Nombre del Fanfic: NEVER BE THE SAME AGAIN
Capitulo: X
Autor: Lourdes B y Very E
Dedicado a: Pues quiero dar gracias todas las que estuvieron pendientes de este fic! Espero que hayan disfrutado leerlo tanto como yo hacerlo junto con mi amiga Very! Va por todas las lectoras
Clasificacion: Sleeping Bags
Romance
Fanfic: Scully estaba parada delante de Mulder, advertía el asombro en los verdes ojos de él. Había ido allí llena de decisión, pero a medida que transcurrían los segundos, la confianza en si misma se desvanecía y los nervios hacían presa de ella, provocándole un nudo en el estómago.
Respiró profundo y habló, su voz aparentó más tranquilidad de la que sentía.
S: Escúchame, Mulder, no digas nada, sólo déjame hablar – le pidió – Sé que me comporté como una estúpida, que reaccioné exageradamente, pero debes saber que no dudo de ti, ni de tus sentimientos. Tienes todo el derecho a sentirte herido, yo me habría sentido igual en tu lugar, pero no tienes derecho a negarme la oportunidad de explicarte lo que sentí al verte abrazando a April.
M: Ya te dije…
S: Por favor, déjame terminar – lo cortó ella con ojos implorantes – Mulder, sé que no eres la clase de hombre que haría las cosas de las que te acusé, y sé que me amas.
M: Entonces, ¿por qué reaccionaste así? – no pudo evitar preguntar.
S: Porque nunca creí que te fijaras en mi de esa forma, cuando me dijiste que me amabas, fue como tocar el cielo con las manos, pero al verte con ella, me invadió el miedo, me dije a mi misma que todo había sido una ilusión, que tenía razón al pensar que nunca podrías mirarme como a una mujer, que tú no me amabas, que sólo había sido algo momentáneo, que seguramente te habrías arrepentido.
M: Scully, ¿Cómo pudiste pensar eso? – el asombro se reflejaba en su tono de voz. Ella bajó la mirada.
S: Ambos sabemos que no soy el tipo de mujer que te atrae, Mulder – le dijo mirando el suelo.
M: ¿De qué estás hablando? – preguntó confundido.
S: ¿Hace falta que te lo explique? – preguntó mirándolo a los ojos.
M: Sería interesante saber cual es el tipo de mujer que crees que me gusta – al ver que él no se lo pondría fácil, ella volvió a bajar la mirada y suspiró.
S: Alta, morena, sexy, sofisticada – tomó aire tratando de que no se le cortara la voz – Mujeres bien dotadas, cualidades todas que yo no poseo. – por fin lo había dicho, sentía que se había sacado un peso de encima, aunque el silencio de Mulder la intranquilizaba un poco, a decir verdad, bastante.
M: ¿Sabes algo? – Por fin habló – Jamás imaginé que se tratara de algo así – se acercó a ella un poco – Mírame, Scully – ella no sé movió y él le levantó la barbilla con un dedo, obligándola a enfrentar su mirada verde – Quiero que me veas a los ojos cuando te diga que para mi eres la mujer más hermosa del mundo – sonrió al ver su expresión de sorpresa - ¡Por Dios, Scully! ¿Acaso no sabes que eres perfecta?
S: Yo… - las palabras murieron en su garganta cuando él atrapó sus labios en un beso dulce, lleno de ternura. Ella suspiró, extasiada cuando la lengua de él lamió sus labios.
M: ¿No sabes que adoro cada parte de ti? – Preguntó acariciando su mejilla con el pulgar – Adoro tu piel de marfil, y tus labios – gimió - ¡Santo Dios! Tus labios deberían estar prohibidos – dijo pasando un dedo por el labio inferior de ella. Él apartó la mano y volvió a apoderarse de su boca, para luego dedicar su atención a su cuello – También amo tu cuello – dijo mientas lo lamía y lo mordisqueaba suavemente – Parece porcelana – sus labios descendieron hasta el espacio entre los senos, pasó su lengua por allí, dejando a su paso un rastro de saliva y fuego, mientras le desataba el cinturón de la bata y la apartaba para dejar su piel al descubierto, besó y acarició sus senos por sobre el encaje rojo del sostén, ella se retorció y gimió.
S: ¡Mulder, por fa…!
