fanfic_name = EL ENIGMA DEL ERROR – CAPÍTULO II DE V

chapter = 2

author = Saranya

dedicate = Nota de la autora: Por segunda vez me he animado a escribir otro fantic, reconozco que sigue siendo un ensayo de algo nuevo en mi vida, pues es mi primera historia con argumento; es premeditado que sea largo pues quería intentarlo así primordialmente como expresión de gratitud a tod@s aquell@s que han invertido su tiempo escribiendo relatos largos que he disfrutado tanto, he comprobado que no es fácil, por ello estoy aún más agradecida con tod@s l@s que escriben, pero innegable e independientemente de los resultados, me he divertido. Gracias a FBI y Summerrain que me han animado a enviar ésta segunda parte, ya están todos los capítulos terminados así que los siguientes no tardarán y los enviaré pronto, si resultan de interés, claro. Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.xARROBAgmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡

Rating = sleeping_bags

Type = Romance

fanfic = Autora: Saranya.



Título: EL ENIGMA DEL ERROR – CAPÍTULO II DE V



Disclaimer: Tomo prestados sin ánimo de lucro los personajes que son creación de Chris Carter, la productora 1013 y la cadena FOX, con la eximente de culpabilidad de que lo hago afectada por el trastorno mental permanente que me ha generado la serie, trastorno que a pesar del tiempo que ha pasado desde su terminación no se ha atenuado, de tal forma que si soy demandada por usurpar derechos intelectuales, yo a mi vez podré demandarlos por los daños, perjuicios, sufrimiento y (hay que reconocerlo) enorme placer que me ha causado la serie y me sigue causando cada vez que repito una y otra vez sus capítulos, y por el daño emocional que me genera que aún no sale la segunda película (que de todos modos espero que salga, por lo menos antes de la hecatombe del 2.012.)



Rating: Digamos que MRS, este capitulo es muy NC-18, lenguaje para adultos, ANGUST.



Nota de la autora: Por segunda vez me he animado a escribir otro fantic, reconozco que sigue siendo un ensayo de algo nuevo en mi vida, pues es mi primera historia con argumento; es premeditado que sea largo pues quería intentarlo así primordialmente como expresión de gratitud a tod@s aquell@s que han invertido su tiempo escribiendo relatos largos que he disfrutado tanto, he comprobado que no es fácil, por ello estoy aún más agradecida con tod@s l@s que escriben, pero innegable e independientemente de los resultados, me he divertido. Gracias a FBI y Summerrain que me han animado a enviar ésta segunda parte, ya están todos los capítulos terminados así que los siguientes no tardarán y los enviaré pronto, si resultan de interés, claro. Me encantaría recibir sus comentarios ya sea en esta página o al correo saranya.xARROBAgmail.com . ¡Gracias por dedicar parte de tu tiempo a leerlo¡



Resumen: Pendrell ha sobrevivido al atentado que casi le cuesta la vida, su papel en las vidas de Mulder y Scully les lleva a cuestionarse si el error es una jugada del destino, un desacierto de la voluntad o el resultado de la manipulación de los hilos del poder que se encuentran en la oscuridad.



Nota adicional al resumen: En una ocasión leí un de Review de TEMPUS FUGIT – MAX, en el que decía que la muerte de Pendrell era de lo más injustificado y sin sentido, yo pensé lo mismo, pero ahora con EL ENIGMA DEL ERROR justifico porqué CC decidió matarlo, él sabía que si hubiera sobrevivido, se hubiesen podido precipitar los acontecimientos que ahora relato...



Spoilers: Después de TEMPUS FUGIT - MAX  -





EL ENIGMA DEL ERROR



Última escena del capítulo anterior...



Fue así como un Pendrell muy nervioso la desnudó y la acarició, se deslumbró con su hermosura y perdió la cabeza, lo que hizo que después de un corto preámbulo, con movimientos rápidos terminara y cuando Scully vio a un Pendrell muy satisfecho a su lado, en su cama, su mente se despejó y las lágrimas la asaltaron de lleno. Él parecía medio dormido y trataba de abrazarla pero ella se levantó, tomó su ropa y corrió hacia el baño a darse una larga, tibia pero sollozante ducha.



CAPÍTULO II



“Los errores son los umbrales del descubrimiento”

James Joyce



1



Al llegar a la oficina, Mulder parecía haber recuperado parte de su humor habitual. Sus ojos se veían como si al fin hubiera dormido después de mucho tiempo y se notaba un tanto más relajado. Su buenos días fue cálido y la habitual sonrisa afloraba en sus labios. Había tomado una decisión, todo lo vivido en las últimas semanas le llevaba a una inevitable conclusión.



La noche anterior había tenido un encuentro cercano del cuarto tipo con sus sentimientos. Decidió autoanalizarse seriamente, dejar de divagar en torno a unas sensaciones que por no enfrentarlas las sentía vagas e imprecisas, como si fueran más bien reacciones y no sentimientos. Quizá algo de razonamiento lógico – aunque a él mismo le sonara raro -  sobre el tema le permitiera diseccionar su propia alma y clarificar ¿Por qué esos celos enfermizos y profundos que le atormentaban todo el tiempo? ¿Por qué tenía más deseos de asesinar a Pendrell que al mismo Fumador? y ¿Por qué esos ojos azules, ese rostro mafilíneo le atormentaba en las noches de insomnio en las que le era inevitable terminar fantaseando que sostenía un encuentro cercano del quinto tipo con ella?



