TABLERO DE AJEDREZ. LOS PEONES
Por: RAFAEL ZEA rafaelzeapARROBAterra.com.co y MELISSA SCULLY (MISSY K) danakscully-foxARROBAmixmail.com
DISCLAIMER: Los personajes utilizados en este relato pertenecen a Chris Carter, la FOX y la 1013. No pretendemos infringir el copyright ni obtener beneficio económico de ninguna especie.
TIPO: WIP (Primera Parte) X-File, con el debido toque MSR y un ingrediente nuevo al que hemos denominado como «DRR».
SPOILERS: Esta historia tiene lugar después de «Existence» y la octava temporada. Se hacen ligeras alusiones a «Syzygy», «Invocation», «Dead Alive» y «Empedocles».
DEDICATORIAS RAFAEL: Aquí vamos, Missy y yo de nuevo. Este proyecto nació simultáneamente con «From England with Love», pero debió esperar un largo tiempo primero a que las aguas regresaran a su cauce tras el revuelo que causó dicha historia entre el público y después a un sinnúmero de dificultades de comunicación entre sus autores, ocasionados quizá por una conspiración de los servidores de internet o por una maldición lanzada por algún shipper dolido por «From England...». En «Tablero de Ajedrez», además de una típica trama de un X-File, con héroes y villanos de todas las razas, hemos querido hacer una historia diferente, combinando la dinámica entre las dos parejas de agentes protagonistas: La tradicional dupla Mulder-Scully, el infaltable elemento MSR, y el nuevo dueto Doggett-Reyes, con su ya insinuado DRR...
Es justo mencionar mis agradecimientos a varias de las personas que hacen parte de este enorme universo de los XF en el mundo hispano.
-En Argentina: Marce, Néstor, Galleguita, Eugenia, las dos Lauras, Javier Fernández (¿Sabe alguien en dónde se metió?), Nano, Dany, Luciano y demás amigos del Río de La Plata.
-En Brasil: Mi querida compatriota Dana KM, que ahora anda «falando portuguese...»
-En Colombia: Talapus y Kathy... (Somos pocos pero hacemos ruido...!)
-En Costa Rica: Meli Lucas. Los dos hablamos el mismo idioma, y para completar, colegas...
-En Chile: Missy -of course-, Josefa, Consuelo, Paula Valenzuela, Carla, Alejandra, Carlos Lepine, Alfredo Rodríguez, Natalia y toda la familia de escritores y lectores de la tierra de Neruda y de Mistral.
-En España: Daniel, David López, Loly, Patricia Hervías y Kathy Spooky...
-En México: Rosa María, Jackie, Sonia y Enigma (Esta última con todo y el paredón de fusilamiento).
-En Perú: Gabriel Cavassa y Paola Angulo (Un pionero de los fanfics y una lectora fiel).
-En Uruguay: Daniel Zunín (Otro de los que se arriesgaron a escribir fanfics) y Rossana Perrone.
-En Venezuela: Patricia González, María Fernanda, Lilian, Ninoska, Carlos Gustavo y Margaret...
Y también a todos los que no nombré, no porque no los recuerde, sino para evitar que la lista saliera más larga que el propio relato. A todos mil gracias.
DEDICATORIAS MISSY K: Honestamente, este relato pertenece más a Rafa que a mí. De hecho, la idea es suya…El crédito es suyo… Me da un terrible cargo de conciencia, porque debido a ciertos ciber-imponderables, y otras situaciones que ocurrieron, me fue imposible colaborarle como en nuestros fanfics anteriores, "From England with Love", "Indecisión" y "Ad Libitum", que fueron escritos mano a mano. Por lo tanto, mis dedicatorias principales van para él… Rafa: Gracias por tu talento, tu tolerancia, la confianza, la paciencia, nuestras charlas y nuestras conspiraciones.
También para Enigma X, quien supongo, ya no quiere fusilarme.
A Edgar. Por las traducciones del gaélico y por el caos.
Para la Orden Mulderiana del Perpetuo Sofoco, particularmente Elly, Chili y Ariel… Son las mejores!!!!
A DanaKM, Angela Spender, y el foro X en general.
A Helena, ay amiga, te extrañé tanto, tanto…Gracias por volver.
Y muy especialmente, para Gillean K, mi hermana. Por Nico y sus ojos de luz, por nuestros brindis, por las brujas y las escobas y el pronto regreso a casa.
Con el corazón.
Missy K.
RESUMEN: Doggett, Reyes, Scully y Mulder son peones en un inmenso tablero de ajedrez...
-------------------------------
UBICACIÓN DESCONOCIDA
2:30 A.M.
- Es posible que los sedantes ya no estén haciendo efecto - Indicó una enfermera, mirando hacia dentro de una habitación cerrada. En ella, había una persona que caminaba de un lado a otro, murmurando frases incoherentes -. Es peligroso hacer contacto con ella y sería mejor que no intentara provocarla. Sus ataques suelen ser violentos y su complexión física es fuerte.
-¿Esta actitud es permanente en ella? - Preguntó una mujer vestida de negro.
- Sí. Se pasea incansablemente a toda hora y ha atacado a dos médicos esta semana. Le recomiendo que no entre, es muy agresiva... -Insistió la enfermera-.
- Lo sé - Reconoció la mujer-. Pero voy a entrar... Ahora mismo - Agregó haciendo a un lado a la enfermera. Ésta retrocedió espantada -.
La mujer ingresó a la habitación cerrando la puerta tras de sí. Las paredes estaban cubiertas de un material aislante que evitaba que la paciente se hiciera daño al golpearse cuando tenía una de sus frecuentes crisis de agresividad. Una cámara de circuito cerrado se encargaba de vigilarla noche y día, para impedir que se lastimara y para monitorear cualquier señal que significara una vuelta a la normalidad. La temperatura de la habitación se mantenía constante y una música suave se escuchaba de manera permanente. La cama, una mesa y una silla conformaban todo el mobiliario, lo cual en su conjunto le daba a la habitación el típico aspecto de un cuarto de hospital. La visitante acercó lentamente a la paciente, quien se detuvo en mitad de su caminata y la miró a los ojos sin reconocerle.
- ¡Cuánto tiempo sin verla...! -Dijo la mujer que estaba de visita, a mmanera de saludo-.
La paciente, una mujer delgada y pálida no respondió. Vestía una bata y zapatillas blancas. Algunos de sus dedos estaban vendados, pues al parecer se había mordido. Enfrentando a quien había ido a verla, intentó volver a caminar, pero ésta se interpuso. Entonces ella, tirándose del cabello, emitió una especie de sonido gutural airado y amenazante. Avanzó poco más de un metro pero la anónima recién llegada le cortó el paso de nuevo. La perturbada paciente, transformándose en una criatura violenta, más cercana a una fiera que a un ser humano, aulló de rabia y se lanzó contra la visitante.
La alarma sonó y se escucharon los pasos apresurados de médicos y enfermeras.
Con los puños cerrados empujó a la visitante contra la pared, gritando. Parecía privada del uso de la palabra coherente. A pesar del ataque, la visitante no perdió la calma y cuando su atacante quiso golpearla, rechinando los dientes la tomó fuertemente de las muñecas y acercó su rostro al de ella.
- Nos volvemos a ver, Diana Fowley... -Susurró la visitante, al tiempo que le inyectaba una extraña sustancia en el brazo-.
Apenas ocurrió el pinchazo, la paciente comenzó a ceder en su furia, y al escuchar esa voz conocida, una luz antigua brilló en su mirada. Marita Covarrubias, la visitante, sonrió.
-¿Vino a asegurarse de que esta vez no sobreviva...? - Inquirió Diana bajando los brazos y sintiendo ya el efecto relajante de la inyección-.
- No es la primera ocasión en la que hemos tenido que fingir la muerte de uno de los nuestros, agente Fowley... -Le replicó Marita-. Ahora estoy aquí paara ofrecerle la oportunidad de volver a la vida...
-¿A cambio de qué?
