el abrazo. Al momento salió a su encuentro una mujer de su misma edad que se abrazó también a su sobrina.

 

Los agentes, ajenos a la escena, se acercaron por detrás de Andrea.

 

-"<Sólo he venido a saludaros>" –dijo Andrea al notar los pasos de los agentes detrás suyo.

 

-"<Vaya, llevas compañía.>" –dijo el hombre mirándolos.

 

-"<Si, son agentes del FBI. Están investigando el caso de los aerolitos. Querían conocerte>" –les hizo un gesto para que se acercaran-. "Mulder, Scully… mi tío"

 

Francisco observó al hombre que le había presentado su sobrina. ¿Agentes de FBI en España?

-"¿Mulder?" –preguntó algo confuso- "¿Fox Mulder?"

 

-"El mismo" –dijo el agente confundido.

 

-"¿Eres Fox Mulder? ¿El hijo de William Mulder?"

 

-"Si, ¿me conoce?"

 

-"Dios mío. Nunca creí volver a verte, ni si te reconocería. Has crecido mucho, Fox".

 

Mulder estaba todavía más confundido. No había pensado en el hecho de que pudiera conocerle, ni siquiera recordaba haberlo visto en persona.

 

-"Perdone, ¿cómo es que me conoce? No recuerdo haberlo visto nunca"

 

-"Por favor, pasad dentro. Podremos charlar más tranquilamente. Aquí fuera hace mucho calor" –se apartó de la puerta para dejar paso-. "Agente Scully, perdone que no la haya saludado. Es un placer" –dijo dándole la mano.

 

-"No..no importa" –contestó una Scully algo aturdida. Andrea la seguía en su estado de shock-. "Encantada de conocerlo también".

 

 

Al poco rato estaban todos sentados en el sofá del salón de la casa con un refresco entre las manos.

 

-"Verá, señor Rovira" –empezó a relatar Mulder-. "Descubrí unas cartas que recibió mi padre y cuyo remitente se había trasladado a este país, en esta zona. Quería aprovechar que veníamos a investigar un caso por aquí e intentar ponerme en contacto con usted. Y se dio la casualidad que hablando con Andrea, que ha sido asignada como nuestra guía, llegamos a descubrir que usted coincidía con la situación que vivió el remitente de las cartas y que llevaba el mismo nombre: John Reynolds."

 

-"Efectivamente yo soy esa persona, llámame Fran, Fox. Hace años que dejé atrás mi antiguo nombre"

 

-"No esperaba que me reconociera" –excusando su desesperación ante este hombre.

 

-"Lo comprendo. Te conozco prácticamente desde que naciste, Fox. De verdad que me alegra volver a verte."

 

-"No recuerdo haberlo visto por casa"

 

-"Pues de hecho Marcia, mi primera esposa, y yo veníamos muchas veces cenar a tu casa. Tu tenías 13 años cuando yo me marché. Mantuve contacto con tu padre hasta que él me dejó de escribir y yo hice lo mismo" –hizo una pausa-. "Por cierto, ¿cómo está Bill?"

 

-"Murió hace seis años"

-"Vaya, no lo sabía. Lo siento, Fox"

 

-"No importa, ya está superado"

 

-"¿Y Teena?"

 

Scully que hasta ahora había estado escuchando comprendió que su compañero quería estar solas con aquel hombre. Mulder le lanzó una mirada y ella comprendió.

 

-"Andrea, ¿vienes con tu tía a tomar un poco el aire al jardín?" –preguntó la agente.

 

Ella entendió enseguida. Se levantó y acto seguido lo hizo Marta, la tía. Salieron al patio. Scully lanzó una mirada hacia Mulder y éste se lo agradeció con un gesto de asentimiento con la cabeza. Cuando estaban fuera él contestó:

 

-"Murió hace poco más de mes y medio"

 

-"Vaya, Fox. De veras que lo siento."

 

Mulder negó con la cabeza. Y luego soltó:

 

-"Mi padre... murió asesinado"

 

-"¿Han atrapado quien lo hizo?" –dijo él visiblemente preocupado.

 

-"Creo que usted sabe quien fueron los responsables. Así como quien presionó a mi madre de algún modo hasta el punto de que se suicidara."

 

Fran entendió que Mulder ya sabía toda la historia y que ya se había topado con problemas. Ambos sabían que se refería al Sindicato.

 

-"Tu padre quiso protegerte de ellos"

 

Mulder soltó una medio sonrisa. Protegerlo. Seguro que lo hizo.

 

-"Usted también formó parte, ¿verdad? Y al igual que mi padre quiso desentenderse demasiado tarde. Usted logró huir, pero a él lo mataron."

 

-"Me temo que sí. No quería seguir ahí después de lo que vi."

 

-"¿Qué vio? ¿Las pruebas que le hicieron a Samantha?" –dijo alzando un poco la voz.

 

Fran parecía dolido con el comentario del hijo del que fue su mejor amigo.

 

-"Ella no fue la única persona ni lo único que vi"

 

-"Lo sé" –Mulder pensó en Cassandra Spender y las revelaciones que les dio. Ella también formó parte de las pruebas-. "Samantha está muerta"

-"Eso no es posible, Fox. Nos prometieron que nadie moriría".

 

-"Vi su fantasma. La agente Scully y yo estábamos en un caso de niños desaparecidos… en fin, es una larga historia. Pero, no me lo acabé de creer. En ese momento quise creer. Quiero creer que está muerta y está en paz. Me sentí aliviado de saber que estaba en un lugar seguro, que ya no sufriría. Pero ya no sé que creer."

 

-"Fox, sé que estás en los expedientes x. Lo único que puedo decirte es que a veces la realidad es una cosa y al poco tiempo es al revés. Nada es lo que parece."

 

-"Gracias" –dijo levantándose bruscamente- "Espero verle de nuevo antes de volver a Estados Unidos.

 

-"Claro, Fox. Siempre serás bienvenido en esta casa."

 

 

Los dos hombres salieron al jardín al encuentro de las mujeres.

 

-"¿Por qué no os quedáis a comer?" –preguntó Marta.

 

-"Gracias por la invitación, señora Rovira. Pero no nos es posible." –desistió Mulder caballerosamente.

 

-"Bueno, entonces en otra ocasión."

 

-"Andrea" –el agente se giró hacia ella- "Quédate si quieres. Luego te pasamos a buscar"

 

-"¿Estáis seguros? ¿Os apañaréis sin mi?" –ellos asintieron- "Bueno, entonces vale, pero no me vengáis a buscar. Ya me llevará mi tío."

 

Los agentes se despidieron y les aseguraron volver a verse pronto.

 

 

 

Un hombre joven estaba en su coche, aparcado más arriba en el mismo vecindario. Observando todos los movimientos de los agentes. Marcó un número de móvil.

 

-"Diga" –contestó una voy al otro lado del auricular.

 

-"Soy Alex Krycek"

 

-"¿Tienes noticias?" –preguntó la voz del Fumador.

 

-"Claro. Todo va perfectamente según el plan. El hielo fue recogido y reemplazado como pedisteis. Parece que nuestros amigos han quedado algo decepcionados con el resultado y han desistido un poco."

 

-"Bien."

