TÍTULO: DREAMS

AUTORAS: Dhany Scully y María Elena

DISCLAIMER: Sólo son nuestros en este relato. El resto del tiempo pertenecen a Chris Carter, 1013 y la Fox.

SPOILERS: Ninguno. De todos modos, avisadnos si pensáis que hay alguno por ahí escondido.

TIPO: MSR, intento de XF, WIP.

RATING: AP

FEEDBACK: ¡¡Claro que sí!! El feedback es el pan del que nos alimentamos. J

EMAIL:

María Elena: elena_spookyARROBAhotmail.com

Dhany Scully: dhany_scullyARROBAhotmail.com

DEDICATORIAS:

María Elena: ¿¿A quién sino podría dedicarle esto?? Bueno, amie, ya ves, por fin lo tenemos. Como ya te he dicho, ¡¡me encanta tenerte de ciber - amiga!! Me ha encantado trabajar contigo, y cuando terminemos esto me gustaría repetir. También a Ceci, Pablo y Sara, que siempre han estado ahí. ¡Os quiero un montón a todos, chicos!

Dhany Scully : A mi amie elena spooky por compartir su gran talento conmigo , ya que hay que decirlo que ésta fue su idea (amie , por fin se nos hizo) . También a la amie Alejandra , también gran seguidora de Charmed .Amie vicor y Scullyt, tb va para ustedes.

NOTA: Para hacer este relato nos hemos basado en un capítulo de la serie "Charmed", de la que las dos somos unas fanáticas. Es el primer proyecto que hacemos juntas y esperamos vuestro feedback diciéndonos qué os ha parecido.

 

 

DREAMS

 

EN ALGÚN LUGAR DE SAN FRANCISCO

 

Laura Peterson estaba sentada en su sofá. Apretó una almohada contra su pecho y se mordió un labio con fuerza. "No puedo dormirme, no puedo dormirme" pensaba desesperada. Pero llevaba ya varios días sin atreverse a hacerlo y no podía seguir así eternamente. Además estaba cansada, tan cansada... Involuntariamente cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre el respaldo. Se vio a sí misma en la azotea de algún edificio; estaba casi en el borde y miraba hacia abajo. De súbito oyó algo a su espalda y se volvió para ver qué era. Y sus peores temores se hicieron realidad.

- Por favor, no lo hagas – susurró, muerta de miedo – Lo siento, lo siento tanto...

- Eso debiste haberlo pensado antes de destrozar mi vida, Laura. Jugaste a ser Dios y lo hiciste mal, muy mal. Ahora vas a pagarlo.

La figura se acercó más a ella. Laura, intentando alejarse, dio un paso atrás. Y cuando empezó a caer se dio cuenta de su error.

***

El detective Ian Morrison enseñó su placa y cruzó el cordón policial que se había instalado a las afueras de la casa. Recorrió las habitaciones con lentitud. En todas ellas había un grupo de policías tomando huellas y revisando daños, pero por lo que había visto últimamente él pensaba que no iban a encontrar nada. Llegó hasta el salón. En el sofá estaba el cuerpo de una mujer. Parecía extrañamente retorcido y tenía los ojos cerrados y la boca abierta en una especie de grito silencioso.

- Bien, ¿qué tenemos?

- Laura Anne Peterson. 31 años, soltera, trabajaba en un laboratorio. Su hermana la encontró así hace algo más de una hora.

El detective Morrison se puso unos guantes y se acercó al sofá. La mujer tenía sangre en los oídos y extraños abultamientos en las extremidades. Palpó uno con cuidado y comprobó, asombrado, que se trataba del hueso.

- ¿Pero qué diablos...? – dijo, asombrado.

- Por lo que sabemos, tiene rotos todos los huesos del cuerpo – le comunicó su compañero, aparentemente tan confundido como él –. Es como si se hubiera tirado de un piso muy alto.

- No entiendo nada – Morrison se rascó la cabeza, perplejo –. Aunque eso hubiera ocurrido de verdad, nadie podría haberse llevado el cuerpo sin llamar la atención. Y si no se tiró desde un edificio, ¿cómo se hizo eso?

- No lo sé, Ian. El caso es que es la tercera muerte de ese tipo en menos de un mes, y no tenemos absolutamente nada.

- En fin, esto se está poniendo serio. Habrá que llamar al FBI.