- Antes de contestar a esa pregunta quiero ponerla al tanto de algunos hechos que ocurrieron mientras usted ha estado en esta habitación de paredes acolchadas... Primero, el agente Mulder fue raptado por los extraterrestres y posteriormente fue liberado en un gravísimo estado de salud. Fue necesario inocularle una vacuna que estaban experimentando los médicos del Sindicato... El Fumador y Krycek murieron, y ahora yo estoy a cargo, junto con algunos pocos sobrevivientes del Sindicato, de seguir la lucha contra los invasores... Por si esto fuera poco, Scully quedó embarazada de Mulder, y a pesar de nuestras numerosas tentativas por impedir que su hijo naciera, finalmente ella dio a luz...
-¡Maldita p...! ¿Acaso no era estéril?
- Bueno, esa es otra historia bastante larga y tan difícil de creer como la propia existencia de vida fuera de este planeta. Pero precisamente por eso he decidido que regrese con nosotros pues sabemos que por su pasado con Mulder y su odio hacia Scully nos puede servir de apoyo para acercarnos a ese bebé, que nos interesa desde el punto de vista «científico» por llamarlo de alguna manera, pues al parecer él es el primer resultado exitoso de nuestros intentos por crear una raza híbrida que pueda sobrevivir a la colonización.
- Créame Marita, será una misión que cumpliré gustosamente.- Una sonrisa cruel atravesó el rostro de Diana.
- Bueno, no se hable más. Una orden mía y en cinco minutos estará rumbo a Washington. Tenemos el tiempo en contra nuestra. Démonos prisa...
-------------------------------
WASHINGTON D.C.
6:10 P.M.
Marita Covarrubias le entregó ropa a Diana Fowley para que se cambiara y una vez hecho un rápido trámite, las dos mujeres y un misterioso Hombre de Traje Negro que acompañaba a Fowley abandonaron el lúgubre hospital psiquiátrico y viajaron de inmediato a Washington en avión de la Fuerza Aérea. Diana supuso que el manicomio en el que se hallaba internada debía quedar muy lejos, pues el viaje se inició muy de madrugada e incluyó una escala técnica en una instalación militar que no logró identificar. Finalmente, la aeronave aterrizó en el D.C. en la Base Andrews ya cuando el sol se ocultaba en el horizonte. Enseguida abordaron una limosina que los aguardaba en la cabecera de la pista. A pocas cuadras de salir de Andrews, el vehículo se detuvo para recoger a un hombre, bastante inquieto, que parecía haberlos estado aguardando desde hacía mucho rato...
La puerta del vehículo se abrió y Marita Covarrubias le hizo una seña al individuo para que subiera.
- ¿Agente Especial John Doggett? Disculpe por haberlo hecho esperar tanto tiempo. Acompáñenos...
Doggett, con el arma empuñada en el bolsillo de su abrigo, abordó la limosina y ésta reanudó su marcha, haciendo rechinar las llantas contra el pavimento. Doggett, apenas entró al carro, exclamó sorprendido:
- ¡Agente Fowley...! ¿Qué hace usted aquí... viva?
- ¡Oh, John Doggett. Lo veo y no lo creo...! - Dijo Diana al ver a Doggett-. ¿No se supone que había muerto en el Líbano?
- ¿No se supone que a usted la mataron por haber ayudado a sacar al agente Mulder de una instalación militar secreta? -Replicó Doggett-.
- Pues ya lo ve. Parece que los dos estamos vivos, para bien o para mal... -Sentenció Fowley-.
- ¿Ustedes se conocen? -Preguntó Marita al escuchar el intercammbio de frases entre Doggett y Fowley-.
- Pues digamos que cada uno conoce al otro debido a su reputación. El agente Doggett es muy renombrado por su trabajo como militar en el Oriente Medio...
- ...Y la agente Fowley tiene un largo historial de casos exitosamente resueltos en lo que a lucha contra el terrorismo se refiere. -Completó a su vez Doggett-. Pero dejemos a un lado la vida social y dediquémonos a lo concreto ¿Para qué me han citado aquí?
- Como ya es de todos conocido, y principalmente por usted y la agente Reyes, la agente Scully dio a luz al hijo que ella concibió con el ex agente Mulder, merced a la intervención de nuestros científicos... -Intervino el Hombre de Traje Negro, que hasta ahora había permanecido callado-. Según hemos establecido, ese bebé es el prototipo que tanto habíamos esperado de una nueva especie de «superhumanos», ideales para enfrentar la invasión de los aliens, pues es inmune a los virus que los colonizadores pretender introducir en nuestra raza para aniquilarnos. -Continuó el extraño sujeto-.
- Eso no es cierto. El niño ha sido examinado por varios médicos y no se le ha encontrado nada que indique ninguna anormalidad o algo «superhumano», como usted dice... -Negó Doggett-.
- Es «normal» tan solo en apariencia. A medida que crezca, se empezarán a notar las características que lo hacen diferente y útil a nuestra causa. -Señaló Marita, corrigiendo lo expresado por Doggett-.
- ¿Y? Todavía no entiendo qué tengo yo que ver en el asunto... -Indicó el agente-.
- Usted es una pieza clave para nuestros propósitos, señor Doggett. Como la agente Scully tiene custodia permanente, necesitamos a alguien que nos pueda facilitar las cosas para infiltrar la seguridad que la rodea y quitarle el bebé. -Dijo Covarrubias-.
- ¿Con quién cree que está hablando...? ¡Por supuesto que no me prestaría para semejante bajeza! -Refutó Doggett, visiblemente contrariado-.
- Señor Doggett, no se apresure en negarse a cooperar. Cuando lo contactamos le dijimos que teníamos cierta información que podría interesarle... -Interpeló el Hombre de Traje Negro-.
- Y a eso he venido ¿Cuál es la información que tienen para mí? -Preguntó Doggett ya impaciente-.
- Deberá ir mañana a este lugar... -Indicó el Hombre de Traje Negro, al tiempo que le entregaba una tarjeta con lo que parecía ser una dirección escrita en ella-. Allí, otro de nuestros hombres hablará con usted acerca del paradero de su hijo Luke.
- Mi hijo está muerto. -Afirmó categóricamente Doggett, queriendo rechazar la tarjeta-.
- Lo mismo pensaba usted y el resto del mundo acerca de mí, pero como hoy lo ha podido comprobar, yo estoy viva... Y su hijo también...! -Aseveró Fowley-.
Doggett, vacilante, tomó al fin la tarjeta y la guardó junto a su placa de agente del FBI. Notablemente alterado por lo que acababa de escuchar, tomó aire y logró articular lo siguiente:
- Para decirlo en términos simples, lo que ustedes quieren es cambiar un niño por otro. Quieren chantajearme con lo de Luke para lograr sus propósitos. Conmigo no cuenten para eso. No permitiré que se valgan de mí para acabar con un inocente... Ya tuve demasiado con la muerte de mi hijo como para tener que soportar el cargo de conciencia por la muerte de otro. Ni Mulder ni yo se los permitiremos...!
- De todas maneras piénselo, agente Doggett. Le brindamos la oportunidad para que se libere de ese cargo de conciencia, recuperando a su hijo y haciéndole un favor a la Humanidad. -Sustuvo Marita queriendo hacer que Dogggett reconsiderara su negativa-.
- No veo cómo la muerte de un niño pueda ser catalogada por ustedes como un «Favor a la Humanidad» -Ripostó indignado el agente-.
- Nadie ha hablado de matar al hijo de Mulder y Scully. Por el contrario, ahora más que nunca nos conviene mantenerlo con vida. Debemos estudiarlo y a partir de él desarrollar una ofensiva inmunológica contra los invasores, además de crear réplicas suyas que tengan la misma resistencia física y capacidad de regeneración que él posee. -Destacó el Hombre de Traje Negro-.
- ¡Por Dios, una rata de laboratorio... Olvídenlo! -Contestó Doggett-. ¡Detengan el auto... Detengan el auto, ahora!
La limosina frenó bruscamente. Doggett abrió la puerta y saltó afuera del automóvil, alejándose del mismo sin voltear a mirar atrás.
- De todas maneras, nuestro hombre lo espera mañana a mediodía en esa ubicación. Tiene toda la noche para meditarlo... Le conviene... -Sentenció desde adentro Marita Covarrubias-.
