Nombre del Fanfic: NEVER BE THE SAME AGAIN
Capitulo: VI
Autor: Lourdes y Very
Dedicado a: A todas las que gusten leerlo!
Clasificacion: Sleeping Bags
Romance
Angst / Drama
Fanfic: Scully sentía las manos de Julian recorrer su cuerpo con urgencia, él comenzó a desprenderle los botones de la camisa con rapidez, para luego apartarla y contemplar su sujetador de satén blanco, acarició sus senos sobre la tela de la prenda y ella se estremeció, el la incorporó en la cama para quitarle la camisa, y lamió su cuello con lentitud, ella sólo gemía y se dejaba hacer, entregada por completo al placer que sentía, el subió otra vez hasta sus labios mientras una mano descendía hasta el cierre de los pantalones de ella, lo bajó y se los quitó con habilidad, se sentó en la cama y comenzó a desvestirse, se despojó de la camiseta y volvió a ella, comenzó a recorrer todo su cuerpo con suaves caricias, ella enredó los dedos en su cabello, mientras besaba sus pechos aun prisioneros del sujetador, las manos de Julian se perdieron en su espalda en busca del broche, lo abrió y comenzó a quitárselo.
S: ¡Oh, por Dios! ¡Mulder! – fue casi un susurro, pero hizo que ambos se quedaran inmóviles al instante. El se separó de ella y buscó sus ojos. – Julian, yo… lo sien…
J: No tienes por qué sentirlo, Dana. – la interrumpió él con voz tranquila, en sus ojos no había enojo, sólo un dejo de desilusión. Se quedaron en silencio por un largo momento. Ella bajó la cabeza avergonzada, los dos se notaban incómodos.
S: Creo que debería vestirme – sin mirarlo se levantó y se dirigió al cuarto de baño, cuando salió con un pijama azul puesto él ya se había vestido y la esperaba sentado en el sofá. Scully respiró hondo y tomando coraje se acercó a Julian.
J: ¿Cuánto hace que estas enamorada de él? – lo dijo sin rencor, sólo sentía curiosidad.
S: Yo no estoy… - Julian la miró como pidiéndole que fuera sincera con él, y con ella misma también – Bueno, te sonará patético, pero creo que siento esto por Mulder desde que nos conocimos, ha pasado tanto tiempo desde entonces que por momentos ya no recuerdo como era no amarlo.
J: ¿Y él lo sabe? – ella puso los ojos en blanco tratando de ponerle un poco de humor a la situación.
S: ¡Por Dios! ¿Cómo se te ocurre? No creo que esté al tanto de que soy una mujer, el no me ve de esa forma. ¿Cómo podría yo siquiera pensar en decirle…? – se le quebró la voz, las lágrimas le atenazaban la garganta. Julian se acercó a ella y la abrazó con ternura.
J: Escucha, Dana, tú no sabes lo que Mulder ve en ti, tal vez te equivocas. Eres una mujer muy hermosa y yo no creo que tu compañero esté tan ciego.
S: Es que ese no es el problema, a Mulder le gustan la mujeres altas y morenas, con muchas curvas – dijo con una sonrisa triste.
J: De todas maneras, sigo pensando que tal vez las cosas no sean tan difíciles como parecen.
S: Si el problema sólo fuera que no soy su tipo, tal vez – le dijo – Pero también está su búsqueda de la verdad, su cruzada es todo lo que importa para él, no tiene tiempo para nada más – suspiró resignada.
M: Quizás a él le pase lo mismo que a ti, ¿Nunca se te ha ocurrido eso? – preguntó con curiosidad.
S: Si, pero no lo creo posible. Gracias por tu comprensión, y realmente lo siento, eres un buen hombre y muy atractivo, pero yo…
J: Lo sé, lo sé. Y ahora creo que sería mejor que me vaya a dormir, mañana tenemos que tomar un vuelo a las 10.00 a. m. ¡Buenas noches, Dana, que descanses!
S: ¡Buenas noches! – cerró la puerta de la habitación y se apoyó en ella soltando un suspiro. Parecía que tendría que resignarse a que sacar a Mulder de su corazón no iba a ser tarea fácil, ¿En qué demonios estaba pensando?
¿Cómo pudo creer que seis años de silencioso amor iban a desaparecer en una noche a causa de un hombre atractivo?
