Titulo: "Hombres Comunes"
Autor: Dana
E-mail: dana_jmARROBAsinectis.com.ar
Tipo: UST tal vez MSR
Rating: AP
Disclaimer: ¿Realmente creen que si M&S me pertenecieran habría una 9ª temporada sin DD? No son míos, tan solo me divierto un ratito.
Spoiler: Milagro
Dedicatorias: Esta vez es una dedicatoria muy especial a M-X "en tu cumpleaños ami". Te deseo toda la felicidad del mundo, porque te lo mereces. J
Y por decir lo que sentimos, siempre. Gracias por darme alas. '-)
Resumen: Dos hombres comunes, uno un asesino serial, el otro un agente del FBI. Dos hombres tan parecidos como diferentes.
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¿Somos iguales? ¿Qué nos hace tan parecidos? ¿Qué nos diferencia? ¿Por qué me aterra tanto ser tan similar a él? ¿Cuál es el limite? ¿Qué es lo que lo convierte en un asesino? ¿Qué es lo que permite que yo no lo sea?
Los seres humanos somos una dulce combinación de sentidos, costumbre e instintos. Con predominancia de alguno de ellos por sobre los otros, solo este detalle nos diferencia.
En mi el instinto predomina y es fuertemente influenciado por la costumbre, dejando solamente los sentidos para momentos especiales.
Ella es... ella es puro sentidos. Para mi pequeña espía todo pasa por sus sentidos, si puede verlo, oírlo, tocarlo, olerlo, saborearlo, entonces es real. Y la mayoría de las veces su conducta la maneja la costumbre, una autopsia, un cuerpo, un corazón. El instinto... el instinto en ella es algo tan extraño como la racionalidad en mi.
Somos tan distintos y sin embargo tan iguales. Caminamos juntos un camino que solos no podríamos recorrer. Nos encontramos en lados opuestos del camino, pero nuestra dirección es la misma, nuestros pasos son al unísono.
Una pared nos separaba del asesino que debemos vigilar. Pero no es cualquier asesino. Él no tiene remordimientos, está convencido de que lo que hace es correcto. Y ese detalle es lo que lo convierte en un ser aun mas temible.
Roba lo que no puede tener. Algo que pretendía que mi compañera le entregara. Deseaba el único juguete del estante que no está a la venta.
Todas y cada una de la veces que asesino lo hizo repitiendo la misma historia. El milagro de Santa María Margarita.
La historia dice que Cristo se apareció a Margarita María con su corazón tan inflamado de amor que no era capaz de contener por más tiempo sus ardientes llamas de caridad. Margarita María... tan llena de amor divino ella misma, pidió al Señor que se llevara su corazón... y él lo hizo, colocándolo junto al suyo mientras ardía con las llamas de su pasión. Después lo devolvió a Margarita María cerrando su herida con un toque de su mano divina.
Una puerta que se cierra y me veo a mi mismo corriendo tras él. Para detenerlo. Jamás logre comprenderlos totalmente. Logro meterme en sus mentes, anticipar sus actos, evidenciar su modus operandi. Pero jamás voy a terminar de entender porque lo hacen. Que los motiva a realizar paralelismo y analogías casi imposible para que todo cobre sentido en sus retorcidas mentes.
Mis instintos me mueven por toda la planta baja y la costumbre hace que mis movimientos sean cautelosos y rítmicos. Un ritual que se repite cada vez. La costumbre es la que llama mi atención trayendo a mi conciencia una sutil diferencia. Estoy solo. Ella suele venir tras de mi. Siempre. Pero no esta vez.
Maldición Scully ¿Dónde estas?
Mi mente repasó los últimos momentos. Está en mi departamento. Sola.
Lo encontré en el sótano, frente al incinerador, hipnotizado por las llamas.
Al mirar el contexto en el que me encuentro puedo ver que estoy parado detrás de un hombre común. Un hombre cualquiera con el cual uno puede cruzarse cientos de veces y no prestarle atención. ¿Qué es lo que lo convierte en un asesino? ¿Cuál es limite? ¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Qué es lo que hace que un hombre simple se convierta en un asesino a sangre fría?
