Nombre del Fanfic: Motpakut, la oscuridad

Capitulo: 7

Autor: Soy Tu Cero

Clasificacion: Mission X-Files

Suspenso

Fanfic: —7— 
 
Morgue del Hospital Silver Fir 
9.30 p.m. 
 
En su paso por el colegio católico escuchó algunas historias de cuerpos inmunes a la putrefacción. El factor divino, la gracia de Dios sobre hombres destacados, que como testimonio dejó indemnes el brazo y la lengua de un par de santos. 
En ese factor llegó a pensar Scully llevada por el aroma de flores y cirios. Fue transportada al período de infancia en el que se le inculcó la doctrina católica, donde las oraciones, rezos y ritos crearon un ambiente saludable y lógico… dentro de una burbuja. En su infancia y preadolescencia Scully fue creyente. 
Su fe comenzó a diluirse cuando entró en secundaria en una institución tanto para hijos de militares como para quienes podían pagarlo. Un ambiente fuera de la burbuja, lejano al fervor religioso de su colegio previo que la dejó de frente a hechos de una realidad social, de sus compañeras y de la comunidad, que le hicieron dudar de un Dios “Misericordioso y Justo”. 
La fe no desapareció del todo.  
Lo sentía ahora, prácticamente, mirando la caja de cristal en su mente donde guardaba su fe, una vez hecho un recorrido por su cerebro, por senderos en los que estaban aquellas vivencias, emociones y cosas que en el día a día podía llegar a renegar… Así también, en un lugar accesible y lejano, en su mente guardaba sus verdaderos sentimientos por Mulder. 
Iba a su fe, al igual que en otros casos con Mulder, en los momentos en los que saber de la existencia de una presencia divina permitía darle coherencia al mundo y sus misterios. Creía ver la acción de Dios en otro tipo de misterios a los que aprendió en su infancia. 
Reflexiones difíciles de compartir con su compañero. 
Por eso así como se había preguntado ¿Cómo lo habrás hecho, Margarita?, se preguntaba que tenía que ver Dios con unos secuestradores. Y luego, ¿Qué dirá Mulder? 
No pensó más sobresaltada al oír unos golpes. Llamaban de la puerta. 
—¡Sí! ¿Qué sucede? ¿Quién es? —preguntó sin moverse de al lado de la mesa donde estaba la grabadora a la que dictaba sus apuntes. 
La puerta se abrió lentamente por el Agente Weber. Joven, delgado y de cabello engominado. 
—Tengo los reportes que me pidió. 
Al salir de la atestada oficina del doctor Adams, Scully vio a Weber y le hizo una petición acompañada de una sonrisa que transformaba el pedido en un favor especial. Scully aprovechaba los continuos e infructuosos intentos de su novato colega de entablar conversación. El agente Weber hizo vanos intentos de conversar desde que ella se integró al equipo de Finnigan Edge, unos intentos que mostraban la falta de experiencia en el trato social de Weber. 
Bajo el umbral de la puerta estaba sin ningún deseo de avanzar, con una carpeta en una mano y con la otra alisando las esquinas de ella. 
—Pasa, Weber. 
—Humm… —se acercó mirando las sábanas que cubrían los cuerpos y luego la luz apagada, se preguntó cómo Scully se sentiría cómoda en ese escenario. 
—Revisé con Mark el maletero de su automóvil y encontramos dos grupos de huellas. Descartamos las de Mulder y las suyas, y como usted anticipaba encontramos una que también estaba en el vehiculo de los secuestradores. Usted acertó. 
—Margarita Ramos —Weber asintió— ¿Preguntaste por ella en el Valle de San Joaquín? 
—Sí. En realidad, luego de mucho insistir, me dieron algunos antecedentes… 
—¿Insistir? 
— Sí, sucede que se eliminó su expediente una vez que terminó el proceso. 
Scully miró los apuntes de la carpeta que en letra de Weber decía que: En el año 1985 Margarita Ramos estuvo involucrada en la desaparición de tres muchachos, todos sobrinos de ella, quienes según su relato fueron llevados por la corriente del río en el que se bañaban, ella fue encontrada con sus ropas mojadas, los niños eran primos menores de ella, dos niñas y un niño que estaban bajo su vigilancia; se realizó la investigación de rigor y no se pudo probar la implicancia de ella en la desaparición… ella sólo dijo que los niños se ahogaron. 
Encerrada en un círculo estaba la frase: Los cuerpos no fueron encontrados. 
Scully pensó en llamar a Mulder e informarle, también en una reunión con el A. D. Bowman para comunicarle todo a quién sería necesario explicarle la existencia de Mulder. Ella de reojo vio que Weber sacaba un sobre de la carpeta, lo reconoció al instante: 
—Le acaba de llegar este sobre, aproveché de traerlo. 
Rompió el sello del sobre. Al leer el resultado éste la desconcertó.  
Ella esperaba ver a Margarita Ramos en los resultados de las gotas de sangre de la casa de Nadine Cross, pero estos indicaban la presencia de un hombre. Lo mismo ocurría con la sangre del borde de la caja: un hombre, el mismo hombre. Aparecía su nombre ya que su ADN estaba en la base de datos, debido a un antecedente por delito sexual; se trataba de Ronald Keaton. 
Y Scully se preguntó: ¿Eso significaba que él era un cómplice de Margarita? Debería llamar a Mulder para saber cuales eran los antecedentes que manejaba. 
 
