fanfic_name = PASIONES ENCONTRADAS
chapter = CAPITULO I. ACEPTACIONES Y REENCUENTROS
author = Dana69
dedicate = Disclaimer: Los personajes no son míos, son de CHRIS, bla bla bla...
Clasificación:
XF, MSR, NR-18 y mas...
Spoilers: Nada de nada, solo lo que desprenden mis neuronas.
Dedicatorias: A todos los que lo leais. A mis amigas, con especial cariño
para
Gema que es la que más me da la plasta para que escriba. A todos los
que me
dejabais comentarios a pie de relato una y otra vez, GRACIAS, Katherine_m_s
,
acava, AnaScully69, Lylou ,KathScully,SpookyScully, ECA, arcadia-x ,
judymulder, aylarian, scully22, ChicaX, NikkyScully, Xgaddy, karly, y perdonad
si me dejo a alguien pero mi despiste no me abandona nunca. Espero que este
os
guste la mitad por lo menos que el anterior.
Feedback:chusi666ARROBAhotmail.com, ya sabeis tooodo lo que me querais decir y
más...
Si noooooooooooooo me retrasare eternidades y eternidades en publicar las
posteriores partes, jijiji!!
Rating = sleeping_bags
Type = Suspense
fanfic = PASIONES ENCONTRADAS
CAPITULO I. ACEPTACIONES Y REENCUENTROS
MARYLAND
6 de Junio.
Sus pasos se dirigen
hacia aquella casa que ya era la segunda ocasión que
visitaban. La primera vez que la vieron les llamo la atención la casi
total
ausencia de muebles. Sus inquilinos tenían un gusto peculiar para la
decoración. Minimalista cien por cien.
Un barrio de clase
alta, urbanización privada, amplias avenidas, grandes casas,
lujosos coches y excesiva seguridad definen la vida de las personas que
eligieron este lugar para establecer su residencia.
A primera vista
parece increíble pensar que algo pueda llegar a suceder aquí,
pero así ha sido, un suceso en sí nada extraño pero destacable
en un lugar de
estas características. Personas desaparecen a diario, pero esfumarse
aquí, en
plena noche sin ser visto por nadie resulta más complicado.
La desaparición
de un miembro de la familia, acontecimiento que reduce a uno a
sus componentes. El matrimonio se encontraba en la casa, como cualquier otra
noche más en sus vidas. Por la mañana el marido de la desaparecida
se
sorprendió al no hallarla en ella, pareciéndole extraño
ya que su esposa no
trabaja.
- ¿Dónde habrá ido tan temprano?- Se preguntaba.
A lo largo de dos
días no tuvo noticias de ella, no la localizaba, y al caer la
noche del segundo se puso en contacto con el FBI. Un amigo suyo trabaja en él,
nada de prensa, no quería escándalos por el momento, acababan
de llegar, a
través de él resultaría todo mucho más sencillo.
Abandonó el mundo de sus pensamientos cuando ambos llamaron a la puerta.
OFICINAS CENTRALES
DEL FBI
Edificio J. Edgar Hoover
Unas horas antes…
Scully y yo subimos
al despacho de Skinner como cualquier otro día, pero esta
vez sin ser avisados. Anoche recibí una llamada de un compañero
de la facultad,
Jack, cuya esposa ha desaparecido. Me pidió que le ayudara, que me hiciera
cargo del caso. No es un expediente x pero como favor personal quiero pedirle
a
Skinner que nos lo asigne.
Entramos y nos esta esperando.
Al llegar le pedí
a su secretaria que nos recibiera cuando le fuera posible y
aquí estamos. Le explico lo poco que se, que no es más que lo
que Jack, mi
compañero, me contó anoche. Skinner después de escuchar
todas mis explicaciones
nos asigna el caso.
- Manténganme informado agentes- Nos dice antes de salir.
RESIDENCIA DE JACK Y NANCY RICHARDSON
Una semana antes
01:00 de la madrugada
La cena estaba
resultando exquisita para todos los invitados. Ambos actuaban
como perfectos anfitriones, conversando con todos y cada uno de ellos. Nadie
era consciente de los problemas que minaban su vida en pareja. Seis largos años
de vida en común, seis años de feliz matrimonio, que en pocas
semanas había
comenzado a hacer aguas. Su traslado a esta nueva ciudad pudo ser uno de los
motivos, su progresivo alejamiento del otro, y en uno de los casos la unión
a
una tercera persona, estaba haciendo que este buque insignia al que llamaban
matrimonio comenzara a hundirse.
