Mamá, no te metas

Por Alejandra

2ª parte:

"no me iré de aquí sin averiguarlo". Miró a Scully, que seguía fulminando a su madre con la mirada. Cuando se dio cuenta de que Mulder la miraba, trato de sonreír, pero forzó demasiado el labio y se abrió un poco la herida, que comenzó a sangrar sin que ella se diese cuenta. Mulder la vio, sacó un pañuelo de su chaqueta y se le acercó.
- te sangra el labio, - dijo ante la attónita mirada de su compañera. Acercó el pañuelo y con unos suaves toques le quitó la sangre. En el proceso de limpiarse la sangre Dana había intentado coger el pañuelo para limpiarse ella misma, pero un suave roce de la mano de Mulder lo había evitado.
La Sra. Scully llegaba de la cocina con unas semillas para Fox, cuando se encontró con la tierna escena.
- vaya, lo siento, no quería interrumpiir. - dijo con malicia.
- No interrumpes nada, mama - el tono dde "mama" que empleó su compañera, le pareció cualquier cosa menos cariñoso. "no interrumpes nada, qué querrá decir con eso, Dios, las mujeres son muy complicadas. Hombre, puede ser que... no ¡venga!, té helado o cerveza, je, vaya cosas se te ocurren." Sonrió ante sus pensamientos.
- ¿Te ocurre algo, Fox? - preguntó Magggie.
- No, solo pensaba. ¿porqué no deja de traer cosas y se sienta?,- dijo señalando al sofá.
- Eso es mamá, siéntate un rato "y acabba de crucificarme".
Estuvieron hablando largo y tendido. Mulder intentaba sonsacar lo que quiera que se estuviera fraguando entre su compañera y su madre, pero no era capaz. La Sra. Scully tenía muy buenos reflejos, los más rápidos que había visto (después de los de su compañera, que, tenía que reconocerlo, eran muy buenos), "ahora sé de quién los ha heredado Dana". 
- bueno, creo que yo debería irme, "conn las manos vacías"- dijo Mulder levantándose pesadamente del sofá. - Sra. Scully, una tarde maravillosa... - no pudo seguir porque Maggie le cortó en seco.
- No, Fox, no te vayas, es hora de cenaar y... bueno, Dana y yo vamos a cenar solas - mira a su hija que ya no sabe qué hacer y la mira con derrota - ¿porqué no nos acompañas?
- Bueno, no se... Scully, ¿quieres que me quede?. "¿porqué la he preguntado eso?, qué cosas tengo. Se ha quedado quieta y callada, ¿Estará bien?"·- 
"quieres que me quede", éstas palabras calaron hondo en Dana. "¿quieres que me quede?, pues claro que quiero, pero no solo a cenar, sino también a vivir... ¡qué preguntas!"
- Dana.
- ¿eh?
- ¿estás bien? - dijo Mulder arrodillánndose frente a ella y cogiéndola la mano.
- Sss..... sí, - dijo finalmente - sí, estoy bien. Bueno, mamá, yo pondré la mesa... para tres. ¿me ayudas? - dijo mirando a Mulder que se levantó de inmediato "así que solo ayudas cuando estás en casa de mi madre. Nota mental: llevar a mama al despacho".
Pusieron la mesa entre Mulder y Scully, mientras Margaret sacaba unas cosas que "curiosamente" tenía preparadas de sobra en la nevera.
La cena fue muy agradable, por lo menos para Fox y Margaret. Hablaron sobre la infancia de Dana. Mulder disfrutaba viendo la cara de su compañera ponerse a juego con su pelo, mientras que Maggie lanzaba indirectas del estilo de "siempre decía que se casaría con alguien de su trabajo, para tenerle controlado", y disfrutaba viendo las miradas que inconscientemente y por costumbre se echaban Fox y Dana.
Cuando estaban acabando el postre, el móvil de Mulder sonó. Fue por él hasta la cazadora y descolgó. - Mulder - contestó
- ¡hola Frohikie!,..... no, no he olviddado lo de los viernes noche. - miró a Scully, que le respondió con una mirada de súplica. - sí, estoy con ella... en casa de su madre. - Scully le atravesó con los ojos que se le clavaron en el corazón como dos frías estacas de hielo. - Cenar... sí, SOLO cenar... - Mulder escuchaba, y miró a Scully de arriba abajo, descarado mirando cada prenda de ropa que llevaba (un traje de trabajo, sin la chaqueta). 
Maggie apreció que en realidad no la miraba con el descaro que quería marcar, sino que tenía un brillito especial en los ojos. "ya lo sabía yo... Dana, dale una oportunidad a tu corazón."
- pues lleva un pantalón de chándal corrto y ajustado y un top deportivo rojo fuego... - ahora sí que la mirada de Scully se le clavó. Él se carcajeó sin sonido mirándola a los ojos. Por el teléfono, que se había tenido que separar de la oreja, se oía a Frohikie gritar a Mulder la suerte que tenía. - no lo sabes tú bien... sí, 1hora, los vídeos.... adiós- y colgó.

