fanfic_name = Motpakut

chapter = 2

author = Soy tu Cero

Rating = mission_xfiles

Type = Suspense

fanfic = Nota 1: La historia transcurre luego del segundo episodio de la sexta temporada.

Nota 2: No hay Spoilers.  Sólo menciones a diversos episodios.



—2—



Departamento del Agente Especial Fox Mulder

7.45 a.m. (Lunes, tres días después)



Mulder se sentó agitado en su sofá y comenzó a sobar con fuerza su brazo izquierdo. Miró alrededor, vio su departamento iluminado por la luz difusa de otoño.  Se sintió aliviado de estar despierto.  Luego miró su brazo que quedó enrojecido, su cicatriz de la inyección de la viruela, allí en medio, estaba más blanca.

Había tenido una pesadilla.  Una poderosa escena irreal que se repetía en los últimos días luego de sus pasadas experiencias en Nevada.  En el mal sueño conducía a toda velocidad una vieja camioneta, a su lado estaba, quien se había identificado como agente, Duane Barry.  Aunque tenía la cara de Patrick Crumb.  En sus ojos veía comprensión, mientras él, Mulder, le narraba su teoría de invasiones extraterrestres, experimentos con humanos, con radiotelefonía y otras tecnologías que lo tenían víctima de una enfermedad.  Crumb miraba asustado los brazos de Mulder donde ampollas supurantes aparecían en la piel.  Mulder sentía su cabeza y oídos estallar, sus brazos hormigueaban y a ratos una sensación de pinchazo le adoloría.  En eso era detenido por un policía que tenía la cara de Kersh.  El policía Kersh no entendía su carrera con el tiempo, para salvarse él, a Scully y a toda la humanidad.  El policía Kersh le decía que había reglas.  Y luego todo empeoraba.  De su brazo izquierdo las ampollas supuraban un líquido negro, como pequeños gusanos que querían llegar a su cabeza.  Ahí despertó.

Mulder tenía permiso, por una semana, para controles médicos y sicológicos.  Una jugada del Asistente de Director Kersh para mantenerlo alejado del cuartel.  Ya imaginaba que al regresar sería enviado a tareas burocráticas.  Tal vez era mejor estar fuera.

Por lo menos Scully se había librado de la ira de Kersh y podría usar sus habilidades y conocimientos como doctora.  Ella fue asignada a un caso de secuestros en el estado de Dakota del Sur.  Por lo menos Scully no fue humillada esta semana.

Humillado pero no derrotado se decía Mulder entre dientes, mientras las imágenes de su pesadilla se perdían.  Durante años trabajó en Los Expedientes X, un proyecto no asignado que albergaba casos sin resolver o, en rigor, casos que la lógica no podía aclarar.  Allí llegó por un "accidente dirigido", si consideramos como tal el hecho de infancia que lo marcó: El secuestro de su hermana por extraños seres imposibles de definir entre la luminosidad envolvente. Poder encontrarla es su máximo anhelo.  Durante estos años y gracias a la invaluable ayuda de la Agente Especial Dana Scully ha podido aproximarse mucho, no sólo a conocer el paradero de su hermana sino también a La Verdad.  Pero ahora, luego de Blackwood, de Gibson Praise, lo humillaron.  Lo removieron, lo alejaron poniéndolo bajo la tutela de Kersh y colocando a piezas seleccionadas, otros agentes en los Expedientes X.  Mulder estaba seguro que estos agentes destruirían todos sus avances.

No podía darse por vencido, no sólo por la profundidad a la que ya había llegado, también por las pérdidas que ocurrieron en el camino. Bastaba pensar en Bill, en Melissa, y en Scully.

Mulder frotó sus ojos con desgano y luego su cabeza, desordenando mucho más su cabello.  Fue en ese momento cuando vio el sobre manila al lado de su puerta.  Alguien lo había tirado bajo ella.  Se levantó de un salto, recogió la carta.  El sobre estaba ausente de escritura; ni destinatario ni remitente.  Abrió la puerta en busca del "mensajero", aunque sabía que ya debería estar lejos, encontrándose con el pasillo vacío.

Volvió a su sofá sintiendo la adrenalina y el cosquilleo en su cuerpo que le indicaban que estaba en un Expediente X.  Abriendo el sobre supo que ya tenía otros motivos para alegrarse de estar fuera del Buró esa semana.  Y cuando vio donde ocurrieron los sucesos sonrió de oreja a oreja.

Quince minutos después llamaría a Scully.





"Necesito mostrarte algo.  Estoy en mi departamento."

Fueron sólo dos frases las que empujaron a la Agente Scully al encuentro con su antiguo compañero.  Por el tono de voz ya imaginaba que se trataba de algún caso.  Tal vez le quería comunicar una nueva perspectiva sobre el incidente Crumb.  Era por esto mismo que ella estaba preocupada por él.  Lo había visto molesto, luego de la reunión con Kersh y también algo afectado con el "incidente".

Ella sabía, también, que la recomendación a Mulder para que viera médicos no era sólo por la preocupación de un superior con sus subordinados.  Y comprendía que éste se sintiera desanimado por los acontecimientos, con ganas de abandonar.  Ella también lo había estado. Fue luego de la reunión con Jana Cassidy, antes de la reapertura de Los Expedientes X, cuando todavía estaban recientes los hechos de Dallas, Blackwood y Antártida, que ella comprendió que era necesario combatir el futuro.