La palabra "dependencia" sonó decisivamente en su mente. Como buen psicólogo que era siempre se había percatado de cuanto dependía de ella, quizá era por costumbre, o por soledad, esa soledad que había elegido como propia desde el momento mismo en que se casó con su lucha, con su búsqueda incansable de la verdad. Pero había algo más, Dios, algo más, esa mujer desde hacía mucho, mucho tiempo, le generaba sensaciones antes desconocidas, a veces, cuando las miradas se alargaban más de lo necesario o sus alientos se cruzaban, una corriente eléctrica le atravesaba del corazón al estómago, como una onda energética, sutil y espiritual de placer que le obligaba inevitablemente a cerrar los ojos, ante la intensidad de la sensación, “...quizá es lo que la generalidad conoce como mariposas en el estómago, pero por Dios, no soy un adolescente o una chica para estar sintiendo estas cosas”, pensaba habitualmente tratando de ignorarlo. Sin embargo, era consciente de que no concebía su propia vida sin su presencia, no podía pensar en perderla o estar lejos de ella. Eso decisivamente no era normal, de hecho, nadie se lo había inspirado en su vida. Sus sentimientos durante su enfermedad fueron contaminados por la culpa, ya no se daba cuenta si su desesperación por perderla era por lo tanto que le importaba o si era porque la culpa se había instalado en su cabeza, en su corazón, en su torrente sanguíneo, en todas partes, y en su alivio al verla de nuevo sana había bloqueado cualquier racionalización sobre lo ocurrido, seguramente como mecanismo de defensa.



Pero ahora, sin negar que le llenaba de pánico, se confesó a sí mismo, inequívoca e inexorablemente, que la amaba, si, la amaba y lo más fuerte y difícil de aceptar en su investigación exhaustiva de esta verdad interior, era que ese amor que le tenía también se materializaba en su propio cuerpo, antes pensaba que era por su propia perversión que cuando la sentía cerca, muy cerca, esa cercanía le dejaba como huella una excitación que solo lograba liberar en sus noches solitarias, escuchado la voz melosa de la falsa pelirroja de la línea caliente, pero hoy se daba cuenta de que era por amor; las fantasías autoeróticas eran cada vez más frustrantes y la única imagen que le venía a la mente cuando anhelaba una mujer de carne y hueso era la de ella. Si, la deseaba, deseaba tenerla en su cama y desgarrar con sus besos hasta sus más íntimas resistencias a reconocer que ella también le amaba, o por lo menos, eso esperaba. Así debía ser, era el orden normal de las cosas y debían acabar de una vez por todas con la intromisión de Pendrell en sus vidas que él mismo había notado solo dejaba vacío entre los dos.



Pero ese día Scully le rehuía la mirada. Dos, tres veces. ¿Qué pasa? Se preguntaba.



-       Scully, ¿estás bien?

-       Claro, estoy bien Mulder.

-       Lamento decirte que con esa frase has perdido credibilidad Scully,  permíteme no creerte tampoco en esta ocasión.

-       Te lo aseguro, estoy muy bien.



En ese momento sonó el teléfono.



-       Mulder.

-       Hola, soy Pendrell, no digas a Dana que te llamo, tengo algo grandioso que contarte.

-       Escucha, estoy en una charla trascendental con mi compañera de trabajo y ...

-       Precisamente de ella quiero hablarte, necesito compartir mi dicha con un amigo y Mulder, tú sabes lo que he luchado por esto, conoces todos los antecedentes y serías el único que podría compartir esta alegría conmigo.

-       Bien, nos vemos en la cafetería.

-       Pero por favor, no le digas nada, es tan reservada en lo que tiene que ver contigo que quizá se molesta si se entera que eres mi confidente...

-       No te preocupes, seré discreto. - Dijo con voz alterada, muy baja.



Mulder colgó preso de una gran preocupación. Seguramente Scully había aceptado a Pendrell como novio o alguna barbaridad por el estilo. Le sonaba cursi, eso de aceptar como novio, era ridículo, para él el amor era o no era sin etiquetas ni conceptualizaciones adicionales. Pero no, no era posible, Scully era una mujer inteligente como para caer en esas cursilerías. Pero ella, su mirada esquiva, su concentración excesiva en unos papeles que carecían de importancia, era raro, quizá había algo más...



-       Me marcho, han llamado del laboratorio y quieren que vea los resultados de las muestras que dejamos ayer, no demoro. - En parte era verdad, le habían llamado del laboratorio.



2



Pendrell esperaba impaciente. Confiaba en Mulder y quería obtener más información sobre los sentimientos de Scully, pero de alguna forma, intuía que era mejor delimitar territorio con él, explicitarle lo que había sido suyo y por tanto, ya no podía ser tocado. Al encontrarse optaron por ir a una esquina muy apartada, una vez allí un Mulder un tanto temeroso de saber lo que pasaba comenzó la conversación:



-       Bueno, Pendrell, suéltalo, ¿qué ha pasado?.

-       Mulder, anoche estuvimos juntos.

-       ¿Cómo? Claro, sé que ayer tuvieron una sus citas.

-       No, no me entiendes, estuvimos juntos, hicimos el amor, fue maravilloso, nunca creí poder llegar a ser tan afortunado... – dijo con expresión arrobada, como si el éxtasis logrado por ese momento estuviera recreándose con pantalla a color en su mente.



Mulder sintió un escalofrío que le recorría desde el centro de su espalda hacia todo el cuerpo, quedó rígido y sin palabras.



-       ...ella es tan hermosa, tan suave, tan sensual, no lo imaginarías y no podía dejar de compartirlo contigo, a ti te lo debo, muchas gracias amigo.

-       Ehh... la verdad no se que decirte, claro que eres afortunado... – dijo Mulder con voz insegura.