M: ¡Shhhh! – él la interrumpió – No hables, Scully, sólo escucha, déjame que te diga lo hermosa que eres – le dijo mientras le sacaba completamente la bata, dejándola caer al suelo y le desprendía el sujetador, liberando sus pechos de su confinamiento – lo bellos que son tus hombros – decía al tiempo que los acariciaba – Y lo perfectos que son tus pechos – por fin posó sus manos ahí, abarcándolos un momento, para luego frotar suavemente los erectos pezones con los pulgares, sintió como se le doblaban las piernas a ella, y la sostuvo por la espalda para impedir que cayera de rodillas, la cargó en brazos y la depositó en la cama, recostándola contra la almohada, se acostó a su lado y la contempló un momento, con los ojos llenos de adoración, agachó la cabeza y tomó un pezón entre sus labios, susurrando palabras dulces mientras lo lamía con delicadeza, provocando que ella se arqueara de excitación y enredara lo dedos en su pelo, revolviéndolo y tirando de él con frenesí, él continuó su camino descendente – también tu estómago es hermoso – su lengua trazó un círculo caliente alrededor del ombligo, ella no podía hablar, sólo gemía y movía la cabeza de un lado al otro, él la despojó de la braguitas – Toda tú eres preciosa, Scully - dijo escondiendo la cabeza entre sus piernas, apartó los pliegues que escondían su feminidad y frotó el clítoris en círculos con un dedo, para luego reemplazarlo con su lengua, succionó y mordió el pequeño botón erecto con habilidad a la vez que introducía un dedo en su cálida humedad, y después otro, metiéndolos y sacándolos con un ritmo enloquecedor, levantó un instante la cabeza para observar la reacción de ella, que gimió y se arqueó contra su mano.
S: ¡Dios! Ya no puedo resistirlo más, Mulder, ¡por favor! – le pidió con voz ronca.
M: No te resistas, deja que llegue – volvió a bajar la cabeza y aceleró el ritmo de su dedos, escuchó que ella gritaba su nombre mientras todo su cuerpo se contraía, alcanzando por fin la liberación.
Mulder acercó su cara a la de ella y la miró a los ojos, ambos respiraban con dificultad.
M: ¿Te he dicho que eres hermosa? – ella sonrió y lo besó. La erección de él presionaba contra su cadera, evidenciando el estado de excitación en el que se encontraba.
S: Tú también eres hermoso – le dijo empujándolo hasta acostarlo de espaldas, él la miró con el ceño fruncido.
M: Yo no soy hermoso, soy masculino – le dijo fingiéndose ofendido, ella rió y se colocó sobre él, lo besó con pasión.
S: Está bien, no eres hermoso, pero eres guapo – le dijo enterrando la cabeza en su cuello, frotando su nariz contra él, para luego depositar pequeños besos húmedos, él suspiró con fuerza cuando la boca de ella atrapó uno de sus pezones, lamió todo su musculoso pecho, mientras sus manos bajaban en busca del nudo de la toalla, la apartó y contempló su formidable masculinidad, los ojos de ella despidieron chispas de deseo, se derretía de pensar que estaba así por ella, y se sintió poderosa al saber lo que era capaz de provocarle.
Tomó su erección en una mano y lentamente comenzó a moverla de arriba abajo, él contuvo la respiración cuando ella lo tomó con la boca, lamiéndolo desde la base hasta la punta, enloqueciéndolo de placer, cerró los ojos y apretó los labios.
M: Scully – dijo entre jadeos – debes detenerte, ya no podré…
- soltó un gemido ahogado y recurriendo a toda su fuerza de voluntad la tomó de los hombros y la atrajo hacia él, la besó con ansias y la acostó debajo de su cuerpo apoyando la frente en la de ella – Quiero estar dentro de ti, te necesito – dijo con voz ronca.
S: Yo también te necesito – estaba completamente excitada y húmeda otra vez – Ya, Mulder.
Él la penetró de una sola vez y se mantuvo quieto un momento, acostumbrándose al cálido interior, comenzó a moverse con lentitud, dentro y fuera, incrementando el ritmo con cada una de sus embestidas, ella le clavó las uñas en los hombros, levantó las caderas y le rodeó la cintura con las piernas, profundizando así la unión, el se tensó y gritó el nombre de ella cuando le llegó el ansiado orgasmo, pero no dejó de moverse.
