Autor: Cecilia Alvarez.

Nota de autor: Tengo que disculparme por las leyes de comunicación  en mi relato…imaginen que Mulder y Scully hablan un excelente español o que los habitantes de la localidad Las Cuevas hablan un excelente inglés…sorry.

Disclaimer: Hagamosla corta, los personajes de la serie “X files” lamentablemente no me pertenecen, son de CC y la Fox y…blablabla.

    

Silencios  Silencios  Silencios  Silencios 

 

Oficinas del FBI

7:05 a.m.

 

Subí al ascensor y oprimí el botón con más fuerza de la que era necesaria. No estaba de buen humor, y creo que mi rostro no lo ocultaba. Caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta, la abrí para encontrarme con Mulder, se hamacaba sobre la silla apoyando los pies sobre el escritorio, tenía unos papeles en la mano y los leía pensativamente.

Cerré de un portazo que casi hace que Mulder cayera de la silla.

- Hola Scully.- dijo con una gran sonrisa. Todas mis amenazas y cavilaciones se desplomaron cuando vi su sonrisa.

- Muy bien Mulder.- dije, intentando parecer enojada.- no me habrás despertado a las 6:30 para saludarme ¿o si?.-

- OK Scully, no te enojes.- me dice intentando ponerse serio.

- ¿Qué sucede?.- pregunto, esta vez sonriendo.

- Encontré un nuevo caso.- dijo, haciendo un ademán para señalar los papeles que estaba leyendo.

Doy un suspiro de resignación.

- ¿De que se trata esta vez?.- pregunto mientras me siento.

- Vamos muestra más entusiasmo, es mejor que esa basura que nos dan que investiguemos últimamente.-

- Por lo menos la basura que investigamos últimamente no me saca del país…pero lo mismo ¿de que se trata?.-

- Bueno, no es que estés saltando de alegría pero por lo menos muestras curiosidad.- me dice con resignación.

- En 1973 un grupo de siete hombres y una mujer intentaron escalar el Aconcagua, contrataron un guía, Miguel Alfonso, había una gran tormenta pero lo mismo subieron. Los dos primeros en bajar lo hicieron casi enseguida, al parecer la tormenta era más fuerte de lo que pensaban. El siguiente bajó a los 5.700 metros. Otro abandonó a los 6.300, el guía acompañó a este último al bajar…O sea que quedaron cuatro personas ahí arriba: William Zeller, policia de profesión, el agricultor Arnold McMillan, el ingeniero John Cooper y la maestra Janette Johnson, todos norteamericanos. Tres días después el guía encontró a Zeller y a McMillan, deliraban y decían incoherencias. No supieron decir que pasó con Janette Johnson y John Cooper. Meses más tarde una expedición argentina encontró a Cooper…muerto. En Mendoza los médicos descubrieron que tenía una profunda herida  en el abdomen, tal vez producida por una piqueta de escalador y varios golpes en la cabeza que es lo que le provocó la muerte…Dos años después un grupo de escaladores encontró el cadáver de la maestra, congelado. Por la manera en que se encontraba se pudo comprobar que recibió golpes feroces y brutales. Ambos casos fueron clasificados en el sumario judicial como “homicidio”.- Mulder me muestra un recorte de diario que tiene una foto en la que aparece un joven de unos 25 años.

- Carlos Kowalsky, ese fue el oficial que dirigió la investigación.- me dice señalando la foto.- según él fueron atacados por otra persona allá arriba, dijo tener pruebas pero no vivió lo suficiente para mostrarlas, murió en circunstancias misteriosas poco después de empezar la investigación … yo pienso lo mismo.-

- Mulder no me dirás que quieres arrestar al hombre de las nieves y que viajaremos a Argentina para resolver un homicidio que sucedió hace 27 años, tal vez, muy seguramente se mataron entre sí, estaban en medio de una tormenta, la paranoia surge en esas circunstancias.-

- No creo que haya sido así. Zeller y McMillan no recordaban lo sucedido arriba. Bueno ¿viajas conmigo y disfrutas de un emocionante caso…o te quedas y pasas otro aburrido, común y corriente fin de semana?.- preguntó con una sonrisa picara.

- Está bien, no quiero tener que recorrer medio continente para buscarte en la cima de una montaña.- explico, a lo que Mulder me contesta con una sonrisa.

-  ¿Qué está gracioso?.- pregunto al verlo reírse.

- Scully…cada vez lo haces más seguido.-

- ¿Qué?.-

- Caer bajo los encantos de “Spooky” Mulder.- explica sin saber cuanta razón tiene.

