Nombre del Fanfic: Lady Shadow

Capitulo: 2

Autor: Rovi Adams

Dedicado a: Van y Jen. Thx for everything. Y a todos aquellos que me han dejado sus comentarios. Mil gracias :)

Clasificacion: Emily's Corner

Angst / Drama

Fanfic: Las lágrimas se acumulaban en sus ojos así como el agua era sostenida por una presa. La forma en que se había dirigido a Mulder no era la correcta, y las repercusiones podían ser irreversibles esta vez. Ella sólo buscaba llamar la atención de una manera drástica, pero aparentemente su comentario había surtido el efecto contrario. El no la había contactado, ni siquiera lo había intentado. 
 
Verdaderamente, su mayor temor se había vuelto una realidad insoportable. Verle esa última vez en la oficina, tratando de disculparse, fue tan inesperado para ella como la intensidad con que brillaban sus ojos. Era un hombre completamente transformado, nuevo... en su rostro no quedaba ni un atisbo de la amargura que por tantos años le acompañó. Sus sentimientos por momentos le parecían egoístas, pero no era más que un efecto secundario de la sorpresa... más bien de la incredulidad. 
 
Debió escucharle primero, pero su rabia fue más fuerte que el poco raciocinio que le quedaba después de tanta angustia. Quizá sus palabras hubieran anestesiado un poco aquel dolor en el pecho que no la dejaba respirar... dolor que iba en aumento ahora que se encontraba sola con su error. 
 
Esta crisis no hacía más que aclarar ciertas dudas que venían acompañándola por largo tiempo. La negación ya no era lo suficientemente fuerte para ocultar ciertas verdades que le perturbaban... verdades que la golpeaban en la cara como una ola en plena tormenta. Sabía perfectamente que la vida sin Mulder no estaba dentro de sus deseos más profundos; sabía que sin él las cosas serían tan diferentes que dejaría de ser ella misma; pero no tenía que externar ese sentir porque él siempre estaría con ella. 
 
Al menos eso pensaba. Ya no sabía que pensar. 
 
 
 
*** 
 
Muchos años habían transcurrido en ese lugar... muchas mentiras habían sido descubiertas, muchas verdades camuflageadas, muchas vidas habían quedado atrás. Su lucha personal se convirtió en el motor que impulsó miles de búsquedas y dio respuesta a cientos de preguntas que quizá muchos no se atrevían a realizar. Su nombre pasó a ser algo así como una leyenda viviente... Fox Mulder llegaría donde la mayoría ni siquiera intentaría soñarlo. 
 
Pero el honor no era suyo solamente. Una mujer se había atrevido a retar sus propias creencias y acompañarle en un camino sin final; aliviando sus cargas emocionales y domando su alma rebelde. Su sensatez lo salvó tantas veces como se había convertido en víctima de su propio espíritu aventurero. Ella firmó un contrato silente, sin recompensa asegurada... había permanecido a su lado aun cuando su temor a perderla le hacía rogar que lo abandonara. 
 
Irónicamente, la había hecho a un lado. A veces el deseo de obtener algo es tan fuerte que nunca se piensa como proceder una vez se obtiene lo que se desea. No es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar... Y efectivamente, él no estaba emocionalmente preparado para ver llegar aquello que tanto anhelaba. 
 
Estudió la oficina que se convirtió en su refugio y notó que todo cuanto había allí giraba en torno a él. Cualquier extraño que entrase, pensaría que él trabajaba sólo. No era simplemente cuestión de un escritorio... era que hasta el más ínfimo detalle tenía su sello personal. No había espacio para otra persona, aun cuando esa otra persona existía desde siempre. 
 
Porque la historia sin ella era apenas un recuerdo borroso en una mente que sabía guardar intacta cada imagen. La historia con ella era tan clara como el hoy... aquel primer día permanecía vivo… olía a Oregon, sabía a lluvia, y se escuchaba como una fresca carcajada cargada de juventud, con rastros de una confesión en la habitación de un remoto motel. 
 
¿Podía existir una historia después de ella? 
 
Aquella pregunta le hizo ver que eso era precisamente lo que estaba por suceder. Lo escuchó de los labios de la propia Scully, mas seguía impávido como una roca. Tantas veces había corrido sin pensar tras ella, había cometido locuras innumerables por salvarle, y ahora no podía levantar el teléfono y hacer una llamada que podía salvar aquello que parecía ya no tener remedio. 
 
