Caminos
Reencontrados
Susanna
Disclaimer: Creo que esta parte ya la sabéis de memoria. Resumiendo digo que los personajes no me pertenecen realmente sino que corresponden a aquellos que ganan dinero con ellos utilizándolos para hacer esta maravillosa serie. Pero la imaginación es libre y escribir no hace daño a nadie porque no saco nada con ello, tan sólo diversión y entretenimiento, cosas que gustan a todos los fans.
Dedicatoria: a Gillean por su amistad, a Merry, mi lector oficial, que últimamente parece haber desaparecido de la faz de la tierra; y a Laura Peter Pan, de Zaragoza, mi mejor amiga, con la que compartí tres maravillosas semanas de agosto hablando sin descanso de EX. Gracias a todos.
Y a CC, GA y DD por permitir que esta serie sea tan maravillosa.
Y..a todos que se tomen la molestia de leer este vicio, ;-)
Feedback: no lo voy a pedir de rodillas ni a rogar. Todos los que habéis escrito y habéis recibido opiniones de los demás lo sabréis valorar. Los que no habéis escrito nada que sepáis que esto es esencial para cualquier humilde persona que se dedica a escribir para compartir. Nunca se agradecen suficiente.
susana.puenteARROBAretemail.es
Nota de la autora: éste es mi segundo fanfic y lo escribo con el fin de hacer un paréntesis en la conspiración de "La séptima extinción: Aerolitos".
Este relato corto es un Post-Requiem muy sencillo, sin complicación alguna. Tan sencillo que quizá sea muy parecido a otros ya escritos. Pero también quería aportar mi granito de arena en este tema. No he podido resistir la tentación.
Soy española, lo cual significa que aún no he visto el episodio, pero lo he leído unas cuantas veces.
Qué más. ¡ah! Todo está bajo el punto de vista de Scully. Creo que no hay nada más que añadir, simplemente ¡a disfrutar!
Tipo: Post-Requiem.
Apartamento
de Mulder.
21:33
p.m
El tiempo transcurre lentamente: las semanas, los días, las horas, los minutos.Cada segundo es eterno, eterno en esta espera interminable. Y cada uno de ellos está dedicado a tu búsqueda.
Sólo un detalle me recuerda el presente: el crecimiento de ese milagro en mi vientre. Seis meses han transcurrido desde que supe de mi embarazo, los mismos desde que tú desapareciste.
El despacho del sótano se siente vacío, triste, incompleto. Le falta su otra mitad. Ahora yo ocupo tu asiento detrás del escritorio mientras que en el mío lo hace el agente John Doggett, un nuevo integrante en la plantilla que me ayuda en los expedientes X. Es curioso, pero el día que lo conocí me recordó a nuestro primer encuentro. Entonces tú eras el creyente y yo la escéptica; ahora yo asumo tu papel y Doggett el mío. Cuando lo escuché discutir nuestro primer caso me di cuenta de cuánto ha cambiado mi forma de pensar. Un vez me dijiste que no podía negar todo lo que he visto y sentido, que ha sido mucho durante casi ocho años. Así que continuamente me parece un ignorante que lo desconoce todo, y es entonces cuando me paro a pensar si sería esa la misma impresión que tuviste de mí al principio. Ahora comprendo lo duras y pesadas que fueron para ti esas primeras semanas tras mi incorporación a tu lado, más que nada por mi escepticismo y mi rotunda negación a creer en tus paranoias y una vida más allá de nuestra galaxia.
Cuando no estoy en la oficina me encuentro en tu apartamento, a la espera de alguna pista o revelación que me ayude a llegar hasta ti. Skinner no quiere que trabaje tanto, dice que debo descansar. Diariamente viene a visitarme al sótano para ver que tal me encuentro. Se ha convertido en un gran apoyo, al igual que mi madre.
Es tarde. Debería ir a acostarme para estar despejada mañana.
En mitad del corto trayecto hasta la habitación suena el teléfono. Su sonido me sobresalta.
-"Scully" -mi voz sale soñolienta. No lo puedo evitar, estoy cansada.
-"Ha aparecido"
Es la voz grave y seria de mi jefe diciéndome esas palabras que tanto añoraba escuchar. Tan sólo dos palabras que temía y anhelaba oír. Ellas hacen que en milésimas de segundo el cansancio haya desaparecido para dar paso a una mente totalmente lúcida y lista para asimilar todo lo que me venga encima.
-"Dónde" -logro articular. En mis ojos ya han empezado a asomarse lágrimas de emoción y alegría.
-"Hospital Memorial"
-"Voy para allá"
No le doy tiempo a contestar. Cuelgo el teléfono, voy a por el abrigo y abandono la calidez del apartamento para sumergirme en el frío invierno de Washington en busca de mi coche.
Urgencias es un tumulto de gente esperando ser atendida. Con esfuerzo logro llegar al otro extremo de la sala y comienzo a recorrer los largos pasillos que me parecen interminables, laberintos. Estoy tan nerviosa que no me percato de que he pasado cuatro veces por delante de Información. Parece que piso por primera vez un hospital. Me quedo sin respiración de tanto correr así que me paro a observar lo que me rodea. Una enfermera pasa por mi lado. Le toco el hombro con el fin de detenerla.
