Nombre del Fanfic: Monsters

Capitulo: 1

Autor: Foxlady

Clasificacion: Mission X-Files

Romance

Terror

Angst / Drama

Crossover

Crossover con: Monster

Fanfic: Hunt for a Monster  
By The Fox 
 
 
 
- Me pregunto.- dijo el agente special Fox Mulder, líder de la división X-File del FBI ( dos personas) y autoproclamado experto en lo paranormal, mientras cruzaba los brazos tras el cuello, que crujió dolorosamente tras hora y media de llenar papeleo, cuyo montón no parecía disminuir en la atestada bandejita de IN en su escritorio, mientras que la bandejita de OUT estaba completamente solitaria excepto por una suscripción a Asian Busty Celebs, o ABC.- Si no te apetece un snack. Me han dicho que en la cafetería de la 32 con la quinta tienen unos panecillos alemanes con salchicha muy apetitosos.- 
- Para nada.- respondió sin levantar la vista su compañera y colega, la agente Scully, cuyo escritorio no estaba sólo limpio como una patena, sino que la tenía la bandejita de IN casi completamente desierta mientras que la de OUT estaba llena tras diligentes horas de trabajo. Su estilográfica hacía un ruidito que Mulder podía identificar incluso en sueños, un leve golpeteo constante que se mantenía por horas mientras la paciente doctora llenaba y llenaba formularios, cruzando las t’s y punteando las i’s a su modo prolijo habitual. 
- Estás a dieta?- 
- No es saludable comer snacks entre las cuatro comidas diarias, Mulder.- 
- Espero que no pienses que estás gorda, Scully. Personalmente, aunque tus trajes dejan demasiado a la imaginación para mi gusto, estabas más bonita cuando recién llegaste desde Quantico, con esas mejillas llenas… no te vendrían mal unos snacks de vez en cuando.- 
- Mulder, ese comentario fue tan inapropiado en tantos niveles que es sólo porque estoy cansada de llenar papeles que no busco la forma para informar sexual harrasment y te reporto.- 
- No es inapropiado invitarte un panecillo. Yo pago, Scully: incluso puedes pasar a la tienda de equipamiento médico que está enfrente y comprarte un bisturí nuevecito.- 
- Detecto un deseo por sacarme de la oficina, Mulder? Has estado mirando el reloj desde hace una hora.- retrucó Scully sin levantar la vista. 
- Yo?- Mulcer se metió las manos en los bolsillos, antes de ver de soslayo cómo su compañera levantaba una ceja, aún sin mirarlo.- Cómo supiste?- 
- Hay una “I” en FBI, que significa “ Investigation”.- 
Mulder suspiró.- Digamos que va a venir a verme un… viejo conocido, y su presencia podría…- 
Scully dejó su estilográfica en su botecito de artículo de escritorio con un CLOP y se levantó.- Pues era tan fácil como decirme que deseas hablar con alguien en privado sin tener que recurrir a subterfugios como si trataras con un infante, Mulder. Aunque porqué tienes que sacarme de mi sitio de trabajo, considerando que soy la única que trabaja con el papeleo aquí, en vez de reunirte con él o ella en algún otro sitio, que…- 
- No es por él, es por ti!- exclamó Mulder, levantándose mientras Scully se ponía bufanda, abrigo y mitones, porque afuera nevaba. Scully lo recompensó con su ceja alzada más irritable, y Mulder se frotó la frente. 
- Ahora sí espero una explicación. Porqué no puedo encontrarme con un amigo tuyo? Hay algún motivo razonable porque el que…?- 
- El… agente Heller tiene…- Mulder se frotó la nuca.- Scully, Bruce Heller es un profiler, uno de los más exitosos del mundo, y fue uno de mis profesores antes de irse a trabajar a la Interpol: y nadie se sorprendió más que yo cuando recibí un mail suyo esta mañana, pero… bueno, siempre ha tenido…- 
- Qué?- 
-… cierto efecto en las mujeres.- 
Scully se quedó mirándolo con la boca abierta, e inmediatamente se quitó la bufanda, tomó una hoja de su escritorio y empezó a llenar los datos del formulario. 
- Qué haces?- 
- Ahora sí te lo has ganado. Voy a reportar ese misógino, sexista, insultante comentario!- 
- SCULLY!- exclamó Mulder, alzando los brazos.- Serás…- 
Un golpe en la puerta detuvo lo que estaba a punto de convertirse en una pelea de primera categoría. Mulder le echó una mirada exasperada a su compañera y fue a abrirla, para encontrarse con un hombre moreno, con canas en las sienes y un rostro clásico aunque desgastado, que inclinó la cabeza y miró alrededor con el gesto inteleigente y noble de un águila. 
- Llego en mal momento, Fox?- 
- No… señor.- dijo Mulder, haciéndose a un lado con un gesto, anque torció la boca a la mensión de su nombre.- Agente especial de la Interpol, Bruce Heller, ésta es mi compañera Dana Scully.- 
Mulder era alto, pero Bruce Heller era aún más alto, y con el rostro de mandíbula cuadrada e inteligentes ojos oscuros bajo el cabello negro bien cortado, parecía poseedor de una gracia europea, que hacía parecer a Mulder un adolescente desgarbado y descuidado frente a su formalidad. Se adelantó prestamente para tomar la mano de Scully y estrecharla cálidamente, y cuando Mulder miró por sobre su hombro a su compañera, tuvo que levantar los ojos al cielo para no bufar: la usualmente impertérrita Scully sonreía y se había sonrojado levemente. 
Oh, por Dios. 
 