Al oír esto último Doggett se detuvo pero no se giró. Las llantas del carro volvieron a chillar contra el asfalto y el vehículo dobló en las esquina siguiente, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
-------------------------------
POTOMAC COFFEE SHOP
WASHINTON D.C.
8:55 P.M.
Mientras se desataba en su cabeza una verdadera lucha entre pensamientos y lealtades, Doggett caminó un buen rato en medio de la bruma que envolvía las cales de Washington hasta llegar a un café que frecuentaba en sus horas de ocio en compañía de Mónica. Para su sorpresa, ella se encontraba allí, tomando un capuchino y leyendo un libro. Apenas la vio se dirigió a su mesa y se sentó a su lado.
- Hola Mónica -Dándole un beso en la mejilla-. No pensaba encontrarte aquí.
- Hola John. -Respondiéndole el saludo de igual manera-. Me pasé toda la tarde llamándote al celular pero lo tenías apagado ¿Dónde estabas?
- Andaba recogiendo información confidencial sobre un posible caso. -Se excusó él de una manera poco convincente-.
- Qué raro, antes de salir de la oficina del FBI me crucé con Skinner en el pasillo y no me comentó nada al respecto ¿Hablaste con él? -Inquirió Mónica con extrañeza-.
- No. Hoy no. Ayer me dijo de qué se trataba en líneas generales y me indicó que fuera hoy al sitio en el que me darían la documentación y así lo hice.
- Tienes cara de preocupado...
- Descuida, no es nada...
- Yo te conozco mejor que nadie, John Jay Doggett. -Aseveró Mónica tomando el rostro de Doggett con ambas manos-. ¡Mírame a los ojos y dime lo que te pasa! ...No eres muy bueno para mentir...
- Te digo que no pasa nada... -Le respondió Doggett esquivando la mirada de ella-. Simplemente tuve un mal día...
- ¿Luke?
- Creo que contigo no tiene caso ocultarlo. Esa percepción especial que tienes es capaz de sacar a flote cualquier secreto... Sí, estuve pensando en Luke, en... -Agregó él, y aunque esto en parte era verdad, sirvió también de excusa perfecta-.
- Los dos sufrimos mucho por él... -Interrumpió Reyes, haciendo luego una pausa para tratar de eliminar un nudo que se le hacía en la garganta-. ¡Tanto que luchamos buscándolo, para después encontrarlo... asesinado...!
- Al igual que le sucedió a Mulder con su hermana y en su momento a la propia Scully con Mulder... -Admitió Doggett bajando la cabeza-.
- Pero a diferencia de Samantha y de Luke, el caso del hallazgo de Mulder tuvo un «final feliz», inconcebible desde el punto de vista de la lógica, aunque innegablemente tangible. -Enfatizó Reyes-.
- ¿Sabes, Mónica? Esto te parecerá una locura, pero después de lo sucedido con Mulder, he pensado en más de una ocasión que...
- ¡Calla! -Cortó Mónica poniéndole un dedo en los labios a Doggett-. Ambos vimos el cuerpo de Luke, fuimos a su funeral. Eso fue hace tres años... ¡Es imposible...!
- Desde que me asignaron a los expedientes x he oído decir eso muchas veces, y tú también has escuchado esas palabras en varias ocasiones, a pesar de que llevas menos tiempo aquí. -Aclaró John Doggett-.
- Por favor, no hablemos más de estos recuerdos tan dolorosos. -Sugirió ella-. ¿Por qué en cambio no me cuentas acerca de lo que estabas averiguando?
- Mónica, ya son más de las nueve de la noche. Además, no fue mucho lo que conseguí... -Disimuló Doggett al no tener nada que contarle en realidad a su compañera-. El mundo no se acabará si nos tomamos una noche libre...
- Tienes razón, John. -Aceptó ella, recogiendo unos papeles y el libro que estaba leyendo -. Vámonos de aquí. A partir de esta hora y hasta el amanecer eres mío...
Enseguida, los dos salieron rumbo a la casa de Doggett.
-------------------------------
APARTAMENTO DE DANA SCULLY
(AL DÍA SIGUIENTE)
Mulder ya no pertenecía al FBI como agente especial, ni mucho menos era parte de la sección de los expedientes x. Luego de la investigación iniciada en contra del Director Delegado Alvin Kersh por parte de John Doggett y de haberse comprobado algunos cargos en contra del corrupto funcionario y de varios integrantes del Buró, como una forma de desagravio, se le ofreció a Mulder la posición de asesor externo de aquel ente gubernamental en aquellos casos que requirieran de su experiencia como analista de psicología criminal y en los que se determinara, a juicio de Doggett, Reyes o Scully, que era necesaria su ayuda para esclarecer hechos y situaciones de corte paranormal, no compatibles con los procedimientos policíacos convencionales. Por otro lado, aunque Scully seguía vinculada a los expedientes x, una vez terminada su licencia de maternidad sólo se dedicaba a casos menores y en virtud a su condición de madre, era más bien poco lo que le permitían hacer, más allá de efectuar pesquisas en los bancos de información, adelantar interrogatorios o analizar evidencia médica. Doggett y Reyes eran los encargados del «trabajo sucio», y por orden expresa de Skinner se le prohibió a Scully que volviera a llevar a cabo autopsias.
La mayor parte del tiempo la pasaba Mulder con Scully y con Maggie, quien viajó desde San Diego para acompañarlos. Desde el nacimiento de William, Mulder y Scully habían reconocido de manera explícita su situación de pareja, primero porque dados los acontecimientos sucedidos en los meses previos ya no tenía caso seguirlo ocultando, y segundo porque al dejar de ser Mulder un compañero de trabajo de Scully, en la práctica y a la luz del reglamento del FBI no había ningún impedimento para que vivieran juntos. El ex agente se sentía dichoso en su nuevo rol de padre, aunque no terminaba de acostumbrarse a la idea. Con cuarenta años -pensaba él- era algo tarde como para formar una familia, ya que cuando tuviera sesenta, sus hijos adolescentes (¡Y además pensaba en plural...!), a su lado parecerían más bien sus nietos. Sin embargo, después de haber sufrido lo indecible e incluso haber estado bajo tierra, consideraba que esta oportunidad que ahora le brindaba la vida para ser feliz no debía ser desaprovechada, porque tal vez sería la última...
- ¿En qué piensas, querido? -Preguntó Scully al ver que Mulder pareccía tener su mente en otro lugar-.
- Ah...! -Respondió él como admitiendo su estado de abstracción-. Estaba pensando en los muchos cambios que han ocurrido en este corto tiempo... Tú sabes. Estuve «muerto» por tres meses y nadie se explica cómo me recuperé. Tú eras estéril y después que todos los intentos por concebir habían fracasado, milagrosamente lo logramos. No cerraron los expedientes x, me dieron un cargo de medio tiempo, etcétera, etcétera...
- Aunque ahora somos tres...
- Cuatro, no debemos olvidar a Reyes.
- No me refería a la oficina sino a nosotros y al bebé. Debemos ser conscientes de que somos una familia y que no podemos darnos el lujo de correr los mismos riesgos de antes. No quiero ni imaginarme lo que pasaría si volvieras a desaparecer.
- Yo tampoco soportaría que de nuevo él y tú estuvieran lejos de mí.
- Tú y yo «padres». Suena raro, ¿Verdad?
- ¿Has pensado que cuando nuestro hijo termine la secundaria seremos un par de viejos?
- Sí... Tú tendrías 60 y yo 57.
- Y eso que sólo estamos hablando del mayor. ¿Cómo nos veríamos al lado de los más jóvenes?
- ¿Qué tratas de decir con eso de «LOS más jóvenes»?
- No lo dejaremos solo...
- Claro, como tú no eres el que va a cargar con una barriga como la que tuve yo y luego a padecer contracciones en una sala de partos.
- Dímelo a mí que te tuve a ti, a Melissa, a Bill y a Charlie... -Intervino Maggie, quien se encontraba tejiendo en silencio pero no había querido hacer parte de la conversación de la pareja-. Pero créeme, hija. Valen la pena el dolor y las molestias...