Scully esperaba que Mulder siguiera pensando lo mismo.  Esperaba que se repusiera.

Scully llegó al departamento de Mulder casi una hora más tarde.  Al día siguiente viajaría a Finnigan Edge a donde Kersh la "prestó" al Asistente de Director Bowman, para que formara parte del equipo que investigaría los secuestros en Dakota del Sur, que tenían el mismo «modus operandi» con los secuestros ocurridos Wyoming y Nebraska.  Durante la mañana tuvo un encuentro con Bowman quien le entregó copias de los expedientes para que se informara.

Llamó a la puerta y Mulder le abrió vestido con jeans y una polera roja.  Ella percibió un fuerte olor a café.  En su rostro había una gran sonrisa, sus ojos brillaban.  Sí, parecía repuesto.

—Pasa.

Ella entró hasta el centro de la sala.  Había un retroproyector que apuntaba a la pared desnuda.  Sobre el sofá, una frazada.  Una jarra de café en la mesita al lado del retroproyector.

—¿Quieres un café? —preguntó Mulder.  Por lo visto seguía la mirada de ella.

—Bueno.

Mulder se llevó su jarra a la cocina, Scully escuchó que abría la llave del agua y lo lavaba.  ¿Acaso sólo tenía un jarro?

Scully volvió a mirar el retroproyector y se preguntó dónde lo tendría guardado.  De seguro lo tenía en su cuarto, se dijo.  Ella imaginaba que la habitación de Mulder estaba llena de cachivaches y que por eso dormía en el sofá.  En varias ocasiones ella le preguntó por lo que se encontraba en su pieza y Mulder le había respondido: "El Area 51", "El Triángulo de las Bermudas", "El destino de la curvatura Espacio-Tiempo a donde llega todo lo perdido" y otras.

Mulder regresó con la jarra de café humeante y se la ofreció a Scully.

—Te veo más repuesto, Mulder.

—Estoy "excelente" —repuso evadiendo la mirada.  Scully sabía que sería difícil entrar en el tema a Mulder.

—¿Me mostraras las fotos de tus vacaciones? —preguntó ella indicando al retroproyector.  Sorbió el café y lo encontró muy bueno, contrario a lo que imaginaba.  Mulder con el café tenía unos gustos extraños.

—No, algo mejor.  Toma asiento.

Mulder cerró la cortina.  Encendió el retroproyector y comenzó a pasar las imágenes.

—La señora Mcginty junto a su marido. —En la foto se veía a una pareja de no más de cincuenta años; Mulder cambió de imagen a una sala de estar— La noche del 20 de julio de 1994, ella fue por helado.  No se volvió a ver.  Su marido escuchó el ruido de un cristal roto, primero lo asoció con algo que a ella rompió, pero a la luz de los hechos descubrió la ventana rota —Mulder señaló la ventana en la imagen—, pero ni señas de los pedazos, ni de su mujer.

Cambio de imagen.  Ahora un hombre sonreía a la cámara.  En la siguiente se mostraría su cochera.

—El señor Peterson.  El 30 de octubre de 1997 se le vio entrar a su garaje, pero no salir de allí.  En el asiento del copiloto se encontró una botella de champagne con la que él y su esposa celebrarían la venta de su pequeña empresa; contrato que debía firmar al par de días.

Otra imagen, esta vez una foto de empleada del mes donde aparecía Nadine Cross.  Y luego la foto de la fachada de su casa.

—Nadine Cross, hace tres días desapareció.  Se encontró en el auto a su pequeño hijo, allí lo dejaba ella unos minutos, cuentan los vecinos.  No hay rastros de ella.

—Dime Mulder, ¿Cuál es tu interés en el caso? Hasta el momento, tiene poco de Expediente X —señaló Scully.  Mulder la miró un instante y luego pasó a la siguiente imagen:  Una pared con una decena de afiches, en los que se destacaban la palabra "Perdido" en cada uno de ellos.  La foto pudo ser tomada en Lake's Corner o en la oficina postal.

—La señora McGinty en la primera imagen de la izquierda.  El señor Peterson en la tercera, de la segunda corrida. La señora Cross tendrá afiche el fin de semana... En total once desapariciones, lo que me parece suficiente para investigar... ¿Qué dices, Scully? ...Son once desapariciones "sin rastros".

Scully bebió otro poco de café, pensando en el énfasis de las dos últimas palabras.

—¿Tienes alguna teoría? ¿Manejas otro antecedente? —dijo al fin.

—Sí. Algo así –respondió, pensando el sobre—.  Pero eso me gustaría confirmarlo con una investigación.  ¿Me ayudarías?

—Mulder, primero que nada, no estamos asignados a los Expedientes X y yo mañana viajaré en una misión.  Ya lo sabes...

—Creo que no te mencioné donde ocurrieron estos hechos —fue a la ventana a descorrer la cortina, sin voltearse finalizó—... en Devon Valley, distante a 75 kms de Finnigan Edge.

Scully sonrió. Se llevó la jarra a los labios en los momentos que Mulder se volvía. Éste vio su mirada. "Ella aceptó, sonrió con sus ojos", se dijo Mulder.





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