-"Ahora mismo salen de hacer una visita al que parece ser un familiar de la compañera que va con ellos. Alguien llamado Francisco Rovira, por si quieren chafardear."

 

-"Claro, Alex. Nos mantendremos en contacto. ¿Tuvo buen viaje?"

 

-"Si, gracias" –contestó y colgó.

 

 

 

HOSTAL LA MONTAÑA DE ORO

HABITACIÓN DE MULDER

1:59 p.m.

 

 

Scully llamó a la puerta de Mulder y, como no obtuvo respuesta, decidió pasar. Lo encontró tirado en su cama con la cara roja y algo mojada. Pensó que estaba sudando, pero luego se dio cuenta de que había estado llorando.

 

-"Mulder…" –se sentó a su lado- "¿Qué ocurre?"

 

Mulder terminó de limpiarse las lágrimas. No quería que Scully lo viera así pero era inevitable. Algún día tenía que desahogarse.

 

-"Nada. Quizás lo necesitaba" –paró un segundo y luego continuó- "John Reynolds es la persona de la que te hablé. Formó parte del Sindicato y ahora escapa de él por el mismo motivo que mi padre, con la única diferencia de que a él aún no lo han encontrado y a mi padre sí." –volvió a pararse- "Gracias por hacer salir a Andrea y a Marta".

 

-"Comprendí que eso era algo que os pertenecía a Fran y a ti."

 

-"Dijo que no era posible que Sam estuviera muerta."

 

-"Mulder... Será mejor que no pienses en eso ahora."

 

-"Scully, ¿crees que después de lo que me ha dicho voy a continuar como si no supiera nada?" –se sentó en la cama.

 

-"Tu hermana no está aquí, Mulder. Considérala muerta, desaparecida, lo que quieras. Pero no la busques más. ¿Crees que si está viva ellos te permitirían encontrarla? Harán como hasta ahora. Si debes encontrarla la encontrarás".

 

Mulder soltó un respingo y volvieron a surgir lágrimas de sus ojos. Scully lo abrazó con fuerza. Puso su cabeza en su hombro y le permitió llorar.

 

-"Llora, Mulder. Llora cuanto quieras. Luego te sentirás mejor" –dijo sin dejarlo de abrazar.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

Disclaimer: Todo este maravilloso mundo pertenece a la 20th Century Fox y a la 1013 Productions, o sea CC y cia. Pero el resto de personajes son propiedad mía porque yo los he creado.

 

Dedicatoria: a Gillean K. y Missy K. por sus apoyos incondicionales, sus comentarios y por ser mis primeras amigas del otro lado del charco. A Laura "Peter Pan" por ser mi mejor amiga, por ser tan x-phila como yo y porque compartimos los mismos sueños (Algún día escribiremos y dirigiremos nuestras propias películas y nos llevaremos un oscar, que es nuestro destino). A Mano, mi mejor amigo internauta de chat, de Granada, mi lector oficial, aunque no haya leído aún nada de esto.

A Rossana Perrone, Giny Scully, Maf, Isaac, Brahms y Liru, por mandarme un feedback hace ya un año.

Y a todos los x-philos españoles por celebrar que el día 19 nos vuelven a poner Expediente X aunque sólo sea la 5ª temporada. Algo es algo.

 

Nota de la autora: esta primera parte fue escrita y publicada hace ya un año, pero decidí cambiar algunos detalles y empezar de nuevo.

Este relato se sitúa después de Closure.

 

2ª nota: los diálogos que estás entre <...> además de las comillas significa que están en el español original (para distinguir el "english" del spanish en España).

 

Aclaración: El fenómeno "Aerolitos" es un hecho real. El verano de 1999 cayeron en diferentes partes de España estos bloques de hielo. No hubo víctima alguna. Este fanfic parte de ese hecho, aunque yo lo he exagerado y he añadido cosas que realmente NO sucedieron. Si son reales los sucesos y lugares que irán apareciendo como la bomba de Palomares (Almería) y la base militar americana de Rota (Cádiz). Los hechos se sitúan en Lérida (Lleida) y alrededores porque fue allí donde quedaron más evidencias, pero soy de Barcelona y no conozco mucho esa zona, aunque sí existe el pueblo de Llívia (pero el nombre de la calle me lo he inventado).

Las marcas de Ovni en un campo de la comunidad de Galicia también es real y fueron descubiertas ese mismo año.

 

Feedback: Es mi primer fanfic... bueno... viendo que es una repetición puedo decir que es el segundo, aunque el primero de un intento de varias partes. Escribid a: susana.puenteARROBAretemail.es

 

Tipo: XF (investigación), algo de Angst, UST y MSR (¿me he dejado algo? Un poco de todo, ¿no?, quizá podría añadir un poquitín de H, nada, gotas contadas...)

 

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LA SÉPTIMA EXTINCIÓN: AEROLITOS... 2ª PARTE

 

 

BAR-RESTAURANTE DEL HOSTAL "MONTAÑA DEL ORO"

Sábado,14 –7-2000

8:17 a.m.

 

Mulder y Scully se encontraban tomando un desayuno. Si todo continuaba igual de tranquilo y sin novedades la investigación se daría pronto por zanjada. Hoy tenían cita en el Observatorio de Barcelona para hablar con los entendidos en el tema.

 

La tarde del día anterior había transcurrido sin ninguna novedad. Los tres agentes tan sólo se dedicaron a añadir al informe la poca investigación que habían llevado a cabo. Scully no bajaba la guardia respecto a Mulder. Después de desahogarse durante un buen rato su compañero le aseguró que se sentía mejor. Pero ella no estaba muy convencida. Él era un hervidero de sentimientos después de las últimas desgracias que le habían asechado. No era bueno dejarlo solo.

 

-"Scully…"

 

Eso era lo que menos le convenía ahora: estar solo.

 

-"¡Scully!" –la llamó su compañero elevando un poco la voz.

 

-"¡¿Qué?!" –respondió ella sobresaltada.

 

-"…" -él se la quedó mirando. Scully levantó las cejas.- "¿A qué hora debemos estar en el observatorio?"

 

-"Sobre las 10:30."

 

Mientras los agentes seguían con su interesante charla un chico joven alto de cabellos claros se dirigió hacia la mesa de recepción del hostal dónde estaba la señorita que atendía a los clientes.

 

-"<¿En qué puedo ayudarle, señor?>"

 

-"<Disculpe. ¿Puede decirme si se hospeda aquí la señorita Andrea Vilas?>"

 

La joven sacó unos folios grapados del primer cajón de la mesa y los ojeó. Paró y asintió con la cabeza.

 

-"<¿Podría decirme en qué habitación?>"

-<"Lo siento pero esa información es confidencial. Si quiere la aviso de que tiene visita y en ese caso sí que se la daría. ¿Quiere darme su nombre?>"

 

-"<Joan Valles>"

 

-"<Espere un momento, por favor>"

 

El joven se dio la vuelta apoyándose en la mesa como respaldo. En ese instante la joven a quien buscaba aparecía por la puerta que daba paso a los pasillos de las habitaciones.

 

-"<Déjelo, señorita. Gracias y perdone las molestias>" –dijo el joven a la recepcionista girándose nuevamente. Luego fue al encuentro de la joven- "¡Andrea!"

 

Andrea oyó que la llamaban y se giró. Vio a su antiguo amigo corriendo hacia ella.