- Ya oíste a tu madre, Scully. Deberíamos seguir su consejo... -Señaló Mulder haciendo uso de su sarcasmo habitual-.
- ¡Ja ja...! -Replicó Scully-. Deja de estar pensando en aumentar la tasa de natalidad del Distrito de Columbia, ¿Te parece?
- Bien, si así lo quieres.
-------------------------------
RESIDENCIA DE JOHN DOGGETT
FALLS CHURCH, VIRGINIA
(SIMULTÁNEAMENTE)
Eran más de las 9 de la mañana. Luego de una noche supremamente intensa, Doggett y Reyes habían perdido la noción del tiempo y era ya bastante tarde como para llegar a la oficina en el horario acostumbrado de entrada. Sin embargo, esto no parecía preocupar mucho a Mónica, o al menos no tanto como la idea de que Doggett no le había contado todo lo que le ocurría...
- ¡Vamos, John! Dime qué te pasa. -Insistió Mónica Reyes desde la cama-.
- Eres muy perceptiva Mónica, pero aunque no me creas, no tengo nada. -Negó Doggett desde el baño. Salió completamente vestido y le dirigió una mirada a Reyes, quien le sonrió con expresión desafiante-.
- Soy perceptiva, claro que sí. Y sé que algo te ocurre, John. Tienes un conflicto que no quieres contarme y que no tiene que ver con Luke.
Doggett se acercó caminando lentamente. Se agachó mientras se anudaba la corbata hasta quedar a la altura del oído de Mónica.
- En el supuesto que así fuera... ¿Qué me darás si te lo digo? -Susurró-.
- Ya lo sabes... Algo como lo de anoche. -Musitó ella-.
- ¿Igual? -Inquirió Doggett, besándola apenas-.
- Hmmm, aumentado unas cuantas veces... -Señaló Reyes con una sonrisa. Se movió ligeramente para besarlo-.
El teléfono celular de Doggett interrumpió tanto el movimiento de la agente como la conversación de ella y su compañero. Reyes se levantó y fue a tomar una ducha mientras él contestaba.
- Doggett...
- Buenos días, Doggett. Habla Mulder.
- Hola, Mulder.
- Pensaba pasar por la oficina a ver si tienes algo para mí. Quiero dejar de cambiar pañales por algunas horas...
Doggett se quedó en silencio por un momento, recordando la charla de la víspera abordo de la limosina, la tarjeta y el encuentro a mediodía en el que le hablarían de Luke...
- ¿Hola...? -Preguntó Mulder desde el otro lado de la línea, en vista de que Doggett no le respondía-.
- Eh... eh... Mira... Debo hacer una diligencia personal antes de ir al FBI. Si quieres, puedes pasar en la tarde. Le diré a Mónica que revise si ha resultado algo que tenga que ver con lo sobrenatural, Mulder. En todo caso, espérame allí si es que no he llegado yo antes. -Dijo Doggett un poco contra su voluntad-.
- Perfecto, nos vemos entonces en la tarde... -Indicó Mulder-.
- De acuerdo... -Dijo Doggett y cortó la comunicación-.
Doggett movió la cabeza preocupado. El ruido de la ducha en la que se encontraba Mónica le trajo a la mente la imagen de aquella lluviosa arboleda en la que fue hallado el cuerpo sin vida de su hijo Luke. Si bien antes de que Mulder llamara, él estaba completamente decidido a no ir donde lo citaron para mostrarle las supuestas pruebas de que Luke no estaba muerto y convencerlo de que colaborara con los siniestros planes del Sindicato, ahora creía que sí debía acudir. Al fin y al cabo, pensó, él no se había comprometido a nada y nada perdía tampoco si iba. Si lo que le mostraban no era comprobable, el asunto terminaba ahí, sin que nadie lo supiera, sin que Mónica lo supiera. No era prudente desenterrar el recuerdo de un hecho que a pesar de que les permitió conocerse, era al mismo tiempo motivo de dolor para ambos. Pero si lo que le mostraban era real...
Mientras tanto, en el cuarto de baño, Mónica Reyes terminó de ducharse. Mirándose al empañado espejo, difícilmente pudo tragar saliva, sintiendo el mismo nudo en la garganta de la noche anterior cuando habló con Doggett en la cafetería acerca de Luke. Algo muy en su interior le decía que lo que John le había contado no era del todo verdad...
Y Doggett estaba mintiéndole.
-------------------------------
UBICACIÓN DESCONOCIDA
11:48 A.M.
- No fue muy grato que me hicieran "morir". -Masculló Fowley. Marita la miró con ironía-.
- Sepa que no es la primera vez que uno de nuestros agentes debe ser sacado de circulación durante un tiempo.
- Bueno, dígame de una vez qué pasó.
- Luego que cometió el gravísimo error de enviarle a Scully los elementos necesarios para salvar a Mulder, detectamos que su actividad había sufrido un revés.
- Era parte de un plan que tenía… -Se defendió Fowley-.
- Nosotros no sabíamos nada, y el solo hecho de ayudar a liberar a Mulder fue considerado por El Fumador y los líderes sobrevivientes del Sindicato como una traición. -Rebatió Marita-. Decidimos que lo mejor era neutralizarla durante algún tiempo y que todos creyeran que estaba muerta. Esa noche, en su casa, efectivamente usted recibió un disparo, pero sólo se trataba de un tranquilizante que la dejó inconsciente. Luego fue trasladada de inmediato a nuestras instalaciones y en su lugar pusimos a un clon híbrido idéntico a usted, manipulado genéticamente y muerto.
- ¡Es asqueroso! -Estalló Diana-.
- ¡Cállese...! Me pidió que le dijera verdad. Scully recibió una llamada simulada, en la que se le informó que usted había muerto. Ella fue hasta el lugar y creyó completamente en el engaño. Fue a decírselo a Mulder y oficialmente se dio por sentado que la agente Diana Fowley estaba muerta. En el edificio en que la encerramos, se practicaban experimentos de manipulación cerebral y de conducta.
- Ustedes…
- Sí. -Interrumpió Marita-. Eventualmente, El Fumador Spender ordenó que le hicieran algunas pruebas, Diana. Quería comprobar que en sujetos normales, como usted, la estimulación del lóbulo temporal del cerebro, producía resultados adversos.
- ¡Maldito bastardo! -Exclamó Fowley-. Me usó como un conejillo de Indias.
- Comprenderá que todas estas investigaciones el Sindicato las inició a partir de la actividad cerebral que Fox Mulder experimentara hace un año…
- Sí, pero no tenían derecho a utilizarme así… -La voz de Fowley sonó amarga-.
- Todo sea por la causa, "querida" - Ironizó Marita-. Su cerebro no aguantó la manipulación y en realidad estuvo demente por algunos meses. Se tornó agresiva y tuvo una regresión en las áreas verbal y psicomotriz. No hablaba, y se comunicaba a través de sonidos guturales, que según nuestros investigadores, eran síntomas que demostraban las primeras fases de la comunicación en el ser humano…
- ¡Los odio a todos!
- Fue muy ilustrativa la experiencia. -Aseveró Marita, fríamente-.
- ¿Y ahora?
El celular de Marita sonó haciendo que Diana se sobresaltara.
- Estaba esperando su llamada. Dígame... -Hizo una pausa y de inmediato se dibujó en su rostro una expresión de satisfacción-. ¡Perfecto! ...Gracias. -Enseguida apagó el aparato-. ...Era nuestro contacto. Parece que el agente Doggett mordió el anzuelo. Es el primer paso que pondrá en marcha lo que tenemos planeado.
- Si Doggett accede, quisiera pedirle un favor... -Señaló Fowley-.
- ¿De qué se trata? -Preguntó Covarrubias volteando a ver a Diana-.
- Una vez tengamos a Scully a nuestro alcance, ¿Podríamos traerla a ella también? No puedo esperar para ponerle las manos encima a esa pelirroja...! -Exclamó Diana con una alegría ni siquiera disimulada-.