-       Más que eso, soy feliz, aunque no te niego que tengo unas cuantas dudas, - dijo bajando aún más el tono de la voz- tú que la conoces, ella no ha querido hablar hoy conmigo, lo ocurrido fue algo inesperado, no planeado, pero quizá yo, a pesar de todo el amor que le tengo, no la satisfice lo que hubiera deseado... una mujer como ella debe ser muy exigente porque seguramente puede tener al hombre que quiera, pero Mulder, tú como hombre y que además eres psicólogo, puedes comprenderme, sabes... no me quedó claro que ella lo hubiera disfrutado tanto como yo.

-       La conozco, Pendrell, pero más que todo en el plano profesional, no podría decirte lo que ella espera de un hombre, es más, ahora quedo totalmente desorientado al respecto.



Mulder logró soltar con dificultad estas palabras, Scully, su Scully, se había entregado así, tan fácil, a un hombre como Pendrell. Se dio cuenta de que lo había subestimado, el hombre tenía más habilidades de las que pudiera haber imaginado y con una mujer como Scully era imposible pensar que hubiera sido un aprovechado, obviamente para que esto pasara ella debió haberlo consentido. Se sentía traicionado, como si Scully le hubiera sido infiel y este pensamiento logró sacarle una socarrona sonrisa pues era consciente de que ella no le debía fidelidad a él, en este sentido, en absoluto.



Un vértigo comenzó a recorrerle desde la médula y como no se sentía capaz de levantarse de su silla permaneció sentado allí con Pendrell. En un ejercicio torpe de autoflagelación, con la mirada perdida seguía escuchado el relato de cómo se había desarrollado todo hasta llegar al final del que Pendrell estaba tan orgulloso. Por lo visto él estaba dispuesto a darle muchos detalles pero Mulder no estaba dispuesto a escucharlo más.



Tristemente y con un gran esfuerzo se puso de pié e indicó que debía volver a la oficina. Pendrell en ese momento le relataba como ella lo condujo a la habitación, a su habitación, y Mulder sintió como si un recinto sagrado hubiese sido profanado, todo en ella, ella misma, su casa, sus cosas, su pequeño espacio en la oficina, se habían convertido para él en objeto de culto y ahora era otro hombre el que entraba y tomaba los frutos de todo lo sembrado, de todo lo que él sabía que Scully había guardado y ahora se daba cuenta que siempre lo veneró por la secreta esperanza de que fuera para él.



Se despidió y con la mente nublada en medio de sus pensamientos se reconoció como un egoísta, machista y posesivo. Sin siquiera brindarle algo de sus sentimientos había asumido que Scully era suya, su propiedad y ahora que la sentía usurpada por otro, ese sufrimiento se lo tenía más que merecido. Esas palabras “...tan hermosa, tan suave, tan sensual...” resonaban en su mente, era cierto, así era ella, pero él no tenía el beneficio de la experiencia para haberlo comprobado, como si lo tenía ahora Pendrell; entonces se hundió en un sentimiento desesperado por recuperar lo que nunca había poseído, por hacerla suya a costa de lo que fuera, por hacerle el amor con todo el desenfreno posible para borrar las huellas que hubiera podido dejar ese otro hombre en su cuerpo y en su alma. Quería, necesitaba, estaba hambriento de ella, e incapaz de enfrentarla en la oficina tomó otro rumbo hacia un lugar que él mismo desconocía.



3



Scully comenzó a preocuparse pues su compañero de trabajo no regresó después de su supuesta visita al laboratorio. Supuesta porque había comprobado que no había ido por los resultados de las muestras enviadas ya que a ella misma le había tocado ir a recogerlas en la tarde.



Allí mismo se tropezó "casualmente" con Pendrell, quien con cara de estar recordando en ese momento al detalle lo ocurrido la noche anterior le saludó discretamente, indicándole que luego la llamaría por teléfono. Súbitamente al verlo se dio cuenta de que ella también tenía memoria fotográfica, pero solo para los momentos que deseaba arrancar su mente, pues se le repetían las escenas de la noche anterior con una nitidez que la hacía sentirse avergonzada consigo misma. Sabía que no había hecho algo malo, que era una mujer libre con un hombre libre, pero se dio cuenta de que había cometido el error más grave: traicionarse a sí misma, traicionar sus propios sentimientos, sus sentimientos por Mulder.



Pero bueno, finalmente ¿Cuáles eran sus sentimientos por Mulder? Era el hombre más cercano a su vida en los últimos años, quizá estaba confundida, aunque desear a los compañeros de trabajo no es algo de todos los días, es algo que puede ocurrir, con la cercanía y el trato frecuente, una mujer como ella que había acabado prácticamente con su vida social, por tanto necesitada de afecto, se aferraba al hombre que tenía más cerca. Bueno pero si esto era así – pensaba- ¿Por qué no la obsesionaba entonces Skinner? No era tan cercano pero también era su compañero de trabajo, superior jerárquico, transpiraba poder y autocontrol por todo su cuerpo, cumplía con el perfil...¿No? era consciente que con Mulder definitivamente había algo más profundo. Sentía una gran confusión dentro de sí, ¿Qué era lo que había querido comprobar con todo esto? ¿Despertar los celos de Mulder para luego dejarlo abandonado a su suerte? ¿Comprobar quizá, no los sentimientos de él sino los suyos propios?



No soportaba el bullir de su mente en torno a estas ideas, su extremo racionalismo le hacía ocultar sus sentimientos incluso a sus propios ojos y ella se daba cuenta de ello.



Se encaminó a la Oficina de Apoyo Profesional.



