Nombre del Fanfic: Camino sin salida
Capitulo: II
Autor: Señora del Fantasmal
Clasificacion: Sleeping Bags
Accion
Suspenso
Angst / Drama
Fanfic: Camino sin salida II
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru)
Disclaimer: Estos personajes pertenecen a CC y 1013. Nadie, salvo mi mente maligna, sacará provecho de este relato. Tan sólo la satisfacción que recibo torturando a estos personajes.
Tipo: Angst, angst, angst.... ¿he dicho ya angst?... O18W (por escenas de violencia y otras cosas que no adelantaré), algo de smut y UST
Spoilers: De momento no hay ninguno, así que los anti-spoilers pueden estar tranquilos.
NOTA!! : QUIERO AVISAR QUE ESTE RELATO PUEDE NO GUSTAR A MUCHA GENTE POR ALGUNOS SUCESOS QUE ACONTECERÁN EN EL MISMO. RUEGO QUE LAS PERSONAS QUE NO ESTÉN ABIERTAS A SITUACIONES EXTREMAS, NO SE QUEJEN DESPUÉS DE LEERLO. HE AVISADO. POR CIERTO, NO PAGO TERAPEUTAS.
Feedbacks: Por favor, mándenme sus opiniones a sra_delfantasmalARROBAhotmail.com, en el espacio debajo del fic o por medio de los mensajes privados. Este relato es muy importante por la transgresión que significa.
***
Lugar desconocido
4:36 AM
Mulder despertó en un lugar oscuro, acostado sobre su estómago. Su primer pensamiento fue que se había caído mientras trotaba, pero esa explicación no aclaraba la cortante presión que sentía alrededor de sus tobillos y muñecas.
Aunque sin noción de donde se hallaba, sabía que se encontraba en serios problemas, su vida corría un eminente peligro, debía idear la manera de escapar antes de que su carcelero descubriera que estaba despierto, pero sus manos y pies atados anulaban su intención.
Además de esta incomodidad, un sabor nauseabundo trepaba por su garganta, amenazando con hacerlo vomitar si es que se movía demasiado.
A menos que alguien lo rescatara, no conseguiría escapar por sus propios medios.
Notó que estaba desnudo, y que posiblemente moriría por una hipotermia antes de que recibiera la primera visita de su secuestrador. Esa posibilidad, de algún modo retorcido, lo consoló. Que alguien lo quisiera despojado de todas sus ropas, sólo podría significar una cosa, un objetivo por el que se encontró rogando que no sucediera.
Adoptó una posición fetal, tratando de ganar un poco de calor. Sólo consiguió que sus músculos le enviaran descargas de dolor. Intentó separar su mente del sufrimiento para poder pensar claramente.
Conocía perfectamente este sentimiento de confusión y cierto terror. No era la primera vez que le retenían en contra de su voluntad, pero a diferencia de todas esas veces, el estar desnudo aferraba todos sus miedos a la boca del estómago.
Respiró unas cuantas veces profundamente, tratando de despejar su mente y poder dilucidar una manera de salir, pero tan sólo descubrió que las nauseas crecían incontrolablemente.
Las nauseas, el horrible dolor en las sienes, el ardor de estómago y la debilidad en los músculos eran síntomas claros de que le habían inyectado un fuerte relajante muscular.
Puso en funcionamiento los cansados engranajes de su cerebro, tratando de buscar en los cajones de su mente, pero se dio cuenta que no había mucho que pudiera hacer para salir de allí.
A pesar de que había pasado por situaciones mucho peores que esta, se sentía débil, vulnerable y terriblemente asustado. No sabía si Scully conocería ya su desaparición, tal vez pensara que esta era una de sus tantas escapadas misteriosas que desembocaban en un nuevo problema. Y es que eran demasiado habituales esas huidas en medio de la noche, y aún más frecuente que tuviera que llamar más tarde a su compañera para que acudiera en su ayuda.
Nada era tan cruel como sus propios pensamientos. En cualquier otra situación pensaría en las consecuencias que eso le traería a Scully, porque odiaba preocuparla, aborrecía tener que sentirse culpable por otra noche en vela, darse cuenta después que ni siquiera el maquillaje podía ocultar la preocupación que se posaba bajo sus ojos, pero el pánico que lo devoraba en esos momentos superaba sus remordimientos.
- Scully, encuéntrame, por favor – susurró llorosamente, encogiéndose aún más en el frío suelo.