S: ¡Mulder…! – gritó y se arqueó todavía más contra él cuando estalló en una ola de placer que la dejó agitada y temblorosa.
Mulder se retiró de ella suavemente, casi con renuencia, la atrajo hacia su pecho y ella se acurrucó contra él que le acarició la mejilla y le apartó un mechón de cabello húmedo de la frente.
M: ¿Sabes? – Dijo pensativo – Aun no te he dicho que es lo que me parece más hermoso de ti – ella levantó el rostro y lo miró.
S: ¿Qué? – preguntó intrigada.
M: Tus ojos – contestó – son como dos lagos cristalinos en los que podría sumergirme y perderme para siempre – hablaba casi con reverencia – Sería feliz con sólo poder vivir eternamente en tus ojos.
S: ¡Te, amo! – le dijo con la mirada húmeda – Lamento haberme portado como una tonta, de verd…
M: No, Scully, eso ya pasó, lo importante es que estamos juntos ahora y que nos amamos, porque te amo, no lo dudes, y tampoco dudes de tu belleza, porque eres infinitamente bella, pero no es por eso que te amo – le dijo con seriedad – Te amo porque iluminas mi existencia, porque eres real, Scully, eres lo único verdadero que hay en mi vida. – ella lo miraba con los ojos anegados en lágrimas. Se incorporó un poco y lo besó con infinita ternura.
S: ¡Te amo tanto, Mulder! Tú también eres mi verdad, no sé qué habría hecho si te hubiera perdido, yo…
M: Pero no me perdiste – la interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios – me alegra que hayas decidido confiarme tus temores, aunque tarde o temprano yo habría ido a buscarte.
S: ¿Habrías ido a buscarme después de la manera en que me porté? – preguntó asombrada
M: Por supuesto, yo no puedo vivir sin ti, jamás te dejaré ir – declaró solemnemente, mientras depositaba pequeños besitos por todo su rostro, la estrechó más fuerte y los cubrió a ambos con la manta, ella apoyó la cabeza en su pecho y bostezó, el sonrió pensando que seguramente esa noche dormiría como un bebé.
Eleven Motel 6.50 a. m.
Scully se despertó rodeada de calor, un calor increíblemente placentero, proveniente del cuerpo de Mulder que la rodeaba con sus brazos como si no quisiera dejarla ir ni en sueños, una sonrisa de felicidad se dibujó en los labios de ella, lo contempló dormir un momento, parecía un niño, se veía tan en paz que trató de zafarse de su abrazo con la mayor delicadeza para no despertarlo, pero en cuanto puso los pies en el suelo, él se despertó.
M: ¿A dónde crees que vas? – preguntó somnoliento.
S: Al, baño, a darme una ducha, es hora de levantarse, pero tú puedes quedarte en la cama hasta que salga del baño – se inclinó sobre la cama para darle un fugaz beso en los labios, lo que Mulder aprovechó para atraparla por la cintura y tumbarla junto a él otra vez.
M: No quiero levantarme – protestó haciendo un gesto gracioso – y no quiero que tú lo hagas tampoco – la besó con pasión – de hecho, propongo que no salgamos de la cama en todo el día ¿Qué te perece? – preguntó con vos suave y sensual. Ella sonrió con indulgencia.
S: Me parecería maravilloso, Mulder, si no tuviéramos que trabajar – el suspiró con resignación y la soltó luego de darle un pequeño beso en la frente.
M: ¿Sabes que eres una aguafiestas, verdad? – ella se rió como hacía tiempo que no reía y se dirigió al cuarto de baño.
S: Tal vez, pero míralo de esta forma, entre más pronto terminemos con lo que vinimos a hacer, más pronto podremos volver a casa y disfrutar de unos días de descanso, y te aseguro, Fox Mulder, que no te dejaré salir de la cama en todo ese tiempo – le dijo haciendo un gesto tremendamente sexy, lo que provocó que él saltara de la cama y se dirigiera hacia ella, pero antes de que la alcanzara ella entró al baño riendo, cerró la puerta y puso el cerrojo.
M: ¡Bruja! – Le gritó con cariño – ya verás cuando estemos de vacaciones, no creas que no te lo haré pagar, porque lo haré.
S: Eso espero – le dijo desde el otro lado de la puerta y se metió en la ducha sonriendo.