- Lo primero es lo primero, Diana. Nuestra prioridad es el bebé. Luego se desquita un buen rato de Scully y después decidimos si la eliminamos o la dejamos vivir... Eso dependerá de si Mulder regresa con vida de cierto lugar al que pensamos hacer que vaya... Aunque de todas maneras, su condición genética es lo único que nos detendría a la hora de matarlo. Como el propio Fumador dijo alguna vez, Mulder es más útil para nosotros estando vivo...
- ¿Y qué pasará conmigo? -Preguntó Fowley intranquila al ver que también podrían hacerle lo mismo-.
- No sabemos aún. Legalmente usted sigue muerta. -Concluyó Covarrubias con una sonrisa que no llegó a sus ojos-.
-------------------------------
LINCOLN MEMORIAL
WASHINGTON D.C.
11:57 A.M.
Doggett llegó al monumento a Abraham Lincoln, sitio acordado como lugar de encuentro con el contacto del Sindicato. Para deshacerse de Mónica le dijo que tenía que rastrear una pista que supuestamente le serviría para el caso del que había estado averiguando el día anterior. Una vez se había resuelto la investigación liderada por él en contra de Kersh, el agente fue sacando lugar en medio de su trabajo de rutina para, sin que Mónica Reyes ni nadie del FBI se percatara, ir atando los cabos que quedaron sueltos en el caso de Jeb Dukes, presunto asesino de su hijo Luke. Quiso establecer si Dukes había actuado solo o en complicidad con terceros, si Luke había sido una víctima aislada, o si como se determinó a partir de lo que Mónica investigó cuando Dukes murió a causa de un tiro que ella misma le disparó, el homicida era un demente con un largo historial de muertes. Sin embargo, la posibilidad de que Luke estuviera vivo echaba todo por tierra. Si Luke estaba vivo, él estaba dispuesto a pagar el precio que fuera necesario para recuperarlo. Tan solo necesitaba una prueba y creería...
- ¿Agente Doggett? -Preguntó acercándosele un individuo de grueso abrigo, traje negro y paraguas-.
- Sí, soy John Doggett, ¿Quién es usted? -Respondió el agente levantando la mirada, pues aquel hombre anónimo era mucho más alto que él. Su estatura estaba cercana a los dos metros-.
- Mi nombre no interesa. Lo que importa es lo que tengo para usted... -Indicó el sujeto entreabriendo un portafolios que llevaba y en el que se alcanzaba a ver un sobre amarillo-.
- ¿Saben dónde está mi hijo? ¿Vive aún? -Apremió Doggett tratando de tomar el sobre-.
- ¡No tan rápido, amigo...! -Lo detuvo este otro Hombre de Traje Negro-. Su hijo Luke John Doggett está perfectamente bien en un lugar seguro, cuyos detalles sobre su ubicación se encuentran en estos documentos, los cuales le entregaremos tan pronto como usted cumpla con la parte que le corresponde en el trato...
- Necesito pruebas, pruebas concretas de que lo que me dice es verdad ¿Las tiene acaso? ¿Cómo sé yo que no me engañan y que mi hijo no está muerto? -Urgió Doggett batiendo enérgico su mano derecha-.
- Si lo que quiere es ver para creer, mire... -Señaló el individuo entregándole una fotografía de un grupo de niños en una fiesta infantil, efectuada al parecer en un orfanato. En el borde de la misma estaba impresa la fecha del 7 de septiembre de 2000-. ...Imagine el deseo que pidió el chico que está apagando las velas del pastel.
El niño de la foto era rubio, de ojos azules, con el cabello revuelto y un lunar en el costado izquierdo del cuello, justo debajo de la mandíbula, en el mismo sitio en el que el hijo de Doggett tenía uno idéntico al que estaba viendo. Si la imagen era auténtica, la fecha correspondería al cumpleaños número diez de Luke, quien había desaparecido el 8 de diciembre de 1997 para luego ser encontrado muerto...
- ¡Es Luke el día de su cumpleaños...! -Exclamó John Doggett, sin poder contener su asombro-.
- Logramos rescatarlo de las garras de Jeb Dukes, un loco que trabajaba para nosotros y que luego quiso irse en contra nuestra. Por eso tuvimos después que inventar toda esa farsa de su muerte y enviar a la agente Reyes para que iniciara una supuesta investigación al lado de usted...
- ¿Está diciéndome que Mónica se encuentra también del lado de ustedes? -Dijo aún más sorprendido Doggett-. La conozco muy bien y me niego a aceptar que ella se haya prestado para eso. Ambos estuvimos allí, vimos el cuerpo de Luke, lo identificamos...
- No me malinterprete, señor Doggett. La agente Reyes es una persona absolutamente íntegra y una de las mejores en su área en todo el Buró. Simplemente la utilizamos. Los utilizamos a los dos para que vieran lo que nosotros queríamos que vieran y supieran lo que quisimos que supieran. Todo falso, desde la primera hasta la última evidencia.
- Igual podrían estar haciendo ahora... -Replicó escéptico el agente-.
- Si todavía no me cree, aquí hay algo que quizá termine por convencerlo... -El sujeto sacó de su bolsillo un pequeño escudo militar que Doggett le había regalado a Luke cuando regresó del Líbano. El agente lo tomó tembloroso en sus manos y miró al hombre-. ¿Todavía le quedan dudas?
- ¡Basta! -Paró Doggett-. ¡Dígame lo que tengo que hacer para recuperar a mi hijo...!
- Veo que comenzamos a entendernos... -Aseveró el hombre, abriendo otro compartimiento del portafolios que llevaba-. En la primera fase del plan vamos a crear un sofisma de distracción para mantener lejos de aquí a la agente Reyes y de paso a Mulder por unos días. Estas carpetas contienen documentos de un par de casos ficticios en Dakota que de seguro llamarán su atención. Por el bien de todos es mejor que Reyes crea que las investigaciones son auténticas y no entre en sospechas...
Doggett escuchaba calladamente. Su interlocutor continuó.
- ...En la segunda fase, mientras ellos están allá perdiendo el tiempo, usted se quedará aquí en Washington y nos ayudará a tenderle una trampa a Scully para que podamos acercarnos a ella y robarle el bebé. Y, por último, una vez tengamos al niño en nuestros laboratorios, le entregaremos la información que tanto desea y su hijo estará de nuevo a su lado.
- Scully no se merece esto. Mulder y el pequeño William tampoco... ¡Me siento como un maldito espía...! -Renegó apesadumbrado Doggett-./p>
- Permítame recordarle que si a última hora se arrepiente y decide no cooperar, le garantizo que nunca volverá a ver a Luke y que la agente Reyes sufrirá un lamentable accidente en el Monte Rushmore en compañía de Mulder...
- ¡Hijo de p...! -Rugió Doggett desenfundando su pistola-.
- No se moleste en amenzarame, agente Doggett. Si me dispara, no alcanzará a caminar tres pasos antes de ser hombre muerto... -Indicó desafiante el sujeto de negro, señalándole a Doggett varios tipos armados que los vigilaban-.
Doggett tomó las dos carpetas con los casos falsos y se fue.
-------------------------------
OFICINA DE LOS EXPEDIENTES X
1:26 P.M.
Doggett regresó a la oficina del sótano del Hoover Building y no encontró allí a nadie. Sobre el escritorio halló una nota que decía...
«John: ¿Dónde te metiste? Tuve que salir SOLA a almorzar. Vuelvo a la 1 y 30. Mónica».
Enseguida el agente hizo una mueca de disgusto, pues para él no era ningún secreto que el Director Adjunto Follmer y Mónica habían tenido su «historia», que Follmer no desperdiciaba la ocasión para tratar de recuperarla y que cada que él -Doggett- se descuidara, estaría al acecho de Reyes...
En ese momento se abrió la puerta.
- Buenas tardes, Doggett -Saludó Mulder al entrar-.
- Hola, Mulder -Le contestó Doggett de espaldas a él, con las carpetas que el otro Hombre de Traje Negro le había entregado, debajo del brazo. Dándose enseguida la vuelta para estrechar su mano-. ¿Cómo están Scully y el bebé?
- Bien, gracias. Siento llegar a esta hora, pero Maggie no me dejó salir hasta que no almorzamos todos juntos... -Quiso excusarse Mulder, pensando que ibba muy retrasado-.