Mulder me ha obligado
prácticamente a acompañarle a esta suntuosa cena. Bueno
quizá exagero, la verdad es que solo tuvo que ponerme una de sus caritas
de
"ven conmigo que no tengo a nadie más" para que dijera que
si. Y aquí estamos
los dos codeándonos con gente que normalmente no vemos más que
en revistas. Le
ha invitado un antiguo compañero de la facultad, un amigo de sus tiempos
universitarios como él dice. El dueño de esta magnifica casa que
hace poco que
habita. Le han trasladado a Washington hace un mes y esta cena ha sido un
reencuentro con antiguos amigos a la vez que una presentación en sociedad.
La cena ha terminado
hace una media hora. Hemos pasado a un amplio salón donde
todos comienzan a servirse las pertinentes copas. Mulder se aproxima a mí
con
dos de ellas en su mano derecha. Con la otra me rodea por la cintura mientras
su rostro se pega, demasiado, al mío.
- ¿Scully salimos a dar una vuelta por el jardín? Aquí me estoy asfixiando.
- Sí, a mi me ocurre lo mismo.
Ambos salimos al
exterior de la casa. El jardín es precioso. La mano de Mulder
no abandona en ningún momento mi cintura. Su cercanía me pone
nerviosa, pero se
que el que se aleje no va a hacer que me sienta mejor. Estas mariposas que
revolotean en mi estomago se alejarían tan rápido como lo hiciera
él.
Sus palabras llegan
hasta mi lejanas, mi cerebro no abandona mi cintura, el
roce de su cuerpo junto a mi desencadena esta batalla interna en la vivo
permanentemente. Una guerra personal en la que cada día pierdo posiciones
tan
rápido como él las va ganando.
Su comportamiento
ha cambiado mucho en estos últimos meses. Las bromas que
siempre le han caracterizado se han tornado más habituales, más
constantes. Su
típico juego del doble sentido se agudiza por momentos, siendo ambos,
nuestra
relación, el objeto de todos y cada uno de sus comentarios. Su ingenio
se
materializa en constantes provocaciones, provocaciones a las que sin darme
cuenta he ido cediendo.
- ¿Qué te parece Jack?
- Es interesante.
- ¿Interesante, Scully? Te recuerdo que esta casado.
- Mulder, no me refiero a eso.
- ¿No? Scully, a mí nunca me has dicho que soy interesante.
- Porque no lo eres Mulder. Para mí eres como un libro abierto.
- Yo no opino lo mismo Scully. Creo que te estas quedando solo en las tapas.
- ¿Qué? ¿Estas insinuando que no te conozco?
- No, yo no he
dicho eso. Quizá me he expresado mal. Claro que me conoces
Scully, pero no todo lo que pudieras, no lees entre líneas, te saltas
capítulos
y temes llegar al final.
Escucho el latir
de mi corazón a… "¿Cuánto es el máximo
de pulsaciones por
minuto al que se puede llegar sin poner en riesgo la vida?" Pues lo estoy
superando con creces.
Su mirada recorre
mis facciones mientras su mano abandona mi cintura
ascendiendo lentamente a lo largo de mi cuerpo con tímidos roces. Se
detiene
cuando alcanza su destino, el mechón de pelo que normalmente cubre parte
de mi
rostro, colocándolo, para que nuestras miradas puedan encontrarse.
- Pasa página Scully. Sigue leyendo.
"¿Dónde
están mis piernas? ¿Son esas que tiemblan y apenas si logran
sostenerme? Si, son ellas."
Su mano vuelve
a deslizarse, pero esta vez tras mi espalda hasta posarse
nuevamente sobre mi cintura. Presión no posición. Su mano presiona
sobre mí,
buscando la cercanía, la unión. Me atrae hacia él mientras
yo no se donde
estoy, quien soy. En mi cerebro un cúmulo de ideas, de pensamientos,
se suceden
vertiginosamente.
"¿Qué
estoy haciendo? ¿Qué hace él? ¿Cómo hemos
llegado a esta situación? ¿Yo
he dicho que Mulder no es interesante?" Mis neuronas necesitan una revisión,
es
interesantísimo.
