Nombre del Fanfic: En busca de mi verdad

Capitulo: V

Autor: wendymsanchez1979

Dedicado a: A todos en general, gracias por leer.

Clasificacion: Poopy Head

Universo Alterno

Fanfic: Se desvanece tu mirada de ángel 
Y junto a ti se van mis ilusiones, 
Sólo me resta callar, 
Esperando el momento de reencontrarnos. 
 
Algún día revelaré este secreto, 
Mientras el tiempo transcurre 
Te mantendré viva en mi alma, 
Te cuidaré en mis sueños… 
 
 
 
 
Dana se marchó de la clínica con el alma hecha pedazos, Fox dejó que se vaya respetando su silencio; sabía que el momento de hablar estaba cerca, pero aún no estaba lista. 
 
 
Central Park 
Nueva York 
 
Se sentó bajo un árbol, observando a todo aquel que pasaba frente a ella, “todos se ven tan felices”, pensó; algunas personas estaban trotando, otras paseando a sus mascotas y a lo lejos se notaban unos niños jugar. 
 
Su destino había sido cruel, le habían arrancado de su vida a los seres que más amaba, sus relaciones amorosas no habían sido fáciles, ninguna había culminado con éxito. Se sentía fracasada en muchos aspectos, incluso ahora que estaba tratando de rehacer su camino, se dio de golpe con el recuerdo de un hecho que creía haber superado. 
 
Sus memorias se remontaron a ocho años atrás, entre la inmadurez y el hecho de encontrase enamorada por primera vez, se había entregado completamente a un hombre, en cuerpo y alma; no medía el hecho de tener una corta edad, no pensaba con claridad, sólo se dejaba llevar por aquel sentimiento. Eran sus primeros pasos en la vida, aún el cielo brillaba con estrellas de colores y pensaba que tenía el mundo en sus manos. Las palabras de su amante bastaban para sentirse segura, vivía cada día con la ilusión de una vida conjunta. 
 
Se mudaron juntos a otra ciudad. Nunca discutían, signos de que la relación era firme; compartían gustos, películas, música, nivel social. Nadie hubiera podido hacerle creer que todo era parte de una película bien ejecutada para que las personas vivieran en un mundo irreal. 
 
Todo era perfecto, hasta que sin ella planearlo quedó embarazada. Entre el susto y la ansiedad de saber que de aquella unión había surgido la creación más digna que cualquier ser humano pudiera lograr. Un pequeño ser crecía y se alimentaba de ella.  
 
Imaginaba que aunque no era esperado, iba a ser bien recibido por ambos. Mal pensamiento. Aquel hombre que amo tanto, por la que desafío a todos en su casa marchándose a vivir a otro lugar, la había abandonado. 
 
Sola, con un hijo dentro de sí, con un camino incierto y con la vergüenza por el terrible error cometido; decidió que la palabra aborto no era una opción. 
 
Los meses transcurrieron, su vientre crecía y ella buscaba soluciones inmediatas a su vida. Por suerte no estaba del todo sola, en su camino había encontrado una pareja que le había tomado mucho cariño y que velaban por los dos. Tenía todo calculado. Cuando llegara el día del alumbramiento, su amiga Karen estaría con ella, había conseguido una niñera digna de su confianza con quien pudiera dejar a su hijo. Todo estaba listo. 
 
Dana estaba en una tienda de ropa, comprando lo último que necesitaba para su pequeño, cuando por accidente un bus perdió su carril impactándose contra la misma y dejándola grave e inconsciente. 
 
Los sucesos siguientes pasaron como un mal sueño. Dana despertó dentro de la sala del quirófano, le estaban practicando una cesárea de rutina. La criatura había nacido aparentemente sin complicaciones. No estaba muy consciente, pero alcanzó a escuchar el llanto de su hijo, así que pidió que lo colocaran junto a ella. Lloró de alegría al tenerlo entre sus brazos y para su sorpresa no era un niño, se trataba de una pequeñita blanca, cabello rojo y con sus ojitos cerrados.  
 