***
Quántico
Sala de autopsias
El cuerpo de un hombre había sido descubierto en idéntico escenario que el de su pesadilla. Sentía una profunda lástima por los familiares del infeliz sujeto, pero le agradeció a Dios que no fuera Mulder; aunque no sabía que tanto debía sentirse aliviada.
A su compañero parecía que se lo hubiera tragado la tierra. En su celular, la operadora mecánica respondía al cuarto tono, comunicando que el número que buscaba se encontraba fuera de servicio, y en su apartamento, luego de indagar por evidencias de signos de lucha o forcejeo, nada indicaba un secuestro; sin embargo, Scully presentía que algo andaba mal.
Era común que Mulder huyera en medio de la noche tras la pista de algún nuevo fenómeno paranormal, pero esta plausible explicación no la satisfacía. Sus desapariciones, la mayoría de veces coincidían con la investigación de algún caso que involucrara a su hermana perdida; sin embargo, este no era el contexto actual.
No existía ninguna razón para que se haya esfumado de esta manera, salvo que el asesino al que investigaban... No, no debía atormentarse con esa idea todavía, era muy pronto para comenzar a maquinar tales suposiciones. Mulder entraría por la puerta de la morgue vestido con uno de sus trajes, y se reirían de lo absurdo de la situación.
¡En la casa de su madre! ¿por qué no había pensando en esa alternativa? Tal vez porque no mantenían una relación madre-hijo ejemplar, ni siquiera una que pudiera considerarse normal; pero antes de desesperarse, debía cubrir toda las opciones. El cadáver podía esperar.
Buscó en el almacén de su celular el número pregrabado de la casa de Teena Mulder, y llamó esperanzada en que Mulder estuviera con ella. Le respondió una voz somnolienta. Observó su reloj y constató que no era una hora oportuna para interrumpir con el timbre del teléfono. Las personas comunes acostumbraban estar dormidas a las 5 de la madrugada, mundano hábito que ella, por la exigencia de su trabajo, había tenido que abandonar.
- Disculpe que la llame a esta hora – dijo bastante avergonzada – Soy Dana Scully, la compañera de trabajo de su hijo -
- ¿Le ha ocurrido algo? – preguntó preocupada. Las llamadas del FBI nunca habían significado buenas noticias. Su hijo poseía una extraña tendencia a meterse en problemas.
Scully se demoró en responderle. En realidad, sólo tenía sospechas, posiblemente nada importante por lo que angustiar a esta pobre mujer. Sería demasiado apresurado comenzar a alarmarla desde ahora.
- No. Quería saber si Mulder estaba con usted – indagó aparentando serenidad. Deseaba que Teena Mulder no pudiera detectar la consternación entre sus palabras. Si se parecía en al menos algo a su propia madre, no podría seguir manteniendo esta postura.
- No, Fox no ha venido para acá – permaneció unos segundos callada, luego añadió - ¿Ha desaparecido? – preguntó con temor de la respuesta que pudiera recibir.
- La verdad, no sabemos donde está. Hemos tratado de ubicarlo en su celular pero no contesta.– escuchó que Teena contenía la respiración.
- ¿Cuándo ha desaparecido? ¿Acaso están investigando algo relacionado con Samantha?. – preguntó tras unos momentos de silencio.
-No, nada de eso. Es sólo que no he podido ubicarlo- dijo con fingida calma - Señora Mulder, lamento despertarla a estas horas y preocuparla, pero es muy probable que este investigando algo por su cuenta. – se disculpó.
-Es muy probable, asi es Fox.- dijo con pesar.
-Entonces la llamo cuando tenga noticias de él.-
-Por favor, estaré mas tranquila – Colgó la llamada, y apagó su celular. Se reprendió por su actitud tan paranoica, y si no estuviera tan preocupada, probablemente se hubiera reído. Cada vez se parecía más a Mulder.
Con una inesperada media sonrisa formándose en sus labios, depositó el celular sobre una mesa cercana, y levantó la vista hacia el cuerpo deforme por los golpes, y en proceso de descomposición que se encontraba frente a ella.
El rostro del cadáver que vio en la camilla, reemplazó su sonrisa por un genuino gesto de horror e incredibilidad. Una extraña sensación de deja vu la recorrió de pies a cabeza. Era su compañero a quien veía encima de esa camilla de metal, sin rastro de vida.