 
Casa de los Trenton  
Freemont 606 
 
Donna Trenton no pudo seguir leyendo el libro de poesía que ahora estaba sobre su regazo. Ella estaba recostada en su cama, a su lado dormía su hijo de cinco años. Despierto era pura energía y al dormir era un pequeño angelito. Donna no quería que los gritos de la pelea de la calle lo despertarán y mientras las voces subían de tono su mirada se centraba en su hijo. Deseó que su marido se hubiese encontrado en casa esa noche. Él estaba de viaje de negocios, era publicista y debía limpiar la imagen de uno de sus buenos clientes. 
Donna se asustó con el estallido de cristales en el primer piso. Su hijo se agitó, cambió de posición y siguió durmiendo. Afuera habían más gritos y desde la planta baja un llanto lastimero. 
Donna se dio fuerzas para bajar. Se cubrió con una bata y salió descalza. Bajó la escalera vigilante y preocupada por el llanto. La inquietó la brisa helada que pasó por sus pies.  
Con los nervios de punta miró el bulto que se encontraba sobre el sillón en su sala de estar semioscura, de allí provenía el llanto. No había duda que estaba envuelto en sus cortinas. 
Encendió la luz. 
Las cortinas estaban manchadas en sangre. Con asco tiró de un lado dejando al descubierto un perro con una pata cercenada y heridas sangrantes en su lomo. Era un espectáculo horroroso. Donna dio un grito que despertó a su hijo en el dormitorio. A los minutos, cuando estuvo más tranquila, llamó a la policía.  
 
Ruta del Hospital Denmark 
10.09 p.m. 
 
Espero que no sea otra víctima de Motpakut, se dijo Mulder acelerando el jeep mientras bajaba por la ruta del hospital. Podía ver las balizas de los vehículos policiales reunirse en un lugar que debía ser la dirección indicada por Bont. 
Bont le llamó solicitándolo en los momentos en que Pritchard le contaba las teorías de los investigadores vinculadas a Motpakut, según interpretaciones de leyendas orales africanas. Algunas eran alocadas y parecían basarse en historias de Silvestri y compañía del mundo de los cómics. Una hablaba de la capacidad de manejar la negrura de la noche como una extensión de sus brazos; una vez que lograba su cantidad de víctimas necesarias. 
Mulder se preguntaba que elementos rescatar de aquellas historias y la respuesta era obvia: luego de cierta cantidad de víctimas, Motpakut sería imparable. Podía ser treinta y uno: tanto para hacerse invencible como para detenerlo, se decía porque al final eso primaba e importaba: ¿Cómo detenerlo? 
En ese momento ingresaba a la calle Freemont y veía la figura de Bont. 
 
Cuarteles de la División Dakota del FBI 
10.15 pm 
 
"¿Qué pasaría con Mulder?", era la pregunta que importaba a Scully. No podía retrasar la entrega de información a Bowman y debía hacerlo antes de Weber y Mark. Y antes debía hablar con Mulder y decirle que sería el equipo de Finnigan Edge los que intervendrían, pero no lograba comunicarse con el sólo obtenía "Nuestro cliente se encuentra fuera del área de cubertura o tiene su celular apagado". Esa voz femenina negándole a Mulder le estaba fastidiando. 
Scullly se encontraba en el segundo piso, en una oficina de reuniones junto a la ventana para que su voz no se amplificara por el eco. En la mesa estaba la carpeta con documentos incluyendo los resultados obtenidos en la tarde, y un vaso de café que no pudo beber ya que esperaba hablar con su compañero antes. 
Volvió a intentar por trigésima vez y esta vez resultó. 
—Mulder —dijeron del otro lado y ella pudo sonreir—. ¿Eres tu, Scully? 
—Sí. Mulder te llamaba porque hemos hecho unos avances en la investigación de los secuestradores y encontramos pruebas de la participación de Margarita Ramos... 
—¡Qué coincidencia! 
—¿Descubriste lo mismo luego de tu entrevista? 
—Bueno, lo que sucede es que en estos momentos estoy en su departamento, junto a unos oficiales de la policia local, es prácticamente igual que las otras desapariciones. 
—Pero... —una mano en su hombro no la dejo terminar la frase. Era Bowman quien le sujetaba el hombro, estaba serio. 
—Necesitamos hablar de su compañero Fox Mulder. 
 
Mientras Mulder guardaba su teléfono preocupado por Dana, pero sobre todo asombrado por lo que veía. Estaba en la cocina de lo de Margarita, miraba la mesa en la que había una pequeña caja de cartón blanco junto a un frasquito de greda destapado; el borde de la mesa, junto a la silla, estaba chamuscado y la silla contenia una ceniza oscura que le hizo recordar un caso de tiempo atrás de combustión espontánea. 
* * *

Continua: Yes / Si

Comentarios: Yes / Si

Email del Autor: soytuceroARROBAhotmail.com