Por un momento pensó que su caso era más bien de psiquiatra, al fin y al cabo su problema era con un psicólogo y esto en nada había contribuido a que su relación fuera más clara para ambos, sin embargo, entró; Karen Kosseff como siempre le recibió con amabilidad, Scully era de sus pacientes favoritas, a pesar de que sus visitas las realizaba en las épocas más difíciles de su vida y luego desaparecía, le había hecho un seguimiento muy cercano a su hoja de vida, a sus logros y avances dentro del FBI y a los de su compañero, una pareja muy sui generis, un nudo gordiano que creía ella podría implosionar en cualquier momento.



Invitó a Scully a tomar asiento, ésta se encontraba muy nerviosa, aún no sabía a qué había ido.



-       Hola Dana, me alegra mucho verte tan recuperada de tu enfermedad. Cuéntame, que te trae por aquí.

-       Karen, gracias, en efecto el cáncer remitió hace meses y no he tenido molestias desde entonces. - Después de unos segundos de duda -  he venido por diversos motivos, que convergen en que... siento como si hubiese perdido el control de mi vida... como si lo que me interesaba antes de una forma entendible y clara, ahora sea una gran confusión, he cometido unos errores muy graves últimamente, como si no fuera yo, siempre he tenido claro lo que quiero y hasta donde llegar en cada cosa que emprendo, pero ahora, me he dejado llevar por los acontecimientos...

-       Dana, ¿Esto tiene que ver nuevamente con el Agente Mulder?

-       Uhm.. en parte...- expresó dubitativa.

-       ¿Seguro... sólo en parte? - Dana desvió la mirada hacia el suelo y quedó pensativa, triste, por unos instantes.

-       No... no solo en parte... tiene que ver absolutamente con él.

-       Lo imaginaba. Por favor, precisa más concretamente cuál crees que sea el problema, te aclaro que lo que digas quedará siendo estrictamente confidencial entre nosotras, ni siquiera las más altas jerarquías del FBI pueden pedirme alguna relación de lo que digas aquí.

-       ¿Por qué me lo aclaras? ¿Crees que lo que pueda llegar a decirte es tan grave como para recordarme que cumplirás con las reglas del secreto profesional?

-       Dana, cualquier asunto relacionado contigo y el Agente Mulder tiene interés en las altas esferas del FBI, tu lo sabes, como ellos tienen noticia de que has sido mi paciente me han hecho requerimientos de parte de la Oficina de Conducta Profesional para hablar sobre ustedes, obviamente me he negado, pero todo esto fundado en los rumores que circulan de que probablemente ustedes tengan una relación más que profesional...

-       Sé que circulan esos rumores desde hace mucho tiempo, pero no son ciertos...

-       Pero... quisieras que fueran ciertos... ¿no es así? -Scully quedó sorprendida.

-       No... no lo sé... ese es precisamente el problema – dijo con voz quebrada.

-       Esa dependencia de la que me has hablado antes respecto a él, por tu enfermedad, subsiste...

-       Si, a pesar de que mi enfermedad remitió sigo sintiendo que dependo para vivir de su pasión, de la fuerza y vitalidad que le inspira para luchar sus luchas, por eso ahora estoy más confundida, esa dependencia no era por mi enfermedad, pues ella ha desaparecido y yo siento que necesito a Mulder aún más que antes, como el oxígeno para respirar...

-       Estás enamorada de él....- dijo Karen, a Dana le extrañó que más como una afirmación que como una pregunta – te lo digo así, tan francamente, porque estoy segura de que lo sabes...



Las lágrimas afloraban en sus ojos, guardó un silencio controlado por unos segundos para evitar que se le desbordaran, hasta que finalmente admitió…



-       Si...  lo amo… sólo que para llegar a sincerarme conmigo misma, he cometido un grave error... me he involucrado en una relación con otro Agente del FBI.

-       Y el Agente Mulder, ¿lo sabe?

-       Sabe que salimos, de hecho es amigo suyo, en ocasiones hablan, pero no sabe que yo ya he tenido sexo con él...

-       ¿Y eso es relevante Dana? ¿Lo crees aún cuando sabes que lo que importa es lo que sientes?

-       No... no lo sé, siento que he traicionado a Joseph, pues me entregué en sus brazos pensando y deseando a Mulder, como una evasión, como si fuera una droga que evidentemente dio el resultado contrario. Y creo que me he traicionado a mí misma, al no haber sido coherente con mis sentimientos... Por culpa mía no fue el mejor sexo del mundo, Joseph… hizo lo que pudo pero yo no lo ayudé, no logré concentrarme… o desconcentrarme… en ningún momento me descontrolé y todo fue tan mecánico y rápido… simplemente no logró apasionarme,  fue tan frustrante que quedé con la sensación de que si hubiera sido con Mulder, hubiera sido diferente... Karen, es enfermizo, por eso ahora me siento más anhelante de Mulder, más deseosa de tenerlo y sentirlo, esto está fuera de control… esta mañana ni siquiera pude mirarlo a los ojos, no sé que haré la próxima vez que le vea…

-       ¿Qué crees que piensa el Agente Mulder? ¿Conoces sus sentimientos?

-       No... no los conozco. A veces intuyo como si su sola presencia me hiciera sentir cobijada de amor y ternura, pero mi mente racional reacciona y me bloquea para sentir lo que en muchos momentos me transmite, me desoriento y finalmente no sé si le genero algo más que el sentimiento de amistad usual entre compañeros de trabajo, un tanto más arraigado quizá porque diariamente nos enfrentamos con la muerte y debemos confiar el uno en el otro para sobrevivir.

