Nombre del Fanfic: Camino sin salida

Capitulo: III

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Sleeping Bags

Accion

Suspenso

Angst / Drama

Fanfic:  
Camino sin salida IV 
 
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
 
Disclaimer: Estos personajes pertenecen a CC y 1013. Nadie, salvo mi mente maligna, sacará provecho de este relato. Tan sólo la satisfacción que recibo torturando a estos personajes. 
 
Tipo: Angst, angst, angst.... ¿he dicho ya angst?... O18W (por escenas de violencia y otras cosas que no adelantaré), y UST 
 
Spoilers: De momento no hay ninguno, así que los anti-spoilers pueden estar tranquilos. 
 
NOTA!! : QUIERO AVISAR QUE ESTE RELATO PUEDE NO GUSTAR A MUCHA GENTE POR ALGUNOS SUCESOS QUE ACONTECERÁN EN EL MISMO. RUEGO QUE LAS PERSONAS QUE NO ESTÉN ABIERTAS A SITUACIONES EXTREMAS, NO SE QUEJEN DESPUÉS DE LEERLO. HE AVISADO. POR CIERTO, NO PAGO TERAPEUTAS. 
 
Feedbacks: Por favor, mándenme sus opiniones a sra_delfantasmalARROBAhotmail.com, en el espacio debajo del fic o por medio de los mensajes privados. Este relato es muy importante por la transgresión que significa. 
 
 
* * * 
 
Quántico 
Sala de Autopsias 
 
Scully lentamente comenzó a calmarse. Las lágrimas todavía se sentían húmedas en sus mejillas, pero había conseguido a base de autocontrol amainar sus sollozos. Lo último que quería era que alguien entrase a la sala y la encontrara en semejante estado.  
 
Respiró un par de veces profundamente, se secó las lágrimas con la manga derecha de su bata blanca, se alzó sobre sus piernas ligeramente temblorosas, e imponiéndose valor, se acercó al cuerpo que le correspondía examinar, porque ante todo era una profesional y como tal debía realizar su trabajo.  
 
Ahora más que nunca estaba convencida de que Mulder estaba atrapado y muerto de miedo, allá afuera, a merced de algún psicópata. Por eso había tenido esa pesadilla en la madrugada, y esta otra escalofriante visión de Mulder hace escasos minutos. Estos eran mensajes que intentaban revelarle algo acerca de la desaparición de su compañero; pero era tan difícil para ella creer en lo sobrenatural... a veces se odiaba por ser tan estricta en lo que concernía a sus creencias. 
 
Para Mulder era más sencillo. Él sólo seguía sus instintos, sus corazonadas, indiferente a los prejuicios de la gente, y al infame apodo de loco que se había ganado. Mulder no se sometía a intensos análisis e introspecciones de su vida; aunque enfrentar cada situación sin detenerse a cuestionar absolutamente nada también era peligroso. Pero era mejor eso, a vivir dominada por la incertidumbre, tentada a tomar una decisión, no obstante, temerosa de estar eligiendo o no la correcta. 
 
Asi se sentía ella la mayoría de las veces, dividida entre lo que dictaba su educación científica, y el matiz inexplicable de cada caso que investigaba, que ponía a prueba todo lo que conocía y en lo que creía.  
 
Ahora tendría que esforzarse por abrir su mente, siquiera un poco para encontrar las pruebas que le permitieran iniciar una investigación. Si Skinner y todo el maldito buró del FBI no le creía, no le importaba.  
 
Estaba segura que esas premoniciones eran la clave que la conduciría a su compañero perdido.  
 
 
* * * 
 
 
Lugar desconocido 
 
Mulder yacía entumecido y retraído en el suelo. Charcos de su propia sangre mezclada con orina lo rodeaban, y borboteaban de su cuerpo, pero él parecía no darse cuenta de eso todavía. Inquebrantables cadenas lo sujetaban de las muñecas a un tubo de fierro a la pared, y fuertes temblores sacudían su cuerpo a causa del frío y como reacción a lo acababa de experimentar. Estaba perdido en un sitio donde no sentía ningún dolor.  
 
Su mente se encontraba en blanco. No recordaba la propuesta de su secuestrador de convertirse en su socio en el crimen a cambio de no hacerle sufrir, y la manera en que la rechazó, insultándolo y enfureciéndolo; la forma en que ese monstruo comparó sus infancias, ambas caracterizadas por un abuso físico y psicológico.  
 
Súbitamente, comenzó a revivirlo todo.  
 