Scully ¿Dónde estas?
Una pequeña voz en mi mente repite una y otra vez, "La dejaste sola en el departamento"
M: ¿Qué cree que está haciendo?
Phillip Padgett: Destruyendo mi libro
M: Destruyendo evidencias, querrá decir. Déjeme ver que ha escrito.
PP: Yo se lo diré. Él la mata.
M: ¿Vino aquí abajo para darle esas instrucciones a su cómplice?
PP: No, él me dijo cómo terminaba.
M: ¿Cuándo?
PP: En mi departamento.
M: Estaba sólo ahí arriba.
El primer disparo contrajo mi corazón y mis instintos actuaron nuevamente por mi. Rehice el trayecto que separaba el sótano de mi departamento.
Solo pedí llegar a tiempo.
Cuatro pisos me separaban de ella. Cuatro pisos y siete años de silencio.
Soy un hombre común que quiere, desea y anhela lo mismo que cualquier hombre común. Soy un vecino al que todos saludan sin prestarle mayor atención. Soy un hombre común pero asesinaría sin dudarlo a quien le hiciera daño... ¿Qué es lo que me diferencia de Padget?
Si no dudaría en descargar mi arma sobre la persona que la tocara. Conozco las consecuencias que acarrearía mi conducta. Pero no me importan. ¿Qué me diferencia?
¡Es tan simple! Yo no podría vivir sin ella. Sin sus ojos azules, sin sus delicadas manos, sin su sonrisa, sin sus argumentos estrictamente racionales.
¿Cursi? Si, lo soy. Dije que soy un hombre común, con ideales comunes. Soy un hombre que anhela llegar a su casa después del trabajo y encontrase con ella y poderla abrazar mientras miramos a nuestros hijos jugar en el parque.
Cuando estuve en la segunda planta el silencio seguía invadiéndolo todo. El silencio me consumía. El tic tac de mi reloj pulsera resonaba en mis oídos. Cada segundo que pasaba era un segundo mas tarde que llegaba. Y los escalones tenían la virtud de multiplicarse ante mis ojos.
Scully tan solo aguárdame.
No sé en que momento exacto que enamoré de ella. No puedo decir que fue un flash, ni que de un momento a otro me di cuenta que la amaba. Primero necesité su opinión como profesional. Al poco tiempo deje de sentirla como una espía y la empecé a necesitar como compañera. Mas tarde la necesité como amiga, como confidente. Y sin darme cuenta la necesité todo el tiempo. Mi corazón clamaba por ella a toda hora. No sabía de relojes ni tiempos, tan solo de necesidades y soledad. Y ella respondió en cada una de las veces que la necesité. En ese momento solo necesitaba que me esperara.
Giré en el ultimo tramo de la escalera. Y seguía el silencio.
Scully... todo lo que tu vida a mi lado te quitó, te quité.
Pensé en la vida normal que ella anhela, niños correteando a su alrededor, una casa con cerca blanca y tejas rojas, alguien que la ame. Y me vi a mi mismo, sin verla llegar del trabajo, sin llevar a nuestros hijos al colegio, sin poder amarla cada noche. Soy un hombre común con sueños comunes. ¿Qué me diferencia?
Llegué a mi piso... y empecé a comprender.
Corrí hasta la puerta de mi departamento y ahí estaba. Tendida en el piso su pecho manchado de sangre.
Fue extraño, en ese instante sentí como el asesino culminaba su obra. Lo pude sentir. Pude sentir su mano traspasar mi pecho y tomar mi corazón.
Me arrodille junto a ella y la mano de aquel hombre, a quien aun no conozco, detuvo su palpitar.
Fue entonces que la estrella que acompaña mi vida poniéndome al limite pero sin dejarme caer me dio una segunda oportunidad. Ella se estremeció y se abalanzo sobre mi creyéndome su atacante. Le tomó solo un instante reconocerme y rodearme con sus brazos.
Recién ahí me di cuenta que mi corazón seguía latiendo. Que aquella mano invisible se había retirado y ahora mi corazón podía palpitar libremente.