- Mulder… estás loco.-

- Esta confesión te parecerá extraña de mi parte… pero no es la primera vez que me lo dicen.-  

- ¿En serio?.- contesto fingiendo incredulidad.

 

Aeropuerto John F. Kennedy

12:25 a.m.

 

Mulder llegó algo tarde (cinco minutos antes de que el avión saliera),  lo esperaba con un bolso en una mano y mi saco en la otra.

- No te recomendaría que lleves eso, en Argentina hace un calor infernal.- comentó señalando el saco.

- Y me lo dices ahora.- contesto mientras  pienso que toda la ropa que llevo es así de abrigada.

- Vámonos Scully estamos retrasados.- dice mientras empieza a caminar entrando al aeropuerto.

Las diez horas de vuelo nos dejaron agotados, y me agoto más al pensar que al día siguiente tendríamos que conducir diez horas más.

 

Las Cuevas, Mendoza

2:45 p.m.

 

Llevo diez horas y medias conduciendo. Son las tres menos cuarto y todavía no almorzamos. Scully duerme a mi lado… está a mi lado. Luego de todo lo que la he hecho pasar continúa aquí y me sigue en una locura más, le agradezco en silencio, y no la desperté para hacer que me reemplace como otro modo de agradecerle. Desvío varias veces la vista de la ruta para admirarla, admirar su belleza; y me doy  cuenta que cuando duerme, la firmeza del muro que nos separa se desvanece y la puedo ver sin esa muralla de escepticismo que tape los ojos, y lo que veo es hermoso.

Cuando detengo el auto ella se estremece levemente y me doy cuenta de que sus hermosos ojos azules me están mirando. Sonríe.

- Mulder, ¿dónde estamos?.- dice entre medio de un bostezo.

- Llegamos.- le digo mientras sonrío.

- Mulder, no habrás conducido todo tú solo ¿o sí?.- me dice con seriedad

- Bueno yo…-

- ¿Por qué no me despertaste?.-

- Te veías demasiado hermosa para hacerlo.- creo que mi boca me está jugando una mala pasada. Mi reacción es peor, bajo la cabeza y esquivo su mirada, parezco un adolescente en su primera salida. Cuando atino a mirar a Scully me doy cuenta que a ella se le subió igual o más cantidad de sangre a la cara. Estamos en otro de los silencios incómodos que siguen a una revelación que podrían afectar nuestra relación.

Me tartamudea un gracias y se toma unos segundos antes de bajar del auto y ya somos nuevamente Spooky Mulder y Scully.

La comisaría es grande y los oficiales se pasean de un lado a otro en ella.

- Disculpe, ¿podría informarnos quién es el oficial a cargo?.- el muchacho pasea la mirada por la habitación y señala a un hombre de unos 50 años.

- Es ese.- me dice para luego seguir caminando

Me dirijo hacia el hombre que me señaló y Scully me sigue.

- Somos Fox Mulder y Dana Scully, FBI.- digo mientras Scully y yo sacamos nuestras identificaciones.

- No tenemos ningún caso que este bajo su jurisdicción.- contesta secamente.

- Ya lo sabemos queremos revisar sus registros de los homicidios que ocurrieron en el Aconcagua y entrevistar a cualquier oficial que haya tenido alguna relación con el caso.-

Se queda medio minuto mirándome con expresión de imbécil y me pregunto si tendré que chasquear los dedos frente a él para que regrese a la tierra, pero reacciona antes de que me disponga a hacerlo.

- ¡Ramírez!.- hace aparición un joven de aproximadamente 23 años.- dale a estos agentes lo que necesiten.- dice y luego nos da la espalda y entra a una oficina. Un hombre muy simpático, pienso mientras sigo al joven.

Los registros están tan ordenados como mi apartamento, por lo cual nos resulta difícil encontrar el expediente que queremos.

Pasamos media hora perdidos entre papeles y polvo hasta que lo encuentro. Sus páginas están amarillentas y luego de darle una rápida ojeada me doy cuenta  que le faltan varios datos.

- Scully, le podría sacar más a un anciano con buena memoria que a este expediente.- le digo pasándole el expediente.

- Mulder esto dice menos de lo que tú me dijiste.- me dice con preocupación.- le falta el informe de las autopsias y las declaraciones de Zeller y McMIillan, solo hay un informe de un tal Aaron Wolf.- me extiende el informe.

- Bastante raro.- digo en un susurro.

- Mulder, no me extraña que se haya perdido información con esta organización.