 
* * * INICIO O18W * * * 
 
Mismo lugar 
Unas horas antes 
 
Tras ser rechazado y maldecido sin vacilación, el desalmado sujeto tampoco dudó en herir a su nuevo sacrificado de la forma más salvaje e indigna. Le desató los pies y las manos, pero para la desesperación y frustración de Mulder, lo encadenó de las muñecas a la pared, tendido de estómago, totalmente vulnerable. Luego, a pesar de la resistencia que Mulder impuso, le inyectó una nueva dosis de relajante muscular, paralizándolo al instante.  
 
El horror que vino después, quedaría grabado por siempre en el cerebro y la retina de Mulder. Su captor se quitó el pantalón y se posicionó detrás suyo. Mulder empezó a temblar descontroladamente y a llorar al pensar en el dolor que en pocos segundos le infligiría. Intentó en vano un movimiento para escapar de su victimario. Nada podría salvarlo esta vez. Scully no llegaría a tiempo para rescatarlo de su cruel destino.  
 
De pronto sintió una presión intensa en su trasero. Cerró los ojos y los apretó fuertemente a causa del insoportable dolor. Más lágrimas se escaparon de sus ojos. Gritó, gimió, le imploró que parara, pero nada detuvo a su secuestrador de deslizarse brutalmente por las paredes de su recto. Sus desgarradoras expresiones de dolor sólo lo alentaron a continuar con su tortura.  
 
Su secuestrador disfrutó más de este encuentro que con las víctimas precedentes, porque Mulder era tan estrecho y virginal, que le provocó violarlo con un mayor e intenso frenesí. Los otros habían experimentado previas relaciones homosexuales, y eso de algún modo lo había desalentado un poco, aunque al final esa característica no había influido en el resultado. Todos estaban muertos. Y este agente también lo estaría muy pronto, pero antes iba a disfrutarlo por un largo período de tiempo, hasta saciar su lascivo apetito.  
 
Luego, sin cortar la unión anal, deslizó una mano entre el suelo y la pelvis de su aterrada presa, y comenzó a friccionar vehementemente su sexo, originándole una erección en cuestión de unos cuantos segundos. Al comenzar a eyacular, los llantos de Mulder se intensificaron. Sabía que era una reacción natural a un determinado estimulo, pero la humillación no se sintió menos.  
 
Mulder, desde su posición, podía escuchar la respiración dificultosa de su captor, que continuaba golpeando fuerte su pelvis contra la entrada del orificio en su trasero y frotando con rudeza su miembro.  
 
No supo con certeza cuanto tiempo duró el asalto, pero para cuando culminó, Mulder hacía varios minutos que había dejado de gritar. La garganta le ardía, por lo que prefirió callarse, y sufrir en silencio, quizás esta decisión le quitaría emoción al maquiavélico juego propuesto por su verdugo, y terminaría aburriéndose.  
 
Cuando el individuo retiró la insultante masa de carne de su recto, Mulder se orinó del miedo, ahondando su humillación. El agresor salió del cuarto sin pronunciar una palabra o jactarse de su enfermiza acción. Su mejor recompensa, fue ver a su víctima sumiso, rendido ante su presencia, suplicando por su ya condenada vida.  
 
Mulder no reaccionó hasta rato después, cuando recobró los sentidos, momentáneamente perdidos por el shock, y sintió la espesa sustancia que emanaba de su lesionado recto. Sangraba. Esta imagen lo asqueó profundamente y vomitó todo el contenido de su estómago acompañado de una gran cantidad de sangre.  
 
Inmediatamente después perdió la conciencia.  
 
 
* * * FIN O18W * * * 
 
Quántico 
Sala de autopsias 
 
 
Dana Scully se encontraba en el tramo final de la autopsia de la cuarta víctima, cuando Skinner entró a la sala. Venía del apartamento de Mulder, donde había pasado la mañana indagando por pruebas de donde podría encontrarse su agente, pero sin hallar nada importante, nada que le informara de su paradero.  
 
- ¿Algo nuevo? – preguntó acercándose hacia la camilla de metal, al tiempo que Scully se quitaba los guantes manchados de sangre.  
 
- No. Sólo lo que ya sabemos – respondió brevemente - ¿Alguna novedad sobre el paradero de Mulder? – le interrogó sin muchas esperanzas. Presentía por el rostro preocupado de su superior que seguían como al principio: sin ninguna pista. Skinner negó con la cabeza, pero Scully en vez de abatirse, se mantuvo derecha, con la vista enfrente, conteniendo sus lágrimas.  
 