-"Perdone. Busco a un hombre que ha entrado por urgencias hace poco menos de media hora. Su nombre es Fox Mulder.".
-"Lo siento señorita, pero no puedo ayudarla. Tendrá que preguntar a las encargadas de esta sección" -dice señalando la mesa dónde encima rezaba un cartel diciendo 'Información'. Detrás de ella se hallaban dos mujeres que se veían jóvenes.
-"Gracias" -le contesto. Aunque su ayuda no ha sido muy útil.
Cuando me doy la vuelta diviso a Skinner a lo lejos. Parece tan cansado como yo. Me acerco con pasos rápidos. Lo interrogo con la mirada.
-"Está en cuidados intensivos. Tercera planta. Habitación 306".
Sin pensarlo dos veces hecho a andar rápidamente hacia los ascensores. Skinner me sigue por detrás.
No es la primera vez que estoy en cuidados intensivos, pues yo misma había sido su paciente. Mis pasos resuenan en los pasillos desiertos. Sólo algún doctor se cruza conmigo en mi interminable carrera hacia Mulder. Al mismo tiempo que avanzo lo hacen los números de las habitaciones: 300.302.304.306. Me detengo ante la ventanilla que hay al lado de la puerta y observo. Él está tendido en la cama, conectado a miles de cables que controlan sus constantes vitales. No se mueve. Tiene los ojos cerrados. Duerme. Está en coma. Una joven con uniforme blanco mueve sus dedos por la máquina situada a un costado. Con el otro brazo sostiene un portafolios dónde va anotando lo que el aparato indica. Noto que una mano cálida se posa en mi hombro; es de Skinner. Con un asentimiento de cabeza le hago saber que estoy bien.
La enfermera sale de la estancia, cierra la puerta y se detiene ante nosotros.
-"¿Son ustedes familiares?" -pregunta con voz amable.
-"Si" -responde mi jefe sin vacilar.
¿Skinner mintiendo? No es la primera vez que lo hace. Supongo que quiere evitar dar explicaciones a la mujer. Aunque en cierto modo esa mentira es verdad, somos los únicos familiares que le quedan a Mulder.
-"¿Cuál es su estado?" -pregunto. Mi voz apenas logra salir al exterior limpiamente.
-"En este momento está estable dentro de lo que cabe. Su estado no es grave teniendo en cuenta como lo hallaron. Si llegan a encontrarlo más tarde no hubiera sobrevivido. Su cuerpo está lleno de heridas y llegó con todas ellas abiertas. Además de que ya estaba inconsciente a causa de la sangre que había perdido. Está en un coma leve, en cualquier momento puede despertar".
-"¿Puedo verlo?"
-"Sólo un momento. Es muy tarde para las visitas".
La habitación era amplia. Al lado derecho de la cama había un gran ventanal cubierto por cortinas. Una luz tenue situada sobre la cabeza de Mulder a duras penas iluminaba toda la estancia. Una mesita y dos sillas era todo lo que había de mobiliario, además del armario con las medicinas necesarias para atender al paciente.
Con pasos lentos me acerco a su lado, me siento en el borde del colchón y miro su expresión. Algunos rasguños manchan su rostro inmóvil e insensible. Las lágrimas invaden mis pupilas y no puedo evitar dejarlas correr libremente mejillas abajo. Mi rostro se inunda de ellas. Con una delicadeza poco usual en mí, cojo su mano como si esta fuera de porcelana y fuera a romperse en mil pedazos con sólo rozarla. Ésta está libre de cable alguno. La acuno entre las mías unos segundos para luego volver a depositarla con la misma delicadeza en un costado. Me pongo en pie evitando hacer el menor movimiento posible. Aparto el pelo pegado de su frente y la beso suavemente. Quiero hacerle saber que ya está a salvo, que no hay nada que temer. Ahora sólo tiene que despertar para empezar de nuevo con su vida, nuestra vida.
Abandono la estancia con la misma cautela con la que he entrado. Skinner, que está sentado, se levanta. La enfermera se acerca también después de salir de otra de las habitaciones. Le tiendo una tarjeta con el número de la oficina y mi móvil.
-"Llámeme en cuanto se produzca cualquier novedad, por favor" -le digo.
-"Claro, señorita. Lo haré, descuide"
-"Gracias"
Asiento con la cabeza y empiezo a alejarme pasillo abajo. Oigo como Skinner agradece a la enfermera sus atenciones y corre para atraparme.
-"¿Cómo lo ha encontrado?" -me pregunta cuando me alcanza.
-"Bastante bien comparado con las palabras de la enfermera sobre como lo habían encontrado. Lo creí en un estado peor, pero gracias a Dios se recuperará pronto. Las heridas cicatrizan rápido".
Llegamos al ascensor. Subimos y él pulsa el botón de la planta baja. Me mira fijamente.
-"¿Qué ocurrirá a partir de ahora?"