- No, lo que me extraña es que el nombre sea norteamericano estando en Argentina.-

- Tal vez siga en Mendoza y podamos entrevistarlo.- me comenta mientras nos dirigimos a la puerta.

- Tal vez.-

Caminamos hacia la oficina del oficial a cargo y entramos. En ella se encuentra el simpático hombre que nos recibió. En las paredes colgaban fotos, en una de ellas se lo veía escalando, en otra en lo que parecía ser la cima de una montaña y otra en la que aparecía una muchacha con equipo de montañismo junto a él. En el centro se encontraba un viejo escritorio de madera, detrás de él, el amigable oficial a cargo.  

- ¿Encontraron lo que buscaban?.-

- Si… pero  faltan declaraciones, informes de las autopsias, evidencias, todo… sólo hay un informe de un tal Aaron Wolf, y ya que es lo único que hay quisiéramos entrevistarlo.- se quedó mirándola con la misma cara que puso antes.

- Yo soy Aaron Wolf.- dijo al fin.

- ¿Usted estuvo en la investigación de los homicidios?.-

- Si.- contestó pensativo.

- ¿Qué conclusión personal sacó usted?.- Scully me pregunta qué hago, con la mirada.- ¿Qué piensa que sucedió ahí arriba?.- insisto.

- Seguramente se mataron entre sí, creo que eso es lo más lógico; y todo lo que tengo que decir sobre eso lo puede encontrar en el informe que tiene en sus manos.- dice secamente, para luego pararse y abrir la puerta.

 

Café Plaza

5:15 p.m.

 

Caminamos para buscar un lugar en el cual comer, ya que los dos moríamos de hambre.

Estamos en un pequeño café frente a la plaza central. Mulder come un enorme sandwich para acompañar el café (¿?) mientras yo como unos tostados con un jugo de naranja .

- ¿Qué opinas Scully?.- me pregunta mientras se limpia ketchup de la comisura de los labios.

- Lo mismo que Aaron Wolf, que se mataron entre ellos, la mejor prueba de esta teoría es la herida en el cuerpo de Cooper producida por la piqueta de escalador.- concluyo a sabiendas que encontrará algún defecto de mi teoría para incluir a extraterrestres en ella.

- Scully, el asesino necesitaba una de esas para escalar el Aconcagua, a menos que sea David Coperfield y sepa levitar.- tiene razón, pero sólo el hecho de que estuviera sentada evita que caiga dura, muy pocas veces escucho a Mulder atacarme sin incluir brujería, mutantes, OVNIs, extraterrestres o algo fuera de los límites de lo racional.

- ¿Eso quiere decir que crees que el asesino es humano?.- pregunto confundida, me mira unos segundos.

- Nunca dije lo contrario.- contesta antes de darle una buena mordida a su sandwich.             

- Creo que fue por venganza; tenía que ser un escalador experimentado y haber escalado la montaña por lo menos dos veces, porque si no tendría que haber contratado un guía que habría declarado que otra persona subió la montaña, a menos que sean cómplices o que el asesino haya sido un guía.- continúa y me sorprende nuevamente con su teoría (bastante aceptable por cierto).

- Podría ser.- acepto al final.

- Por primera vez la enigmática doctora Scully toma como posibilidad una de mis teorías.- me dice sonriendo.

- No Mulder, por primera vez dices una teoría que se pueda tomar como posibilidad.-  

- Deberíamos entrevistar al guía, Miguel Alfonso… me tomé el trabajo de averiguar si estaba vivo y conseguir su dirección.- dice mostrándome triunfante un pequeño papel.

- ¿Nos vamos?.- dice haciéndome una exagerada reverencia. Caminé indiferente frente a él pero sin poder evitar que una sonrisa se formase en mis labios.

La cabaña del guía se encontraba a las afueras de Las Cuevas, parecía ser un sitio agradable. Tocamos la puerta durante un buen rato antes de que nos atendieran. Un hombre de unos 55 años la abrió bruscamente, se quedó de pie en la entrada  durante unos segundos y pude sentir su mirada pervertida sobre mi, una sonrisa que expresaba este sentimiento y malas intenciones se dibujo en su rostro, Mulder también se dio cuenta.

- ¿Miguel Alfonso?.- preguntó Mulder con cierto resentimiento. Recién entonces se fijó en Mulder y no intentó ocultar una mueca de desprecio.

- FBI.- dijo mientras sacábamos nuestras identificaciones.