En ese momento estuvo a punto de contarle acerca de las premoniciones que estaba experimentando, pero se contuvo de hacerlo, porque era más que seguro que no le creería. Si lo hacía sólo conseguiría que la retire del caso y la mande a casa, alegando que estaba comenzando a afectarla. No sabía a ciencia cierta si el caso que investigaban tenía relación con la desaparición de su compañero, pero si la tuviera y Skinner la obligara a tomar un descanso, la imposibilitaría de dirigir la búsqueda. 
 
- No podemos esperar más tiempo, señor. Mulder tal vez no lo tiene. Tenemos que iniciar la búsqueda – dijo Scully firmemente.  
 
- Eso es lo que tenía en mente. Por eso vine a recogerla. En cuanto esté lista, salimos a la oficina del FBI para iniciar el operativo – Ella asintió.  
 
- Señor, quisiera... quisiera ser yo la que dirija la búsqueda, por favor – solicitó Scully. Skinner evaluó su petición unos segundos, por lo personal que le resultaba el caso a su subordinada, pero finalmente accedió. Scully se cambió de ropa y los dos partieron al Edgar Hoover.  
 
 
* * * 
 
Lugar desconocido 
 
Una fuerte patada en las costillas lo arrancó de su placentera inconsciencia. Otro puntapié, pero ahora dirigido a su cabeza, lo obligó a abrir los ojos. Seguía tendido de estómago, y el dolor no había desaparecido, así como tampoco las cadenas que lo inmovilizaban. Los escalofríos habían cedido, mas eso no lo contemplaba como un consuelo, porque sólo significaba que el frío había escalado hasta entumecerlo.  
 
Notó por el hedor, que su cabeza reposaba sobre un piscina de su propio vómito e inmediatamente la retiró, descubriendo que había recobrado la movilidad de sus músculos. Esta reacción alertó a su agresor de que estaba despierto y volvió a golpearlo en las costillas, pero esta vez con tal energía que se las partió y lo dejó luchando por respirar.  
 
- ¡Déjame en paz, maldito infeliz, déjame en paz! – gritó Mulder cuando se recuperó. Por toda respuesta el hombre le quebró un tobillo de una furibunda patada. Luego lo cogió de los cabellos y jaló violentamente su cabeza hacia atrás, hasta quedar cara a cara. Los ojos de Mulder ya se habían ambientado a la oscuridad y podía ver bien a su agresor, aunque de nada serviría para atraparlo sino salía con vida.  
 
- ¡¿Con quién crees que estás hablando, ah?! ¿No te sirvió de lección lo que te hice anteriormente? ¡Respóndeme! – le inquirió escupiendo las palabras en su rostro. Mulder permaneció impávido. No permitiría que le arrebatase lo poco que le quedaba de dignidad soltando una lágrima o implorándole. Estaba dispuesto a dar batalla, si bien sabía que al final perdería. 
 
- Jódete – se atrevió a decir lentamente y enfatizando cada sílaba, discurriendo a través de su voz todo el odio que le inspiraba ese monstruo. Llenó de furia, el hombre impactó la cabeza de Mulder contra el pavimento, rompiéndole la nariz. Lágrimas de dolor escaparon de los ojos de Mulder y se mezclaron con la sangre que emanaba de su nariz rota. - ¿Quién eres? – preguntó en un susurro. - ¿¡Quién eres?! – volvió a preguntar más fuerte cuando no recibió respuesta.  
 
- Me extraña que todavía no lo hayas adivinado – dijo riendo con sorna – Sobretodo por que soy lo que has estado buscando durante las últimas dos semanas – le susurró al oído. Mulder soltó un sollozo de frustración. Quiso gritarle una retahíla de insultos, pero eso sólo sería darle la excusa perfecta para que vuelva a desatar su libido. El deseo de imponerse a su fiero adversario se desvaneció al darse cuenta de que era una lucha inútil.  
 
Los gritos se desataron nuevamente al sentir la ofensiva y asquerosa mano del asesino reptando por debajo de su pelvis.  
 
 
Continuará... 
 
Comentarios, sugerencias a quequeeg0824ARROBAhotmail.com ó a sra_delfantasmalARROBAhotmail.com 
 
10/01/06 
 
 
Continua: Yes / Si

Comentarios: Yes / Si

Email del Autor: quequeeg0824ARROBAhotmail.com