 

-"<¡Joan!, ¡cuánto tiempo sin verte!>" –dijo cuando llegó a su lado. Se fundieron en un tierno abrazo de reencuentro tras varios meses sin verse- "<¿Qué ha sido de ti todo este tiempo? ¿Terminaste la carrera?>"

 

-"<Estuve en Estados Unidos terminando mis estudios de derecho. Volví hace un mes y hago algún que otro trabajo en las oficinas de la comisaría. ¿Y tu?>"

 

-"<Pues como siempre. Estoy en Barcelona. Logré sacarme la licencia de agente de policía, pero como dicen que aún soy muy joven... ya sabes… me dejan los casos de menor importancia. >"

 

-"<He oído por ahí que estás en plena investigación con unos agentes federales americanos… Debe ser un caso importante.>"

 

-"<Si… bueno. Nada especial por lo que parece. Una investigación de lo más tranquila que probablemente se cierre dentro de un par de días si no surgen novedades>" –explicó algo desanimada. A ella le hubiera gustado que el caso hubiera tenido algo más de acción-. "<Por cierto, siento lo de tu padre. Me sorprendió mucho su muerte. Tu madre...¿está bien?>"

 

-"<Sí, ella está bien, pero…eh…de eso quería hablarte>"

 

-"<¿Ocurre algo?>" –preguntó ella preocupada.

 

-"<Llama a los agentes con los que trabajas y reunámonos en tu habitación">

 

-"<¿Qué…?>"

 

Él la hizo callar poniéndose un dedo en los labios.

 

-"<No estoy seguro pero pueden estar escuchándonos. Y…sí. Tiene que ver con lo que estáis investigando>"

Ella asintió. Le dio la llave de su habitación y le indicó que los esperara allí. Se dirigió al bar dónde se encontraban los dos agentes desayunando.

 

-"¡Buenos días, dormilona! ¡Me superas a mi en eso de que se te peguen las sábanas!" –exclamó Mulder en cuanto la vio entrar por la puerta.

 

Andrea esbozó una sonrisa irónica. Echó un vistazo a su alrededor asegurándose que no había nadie sospechoso que pareciese escucharlos. Mulder se percató de ello.

 

-"¿Qué quieres para desayunar? Venga, hoy estoy muy servicial. Dime." –dijo el agente olvidando la actitud de la joven.

 

-"Tienes suerte. Aprovéchate porqué hoy tiene uno de esos días raros que le vienen de vez en cuando" –comentó Scully medio riendo.

 

-"Chicos. Hay algo nuevo para el caso" –soltó ella sin rodeos.

 

-"¿De qué se trata?" –preguntó Scully cambiando la expresión.

 

-"Un amigo mío quiere hablarnos de algo. Está arriba en mi habitación esperándonos".

 

-"¿No podemos hablar aquí?" –preguntó Mulder.

 

-"No. Me dio a entender algo así como que lo están siguiendo"

 

-"¿Quién?"

 

Ella negó con la cabeza.

 

-"Voy a buscar un par de cafés y me reúno con vosotros" –dijo Andrea.

 

 

 

HABITACIÓN DE ANDREA

8:23 a.m.

 

Joan Valles se encontraba algo nervioso. Sabía que la muerte de su padre había sido muy sospechosa. Él gozaba de buena salud y los ataques de corazón no era algo que lo amenazaran ni a lo que fuera propenso. Sus primeras dudas las tuvo el día que volvió de revisar el huerto de su progenitor. Por el camino se encontró con un agujero de un metro de diámetro aproximadamente. Más que un agujero hecho por manos de hombres parecía algo causado por una fuerza, por algo que cayó violentamente; un cráter. Al lado de éste encontró marcas de neumático de coche. Las huellas eran irregulares e iban de adelante para atrás, como si el coche hubiera intentado esquivar algo y la fuerza esa lo hubiera empujado en dirección contraria. Había una parte de esa tierra hundida, y en el fondo los rasgos de un neumático inconfundible para Joan. Entonces supo que ese no era un vehículo cualquiera, sino la furgoneta de su padre, que no era un modelo corriente por aquellos lares.

El sonido de unos golpes en la puerta interrumpieron sus pensamientos. Oyó la voy de Andrea que lo llamaba. Se levantó de la silla en la estaba sentado y fue abrir. La joven y los agentes entraron en la habitación y se acomodaron.

 

-"Chicos…éste es mi amigo Joan Valles" –los presentó Andrea.

 

-"<Joan. Éstos son los agentes Mulder y Scully. Tendrás que hablarles en inglés, no entienden español>"

 

-"No hay problema"

 

-"Joan, Andrea nos ha dicho que crees que te siguen. ¿Sabes quien y por qué?" –preguntó Mulder.

 

-"No estoy seguro de quien o quienes son, pero he visto sus caras en algún lugar. El porqué no puedo decirlo con exactitud, pero tiene que ver con algo que sospecho y que a ellos no les gusta Me vigilan"

 

-"Bien. ¿Y qué es lo que sospechas?" –inquirió Mulder activando su sexto sentido.

 

-"Estuve leyendo el caso de los ‘aerolitos’, el que están investigando. Sé que no tenía que hacerlo porque es confidencial pero, en fin, me llamó la atención una cosa…" -se quedó pensativo. Los otros tres se lo quedaron mirando fijamente esperando que continuara-. "Según el informe no ha habido ninguna víctima. Pero yo opino todo lo contrario. Creo que ha habido al menos una, pero desconozco si ha habido otras."

 

Mulder desvió la mirada hacia Scully.

 

-"¿Qué te lleva a pensar eso? Y, en ese caso, ¿quién es la víctima?" –preguntó ésta.

 

-"Mi padre. Dudo que las pruebas estén vigentes aún. ¡Todo encaja!" –exclamó desesperado.

 

-"¿Cuándo falleció tu padre? –volvió a preguntar la agente.

 

-"El mismo día que se produjo la caída de los bloques de hielo. Unos policías visitaron a mi madre y le dijeron que le había dado un ataque al corazón mientras conducía de vuelta a casa y que su camioneta había chocado contra un árbol. No me dejaron ver el cuerpo. Insistieron que era por mi bien, que había quedado destrozado."

 

-"¿Le hicieron la autopsia?"

 

-"Si. Eso es al menos lo que me dijeron. En el informe consta que falleció de un ataque. Pero mi padre, aún con sus 60 años, estaba perfectamente de salud. Precisamente en abril de este mismo año se sometió a un control médico y los resultados fueron excelentes."

 

Mulder se quedó pensativo. Por el momento no había nada que se saliera de lo normal. Recordó las anteriores palabras del joven:

 

-"Antes comentaste algo acerca de unas pruebas que probablemente no estén ya vigentes…"

 

-"Si. Las descubrí a los dos días del accidente cuando fui a echar un vistazo a las tierras. Los hechos sucedieron cuando mi padre volvía del huerto que posee en las afueras del pueblo. Una parte de la carretera es de asfalto y la otra de tierra. En la de tierra percibí unas marcas de neumáticos, que eran de la camioneta de mi padre, además de un bache de un metro de diámetro que parecía hecho por un choque. Luego, en la televisión, vi que habían muchos otros cráteres semejantes hechos por los aerolitos. Y… otra cosa. En ninguna parte de esa carretera de tierra hay un árbol o farola, o mejor dicho, no hay estructura alguna que se eleve del suelo. Con lo cual mi padre, aunque le diera un ataque, no pudo haber chocado con nada."