Sótano de FBI 9.24 a. m.
Mulder se encontraba sentado en su silla, con los pies sobre el escritorio, como era su costumbre, aunque sabía que esta vez no iba a deleitarse escuchando el rítmico caminar de su compañera, que lo hacía imaginar el sensual balanceo de sus caderas, a decir verdad estaba pensando en si volvería a escuchar sus pasos recorrer ese pasillo otra vez. La discusión del día anterior lo había tenido en vela toda la noche, era la primera vez que discutían así y mucho más todavía lo preocupaba el hecho de que ella había insinuado que podía irse cuando quisiera, no es que él no supiera eso, pero, ¿acaso tenía intensiones de dejar los Expedientes X? Y si era así ¿desde cuándo? ¿Qué demonios les estaba pasando? ¿Le gustaría a ella el tal Julian? Él sabía que no tenía una oportunidad con Scully, no era hombre para ella, no tenía nada que ofrecerle, pero jamás había tenido que afrontar el hecho de que ella se sintiera atraída por otro, y aunque quería que ella fuera feliz, rogaba egoístamente que no tuviera nada con ese tipo, porque de ser así, estaba seguro de que la habría perdido para siempre. Tenía que hablar con ella, Skinner le había dicho que ella volvería ese día, no sabía a que hora, pero iría a verla esa misma tarde, debía disculparse por las cosas que le había dicho y averiguar que era lo que les estaba sucediendo o se volvería loco de angustia, no soportaba estar disgustado con Scully, ella era lo único bueno que había en su vida, no podía permitirse perderla, porque si eso pasaba ya no quedaría una sola persona en el mundo capaz de hacerlo sentir vivo.
Georgetown, Maryland 7.45 p. m.
El vuelo de Julian y Scully se había retrasado varias horas debido a un banco de niebla, el viaje en el avión le había resultado bastante incómodo debido a los acontecimientos de la noche anterior, pero estaba demasiado cansada para esperar un taxi, así que no se negó cuando él se ofreció a llevarla hasta su departamento, llevaban media hora en silencio, no habían vuelto a hablar de eso y ella esperaba con todo su ser que él no sacara el tema, se sentía demasiado avergonzada todavía. Sentada con la vista fija en la carretera, Scully no dejaba de pensar en Mulder y la necedad de su propio corazón, que se aferraba a un amor que nunca sería correspondido, porque a pesar de lo que Julian pensara, ella estaba segura de que Mulder jamás la vería de esa forma, ella no era la clase de mujer en la que él se fijaría.
Suspiró con tristeza y miró por la ventanilla del coche y se dio cuenta de que ya estaban frente a su edificio, Julian detuvo el coche y se bajó para sacar el equipaje de ella del maletero, ella lo esperó en la entrada y cuando él dejó las maletas a sus pies se miraron un momento en silencio. Ninguno de los dos parecía saber que decir.
J y S: Yo… - hablaron los dos a la vez por lo que Julian esbozó una media sonrisa
J: Dana, respecto a lo de anoche, yo quería que supieras que… - el se acercó un poco más a ella.
S: Por favor, no, me siento muy avergonzada por eso, ni siquiera se en qué estaba pensando cuando… - no pudo terminar la frase.
J: Escucha, yo sólo quiero pedirte que me des una oportunidad, sé que lo amas, pero si estás tan segura de qué el no siente lo mismo por ti, tal vez tú y yo podamos intentarlo, realmente me gustas, Dana, y sé que te sientes atraída por mi, tal vez yo pueda ayudarte a olvidarlo si me dejas.
S: ¡Oh, Julian! Eres un buen hombre, y es verdad, me atraes – él sonrió abiertamente ahora.
J: Entonces ¿Qué dices?
S: Lo siento, no funciona así para mí, no puedo estar contigo amando a alguien más, no podría hacerle eso a nadie, antes debo olvidarme de Mulder, sacarlo de mi corazón y eso no va a pasar de la noche a la mañana – sus ojos suplicaban comprensión.
J: Lo, sé y lo entiendo, pero no podía irme sin intentarlo.
S: ¡Gracias! – le dijo con una mezcla de alivio y tristeza, realmente lamentaba no poder amarlo – él le levantó la barbilla con los dedos y la miró a los ojos.