 
- Primera clase?-  
- Más que primera. Yo diría que clase diamante en Air France, Vvste el baño? Podríamos jugar golf allí!- 
- O podríamos unirnos al club de la milla alta, eeeh Scully?- 
- Mulder, no me tientes. Normalmente la idea me parece repulsiva, pero con esas baldosas italianas y las toallas, te juro que podría considerarlo, a pesar de la compañía.- 
- Muchas gracias. Mi masculinidad te manda saludos desde la alcantarilla, mujer malvada.- 
- Dile que se quede allí y le haga compañía a tu mente.- Scully sonreía sin embargo mientras Mulder colocaba su neceser y su propio bolsito de mano en una elegante rejilla al frente, no encima, de los dos asientos. Sólo habían cuatro asientos en lo que semejaba el living de una casa normal, y sólo los de ellos estaban ocupados, con mucho más aspecto de bergeres obscenamente caros que sillones de avión. Tenían pantallitas de plasma colgando frente a los ojos, sonido surround y un dispensador de pañuelitos húmedos o secos, y Scully apoyó encantada los pies en un reposero graduable a la altura perfecta, mientras Mulder estiraba las piernas con la satisfacción de quien habitualmente se ve forzado a quedar encogido en la mayoría de los medios de transporte. 
- Muy, muy cómodo. Ahora ya no me asustan tanto las doce horas de vuelo… seguro que la comida está a la altura…- 
- Volando sobre el atlántico, sin nada adonde escapar si hay turbulencia… horas y horas en el aire… la tasa de rescate de vuelos caídos trasatlánticos es cero, Scully.- 
La mirada de odio que le lanzó la nerviosa voladora que era su petite partner habría derretido al iceberg del Titanic. 
- Y a qué viene el tratar de animarme?- 
- Oh, sólo digo la verdad… a mí no me molesta morir contigo, Scully.- dijo Mulder desplegando un periódico en francés.- Pero como un hombre que va a morir, tengo derecho a una petición…- 
- Sería?- Scully, que ya sabía para dónde iba la verborragia de su compañero, buscó los audífonos y tomó el manual de indicaciones de vuelo con una sonrisita. 
-… a la primer señal de turbulencia, nos metemos en el baño y tenemos sexo!- 
- Me dejas leer en paz si te digo que sí?- Scully estuvo a punto de reír, porque Mulder parecía un cachorro esperando una pelota.- Está bien. Pero no quiero oír ni inferir la palabra “ sexo” ni una vez en las próximas doce horas!- 
- Encantado.- Mulder colocó el diario sobre sus rodillas y tomó el archivo del caso, con una sonrisa.- Además, tendré la boca ocupada si llega a eso…- 
- Qué dijiste?!- 
- Nada!- 
 