 

-"¿Pudiste ver la camioneta?" –preguntó Mulder.

 

-"No. La llevaron directamente al desguace. No me dejaron pasar. Los vigilantes dijeron algo de una autorización. Se ve que esa era una zona un tanto especial del cementerio de coches y sin una autorización por parte de superiores no se puede entrar."

 

-"Miraremos de investigar por esa parte pero no te prometo nada. Dentro de dos horas tenemos cita en el observatorio de Barcelona. Por la tarde nos reuniremos los cuatro e iremos al desguace" –dijo Mulder seguro-. "¿Hay algo más que debamos saber?"

 

-"Si. El entierro de mi padre fue a los cinco días de los sucesos."

 

-"¿Y?"

 

-"Y el cuerpo que enterraron sospecho que no era el de mi padre. Hubo alguna equivocación. Un intercambio de cuerpos"

 

-"¿Cómo…?" –Scully se estremeció ante estas revelaciones

 

-"Durante el sepelio tuve que cumplir uno de los deseos de mi padre. Poner dentro del féretro una fotografía nuestra. Como un recuerdo. Rarezas suyas. En el momento en que lo abrieron y puse la fotografía dentro pude ver su mano. Su cuerpo estaba cubierto por un lienzo pero la mano izquierda sobresalía lateralmente. Estaba perfectamente. Ningún rasguño ni rastro del accidente en ella. Él tenía ahí varias cicatrices de trabajar en el campo toda la vida, además de su anillo de matrimonio en el dedo anular que nunca se quitaba. No había ni rastro de la joya, que en parte comprensible porque se le pudo haber caído, ni de las cicatrices."

 

-"¿Entonces dices que el cuerpo ha desaparecido?" –preguntó Scully algo incrédula.

 

-"No lo sé exactamente. La autopsia se la realizaron en el hospital Clínico de Lérida. Supongo que debe de seguir allí."

 

-"Bien. Haremos lo que hemos dicho. A las cinco de la tarde nos reuniremos aquí, en esta habitación. ¿Andrea?"

 

Andrea había permanecido en silencio todo el rato escuchando atentamente todas as palabras.

 

-"De acuerdo. Pero si no salimos ya no vamos a llegar a tiempo al observatorio. Tenemos hora y media de camino."

 

Todos se levantaron y bajaron para dirigirse cada uno a su vehículo.

 

 

 

OBSERVATORIO DE MONJUÏC

BARCELONA

10:59 a.m

 

Mulder, Scully y Andrea hacía unos diez minutos que esperaban sentados en unas sillas en el pasillo que daba entrada a los laboratorios y al observatorio. El astrónomo con el que tenían que entrevistarse estaba en una reunión que duraba más de lo previsto. Al cabo de un rato apareció por el fondo del corredor un hombre de cuarenta años de cabellos cortos y rubios, alto y de buena complexión.

 

-"Buenos días. Ustedes deben de ser los agentes del FBI, ¿cierto?" –preguntó en cuanto estuvo enfrente de ellos.

 

-"Agentes Mulder y Scully" –contestó Mulder-. "Ella es la agente Vilas de la policía local."

 

Los tres se levantaron y tendieron la mano al hombre.

 

-"Bienvenidos. Soy David Costa, unos de los superiores de estas instalaciones".

 

El astrónomo les enseñó todas las salas que constituían aquel inmenso observatorio. Scully, como científica que era, puso especial atención a todo lo que les explicó sobre los cuerpos celestes y sus características. Los agentes hasta cumplieron uno de sus deseos: el poder contemplar el espacio a través de un potente telescopio.

 

 

 

-"Normalmente los meteoritos que caen en nuestro planeta se desintegran una vez pasada la atmósfera terrestre si no lo han hecho antes. Teniendo en cuenta que su velocidad es vertiginosa, de 100 km por segundo o superior, al chocar con la atmósfera o la estratosfera es posible que se divida en partes más pequeñas. Es entonces cuando se producen las llamadas lluvias de estrellas" –el astrónomo hizo una pausa-. "Cada día miles de meteoritos chocan con la Tierra; solo unos cuantos llegan a tocar el suelo terrestre. Eso se puede comprobar muy bien en los polos. El caso de los aerolitos es excepcional; no había visto nada igual. En ningún archivo de nuestros ordenadores consta nada parecido. Incluso contactamos con la agencia espacial americana, la NASA. Llevamos dos semanas con esto y se han llegado a establecer teorías de lo más extrañas y sobrenaturales. Como ya les dije, este fenómeno de la naturaleza no se ha observado nunca. Yo diría que lo último parecido que hubo fue cuando se produjo la extinción de los dinosaurios."

 

-"¿Cree usted que se trata de un meteorito del mismo tipo que el que extinguió los enormes reptiles?" –preguntó asombrada Scully.

 

-"Mire, no tenemos noticias de aquellos tiempos. Sólo aquello que nos pueden ofrecer los historiadores y arqueólogos que estudian las capas terrestres y que han encontrado restos de dichos animales. Hoy en día está totalmente demostrada la teoría de la quinta extinción, pues antes se produjeron otras, y por lo que han podido investigar los expertos en el tema se dice que los cráteres producidos por los aerolitos se asemejan bastante a los que dejaron aquellos. Sus características concuerdan."

 

-"¿Si este meteorito no se hubiera dividido, partido, o como quiera llamarlo, hubiera podido tener consecuencias mortales contra el planeta?" –Mulder formuló la pregunta no sin que un escalofrío recorriera su espalda. Scully y Andrea se miraron al agente con asombro ante lo que acababa de decir.

 

-"No estoy seguro agente Mulder" –David dudó un momento pensando lo que iba a decir. Ningún periodista le había formulado tal pregunta. Este agente iba directo al grano y no daba rodeos. Se removió en su asiento-. "No creo que pueda llegar a tanto como cuando los dinosaurios. Pero no le niego que podría haber causado daño y perjuicios en el mundo entero o al menos en una parte bastante amplia."

 

-"¿Han examinado algún pedazo de hielo?" –preguntó Scully.

 

-"Lo siento agente. Pero todos los que fueron encontrados se los llevaron al centro de control de epidemias del país, que se encuentra en Madrid, la capital, para someterlos a un exhaustivo examen, por si acaso. Se duda sobre su origen."

 

-"¿Han llegado los resultados?"

 

-"Unos preliminares. Nada importante. No hay nada fuera de lo común".

 

-"Gracias, doctor Costa. Le agradecemos el tiempo que nos ha dedicado. Sabemos que ha debido de atender a la prensa" –dijo Mulder levantándose del cómodo sillón.

 

Después de su largo recorrido habían terminado en una sala completamente amueblada y con unos sillones muy cómodos. Llevaban allí casi dos horas.

 

-"Ha sido un placer charlar con ustedes, agentes. Vuelvan cuando quieran".

Ya en coche y de vuelta a Lérida los agentes estuvieron comentando la entrevista.

 

-"Y bien, Scully. ¿Qué te ha parecido?" –le preguntó Mulder a su compañera.