Se tapó la boca con manos temblorosas, y cerró los ojos lentamente, sintiendo las lágrimas escaparse a través de sus párpados. A la cuenta de tres volvió a abrirlos, invocando agradecidamente a Dios, cuando la cara de Mulder desapareció.
Había sido una ilusión. Una terrorífica ilusión. Pero la angustia no se desvaneció tan rápido como la imagen. Sollozando, se escurrió en el aire, dejándose caer sobre el helado piso de la morgue.
Como una niña asustada, recogió las piernas contra su pecho, llorando amargamente, con la terrible certeza de que Mulder estaba en peligro, y que la necesitaba ¿Pero cómo ayudarlo si ni siquiera sabía donde buscar?
* * *
Lugar desconocido
06:58 AM
Abrió pesadamente los ojos, constatando para su sufrir que seguía encerrado en el mismo cuarto oscuro y maloliente. Sintió la presencia de alguien más en la habitación, pero antes de que pudiera hablar siquiera, escuchó una voz jocosa e intimidante que se dirigía a él.
- Vaya, vaya, comenzaba a preguntarme cuando despertaría – sus palabras causaron eco en el lugar. La oscuridad impedía ver su rostro. Mulder supo que caminaba hacia él sólo por el sonido de sus pasos. Intentó recular algunos centímetros, pero la pared le obstruyó el recorrido.
- ¿Qui...quién eres? ¡¿Por qué me has traído aquí?!- gritó furioso y asustado. No supo de donde había obtenido la valentía para responderle. Temblaba de miedo, y se odiaba por eso.
- No, no, no... Es el destino... tú y yo tenemos que estar juntos. Somos iguales, ¿no lo entiendes? -
- ¿Qué es lo que tengo que entender? - La parte profesional que aún quedaba en él, le recordaba que como buen perfilista, esta conversación podría darle alguna ventaja. Conocer más datos, lo que pensaba y lo que quería, podría comunicarle cual era el desenlace que ese hombre pretendía provocar.
- Muy listo, agente Mulder, pero sus técnicas de Oxford no le servirán conmigo. Ya se lo he dicho, somos iguales... sé lo que quieres antes de que lo hagas. De todos modos, tendremos tiempo. Póngase cómodo... - Mulder no pensó que podría llegar a asustarse tanto; sin embargo, ese hombre lo estremecía aún sin haberlo tocado. Simplemente su apellido siendo pronunciado por aquel sujeto, lo aterraba a muerte.
- ¿Cómo sabe mi nombre? – consiguió articular. El extraño rió a carcajadas. Le causó gracia la ingenuidad de su víctima. Se felicitó por el buen trabajo que había realizado.
Decidió comenzar con el espectáculo, a llevar a cabo el juego siniestro que había planeado exclusivamente para aquel listillo y sabelotodo agente del FBI.
- Eso no es nada. Te sorprendería saber todo lo que sé sobre ti –
- Miente – respondió Mulder con los dientes apretados. La situación lo estaba desesperando, lo único que alcanzaba a ver a través de la densa oscuridad, era una sombra que se movía de un lado a otro.
- ¿En verdad crees que miento? – le preguntó apretando su garganta. Mulder no podía resistirse a su ataque. Estaba físicamente inmovilizado. Hizo un gran esfuerzo por no quejarse, sabía que ello sólo alimentaría su violencia. - ¡Respóndeme! – lo apremió aumentando la presión de su mano.
- No...no – consiguió farfullar Mulder . El hombre lo soltó a tiempo, antes de que se desmayara por falta de aire. Lo dejó resollando en el suelo, batallando por llenar sus pulmones de aire.
- Así está mucho mejor – dijo acuclillándose delante de su víctima, orgulloso de su capacidad para reducirlo a un ser inofensivo e insignificante. – Como le venía diciendo, agente Mulder, sé mucho sobre usted: el lugar donde trabaja, las personas con las que se relaciona, su traumática niñez... En ese sentido somos tan parecidos que realmente me emociona. – Mulder se mordió la lengua para no contestarle, si lo hacía, se convertiría en merecedor de otra agresión. Decidió dedicarse a escucharlo en silencio, evitando hacer comentarios ácidos que desataran su enfado.- Yo pasé por lo mismo, por eso me siento tan identificado con usted. ¿Sabe? Si aceptara convertirse en mi compañero, podría soltarlo en este mismo momento –
Continuará...
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