Título:El nido ajeno.
Autor: Gillian Terol.
E-mail: dana.xARROBAterra.es
Tipo: x-file ( por ahora).
Raiting: Para todos los públicos.
Resumen: Mulder y Scully consiguen unas cartas dirigidas a él de parte de un
antiguo conocido que está ne apuros. Su hermana no lo localiza y pide ayuda a
nuestros agentes.
Nota de la autora: Este relato está basado en el libro de Agustín Fernàndez
Paz titulado, "Cartes d´Hivern" (Cartas de invierno).
Disclaimer: Vamos a ver. ¿Quien va a ser tan estúpido como para creer que
cobro algo por hacer esto?. Pero bueno, para evitar conflictos digo
que los personajes son de la 1013 y de CC. Teresa, Javier y Adrián son
los personajes del libro de Agustín Fernández Paz, y la historia base de
donde he sacado la idea es también suya. Por lo tanto no son míos y sólo
juego con ellos un poquito.
CASA DE TERESA LOUZAO
WASHINGTON D.C.
Teresa llegó a su casa cmo cualquier día de su trabajo. Parecía más cansada
que de costumbre, tal vez se debiera a que llevaba demasiado tiempo sin tener
vacaciones. Tal vez fuera simplemente que estaba agotada.
Su casero siempre le recogía el correo, era un hombre verdaderamente amable.
A veces incluso le hacía gracia pensar que en lugar de tener el típico
casero egoísta y reconroso, tenía a un adorable viejecito que le recogía
el correo y la trataba como si fuera su hija.
Abrió la puerta y dejó, como siempre su chaqueta en el perchero, luego
fue al recibidor donde encontraba el correo todos lo días.
Esta vez había algo diferente. Había un paquete bastante grueso.
Lo cogío muy intrigada por ver su contenido, leyó el rémite:
Javier Louzao
Avenida de Seatle, Nº 23.
Era de su hermano, pero no reconocía la dirección. ¿Seatle?, su hermano
nunca había vivido allí.
Lo abrió, y en su interior se encontró con una carta dirigida a ella y
con otro paquete dirigido a un tal Fox Mulder de la ofocina federal de
investigación.
¿El FBI?. Pero.......¿Qué está pasando?.
Cogió el sobre que iba dirigido a ella y lo abrió rápidamente, estaba
preocupada.
Querida Teresa:
Disculpa que te escriba nada más unas pocas líneas y no una larga
carta , como seguramente, estabas esperando. Puede ser que te extrañe que
no te cuente nada de lo que he hecho durante estas últimas semanas, pero
es más urgente que te cuente otra cosa. Ya sabes que eres la única persona
del mundo en la que confío ciegamente; por eso he de recurrir a tí ahora,
y pedirte dos cosas, sin tener que explicarte nada más.
Mi primera petición es que, de ninguna manera abras el páquete que
acompaña esta carta. Ya sé que no es normal pedirte una cosa así, pero
confío en que comprendas que tengo razones poderosas para hacerlo.
Mi segunda petición te extrañará, pero ya sabes que no lo haría si
no lo considerara imprescindible: si ves que, en una semana después de
haber recibido esta carta, yo aún no me he puesto en contacto contigo, vés
al FBI y pregunta por el agente Fox Mulder. Dale el paquete y déjalo
trabajar, una vez haya terminado te lo explicará todo.
Adios querida hermana. Te envío el abrazo más fuerte de este mundo
esperando que no sea el último.
Te quiere: tu hermano.
Teresa terminó de leer la carta, su rostro se había ido oscureciendo
mientras leía y un inteso desasosiego se había a poderado de ella.
Sabía que no debía abrir el paquete, pero necesitaba hacerlo, aún así no
rompió la confianza de su hermano. En contra de su raciocínio y de su
propia preocupación, guardó el paquete en un cajón y se desentendió de él
durante la siguiente semana.
Iban pasando los días y Teresa no recibía noticia alguna de su hermano.
Cada vez se ponía más nerviosa y más impaciente. Intentaba pensar que a lo
mejor no era nada malo, tal vez ese tal Fox Mulder era un amigo suyo y
quería darle una sorpresa. Pero dentro de ella sabía perfectamente que
eso de tener que avisar a un agente federal no tenía muy buena pinta.