 

-"Muy interesante. Me he vuelto a sentir estudiante, pero de astronomía"

 

-"¿Tu vocación tardía?" –preguntó Andrea desde el asiento trasero.

 

-"Aún lo estoy descubriendo. Quien sabe, nunca es tarde para averiguarlo" -dijo Scully sonriendo-. "En serio… el tipo ese parecía que estaba algo nervioso…"

 

-"Ajá" –asintió su compañero-. "Vas progresando en las observaciones" –miró a Scully-"No paraba de moverse en el sofá".

 

-"¿Estáis pensando que quizá nos ha mentido?" –preguntó Andrea.

 

-"Yo no he dicho eso. Simplemente me ha parecido que nuestra presencia le ponía de los nervios. Dentro de poco sabremos si nos ha mentido o no" –dijo Mulder. Mentir era una posibilidad. Más bien parecía que el hombre hubiera estado presionado. Presionado por alguien. Esto empezaba a ponerse interesante.

 

 

 

DESPACHO DE DAVID COSTA,

OBSERVATORIO DE MONJUÏC,

12:32 p.m

 

En cuanto acabó la entrevista se vino rápidamente a su refugio privado. Esos agentes lo habían puesto algo nervioso con sus preguntas directas. Se había expresado lo mejor y más cautelosamente que pudo, sin llegar a crear sospechas, aunque su nerviosismo si se había hecho notar.

 

-"Enhorabuena, Dr. Costa. Lo ha hecho muy bien"

 

La voz era de un hombre joven. El mismo hombre que lo había metido en todo este embrollo de mentiras. Entró por la puerta impecablemente vestido de negro.

 

-"Ahora puede dejarme en paz. Mi trabajo no se basa en las mentiras sino en la verdad."

 

-"No tan rápido. Casi les suelta lo que descubrió. ¿Entiende porqué lo avisé? Estos agentes, los americanos, meten las narices en todas partes, son muy astutos."

 

-"Hice lo que me pidió. Ahora váyase."

 

-"Ahora usted sabe demasiado. Cosas que no debería haber visto. Se ha convertido en un hombre peligroso sin quererlo" –sacó un revólver con silenciador con calma de debajo de la cazadora. Costa abrió la boca sin entender nada-. "Ahora estará todo lo tranquilo que usted desee" –lo apuntó a bocajarro en el pecho-. "Adiós doctor".

 

Y Krycek disparó.

 

 

 

HOSTAL "MONTAÑA DEL ORO"

16:53 p.m

 

Los tres agentes se encontraban en la pequeña salita del hostal esperando a que llegara Joan. Éste no tardó en hacer acto de presencia antes de la hora prevista. Así que se pusieron en camino antes de las cinco de la tarde hacia el desguace de coches que estaba en la otra punta de la ciudad.

 

 

En la carretera que iba en dirección a Lérida Mulder se fue fijando en los coches que venían por detrás de ellos. Tenía el presentimiento de que los seguían. Cinco vehículos más para atrás había uno negro que no era la primera vez veía. De repente su mente se iluminó y le reveló dónde había visto ese coche anteriormente: en la salida del aeropuerto de Barcelona, detrás de la larga hilera de taxis; en la calle delante de la comisaría; aparcado entre la veintena de coches del barrio dónde vivía el tío de Andrea; esa misma mañana en el observatorio. Pudiera ser que a Joan lo estuvieran vigilando, pero a ellos también.

 

-"Scully. Tengo la impresión de que esto se está poniendo muy feo" –dijo en tono serio.

 

-"¿A qué te refieres, Mulder?"

 

-"Alguien nos sigue. Y no es la primera vez" –Andrea giró la cabeza hacia atrás-. "Andrea, mira hacia delante. No queremos que sepa que lo hemos descubierto".

 

-"¿Qué coche es?" –preguntó su compañera.

 

-"Cinco coches hacia atrás. Un sedán oscuro. No puedo ver la matrícula, está demasiado lejos".

 

-"¿Tienes idea de quién puede ser?" –preguntó Joan desde el asiento de atrás.

 

-"No estoy seguro. Pero se están tomando muchas molestias por no perdernos de vista. Ni en un país extranjero nos libramos de ser perseguidos" –miró a Scully-. "Intentaré despistarlo. Pasaremos por el interior de la ciudad. Será lo más adecuado".

 

-"A lo mejor este caso es más serio de lo que pensamos. Esto me huele muy mal" –comentó Andrea.

 

 

A los pocos minutos se encontraron recorriendo calles llenas de tráfico y semáforos.

 

-"Tengo una idea" –propuso Mulder. El coche se paró ante un semáforo. Todos lo miraron-. "Scully, cuando te avise bajas del coche y te ocultas tras los que están aparcados. Cuando haya pasado el sedán te vas a la siguiente calle, por dónde pasaré después de dar la vuelta. Entonces intenta fijarte en el conductor. Procuraré despistarlo un poco y volveré a pasar por aquí para recogerte. ¿Entendido?"

 

Scully asintió. El rojo cambió a verde y Mulder arrancó. Se aproximó a la banda derecha de la calle. Giró en la próxima bocacalle y frenó en seco.

 

-"¡Venga sal, rápido!"

 

Scully apenas tardó un segundo en cerrar la puerta y esconderse tras unos vehículos que habían aparcados. Mulder continuó como si nada hubiera ocurrido. La agente no necesitó ver dos veces para reconocer al tipo que los seguía cuando pasó por delante de sus narices. Rápidamente se fue hacia la calle de atrás para esperar a que volviera a pasar su compañero. A los dos minutos volvieron a pasar los dos. Sin duda era él. En la mente de Scully se barajaron miles de posibilidades sobre qué podía estar haciendo ese tipo allí, en un país que no era el suyo, lejos de Estados Unidos.

 

Mulder tardó más de cinco minutos en aparecer para recogerla. Al fin logró despistarlo. Entró en el coche.

 

-"Alex Krycek" –logró decir cuando arrancaron.

 

Se hizo silencio. Nadie se atrevió a decir palabra por miedo a romper las reflexiones a las que se estaban sometiendo las cabezas de los agentes del FBI.

 

-"Su presencia lo cambia todo" –dijo Mulder calmado-. "Y el caso se vuelve sumamente interesante, misterioso y peligroso."

 

Scully asintió.

 

-"¿Se puede saber quién es ese tal Alex no sé qué?" –preguntó Andrea sin entender nada.

 

-"Es difícil de explicar todo lo que rodea a ese tipo. Por decirlo de alguna manera para que lo entiendas… Krycek forma parte del Sindicato, un grupo que está al lado de una Conspiración extraterrestre, escondiendo evidencias, las cuales nos encargamos de encontrar mediante los Expedientes X, la sección del FBI que está a nuestro cargo. Son los malos de la película, Andrea por así decirlo, y resumiendo mucho" –explicó el agente dejando a una Andrea aún más perpleja. Joan seguía el mismo camino.

 

-"¿Y?" –continuó ésta.

 

-"Pues que si el Sindicato anda de por medio significa que esta investigación es más arriesgada y que nos metemos en un terreno que nos prohíben pisar" –concluyó Mulder.