Mi deseo lucha contra mi razón.
"Quiero seguir leyendo."
Victoria del deseo.
Sus labios comienzan
a cubrir lentamente la distancia que los separa de los
míos. Apenas un roce y creo disolverme en él.
- ¡¡Fox!!
El cosmos se alía contra nosotros.
"Se acabo la lectura."
El susodicho, que
yo hace unos momentos definía como interesante, acaba de
aparecer en escena. Ahora comienzo a reconsiderar mi calificativo por el de
oportuno. Mientras nos separamos el sigue llamando a Mulder por su nombre, ese
nombre que tanto le gusta.
"Le va a matar." Lo veo en su mirada, ahora tiene dos motivos.
- Mulder, Mulder.
Jack cuantas veces te tengo que repetir que no me llames
Fox.
- Venid a tomar otra copa ¿O preferís que os la traiga aquí?
- No, ya íbamos dentro.
- Os echábamos de menos, a ti y a tu novia.
- Jack, no es mi novia, es…
- Si vale, lo que tú digas. Vamos dentro.
Jack es todo un
personaje. Fuimos compañeros durante la facultad, en esos
tiempos hacíamos una peculiar pareja de amigos. Nos vimos envueltos en
algún
que otro apuro gracias a él, tiene una extraña facilidad para
meterse en líos,
justo lo mismo que opina de mi Scully. En esa época yo era para Jack
lo que hoy
es para mí Scully. Mi razón, mi juicio, la persona que te muestra
lo que tú no
ves.
"Scully…"
Ella camina junto
a mí, a mi lado, siempre a mi lado y siempre en la distancia.
Las barreras que desde el primer momento nos autoinducimos a mantener han caído
por su propio peso. Me he enamorado. Por más altas que sean las murallas,
el
amor siempre las derriba. Con el tiempo lo he comprendido, lo he aceptado, es
más, lo deseo, vivir en los pronombres ella y yo. El resto es selva.
Soy consciente
de su lucha, yo mantuve la mía propia. Pero por momentos se va
rindiendo a la evidencia, un sentimiento que crece y crece la desarma. Se que
siente lo mismo que yo, sino moriría, y estoy más vivo que nunca.
Nuestros
corazones laten al unísono. Me ha costado tiempo llegar a escuchar el
suyo,
estaba tan pendiente del mío que era un sordo para el de ella. Alguien
dijo un
día que el romper de una ola no explica todo el mar, y yo pienso que
el latir
de un corazón tampoco puede explicar todo lo que encierra, todo lo que
siente.
Se que ese sonido, ese latir es solo el telón en el escenario de su corazón,
telón que llevo años esperando en primera fila a que se levante.
El resurgir de
la confusión, voces humanas mezclándose atropelladamente, el
sonido de los hielos chocando contra los vasos en un repiqueteo constante les
devuelve a la realidad. Por unos instantes han sido ajenos a ella, centrándose
únicamente en la suya propia, en el otro.
Ellos no son conscientes
del mundo paralelo que recrean a su alrededor en cada
una de sus conversaciones. Resulta curioso observarlos desde el exterior, como
si de una burbuja se tratara, quedando ambos protegidos en ella, paralizando
lo
que les rodea, olvidando que no están solos en este mundo. Los agentes
Mulder y
Scully viven el uno en el otro, se complementan, se necesitan, como el hombre
necesita del aire para vivir, como la planta de la tierra para crecer, como
el
pez del agua para nadar. Dos elementos en su propio universo. Dos elementos,
que se buscan, que se encuentran y completan.
Dana Scully recorre
el salón hasta desaparecer por la puerta opuesta a la que
entró, mientras su compañero se mezcla entre los invitados buscando
al
anfitrión de la velada. Se acerca hasta Jack una vez que logra localizarlo
cerca de la barra.
- Jack, Scully y yo nos vamos a ir ya.
- ¿Cómo? ¿Ya? ¿Tan pronto?
- Si Jack, es tarde y mañana tenemos que coger un avión a primera hora.
- Siempre de acá
para allá Fox. Deberías sentar la cabeza que ya tienes edad
para hacerlo. Alguien puede quitarte a la preciosidad que te acompaña.
- Jack esa preciosidad es mi compañera de trabajo.