Su pregunta me deja un poco desconcertada. Supongo que estaba tan preocupada en encontrarlo que no me he detenido a pensar en el después. Entre Mulder y yo no sé qué pasará. ¿Lo dice por las normas del FBI respecto a la no posible relación personal entre dos agentes? Ni yo misma estoy segura qué ocurrió antes de que él despareciera. Creo que empezamos a ver nuestra relación como algo más que compañeros de trabajo, pero entonces no sabía de mi embarazo.
-"No lo sé" -contesté a lo que él quisiera saber. Y en parte es verdad; no sé que curso tomarán las cosas a partir de que Mulder despierte.
-"Disculpe, Scully. No debí haberle preguntado. Esperemos que todo evolucione favorablemente. Ya habrá tiempo para el después".
Skinner me entiende. No sabe como le agradezco esas palabras.
Sótano
9:47 a.m
Camino por los pasillos medio atontada debido al cansancio. Esta noche casi no he podido pegar ojo. Estaba pendiente por si había alguna llamada del hospital. No he querido quedarme en casa, necesito mantenerme ocupada. Skinner me dijo anoche que no tuviera prisa por aparecer en la oficina, que descansara. Así que ahora mismo mis ánimos no están altos. Los ruidos que provienen del interior del despacho me hacen saber que Doggett está ahí trabajando.
-"Buenos días, Scully. Skinner me lo ha contado todo. Me alegro que por fin haya aparecido"
-"Gracias Doggett"
-"Hoy no hay nada nuevo. Estaba recogiendo mis cosas"
-"¿Te han trasladado ya?"
Ouch, qué mal ha sonado eso en mi boca. Me fijo en su cara y percibo un aire de decepción. Está dolido.
-"Perdona. No lo quise decir en el sentido que has entendido. Decía que."
-"No, Scully. Recojo mis cosas porqué me voy a pasar las Navidades con mi familia en Colorado. Mi vuelo sale dentro de tres horas. Por otra parte creo que mi permanencia en este departamento pronto terminará. Ahora que ha regresado Mulder todo volverá a su cauce"
-"¿No vas a echar de menos los expedientes?" -pregunto sentándome en la silla.
Doggett tarda en responde. Parece que se lo piensa. Termina de recoger sus cosas y se pone en pie.
-"Creo que sí"
Viene hacia mi con paso vacilante y deposita un suave beso en la mejilla.
"En fin, Scully. Feliz Navidad. Y cuídate"
"Feliz Navidad"
Se marcha y cierra la puerta tras de sí. Este hombre en muy poco tiempo lo ha aprendido todo. Tres son más fuertes para luchar. Se lo comentaré a Skinner y a Mulder. cuando despierte.
5:42
a.m
Un sonido agudo y continuo me saca del sueño. Tardo en percatarme que es real. Que se trata de mi móvil situado encima de mi mesita. Enseguida descuelgo:
-"Scully"
-"¿Señorita? Soy la enfermera del hospital"
-"¿Ha ocurrido algo?
-"El paciente ha despertado. Se encuentra perfectamente"
-"Gracias, voy para allí"
Esta vez el camino no es eterno. Apenas hay coches a esa hora de la mañana. Empieza a despuntar el nuevo día. La nieve recién caída cubre las calzadas de las calles. Es Navidad.
Hospital Memorial
Habitación 306
6:17 a.m.
Entro en la estancia y lo primero que veo es a Mulder sentado en la cama, recostado sobre cojines, y mirando hacia ventana, cuyas cortinas están abiertas. Se gira, me mira, sonríe. Acabo de cerrar la puerta sin dejar de observarlo. Sonrío. Me acerco despacio a su lado. Se inclina y me abraza, muy fuerte. Lo abrazo también. Cuanto echaba de menos esos abrazos cálidos y seguros. Lo sabe. Me siento en el borde del colchón como la otra vez, sin dejarlo. Una lágrima se desliza por mi mejilla. Él lo nota, y me separa un poco, lo suficiente para limpiarla con un delicado gesto de su mano. Ésta se posa luego en mi abultado vientre. Lo ha notado, sorprendido. Pero no pregunta, comprende. Él siempre comprende sin hablar. Así nos entendemos, sin palabras.
-"¿Niño o niña?" -son las primeras palabras que pronuncia. Me ha echado de menos. No ha olvidado nada. Me quiere.
-"Aún no lo sé. Esperaba a que volvieras para averiguarlo juntos" -con eso lo he dicho todo. Y así es. Sus labios se posan sobre los míos tímidamente. Nuestro reencuentro. Nuestros caminos vuelven a estar juntos. Vuelve a abrazarme. No me iré, Mulder. Nunca.
Miramos por la ventana. Los primeros rayos de sol penetran por ella iluminando parte de la habitación. Unos rayos que indican el comienzo de una nueva vida.
-"Feliz Navidad, Mulder"
-"Feliz Navidad, Scully"
FIN
¿Os ha gustado?, críticas, flores, bombones, amenazas. en fin, lo que queráis. No os digo más: susana.puenteARROBAretemail.es
¡¡¡¡¡FELIZ
NAVIDAD A TODOS!!!!