 

-"Y tan peligrosos son esos del Sindicato?" –preguntó Joan

 

-"Si. Pero no saquemos conclusiones precipitadas. Vayamos al desguace a ver qué encontramos allí y después lo expondremos todo" –dijo Scully tranquilizando a los dos jóvenes.

 

-"Scully… no creo que Krycek esté aquí de vacaciones. De momento he logrado despistarlo y eso nos da el tiempo necesario para examinar la furgoneta antes de que nos encuentre la pista" –concluyó Mulder y dirigiéndose a los dos de atrás dijo-. "Y otra cosa… en la entrada enseñaréis vuestros credenciales como policías locales. No quiero delatarnos como agentes del FBI por si acaso se complican las cosas. ¿Entendido?"

 

Todos estuvieron de acuerdo con los planes del agente.

 

 

 

DESGUACE DE COCHES

SALIDA DE LÉRIDA EN DIRECCIÓN BARCELONA,

CARRETERA NACIONAL 42

17:48 p.m

 

El calor apenas era soportable. El aire cargado de humedad se adhería en la piel dejándola pegajosa. Los vigilantes de la entrada al recinto llevaban allí desde el cambio de turno que se había producido a las tres de la tarde. Les había tocado el turno más pesado, climatológicamente hablando, y , a la vez, el más tranquilo en cuanto a transeúntes. Aunque al fin y al cabo ese no era un lugar muy visitado. Cada día entraba además de coches viejos, pura chatarra cuyo motor había dado el ultimo suspiro; y luego estaban los accidentados, vehículos aplastados en su mayor parte y que les faltaba la mitad de sus piezas. Ese era un de los trabajos más pacíficos que había, sin peligro. Tan sólo tenían que impedir la entrada ilegal de vagabundos que se instalaban en los asientos de los coches amontonados.

 

 

El ford taurus gris de Andrea aparcó. De él salieron cuatro personas. La joven se acercó a los dos hombres que se encargaban de la vigilancia seguida por los otros pasajeros.

 

-"<Disculpen. Debemos acceder a la zona de vehículos siniestrados para una investigación. Soy agente de policía local>" – dijo Andrea mostrando su placa.

 

-"<¿Tiene el pase rojo?>"

 

-"<¿Pase rojo? No. Pero soy una autoridad de la ley y eso es suficiente para entrar en estos lugares>"

 

-"<Lo sentimos, señorita. Pero me temo que no será posible. Hace una semana llegó una orden en la que decía que no se puede acceder a esa zona sin una autorización roja. Cuando la tenga entonces será otra cosa>"

 

-"<¿Pero para qué una autorización del gobierno para algo tan simple?>"

 

-"<Eso no es de nuestra incumbencia. Sólo cumplimos órdenes>"

 

-"<¿Y no pueden hacer una excepción?>"

 

-"<Se nos advirtió muy claramente. Lo sentimos pero no pueden pasar>"

 

-"<Gracias de todos modos>" –se despidió medio amablemente Andrea. Se fue hacia los agentes y se alejaron hacia el coche.

 

-"Nada, acceso restringido. Se necesita pase rojo"

 

-"¿Y desde cuando el gobierno limita la entrada a los desguaces?" –preguntó Joan a Andrea.

 

-"Desde hace una semana exactamente" –dijo sospechando- "Malditos bastardos" -masculló en voz baja.

 

-"Scully" –la llamó Mulder- "Esto se pone muy, pero que muy feo. Krycek sumado a científico nervioso y sumado a accesos restringidos es igual a problemas. Y ese tipos de problemas son iguales a algún expediente X"

 

La agente asintió lentamente. Su compañero tenía razón.

 

-"Y ambos sabemos que ahí dentro esconden algo. Así que tenemos que entrar" –dijo el agente serio.

 

-"¿Y qué propone agente Mulder?" –preguntó Joan.

 

-"Eso equivale a que si no podemos entrar por las buenas... entraremos por las malas" –dijo Scully adelantándose. Conocía suficientemente lo métodos de proceder de Mulder en estos casos.

 

-"¡Genial! Esto se pone interesante. Por lo visto el caso no se va a cerrar dentro de poco" –saltó Andrea excitada ante la acción que se le venía encima.

 

-"Andrea esto no será nada fácil. Pero una cosa está clara: si seguimos con esto los cuatro deberá ser secreto, y esto implica mantener al margen a tu amigo el jefe de la comisaría" –dijo Mulder-. "Aunque tu tío podría sernos de ayuda".

-"Está bien. Ningún problema. Pero antes tengo una pregunta, ¿qué tiene que ver mi tío en todo esto?" –preguntó algo contrariada.

 

Mulder miró de reojo a Scully y está lo imitó en el gesto. Era algo común en ellos.

 

-"El grupo contra el que nos enfrentamos, el que te he mencionado antes..." –comenzó el agente.

 

-"¿El sindicato?" –interrumpió Andrea.

 

-"Si. También se lo conoce como el Consorcio..." –prosiguió él. Dudaba si era conveniente contárselo.

 

-"Si. ¿Y? Me estás comenzando a poner nerviosa" –replicó la joven.

 

-"Tu tío perteneció a él. Fue un miembro más" –finalizó.

 

 

 

DESGUACE DE COCHES

AFUERAS DE LÉRIDA

10:37 p.m.

 

Hacía media hora que se encontraban agazapados entre los arbustos que rodeaban una de las zonas del desguace. El coche lo habían dejado un km atrás y habían venido andando con la luz que les proporcionaba las linternas y después, obligados a apagarlas para no llamar la atención, con la iluminación de la luna y las estrellas. Por suerte la noche salió serena y no había ni una nube.

 

Los vigilantes quedaban en la otra parte y no era posible verlos. Una vez seguros saltaron las altas vallas de alambre que rodeaban el recinto y penetraron en su interior. De nuevo encendieron sus linternas y buscaron entre los montones de vehículos apilados sin orden ni concierto la furgoneta que correspondía a la matrícula que les había dado Joan. Después de un rato hurgando y ejerciendo como Tarzán entre la selva, Andrea lo vio. Se acercaron todos comenzaron a examinar cada una de las partes de la camioneta. Parecía que llevara varios años expuesta allí, estaba muy gastada y maltrecha, casi irreconocible excepto por la matrícula y alguna que otra marca que la identificaba. Mulder se fijó en los neumáticos que parecían quemados como si de un fuerte frenazo se tratara. Scully logró abrir la puerta del conductor; en el interior apenas quedaba algo entero. Había restos de sangre en el volante. Sacó su bolso de pruebas y sacó de él una bolsita de plástico y un bisturí con el que recogió restos de la sangre seca. Se agachó y miró dónde los pedales de gas y freno; estaba llenos de cristales del parabrisas delantero. Alumbró los pequeños trozos cristalinos y se percató de unas manchas oscuras en algunos de ellos. No parecía sangre. Con unas pinzas se uno con uno de ellos y lo introdujo en otra bolsita.

 

A lo lejos se oyeron unas voces que se iban aproximando. Parecían los vigilantes discutiendo con alguien. Mulder lo advirtió y recogió ávidamente sus cosas listo para marcharse.

 

-"Vamos, vamos. Hay que darse prisa" –apremiaba-. "Scully cierra la puerta lo más suave que puedas y larguémonos. Están muy cerca"

 

Las voces estaban cada vez más cerca y Scully aún estaba apilando sus pruebas dentro del bolso.