-       Dana, tu misma tienes tus propias respuestas, eres inteligente y sensible, te sientes vulnerable porque has roto los diques de tu racionalidad tan arraigada, aprovéchalo para acercarte a lo que siente el Agente Mulder, debes enfrentarte a él como debes enfrentar tus propios sentimientos. Y lo más importante, Dana, estás en una etapa de tu vida donde tu feminidad es desbordante y debes aprovecharla, tienes derecho a sentirte mujer a través de tu sexualidad, independientemente de las mismas normas del FBI, y no te sientas culpable por ello.  Solo les recomiendo que tengan cuidado, están detrás de ustedes y al menor error detectable, no dudes que lo utilizarán en su contra.



Scully ya lo sabía, ella misma debía encontrar las respuestas. Lo mejor era enfrentarlo todo, Mulder esa mañana parecía más sereno y afable, eso facilitaría las cosas. Se encaminó a su oficina en el sótano a verificar si Mulder se encontraba allí. Prendió su celular, tenía varias llamadas perdidas de Pendrell, de Mulder, nada. Cuando sonó el teléfono de la oficina contestó ansiosa con la esperanza de que fuera él, corrió a contestarlo y en lugar de quien esperaba, escuchó la voz cálida de Pendrell, que casi en un susurro le dijo "Hola mi amor". Sintió pánico, el la sentía ya como propia, como parte suya, ahora que ella se sentía más lejana que nunca.



-       Hola Joseph, lamento no haber contestado tus llamadas, quería pensar.

-       No te preocupes amor, tienes todo el tiempo del mundo para ello, si quieres nos vemos mañana, quería verte esta noche pero si quieres estar sola, pues...

-       Si, está bien mañana, Joseph, tengo que hablar algo muy importante contigo.

-       Me asustas... ¿entonces mejor nos vemos hoy?

-       No, deberá ser mañana.

-       Está bien - dijo con algo de desilusión.- Oye, ¿me pasas a Mulder? Esta mañana hablamos pero se fue aprisa y me quedó algo pendiente..

-       ¿Hablaste con él en la mañana? Es extraño, salió a ver unas muestras del laboratorio y no regresó.

-       Pues dijo que volvía a la oficina, estaba un poco raro, pero Dana, déjame decírtelo porque si no, el remordimiento no me va a dejar, te confieso que le conté lo ocurrido anoche entre nosotros, no se si te parezca pero es muestro amigo, quería compartir esa felicidad con él.



Scully quedó choqueada. Pensó que Pendrell no podía llegar a ser más estúpido porque no era más grande y su compañero de trabajo que era más grande si era seguramente más estúpido. Dios ¿Donde estaría en ese momento?



-       Fue un error, un grave error, debiste dejar que yo tomara una decisión de ese tipo, después de todo Mulder ha sido más amigo mío que tuyo, esas cosas no son como para estarlas contando a todo el mundo, ahora es que también llames a Skinner y le cuentes, que pongas un anuncio en la red o cartelitos por todo el FBI.- Dijo, muerta de la furia.

-       Amor, perdona, no pensé que lo asumieras de esa forma, Mulder es discreto, prometió serlo, recuerda, es nuestro amigo.

-       Adiós, iré a buscarlo, no sé donde diablos se ha metido.

-       Te ayudaré...

-       No me ayudes más Joseph, ya me has ayudado suficiente.



Scully colgó sabiendo que estaba clara la causa de la desaparición de su compañero, mas no claro el lugar donde se había metido. No contestaba al celular, ni al teléfono... debía ir a su apartamento y si no estaba, esperarlo el tiempo que fuera necesario.





4



Scully se tomó un breve tiempo para pensar antes de tocar la puerta. No sabía que debía decir o hacer, solo sabía que debía verlo, verificar que estaba bien. Aunque los sentimientos de Mulder nunca habían sido claros para ella, sabía que este era un momento de definiciones, si el estaba normal y sin ningún efecto por lo ocurrido obviamente era que no le importaba, lo cual prácticamente, sentía ella, la destruiría, pero no, su súbita desaparición representaba que estaba afectado; entonces si estaba mal era porque probablemente le amaba, pero verle en un estado tal también le haría daño. La única opción que tenía era obtener la verdad, doliera lo que doliera.



Llamó varias veces pero no recibió respuesta. Abrió con su llave, entró en medio de la oscuridad que reinaba en el apartamento y pensó que no había nadie.  Recorrió los pequeños espacios, abrió la puerta de la habitación, el baño... nada. Finalmente, cuando se quitó su abrigo y se sentó en el sofá a esperar, le divisó en una esquina de la sala, sentado en el suelo, él la miraba fijamente, como si de un fantasma se tratara.



-       Mulder...

-       ¿A qué viniste...?

-       Quería comprobar que estuvieras bien, me preocupé pues no regresaste a la oficina. ¿Estás bien?

-       Por supuesto, - lo dijo irónicamente, con un tono un tanto resentido.

-       Yo... entonces me marcho... perdona, no quise molestarte.- dijo acobardada.

-       Scully ¿Por qué?



Ella le dirigió una larga mirada que fue sostenida fuertemente por él. Sabía a lo que se refería, debía enfrentar la verdad.



-       Lo hice por muchos motivos, por soledad, por desamor, por un dejarme llevar por las circunstancias por primera vez en mi vida...

-       ¿Lo amas?



Un silencio largo les cubrió de repente. Los dos sintieron como si el velo largamente sostenido con la voluntad férrea de ocultar lo que sentían, se estuviera rasgando y cada uno sangrara por él.



-       No, no lo amo.

-       ¿Entonces... cómo...?