J: Hazme caso, Dana, habla con él, o por lo menos trata de averiguar qué es lo que siente, quizás te lleves una sorpresa.
S: No, puedo – dijo ella casi horrorizada ante la idea - ¿Y si me dice que no siente nada por mi? ¿Y si se ríe de mí? O Peor aun, ¿Si siente pena?
J: Pero tal vez no sea así, además ¿Qué podría perder?
S: Su respeto, su amistad – lo miró a los ojos – Podría ser el fin de una relación perfecta – él la miró intrigado – Sé que mi relación con Mulder es difícil de entender para los demás, pero créeme cuando te digo que es mejor dejar las cosas así, Mulder no debe saber nunca lo que siento por él.
J: Eres una mujer maravillosa, Dana Scully, no lo olvides. – Ella tenía los ojos húmedos por la emoción - Fue un honor trabajar contigo, espero que podamos vernos como amigos – y entonces la besó, un beso tierno, amistoso, un beso de despedida.
Ninguno de los dos reparó en el coche estacionado enfrente, que se marchó a toda velocidad haciendo chirriar los neumáticos sobre el pavimento.
Mulder estaba sentado en su coche frente al edificio de Scully, sabía que ella no se encontraba allí, porque había llamado al teléfono de su casa sin obtener respuesta, pero debía llegar de un momento a otro, así que decidió esperar, no creía que tardara mucho. Su estómago estaba hecho un nudo por los nervios y la ansiedad, ansiedad de verla, había pasado bastante tiempo desde la última vez que se miró en el azul zafiro de sus ojos, desde que la vio alzar su ceja con esceptisismo ¡Dios, cuánto la echaba de menos!, y estaba nervioso porque no sabía si ella seguiría enfadada con él, si habría pensado en marcharse realmente o sólo había dicho eso al calor de la discusión.
Se sentía como un condenado a muerte esperando la hora de su ejecución, porque realmente sería como morirse si la perdía. Sacudió la cabeza ante ese pensamiento ¿Cómo podía perder a alguien a quien nunca había tenido?
Perdido como estaba en sus pensamientos, casi no se fijó en el auto que se detuvo frente a la entrada del edificio, hasta que vio una mujer de cabello rojo como el fuego descender de él, era ella, y el tipo alto de anchas espaldas que le alcanzaba el equipaje debía ser el Agente Mc Kenzie, estaban hablando, y aunque él no podía escuchar lo que decían, si podía ver el rostro de Scully y su expresión, estaba sonriendo, él se acercaba a ella cada vez más, y con cada centímetro menos que había entre ellos, el estómago de Mulder se encogía un poco, sentía como el corazón dejaba de latirle, mientras observaba aquella escena, pensaba que era imposible sentirse peor de lo que se sentía en ese momento, ¡qué ingenuo era! Dos segundos después, cuando los vio besarse, supo que se había equivocado. Por un instante pensó que no se podría mover, que moriría allí sentado, hasta que finalmente pudo reaccionar y arrancó el coche con mucha más brusquedad de la necesaria y con un único objetivo en mente, poner entre el y Scully la mayor distancia posible. Necesitaba pensar, ¡“NO!” se dijo mentalmente, lo que necesitaba era olvidar y en ese momento sólo se le ocurría una manera de hacerlo.
Joe’s Bar 8.35. p. m.
No tenía idea de qué era lo que estaba haciendo ahí, ya llevaba tres tequilas y no había conseguido olvidarse de Scully en los brazos de ese tipo ni por un instante, no podía soportar la idea de que otro hubiera besado sus apetitosos labios de fresa, la escena se repetía en su mente una y otra vez con una espantosa claridad. Pidió otro trago, necesitaba perderse en el sopor del alcohol, el cantinero se lo sirvió y él lo bebió con rapidez sintiendo cómo el líquido le quemaba la garganta, lo dejó sobre la barra y miró al cantinero con un pedido silencioso en la mirada. El tipo sólo se limitó a poner otro vaso delante de él.