***

OFICINA CENTRAL DEL FBI

WASHINGTON D.C. 9:45 a.m

Mulder caminó deprisa por el pasillo. De camino a la oficina le había pillado un atasco enorme y ya llegaba bastante tarde, encima tenían reunión con Skinner. Entró en el despacho, saludó a la secretaria de su superior y llamó a la puerta.

- Pase – respondieron desde dentro.

Mulder pasó al interior colocando su corbata. Scully ya estaba allí y le miró con una expresión de enfado.

- Lo siento, señor, me pilló un atasco.

- Déjelo, Mulder. Me tendrá que dar excusas el día que llegue puntual a nuestras reuniones. Entonces sí que me sorprenderá.

Scully esbozó una media sonrisa y volvió a mirar al frente. Mulder se sentó a su lado y se dispuso a escuchar lo que Skinner tenía que decirles.

- En menos de un mes en San Francisco ha habido tres muertes que podríamos considerar... extrañas, dadas sus características. La primera víctima estaba completamente carbonizada, pero la estancia en la que se le encontró estaba intacta. Allí no hubo ningún incendio. El cadáver de la segunda víctima tenía un tiro en la frente. Sin embargo no se encontró la pistola, ni una nota de suicidio. No forzaron la cerradura y no se ha encontrado absolutamente nada que pudiera justificar la teoría de un asesinato. Ni huellas, ni fibras. Nada. Y llegamos a la última víctima. Apareció en el sofá de su casa con todos los huesos rotos. Tampoco hay ninguna pista. La policía se encuentra desconcertada y han pedido nuestra ayuda. Partirán esta tarde a San Francisco, el detective Ian Morrison, que lleva el caso, ya está informado de su llegada. Aquí tienen el dossier con todos los datos. Y espero informes sobre lo que vayan averiguando.

- ¿Entonces se ha descartado la posibilidad de un suicidio? – preguntó Scully interesada.

- Como ya les he dicho, aún quedan muchos puntos oscuros. No se ha descartado nada, pero por las pruebas recogidas parece bastante evidente que no se trata de suicidios. Pero en fin, es su trabajo averiguar qué pudo suceder realmente. Pueden irse.

Mulder y Scully se levantaron y recogieron la carpeta con los informes. Luego salieron en silencio del despacho. Mientras esperaban al ascensor Scully le dijo a su compañero:

- De veras, Mulder, no sabes qué ilusión me haría que por un día llegases puntual.

- Bueno, Scully – dijo él con una sonrisa – si hiciera eso, dejaría de ser yo mismo.

- Lo sé, supongo que es inútil intentar cambiarte – ella suspiró – En fin, ¿qué opinas sobre el caso?

- Tendría que mirar los informes, verificar los resultados de las autopsias y cosas de ésas – dijo su compañero mientras entraban en el ascensor -. La verdad es que no me atrevo a formular una teoría. La víctima con el disparo en la cabeza pudo haberse suicidado, pero no apareció el arma, lo que también indica la posibilidad de un asesinato – movió la cabeza – Pero las otras dos... en fin, no sabría qué decirte. Sí que es cierto que se trata de un caso extraño.

- Por eso mismo nos lo han asignado a nosotros – dijo Scully con una sonrisa.

 

 

COMISARÍA DISTRITO 42

SAN FRANCISCO 15:27 p.m.

Aquella tarde reinaba una frenética actividad en la comisaría. El detective Morrison, ajeno a todo aquel bullicio, estaba sentado ante su mesa y miraba atentamente las fotografías de los tres cadáveres. Suspiró y se echó hacia atrás en su asiento. Ese caso era el primero que se le resistía en quince años de servicio. Ciertamente tenía unas características un tanto... especiales. En los lugares donde encontraron los cadáveres no habían podido hallar absolutamente nada y aparentemente no había ninguna relación entre las víctimas. En ese momento la voz de un joven policía interrumpió sus pensamientos:

- Señor, dos agentes del FBI han venido a verle.

Morrison se levantó y dando las gracias salió al pasillo. Había un hombre y una mujer. El hombre era alto, de constitución atlética y estaba apoyado en la pared. La mujer era pequeña y pelirroja y su mirada tenía cierto tinte desafiante. Cuando le sintieron llegar se volvieron hacia él.

- ¿Detective Morrison? – preguntó el hombre.

- Sí, soy yo.

- Soy el agente Fox Mulder y ella es mi compañera, Dana Scully.