Ciro’s Dinner 8.30 a. m.
Mulder Y Scully estaban sentados frente a un nutritivo desayuno, nutritivo y frío, desde que salieron del motel no habían parado de hacerse arrumacos, acariciarse, besarse, parecían dos adolescentes enamorados, Scully bajó la mirada y la depositó en sus manos entrelazadas sobre la mesa, sonrió y miró a Mulder, que no dejaba de contemplarla como si quisiera estar seguro de que ella no era un espejismo.
S: Mulder, si no comemos pronto el desayuno se va a enfriar – dijo soltando su mano y tomando la taza de café, en cuanto lo probó hizo un gesto de desagrado – Creo que es demasiado tarde, esto está helado. - El se rió.
M: Lo siento, es que no puedo mantener mis manos alejadas de ti, me tienes completamente hechizado, pequeña bruja – le dijo con voz sexy – Podríamos reportarnos enfermos y volver a mi habitación – sugirió levantando la ceja.
S: ¡Eres insaciable! – se rió.
M: Nunca tendré suficiente de ti – de pronto se puso serio - Lo sabes ¿verdad? – preguntó tomando otra vez su mano entre las suyas y acariciándosela con delicadeza.
S: ¿De qué hablas? – lo miró a los ojos intrigada.
M: De si sabes que lo eres todo para mí, que nada tiene sentido si no estás conmigo – la miraba directo a los ojos, ansioso por hacerle saber como se sentía. Ella sonrió, su mirada cristalina cargada de amor por ese hombre que la observaba como si ella fuera una aparición divina.
S: Lo sé, Mulder, porque tú significas lo mismo para mí – él soltó el aire y se inclinó sobre la mesa para darle un beso largo, lleno de amor y de ternura, se separaron, Scully estaba sonrojada y miraba de reojo a su alrededor.
M: Tranquila, Scully, nadie está mirándonos, además no creo que vayan a ir a decírselo a Skinner – le tomó el pelo mientras se ponía de pie – Creo que es hora de trabajar, iré a pagar el desayuno.
Se dirigió hacia la caja para pagar, Scully se levantó también y caminó hacia la puerta de salida, donde lo esperó, él llegó hasta ella, abrió la puerta y la sostuvo para que pasara primero, una vez en la calle la atrajo hacia si y pasándole una mano por detrás de la nuca la besó con pasión durante varios segundos y la soltó dejándola desorientada y con la respiración agitada.
M: Creo que ahora si había gente mirando – le susurró al oído, con una sonrisa traviesa en los labios, ella lo miró fingiendo enojo.
S: Eres un… -pero no pudo terminar, porque él la tomó de la mano y tiró de ella hacia el coche.
Sótano del FBI 9.15 a. m. dos días después.
Los dos agentes habían regresado a Washington el día anterior y se encontraban sentados revisando el informe del caso que debían entregarle a Skinner esa misma mañana, Scully levantó la vista y miró a su compañero.
S: No puedo creerlo, Mulder, por una vez no hemos discutido sobre la posible naturaleza del caso. – dijo gratamente sorprendida.
M: Bueno, tal vez se deba a que ahora si nos entendemos en todos los niveles posibles – la miró con gesto insinuante.
S: Si eso significa lo que creo, ni sueñes con que ahora voy a empezar a creer en hombrecitos grises – le dijo riendo.
M: ¡Oh! ¡Que decepción! – Le dijo haciendo un puchero – Y yo que pensaba llevarte a explorar una nave espacial enterrada en el hielo en nuestras vacaciones.- ella abrió los ojos como dos platos.
S: Dime que estás bromeando, por favor – le pidió. Él no pudo aguantar la risa ante la expresión de ella, por lo que Scully soltó un juramento, se levantó y se abalanzó sobre él. – Eres un malvado – le dijo y lo besó en los labios con dulzura, pero Mulder se aferró a ella y se apoderó de su boca convirtiendo el beso tierno de ella en uno ardiente, lleno de pasión. El sonido del teléfono hizo que se separaran, aunque no sin algo de renuencia, con las respiraciones agitadas. Scully tomó el tubo.
S: Scully – contestó tratando de que su voz sonara normal – Sí, señor, estaré ahí en seguida – colgó y se volvió hacia Mulder. – Skinner quiere que suba a su despacho ahora.
