Título: Bosque del Alba II Autor: subcube E-mail: subcube1ARROBAhotmail.com Tipo: misión x-files, misterio y una pizca de MSR. Resumen: Un lugar frío y oscuro, unas cerillas, lágrimas, mi reino por una luz. No todo el mundo tiene miedo de lo mismo. Spoliers: Ninguno Disclamer: Los protagonistas de este relato (Mulder y Scully) no son míos (ni Skinner, aunque sólo sea una mención) pero que se prepare CC porque algún día intentará copiar los míos. (vale, vale, ¡dejadme soñar!) Este relato está dedicado a Gillian Terol porque ella me ha metido en esto y me ha instado a volver a escribir. Así que si no os gusta como escribo en parte ella tiene la culpa, jejeje . Es broma, Gillian. Sabes que te aprecio muchisisisimo. En ese momento regresó Truman con un vaso de agua. T: Aquí tiene. S: Gracias, puede llamarme de tú. T: Lo mismo te digo. Mulder notó cierto juego de miradas que no le gustó nada de nada; ¿celos?. M: Scully, ¿estás mejor?. S: Sí, háblame de lo que has encontrado. M: Sí. Mira. Mulder cogió de la mesilla una especie de libreta. Estaba forrada de cuero, muy brillante. Era un bloc de notas muy bonito, negro. Se lo pasó a Scully. Scully lo abrió y lo estuvo mirando por dentro. Se paraba en algunas páginas para leer. M: Esta chica estaba investigando para una tesis. Es la chica que han encontrado muerta. S: Pero esto de lo que habla no puede ser cierto. M: y ¿por qué no serlo?. S: Habla de una guerra; de un refugio para las mujeres de los hombres que combatían. Y jamás he oído hablar de una guerra en Detroit. M: Quizá no fue una guerra humana. S: ¡Mulder!, no empieces. M: Agente, ¿sabe algo sobre una guerra en este lugar?. T: Llevo poco tiempo en Detroit. De todos modos no sé nada de esto. Me extraña tanto como a vosotros. S: Aquí pone que en una sola noche murieron 86 mujeres refugiadas y 15 enfermeras. Y que se les diagnosticó infarto. Eso no puede ser. M: Aquí hay algo que no es normal. Creo que nos vamos a encontrar con algo que no es de este mundo. S: Mulder, no sé lo que nos vamos a encontrar pero vuelvo a tener miedo. Pasaron las horas y siguieron leyendo las anotaciones de Andrea. Descubrieron que estaba haciendo una tesis sobre la muerte de las mujeres refugiadas en un hospital que hubo en aquella zona. Andrea había preguntado en Detroit pero nadie sabía nada, o nadie quería decir nada. T: Es muy tarde. Debo marcharme. Vivo con mi abuela, y está sola. S: Es una pena. Que te marches, digo. Mulder volvió a notar esas miraditas que no le gustaban. Truman salió de la casa. Estaba anocheciendo. M: Scully, te gusta ese hombre, ¿verdad?. S: ¿Y por qué te lo iba a decir?. M: Nada, nada, no quiero que los líos sentimentales interfieran en nuestro trabajo (claro que si fuese conmigo..., pensó). S: (una pequeña y pícara sonrisa apareció en su rostro) No te preocupes. Estoy acostumbrada a que mis sentimientos no interfieran en nuestro trabajo, Mulder. (¿Qué habrá querido decir?, pensó Mulder). M: ¡Mierda!, no hemos comprado nada para cenar. S: Tú y tu apetito eterno. M: Qué pasa. ¿Piensas pasar toda la noche sin comer nada?. No sé tú pero yo no puedo pensar con el estómago vacío. Así que ya podemos estar bajando al pueblo a comprar algo, eso si es que hay alguna tienda abierta,... S: Mulder, cállate. (Cara descolocada de Mulder) S: Antes de subir he comprado comida y bebida. Está en el coche. M: mmmmm (Ceja levantada de Scully). M: No esperaba menos. S: Mulder, eres idiota. M: jajaja, perdona Scully. Gracias, estás en todo. Qué haría yo sin ti. (Eso mismo pienso yo, Mulder. Pensó Scully) Scully sacó del coche unas bolsas con comida y bebida. La bebida estaba caliente así que la metió en el congelador y no cenaron hasta que la bebida estuvo algo fresquita; cerveza para ser exactos. S: Mulder no deberíamos beber estando de servicio. M: Si