- Bien, encantado de tenerles aquí, agentes. La verdad es que este caso nos viene un poco... grande, se podría decir.

- ¿Han averiguado algo más? – preguntó Scully.

- Todo lo que sabemos lo tienen en el informe que les ha dado su superior. La verdad es que nunca me había encontrado con algo semejante.

- ¿Le importaría que hiciera una segunda autopsia? Soy forense.

- Puede, pero no creo que descubra nada nuevo. De todos modos David Carrington, la primera víctima, ya fue enterrado. Pero puede ver los otros dos cuerpos si quiere.

- Sí me gustaría.

- Bien, síganme.

 

DEPÓSITO DE CADÁVERES.

17:58.

Scully se quitó la mascarilla y salió de la sala de autopsias con gesto de cansancio. Al verla Mulder se levantó y se acercó a ella.

- ¿Y bien?

- Bueno, no hay mucho que decir de Peter Kovanenski. Tiene un tiro limpio en la frente que fue la causa de su muerte. Pero la última víctima, Laura Peterson... – meneó la cabeza, confusa – Nunca había visto algo así, Mulder. Aplastamiento de cráneo, columna destrozada, fracturas en casi todos los huesos del cuerpo. Parece como si se hubiera tirado de lo más alto del Empire State, lo raro es que se la encontró en su casa.

Justo en ese momento el detective Morrison se les acercó.

-¿Descubrieron algo, agentes?

-No, pero debo decir que la condición de ambos cuerpos me dejó confundida - dijo Scully mientras sus ojos reflejaban una señal de frustración.

- Según el informe, la hermana de Laura declaró que unos días antes de su muerte ella le había confesado que no podía dormir. En esos momentos no le prestó importancia, creyó que su hermana estaba sufriendo del insomnio normal que alguna vez todos hemos sufrido. Mas sin embargo, Scully, también las personas cercanas a David Carrington y a Peter Kovaneski declararon lo mismo – dijo Mulder, posando su mirada en Scully como si solo le estuviera hablando a ella.

- Mulder, ¿a qué quieres llegar con eso?

- Las alteraciones de sueño son lo único que aparentemente entrelaza a las tres víctimas.

- Bueno+ si crees que en algo tenía que ver el insomnio, tal vez hubiera encontrado químicos de los medicamentos contra este en el organismo de los occisos, pero eso no ha pasado. Cuando Scully terminó su frase el detective Morrison los miró a ambos, se sentía como simple espectador, como si esa conversación sólo les perteneciera a ellos.

- ¿Crees que puede volver a pasar?

- ¿Que otra persona muera en condiciones similares? Sí, sí lo creo, es por eso que debemos encontrar algo mas tangible que una a esas tres personas .

- ¿Quiere decir su forma de pensamiento o religión ? - por fin Morrison salió del silencio que por algunos minutos lo había envuelto.

- O tal vez su trabajo o actividades.

- De acuerdo agentes , ¿qué les parece si vamos a mi oficina para poder hablar mejor?

 

Oficina del agente Morrison

Desde que entraron a la oficina , la agente Scully se paseaba de un lado a otro mientras revisaba algunos documentos. Al igual que ella, el agente Mulder y el detective Morrison estaban sumergidos en la pila de archivos que se encontraban sobre el escritorio . Los tres buscando algo en común , algo que conectara las tres misteriosas muertes para saber como ponerles un fin , antes de que lo que mas temían se volviese realidad; la repetición del patrón de los fallecimientos.

- Clínica del sueño Douces Sommeils, San Francisco- Mulder leyó y alzó la vista para situar su mirada en Scully - Laura Peterson trabajaba ahí.

- Interesante, Mulder , ella trabajaba en una clínica del sueño e irónicamente sufría de insmonio, ¿y? - Scully se acercó al escritorio y tomó la hoja que Mulder habían leído para hacerlo por sí misma.

- Agente Scully , creo que sé a que quiere llegar su compañero - el detective Morrison tomó un folder que se encontraba casi hasta abajo de la pila de documentos y se lo entregó a ella - Peter Kovaneski también trabajó en la Clínica del Sueño Douces Sommeils hasta hace poco.

- Además según este documento David Carrington al parecer también había trabajado en una clínica del sueño en Atlanta, Georgia. Hace quince años se mudó a San Francisco y no se supo nada de su empleo .

- Oh , déjame adivinar , ahora crees que debemos ir a investigar a esa clínica del sueño , ¿no?