El Dr. que asistió la cirugía les hizo tomar una foto como recuerdo. De un momento a otro se presentó una complicación con Dana, su útero no paraba de sangrar y comenzaba a presentar signos de ataque cardiaco, volvió a perder la noción; realizaron todos los procedimientos para evitar la pérdida del útero pero fue en vano. Había quedado incapacitada a tener más hijos. 
 
Después de unas horas, la pasaron a una habitación, se encontraba estable esperando con emoción que le llevaran a su hija. La primera en llegar fue su amiga Karen, quien reflejaba tristeza en su rostro. Su corazón dio un brinco al imaginar que se trataba de su pequeña, con la mirada le imploraba a su amiga que le dijera qué pasaba, pero ésta no respondía. Sólo escucho de su parte un “lo siento”. 
 
Sepultó sus sentimientos junto al cadáver de su hija, aquel pequeño ser que logró sostener con vida un instante y del cual le quedó sólo una fotografía. Maldijo aquel día y se guardó su luto dentro de sí. Se despidió de su amiga Karen y su esposo y regresó donde su familia. En todos estos años no tuvo el valor para confesarle este episodio a su madre, ni siquiera a su hermana que tanto amaba. Para ella aquel año, sólo pasó en sus sueños.  
 
Había instantes en el que se decía así misma, que era mejor así, qué destino le hubiera deparado a esa niña con una madre inexperta, abandonada por su propio padre; su vida era un total desastre. 
 
“Mejor así”, se repetía una y otra vez. La vida era injusta. A partir de aquel instante trató de vivir dejando el pasado en el pasado y aparentaba aceptar con resignación lo que le había tocado vivir, muy en el fondo reclamaba a un Dios que aparentemente la había dejado sola. Y en sus momentos de extrema tristeza, como cuando murió su padre, le preguntaba a ese mismo Dios ¿por qué?. 
 
Omitir a todos que había sido traicionada por un amor egoísta y que además había perdido a una hija que jamás lograría conocer; era difícil, por eso se había alejado de todos emocionalmente. A nadie más le permitiría entrar a su vida como lo había hecho años antes, no iba a dejar que nadie más la lastime a tal grado de perderlo todo. 
 
Ahora era distinto, no podía más vivir con los recuerdos que la atormentaban. No soportaba seguir ocultando su pasado como si éste no hubiera ocurrido jamás; su hija no merecía que su abuela no supiera de su existencia. Ella había sido egoísta al no dejar que nadie de su familia estuviera cerca para brindarle apoyo, después de todo familia siempre es familia; su hermana se fue sin saber que tuvo una sobrina, su padre también. 
 
El momento que tanto temió había llegado, confesar su verdad y sufrir abiertamente por ella, era lo que necesitaba para seguir adelante de una vez por todas. 
 
Se puso en pie, tomó un avión y viajó a casa de su madre. No iba hacer fácil, pero al menos admitiría que había cometido un error… 
 
 
San Diego 
Casa de la Sra. Scully 
7:00 pm 
 
- ¡Dana! ¡Hola hija! Exclamó la Sra. Scully, feliz de verla. 
- Hola mamá…  
- ¿Por qué no me llamaste? hubiera ido a recogerte al aeropuerto.  
- MI viaje fue imprevisto, vine porque necesito hablar contigo… Dana miró a su madre luchando para que las lágrimas retenidas durante todo el día no salieran, aún… 
- Pasa hija, ¿qué sucede? ¿Te sientes bien? Háblame… 
 
Dana tomó asiento en uno de los muebles de la sala, tenía la mirada posada en los marcos que estaban sobre la chimenea, se levantó y tomo en sus manos dos fotografías; eran de Melisa y de ella cuando eran niñas. – ¿Qué sentiste cuando supiste que nos tendrías, mamá? 
 