EDIFICIO J.EDGAR HOOVER.
WASHINGTON D.C.
Una semana después.
La agente Scully entró en la oficina como todas las mañanas. Tenía buen
aspecto, llevaba un traje azul marino de armani que le quedaba como un
guante y se la veía bastante feliz.
Mulder ya estaba dentro cuando ella asomó su cabecita por la puerta.
M: Buenos días Scully.
S: Buenas.
M: Se te vé muy bien hoy.
S: Gracias Mulder, ¿Qué te ha pasado?
M: ¿A mí?. Nada , ¿por?.
S: No sé, hoy estás amable.
M: muy graciosa, terriblemente graciosa Scully.
Scully se sentó en la silla que había libre al otro lado de la mesa.
S: ¿Qué tenemos hoy?.
M: Pues, en realidad nada Scully. Llevo ya dos horas en el despacho
revisando expedientes, pero no encuentro nada interesante. ¿Alguna idea?.
S: No, lo siento. Aquí el de las ideas "interesantes" eres tú.
Scully tomó un puñado de informes que había en el suelo y comezó a
archivarlos por orden en el lugar donde deberían estar.
Mulder seguía a lo suyo.
Minutos después entró en la sala una mujer joven, morena y bastante alta.
Teresa (T): Perdón. ¿Fox Mulder?.
Mulder levantó la vista de los papeles y Scully se giró sobre sí misma para
poder mirar a la mujer.
Mulder se quitó las gafas que llevaba puestas y le ofreció el asiento que
poco antes ocupaba su compañera, quedando Scully de pie al lado de él.
M: ¿en qué puedo ayudarla?.
T: Bueno, en realidad no lo sé. Mi nombre es Teresa Louzao, creo que conoce
a mi hermano.
Mulder quedó pensativo, no recordaba a ningún Louzao.
M: Lo siento pero.......
T: Javier Louzao, es escritor.
M: ¿Javier Louzao dice?.
La mujer asintió. Mulder no había escuchado ese nombre desde hacía 10 años
por lo menos.
Volteó hacía Scully para informarle de quien era.
M: Hace unos 10 años vinó aquí un escritor que quería información acerca de
un caso que estaba investigando Arthur Dales antes de jubilarse en los
expedientes x. Investigamos lo que tenía de ese caso, pero no fue demasiado,
al final no pudo escribir ese libro.
Volvío a mirar a Teresa.
M: Hacía años que no sabía nada de Javier.
T: Hace una semana recibí esto.
Teresa le entregó el paquete a Mulder.
T: No sé lo que es. Con él me llegó una carta de mi hermano donde me pedía
que si pasaba una semana y no tenía noticias de él, le entregara a usted
este paquete.
M: ¿Tiene idea de por qué?.
T: No, ya le he dicho que no sé lo que es. Agente Mulder, mi hermano no
suele desaparecer así porque sí.
M: Tranquila, me pondré con ello enseguida.
T: Gracias.
Teresa se levantó dejando en la mesa una trajeta suya con el teléfono
donde podían localizarla en caso de necesitar su ayuda. Después se marchó
del edificio con lágrimas en los ojos y la sensación de que no iba a volver
a ver a su hermano con vida.
Mientras, en el despacho, Scully ya había comenzado a preguntar.
S: Mulder, ¿Cómo puedes aceptar un caso si nisiquiera sabes de qué va ni lo
que hay en ese paquete?.
M: Bueno, lo del paquete se puede arreglar y, conocí a ese hombre. No creo
que se trate de una broma.
Mulder abrió el paquete con sumo cuidado, en él habían varias cartas
dirigidas a Javier de un tal Adrián Pozuelo. Estaban todas ordenadas
cronológicamente, como si quisiera que las leyera así. También había una
nota pegada a la primera carta dirigida a Mulder. Y al final del montón
de cartas una foto y unas páginas escritas a máquina.
M: Creo que habrá que leer Scully.
Se pusieron manos a la obra, después de toddo no tenían nada mejor que hacer.
Las cartas iban dirigidas a Javier Louzao, a su casa de Washington, y
llegaban desde la casa de Adrián Pozuelo que se encontraba en Seatle.