estamos perdidos en un bosque que no conoce nadie. Además, un poco de cerveza no nos hará nada malo. Comieron, comieron y comieron y , claro, también bebieron pero sin pasarse. Eran las 23:50 de la noche. El bosque estaba tranquilo, un pequeño viento soplaba fuera y movía las finas ramas de los árboles. Scully y Mulder habían terminado de cenar y estaban sentados en la planta baja. Cada uno en un sitio. Mulder en un sillón frente a Scully que estaba recostada en un sofá. Los dos se miraban disimuladamente. Como pensativos para no dar a entender que se miraban uno al otro. (Dios mío, es preciosa. Podría estar eternamente mirándola a los ojos. Debería decirle que la quiero. Pero que gilipollas, no, si me rechaza me moriría. ¿He bebido demasiado o me estoy poniendo más tierno de lo normal?. Pensaba Mulder) (Que bonito, desearía poder decirle todo lo que pienso sobre él, todo lo que siento. Pero tengo miedo a que me rechazo; no, quedaría como una tonta. Pensaba Scully). S: ¿En qué piensas Mulder?. M: En... ¿Te has dado cuenta de lo tranquilo que está el bosque?. S: Ah!,... sí. Mulder se levantó del sillón y se acercó a una ventana. M: Es muy extraño. Desde que llegamos esta mañana al bosque, no he visto ningún animal. S: Sí, es verdad, es extraño. M: Dicen que los animales perciben cosas que los humanos no podemos percibir. S: Sí, es cierto. ¿Te hace pensar en algo?. M: Creo que aquí hay algo muy gordo, Scully. Mulder miró a Scully. Ella estaba sentada en el sillón con la cabeza entre sus manos, agachada. M: Scully, ¿te encuentras bien?. S: Me duele la cabeza. Desde que llegamos esta mañana me han dado pequeños dolores pero lo he asociado al cansancio. Ayer dormimos poco. M: Recuéstate. Si te quedas dormida estaré contigo. (Sí, me encanta que se preocupe por mí; es un sol. Pensó Scully). S: No Mulder. Esa chica murió de noche y aquellas mujeres refugiadas también. No quiero quedarme durmiendo. Quiero ver lo que pasa aquí. M: Como tú quieras pero no te preocupes, no te dejaré sola. S: Gracias pero me vas a tener que dejar sola un momento. Tengo que subir al aseo. (mmmmm... si no me molestaría acompañarte...; pensó Mulder). M: te esperaré recostado. No te preocupes, no me dormiré. Scully se levantó del sofá. Al ponerse de pié sintió un pequeño mareo pero no le dijo nada a Mulder para no asustarle. Mulder se acostó en el sofá donde estaba sentada Scully. Ella se fue acercando a las escaleras que subían a la planta de arriba. Conforme se acercaba notó una pequeña aceleración en su pulso. Pero no tenía miedo de nada en especial. No le dio mucha importancia y empezó a subir los peldaños. A medio camino recordó lo que había pasado esa tarde, lo de la puerta. Se paró en un escalón y miró hacia Mulder para llamarle, para que le acompañase. Pero al abrir la boca para llamarle no dijo nada. Se quedó con la boca abierta, expulso el aire que había tomado y siguió mirando a su compañero. Volvió la mirada hacia delante y siguió subiendo. (¿Qué me pasa? Tengo ganas de llorar; jamás he sentido tanto miedo. Y no sé por qué. ¿De qué tengo miedo?. Pensaba Scully). Llegó a la planta de arriba. Estaba muy oscuro. La luz de la luna entraba por la ventana del fondo pero aún así nada más que se percibían siniestras sombras en el suelo y en la pared. Scully miró hacia la dichosa puerta. No había puerta. Eso la tranquilizó. Buscó el interruptor de la luz. En la pared de la derecha. El pasillo era espeluznante. Acertó a la primera. Encendió la luz y gritó. S: ¡¡¡Muuuuuldeeeeer!!!. ¡¡¡¡¡Noooooo!!!!. Scully vió a Mulder en medio del pasillo lleno de sangre y barro. Tenía los ojos abiertos, ojos muertos. Scully se acercó corriendo a él entre lloros y gritos. Lo tenía a sus pies. Se agachó, lo abrazó, cerró los ojos y lloró con él abrazado contra su pecho. Scully estaba