- Mmm...diste en el clavo, Scully, puede ser que ahí nos encontremos con algo interesante .

 

 

 

Alguna calle en San Francisco

20:17

Después de haber obtenido la dirección precisa de la clínica del Sueño los agentes especiales del FBI se dispusieron a ir e investigar mas a fondo acerca de la relación de la tres personas fallecidas. Scully no se había atrevido a decir palabra alguna en lo que llevaban de recorrido , aunque no lo quisiera aceptar ni para si misma ese caso en verdad la desconcertaba , ¿y por qué no decirlo? en realidad la atemorizaba un poco . La forma en que las tres personas habían muerto era simplemente escalofriante , muertes sin ninguna explicación razonable en sus archivos de defunción y dejando a sus familias confundidas y asustadas sin saber exactamente a qué atribuir su muerte. Este caso que en esos momentos tenían en sus manos era sin lugar a dudas un expediente x . ¿Si la policía local los hubiera llamado desde que la primera víctima apareció, habrían podido salvar la vida de los otros dos? No estaba segura en ese momento, era todo realmente tan extraño que ni siquiera su compañero se había aferrado alguna de esas tantas teorías que como ya era costumbre elaboraba con cada caso que tocaba a su puerta. Por fin Mulder detuvo el auto en frente de un gran edificio que ella pudo reconocer como la clínica del sueño Douces Sommeils . Ambos agentes bajaron del auto y se dirigieron a la entrada de la construcción . Justo cuando pasaron a través de las enormes puertas eléctricas un hombre a de edad avanzada caminó directamente hacia ellos .

- Sí , ¿en qué puedo ayudarlos ?

- Agentes especiales Mulder y Scully del FBI - Mulder dijo mientras enseñaban sus placas a la vez- Necesitamos información sobre personas que trabajaron aquí para tratar de esclarecer un caso .

- De acuerdo, agentes. Síganme, por favor - El hombre se puso pálido, giró y se acercó a la recepción de la clínica mientras ellos le seguían . Ahí se encontraba un joven, el hombre que los había recibido susurró unas palabras a su oído que no pudieron escuchar los agentes .

- Él es mi asistente Richard Burke, les ayudará a obtener la información que necesitan.

Después de agradecer con un gesto al hombre , ambos siguieron al joven hasta un pequeño cuarto escasamente iluminado. Varias repisas recorrían las cuatro paredes, ahí se encontraban colocados de una manera un tanto desorganizada infinidad de folders y carpetas. En el centro del cuarto había una computadora; el joven tomó asiento .

- Díganme el nombre de la persona que están buscando - Mas fría que la apariencia del joven era su voz , había algo extraño que irradiaba del muchacho.

- Laura Peterson - Scully dijo correspondiendo al gesto frío y seco del joven .

El muchacho tecleó el nombre y unos segundos después apareció en la pantalla lo que habían estado buscando.

- Laura Peterson trabajaba en los laboratorios, en los métodos experimentales para los síntomas de insomnio, sonambulismo y principalmente pesadillas, desde hace ya dos meses que no se presentaba a trabajar. La policía nos llamó para decirnos que ella había fallecido - El joven habló sin dejar de mirar la pantalla ni un segundo.

- ¿ Alguien más trabajaba con ella en esos métodos experimentales? - Mulder preguntó

- Espere un segundo... si , su equipo estaba formado en un principio por Peter Kovaneski, David Carrington y Sarah Moseng . Aquí también dice que ésta última, en la ausencia constante de sus compañeros, tomó las riendas del proyecto - finalizó el muchacho.

- ¿Sabes dónde podemos encontrarla?

- Aquí esta su dirección, esperan y se la copiaré..

 

142 AVENIDA JEFFERSON

18:38

Mulder llamó al timbre y esperó. Instantes después se oyeron unos pasos y les abrió la puerta una mujer. Era tan alta como Mulder, tenía el pelo muy oscuro, casi negro, y una figura espectacular. Scully pensó, no sin cierta tristeza, que seguramente ése era el tipo de mujer que le gustaba a su compañero.

- ¿Sarah Moseng?

- Sí, soy yo – respondió la mujer, mirándoles inquisitivamente.

- Somos los agentes Mulder y Scully, del FBI – dijo Mulder mientras mostraban sus placas – queremos hablar con usted sobre ciertos hechos extraños sucedidos últimamente.

- ¿De qué se trata? – preguntó Sarah, con desconfianza.

