Título: And if...
Autor: Suej
Categoría: yo diría que AP.
Spoilers: ninguno
Claves: A.U. (universo alternativo), Trabajo en progreso (aunque eso depende de vosotros)
Declaración: Mulder y Scully me pertenecen. CC plagió mi idea original, aunque en mi versión española eran un par de guardia civiles, con un gorrito de tridente y un coche todoterreno. Además se llamaban Pedro Parra y Patrocinio Paredes....
VALE, lo reconozco, eso es mentira. Por lo que yo sé, M&S siempre han pertenecido al surfista de blanca melena. Y físicamente pertenecen a DD y GA. Económicamente pertenecen a la Fox.

Feedback: sí, claro. Me gustaría saber vuestras opiniones, y también si queréis que siga, o no. Y sinceramente, si os parece que no merece la pena que siga, decídmelo, por favor. Aunque si es posible, sin entrar en la ofensa... Seguiré adelante con la historia o no según las opiniones que reciba.
Mi mail es :anika_scuARROBAhotmail.com 

Nota: Tengo un problema. Soy horrible para poner títulos. De hecho, ni siquiera me gusta el título de este relato.
Por eso querría que alguien me ayudara. Si continúo con este relato, me gustaría que la continuación tuviese un título... más apropiado. Si alguien es tan amable de prestarme su ayuda y hacer las veces de "beta-reader", que me mande un e-mail...
Estaría eternamente agradecida...

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Al entrar en la oficina cerró con llave la puerta. Tiró el abrigo sobre la mesa auxiliar del rincón y se acercó hacia su escritorio. Empezó a rebuscar entre los documentos, material de oficina y cajas que, en algún momento de los últimos.... seis años, habían albergado comida para llevar...

Bajo un montón de papeles varios una pequeña placa anunciaba en letras rectas y sobrias "Fox Mulder"... < ohh, sí, recuérdamelo> devolvió los papeles a su sitio con cuidado de que ni una sola de esas letras asomara a la superficie.

No era un buen día. En absoluto. Era uno de esos días, cada vez más comunes con el paso del tiempo, en el que la desesperanza se apoderaba de él.

De esos en los que el póster colgado a su espalda, "quiero creer" suponía un peso imposible para sus hombros. Y aquella maldita placa había terminado de estropearle el día. Ni siquiera sabía por qué no la tiraba.

En momentos como este prefería vivir la fantasía de que no era nadie. No tenía nombre, ni apellido, ni una misión en la vida. Era un ser sin propósitos, sin identidad, una simple sombra que se sentaba en su sillón y esperaba. Lo que sea. Por eso había desatornillado la placa con su nombre de la puerta, era mejor así, sin identificación, el hecho de que resultase más difícil para el resto del mundo encontrarle de ese modo también había sido un hecho determinante, para qué mentirse...

Sin embargo, hacía años que nadie había cruzado esa puerta, y aunque jamás lo admitiría, una parte de él deseaba que algún día alguien se acercara... no se le ocurría un buen motivo para que lo hicieran... "agente Mulder, le apetece venir a tomar un café con nosotros??" sí, claro eso era muy posible... o "he oído hablar de usted y me interesa su trabajo"... eso era menos probable que ser premiado en la lotería...rusa.
Quizá un " verá, me han asignado este caso que...." sí, esa era la mejor opción, pero normalmente si alguien necesitaba las dotes investigativas del viejo "spooky" Mulder, recurrían directamente a Skinner que, con una llamada, lo sacaba de nuevo del mundo de los muertos.

Nadie se arriesgaba a bajar a los dominios de lo paranormal. Al final, lo de destornillar la placa probablemente había aumentado sus posibilidades de ser visitado, por algún despistado buscando la sala de calderas, claro.

Dejó las divagaciones para más tarde y se encaminó hacia su sillón, más que sentarse, arrojó su cuerpo descuidadamente sobre el mismo.

Allí sentado, con la corbata floja alrededor del cuello empezó a pensar sin motivo en su compañera, perdón, ex compañera. Él ni siquiera la había considerado como tal, pero eso era lo que ponía en los documentos de asignación.

Hacía años que no la veía, y se preguntaba qué tal estaría; esperaba que bien, en el fondo, sabía que era una buena chica. Nadie habría deducido su simpatía hacia ella por su manera de comportarse, pero, tampoco nadie habría deducido la clase de perdedor en la que se convertiría en unos años aquella joven promesa del FBI, no?? Las apariencias engañan... <uau, menuda deducción para un licenciado en psicología de Oxford...>

Desde que ella se había ido nadie había vuelto a bajar.
En momentos, y aún a veces ahora, llegó a sentirse culpable por haberla presionado... presionado?? Eso es lo que había hecho?? No, señor, simplemente le había hecho la vida imposible. Dejándola de lado, arrastrándola de un lado a otro del país, tratándola con ese aire burlesco de yo-soy-mucho-más-que-tú, que tan bien había aprendido durante su relación con Phoebe...