Primero leyeron la nota que iba dirigida a Mulder. En ella, Javier , le pedía
que si no lo encontraba no le contara nada de esto a su hermana, que se
inventara algo y que le dijera que no lo volvería a ver nunca más. Después
le pedía que leyera las cartas que su amigo Adrián le había mandado, le pidió
que las leyera por el orden que tenían para poder entenderlas. Decía que esa
era la única manera de explicarle como llegó a parar a aquella casa en Seatle.
También decía que al final del paquete había una foto de la casa que encontró
rebuscando en uno de los cajones y unos folios escritos por él explícandole
que es lo que hizo después de recibir dichas cartas hasta ese momento.
Le pidió que investigara lo que tubiera que investigar, pero que bajo
ninguna circunstancia entrara en el sótano de la casa. Nunca y bajo ningúna
escusa debería hacerlo.
Luego se despidió y le deseó buena suerte.
Mulder y Scully no entendían demasiado qué era lo que ocurría, pero pensaron
que una vez leido todo lo entenderían mejor.
Comenzaron la tarea.
Adrián Louzao era un famoso pintor de Los Ángeles, que debido a su necesidad
por la paz para poder trabajar, se iba a trasladar a una vieja casona en
Seatle. Le contaba a su amigo que la había comprado a buen precio y que cuando
la tubiera reformada lo invitaría a pasar algunos días con él.
En la siguiente carta le hablaba de unas extrañas figuras que había emcontrado
en los marcos de las puertas de la casa. Que no sabía lo que significaban y
eran muy curiosas, las reformas estaban llegando a su fin.
Después la letra de las cartas se hacía cada vez más ilegible, como si cada
vez tubiera más prisa por a cabarla.
Contaba que había subido al desván y que allí había encontrado un antíguo
libro de gravados, decía que en todos los gravados aparecía la misma
niña, tal vez tubiera algún valor.
Una tarde, viendo el libro, se dió cuenta de que las habitaciones que en él
estaban ilustradas, eran las habitaciones de la casa. Pero había una que no
reconocía. Era un dormitorio de niña, con una camita y una gran ventana. En
el gravado la niña que siempre a parecía estaba sentada en la cama mirando
por la ventana. No reconocía la habitación, no como las demás, pero sí
reconocía el paisaje que se veía a través de la ventana.
Contaba que salió al exterior de la casa, y dando vueltas al rededor de ella
divisó el campo con la misma inclinación que se veía en el gravado.
Se dió la vuelta para mirar la casa. Detrás de él había una cosa que le
llamó la atención. En la pared había un hundido extraño que no se notaba si
no te fijabas. Era como si en ese lugar hubiera existido una ventana y la
hubieran tapiado con cemento pintándola del mismo color que la casa para que
no se notara. Entró a la casa y se dirigió al lugar donde debería estar la
ventana. Pero se trataba de la cocina.
Tubo una idea. Llemó a los de las reformas y les dijo que quería que tiraran
abajo la pared que daba al exterior de la casa. asñi lo hicieron , pero en
lugar de acabar al aire libre, destrás de aquella pared había una pequeña
habitación oscura, llena de suciedad y sin muebles donde se notaba que al
fondo había existido una ventana. Entró en la habitación y descubrió una
trampilla que bajaba a unas escaleras que daban a un sótano negro, no
oscuro, negro, no se veía nada. En la entrada de la trampilla estaban
dibujadas todas esas figuras que había en las puertas. Todas. Y había
una inscripción: El nido ajeno.
Luego las letras se volvián indescriptibles, Mulder y Scully ya casi no
podían leer lo que ponía. Sólo pudieron entender que Adrián escuchaba
sonidos extraños provinientes del sótano, y que un día se decidió a bajar.
Ambos agentes federales se miraban sin saber qué decir.
M: Scully, estás blanca.
s: Tú también Mulder. pero por mucho que me impresione esto, no es más que
una historia contada por un supuesto pintor que ni siquiera hemos confirmado
su existencia, y que dá la casualidad de que te las envía un escritor que hace
años que no publica nada.
M: ¿Estás insinuando que ,en realidad, estás cartas las escribió Javier?
S: Piénsalo Mulder. Un escritor que necesita un bombazo porque hace años que
está en el paro, y se le ocurre la idea de contarle una historia a un agente
federal que investiga fenómenos extraños con la idea de que este egente lo
encuentre y , supuestamente lo salve, y así escribir un libro basado en
hechos reales que además puede corroborar un agente del gobierno.