 

-"Señor, le aseguro que no ha entrado nadie en toda la tarde ni en la noche. De haber sido así lo hubiéramos visto u oído" –decía uno de los vigilantes.

 

-"Me da igual lo que digáis. Sólo quiero estar seguro" –dijo una voz que Mulder reconoció como a de Krycek.

 

 

Tres figuras emergieron de la oscuridad de un bloque de cacharros. Mulder cogió a Scully del brazo y la arrastró hasta detrás de un coche a su derecha. Luego sin hacer ruido se retiraron hacia atrás para estar más protegidos. Andrea y Joan ya habían saltado la valla y estaban escondidos en los arbustos de nuevo. Mulder asomó la cabeza por una de las ventanas sin cristales del vehículo que los tapaba y vio como Krycek rodeaba la furgoneta en busca de pruebas. No encontró nada excepto unas huellas muy recientes en la arena.

 

-"¡Mierda!" –gritó-. "¡Incompetentes! Han estado aquí no hace mucho. ¡Busquen entre los coches y no paren hasta que los encuentren!

 

-"¡Oiga! ¡Que usted no es un general ni nos da órdenes! ¿Vale? Así que si quiere encontrarlos mueva sus piernas también" –le contestó uno de los chicos-. "En esta última semana sólo llegan mandatos y más mandatos de prohibido el paso. Qué puñetas, ni que hubiera un tesoro escondido".

 

 

Mulder aprovechó el despiste que los hombres habían creado para volver a agarrar a Scully y llevarla hasta la valla. Andrea había abierto un boquete de emergencia en el alambre, tal y como habían quedado en caso de una huida precipitada. Finalmente lograron salir y alejarse corriendo hasta llegar al coche, y a continuación, hacia el hostal.

 

 

 

HOSTAL "MONTAÑA DEL ORO"

HABITACIÓN DE MULDER

11:46 p.m.

 

Scully estaba agotada y apenas se mantenía derecha. En su pequeña huida se había golpeado el tobillo con algo que había por allí tirado y lo tenía un poco hinchado. Mulder insistió en que pasara a su habitación y se sentara en el borde de la cama.

 

-"Voy a por algo de hielo. No te muevas"

 

-"Mulder no hace falta, estoy bien, sólo algo cansada. Necesito dormir y mañana estaré como nueva" –dijo ella haciendo un ademán de levantarse, aunque con dificultad.

 

-"¿Lo ves? No puedes apoyarlo. Será mejor que permanezcas ahí. Déjame hacer lo que debo hacer por una vez. Ya sé que tú eres la doctora pero en casos como estos no tienes jurisdicción sobre ti misma, así que túmbate que enseguida estoy aquí"

 

Ella se recostó de mala gana y refunfuñando. No quería mostrarse débil delante de Mulder, pero hay que reconocer que era todo un caballero. Tampoco quería cerrar los ojos, pero la comodidad del colchón estableció una lucha entre la lucidez y el cansancio, ganando éste último y sumiéndola en un profundo sueño. Cuando Mulder llegó se la encontró dormida. Con sumo cuidado se sentó a su lado y le ató la bolsa de hielo en el tobillo. La observó un momento antes de irse al sillón. Andrea tocó la puerta para preguntar por ella y le dijo que estaba dormida. Cogió los informes y los repasó. Al cabo de quince minutos le quitó la bolsa. Abrió las sábanas dándole la vuelta muy despacio, le quitó las zapatillas deportivas y los calcetines y la cubrió hasta la cintura. Hacia calor. Él supuso que a ella no le importaría compartir la cama y se tumbó en el otro extremo. Rápidamente se quedó también dormido.

 

 

Scully despertó sudando. No recordaba haber ido a su habitación anoche, sino a la de su compañero. Corrió hacia el otro lado de la cama y se topó con algo. Palpó con la mano y reconoció a Mulder. Entonces se acordó del tobillo y de su compañero que fue a buscar hielo. Y nada más. Se había quedado dormida y ni siquiera la había despertado para ir a su habitación. Intentó quitarle importancia al asunto y cerró de nuevo los ojos. Le gustaba sentir de cerca la respiración acompasada de Mulder. Definitivamente después de unos minutos se percató que esto la había desvelado y que le sería imposible volver a conciliar el sueño con él a su lado. Optó por levantarse e ir a tomar un vaso de leche fresca al bar, que estaba abierto las 24 horas. El tobillo apenas le dolía ya, el frío había hecho su efecto. Una vez más gracias a la insistencia de Mulder todo estaba bien. Se calzó las deportivas y salió del cuarto.

 

Al llegar al bar vio que no estaba sola. Por lo visto Andrea tampoco podía dormir.

 

-"¿Desvelada?" –le preguntó por detrás. Ella pegó un brinco-. "Lo siento, no pretendía asustarte" –se disculpó sentándose a su lado y dejando su vaso en la mesa.

 

-"Estoy algo preocupada por todo esto. Siento como que me estoy metiendo donde no me llaman y que podría acarrear problemas serios" –confesó la joven-. "Lo de mi tío me dejó... no sé. Parece como si hubiera cambiado de personalidad y no fuera la persona que yo conozco"

 

-"En eso te equivocas. Tu tío sigue siendo la misma persona que tu siempre has conocido. Un pasado olvidado no ha de volver si no se desea. Él quiso protegerse y protegerte a ti de su vida más oscura" –le respondió Scully-. "No sigas con este caso si no lo ves claro".

 

-"No es eso tampoco. Me encanta el riesgo, pero me siento fuera de lugar porque esta es una lucha tuya y de Mulder. Una lucha que yo desconozco y que se sale de los parámetros normales" –guardó silencio unos segundos-. "Y Joan, que acaba de graduarse y se vio involucrado en todo esto involuntariamente. Estoy preocupada por él"

 

-"Es un buen chico. Se ve que sois muy amigos"

 

-"Somos más que eso aunque no queramos reconocerlo. Hemos sido amigos desde que nacimos prácticamente. Crecimos juntos, fuimos a la misma escuela y teníamos los mismos sueños. Para entonces éramos inseparables. Pero su padre no lo dejó ser agente de la ley y lo mandó a Barcelona a hacer derecho, y luego un máster en Estados Unidos. Todo ha cambiado y ahora es diferente"

 

-"No tiene porque serlo si no quieres. Poco a poco podéis volver al punto en que estabais antes"

 

Scully se sentía fuera de lugar en el hecho de estar dando consejos amorosos a una chica diez años menor que ella. Esa situación le recordó al caso del hombre que era capaz de provocar tormentas con sus sentimientos, cuando Lisa, la mujer de la que estaba enamorado, se quedó prendada de Mulder y ella tuvo que convencerla que de quien estaba enamorada era de su amigo, el rey de la lluvia.

 

-"Además, tienes suerte de que las normas civiles de este país no impidan una relación con un compañero de trabajo" –comentó Scully medio en broma para animarla.

 

-"¿Lo dices por tu y Mulder? Conozco esa regla del FBI. A menudo nos reímos de algunas de ellas para pasar el rato y comparar más que nada"

 

-"¿A qué te refieres...?" –preguntó Scully perpleja bebiendo un sorbo de su leche.