Admitía todo eso, pero se negaba a sentirse culpable, aunque esa determinación muy a menudo fallaba, porque sabía que era lo mejor para ambos, para ella, pues tendría una vida mucho más tranquila, y para él, porque siempre había sido un animal solitario, y no necesitaba a ninguna pequeña espía alrededor para retrasar su trabajo.... Y, ella habría decidido marcharse de todos modos, con o sin su presión... habría cambiado un poco la fecha, quizá, tres meses, seis, más tarde, pero el desenlace habría sido el mismo... nadie podía soportar una exposición prolongada a los expedientes X del agente Mulder.

Podría llamarla, ella le había dejado su teléfono... "por si lo necesitaba" e incluso en ese momento ambos estaba seguros de que no lo usaría... no... para qué llamar, era una buena chica, pero no tenía nada de que hablar con ella. Ni él era el tipo de hombre del que a ella le gustaría volver a oír hablar.

<este maldito tren de pensamientos apesta. Necesito un respiro. De todos modos no voy a hacer nada hoy>

Decidió salir de allí cuanto antes. Pensó en ir a dar un paseo, pero en seguida rechazó la idea, no sabría ni qué hacer. Al final decidió ir a recoger los informes de la autopsia del cadáver de su último caso, o, último despropósito, como podría ser rebautizado. Hacía tiempo que no llevaba ningún verdadero expediente x, y a pesar de su determinación de cambiar ese hecho, aún no había conseguido ningún buen caso.

Tampoco era como si sus superiores le presionaran, desde luego no para que resolviese expedientes x. Ya le habían dado por perdido, y si conservaba su sección y su puesto de trabajo era simplemente por sus colaboraciones temporales con la unidad de crímenes violentos y por las "amistades" que conservaba en las altas esferas. Sospechaba que también sus "amistades" le habían dado por perdido, que el único motivo por el que seguía en el FBI era por las influencias de su padre.

O, quién sabe, quizá al FBI le gustaba tener su propia leyenda negra. Algo que pudiesen contar en el futuro a los grupos de turistas que cinco días a la semana curioseaban alrededor de la primera planta en una de esas monótonas visitas guiadas "Y aquí conservamos la placa y el arma del agente Fox William Mulder, que, según cuentan las leyendas, enloqueció durante su estancia en Crímenes Violentos, y pasó los últimos años de su vida encerrado en el sótano, gritando a todo aquel que se encontrase que los hombrecillos verdes existen"..

No, no parecía algo que encajase mucho con el FBI. Pero, tampoco las nuevas guías con minifalda eran algo que encajase mucho con la política de sobriedad del bureau...

Subió por las escaleras hasta la planta baja, y decidió parar para comprar un refresco antes de subir hasta el laboratorio para enfrentarse al calvario de pedir los informes médicos, que implicaban siempre una espera de al menos, media hora.

Últimamente todos sus casos pasaban al nuevo forense del equipo de Crímenes Violentos, un fulano al que aún no había conocido, por lo visto era un hombre demasiado ocupado como para poder atender personalmente a Mulder el Siniestro... En su lugar un niñato recién salido del la facultad respondía con inseguridad las dudas que Mulder pudiese plantearle. Aún así, no podía más que reconocer que el tal "fulano" hacía un gran trabajo.

Mulder cruzó la gran sala de entrada del edificio J.Edgar Hoover hacia la sala de descanso.

Cuando volvía con una lata de té helado dispuesto a subir al laboratorio, algo le llamó la atención al lado del detector de metales. Había una niña sola, pequeña, de unos seis años, aunque la estimación de edades no era su fuerte, tenía el cabello castaño claro y una postura que inmediatamente reconoció como defensiva . Miró alrededor, intentando determinar si la madre o padre de la niña estaba por allí, pero no había nadie cerca. Así que se acercó a ella.

-Hola
-Ehh...hola.
-Vaya, pareces muy sola -de cerca, el caabello de la niña era rojo profundo y no podía tener más de siete años - ¿esperas a alguien?
-Aha

La niña miró hacia arriba, y él pudo leer desconfianza y precaución en unos enormes ojos azules. Por primera vez , Mulder cayó en la cuenta de lo insegura que debía sentirse la niña ante la aproximación de un extraño que, para colmo era muchísimo más grande que ella. Con la intención de que ella se sintiera más segura, se había colocado demasiado cerca, haciendo que ella tuviese que mirar hacia arriba y consiguiendo justo el efecto contrario, que la niña se sintiera más incómoda por su proximidad.

Solucionó ese problema rápidamente, colocándose en cuclillas, de manera que su cara estuviera a la altura de ella.