M: ¿Tú sola? – preguntó extrañado.
S: Si, no tengo idea de qué es lo querrá hablar conmigo a solas – él le acariciaba la cintura sin ninguna intención aparente de soltarla – Y si no voy ahora mismo no lo sabré - miró significativamente la mano de él alrededor de su cuerpo, Mulder se dio cuenta y la soltó.
M: No creo que quiera regañarte, Scully, para eso siempre me tiene a mi – le dijo con una sonrisa. Ella se agachó y le dio un fugaz beso en los labios.
S: Te veré en un rato – y salió camino a la oficina de su jefe.
Despacho de Skinner 15 minutos más tarde
Scully golpeó la puerta del despacho y entró, Skinner la esperaba sentado ante su escritorio, revisaba unos papeles, parecía el expediente de algún caso. Levantó la vista y le indicó con un gesto que tomara asiento.
Sk: Buenos días, Agente Scully – saludó con tono formal.
S: Buenos días, señor.
Sk: Agente, seré breve, se requiere de su ayuda como forense en un caso de suicidio en masa, todos los integrantes de una secta religiosa se suicidaron anoche y nadie parece poder identificar la sustancia que usaron para ello, todo lo que tiene que hacer es realizar las autopsias y tratar de descubrir con qué se envenenaron, así que si esta de acuerdo, esta misma tarde debe tomar un vuelo a Texas – Scully abrió mucho los ojos.
S: ¿Texas? – Preguntó – Señor, acabo de llegar de otro viaje, apenas si he tenido tiempo para descansar, además ¿Por qué yo? – preguntó con cansancio.
Sk: Porque es una de las forenses mejor preparadas del FBI, y porque el agente a cargo del caso la solicitó, pero si se siente cansada, le diré que solicite a otra persona – la miraba extrañado, no era normal que ella se negara a realizar un trabajo que él le encomendaba, y no se la veía cansada, a decir verdad sus ojos reflejaban fastidio y cierta decepción.
S: No, señor, no estoy cansada, lo haré – suspiró – es sólo que tenía pensado solicitar unos día de vacaciones.
Sk: No se preocupe, en cuanto vuelva de Texas podrá tomarse los días que necesite. Si ya está todo resuelto, agente, tómese el resto el día libre y prepárese para el viaje, ah, y dígale al Agente Mulder que a partir de este momento está de vacaciones, ha trabajado mucho y no hay casi trabajo en su sección. – le extendió el expediente del caso y se despidió.
Scully estaba casi en la puerta, pero se volvió con gesto interrogante.
S: Sólo una cosa más, Señor, ¿Quién es el agente encargado del caso?
Sk: Disculpe, creí que lo había mencionado, es el Agente Mc Kenzie – le dijo.
Scully salió del despacho de su jefe y se encaminó al sótano, no lo podía creer, ¿Cómo iba a decirle a Mulder que tendrían que estar separados otra vez? Y lo que era peor ¿Cómo se tomaría el hecho de que tuviera que trabajar con Julian de nuevo? De seguro no se lo tomaría nada bien, sacudió la cabeza, ¡maldita secta de locos suicidas! Y maldito Julian, ¿por qué tenía que solicitarla a ella?
Justo ahora que las cosas con Mulder estaban yendo de lo mejor. Suspiró con cansancio, le esperaba una tarde bastante movida.
Departamento de Mulder 2.14 p. m.
M: Scully, ¿hay algo que no me has dicho? – la miraba divertido como daba vueltas por toda la casa intentando decir algo y sin atreverse, ella estaba así desde que le había dicho esa mañana que tendría que ir a Texas, como si eso no fuera todo lo que había. Él se había sentido decepcionado, si, esperaba empezar sus vacaciones con ella, pero no estaba molesto, Scully era tan responsable como él con su trabajo, y sabía que le había sido imposible negarse a ir, ella pasó a su lado y él la tomó del brazo, frenando su carrera hacia ningún lado - ¿Qué sucede? – le preguntó, ahora un poco preocupado.
S: Nada, esto del viaje, todo es tan apresurado.
M: Tranquila, tienes tiempo de sobra – dijo tumbándola de espaldas en el sofá y poniéndose de costado junto a ella – Ahora voy a comenzar a desprenderte la camisa, sólo dime cuando quieras que pare – empezó a soltar los botones con lentitud, de repente sus manos dejaron de moverse.