Su mano tomó vida propia y la decisión de hacer algo sensato por primera vez en muchos días. 
 
 
 
*** 
 
Ella escuchó el timbre y salió del letargo. No tenía que ver el identificador para saber quién la estaba llamando; su corazón se lo susurró y sus vellos se erizaron como cuando escuchaba alguna melodía sublime. Con un fuerte suspiro abandonó la esquina que encontró tan cálida de habitar y fue hasta el aparato que sonaba insistentemente. 
 
-Tenemos que hablar- le escuchó decir sin saludos ni protocolos. Tal como siempre había sido entre ellos. Sintió un agradable calor recorrerla por completo ante el regreso de aquella familiaridad anhelada, aunque fuera algo parcial. 
 
-De acuerdo- respondió tratando de mantener la neutralidad. Ya que eran expertos en esconder sus emociones, no podían flaquear. 
 
Lo escuchó decir el lugar y la hora, luego la línea muerta al otro lado. Seguía con el auricular pegado a su oreja, como si aun faltara mucho más por decir. No podía ni debía desesperarse… ya habría tiempo de decir muchas cosas; era cuestión de que los minutos avanzaran. 
 
 
 
*** 
 
No sabía por qué, pero sentía como aquella primera vez en que los Expedientes habían sido cerrados y ambos tenían que verse a escondidas. La nostalgia le había invadido de una forma tan agresiva que resultaba tóxica. La suave brisa que soplaba con complicidad le traía recuerdos que no venían al caso; ellos no estaban separados… oficialmente todo seguía igual. 
 
Si estaba como estaba, era porque él no había sabido separar una cosa de la otra. No debía sorprenderle, porque él era el maestro del caos y sabía poner patas arriba todo cuanto tocaba, incluyendo la vida de una persona tan organizada y metódica como Dana Scully. 
 
Al tiempo que su nombre apareció en sus pensamientos, la delicada figura de aquella mujer se mostró ante él. Era algo a lo que, conforme pasaba el tiempo, se le hacía más complicado acostumbrarse. El efecto Scully era algo que tenía que descubrir antes de morir. 
 
Avanzó hacia ella antes de arrepentirse y tomó todo el aire que pudo para poder actuar con la mayor naturalidad posible. Ella se limitó a asentir levemente al verlo, entonces lo invitó a tomar asiento. 
 
-Te escucho- fueron las primeras palabras que pronunció ella mientras abría el menú para elegir la entrada. Presentía que la charla sería larga, así que tenía que el ritual del almuerzo se haría completo. 
 
-No puedo hablar mientras estés prestando atención a esa cosa- dijo quitándole el menú de las manos. 
 
-Imagína que me estás explicando un caso- le pidió irritada por lo que Mulder había hecho. 
 
-Esto no es un maldito caso, Scully. 
 
Scully respiró profundo, miró par de veces hacia los lados, entonces se inclinó hacia delante y colocó sus manos entrelazadas sobre la mesa. Puso su rabia a un lado y reunió todas sus fuerzas para sincronizar su cuerpo y su mente, y prestar completa atención a Mulder. Para hacerlo más fácil, cedió momentáneamente la razón a aquella parte de su cerebro que le gritaba que estaba sobreactuando y que Mulder tenía una muy buena razón para hacer lo que había hecho. 
 
-Te escucho- repitió, esta vez con total seriedad y honestidad. 
 
Mulder asintió y se mordió los labios. Había cruzado la mitad del océano, ahora faltaba la mitad desconocida. Rápidamente retrocedió al día en que su vida dio un vuelco total. Era prácticamente imposible explicar lo que aquel momento significó para él, todo lo que sintió, todo lo que pensó. 
 
-Hace mucho tiempo, mis esperanzas mermaron a tal punto que estaba casi convencido de que nunca sucedería- su introducción era tan compleja como la trama en sí, pero el corazón de Scully dio un salto, como si presintiera a qué venía todo esto. –Ha sido tanto en tan pocos días, que aun no puedo explicarte con certeza como comenzó todo. Es como si al fin despertara de una pesadilla que ha durado una eternidad… 
 
Ella sólo se limitaba a asentir, luchando por mantener la objetividad intacta. La ansiedad de Mulder se adhería a su piel y era absorbida por sus poros. Nunca lo había visto tan nervioso, nunca sus palabras se extraviaban cuando tenía que explicar algo, nunca daba tantas vueltas para exponer aquello que rondaba en su cabeza. Sin duda, lo había visto titubear cuando sabía que algo no estaba bien, o que sus teorías descabelladas robarían algún gesto de desaprobación de parte de ella. 
 