 

-"Oh, vamos. Soy más pequeña que tú pero no soy ciega. Es evidente que te gusta tu compañero y que desearías que no existiera esa maldita norma. Y él también".

 

-"Y...¿qué te hace pensar eso?" –preguntó ella curiosa.

 

-"Pues... ya sabes" –dijo ella sin dudar-. "Muchas veces cuando habláis parece que estéis en un mundo aparte. Tenéis ese lenguaje de gestos y miradas y con ellos sabéis uno del otro".

 

-"Estoy de acuerdo contigo en eso, pero ¿no has podido pensar que esa complicidad se deba que somos compañeros hace ya siete años? Y debido a nuestro tipo de investigaciones hemos creado un vínculo propio que nos permite hablar sin palabras porque es el método más seguro y sencillo. Porqué nuestras vidas corren peligro constantemente y necesitamos un modo de comunicarnos rápido y inteligible..."

 

-"Vale, vale, ha quedado claro. Pero creo que tu misma lo acabas de decir, aunque con otras palabras. Además, no puedes negar que no se preocupa por ti porqué ¿quién insistió en llevarte a su habitación para ponerte hielo en el tobillo? Fui a preguntar por ti y me dijo que te había quedado dormida, pero parece que ya está bien, ¿no?" –preguntó mirándole el pie-. "Me alegro".

 

-"¿Has terminado?" –Andrea asintió-. "Bien. En primer lugar no dudo de la caballerosidad de Mulder. Es un buen hombre..." –ella la miró con ojos juguetones- "No, no me mires así porque no voy a largar más de mi vida privada. No sé como has conseguido que te diga todo esto pero te agradecería que quedara entre nosotras"

 

-"Claro, ningún problema. Pero tienes que reconocer que tu compañero no está nada mal. Puede ser muy caballero y todo eso pero además es muy guapo..."

 

-"Andrea, tu ganas. Mulder es muy guapo, pero que esto no salga de aquí porqué sino estaré infringiendo la ley del FBI" –comentó ella riéndose y levantándose de la silla y sorbiendo las últimas gotas de leche.

 

Ella se levantó también riéndose y se fueron hacia las habitaciones.

 

-"Vaya, me dejé la llave en el cuarto de Mulder"

 

-"Tendrás que volver a la cama con tu compañero"

 

-"Te equivocas. ¿Para que crees que escogemos las habitaciones con puerta de acceso intermedia?

 

-"¿Por si algún día cambiáis de opinión?"

 

-"Muy graciosa. Buenas noches" –dijo colándose en la habitación de su compañero.

 

-"Buenas noches"

 

 

HABITACIÓN DE SCULLY

Domingo 15-7-2000

9:13 a.m.

 

Scully sintió como la zarandeaban suavemente al mismo tiempo que una voz conocida le susurraba al oído.

 

-"Despierta dormilona. Venga, que tenemos mucho por hacer hoy"

 

-"¿Mmm...Mul...Mulder?" –logró articular medio dormida y con los ojos apenas entreabiertos.

 

-"Si, soy yo. Es hora de levantarse. Son las nueve pasadas y te estamos esperando"

 

-"¡Dios! ¡Me he quedado dormida!" –Scully brincó de la cama y se enfrentó a su compañero-. "Lo siento. Esta madrugada me desperté y no pude dormir de nuevo, y cuando lo logré..."

 

-"Tranquila. Anoche estabas agotada y veo que el tobillo ya está mejor. Tómate una ducha y vístete. Te he traído un café con una pasta para que comas algo antes de irnos. Estamos abajo, ¿si?"

 

Scully asintió.

 

-"Gracias, Mulder por el hielo y por dejarme dormir en tu cama y no despertarme" –él sonrió-. "¿Dónde vamos hoy primero"

 

-"Iremos al laboratorio de la comisaría para que examines las pruebas que recogimos ayer"

 

-"Bien, enseguida voy"

 

 

 

LABORATORIOS DE LA COMISARÍA

10:27 a.m.

 

Scully expuso el trocito de cristal en la base del microscopio. Inspiró y expiró profundamente antes de decidirse a mirar por el objetivo. Una vez lo hizo no hubo marcha atrás. El líquido resultó ser de un verde oscuro y había algo en él que parecía tener movimiento. Levantó la cabeza y miró a su compañero con esa mirada entre asustada y confusa que él conocía tan bien. Se adelantó y echó un vistazo.

 

-"¿Estarás de acuerdo conmigo si te digo que esto parece sustancia alienígena?" –preguntó Mulder inseguro ante lo que pudiera pensar Scully.

 

-"Concretamente estamos observando vida extraterrestre, Mulder. Aunque me cueste reconocerlo" –dijo ella-. "Esto es más grave de lo que parece".

 

-"¿Qué piensas que pueda significar todo esto? Cuando Skinner vea nuestro informe va a saltar de alegría, te lo aseguro. Nos manda a un caso sin importancia para que demos nuestra opinión y nos encontramos con un nuevo intento de invasión alienígena" –dijo Scully entre seria y divertida.

 

-"¡Elemental, querida Scully! Puede que se trate de otro intento fracasado, aunque no podemos estar seguros hasta que hablemos con una persona"

 

-"¿Reynolds?"

 

-"Ajá"

 

En ese instantes entraron Andrea y Joan expectantes.

 

-"¡Lo tenemos, lo tenemos! Tal como pedisteis. El vecino nos dio el hielo sin rechistar cuando le contamos que era una cuestión de vida o muerte. Teníais que haberle visto la cara" –exclamó Andrea. Pero de repente se puso seria al ver las caras de los agentes.

 

-"¿Qué ocurre?"-se atrevió a preguntar.

 

-"Ahora te lo diremos" –Scully cogió el hielo de la nevera portátil y lo colocó en una bandeja. Con un piquete lo partió en dos y con unas pinzas recogió parte del núcleo y lo puso en la plata del microcopio tras retirar la otra muestra. Y observó a través de él.

 

-"Mulder, tenemos la prueba definitiva en nuestras manos. Ahora decide que hacer con ella y como proseguir la investigación"

 

Mulder también quiso asegurarse de lo que había visto Scully. Ahora era una creyente, tenía pruebas tangibles delante de sus ojos. Y lo mejor: las aceptaba.

 

-"¿Pero podéis decirnos de qué se trata?"

 

-"Míralo tu misma. Comprenderás enseguida" –la animó Mulder.

 

-"¡¡Dios!! Esto es...es..¿organismos extraterrestres?"

 

-"Efectivamente. Y ahora mismo nos vamos inmediatamente a hacer una visita a tu tío"

 

-"Mulder, ¿qué hay del cuerpo de la víctima? Propongo que vayamos antes al hospital y lo examinemos" –sugirió Scully.

 

-"¿Crees que nos dejaran pasar?"

 

-"Lo dudo, pero no perdemos nada por intentarlo"

 

-"Está bien. Vayamos allí primero" –concluyó el agente decidido.

 

Inmediatamente recogieron las cosas y se lanzaron en una carrera en la que no había tiempo que perder. Cada minuto era muy valioso. Y todos lo sabían.

 

 

CONTINUARÁ

 

 

¿Os ha gustado? ¿No? Pues hacédmelo saber, ¿vale?