TÍTULO: UN MILAGRO LLAMADO WILLIAM
AUTORA: Mª Elena
EMAIL: agent_spooky_ARROBAhotmail.com
DISCLAIMER: ¿Para qué voy a extenderme si todos sabemos que no son míos y que no gano nada con esto?
SPOILERS: Existence y pequeñas referencias a otros episodios.
TIPO: Viñeta, Post-Episode
RATING: AP
FEEDBACK: ¡Por favor! ¡Vivo para el feedback!
DEDICATORIA: Especialmente a todos los que han dejado de esperar un milagro en su vida.
NOTA DE LA AUTORA: Bueno, cuando vi los ya famosos vídeos de Existence no pu-de evitar imaginarme qué pensarían Mulder y Scully en esa maravillosa escena final. ¿Creéis esto posible?
"El que no cree en milagros no es realista"
UN MILAGRO LLAMADO WILLIAM
No soy un hombre creyente, religiosamente hablando, pero hoy he visto un milagro que dejé de esperar hace mucho, por el que he rezado noche tras noche desde hace varios años. Y ese milagro pesa poco más de tres kilos, tiene los ojos azules y se llama Wi-lliam. Cuando lo vi en los brazos de mi compañera... creo que ni todas las palabras del mundo serían suficientes para explicar lo que sentí. Y cuando pude sostenerlo tuve ga-nas de llorar de emoción. Sentir el latido de su corazón, ver sus ojos juguetones. A lo largo de mi vida he visto cosas extraordinarias, que desafían la razón y todo lo que el hombre ha creído alguna vez. Pero esto es insuperable. Al final resulta que las cosas aparentemente más sencillas son las que encierran un mayor significado. Un atardecer, la lluvia, la sonrisa de William... Su sonrisa. Ésa que tantas veces imaginé y que ahora se me ha permitido contemplar. Ahora comprendo la certeza de esa frase que una vez me dijeron: "La posibilidad de hacer realidad un sueño es justamente lo que da sentido a la vida". William es mi sueño, nuestro sueño.
Una vez le dije a Scully que no la veía como madre. Ahora pienso que ha nacido para ello, que tiene en su corazón tanto amor para dar que por fuerza debe compartirlo. Des-pués de todo lo que ha pasado, el cáncer, la muerte de Melissa, su abducción y posterior esterilidad, Emily... se merece ser feliz. Tiene un brillo especial en los ojos cuando mira al bebé, y es que, por primera vez en mucho tiempo, es una mujer completa. Aún no sa-bemos cómo es posible que quedara embarazada, pero es algo que no nos preocupa por el momento. Quizá alguien sintió lástima y le regaló la posibilidad de engendrar una vi-da, sin saber que haciendo eso también le estaban devolviendo la vida a ella, esa vida que se le fue con una pequeña niña que en ningún momento estuvo destinada a vivir.
Para mí ha significado mucho que Scully le haya llamado William. Nunca he pensado en mí como padre, pero si ella me deja, quiero que el niño sea parte de mi vida del mis-mo modo que lo es de la suya. Puede que no nos unan lazos de sangre, pero hay otros, mucho más profundos, que ya nos tienen unidos para el resto de nuestras vidas. Quiero estar a su lado en sus primeros pasos, oírle decir sus primeras palabras, llevarle de la mano al colegio, contarle un cuento antes de dormir. Quiero enseñarle a apreciar la vida, quiero que nunca olvide que todo él es un milagro. Y quiero compartir todo esto con Scully, mi compañera, mi amiga, mi tantas veces salvadora. Quiero saber dónde nos va a llevar este camino que hoy hemos emprendido juntos. Los tres.
***
Cuando he visto a William en brazos de Mulder me he sentido completamente feliz por primera vez desde hace mucho tiempo. Sé que él siempre se ha culpado de todas las desgracias que me han ocurrido estos años, aunque yo nunca le he reprochado nada. Ca-si puedo sentir lo que está pensando, puedo imaginarme que William ha servido para que se perdone a sí mismo, un perdón que llevaba mucho tiempo necesitando.
Dicen que una persona ve diariamente cientos de pequeños milagros que no sabe apre-ciar. Yo ahora mismo estoy contemplando uno de pie en mi salón y el otro en sus bra-zos. Mis dos milagros. Es una escena que creo que siempre recordaré, porque significa muchísimo más de lo que pueda parecer a primera vista. Hoy es el primer día del resto de mi vida, de una nueva vida con William. Y con Mulder. Es algo que tengo muy cla-ro, para mí Mulder es y será siempre el padre de mi hijo. Porque lo ha deseado tanto como yo, porque lo ha necesitado tanto como yo. Porque ya lo quiere tanto como yo. Porque he pasado tantas cosas a su lado que no puedo ni pensar en dejarle fuera de esto. Y cuando se ha acercado a mí y me ha besado, hemos sellado un silencioso acuerdo que nos compromete de por vida, que nos une con unos vínculos extraordinariamente fuer-tes.
Y mis dos grandes milagros conseguirán que aprecie los pequeños de cada día.
FIN