- ¿A quién?, ¿a tú mamá? -preguntó
-sip
-Ya, pero seguro que ella no te ha traíddo, ¿no? ; ¿has venido con tu colegio, a ver el FBI?

A la última frase le había dado una entonación estúpida, se sentía como uno de esos presentadores de programas infantiles, o recién salido de Barrio Sésamo. Y la niña seguía asustada e incómoda. Decidió cambiar la técnica.

-Mira, soy agente del FBI, ¿ves? -le moostró su placa- y había pensado que a lo mejor te habías perdido y necesitabas ayuda.
-...Fox...
-¿QUÉ? -siguió la trayectoria de la miraada de la niña, y se dio cuenta que aún mantenía su identificación en alto, y ella sólo leía.
-Es tu nombre, ¿no?
-sí. El agente especial Fox Mulder, a suu servicio, madame, para lo que necesite. -eso consiguió una sonrisa - vaya, ¡si sabemos sonreír! sin duda, esa ha sido una de las sonrisas más bonitas que he visto, ¿me dedicarías otra?

La sonrisa fue ahora mucho más amplia.

-Bueno, ¿vas a explicarme ahora qué hacees aquí tan sola?
-Ya te lo he dicho, esperando a mi mamá,, ella también es del FBI, sabes... hoy he salido antes del cole y me he tenido que venir a esperar, me quedé con Cindy, pero ella ha tenido que ir a hacer de vientre, sabes...
-Cindy, ¿trabaja aquí también?-la niña aasintió- bueno, supongo que me quedaré aquí hasta que vuelva, o ¿prefieres que me vaya?
-¡No! Quédate... Me aburro, Cindy es lella.
-¿Te aburres? ¿y ese libro que tienes eentre las manos?? Ehhh??

Pronunció todo eso con grandes aspavientos, y no pudo dejar de pensar en lo ridículo que debía parecer para un observador externo, pero ¡qué demonios! Por fin encontraba a alguien que le hablaba en el bureau, aunque fuese una pequeña versión de "Ana de las tejas verdes".

-Mira... te gusta?? Es el Principito, peero es que ya lo he leído...
-¿entero?
-No, hasta donde mamá ha llegado. No pueedo leer más sin mamá... es nuestro trato. Leemos juntas por las noches...
-El Principito... me gusta mucho ese libbro.... mi parte favorita es....

-Gabe!!

La niña se giró repentinamente al oír el que Mulder supuso era su nombre. El se giró también hacia la dirección de la voz y apenas pudo ver una furia de negro que pasó rozándole, desestabilizando su figura agachada.

La mujer, porque algunos segundos después pudo observar que eso es lo que era, se inclinó hacia la niña y la cogió en brazos, y no le dedicó ni un segundo de atención hasta que, con la niña bien agarrada, se alejó unos cuantos de metros; <por seguridad> pensó Mulder con ironía. <Es definitivo, esta no es la lela de Cindy que fue a hacer de vientre>

-¿qué demonios haces aquí sola? No debisste alejarte de Cindy, y, desde luego, jamás debiste hablar con extraños!!!

<upss, ese soy yo>

-Verá, señora, yo vi a la niña sola... -- la mujer abrió la boca para decir algo, y Mulder decidió cambiar de acercamiento-soy agente del FBI

-No me importa!! si me disculpa, estoy hhablando con mi hija, esto no le incumbe y además, ni siquiera le conozco.

Mulder se quedó paralizado ante el tono usado por la mujer ,y por su mirada, una mirada que decía "atrévete a protestar y conocerás la tortura china"
<¿Agente del FBI?... ¿seguro que no es marine??> se sentía estúpido por sentirse intimidado por una mujer que no debía llegarle más allá de la mitad del pecho.

Debía ser la madre. Mirada de cerca, era casi una versión crecida y trajeada de la niña; pelirroja, tez clara, enormes ojos azules... No pudo dejar de observar que era una mujer realmente bonita... Incluso su mirada desafiante le resultó hasta... estimulante...le causó una sensación de precipitación en el estómago, algo que no recordaba haber sentido en mucho tiempo.

Antes de que se diera cuenta, la "furia" ya se alejaba de él, del mismo modo en el que había llegado, sólo que ahora con una niña cargada a la cadera. La niña se giró hacia él con una mirada avergonzada y agitó una mano en señal de despedida.

En la sala relativamente vacía que era la entrada al edificio J. Edgar Hoover, lo único en lo que la mente de Mulder pudo concentrarse por un momento fue en el "tac,tac" rítmico de unos imposiblemente altos tacones negros.

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CONTINUARÁ???


Sugerencias, felicitaciones, insultos y propuestas de matrimonio a anika_scuARROBAhotmail.com 

Pensándolo mejor... los de los insultos mejor guardadlos para vosotros...