manchándose de sangre, de sangre de Mulder. M: ¡¡¡Scully!!!. ¿Qué haces?. Scully abrió los ojos. Su piel se quedó blanca y fría al ver que no abrazaba a nadie. No tenía a nadie entre sus brazos. Es más, miró hacia dónde había escuchado la voz de Mulder y él estaba allí, al principio del pasillo, junto a las escaleras. Scully no daba crédito. Empezó a llorar aún más fuerte y se desplomó, aunque consciente, en el suelo. Mulder corrió a ella. La levantó un poco. Ella no estaba desmayada pero había perdido las fuerzas de repente. El miedo se había apoderado de ella completamente. S: Mulder, pensé que habías muerto. Que no volvería a escuchar tu voz. M: ¿Por qué dices eso?. S: Te he visto en el pasillo tirado, lleno de sangre y barro. Sucio. Tus ojos estaban abiertos pero sin vida. M: Scully... no te preocupes. Te aseguro que no he muerto. Scully volvió a llorar aún más fuerte. S: No quiero que mueras Mulder. No quiero que mueras. M: No voy a morir. Nos vamos de esta casa ahora mismo. S: No. Quiero llegar hasta el final. Quiero que alguien pague por esto. M: Me niego, Scully. No estás bien. Scully miró fijamente a los ojos de Mulder. Él se derretía. S: Mulder. Gracias por preocuparte por mí pero si digo que puedo aguantar, es que puedo aguantar. M: Está bien, no discutiré. Pero no te volveré a dejar sola. Scully entró en el aseo con la puerta abierta. Mulder se quedó en la puerta pirando hacia dentro. S: Muldeeeer.... M: Perdona. Mulder se dio la vuelta y Scully orinó. Bajaron a la planta de abajo y siguieron charlando. M: ¿aún te duele la cabeza?. S: Sí, pero menos que antes. M: En cuanto quieras que nos vayamos nos vamos. S: Mulder, nunca quieres dejar una caso a medias, ¿qué te pasa?. M: Vaya una pegunta, Scully. Te antepongo a ti. Prefiero que estés bien a cerrar un caso. (¿Sentirá lo mismo él hacia mí que yo hacia él?; pensó Scully) Scully permaneció callada. No sabía que decir. No quería entender cosas que no fuesen. S: Nos han pasado cosas muy fuertes pero no explico como te he visto en el suelo, muerto. M: ¿Recuerdas el caso de Pusher?. Su compañera, Linda Bowman me hizo verte en el suelo muerta. Ha sido una alucinación. Pero no sé cuál es la fuente. S: Era muy real, Mulder. M: Pero estoy vivo, ¿no me ves?. S: (le sonrió) Sí. Llegaron las 2:00 de la madrugada. Mulder estaba agotado y no pudo aguantar. Se quedó dormido. Scully no sabía si despertarle. Ella vio como se quedó durmiendo. Se quedó mirándolo y una lágrima resbaló por su mejilla al pensar que habría sido de ella si Mulder hubiese estado muerto de verdad. Lo quería, vaya si lo quería. Tomo una decisión: le diría que le quería al despertar. No podía esperar a que algún día le pasara algo y no poder decirle jamás que le amaba. Ups!! Orina otra vez. El miedo, claro. Scully debía subir otra vez arriba o su vejiga estallaría. Cogió fuerzas. Apretó los puños y subió muy decidida al aseo. Indudablemente, Scully es muy valiente aunque el miedo podía con ella. Subió las escaleras muy rápida. Encendió la luz del pasillo sin mirar al fondo. Cerró los ojos y puso la vista al frente. Volvió a cerrar los puños fuertemente y empezó a abrir los ojos poco a poco, con miedo. Conforme los abría veía la luz entrar bajo sus párpados; las pestañas hacían que viese contraluces. Estaba muy asustada y era incapaz de abrirlos del todo. Cogió fuerzas de dentro una vez más y los abrió de golpe. Ufffff! Nada en el pasillo. Todo normal. Se acercó a la puerta del aseo, encendió la luz y entró. Orinó y comenzó a lavarse las manos. Había dejado la puerta abierta. Se encontraba más segura de ese modo. Comenzó a cruzar el marco de la puerta pero mientras lo cruzaba escuchó un sonido muy agudo tras ella, tan agudo que el dolor de cabeza aumentó más que nunca. Volvió a girar la cabeza hacia delante mientras