- No importa, yo también llegué aquí hace un momento. Estuve averiguando sobre dos hechos que necesitan de tus conocimientos en lo que llamas «paranomal», toma... -Añadió Doggett, extendiendo el brazo para entregarle las carpetas a Mulder-.
- ¡Buenas tardes, Mulder! -Le saludó Mónica Reyes tras él. Acababa de entrar y no miraba a Mulder. Tenía los ojos puestos en Doggett-.
Mulder se volvió y la saludó cortésmente. Ella avanzó hasta Doggett, saludándolo con un beso en la mejilla.
- Hola John...
- ¿Cómo estás? -Arrugando el ceño- Espero que el Director Adjunto Brad Follmer te haya invitado a un buen restaurante... -Agregó enseguida Doggett con un marcado tono de ironía-.
- JA, JA... De eso hablaremos luego, «Doggie» -Le respondió Mónica lanzándole una mirada asesina, para luego situarse al lado de Mulder-. ¿Qué es esto? -Inquirió a renglón seguido al ver los fólderes que éste tenía en la mano-.
- Son los dossieres de dos casos que conseguí en las últimas horas y en los cuales me gustaría que trabajaras asesorada por Mulder, Mónica. El primero se basa en la desaparición de un grupo de adolescentes de 16 años, todos varones, y que al parecer estaba participando en una especie de ritual de tipo satánico -Relató Doggett-. Eran 7 y desaparecieron una misma noche, todos juntos. No hay testigos, pero los padres han manifestado que creen que los raptó una especie de demonio o espíritu maligno…-Doggett hizo una pausa para tomar aliento- ...El segundo versa sobre una serie de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, que incendian las plantaciones de trigo y cereales. Ambos casos son en Dakota del Sur... -Terminó Doggett, procurando ser convincente-.
- Interesante… Hace tiempo que no voy a visitar las estatuas de los presidentes. -Musitó Mulder-.
- ¿Por qué no vas a Dakota con nosotros? -Indagó Reyes-.
- Como los sucesos descritos en estos expedientes involucran elementos relacionados con OVNIS y un supuesto crimen ritual, creo que los dos se sentirán como peces en el agua. Yo en cambio, es poco lo que podría hacer allí y más bien, por razones de seguridad uno de nosotros debe quedarse cerca a Scully, por si acaso. -Argumentó Doggett, señalando un motivo bastante creíble, de no ser porque todo era una trampa y porque el tono de su voz era algo inseguro-.
- Anótate un punto, Doggie. No es conveniente que Scully se quede sola aquí. No es que confíe mucho en la escolta que tiene asignada... -Reconoció Mulder-. Reyes ¿Qué te parece si salimos esta misma noche...? -Preguntó luego yendo hacia la puerta-.
- No hay problema, Mulder. -Respondió Mónica, intentando sonreír-.<
- ¿Te vas ya? -Inquirió Doggett al ver que Mulder se alejaba-.
- Créeme, no va a ser tan fácil convencer a las señoras Scully de que debo viajar tan lejos... -Contestó Mulder, saliendo y cerrando la puerta tras sí, sin decir adiós-.
Ya a solas, Mónica trató de averiguar lo que -sospechaba- Doggett le estaba ocultando.
- Por última vez, John... ¿Qué diablos significa todo esto? -La voz de Reyes se elevó. Doggett la miró poniéndose a la defensiva-. Ayer te perdiste casi todo el día para investigar un «algo» que no se sabe ni qué es y luego apareciste por la noche de entre la neblina con las manos vacías. Hoy me dejaste envuelta en una toalla en tu casa, te fuiste a «rastrear una pista», tuve que ir a almorzar sola, y ahora resultas aquí con dos fólderes repletos de información de dos casos que parecen sacados del sombrero de un mago... Tengo la impresión de que o no quieres que trabaje contigo o...
- Está bien, Mónica... -Suspiró Doggett-. Me había prometido a mí mismo no decírselo a nadie. -Bajando la voz-. Eh... Mira, la razón ppor la que he estado manejando este asunto con tanto sigilo es porque se trata de algo muy importante que nos compete a los dos. Además de quedarme aquí para proteger a Scully, debo permanecer en Washington para reunirme con alguien que asegura tener información concerniente a Luke, a su desaparición y a la posibilidad de que hayamos sido engañados y él esté vivo...
- ¡Dios...! -Apenas pudo exclamar Mónica. Doggett siguió con su exposición-.
- Como todavía no estoy seguro si se trata de un hablador, no había querido comentarte nada para no crearme y de paso no crearte una falsa expectativa sobre algo que a la larga podría ser tan solo una frustración...
Esto era cierto, a medias. Pero una cosa no tenía que ver con la otra. Sin embargo, Mónica se sintió mal por haber dudado -injustamente, creía ella- de Doggett.
- Perdóname, John... -Acercando su frente a la de él y acariciando ligeramente sus mejillas-. Pero es que con tanto misterio, llegué a creer que se trataba de... No sé...
- ¿De otra mujer...?
- ...Sí- Contestó ella, algo sonrojada-, aunque me cueste trabajo admitirlo, pero ¿Qué otra cosa podría imaginarme de ti, si tú, junto con Mulder, has sido uno de los más renombrados casanovas en la historia del FBI...?
- Por favor, Mónica. No exageres... Además, yo no digo nada cuando le haces caritas al Director Follmer...
Reyes quedó en silencio por un instante. Doggett la había atacado por donde más le dolía, pues su amorío con Follmer era un lastre con el que tenía que cargar cada que se lo encontraba casi a diario. Todavía con el rostro encendido en rubor, tomó una bocanada de aire y se dispuso a responderle el dardo a su compañero.
- Eso no tiene nada que ver con lo que te estaba preguntando, y en cuanto a tu reputación, no creo exagerar. Desde que yo estaba en la academia, era vox populi entre las aspirantes a agentes que aquí en el Buró se estaba dando lo que en su momento se conoció como la Era Mulder, a la cual sobrevivieron muy pocas faldas. Y mientras en el edificio J. Edgar Hoover el intrépido «Spooky» hacía de las suyas, de la oficina de Nueva York llegaban historias de un tal John «Doggie» Doggett que hacía lo propio con sus compañeras de la Gran Manzana...
- ¡Ay, Mónica! ¿Qué voy a hacer contigo? - Exclamó Doggett aliviado al ver que Reyes se había creído completa su actuación-. Tengo 41 años, ya no soy ningún jovencito para andar por ahí de picaflor...
- Claro que esos 41, anoche no se te notaron para nada ¿Eh? - Dándole un cálido beso-. ...Debo irme, voy a alistar maletas para viajar con Mulder.
- ¡Cuídate de «Spooky», él no desaprovecha oportunidades como esta...!
- No te preocupes, «Doggie». Tan pronto como sepas algo de lo que vas a averiguar, llámame...!
- Cuenta con ello...
-------------------------------
APARTAMENTO DE DANA SCULLY
2:45 P.M.
Mulder volvió adonde Scully para contarle a ella y a Maggie sobre los casos y el viaje que tenía que hacer en compañía de Reyes. Al ex agente no era que le agradara mucho la idea de alejarse de Scully, pero creía que al quedarse Doggett en la ciudad no habría problema.
- Sras. Scully ... ¿Algún mensaje para George Washington, Thomas Jefferson, John Adams o Teddy Roosevelt? -Preguntó Mulder en lugar de saludar apeenas abrió la puerta-.
- Hola Fox, regresaste pronto... -Dijo Maggie al verlo en mangas de camissa y con las dos carpetas debajo del brazo-.
- Sí, Mulder. No tardaste mucho ¿A qué te refieres con esos nombres de presidentes? -Señaló Scully saliendo del cuarto de William y llevando acunado al bebé, envuelto en un cobertor-.
- Pues resulta que Doggett encontró un par de extraños fenómenos que requieren de la experimentada mente de «Spooky» y la aguda percepción sensorial de Reyes.
Scully arqueó sus cejas como queriendo decir «¿Y bien...?»