Con cada trago que tomaba su humor iba pasando de la tristeza al enojo, había ido a pedirle disculpas, sintiéndose como un cerdo por todas las cosa que le había dicho, creyendo que la había lastimado, y se había encontrado con que no parecía nada dolida, sino todo lo contrario, parecía que la había pasado muy bien en su viaje a Carolina y que su discusión telefónica no la había afectado en absoluto. Cada vez que cerraba los ojos y volvía a ver en su mente al otro hombre besándola, su ira crecía, amenazando con arrasar todo a su paso, a él nunca lo había despedido con un beso cuando la dejaba en su casa después de un viaje. “¿Y quién dice que se despidieron ahí, tonto?”, le dijo una voz en su cabeza. ¡Dios! Sólo pensar en eso hacía que se le revolviera el estómago y que cada vez se enfadara más.
Se bebió su sexto tequila de un solo trago, pagó la cuenta y se dirigió a la salida. Esperaba que su amante ya se hubiera marchado, porque tenía muchas preguntas que hacerle a Scully, y unas cuantas cosas que demostrarle.
Departamento de Scully 10.23 p. m.
Scully salía de la ducha envuelta en una bata de baño y frotándose el pelo con una toalla, el agua caliente se había llevado la mayor parte de su cansancio, pero no había podido hacer lo mismo con su frustración. La frustraba que Mulder no la viera como a una mujer y también la frustraba ser incapaz de estar con otro hombre. ¿Por qué tenía que haberse enamorado del único hombre que le estaba prohibido? Ojalá pudiera decirle a su corazón lo que debía sentir.
El sonido de un golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos, se ajustó el cinturón de la bata y fue a abrir. No se fijó quien era, solo había una persona que se aparecería en su casa a esa hora. Abrió la puerta y se encontró a Mulder apoyado en el marco mirándola con una expresión extraña.
M: ¡Hola, Scully! Se te ve decepcionada, ¿esperabas a alguien más? – le dijo con tono irónico.
S: Es tarde, Mulder, ¿qué haces aquí?
M: Andaba cerca y decidí pasar a verte, ya sabes, para asegurarme de que llegaste bien – arrastraba un poco las palabras al hablar.
S: ¿Estuviste tomando?
M: Sólo un par de tragos, pero bueno, ¿me vas a dejar pasar o no? – Ella se hizo a un lado con un suspiro cansado – Y bien, ¿qué tal ha ido la investigación?
S: Bien, un poco frustrante por momentos, pero al final hemos podido atrapar al tipo – la mirada de él se oscureció al escucharla hablar en plural.
M: ¡Qué gusto! Parece que ni tú ni tu compañero tuvieron problemas con la investigación – su tono destilaba rencor.
S: La verdad es que no, Julian es un excelente investigador, y muy rápido en su trabajo además.
M: ¡Oh, si! Ya lo creo que es muy rápido – dijo con ironía y ella lo miró extrañada, sin entender a qué se refería.
S: ¿Hay algo que te moleste? – lo miró con los azules ojos empequeñecidos por la intriga.
M: Nada, nada – le dijo burlón – Continúa con lo que me estabas diciendo.
S: Bueno, fue un poco raro al principio, pero terminamos adaptándonos muy bien a trabajar juntos – la expresión de Mulder se endureció por completo.
M: ¡Acabo de comprobar, hace un rato lo bien que se adaptaron! – le dijo con rabia. Ella se quedó petrificada. No podía ser que los hubiera visto.
S: ¿De qué hablas? – dijo enfadada, fingiendo no entender.
M: Sabes muy bien de que hablo, los vi besándose – contestó rabioso.
S: ¿Me estabas espiando? – le dijo indignada.
M: ¡Por supuesto que no! Sólo vine a hablar contigo, quería…eso no importa ahora, lo que importa es que los vi, vi cómo te dejabas besar por un extraño – mientras hablaba se iba acercando a ella.
S: Eso no es de tu incumbencia – dio un paso atrás, su cercanía la ponía nerviosa.
M: ¡Claro que es de mi incumbencia! A mi nunca me despides con un beso, así que he pensado que debería reclamar lo que me corresponde – Scully retrocedió un poco más hasta toparse con la pared, él estaba peligrosamente cerca.
S: ¡Basta, Mulder, estás borracho! – se sentía desesperada, él estaba parado delante de ella, a sólo unos cuantos centímetros.