La Sra. Scully no entendía a que venía aquella pregunta, sin embargo no dudo en contestar ante la interrogante de su hija. – Bueno Dana, en aquel tiempo las mujeres nos casábamos muy jovencitas, Bill no tardó en llegar y aunque no lo esperaba me sentía muy feliz cuando nos enteramos con tu padre. 
- ¿Qué dijo papá cuando se lo contaste? 
- Recuerdo que yo estuve indispuesta alrededor de dos semanas y tu padre pensaba que era grave así que me llevó donde su Dr. de confianza, él me chequeo y para nuestra sorpresa resultó que yo no estaba enferma ¡Estaba embarazad! 
- Así que se enteraron juntos, ¿cómo lo tomó papá? 
Una sonrisa enorme y de añoranza se vio reflejada en el rostro de la Sra. Scully.  
- Tu padre saltó de alegría, se arrodilló a mis pies y puso su oído cerca de mi vientre. Luego lo besó y le dijo: “llevarás mi nombre porque sé que eres varón”. Eso me dejó impresionada, pero no le resté la ilusión causada en él. Así que empecé a digerir la noticia y me sentí feliz. ¿Por qué tanta pregunta?, acaso… ¿estás embarazada? 
 
Dana la miró con lágrimas en los ojos y se tumbó en el regazo de su madre y abrazada a ella le dijo: - ¡Perdón mamá! Por favor perdóname por no habértelo dicho antes. 
- Dana, si estas embarazada está bien, yo te apoyaré no tienes porque pedirme perdón por eso. Yo no te juzgo. 
Alzó la cabeza para quedar frente a la mirada de su madre. - Mamá yo no estoy embarazada. 
 
La Sra. Scully no comprendía que era lo que su hija le quería decir, le pedía perdón por algo, pero no sabía de qué? - Dana, no entiendo, ¿Por qué me pides perdón? 
- Mamá, hace años cometí un grave error cuando me fui de casa con Robert, estaba cegada por el amor que sentía, pero cuando quedé embarazada me abandonó. 
- ¿Qué estás diciendo? 
A estas alturas Dana no pudo dejar de llorar, por años había guardado estas lágrimas, así que ya no se esforzaba por detenerlas….  
 
Su madre estaba incrédula ante lo que sus oídos escuchaban, su hija, la más centrada de todos tuvo un hijo, pero dónde estaba ahora aquella criatura; con miedo a la respuesta preguntó… - Dana, ¿diste a tu hijo en adopción? 
No podía verla a la cara, sus manos temblaban de impotencia al revivir pulso a pulso su pasado. - Mamá, mi hija murió minutos después de haber nacido. - ¡Perdí a mi hija, mamá! ¡Perdí a mi niñita!…… ¡La perdí!….decía entre sollozos, -¡Nunca la escucharé decirme mamá! ¡nunca sabré cuál hubiera sido su primera palabra, ni la llevaré a su primer día de clases!… ¡mamá! Mi hija murió hace ocho años. 
 
Aquella mujer de varias décadas vividas, había escuchado a su hija decir con gritos cada palabra, como rogándole que le evite el sufrimiento; se unió al llanto, no pudo concebir lo que había pasado su pobre hija; lamentaba no poder calmar su dolor, ni sanar su herida. Solo atinó a tomarla entre sus brazos y a apretarla lo más fuerte para que se calmara un poco. Se mantuvo así durante una hora, apoyándola en silencio, sufriendo juntas por la pérdida de aquel inocente ser. 
 
Cuando creyeron que lo peor había pasado se miraron a los ojos y la Sra. Scully besó a Dana en la frente, transmitiéndole tanto amor como el que sólo una madre sabe obsequiar. 
 
- Mamá, hay algo más que tengo que decirte. Debido a complicaciones que se presentaron durante el parto, me extrajeron el útero. 
 
La Sra. Scully no dijo nada, sólo hizo un gesto afirmando con su cabeza dándole a entender a Dana que entendía. No necesitaban hablar, ya todo estaba dicho. Esa noche ella no dormiría, cobijó a Dana entre sus brazos como cuando era niña y continuó llorando en silencio.  
 
“Una madre no sabe lo que la vida le deparará a sus hijos, una madre solo sabe entregarse por completo a ellos, pase lo que pase”, pensó Margaret Scully. Su niña ha vuelto a casa.  
 
 
1 mes después 
Institute New life 
 
Fox no supo nada más desde aquella mañana que se fue, dejando a todos con interrogantes. La había llamado a su casa y al celular incansables veces, dejándole mensajes pero Dana nunca respondió. A los dos días de que se marchara, recibió una llamada de la Sra. Scully pidiéndole excusas por la falta de Dana hacia sus obligaciones, no dio más detalles, simplemente preguntó si era posible que ella se ausentara un mes y que luego si le parecía correcto ella volvería para hablar con él. Fox no indagó más, solo le dijo a la Sra. Scully que Dana podía tomarse el tiempo que fuera necesario. 
 