- ¿ Usted es el que sirvió de guía a los norteamericanos asesinados en 1973?.-

- Así es.-

- ¿Podría contarnos sobre lo que sucedió allí arriba?.-

- Los intenté convencer que no subieran…la tormenta era espantosa, pero decían algo sobre una apuesta con un ex novio de la chica, dos de ellos se resignaron antes de que la cosa se pusiera difícil, otro cuando ya estábamos a mitad del camino, otro más luego de subir un trecho, había dos de ellos que eran muy protectores con la muchacha que iba con ellos, Zeller y Cooper…creo. Una muchacha muy hermosa.- dijo mientras se  centraba en mí con la misma mirada pervertida.- tuve un altercado con ella.- Mulder y yo no tuvimos mucho trabajo en imaginar el tipo de altercado que tuvo con Janette Johnson.- me hicieron bajar con  el último hombre que se resignó, días después aparecieron Zeller y McMillan semimuertos y diciendo incoherencias…eso es todo.- finalizó.

Nos disponíamos a irnos cuando dijo:

- Ah… señorita si quiere podría invitarla a tomar una bebida adentro.- me dijo señalando la entrada a la cabaña. Me hice la indiferente frente al último comentario y no contesté nada, me limité a meterme al auto.                              

- Mulder, no me sorprendería que él sea el asesino, ese hombre es despreciable, tampoco me sorprendería que Janette Johnson presentara abuso sexual cuando fue encontrada.- digo con seguridad.

- Scully, no dudo ni por un instante que ese hombre merezca estar en la cárcel… pero no por esto, no creo que sea el asesino.- me dice con firmeza.

- Pero…- comienzo a replicarlo confundida.

- No lo se, Scully… llámalo una corazonada.- interrumpe y desvía la vista de la carretera para mirarme a los ojos.    

 

Café Plaza

7:13 p.m.

 

Llegamos al café, pero al parecer ninguno de los dos tiene apetito.

- Todavía es temprano.- me dice mirando su reloj.- averiguaré sobre Carlos Kowalsky y las evidencias que decía tener.- me dice mientras se dispone a ir caminando quien sabe dónde con la seguridad de que conseguirá lo que quiere.

- Nos encontremos aquí a las nueve.- asiento con la cabeza.

- Yo buscaré los informes de las autopsias.- agrego mientras empiezo a caminar hacia donde dejamos el auto.

Las calles son algo oscuras y maldigo que hayamos dejado el auto tan lejos.

Camino por las calles con las llaves en la mano, cuando siento un ruido a mis espaldas, antes de que me dé vuelta todo se torna negro.

 

……..

 

Veo un cartel luminoso “Telefónica”, entro y me dirijo hacia donde están las guías no me cuesta encontrar la residencia Kowalski, ya que hay uno solo en la localidad Las Cuevas, memorizo la dirección.

- ¿Donde queda la calle… San Martín?.- la pregunta hace pensar al muchacho que atiende.

- Tres cuadras a la derecha.- me contesta al fin.

Empiezo a caminar hacia la dirección señalada hasta llegar al número de casa que indicaba la guía.

Toco la puerta y me atiende un muchacho de unos diecisiete años.

- Hola, soy Fox Mulder del FBI.- le digo enseñándole mi identificación.

- ¿FBI?, eso es en Estados Unidos.- me contesta.

- Estoy aquí investigando un caso que fue de Carlos Kowalsky.- le explico.

- Mi tío.- me dice haciéndome pasar.      

- ¿Qué sabes sobre el último caso que investigó?.- le pregunto.

Se sienta pesadamente en un sillón y baja la vista. Cuando la levanta para mirarme se ve la tristeza reflejada en su rostro.

- Mi padre murió hace seis meses, un tumor inoperable.- me dice señalándose la cabeza.- él estuvo internado tres meses antes de que muriera, en la última semana me dijo todo sobre eso… mi tío creía que hubo otra persona arriba, el asesino,  aparte de las cuatro personas que fueron atacadas, la evidencia que decía tener era la piqueta de escalador con la que se atacó a Cooper; no era la de Janette Johnson si eso era lo que creía. No salió en los diarios… mi tío siguió personalmente el rastro del origen de la piqueta y le confesó a mi padre que sabía quién era el asesino y que estaba en el equipo de investigación. Eso fue todo lo que me dijo, pero yo averigüé quiénes eran  los que estaban en el equipo.- Se levantó y volvió con dos fotos. En la primera aparecían ocho personas, siete hombres y una mujer, la muchacha de la foto en la oficina de Wolf.- Este es el grupo que  subió el Aconcagua.- En la otra había once personas alrededor de una mesa, solo reconocí a Carlos Kowalsky y Aaron Wolf pero con veinte años menos.