Scully entra de
nuevo en la estancia tratando de disimular su inquietud
mientras busca a su compañero. El se ha percatado de su entrada y la
sigue con
la mirada.
- Yo no miro de esa manera a mis compañeras en la oficina, Fox.
- Jack, nos vamos. Voy a buscar a Nancy para despedirnos de ella.
- Tan cabezota como siempre, en eso no has cambiado.
Me dirijo hacia el centro de la sala donde me reúno con Scully, la cual
venía
hacia mí. Vuelvo a colocar mi mano sobre su cintura en un acto reflejo,
acto
que utilizo para guiar sus pasos junto a los míos hacia Nancy. Ella se
encuentra hablando con un hombre de unos 39 o 40 años que al comienzo
de la
cena nos presento como Charles, uno de sus vecinos.
- Nancy disculpa.
- Dime Fox.
"Esta pareja
va a pronunciar mi nombre en una sola noche más que el resto del
mundo que me rodea desde que tengo uso de razón."
- Dana y yo nos vamos ya, solo queríamos despedirnos.
- Pero si aun es pronto, que prisa tenéis.
- Lo sentimos Nancy, pero mañana cogemos un vuelo a primera hora.
- De acuerdo Fox.
Dana encantada de haberte conocido, espero que nos volvamos a
ver pronto.
- Igualmente Nancy, yo también lo espero. Charles ha sido un placer.
Charles inclina
la cabeza en un gesto de asentimiento mientras estrechamos
nuestras manos, primero la de Scully para después hacer lo mismo con
la mía.
Nancy se disculpa con el antes de acompañarnos hasta la salida. Ya en
la
entrada de la casa nos despide a ambos con un beso en la mejilla mientras Jack
se acerca hasta donde nos encontramos.
- Dana, ¿No
pensarías irte sin despedirte de mi verdad? ¿O es que Fox no deja
que te acerques a nadie más que no sea él?
- Nunca cambiaras
¿Verdad Jack?- le digo mientras le golpeo suavemente con el
puño sobre el hombro.
Scully le tiende
la mano esbozando una leve sonrisa, pero para Jack no es
suficiente y a la vez que la estrecha tira de ella aproximándola hacia
él,
hasta que la besa dulcemente en el rostro.
- Tranquilo Fox
que no te la voy a quitar, yo ya tengo un amor- agarrando a
Nancy por la cintura y estrechándola contra el.
- No le hagáis
caso ha bebido más de la cuenta- replica Nancy a la vez que se
libera de su abrazo.
Scully y yo logramos
despedirnos de ellos y abandonamos la casa dirigiendo
nuestros pasos hacia el coche.
Conduzco hasta
su casa. Durante el camino hemos hablado sobre Nancy y Jack,
sobre su casa, su vida. Scully me pidió que le hablara sobre ellos, sobre
nuestro pequeño pasado en común, un pasado lejano que hoy me obligo
a
recordar.
Al llegar frente
a su edificio detengo el motor. Me giro levemente y la
observo, mientras su mirada se pierde en el exterior.
- Scully gracias por acompañarme a la cena.
- Para eso estamos los amigos. Lo he pasado muy bien Mulder.
- Si… Los amigos.
Un silencio incomodo
invade el coche. No es uno de esos silencios a los que
estamos acostumbrados a mantener, y que, en el fondo no dejan de ser otro tipo
en nuestra amplia gama de conversaciones.
- Mulder…
Sus palabras se
dirigían hacia mí a la vez que su mirada, pero las detengo.
Coloco uno de mis dedos sobre sus labios, esos labios que tanto ansío
besar,
esos labios que esta noche he probado levemente.
- Mañana
tenemos que madrugar Scully, será mejor que ambos nos vayamos a
dormir.
Su rostro me estudia
confuso unos instantes antes de darme las buenas noches y
abandonar el coche. Cuando esta a punto de entrar en el portal me percato que
se ha dejado la chaqueta en el asiento trasero. La cojo y salgo rápidamente
tras ella.
- ¡Scully!
Se detiene justo
antes de atravesar la puerta. Me acerco hasta ella y le tiendo
la prenda que llevo entre mis manos.
- Gracias Mulder, la había olvidado.
- Te recojo a las 8:00 Scully.