-       Es difícil de explicar Mulder, quizá aquí el sexo sea lo menos importante, sucedió por muchas razones pero lo significativo es que ello representa como me sentía: sola, menospreciada, quería hacerme evidente a mí misma que sigo siendo una mujer, porque los últimos años de mi vida me he sentido como una Agente, como una médica, como una amiga, pero no como una mujer...

-       Y eso lo solucionas acostándote con cualquier tipo, además amigo mío.

-       Mulder, te lo he dicho antes, es mi vida...

-       Si, pero también es...  es...



A Mulder le costaba un gran esfuerzo terminar su frase, sabía que debía hacerlo, no tenía otra opción, porque de otra forma ese abismo, ese vacío que sentía en su interior se volcaría en furia, no contra ella, contra sí mismo, por su incapacidad de hacer sentir a Scully, no como una profesional o como una amiga, sino como una mujer durante tantos años. Ella misma lo había dicho, prácticamente se lo había reprochado y el recibía el dardo con su pecho en pleno porque lo merecía.



-       ...es... también es mi vida Scully, desde hace mucho tiempo, toda tú, eres también mi vida. Se que el hecho no es que hayas tenido sexo o no con Pendrell, el hecho es hasta que punto yo mismo te llevé a ello, sin darme cuenta.

-       Mulder, debo reconocer que me dejé llevar... por.. muchas cosas que tienen que ver contigo; pero no por tu culpa, sino por mi frustración ante nuestra incapacidad de aceptar... que entre los dos se mueve algo más... por lo menos por mi parte.



Scully tuvo que recurrir a toda la valentía que le quedaba para reconocer, aunque vagamente, las verdaderas causas de su búsqueda de afirmación. Mulder se puso de pié y se acercó a ella, con un respeto reverente que le impedía tocarla, pero con la necesidad de invadir su espacio personal aunque fuera tangencialmente.



-       Scully, no sabes, no tienes idea de lo que ha pasado por mi mente desde que hablé hoy con Pendrell, pensé que tu relación con él era una broma, un chiste de tu parte para que te demostrara mis celos como lo he estado haciendo de una forma muy torpe todo este tiempo, para mí el sexo si es relevante, porque me llevó a pensar que Pendrell es más importante para ti de lo que yo pensaba, - suavizando un poco la voz, con lágrimas en los ojos,  dijo - y es algo que no acepto, no puedo aceptarlo, porque ese espacio en tu vida, esa persona llamada a hacerte sentir una mujer, soy yo Scully, y aunque haya querido negármelo por mucho tiempo, aunque, lo reconozco, haya luchado contra ello, ahora lo entiendo todo, te amo, por Dios, te amo, no puedo evitarlo, - y acercándose mucho más - no quiero evitarlo, es lo más hermoso que Dios me pudo haber mandado para expiar mis culpas, aunque suene paradójico, es hermoso como lo eres tú misma, pero es doloroso y me duele hasta no poder más... hasta... perderme en tus ojos que no se si me mirarán como yo los miro, en tus labios que deseo besar con todas mis fuerzas...



Dana Scully quedó anonadada, Fox Mulder frente a ella, desvalido, desecho, porque la amaba, frente a ella, declarándole su amor... movió la cabeza y se llevó las manos a los ojos para romper con la imagen alucinante de su compañero, al mismo tiempo que deseaba abrazarle... deseaba exorcizarle de todo su dolor, pero una gran una duda la invadió.



-       Es eso Mulder, precisamente ¿Por qué luchar contra ello tanto tiempo?, como si consideraras que amarme es una maldición...

-       Si es una maldición, pero no para mí Scully, el que yo te ame es una maldición para ti,... todos los seres que he amado han estado marcados por un destino doloroso, me he dado cuenta de ello desde hace mucho tiempo, si no quise aceptarlo fue por protegerte... por protegerte de mí, de mi amor. Porque si llegaran a enterarse aquellos que son nuestros enemigos, te harían daño para utilizarlo en mi contra, ya lo han hecho.

-       ¿Y qué cambia ahora para que hayas superado tus temores? - Dijo algo resentida.

-       Cambia que me aterroriza pensar que pueda llegar a perderte, en este caso todo mi egocentrismo se desborda y me vuelvo tan territorial como un animal salvaje. - El dijo estas palabras con suavidad, embriagado de ternura hacia ella. – Scully, te amo como no pensé que se pudiera amar en la vida y ante las circunstancias, pasara lo que pasara, debía decírtelo. Y si tu me amas, creo que nos merecemos ser felices. Pero Scully, lo más importante, de lo que depende todo es... ¿me amas?...



Ella guardó silencio por un momento que Mulder sintió eterno, Scully vaciló ante tantas dudas, culpas y temores, pero este era el momento, quizá no ambientado con música de arpas o violines, pero era ahora o nunca, por ello al fin, entre lágrimas, lo confesó...



-       Con todo mi corazón...



Mulder respiró con alivio, pero la preocupación se reflejó en su rostro cuando vio a Scully muy enfadada, nada coherente con lo que le acababa de decir.



-       Pero eso no es suficiente Mulder,¿Cómo es posible que nos pasara esto? – conteniendo las lágrimas continuó– prefiero que sigamos siendo amigos, olvidémoslo... es mejor para mí contar con tu amistad siempre a...

-       Seguiremos siendo amigos Scully, aún amándonos ¿Crees que esto va a destruir esta amistad que ha pasado pruebas de fuego en todos estos años? Scully eres mi amiga, mi mejor, mi única amiga y nunca dejarás de serlo... pero he descubierto que nuestra amistad se ha forjado de amor, o que nuestro amor se ha forjado de amistad, la relación que hemos llevado nunca hubiera sido lo mismo, tan profunda y tan arraigada, si en algún momento no se hubieran despertado estos sentimientos, y lo único que te pido es sincerarnos, de qué nos sirve una amistad en la que nos encubrimos lo más importante, en la que nos contenemos y nos negamos lo que desde hace mucho nos piden nuestros propios deseos, lo más coherente, lo más fiel a esa amistad con todo el respeto que merece, es que la honremos con la verdad...