S: No pares – susurró ella estremecida de deseo.
M: Debo parar, me he quedado sin botones – ella levantó un poco la cabeza y se miró, tenía la camisa completamente desprendida. Mulder apartó las dos partes abiertas y acarició sus senos. – Tengo mis manos en tus pechos ¿Quieres que me detenga? – le hablaba con voz baja y pausada, haciendo que ella temblara de anticipación.
S: Ni se te ocurra, Mulder – le dijo con los dientes apretados. De repente murmuró – Si hay algo que no te he dicho y es porque creo que no te va a gustar – Se mordió el labio inferior con nerviosismo y a la vez con excitación.
M: Sabes que puedes decirme lo que sea – le dijo con la voz enronquecida por el deseo. Soltó el cierre delantero del sostén y dejó sus senos expuestos, agachó la cabeza y atrapó un pezón entre sus dientes, ella gimió y se arqueó contra su boca.
S: Bueno – dijo entre jadeos – Tendré un compañero, el agente a cargo del caso.
M: ¿Y que hay con eso? - Preguntó algo intrigado sin dejar de acariciar sus senos con su boca – Scully… ¿¿Tienes idea de todo lo que provocas en mi??
Mulder levantó la cabeza y la observó
S: ¿Por qué te detienes? – preguntó con la respiración entrecortada.
M: ¿Quién es él? – al tiempo que arremetía por enésima vez contra su boca.
S: ¡Ahhh…Mulder! – fue lo único que salió de su garganta.
M: Scully… - le dijo con impaciencia.
S: Es el Agente Mc Kenzie - le soltó de golpe. Él dejó lo que estaba haciendo y se quedó en silencio por un momento que a Scully le pareció una eternidad, lo miró a los ojos llena de ansiedad.
M: ¿Y me lo dices así? ¿Precisamente en este momento? – Su tono parecía de reproche, pero al instante le lanzó una sonrisa llena de malicia – Así que era eso – dijo acercándose al verla con la cabeza gacha, la tomó por la cintura con una sonrisa felina en los labios, le levantó la barbilla y la miró intensamente a los ojos.
S: ¿No te molesta?
M: ¡Claro que no! ¿Por qué habría de molestarme? – Contestó apretándola más – Confío plenamente en ti – susurró dulcemente en su oído sin dejar de acariciarla.
S: ¡Gracias! – Suspiró con evidente alivio – Creí que tendría que pasarme la tarde convenciéndote de que él no me atrae.
M: No tan rápido, preciosa – le dijo – eso no significa que no esté tremendamente celoso, así que, intenta convencerme de todos modos – le dijo con tono insinuante mientras la dirigía a la recamara y se sentaba colocándola a su lado. La besó con pasión encendida y ella se dejo llevar.
S: Mulder, aun debo hacer las maletas – dijo sin intentar moverse. Él suspiró y se levantó de la cama. - ¿A dónde crees que vas? – Lo miró con lujuria – Ni se te ocurra salir de esta habitación – se incorporó y lo agarró por los hombros atrayéndolo hacia ella otra vez.
M: Mmm, creí que estabas apurada – sonrió con sensualidad, ella puso las manos sobre el pecho de él.
S: Como dijiste hace un momento – dijo mirándolo con los ojos encendidos de pasión – Tengo tiempo de sobra - comenzó a desatar el nudo de su corbata - así que es hora de que tú te quites algo de ropa.
M: Tanta como tú quieras, cariño – se quitó del todo la corbata y se inclinó sobre ella, reclamando una vez más su boca con un beso salvaje.
Scully era la única mujer en el mundo que con solo escuchar el eco de su voz provocaba en el ese deseo de besarla hasta casi morir en ella. Enterró su cara en su cuello y así se perdió en él.
Aeropuerto Dulles 6.30 p. m.
Scully estaba en la sala de espera del aeropuerto aguardando la llegada de Julian, Mulder estaba a su lado tomándole la mano, se había empeñado en acompañarla, a pesar de que le dijo que no era necesario, pero había insistido tanto que ella no protestó. De pronto vio a Julian acercarse a ellos con su bolsa de viaje. Miró a Mulder y luego a ella. Su rostro reflejaba cierto asombro.