terminaba de cruzar el marco de la puerta del aseo. Todo ese movimiento fue rapidísimo. El giro de cabeza hizo que viese un poco borroso. Eso pasa. Pero durante ese giro vio como todo se puso oscuro en esas milésimas de segundo. Se quedó parada. No veía nada. Miró hacia atrás y no veía nada. Acercó, temerosa, su mano a la pared para tocar el interruptor de la luz. Pero no había pared. Dio unos pasos hacia atrás pero no chocó con la pared. Era imposible porque sólo había cruzado el marco del aseo. Scully sentía frío. Y no veía nada. S: ¡¡¡Mulder!, ¡¡¡Mulder!!!!. ¡¡¡Sube por favor!. Caminó despacio hacia delante pero no chocaba con ninguna pared. Se agachó para tocar el suelo. Era como metálico y estaba muy frío. Scully sentía más miedo que nunca, aunque no tanto como al ver a Mulder muerto. S: ¡¡¡Mulder!, ¡¡¡Mulder!!!!. Scully caminó a cuatro patas por el suelo tocando hacia todos lados con un brazo para encontrar una pared, una puerta, una salida. Pero no llegaba a ningún sitio. S: ¡¡¡Por favor!!!. ¿Hay alguien?. ¿Dónde estoy?. ¡Muuuuldeeeer! Nadie contestaba y Scully estaba a punto de desmayarse. El miedo se había materializado en ella. Su cabeza estallaría de un momento a otro, le dolía mucho. S: (entre lloros). Por favor, dejadme salir. Por favor. Encended la luz. Quiero ver. No había respuesta. S: Mulder, te quiero. Dónde estás. Mulder, por favor. ¡Luuuzzz! El corazón de Scully latía muy rápido, su respiración era entrecortada, su aliento se perdía, las lágrimas no cesaban y la angustia la acompañaba. Scully es médico y sabía que iba a morir... de miedo. No lo entendía, pero estaba segura de que su corazón iba a sufrir un paro cardíaco. Scully buscó en sus bolsillos algo con lo que poder dar luz. Pero sabía que no habría nada porque no fumaba y no llevaba mechero. Su sorpresa: encontrar una caja de cerillas en uno de los bolsillos de su pantalón. No sabía como había llegado eso ahí pero tampoco quiso pararse a pensarlo. La abrió y con el tacto percibió unas cuantas cerillas. Había cinco cerillas. Scully pensó que la luz de una sola cerilla no daría suficiente luz como para ver dónde se encontraba. Así que cogió las cinco cerillas y las raspó contra la caja. Se encendieron de golpe. La luz no era muy grande pero podía ver a unos centímetros a su alrededor. Empezó a caminar muy rápido para intentar encontrar una salida. Scully miraba hacia todos lados pero no veía nada. Las cerillas se estaban consumiendo y empezaba a quemarse los dedos. De repente pareció ver algo frente a ella. Abrió los ojos todo lo que pudo para ver mejor lo que había frente a ella. La luz era mínima pero pudo ver... M: ¡¡¡Sculy!!!. ¡¡¡Vamos Scully, reacciona!. Scully vió a Mulder que la tenía agarrada por los hombros mientras la movía de un lado para otro y le gritaba. S: (con cara de no entender nada) Mulder, ¿dónde estoy?. Scully miró a su alrededor. Estaba en el bosque. La casa estaba detrás de ellos. No estaban muy alejados de la casa. Hacía frío. El mismo frío que en ese lugar oscuro. El mismo silencio. M: Scully. ¿Estás bien?. S: Sí. Pero no entiendo nada. ¿Qué hago aquí?. Estaba en... estaba (empezó a llorar). M: Scully. Me he quedado dormido. He despertado y no te he visto junto a mí. He visto la puerta de la casa abierta y he salido a buscarte. Nada más salir te he visto aquí, andando lentamente, con las manos cerca de tu rostro. Tenías los ojos muy abiertos. Te he gritado pero no has mirado. He venido corriendo hacía donde estabas, me he puesto frente a ti y parecía como si no me vieses. Tus ojos estaban muy abiertos pero me atravesaba tu mirada. No me veías. S: Hacía frío, no veía nada. Todo estaba oscuro. Las cerillas estaban quemando mis dedos. Scully se miró los dedos y los tenía un poco quemados. Más bien manchados de negro. Era la huella de las