Sin embargo, eran tantas las ideas que se agolpaban en la mente de Scully, "...quizá sea mejor hablar cuando yo recupere al cien por ciento mi capacidad de razonar..." - pensaba, por ello impulsivamente quiso salir del apartamento, tomó su abrigo pero cuando se giró para marcharse, Mulder la tomó por los hombros, como en aquella noche hace muchos años, en el Círculo Polar cuando la retuvo para examinarla y verificar que no se encontrara contagiada con la espeluznante larva, y ahora, como en aquel momento, el despejó suavemente  los cabellos de su nuca, no para palparla como en aquella ocasión, sino para besarla suave, lentamente.



Una corriente eléctrica circuló por la columna vertebral de Dana. Dejando escapar un gemido rememoró esa noche cuando ella le revisó y el a su vez, la nuca y los hombros, fue una inspección profesional extrañamente cargada de excitación, esa excitación primaria que cada uno por su lado interpretó como natural e instintiva, pero nunca imaginaron que era un presagio de los sentimientos que les embargarían en algún momento de sus vidas.



Mulder no pudo contenerse y en esa posición, abarcándola de espaldas a ella, comenzó a acariciarle los pezones por encima de la blusa. Dana por un momento se olvidó de todo y disfrutó del placer de sentir sus caricias, los corrientazos le recorrían el cuerpo cuando él le mordía suavemente primero y apasionadamente después, el cuello y la parte más sensible del principio de sus hombros y los saboreaba con su lengua.



Ella buscó lucidez donde creyó que ya no la encontraría y se soltó del abrazo, se giró y enfrentó los ojos de Mulder, llenos ahora de una excitación que nunca esperó contemplar, luminosos, salvajes y primitivos. Quedó paralizada, Fox Mulder, un hombre con el alma atormentada por el pasado y por la culpa, le había robado un momento de felicidad a la vida. Lo veía tan hermoso, tan masculino, tan incesantemente obsesivo por ella, no por un caso, por un misterio o por una verdad escondida, sino por ella, que hubiera querido darse por entero y ser fuente de felicidad para ese ser que tanto amaba, pero necesitaba claridad en la decisión que iban a tomar, con él no podía permitirse un error, era demasiado importante para ambos.



-       Mulder, si cedemos ahora luego nos será imposible retroceder... no admitiré que luego, por todos esos temores y culpas contra los cuales has luchado, quieras volver las cosas al estado anterior, sería imposible para mí…

-       ¿Por qué negárnoslo, si es lo queremos? ¿Por qué nos autocastigamos privándonos el uno del otro? Somos inteligentes Scully, podemos manejarlo, podemos continuar con nuestra lucha y estar más unidos que nunca, seremos más fuertes y nadie podrá contra nosotros, te lo juro.



Su voz temblaba, aunque su mente todavía razonaba se sentía enajenado por el deseo, pero lleno de una nueva fuerza ahora que sabía que ella le amaba; no podía negar que sus argumentos eran ya desesperados, de alguna forma sentía que este momento era único e irrepetible, y si lo dejaba pasar… perdería la oportunidad para siempre, una oportunidad que quizá Pendrell o algún otro si aprovecharía.

-       ¿Y que haré con Pendrell? Desde anoche mismo tomé la decisión de enfrentarlo con la verdad... que no lo amo... pero si se entera de que somos algo más... lo lastimaría demasiado.

-       Debes decirle que lo dejas, pero no decirle los motivos. Debemos preservar nuestra posición en el FBI, el proyecto de los Expedientes X y minar la labor del Sindicato son prioritarios para nosotros. Nadie debe saberlo... – Mulder estaba sorprendido de sí mismo, no pensó que en un momento como este pudiese llegar a ser tan calculador.



Él se atrevió nuevamente a abrazarla. Ella se relajó en sus brazos y sollozó contra su cuello, reconfortada más por el abrazo que por sus palabras. Anhelante, él la acercó más, tomó su rostro entre las manos y comenzó a acariciarle las sienes, le besó los cabellos y levantó su mentón para acercarse a sus labios, comenzó con un leve roce, deseaba excitarla hasta la desesperación para sentir que ella le anhelaba tanto, tan enloquecedoramente  como él a ella, tomó entre sus dientes su labio inferior y sintió en su propia piel el escalofrío de ella, una primera ola de placer la había recorrido, motivado se apoderó de la carnosidad de sus labios, ella instintivamente abrió su boca para dejarlo entrar, pero él se contuvo, con su lengua lentamente bordeó sus labios sin introducirse en ellos, cuando de pronto ella no soportó más espera, de puntillas tomó de la base del cuello a Mulder, lo atrajo hacia y se introdujo en su boca, con habilidad atrapó su lengua, la sintió granulada, fresca, bebió su sabor e invasivamente se apoderó de ella, sintiendo ambos la electricidad, la eternidad e infinitud de ese encuentro, imposible de ser olvidado, imposible de ser descrito.



Súbitamente los temores se disiparon, se sintieron tan cómodos como si hacer esto fuera parte de su cotidianidad, cada uno sentía una confianza tan plena en su acompañante, tan libres para sentirse y saborearse, que se dieron cuenta que ésta confianza resultaba útil no solo en los momentos de peligro.