M: Sígamos leyendo Scully, veámos lo que nos cuenta aquí.
Mulder cogió los folios escritos a máquina por Javier y los leyó anténtamente.
Por lo que se vé, después de leer aquellas cartas Javier se fué en busca de
su amigo el pintor a ese pueblecito de Seatle, encontró la casa y preguntó
al panadero del pueblo si sabía algo del hombre que vivía en esa casa. El
hombre sólo le contesta que hacía ya 4 días que no iba a comprarle el pan.
javier fué a la casa y se encontró con la puerta abierta de par en par.
Era extraño, pero tal vez aún estaban los de las reformas dentro. Entró
llamando a Adrián, pero al ver que no le contestaban preguntó si había
alguien en la casa. No hubo respueasta, y lo primero que hizo fue ir a la
cocina para ver la dichosa habitación. Una vez allí no encontró nada.
La cocina seguía conservando sus custro paredes y estaba intácta.
La casa estaba deshabitada y como si no hubiera habido reforma alguna
en años.
Pensó que era una broma, pero siguió mirando.
Subio las escaleras que conducián al desvan , y ellí, encima de un baúl
encontro un antíguo libro de gravados. Era el descrito en las cartas por
su amigo adrián, pero ¿por qué estaba otra vez en el desván si adrián lo
había cogido de allí y bajado a la casa?. Eso era muy raro.
Era como si la casa hubiera vuelato a su estado que se encontraba entes de
que Adrián se fuera a vivir allí.
Se quedó un par de días en la casa, y él también escuchaba esos extraños
ruidos, decía que provenían del interior del subsuelo de la cocina.
Un día volvió a ver los gravados del libro, decía que habían cambiedo, que
la niña había cambiado de posición y que auqnue tenía la misma cara, los ojos
no eran los mismo: su cara daba miedo.
Salió de la casa y él mismo, con un mazo grande, derribó el cemento que
cubría la ventana, le resultaba más facil destruir eso que una pared entera.
Era la habitaciónq ue le había contado adrián. Entró y vió la trampilla
cerrada con esas figuras pintadas y esa inscripción: El nido ajeno.
Al lado de esta encontró una nota escrita por Adrian, roconocía su letra,
pero era casi imposible leerla. Salió d ela habitación y entro en la casa para
poder leerla mejor.
Al final lo consiguió:
Javier, si has llegado hasta aquíes que ya sabes la verdad. Pero,
puede ser , que aún o hayas caido en sus trampas, puede ser que aún te puedas
salvar. Abandonalo todo, Javier; Vete muy lejos, a un lugar donde no puedan
encontrarte!.
No me busques más, porque yo ya estoy perdido. Si me vieras ahora, me
huirías. Para entenderlo, tendrías que ver las cosas que yo he visto,
tendrías que sabes que hay aquí abajo. Si encontrara las palabras para decirte
que hay aquí, para decirte en qué me he convertido, te volverías loco para
siempre. Vete, tú que aún etás a tiempo!, vete y abandona lo poco que queda
de mí!
Javier contaba en los folios que se quedó boquiabierto, ya no estaba seguro
de nada. Sólo de que su amigo necesitaba ayuda.
Luego , por la noche, volvió a escuchar los sonidos. Gritos, alaridos
y entre ellos, una voz que parecía salir de unas plegárias inimaginables:
- ¡Vete javier!.¡ Tienen hambre!, ¡vete y no vuelvas más.
No pudó más, se levantó, escribió estos folios, la carta para su hermana
la nota para Mulder. Lo metió todo en el paquete y salió de la casa para
meterlo todo en el buzón del pueblo.
Decía que debía ayudar a su amigo, que lo que más le atormentaba era que
en esas palabras que había escuchado, aunque horriblemente deformada, pudo
reconocer la voz del que, en otro tiempo, había sido su amigo Adrián.
Mulder levantó la vista de los papeles y miróa a Scully. Si antes estaba
blanca ahora parecía un muerto viviente.
M: ¿te encuentras bien?.
S: Sí, no ......no creo que eso sea cierto.
M: Tal vez no Scully, pero merece la pena investigarlo.
Y después de conseguir la autorización de Skinner viajaron rumbo a Seatle.
CONTINUARÁ............................