Había transcurrido un mes y estaba ansioso por saber de ella. En todo este lapso había tenido demasiado tiempo para pensar y darse cuenta que sentía mucho más de lo que quería admitir. 
 
Extrañaba su sonrisa y su dulce mirar, en tan solo unos meses habían logrando comunicarse tan solo con una mirada, él nunca había sentido nada parecido con ninguna otra y no quería a nadie más a su lado que no fuera Dana Scully.  
 
No sabía en que estado se encontraba ahora y tenía claro que una relación no le ayudaría en nada; así que, ella encontraría en él, a un amigo incondicional. Además tenían asuntos que tratar, aspectos de su vida que ella aún desconocía y no quería que mal interpretara su acción y mucho menos que Marcus utilizara esto para cambiar toda la partida a su favor. 
 
El instituto marchaba normalmente, tal y como había dicho la Sra. María no volvió, este hecho resultó ser para Aaron una buena lección.  
 
Fox seguía intentando llegar al fondo del corazón del chico, y en una sesión Aaron se quebró; rompió la muralla de silencio que había construido a su alrededor y permitió que su psicólogo viera en su interior… 
 
- Tenía cinco años, mi madre cree que no lo recuerdo; pero esa escena la tengo grabada en mi cabeza.. 
- ¿Qué es lo que recuerdas? 
- Mi padre tenía relaciones con una amiga dentro de mi propia casa, mi mamá no estaba y ellos aprovechaba su ausencia para hacer sus porquerías…  
Un día mi madre llegó una hora antes de hacer las compras, y los encontró en su propia cama. Mi madre lloraba y le gritaba a esa mujer que era una sucia, una mala persona, y no una amiga… y que cómo podían haberle hecho algo así… 
- Y qué pasó después… preguntó Fox. 
- Le dio a elegir a mi papá y muy al contrario de lo que mi mamá pensó; él decidió dejarnos y marcharse con aquella mujer.. Yo salí corriendo tras él, amaba a mi padre, no quería que me dejara solo…. ¿Entiende? 
- ¿Qué hizo tu papá al verte? 
- Arrancó su auto, y me llevó colgado sobre el capó tres cuadras mas allá de mi casa… yo le gritaba que por favor no se vaya, que regresara, que lo quería; pero él no me escuchaba, casi me tumba al piso cuando de a propósito chocó el auto contra un bote de basura… ¿puede creerlo? ¿Qué padre actuaría así con un niño de cinco años! De todas maneras, él estaba ebrio, así que dudo que se diera cuenta. 
- Y por eso actúas así contra todos… ¿quieres que tu padre vuelva? 
- Ya no me importa, ni sé donde vive…. 
- Aaron hay algo que debes entender, todos cometemos errores y no porque sea tu padre es menos humano que los demás. Los problemas con tu madre debieron ser solo con ella, no contigo; y el hecho de que hiciera cosas indebidas en tu casa también estuvo mal; pero debes perdonarlo si quieres cambiar. No puedes iniciar una vida, si llevas contigo tanto resentimiento guardado. Los padres no quieren hacer sufrir a sus hijos, no tiene una fórmula para educarlos y muchos actúan sin pensar en que hay pequeños que los vigilan y observan su actuar. 
 
Ahora date cuenta de esto, tu padre fue el que falló y quienes están llevando la peor parte? 
- Mi madre y yo… dijo Aaron con un tono de ironía. 
- ¡Exacto!, vez eres muy inteligente tienes las respuestas a lo que te sucede; sabes que camino tienes que seguir, sólo resta que lo hagas. De ahora en adelante el camino lo haces tú. No permitas que las acciones de otros caigan sobre ti y tu madre. Ustedes merecen estar bien, si ahora ella no viene es porque tú también la hiciste sufrir, ¿te parece justo? 
- No, claro que no…. 
- Bien este es tu momento… Tu madre siempre será tu madre, pero debes entender algo; si no estas dispuesto y convencido a cambiar, entonces no te mientas. Al final el daño no es para nosotros los que conformamos la clínica, ni para tu madre en sí, porque con que ella no te vea es suficiente, el daño solo te lo haces a ti, piénsalo. 
- Gracias por haberme escuchado. 
- Muchacho, estamos aquí para ayudarte a ver el camino, tú decides si seguirlo o no… 
 