- Tres muertes. Laura Peterson, Peter Kovanenski y David Caarrington. Tenemos entendido que trabajaron con usted.

La mujer se puso visiblemente pálida y se llevó la mano a la boca.

-Dios mío – susurró con voz ahogada. Respiró profundamente mientras un ligero temblor sacudía su cuerpo –. Por favor, pasen.

***

 

- ¿Cómo ha sucedido? – les preguntó una vez que se hubieron sentado en un sofá del elegante salón.

- Pues mire, señorita Moseng... – empezó a decir Mulder.

- Por favor, llámame Sarah – pidió con una sonrisa. Scully puso los ojos en blanco.

- De acuerdo, Sarah – concedió él - ¿Estás segura de que quieres conocer los detalles?

- Por favor – dijo Fran, echándose hacia atrás en el sofá.

Entonces Mulder pasó a explicarle los detalles del caso. El estado en el que se encontraron los cuerpos, las dudas de la policía sobre lo ocurrido, la ausencia total de pistas... Scully observaba su reacción. Escuchaba atentamente lo que Mulder decía y a juicio de la agente mostraba una sorprendente falta de emociones, sobre todo teniendo en cuenta que las víctimas habían sido compañeros suyos. Cuando Mulder terminó de explicarle lo sucedido, le preguntó:

- ¿Puede decirme qué tipo de investigación llevaron a cabo cuando trabajaron juntos?

- Se trataba de trastornos del sueño – explicó ella –. Insomnio, sonambulismo, pesadillas... Es un campo muy extenso, complicado y bastante desconocido. Todos nosotros compartíamos una especie de... fascinación por ese mundo tan distinto en el que vivimos cuando cerramos los ojos.

- ¿Sólo trabajaron en eso? – preguntó Scully, escéptica.

Sarah le miró fijamente.

- Como ya le he dicho, agente Scully, es un campo sumamente grande y complejo. Probablemente un grupo de diez personas que vivieran más de cien años no serían capaces de investigarlo en su totalidad. Y si lo que se está preguntando es si trabajábamos en algún proyecto lo suficientemente importante como para que alguien quisiera vernos muertos, la respuesta es no. De todos modos, piense en lo que significaría, por ejemplo, conocer los sueños de las personas. Sus miedos, sus ilusiones, su temor más grande... Quien tuviera ese conocimiento obtendría un poder enorme.

- Bueno, creo que en eso estamos todos de acuerdo – dijo Mulder con una sonrisa, mientras se levantaban –. Gracias por habernos atendido.

- Ha sido un placer, agente Mulder.

Él le guiñó un ojo.

- Llámeme Mulder.

- De acuerdo... Mulder. Espero volver a verte pronto.

- Igualmente.

Les acompañó a la puerta y luego cerró tras ellos. Ya en la calle Scully se volvió hacia su compañero y le preguntó:

- ¿Por qué nos hemos ido tan pronto?

- Vamos, Scully – dijo él poniéndose unas gafas de sol – aquello no estaba llevando a ningún sitio.

- No sé por qué lo dices tan seguro.

- ¿La crees sospechosa? – su compañera se quedó en silencio – No lo dirás en serio.

- Mulder, al igual que alguien es inocente hasta que se demuestre lo contrario, en un caso como éste no podemos descartar posibles culpables sólo porque nos parezca imposible que hayan hecho algo. Además no me negarás que su actitud era un tanto extraña.

- ¿En qué sentido? – preguntó Mulder, mirándola con interés a través de sus gafas.

- Cuando le contaste lo que les había pasado a sus antiguos compañeros, no demostró ningún sentimiento. Nada. Le acababas de decir que habían muerto tres personas con las que ella había trabajado y su rostro no reflejaba absolutamente nada.

- Probablemente estaba en estado de shock – repuso Mulder, golpeando ligeramente el borde de la acera con el pie -. Vamos a descansar un rato antes de la cena, Scully. Sólo llevamos aquí unas horas y no hemos parado.

Ella asintió, no muy convencida, y entraron en el coche. Mientras se ponía el cinturón de seguridad le pareció ver un movimiento de cortinas en la casa que acababan de dejar, pero cuando se fijó no vio nada. Suspiró y se acomodó en su asiento. A la vez, Sarah Moseng se apoyó en la puerta de entrada a la casa y apretó los ojos con fuerza.

 

FIN DE LA PRIMERA PARTE