Él la levantó hasta llevarla a su habitación y depositarla suavemente en la cama.



-       Por fin le encuentro sentido a tener una cama en mi apartamento, Scully.

-       Que bueno que yo contribuya a darle sentido a algo en tu vida... - dijo ella, sonriendo ya más tranquila y relajada, mientras le besaba nuevamente.



Dieron una cuantas vueltas en la cama jugando y riendo, sintiendo sus labios y degustándolos por primera vez en sus vidas. De pronto el la miró fijamente, se detuvo, quiso estar seguro de lo que ella deseaba. Ella se lo dijo todo con la mirada, con sus manos que le acariciaban atrevidamente y que comenzaron a desabrocharle la camisa, se lo dijo con su boca que le buscó con desespero y se aferró a él como si hubiese encontrado el Eslabón Perdido, o el Santo Grial... Entonces él lentamente, controlándose con dificultad, desabrochó los botones de su blusa, se deshizo de ella con ansiedad y con la habilidad de un buen amante desabrochó su sostén, maravillado por tener acceso a sus espacios más recónditos, extasiado con su belleza escondida, con sus olores y sabores recién descubiertos.



Scully con un movimiento rápido lo dejó sin su camisa, los torsos desnudos de ambos se encontraron en un abrazo en que cada uno sentía el contacto quemante del otro, el pecho de Mulder hacía cosquillas a los senos de Scully en un roce enloquecedor que les obligó a despojarse rápidamente del resto de ropa que les estorbaba. Una vez desnudos se abrazaron nuevamente, enrollaron sus piernas para sentir el contacto más cercano, para acercar las humedades que se desbordaban, para enlazar las lenguas que se encontraban y se perdían en medio de los sabores intensos y salados.



Ella desde hace mucho tiempo tenía una fijación con los brazos de Mulder, fuertes, con una musculatura dura y suave, aunque era la parte de la anatomía de Mulder que más había visto durante estos años además de su cara, o quizá por eso mismo, siempre había deseado morderlos, acariciarlos, sentirlos con su boca. Era uno de los impulsos más difíciles de resistir que tenía en las breves oportunidades que tuvo de contemplarlos, y como era obvio, aprovechó este momento para saciarse, no solo de sus brazos, sino de su pecho, su abdomen duro y suave, su entrepierna tan sensible...  su pene, bello, erguido e imponente, que saboreó encontrándolo dulce y salado al mismo tiempo, húmedo e intenso.



Él se tomó un tiempo en los senos de Scully,  redondos, con el tamaño perfecto para las proporciones de su cuerpo, con pezones sonrosados con los que quedó embelesado por el efecto que producía en ella el succionarlos con sus labios y acariciarlos con su lengua. Secretamente sentía que debía ser mejor que sus antecesores, que Pendrell especialmente, no tenía referencia de como se había sentido Scully con él y nunca se atrevería a preguntarlo, tenía el escondido temor de ser comparado y por eso sus sitios preferidos eran aquellos que le generaran a Scully gemidos de placer. Por ello se detuvo en su vientre, en su ombligo, en sus muslos suaves y tersos, en la humedad de su vagina, apetitosa, mullida y suave, donde su lengua encontró el reposo y la satisfacción de arrancarle a ella insospechados espasmos de placer.



Sus miradas se encontraron en el acuerdo de que estaban ante un límite nunca antes tocado, ella entreabrió sus piernas y suavemente ayudó a Mulder a introducirse dentro de ella, cuando se sintieron unidos en ese contacto tan íntimo, tan completo e intenso, se quedaron quietos para eternizar el momento, después de unos segundos Mulder, respirando con agitación se acercó a sus labios para besarla y comenzaron a moverse con un ritmo acompasado que se fue tornando salvaje, ya muy cerca, se miraron intensamente a los ojos, y cuando Mulder la sintió sacudirse con los espasmos del orgasmo, se soltó dentro de ella. Sus gritos sacudieron su propios cimientos, nunca creyeron que fuera posible obtener tanto placer de un solo momento, un momento antes lejano e inalcanzable.



Se separaron lentamente, ella se acostó a su lado, relajada, pensativa, cansada, con la mirada perdida en el vacío que la hacía ver tan hermosa en medio de la luz de penumbra, que Mulder no pudo apartar sus ojos de ella, mientras sentía frío por dejar de tener su contacto...



-       Mulder, no quiero ayudar a patologizar tu egocentrismo, pero debo decirte algo...



Mulder calló, un tanto asustado.



-       ... nunca, nunca me había sentido igual... fue... impresionante.



Mulder sonrió, aliviado ¿Cómo podía haber sabido esta mujercita que eso era lo que él necesitaba escuchar? La atrajo suavemente y la recostó sobre su pecho, ella sobre él, así sintió volver el calor a su cuerpo y la abrazó acariciándole la espalda mientras le hablaba cálidamente.



-       Scully, creo que corro el riesgo de haberme vuelto adicto a ti, no soporté ni dos minutos que estuvieras alejada de mí diez centímetros...

-       En ese caso, creo que puedo volverme tu proveedora de drogas... – observó ella sonriendo, mientras se acercaba a su boca y se perdían en un beso intenso, que les reavivaba nuevamente la pasión.



.............................. ...............



Entre tanto, un hombre viejo con un humeante cigarrillo observaba por un monitor de circuito cerrado lo que ocurría en la habitación de Fox Mulder. El viejo fumador sonreía con satisfacción mientras, orgulloso, decía:



-       Por fin el zorro ha cazado a su presa.



.............................. ....................





Esta historia continuará...





feedback = Sí/Yes

email = saranya.xARROBAgmail.com