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Fox Mulder 
Psicólogo General 
8:00 am 
 
Dana regresó al lugar y a la persona que le habían ayudado a ver la luz. Sabía que él la esperaba, tenía la certeza que todo este tiempo estuvo pendiente de ella, aunque no hubo ningún contacto entre ellos. Su madre fue de gran ayuda para su liberación y Fox formó parte de sus ganas de rehacer su vida. 
 
Se encontraba frente al despacho de su amigo, estaba feliz de volver… 
 
- Puedo pasar….. 
Fox Mulder alzó su mirada y se encontró con unos preciosos ojos azules y la sonrisa que tanto extrañó. Se puso en pie y camino hasta quedar frente a ella. No supo muy bien el por qué su cuerpo reaccionó de aquella forma, sólo sintió como se fundían en un abrazo eterno. 
- ¡Ey! También te extrañé. 
Fox no pronunciaba ni una sola palabra, solo quería seguir con aquel abrazo. Dana comenzó a sentirse rara con aquel gesto, aunque le agradaba sentirlo cerca. 
- ¿Acaso sucedió algo grave? 
El solo atinó a sonreírle al darse cuenta de la penosa actitud que había tomado.  
- Disculpa, es que estoy muy feliz de tu regreso. 
- Me doy cuenta de ello. Dana se apartó de aquel cálido recibimiento, con una sonrisa pícara en su rostro y así como que si nada hubiera sucedido comenzó a preguntar asuntos laborales.  
- ¡Ey!, ¡ey!, ¡ey! ¡Detente!. Dana se quedó mirándolo fijamente. – No he sabido nada de ti en un mes, a más de la llamada de tu madre; así que señorita, necesito saber ¿cómo estás? 
- Estoy bien. Dijo. 
- Y?  
- Y qué? Dana le sonreía abiertamente. – ¡Ah! ya sé que tenemos mucho que conversar pero ahora no es momento, hay mucho por hacer, tengo que ponerme al día en todo, claro si es que aceptas que regrese a pesar de mi abrupta partida. 
- ¡Bromeas!, está demás decirte que tu puesto siempre ha seguido aquí. Fox le señalaba el escritorio junto al suyo.  
 
La puso al tanto de la situación de Aaron y sus progresos; ella le pidió no intervenir directamente en aquel caso, sentía que le faltaba mucho por aprender, así que solo sería partícipe en caso de ser necesario. 
 
 
 
 
Día siguiente. 
Sala de terapias. 
 
Fox en compañía de Dana, dirigía otra sesión con Aaron. 
 
Segundo paso de Nárcoticos Anónimos 
“Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podía devolvernos el sano juicio.” 
 
 
- Háblame Aaron, ¿qué te llevó a involucrarte en el mundo de las drogas y alcohol?. 
- Simplemente estuve en el momento indicado y con las personas correctas. Dijo Aaron mirando a Dana. 
- Tu madre no ha venido a verte, ¿cómo te sientes con esto? 
- Qué hace ella aquí. Señalando a Dana. 
- La señorita está aquí como mi ayudante. 
- ¿Ayudante? Ella se marchó llorando como una magdalena cuando vino mi madre. Dijo en tono burlón. 
Dana miro a Fox pidiéndole permiso para hablar. El asintió. 
- Quieres saber porqué me fui. Te lo contaré y quiero que comprendas que esto queda entre nosotros, ¿de acuerdo? El muchacho movió la cabeza en tono de afirmación. 
- Aaron, fui una cobarde al igual que tú lo fuiste delante de tu madre. Cometí un error muy grave y en vez de pedirle perdón a mi madre, me oculte de ella y de todos; por ciertas circunstancias tuve una hija hace años, la misma que murió minutos después de nacer y como me sentía dueña del mundo y de mis acciones, decidí que ese hecho no le importaba a nadie más que a mi. Por tanto nadie se enteró, hasta hace un mes que me fui de esta sala con el alma destrozada, tú fuiste mi espejo; creí ver a mi madre reflejándose en la tuya. Y viendo tanto dolor dentro de una misma habitación sin que nadie hiciera nada por sosegarlo. Ese día Aaron, me enseñaste mucho de mí misma, entendí mi cobardía y decidí liberarme; así de simple. Ahora que ya lo sabes, ¿podría quedarme? 
Aaron solo hizo un movimiento de hombros, como dándole poca importancia a lo dicho por Dana, aunque tomó muy en serio aquella confesión. 
 