S: Hola Julian, ¿Cómo has estado?
J: Bien, gracias Dana, ¿Y tú?
S: También – Julian dirigió su vista a Mulder con un gesto interrogante – Te presento a Fox Mulder, Mulder, este es el agente Mc Kenzie.
J: Es un placer conocerlo, Agente Mulder – dijo tendiéndole la mano – He oído hablar mucho de usted.
M: ¿Bien o mal? – preguntó mientras estrechaba la mano extendida de Julian.
J: De todo un poco – contestó con sinceridad provocando en Mulder una sonrisa. – El D.A. Skinner no me dijo que usted formaría parte del caso.
M: ¡Oh! No, sólo he venido a acompañar a mi muj… Perdón, a mi compañera y a despedirme de ella – Julian lo miró con una expresión indescifrable – Somos muy apegados – Scully le clavó un codo en las costillas.
S: Mulder sólo se ofreció a traerme para que no tomara un taxi – dijo dedicándole a éste una mirada asesina. Él sólo sonreía con inocencia, se la estaba pasando en grande.
M: Es verdad, pero también quería hablar con usted, Agente – lo tomó del codo y lo alejó un poco de Scully, que lo fulminó con los ojos – Sólo quería pedirle que la cuide bien, Julian, ¿Puedo llamarlo por su nombre? – Julian asintió con la cabeza, un poco intimidado, Mulder sonreía, pero su tono era serio – Bien, Julian, como le decía, espero que la cuide, ella es lo más hermoso que tengo, y si algo le pasa por culpa suya, lo perseguiré y lo golpearé hasta cansarme.
J: Agente, Mulder, yo no… - Mulder le palmeó la espalda.
M: Tranquilo, Julian, si hace bien su trabajo no tiene de qué preocuparse – le dijo sin dejar de sonreír en ningún momento, se alejó en dirección a Scully, dejando al otro agente completamente descolocado.
S: Mulder – le dijo con gesto severo - ¿Qué le has dicho?
M: Nada, sólo fue una conversación de hombres – respondió con inocencia.
S: No me mientas, parece como si lo hubieras amenazado, mira la cara que tiene – él miró al otro hombre y sonrió con malicia.
M: Bueno, tal vez será porque le dije que si algo te pasaba por su culpa, lo golpearía, sabes que puedo ser muy convincente – sonrió con picardía.
S: ¡Mulder! ¿Cómo se te ocurre? – Trató de que su tono sonara severo, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa, era agradable que se preocupara por ella – Es un buen agente y no necesita que le digas como hacer su trabajo.
M: Lo sé, sólo fue un aliciente, para que lo haga con más esmero – sonrió – además, sabes que no lo golpearía – ella levantó una ceja en señal de esceptisismo – Es la verdad, no lo golpearía, lo mataría, pero me pareció demasiado directo decirle eso – Scully soltó una carcajada.
S: Eres imposible, pero te amo – le acarició los labios con un dedo.
M: Sé que me mostré un poco territorial – dijo con falso arrepentimiento – pero aunque nunca te lo haya dicho, hace mucho tiempo que tú eres lo más importante de mi vida – su tono se había tornado serio de repente – Te amo, Scully y no quiero que nada te pase.
S: Nada me pasará, en unos cuántos días estaré de vuelta sana y salva y seré toda tuya, para siempre. – Por los altavoces se escuchó el anuncio del vuelo con rumbo a Texas.
M: Ya es tiempo, vamos tienes que abordar
S: ¡Te extrañaré tanto!
M: Y yo a ti, ¿me llamarás?
S: Todos los días – dijo muy cerca de sus labios.
M: ¿Lo prometes?
S: Lo prometo, Mulder. ¡Te amo!
M: Yo también te amo – rozó los labios de ella con los suyos.
Y así la vio caminar por los pasillos hasta perderse entre la gente con Julian caminado a su lado, como tantas veces lo había hecho él desde que trabajaban juntos, ¿Qué importaba que esta vez fuera otro el que iba con ella? Ahora ella era parte de él y de nadie más, ahora todo era diferente, ya no eran sólo los eternos compañeros de trabajo, ahora eran mucho más, se pertenecían el uno al otro, así sería de ahora en adelante, ya nunca volvería a ser lo mismo otra vez.
Fin.
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