- Uno trata de unas desapariciones, presumiblemente relacionadas con una secta satánica y el otro tiene que ver con unos supuestos OVNIS que han dejado en la ruina a varios campesinos. -Explicó Mulder-. Debo viajar esta noche con Reyes hasta Dakota del Sur, más exactamente a Rapid City, en donde investigaremos lo de los desaparecidos. En cuanto a los platillos voladores, esto tiene lugar en Keystone, muy cerca del Monte Rushmore...
- No cambias, Fox. Ni ahora que estás oficialmente fuera de los famosos expedientes x dejas tu obsesión por tu trabajo... -Declaró Maggie al escucharlo hablar de esa forma-.
- Déjalo mamá. Si los extraterrestres no fueron capaces de hacerlo cambiar, mucho menos nosotros. -Interpeló Scully en favor de Mulder-./font>
- Ya escuchó a su hija, Señora Scully. Soy un caso perdido... -Apuntó Mulder jocosamente, pegándose en la cabeza con una de las carpetas-.
- Eso lo sabemos hace tiempo. -Agregó Maggie con un tono de resignacióón-.
- ¿Y Doggett no va ir? -Interrogó luego Scully con extrañeza-.<
- No. El te acompañará, por razones de seguridad. No es bueno que te quedes sola. -Sostuvo Mulder haciéndole un gesto a Scully para que le pasara al bebé-.
- Tampoco es bueno que estés lejos de mí... de William y de mí. No quiero que vayas y menos si hay platillos voladores merodeando por allí... -Indicó ella alarmada, entregándole con cuidado a William para que no se despertara-.
- No te preocupes, te prometo que en mi vida voy a volver a acercarme a un OVNI a menos de 500 metros de distancia... -Enseguida sonrió al ver la cara que puso Scully-. ...Oye, no estarás pensando mal de Mónica y de mí...
- Ahora que lo mencionas, ni se te ocurra sacar a relucir tus dotes de seductor con ella. Si llego a enterarme de algo, pobre de ti. Eso si es que antes Doggett no acaba contigo. La agente especial Mónica Reyes es intocable... ¿Entendiste, Fox William Mulder? -Sentenció Scully cruzando los brazos enn señal de advertencia-.
- ¡Por Dios, Scully! -Exclamó Mulder devolviéndole el niño-. ¿Qué va a decir tu mamá?... Mira, te doy mi palabra de Boy Scout que ni siquiera voy a imaginarme desnuda a la agente Reyes... -Aseveró enseguida, al tiempo que hacía una señal de juramento con la mano derecha-.
- Pervertido. Además, que yo sepa, tú no fuiste Boy Scout, Mulder. -Le reprendió Scully-.
- No, pero sé cómo armar una tienda de campaña y encender una fogata...
- Eso no cuenta. Pero en todo caso, te creo.
Mulder, Scully y Maggie departieron el resto de la tarde, más o menos hasta las cinco. A esa hora, él agarró los tres o cuatro trajes que primero encontró en su guardarropa y los metió en una maleta sin tomarse el trabajo de doblarlos, alimentó a los peces -que también se habían mudado con su proopietario al apartamento de Scully- y llamó a Mónica Reyes para ver si ella estaba lista. Como en efecto Reyes ya había hecho su equipaje, Mulder se despidió de sus tres amores y se dirigió al apartamento de Mónica, ubicado en el elegante vecindario de Annandale -no muy lejos de Alexandria- y apenas la recogió tomaron rumbo al aeropuerto Dulles.
-------------------------------
RAPID CITY,
DAKOTA DEL SUR
10:48 P.M. (TIEMPO DEL CENTRO)
Después de un extenuante viaje de casi cinco horas, que incluyó un cambio de aeronave en el aeropuerto de Chicago, Mulder y Reyes llegaron en una avioneta al pequeño aeródromo de la localidad. Además de algunos detalles de los dos supuestos casos que iban a investigar, la agente y el asesor externo del FBI hablaron de temas más amables, como el pequeño William y las aventuras galantes de Mulder en Washington y de Doggett en Nueva York. No profundizaron mucho en cada tópico, pues ambos iban sumamente cansados por lo incómodo de la avioneta, una monomotor para 15 pasajeros, y porque, en el caso de Mulder, éste no se sentía muy a gusto refiriéndose a su vida personal. Como era tan tarde, no pudieron rentar un automóvil y debieron tomar un taxi que los condujo a un motel barato cuya comodidad era equiparable a la de la aeronave que los llevó hasta Dakota. Maleta en mano, cada uno se dirigió a su respectiva habitación y luego de despedirse y entrar en el cuarto, como si se hubieran puesto de acuerdo previamente, ambos tomaron sus teléfonos celulares e hicieron una llamada. Mulder a Scully y Mónica a Doggett.
-------------------------------
7:49 A.M. (TIEMPO DEL CENTRO)
Mulder y Reyes se levantaron temprano, a pesar del cansancio que significó el desplazamiento la noche anterior. Ambos acordaron que investigarían primero el caso de las desapariciones en Rapid City, contactarían a los encargados de las averiguaciones en ese lugar y luego se comunicarían con la gente de Keystone para ir ganando tiempo antes de dirigirse hasta ese inhóspito paraje. Mientras desayunaban, Mónica fue leyendo en voz alta la declaración del padre de uno de los siete muchachos desaparecidos:
- «Tim y sus amigos andaban metidos en algo raro desde hacía tiempo. La señora Daniels, la madre de Bobby, me llamó varias veces para contarme que su hijo se estaba comportando de manera anormal últimamente y que incluso una tarde, mientras el chico no estaba en casa, ella entró en su cuarto y encontró un cuaderno repleto de extraños símbolos dibujados, acompañados por una letra que no era la de Bobby y que parecía escrita no con un bolígrafo sino más bien con arañazos sobre el papel, dejando una marca roja sobre éste....»
- Escucha esto... -Dijo a su turno Mulder, leyendo la declaración de la madre de otro joven-. «Antes de salir, Jack me dijo que iba a reunirse con Bobby, Tim, Matthew y otros tres amigos para acampar, lo cual se me hizo raro pues cuando se fue me di cuenta que no llevaba ropa para el frío, ni siquiera un morral o algo en qué llevar lo necesario para pasar la noche en el bosque... Además, lo que más me llamó la atención fue que no se puso una chaqueta, y la camiseta que vestía dejaba medio ver que tenía algo en el brazo, parecido a un tatuaje» ...Se le pidió a la señora McLeod que tratara de recordar cómo era el tatuaje que tenía su hijo Jack, y esto fue lo que logró plasmar en una hoja... -Indicó Mulder, enseñándole el trozo de papel a la agente Reyes-.
- Es el mismo símbolo que muestra esta fotografía del cuaderno que encontró Mary Daniels en el cuarto de Bobby y esta otra del espejo del baño en el cuarto de Tim Reynolds... -Concluyó Mónica comparando los tres eleementos de evidencia que tenía frente a sus ojos-. Por si esto fuera poco, Mathew Johnson padre, asegura que su hijo Mathew tenía pintado un símbolo igual en una camiseta negra que nunca se quitaba y que no permitía que nadie se atreviera a tocar. De esta última no hay ninguna prueba, excepto la afirmación del señor Johnson...
El dibujo era una especie de cabeza de una cabra con cuernos, de color negro y con los ojos teñidos de rojo, rodeado por un círculo rojo con borde negro, muy similar al que una vez Mulder vio en una escuela secundaria de un poblado en el que la gente se comportaba de manera extraña debido a un supuesto alineamiento planetario. Para Reyes, el símbolo tenía en apariencia una connotación bastante conocida, pues de acuerdo con su experiencia en sectas, los elementos gráficos y colores eran propios de sociedades secretas dedicadas a adorar demonios y seres malignos.
- ¿Qué piensas, Reyes? -Preguntó Mulder a Mónica-.
- Por lo visto hasta ahora, es más que evidente que estos cuatro jovencitos desaparecieron por la misma causa, cualquiera que esta sea, y que dicha causa estaría directamente relacionada con una afición o una actividad común a todos ellos, ya fuera un culto secreto, una pandilla o en el peor de los casos una simple coincidencia dictada por la moda. -Conjeturó Reyes a partir de la información disponible-.