M: ¡Oh, no! No estoy ebrio, estoy más sobrio que nunca – y consumió el poco espacio que los separaba apoderándose de su boca con un beso apasionado, con rudeza le separó los labios para acceder al interior de su boca, ella, que se había quedado inmóvil por la sorpresa, se sintió renacer al sentir la lengua de él entrelazarse con la suya en una batalla sin vencedores ni vencidos, se aferró a su cuello mientras hincaba sus pequeños dientes en el labio carnoso de su compañero, hasta que apareció un pequeño punto rojo, lamió la sangre como si se tratara de una bebida exótica, Mulder abandonó su boca para deslizar su legua por el cuello, dibujando pequeños círculos de saliva, mientas sus manos se introducían en el interior de su bata, alcanzando uno de sus senos, ella gimió su nombre, y lo jaló del cabello hacia abajo, indicándole donde quería su boca, él entendió su pedido y en un segundo, uno de los endurecidos pezones de ella era devorado y succionado con avidez.
Scully sólo era capaz de gemir y susurrar cosas sin sentido. Mulder introdujo una mano entra las piernas de ella y acarició los rizos que ocultaban su feminidad, los separó para encontrar su centro, el pequeño músculo se irguió al primer contacto de su dedo pulgar, comenzó a frotarlo en círculos, a la vez que introducía un dedo en él resbaladizo túnel de su sexo, ella soltó un gemido ahogado, él introdujo un segundo dedo, y sin dejar de frotar el clítoris, comenzó a meter y sacar los dedos mientras ella se agitaba contra su mano sin control, Mulder aceleró el ritmo y un instante después ella explotó de placer con un grito primitivo, la boca de él se apoderó de la suya una vez más, la besó hasta que las contracciones cesaron y luego se apartó de ella.
La contempló un momento, tenía los labios hinchados y el pelo alborotado, tenía la bata abierta, por lo que su piel de porcelana quedaba expuesta, extendió las manos y acomodó la prenda en su lugar ajustando nuevamente el nudo del cinturón. Ella abrió los ojos, aún oscurecidos por la pasión y lo miró confundida. Él se dio la vuelta y se dirigió a la puerta cuando la abrió se volvió hacia ella.
M: ¡Que tengas buenas noches, Scully! - y sin más salió del departamento cerrando la puerta tras de si y dejándola con la cabeza hecha un caos y los ojos abiertos como platos.
Mulder cerró la puerta del departamento de Scully y toda su aparente compostura se vino abajo, se apoyó en la pared del pasillo y respiró hondo, todo el cuerpo le vibraba de excitación, ¡Dios! Cómo hubiera deseado seguir, no parar ahí, llevarla a la cama y hacerla suya por completo, besar cada centímetro de su piel de porcelana, succionar sus suaves labios hasta borrar todo rastro del beso del otro tipo, incluso hasta hacer desaparecer todos los recuerdos de cualquiera que la hubiera besado antes que él, habría querido introducirse en ella hasta que lo único que importara fueran ellos dos. ¡Cielos, se estaba excitando más aun! Sería mejor que dejara de pensar en eso. Se despegó de la pared y caminó hacia el ascensor con paso apresurado, necesitaba llegar a casa pronto y darse una ducha bien fría, aunque tenía el leve presentimiento de que eso no iba a ser suficiente.
Scully no se había movido del sitio en el que se había quedado después que Mulder se marchó. Sentía que si se movía las piernas no la sostendrían. ¡Santo cielo! ¿Qué era lo que había sucedido? ¿Mulder la deseaba? A pesar de todas sus bromas e insinuaciones, ella nunca imaginó que su compañero la viera de ese modo, siempre creyó que sólo eran eso, bromas, pero lo sucedido hace apenas un momento le indicaba que él la veía como a una mujer, que la deseaba, ¿pero era sólo eso, o había algo más? ¿Qué era lo que le pasaba a Mulder? ¿Era sólo su ego de macho herido porque la vio besarse con Julian? ¿Y como era posible que ella no lo hubiera detenido, que le hubiera permitido tocarla de ese modo? “Porque lo deseabas más que a cualquier cosa en el mundo, porque lo amas”, se dijo. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas sin que ella se diera cuenta, eran lágrimas de frustración y de rabia. ¡Dios! Estaba tan confundida por el comportamiento de su compañero, que la cabeza le daba vueltas. ¿Cómo debía reaccionar cuando se vieran de nuevo? ¿Qué debía esperar de él? Y un pensamiento en particular se repetía con molesta insistencia ¿Cómo diablos lo miraría a la cara?
Continuará…
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