Fox había quedado en shock al escuchar a Dana decir tan abiertamente a un desconocido el motivo de su ausencia, a pesar de eso tuvo que continuar con la terapia. 
- Aaron hay algo más que no quieres decirme, el verdadero motivo que te condujo a este infierno. ¿Cuál es? 
-Por qué se quiere meter en los recuerdos, ¿acaso no sabe que hay cosas que no merecen ser recordadas? 
- Quien necesita escuchar lo que pasó, eres tú. Te hará bien hablar. Expuso. 
- Está bien. Luego de que mi padre se fuera de casa mi mamá tuvo que salir a trabajar, y me dejaba con una pareja de vecinos que yo odiaba. Ella llegaba tan cansada que no prestaba atención a mis ruegos, pidiéndole que no me dejara en casa solo y con ellos. 
- ¿Qué sucedió con esas personas? ¿qué te hicieron? 
- José se llamaba el muy bastardo, la primera vez que ocurrió me dijo que jugaríamos algo divertido, yo no quería, pero me obligó a sacarme la ropa interior y empezó a tocarme por todos lados; era algo tan repugnante, lloraba pero él no se detenía. Ocurría casi todos los días, hasta que terminé creyendo que era algo normal. Crecí odiándome a mi mismo, aprendí que yo no valía nada, a los doce años ya tenía relaciones con chicas, y él siempre amenazaba con contarles de nuestros juegos. ¿Sabe lo que es vivir así? ¿Tiene alguna idea?  
 
Mi madre jamás prestó atención, estaba muy preocupada por su vida. Fue entonces cuando una de estas chicas se llegó a enterar de lo que el maldito me hacía, así que me presentó a unos tipos que me daban licor, luego fueron drogas; era mejor así, me embriaga tanto que se me hacía fácil soportar aquellas noches. No fue difícil llegar hasta la gente de la pandilla, sin embargo entrar en ella implicaba cumplir con ciertas reglas; tuve que probarles mi fidelidad y valentía, así que me pidieron darle vire a alguien, preferiblemente a un conocido; ya se imaginará cual fue mi mejor opción. El día que lo hice me sentí liberado y extrañamente feliz.  
 
Comprende porque no puedo perdonar a mi madre, ella al sacar a mi padre de la casa, hizo de mi vida lo que es ahora. Es tan culpable de mis errores como yo. 
- ¿Te arrepientes de haberlo matado? 
- ¡Claro que no! Lo mejor que pude hacer es quitarle al mundo a un maldito bastardo como ese. 
- Escucha Aaron, lo que has vivido te obligó a actuar así, pero no puedes vivir culpando al mundo de tu desdicha. A lo mejor tu madre no previno que te sucediera algo así y no creo que haya querido que pase. Ya le has hecho pagar bastante.  
- Estoy harto de todo esto… Ya no quiero vivir en este lugar, quiero salir. 
- Estas consiente que el mundo que te espera afuera está lleno de personas sin escrúpulos y que tú puedes ser uno de los pocos que podría lograr salvarse. 
- No creo que pueda hacerlo, lo llevo en la sangre. 
- ¡No! Tú no eres así; las circunstancias te convirtieron en lo que ahora eres. Nada pierdes con esforzarte por cambiar tu destino. 
- Y ¿cómo hago eso? 
- Ten Fé, Cree en algo más grande a todo, eso te salvará. 
- Me está sugiriendo que me vuelva a la religión. 
- ¡No! Te estoy diciendo que todos tenemos dentro de nuestro ser Fé, creencia en algo tan fuerte que no se pueda quebrantar. A mí por ejemplo me ha funcionado Dios. Quizás a ti también te sirva. Aaron creer y tener Fé no implica que te conviertas en fanático. Piénsalo, todos tienen derecho a una oportunidad; no la dejes pasar. 
 