- Este.- me dijo señalando a este último.- es Aaron Wolf, él es el único que tiene experiencia…-

- …en montañismo.- lo interrumpí. Me miró con curiosidad.

- Vi fotos de él escalando en su oficina.- le explico mientras recuerdo las fotos.

Miro mi reloj, son las 8:45. Recuerdo lo acordado con Scully y me dirijo hacia el café.

Me siento y espero.

Pasa media hora y no hay rastro de Scully.

Empiezo a caminar hacia donde dejamos el auto, pero la preocupación me vence y corro.

Sigue ahí en el mismo sitio donde lo dejamos, lo que quiere decir que Scully nunca llegó al auto.

Retrocedo mis pasos y encuentro las llaves del auto en el suelo. Las tomo, corro hacia al auto, prendo el motor y piso el acelerador.

En medio de mi alocada carrera suena mi celular.

- Mulder.-

- Agente…- escucho la voz de Wolf del otro lado del teléfono.- disfruto de la compañía de la agente Scully, lamentablemente ella no se encuentra en condiciones de saludarlo.- suelta una risa.

Siento cómo la ira me invade y me duele la garganta al contenerla.

- Maldito perro miserable si le ha hecho algo yo…-

- No le haré nada si arreglamos un encuentro.- suspiro intentando calmarme.  

- ¿Dónde?.- la pregunta parece un estallido.

- En las afueras de la ciudad hay una estación de servicio abandonada, dentro de una hora. Sólo.-

- Está bien.- apenas logro decir las palabras.

 

 

 

Afueras de Mendoza

9:30 p.m.

 

Abro los ojos y me encuentro con Aaron Wolf, me está apuntando con un arma y yo solo pienso en Mulder, en vez de pensar en mi vida solo pienso en él, en nosotros; que nos amamos en silencio, porque lo confesamos con nuestro silencio ya que mi alma está desnuda a los ojos de él y la suya a mis ojos, porque nuestras miradas revelan este sentimiento tan potente que nos une con intensidad, ese silencio es la única barrera que nos separa. Pienso en todos los momentos junto a Mulder que ese silencio me impidió pasar y cierro los ojos esperando darme fuerza para afrontar lo que me espera.

- ¡Arrodíllate!.- me grita mientras me apunta. Obedezco sin replicar, él se ubica detrás de mí. Cierro los ojos y espero el golpe mortal. Escucho el disparo y me desplomo en el suelo.

- ¡Scully!.- siento que me quitan algo de encima y abro los ojos para encontrarme con el rostro de Mulder distorsionado por la preocupación.

- ¿Estás bien?.- mi cerebro tarda unos segundos en darse cuenta de que no tengo una bala en la cabeza.

- Sí.- contesto aturdida y miro a mi alrededor, el cuerpo de Aaron Wolf está a mi lado…él si tiene una bala en la cabeza.

- ¿Cómo me encontraste?.- pregunto confundida.

- Fue por una corazonada por la que vine antes al encuentro con Aaron Wolf, espero que ahora  le hagas más caso a mis corazonadas.- me dice mientras me ayuda a pararme.

 

Mulder hace las declaraciones a la policía, yo estoy demasiada conmocionada para hacerlo, a mi solo me hacen unas cuantas preguntas para confirmar lo dicho por Mulder.

Mulder toma el volante, no me quejo ya superé mi toque feminista. Por la ventana logro ver el cielo estrellado…es hermoso.

 

………

 

Ella y yo permanecemos en silencio, nos amamos en silencio y lo demostramos con los más leves gestos… un roce lleno de electricidad y química, con cada sonrisa… nos decimos cuanto nos amamos con un “hola”.

Yo soy el que más intento romper ese silencio, el que más confesó con palabras lo ya dicho sin ellas. El hecho de casi perderla me hace pensar en lo absurdo que resulta mantener esa barrera.

Detengo el auto y poso mi mirada sobre la suya.

- ¿Qué sucede Mulder?.- pregunta con sincera preocupación.

La beso, un beso correspondido enseguida lleno de pasión, ternura y amor…amor que confesamos en silencio, sin palabras, con cada gesto, movimiento y roce.

Esta noche nos amamos más allá de las palabras y más allá de los silencios. Fue una expresión física y pura de nuestro amor.

Esta noche no fui el único en desvelarse.   

Fin

 

Si están leyendo esto quiere decir que leyeron mi relato, GRACIAS.

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Nota de autor: El caso mencionado arriba sigue sin resolver, las teoría, resolución, personalidad de Miguel Alonso, los personajes Aaron Wolf y Carlos Kowalsky fueron creadas por mi imaginación.