cerillas. S: Mulder; (entre lágrimas) quiero irme de aquí. Por segunda vez pensé que te perdería. Mulder te quiero. No quiero perderte jamás. M: Scully. Mulder se quedó mirando los ojos llenos de lágrimas de su compañera. Él no pudo aguantar y una lágrima salió de cada ojo resbalando por su rostro y yendo a parar a los pies de Scully. M: Yo también te quiero, Dana. Quién se acercó a quién no lo sé, pero sé que se besaron. Se abrazaron tan fuerte como pudieron. Después de un rato inmóviles y abrazados montaron en el coche y bajaron al pueblo. Estaba amaneciendo. Llegaron a la oficina de Truman. Curiosamente él estaba allí. Entraron. T: ¿Qué ha ocurrido?. ¿Por qué han bajado tan pronto?. M: Es largo de contar pero dejamos el caso. S: Debe cerrar aquella casa. Nadie debe acercarse. T: ¿Estáis bien?. Scully miró a Mulder sonriente. S: Ahora sí. T: No he podido dormir. He descubierto algo. Me han dejado pasar la noche en la biblioteca. He consultado periódicos antiguos y he encontrado un artículo en un periódico local que dejó de imprimirse hace más de cincuenta años. Mirad. Truman pasó el artículo a Mulder. "EL EJÉRCITO ENEMIGO HA PROBANDO UNA NUEVA ARMA. Al terminar la Guerra, nuestro ejército no ha encontrado el arma que utilizó el Enemigo. Está escondida bajo tierra en el Bosque del Alba y se le atribuye la muerte de las mujeres del hospital. Gracias a Dios, el Enemigo ha desaparecido sin más". M: Dios mío. Scully leyó el artículo. S: ¿A qué Guerra se refiere?. T: No sé nada de ninguna guerra en este lugar. M: Quizá nadie ha querido que se supiese nada sobre ella. S: Mulder, es que nadie sabe nada de una guerra aquí. M: O eso quieren hacernos creer. BOSQUE DEL ÁLBA. 12:00 a.m. Soldado: Señor. Han encontrado algo debajo de la casa. Mulder y Scully habían llamado a Skinner y le contaron lo ocurrido. Por la mañana llegaron varios soldados con herramientas de demolición y escavadoras. Mulder, Scully, Truman y el responsable de los soldados se acercaron a ver lo que habían encontrado. Vieron que sacaban un pequeño aparato metálico de debajo de la casa. Habían demolido toda la casa y habían excavado muy profundo. El aparato era metálico, gris y estaba lleno de barro. Tenía unos símbolos extraños grabados en la parte de abajo. También había una pequeña etiqueta pegada en un lateral; se notaba que era postiza, que alguien la había puesto allí y no el que había construido el objeto. En la etiqueta ponía: ultrasonidos. S: Mulder, eso explica mi dolor de cabeza. M: Y que no haya animales en el bosque. S: Hace tanto tiempo no podía haber una tecnología así. No puede tener tanto tiempo, es imposible. M: Creo que esa es la clave. No saber quién lo ha fabricado. S: Dios mío, ¿quién ha podido fabricar esto?. M: Y ¿por qué sólo afecta a las mujeres?. S: No lo sé, Mulder. Sea quien sea el que haya fabricado esto quería acabar con las mujeres refugiadas. Ciertos ultrasonidos sólo afectan a las mujeres y pueden llegar a provocar alucinaciones. M: Al final has encontrado una explicación científica. Te has salido con la tuya, Scully. S: Pero hay algo que no entiendo. ¿Por qué tenía los dedos quemados?, ¿quién puso esa caja de cerillas en mi bolsillo?. M: No intentes explicarlo todo. Es mejor así. S: Ese lugar metálico y frío era escalofriante. M: Algo me dice que ese lugar era muy familiar para los que hicieron el objeto. S: No tengo explicación para eso, Mulder. M Y... ¿para esto?. Mulder acercó su rostro a Scully mientras ella sonreía y cerraron el caso con un apasionado y largo beso. FIN Eso es todo. ¿Qué tal?. Por favor enviadme mails porque no tengo ni idea de si os puede o no gustar el relato. Quiero seguir escribiendo fanfics pero para ello necesito que me deis vuestra opinión sobre mi primer relato. Sed sinceras/os. Gracias. subcube1ARROBAhotmail.com |