- Es necesario hablar con los familiares de los otros tres muchachos: Stuart Nicholls, Mark Hill y Antony Taylor. Antes de viajar telefoneé al comisario Delani, jefe de policía de Rapid City. El tiene las direcciones de estas personas y nos va a colaborar mientras investigamos el caso. Iremos a reunirnos con él a las 9:30. -Estableció Mulder como el próximo paso a seguir-.
- Bien, como ordenes, Asesor Externo Fox Mulder... -Bromeó Mónica poniendo su mano en la sien derecha como un militar cuando recibe instrucciones de un superior-.
- No es una orden, Mónica. Simplemente me gusta ir un paso adelante en mi trabajo. -Mulder trató de suavizar el tono de sus palabras-.
- Creo que a eso se refería Dana cuando me decía que hace unos años vio en ti la personificación de una figura de autoridad... -Reyes hizo una pausa para luego explicarse mejor, al ver la cara de desconcierto de Mulder ante su aseveración-. ...No como un tirano ni un compañero mandón, sino como alguien con mucha iniciativa y don de liderazgo. Sin tu impulso, los expedientes x nunca habrían llegado tan lejos.
- Reyes, vas a hacer que me ruborice si sigues echándome flores. -Señaló sonriendo Mulder-. Y para dejar parejo este asunto, debo decirte que Scully también me ha hablado muy bien de ti. En tan poco tiempo te has convertido en una de su mejores amigas, lo cual ya es de por sí algo de destacar, pues Scully no es que tenga un círculo social demasiado amplio.
- ¡Vaya, el adulador Mulder en acción! -Exclamó divertida Mónica-.
- Mejor terminemos de desayunar y nos vamos para donde el comisario.
- Yes, Sir...!
-------------------------------
JEFATURA DE POLICIA
RAPID CITY, DAKOTA DEL SUR
11:37 A.M. (TIEMPO DEL CENTRO)
Después de reunirse con el comisario Delani e ir a hablar con los padres de los otros muchachos desaparecidos, Mulder y Reyes regresaron a la jefatura de policía con Delani para evaluar lo averiguado. La mamá de Mark Hill les había mostrado un dibujo que su hijo había trazado en el techo de su cuarto, justo encima de su cama y que era idéntico a los que la agente y el asesor externo tenían como evidencias. Respecto al padre de Stuart Nicholls, ministro de una iglesia luterana, no pudieron entrevistarse con él pues tuvo que ser llevado de urgencia al hospital de la localidad por una repentina crisis cardíaca, y en cuanto a los familiares de Antony Taylor, su tía se negó a recibirlos y sólo les arrojó por la ventana un llavero con la misma enigmática figura.
- Estos buenos para nada no hacen más que darnos problemas a cada rato...! -Se quejó enojado el comisario Delani-. De cuando en cuando se meten en unos líos que...
- Señor comisario, según sus familiares, todos los jóvenes desaparecidos portaban en su indumentaria o tenían en sus alcobas este símbolo ¿Lo había visto usted antes? -Preguntó Reyes mostrándole las imágenes al uniformado-. ¿Tiene algún significado para usted?
- Si lo hubiera visto antes, de seguro que lo recordaría. No, no se parece en nada a algo que yo haya visto... -Negó Delani, enfatizando con la cabeza--.
- Dijo usted que estos chicos se metían en líos frecuentemente, ¿En qué clase de problemas se han visto involucrados con anterioridad? -Señaló Mulder-.
- Varias veces he tenido que amonestarlos por dañar propiedad privada, o porque han protagonizado escándalos en la calle... Son cosas sin importancia, pero viven dando de qué hablar y como son menores de edad aprovechan el hecho de que no puedo llevarlos a la cárcel... -Aclaró el policía-.
- Pero nunca han tenido nada que ver con casos de robo, homicidio o la desaparición de terceros. ¿Cierto? -Agregó Mónica-.
- Exacto. Aunque han hecho cosas contra la ley, yo no los calificaría de malhechores. -Dijo Delani-.
- Ahora son ellos los que se perdieron, y con lo poco que tenemos, lo único que nos queda por hacer es ir hasta el bosque en el que nos dijo la señora Daniels que Jack y sus amigos iban a acampar. -Determinó Mulder como solución-.
- Ya fuimos allí y no encontramos nada, señor Mulder. -Replicó el comisario Delani-.
- Créame, comisario. A veces en el bosque hay cosas que aunque estén allí, no las podemos ver. Yo sé por qué se lo digo... -Aseveró Mulder, recordando sus nada gratas experiencias en lugares con árboles-.
Reyes no dijo una palabra y siguió a Mulder rumbo a la puerta.
-------------------------------
INTERSECCIÓN 10 STREET Y 13 STREET
WASHINGTON D.C.
2:05 P.M. (TIEMPO DEL ESTE)
Doggett se ofreció a acompañar a Scully y a Maggie a un examen de rutina que se le practicaría al pequeño William ese día. Esta era la oportunidad perfecta para llevar a cabo el trato que le habían ofrecido los hombres del Sindicato de revelarle el paradero de Luke. Si bien al principio Doggett no quería, luego no pudo echarse para atrás ante la amenaza de perder tanto a su hijo como a Mónica. A regañadientes, acordó con los conspiradores una emboscada para robar el hijo de Scully durante el recorrido hacia el consultorio del médico. Para fortuna de los secuestradores, el carro de la agente y el vehículo de los escoltas estaban enfrascados en una gran congestión de tránsito, casi justo en el lugar en el que se ejecutaría la cobarde acción.
- Vamos a llegar tarde... -Indicó Scully mirando su reloj y luego la fila de automóviles que tenían por delante-.
- Corrección, Scully. Ya vamos tarde. Son más de las dos, y a este paso no saldremos de aquí ni en una hora. -Sustuvo Doggett al volante del carro dee la pelirroja agente-.
- Deberíamos llamar al doctor y avisarle que nos demoraremos un rato aquí... -Sugirió Maggie desde el asiento trasero, llevando en brazos a su nieto-.
- Tratemos de tomar un atajo... -Afirmó Doggett dando reversa para diriggirse por una calle que -sabía- los encaminaría directamente al sitio del ataque.
John Doggett condujo el automóvil de Scully hacia una desolada vía de un solo sentido. La camioneta de la escolta se rezagó ligeramente y esto permitió que antes de darles alcance se le atravesara un carrotanque manejado por uno de los conspiradores. Los hombres de seguridad quisieron reaccionar, pero fueron acribillados a balazos por varios francotiradores que aparecieron en las ventanas y azoteas que circundaban aquella esquina. Unos metros más adelante, Scully y Maggie voltearon a ver, espantadas al escuchar los disparos, pero no tuvieron tiempo de horrorizarse pues frente a su auto salió de un callejón una furgoneta que les cerró el paso. Doggett frenó en seco y desenfundó su arma. De la furgoneta se bajaron cuatro hombres con pasamontañas. Uno de ellos abrió fuego sobre el agente Doggett y éste quedó tendido junto a la puerta del carro, inmóvil, como si hubiera muerto. Los otros tres se acercaron al carro y encañonaron a Scully y a Maggie.
- ¡Salga del auto, abuela...! -Gritó uno de ellos amenzando con su armma a Maggie, cuyos brazos temblaban sosteniendo a William-. ¡Y entrégueme ese bebé...!
- ¡Nooooo, a él nooooo! ¡No se lo lleven...! -Exclamó histérica Scully, al borde del llanto-.
- Usted también viene con nosotros, ¡Andando! -Espetó otro de los enmascarados sacando a empellones a Scully del asiento delantero derecho-.
El tercer sujeto tomó al pequeño William y los otros dos arrastraron literalmente a Scully hasta la parte posterior de la furgoneta, en donde un par de individuos los aguardaban. Antes de desaparecer en la oscuridad del interior del siniestro vehículo, Scully asomó la cabeza.
- Mamáaaaaa...!
- Danaaaaaaa...!
CONTINUARÁ
¿Cómo les pareció? Nos gustaría conocer sus valiosas opiniones en nuestros e-mails de costumbre: rafaelzeapARROBAterra.com.co y danakscully-foxARROBAmixmail.com