Giro sobre mi mismo
para dirigirme nuevamente hacia el coche, cuando su mano
agarra la mía deteniendo mis pasos en seco.
- Mírame Mulder.
Obedezco, como
siempre, para mi sus deseos son ordenes. La miro, perdiéndome en
la inmensidad azul de su mirada.
- Quiero seguir
leyendo Mulder… Sobre todo si tu eres el protagonista del
libro…
Su mirada abandona
la mía descendiendo hasta el suelo. Aprieto su mano mientras
que sitúo la que me queda libre bajo su rostro, elevándolo para
que me vuelva a
mirar, para que comience a abandonar todos esos temores que se materializan
en
sus ojos.
- Scully…
Detiene mis palabras
justo como instantes antes lo hice yo, colocando sus dedos
sobre mis labios. Desliza la unión de nuestras manos tras su espalda
mientras
su rostro avanza hacia el mío, lento pero seguro. Salgo a su encuentro
y nos
unimos en un tímido beso. Un roce, una tentación, un fugaz encuentro
de dos
almas que llevan años esperándose.
Nuestra leve toma
de contacto se disuelve, permaneciendo a escasos centímetros
el uno del otro, respirando el mismo aire, palpitando al unísono. Nuestros
ojos
se abren, se buscan, se encuentran, se comunican como siempre lo han hecho en
una conversación sin palabras. El dialogo de nuestras miradas culmina
en un
nuevo beso, esta vez una fusión. Un huracán de sentimientos en
su boca, en la
mía. La timidez del primer beso se ha esfumado dando paso a la pasión
que yace
en nuestro interior.
La unión
de nuestras manos se disuelve, convirtiéndose cada una de ellas en
curiosos exploradores del cuerpo del otro. Una exploración superficial
del
terreno tan conocido y a la vez tan inhóspito.
Mis manos estrechan
su cintura con delicadeza a la par que las suyas dan un
nuevo estilo a mi peinado. Solo cuando nos falta el aire separamos nuestros
labios lo suficiente para respirar antes de volver a buscarnos, de volver a
encontrarnos. Pequeños besos marcan la recuperación del aliento,
negándonos a
aceptar la distancia, luchando contra la separación.
El verbo devorar
adquiere un nuevo significado para mi, define nuestra
situación, nuestra actuación. Hemos pasado de la razón
a la pasión, de la calma
a la tempestad.
Lentamente nuestras
bocas se separan y nuestras miradas se encuentran. Una
sonrisa nerviosa aparece en nuestros labios. Guiado por mi impulsividad la
estrecho fuertemente entre mis brazos hundiendo mi rostro cerca de su cuello,
aspirándola. Quiero llevarme conmigo su olor, que una pequeña
parte de ella me
acompañe esta noche.
- Debería irme Scully o terminare propasándome contigo.
- ¡¡Mulder!!
Su dulce risa llega
hasta mis oídos causándome un efecto balsámico. Eleva su
rostro hasta encontrase con el mío depositando un nuevo y calido beso
sobre mis
inflamados labios.
- Hagámoslo
bien Scully, llevo años esperándote, no quiero dejarme llevar
por
las prisas, por el deseo, por…
Ella siempre sabe
cuando detenerme, cuando hacerme frenar, y lo consigue. No
seré yo quien se niegue o rechace ser besado por la mujer que amo, por
la mujer
que se apodera descarada e impetuosamente de mis labios, poniendo en jaque mi
capacidad de autocontrol. El "amiguito" que vive entre mis piernas
esta
pidiendo a gritos ser liberado, los mismos gritos silenciosos que yo emito para
que se detenga.
Ella es científica, conoce la ley de la gravedad, y creo que se ha dado
cuenta
de que algo dentro de mis pantalones esta comenzando a desafiarla.
Un último
beso antes de la inminente separación de nuestros cuerpos,
manteniendo únicamente el contacto a través de la unión
de nuestras manos, las
cuales reposan a ambos lados de nosotros.
- Tienes razón Mulder, por el bien de tu salud será mejor que te vayas.
- Si, o tendrán
que venir los bomberos a apagar el fuego que desencadenas en
mi.
Me dedica la más
hermosa de sus sonrisas antes de que comience a alejarme.