Las bebidas y vol au vents eran dignos de primera clase, y si bien durante el vuelo nocturno hubo alguna turbulencia, Scully, que se había despertado asustada, volvió a acomodarse en su asiento completamente reclinable al ver a Mulder despierto, leyendo con una lucecita pequeña, sonreír de oreja a oreja y moverle las cejas. Negándose a reconocer su miedo, entonces, y riéndose para sí misma, Scully volvió a dormirse profundamente, acunada por el aire tibio acondicionado, aún mientras el avión cruzaba el inmenso mar de noche. No: realmente, con Mulder despierto allí a pocos metros, no podía tener realmente miedo… 
- Pudiste dormir algo?- preguntó al abrir los ojos al día siguiente, encontrándolo de pie, refrescado y sonriente, aparentemente viniendo del baño. Mulder se estiró, e inclinándose le ayudó a enderezar su asiento, mientras ella bostezaba. 
- Algo, al amanecer, pero el archivo estaba tan interesante que no podía soltarlo. Dormiré en el hotel mientras tú lo lees. Dormiste bien, Scully?- 
- Maravillosamente.- reconoció ella con una sonrisa, buscando su neceser para ir a lavarse la cara.- Mejor que en mi cama: estos bergeres son una maravilla.- 
- Me di cuenta que dormías a pata suelta. Parecías una nenita.- dijo Mulder con afecto, bajándole el neceser y abriéndole paso para que pudiera ir al baño. Olía a aftershave y a jabón, y Scully se hallótranquilizada por conocido olor, mientras se cambiaba ropa interior, se lavaba bien, se maquillaba ligeramente y enjugaba sus manos con el lujoso jabón crema del dispensador. Mientras se cambiaba las medias no puedo evitar notar que el baño era suficientemente largo para que Mulder cupiese de pie en todos los ángulos, y con suficientes lugares donde agarrarse para que incluso en una turbulencia hubiera podido disfrutar de su último deseo: riendo al imaginarse aferrada a él como una garrapata dando tumbos por el baño estilo pelota de básquet, salió gorgoriteando del baño, para ver a una azafata sirviéndole desayuno a su compañero, que parecía más que encantado de tener a una hermosa y morena joven poniéndole una comida epicúrea en la bandeja en su regazo. 
Scully rodó los ojos. Cuando su hermano Bill le preguntó por la sexualidad de Mulder, asegurando que los hombres heterosexuales no gastaban dinero en trajes de sastre caros o creían en fantasías como los OVNIS, a Scully le habría encantado mostrárselo flirteando con todo ser que usara un sostén. No era descarado, pero sí dejaba en claro que estaba soltero y encantado de estarlo, muchas gracias. 
- Pensé que me pondría su teléfono en la servilleta.- dijo él haciendo un puchero cuando la azafata se retiró, presumiblemente a buscar el desayuno de Scully, mientras él le ofrecía un caramelo de café de su cajita. 
- Esto es primera primera clase, Mulder, no creo que una chica llegue hasta aquí comportándose como zorrita.- dijo Scully secamente, metiéndose el caramelo a la boca.- Además, seguro ha pensado que soy tu esposa.- 
- Y que yo soy un viejo pervertido?- agregó él con una risa, desenvolviendo un gran sandwich. 
- No eres tan viejo…- Scully se rió al ver su cara herida, acomodando su neceser y volviendo a su asiento.- Cuánto nos queda de viaje?- 
- Una hora, más o menos.- dijo él entre mordidas del sandwich. 
- Exactamente cincuenta minutos.- dijo un bello muchacho con traje de aeromozo, trayéndole su desayuno. Era muy rubio y tostado, con un aire californiano, y charló cálidamente sobre el tiempo en París y las noticias más importantes mientras le servía yogurth de fresa con cereal, café con leche y tostadas ligeras con mantequilla. Scully le sonrió y bromeó, halagada por las atenciones del amable joven, y cuando él le mencionó que podía llover en París y que podía conseguirle un paraguas de cortesía, y ella aceptó, el chico agregó: 
- No querría que su precioso cabello se moje, señorita.- antes de retirarse. Scully rió un poco sonrojada, para volverse a ver Mulder rodar los ojos, y musitarle más gay que Boy George. Lo ignoró, hasta que aterrizaron, y al abandonar el avión, el muchacho los despidió, entregándole un bello paraguas azul con el logo de Air France. 
Y no fue hasta después de pasar la aduana en que ella tuvo que entregarle el paraguas a Mulder para poder sacar sus credenciales y poder pasar con su arma, que el agente del FBI miró bien de cerca el mango del paraguas y vio que en una etiqueta pegada junto al botón de despliegue, había un número de teléfono. 
- COUGAR, ROBACUNAS, PEDÓFILA!!- bramó Mulder en plena aduana con una carcajada. 
 
 
- Si te explico el caso, me vuelves a hablar?- dijo Mulder, tendido en la cama del Hotel d’Yves en donde los habían llevado algunos agentes de la Interpol para dejarlos refrescarse e invitarlos a reunirse con ellos a las cuatro, hora en que vendrían a buscarlos. Scully, que no le hablaba desde que casi le confiscaran su laptop en la aduana para ver si tenía fotos pedófilas, le dirigió la más letal de sus cejas, envuelta en la bata del hotel con la toalla en la cabeza tras una ducha, no sin antes notar que su compañero, también recién bañado, parecía de lo más satisfecho cambiando canales con pantalones de buzo y una camiseta, el pelo aún húmedo, tirado descalzo a través de su edredón. 
- Prefiero leerlo antes de escuchar tus teorías.- dijo ella tomando el pesado archivo y acomodándose en una mecedora junto a la cama.- No hay TV en tu cuarto?- 
- No me fijé.- 
- No hay una * cama* en tu cuarto?- 
- Mn.- Mulder se enrrolló en el edredón estilo crepe.- Buenas noches. Despiértame con tiempo de ponerme zapatos para ir.- 
- Porqué tienes que dormir en mi cama?- 
- Duermo mejor si estás ahí despierta, Scu-lee.- Mulder desapareció en las mantas.- Buenas noches!- 
Scully iba a soltarle algo, cuando recordó lo tranquilamente que había dormido en el avión, sabiendo que aunque hubiera turbulencia, él estaba allí a su lado, velando su sueño. Dejándolo descansar, cruzó las piernas y apoyó el archivo, para empezar a revisarlo; era bastante grueso, y sus fotografías y testimonios la atrajeron de inmediato, llenándola de curiosidad. Era un caso… fascinante. 
Mulder había llenado el archivo con sus habituales notas, signos de interrogación y exclamación y puntitos suspensivos que indicaban que deseaba saber más sobre determinado punto: como solían, Scully tomó un lapiz rojo para realizar sus propias marcas, en contraste con las azules de Mulder. Y mientras leía, olvidó incluso París, porque la historia en esa carpeta parecía llamarla… 
 
 
 
 
 

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