"vaya, vaya. Así que es una suerte tener a mi hija... Fox, ya lo sabía, nadie arriesga tanto por nadie si no está enamorado. Tengo que hacer algo... no se puede ir sin oír alguna "verdad"... ya sé qué hacer..."
"así que me considera una buena compañera...., wow!. Pero lo del top rojo... a Frohikie!, eso sí que no se lo perdono. Mulder, eres maléfico cuando quieres..."
Cuando Mulder dijo ese "no lo sabes tú bien", fijó su mirada en Scully. Si las miradas hablasen éstas estarían diciendo Te quiero, a voces. Les brillaban los ojos de tal manera que hubieran podido iluminar un campo de fútbol en penumbra.
- Me tengo que ir, - dijo acercándose dde nuevo a la mesa. Se acercó a Scully y le dijo en el oído- voy a dejarle a tu amorcito una de esas pelis que no son mías. - Scully sonrió, por la frase y por las cosquillas que le hacía el aliento de Mulder. La sonrisa cambió a una mueca de asombro y vergüenza, cuando Mulder la besó en la mejilla. - Te veo... ¿el lunes?.
- Vale, - contestó ella indecisa, - esppero que también cuenten las llamadas.
- Ni lo sueñes, - respondió él guiñándoola un ojo. Ella sonrió. - Sra. Scully, gracias de nuevo. La ayudaría a recoger, pero...
- Llámame Maggie, y no te preocupes, yaa recogemos nosotras. ¡ah!, y ven más a menudo con Dana, aún no te he contado lo de sus cigarrillos clandestinos a medianoche. - dijo sonriendo a Mulder. Scully se sonrojó.
- ¿Lo sabías?
- Yo lo sé todo. Fox, conduce con precaaución. ¿Te acompaño a la puerta?
- No, no hace falta, Maggie, ya sé por dónde ir.
Mulder se encaminó a la puerta. Dana y su madre se levantaron y recogieron los latos. Mulder iba poniéndose la chaqueta. Abrió la puerta. Se palpó los bolsillos y se dio cuenta de que se había dejado las gafas de sol (no se para qué las quería por la noche, pero las quería). Cerró la puerta sin salir e iba a entrar a la cocina cuando...
- ya se fue, - dijo Maggie - Dana, cariiño, Fox te quiere.
- MAMAAAAAA, vamos, ¡déjalo ya!... él nno me quiere.
- Sí lo hace, - dijo Margaret sabiendo que Fox no se había ido, porque había "olvidado" sus gafas. A Mulder le pareció una conversación interesante y se escondió tras la puerta, con el oído a punto.
- Te quiere mucho, cariño, digas lo quee digas, lo noté en cómo te miraba... "tanto se me nota", pensó Mulder tras la puerta.
- Mama, aunque eso fuera verdad, que loo dudo mucho, Fox no es más que mi compañero de trabajo, y, en un hipotético, y digo hipotético, mama, caso de que me quisiera como algo más que su compañera, las normas... "Fox, me ha llamado Fox"
- Déjate del cuento de las normas del FFBI. Tú le quieres ¿Nno?.
- Bueno pues sssí, sí le quiero, mama, pero no puede ser, además, si él se enterase, me daría mucha vergüenza, porque cabe la posibilidad, que sería lo más racional, de que él no me quiera, y no quiero perderle por una tontería como es una confusión sentimental. 
"Mierda, Scully, no me vas a perder, ¿de dónde te sacas eso?, pues claro que te quiero. ¿y si salgo ahora?, no, demasiado descarado.. pero... s me descubre aquí, eso puede ser peor..."
- Cariño, no sé qué vas a hacer, pero mme gustaría que Fox dejase de llamarme sra. Scully, o Maggie y me llamase mamá. 
- ¡Venga ya, déjalo...! -exclamó Dana. Iba a continuar cuando oyó un ruido detrás de ella. Margaret, que estaba en el fregadero se volvió. Scully se puso detrás de una silla aferrada al respaldo como si de un escudo se tratase. - Mul... Mulder?!, - dijo entrecortada y asustada. - ¿Cuánto tiempo llevas ahí?.
- Suficiente... - dijo él mirándola a llos ojos enrojecidos de ira y temor.
- ¡Mierda, NO!. - Scully se dio la vuellta y salió a toda velocidad de la cocina. Por el camino, como si de una corredora profesional se tratara, agarró el bolso y el abrigo. En la cocina, Margaret y Mulder oyeron el sonido que produjo el coche de Dana al acelerar rápidamente en su huida.


Mulder quedó en la cocina apoyado en el respaldo de la silla y cabizbajo. No sabía qué hacer. Si iba tras ella no la alcanzaría, se pondría nerviosa, conduciría más rápido y, aunque era muy buena conductora podía tener un accidente. "¿qué hago?, ¿porqué diablos habré vuelto a entrar?".
- vienes a por tus gafas, ¿no, hijo?, -- afirmó más que preguntó Margaret con una sonrisa. Fox le devolvió la sonrisa tristemente.
- ¿sabe qué diría Dana?. - "mamá no te metas", respondieron los dos a la vez.
- Alcánzala, Fox, ella te quiere mucho,, pero tiene miedo. - la Sra. Scully le acarició la mejilla como solía hacer Dana y le besó en la frente. - ve a su apartamento, estará allí.
- La traeré de vuelta, - dijo Mulder. LLlegó a la puerta de la cocina, pero se volvió y susurró a Maggie. - a lo mejor tardamos un par de días, mama.- y la besó en la mejilla como hizo con Dana unos minutos atrás.
Gracias, Fox - dijo Margaret cuando ya se había ido, - por quererla tanto...