El chico meditaba las palabras dicha por su psicólogo, qué podía perder. - Sabe, ahora está la hermana Esther en la sala con los chicos, quizá vaya a escucharla un rato. Dijo Aaron 
- Me parece bien, ahora ve. Mañana nos veremos.  
- Está bien. 
 
Antes de salir, Aaron se dirigió a Dana quién contemplaba maravillosamente el trabajo que realizaba su compañero. 
 
- Espero tener el valor suficiente para poder seguir adelante como usted lo está haciendo. 
 
Dana no dijo nada, solo lo miro complacida. Y el chico salió por la puerta, con aires renovados y con las esperanzas acuestas. 
 
- Sabes Fox, eres un gran psicólogo.  
- ¿Tú crees? Bien señorita, me parece acertado que haya tocado ese asunto, porque Ud. y su psicólogo particular tienen un asunto pendiente. 
- ¿Sí? No he concretado una cita el día de hoy. 
- Estas de suerte, porque hoy este Dr. está disponible. 
- Muy bien entonces vamos a la cafetería a nuestra sesión privada. Dijo esto en un tono tan pícaro que a Fox le salían chispas de los ojos. 
 
 
 
Cafetería “Bopan” 
19:00 
 
Entraron a la cafetería rumbo a una de las mesas más alejadas. Un mesero se acercó a tomar la orden. 
 
- ¿Qué les puedo servir? 
- Tráigame un café con leche y una tarta de chocolate. Dijo Dana. 
Esta noche va a ser muy dulce, pensó Fox. - Para mí, lo mismo. 
- En un momento traeré su pedido. 
- Gracias. Dijeron al unísono. 
- Y bien soy todo oídos. Fox estaba ansioso por saber todo lo que aquella mujer tendría por decirle. 
- ….. 
- No me digas que tendré que someterte a terapia. Mientras estabas en la sala de terapia, me sorprendió ver lo sencillo que fue para ti hablar de tu intimidad. 
- No fue fácil. 
- Pero hablaste con Aaron francamente. 
- Eso es distinto, me identifico con él, con algunos de sus problemas. 
- Y es que acaso, ¿No te inspiro confianza? 
- No es eso, es que…. Bueno, ya escuchaste lo que comenté en la terapia, es básicamente eso. Me fui con mi madre, me confesé con ella y ahora estoy bien. 
- ¡Ey! La tomó de la mano. – Si no quieres hablar, no hay problema; sólo quería escucharte y ser tu amigo. La miró fijamente mientras acariciaba con delicadeza su piel. 
- Lo sé. Y si quiero hablar, sé que has estado pendiente de mí en todo este tiempo; es solo qué, no es fácil confiar en otra persona cuando antes te han roto el corazón en mil pedazos. 
 
Él emanaba tanta sinceridad por aquellos ojos verdes, haciendo que Dana atraviese la muralla que había creado con el sexo opuesto.  
 
Después de tanta lucha, le fue fácil abrir su corazón, él escuchaba su historia con mucha atención. Le dolía saber el sufrimiento que ella tuvo que pasar y agradeció a Dios por brindarle la oportunidad de ser él quién contuviera sus lágrimas. Ahora la admiraba más, ahora la amaba más. 
 
Pasaron varios días, el caso del chico adolescente seguía por buen camino. Y él y Dana compartían cada minuto fuera del instituto. 
 
Solían ir a cenar o al cine. En más de una ocasión les habían dicho que formaban una hermosa pareja. Ellos reían abiertamente ante estos comentarios, sin embargo a pesar de los sentimientos que cada día se hacía más difíciles de contener, no se atrevían a más. 
 
Habían quedado en ir a su sala de terapias particular, la cafetería. Fox estaba listo para hablar con ella de su historia, esa noche le abriría su corazón y le expondría sus sentimientos. 
 
Continuara… 

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Email del Autor: darmamsARROBAhotmail.com