Media hora después la policía invadía el lugar. Ella, Scully, debió dar su ropa como evidencia. Mi remera le quedaba extremadamente larga.
La vi sentarse en mi sillón y cubrirse las piernas con la remera. Un gesto ameno y familiar, de quien se siente en casa. Ese simple gesto me hizo sonreír. Al igual que yo, ella se sentía cómoda en mi casa.
Me perdí en sus gestos, como ponía un mechón rebelde en su lugar. Como entornaba los ojos cuando le hacían una pregunta que no le gustaba y como me miraba cuando el policía se callaba. Tan solo pude sonreírle cada vez que me miró, ella contestaba con un sonrisa similar y volvía la mirada al frente.
Policía 1: Disculpe Agente - Me distrajo de mis pensamientos - Quería informarle que encontramos a Padget. Está muerto. ¿Usted lo sabía?
M: No, cuando lo deje esta frente al incinerador tratando de quemar el manuscrito. ¿Qué pasó? - Le conteste sin dejar de mirarla y sin el mas mínimo interés en la conversación. El escritorzuelo estaba muerto, mejor, alguien me ahorro una bala. ¿Qué nos diferencia? Yo deseaba su muerte.
Policía 1: Creo que los forenses lo dirán. Pero puedo adelantarle que le falta un órgano vital.
La foto instantánea que me entregó el policía mostraba a un Padget aun mas pálido de lo normal. Sus facciones no reflejaban ningún sentimiento. ¿Puede un ser humano no tener sentimientos? Y tenia en la mano su corazón. ¿Acaso en ese ultimo instante de su vida había dado por ella lo que no pudo comprar? ¿ Acaso había muerto por amor?
La voz de Scully me saco de mis cavilaciones. Había estado declarando y ahora comenzaba a ponerse de pie "invitando" al policía a terminar con el interrogatorio.
Policía 2: Bien, ahora nosotros iremos a terminar abajo. Tal vez luego se los cite en la comisaría para una nueva declaración.
Ambos asentimos.
Estaba extremadamente bella y yo podía observarla desde mi palco preferencial al lado de la pecera. Sentí la necesidad y lo hice. Mis instintos actuaron antes que mis pensamientos, me acerque a ella y la abrace por la espalda. Extrañamente ella se dejo hacer. Besé su cabeza y muy cerca de su oído le pregunté: "¿Estas bien?"
Intuyo su respuesta. Cada vez que esa temida pregunta es emitida en voz alta ella contesta con las mismas tres palabras. "Estoy bien Mulder".
Pero Scully siempre me hace adivinar. Se volteó poniendo su rostro en mi pecho y me abrazó.
Scully: Aun estoy temblando.
Trato de abrazarla aun mas y la atraigo todo lo que puedo contra mi.
Y como el alba ilumina el cielo nocturno despejando su oscuridad. La claridad del amanecer rodeo mis conocimientos y la verdad me fue revelada.
Supe que es aquello que nos diferencia. Lo que me hace un hombre común más y no un asesino.
Ambos somos seres humanos comunes, como cualquier vecino. Por las mañanas nos levantamos para ir a trabajar y regresamos por las tardes. Comemos comida comprada en la rosticería de enfrente cuando no tenemos ganas de cocinar. Hacemos nuestras compras en el súper del barrio. Corremos los domingos por la mañana en el parque. Entramos y salimos de nuestro edificio sin que nadie tome mayor conciencia de nuestra existencia.
Sin embargo él es un asesino serial y yo no.
Tenemos tan solo una diferencia.
Padget necesitaba que llenaran de amor su corazón.
Yo ya tengo mi corazón lleno de amor.
Es tan simple como eso. Ella es la que nos diferencia. Ella es la que delimitó el camino y no permite que me salga de él. Ella es la que hace que mi corazón palpite lleno de amor.
Ya no tengo miedo. Ella lo sabe. Yo lo sé.
Tomándola fuertemente le susurre "Te amo". Ya no hay motivo para seguir ocultándolo. Su amor salvó.
FIN
Nota del autor: Amo el feedback dana_jmARROBAsinectis.com.ar