-Ella… ella está viva- confesó sin poder mantener el control y riendo nerviosamente. Se pasó la mano por el cabello varias veces, mientras trataba de controlar sus emociones. –Es… simplemente increíble. 
 
Scully sintió que todo en su interior se paralizaba. Pensó tantas cosas, se imaginó tantos escenarios… pero en ningún momento le pasó por la cabeza lo que en realidad estaba pasando, porque tal como Mulder había dicho con sus palabras, era un caso prácticamente cerrado. Ella trató de mirarlo, mas no pudo. Trató de sonreír, de compartir esa alegría loca que lo cubría por completo, trató de curvar sus labios para regalarle una simple sonrisa… pero no pudo. Se quedó estática, no estaba lista para una noticia como esa. 
 
-¿Sabes? Es hermosa… aun mantiene alguna de sus facciones de niña, pero no es para nada como yo la imaginaba. Creo que tiene lo mejor de los Mulder- el tomó las manos de una perpleja Scully entre las suyas. –Creo que lo que me queda de vida no me alcanzará para recuperar todo el tiempo perdido… ¡Todavía no termino de creer que todo esto es real! 
 
-Mulder…- le llamó lentamente, como temiendo sacarle abruptamente de su trance. -¿Estás seguro de que es ella? 
 
La pregunta podía parecer algo cruel para la euforia que Mulder estaba experimentando; pero ya habían pasado por situaciones similares, y no quería volver a repetir la enorme decepción que significaría un engaño más. Aunque, esta vez, ese temor no parecía tener fundamento… su propio instinto le gritaba que Samantha Mulder era una realidad innegable. 
 
A pesar de parecer totalmente fuera de sí, Mulder estaba plenamente consciente de que esa pregunta llegaría en su momento. Y estaba más que listo para responder. 
 
-Sí… es ella- respondió seriamente, asintiendo a la vez. –He aprendido las lecciones del pasado, y esta vez no podía volver a dejarme arrastrar por esa frenética necesidad de encontrarla. Con toda certeza puedo decirte, Scully, que por fin he encontrado a mi hermana. 
 
Con la misma certeza, Scully comenzó a sentir que mientras más se despejaban algunas nubes, más densas se hacían otras. Era como estar en el ojo del huracán, donde la aparente calma no era más que la preparación para las ráfagas más furiosas. Como un ser sumamente sensato que era, Scully comprendía que aquello que Mulder estaba viviendo era sumamente importante… quizás lo más importante que había sucedido en toda su vida. Pero había algo que no podía pasar por alto, por más que se mordiese la lengua. 
 
-Entonces… ¿por qué no me dijiste antes que se trataba de Samantha? 
 
-Fue tan repentino que al principio no podía comunicarte nada- explicó sabiendo que no sería fácil remediar la forma tan impulsiva en que había actuado. –Después, todo me absorbió de tal forma que perdí la noción del tiempo. 
 
-Lo entiendo, pero…- ella jugaba con sus manos, incapaz de expresar todo lo que la causaba ser olvidada en un asunto tan delicado. Lo que habían compartido en siete años parecía esfumarse como si nada. 
 
-Lo sé, Scully- expresó denotando que realmente entendía el punto al que su compañera quería llegar. –Lo sé. 
 
Scully le miró fijamente tratando de buscar en su mirada algo que fuera más fuerte que aquella vacía explicación; un simple gesto de él podía hacerle cambiar de parecer, pero él parecía no recordar aquellas pequeñas cosas. Se humedeció los labios y desvió su mirada hacia el menú que en un principio Mulder le había arrebatado de las manos. No lo necesitaría… no pensaba permanecer mucho tiempo allí, porque lamentablemente el aire se tornaba imposible de respirar. 
 
-Esto de verdad… de verdad no lo esperaba- dijo ella acomodando un mechón de su cabello detrás de la oreja e intentando no lucir tan nerviosa como realmente lo estaba. Las palabras parecían no llegar a su boca, pero haría un esfuerzo sobrenatural. –Ha sido aquello por lo que has luchado… por lo que hemos…- se detuvo y respiró profundo. Su careta de mujer de hierro estaba a punto de quebrantarse y no podía permitir que eso sucediera. –Es una excelente noticia, sí…- añadió levantándose de su silla, -pero, así como necesitaste tomarte tu tiempo, también necesito tiempo para asimilar todo esto. 
 
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