Nuestros brazos se estiran intentando alargar el momento antes de que nuestras
manos se alejen definitivamente. Nuestra unión se abre y nuestros dedos
se
acarician hasta que un último contacto se produce entre sus yemas.
Me giro dándole
la espalda, no quiero mirarla pues se que no me iría, se que
volvería sobre mis pasos, la cogería en brazos y no la soltaría
hasta llegar a
su dormitorio donde no descansaría hasta memorizar cada milímetro
de su piel.
Me monto en el
coche. Mientras me alejo observo por el retrovisor como
desaparece tras la puerta, para luego mirarme a mi mismo y la felicidad que
marcan mis facciones.
RESIDENCIA DE FOX MULDER
02:00 de la madrugada
Entra en su apartamento
buscando con urgencia una ducha fría. Su compañera ha
desatado, en esta ocasión voluntariamente, una pasión contenida
que durante
tantos años ha satisfecho a través de fantasías.
Su cuerpo desnudo
tras la cortina es recorrido por sus manos, manos hábiles que
saben donde dirigirse. El frío del agua no consigue aplacar el calor
que yace
en su interior. La erección que desde que ella le beso comenzó
a incrementarse
a pasos agigantados no desaparece. Solo una cosa le aliviaría y el lo
sabe.
Rindiéndose
ante la evidencia abandona la ducha rodeando su cintura con una
toalla, antes de dirigirse hacia el dormitorio donde, exhausto, se deja caer
sobre la cama.
Las imágenes
de la noche se suceden en su mente. Su memoria fotográfica lo hace
más sencillo, más cercano, más real.
Sus besos, sus
caricias, su imaginaria cercanía hacen que inconscientemente
comience a acariciarse. La toalla que lo cubría se abre descubriendo
la
imponente erección, mostrando su pene en toda su magnitud. Ella puede
estar
orgullosa, con solo unos besos le ha llevado a su máximo esplendor.
Una mano se posa
sobre su boca semiabierta, recorriéndola, tratando de
burlarla, de engañarla como si de los labios de ella se tratase. La otra
agarra
con firmeza su sexo, palpitante entre sus expertos dedos.
El silencio que
hasta ahora reinaba en el dormitorio se rompe con la
exclamación de sus gemidos, de su sentir. Su mano abandona la calidez
de sus
labios para descender a lo largo de su pecho desnudo y aun bañado por
pequeñas
gotas de agua, gotas que se confunden con el sudor que comienza a revelar el
grado de su excitación.
Mientras su mano
fricciona con destreza su pene, su boca implora la presencia
de ella en una llamada ahogada que sus oídos, al menos hoy, no llegaran
a
escuchar.
Sus movimientos hasta ahora constantes se aceleran llevándole hasta el
borde de
un imaginario precipicio, del cual esta a punto de saltar.
Un último segundo nuevamente dedicado a ella.
- Scully...-son las palabras que emanan de sus labios.
Como un lamento,
como un grito de auxilio antes de caer, antes de llegar, antes
de que el ritmo frenético de su mano se detenga en una última
caricia.
RESIDENCIA DE DANA SCULLY
02:15 de la madrugada
Ella se pasea por
su dormitorio como embrujada. En realidad, es por su mente
por donde esta paseando, por donde esta recorriendo cada uno de los instantes
de estas últimas horas. No es un embrujo en lo que esta inmersa, sino
en el
hechizo del amor, el amor que comienza a asumir, a aceptar.
Mientras se cubre
con las sabanas sus recuerdos vuelven a el, a los besos que
le dedicaba, a los besos de los cuales ambos eran protagonistas activos en la
película de sus vidas.
Sus dedos recorren
esos labios que anhelaban ser besados y que esta noche no
solo han sido probados sino dulcemente recordados. Cada uno en la distancia
rememoraba la cercanía del otro.
- Mulder…
Un ultimo suspiro,
un ultimo recuerdo, una ultima llamada, como no, dedicada a
el, antes de que sus parpados comiencen a cerrarse. Vencida por el cansancio,
por las últimas emociones, se deja arropar por los brazos del sueño.
RESIDENCIA DE JACK
Y NANCY RICHARDSON
03:15 de la madrugada.
El último
de los invitados se dirige hacia la puerta acompañado por la dueña
de
la casa mientras Jack comienza a recoger perezosamente. Decide que mañana
será
otro día, esta cansado y algo bebido.
Comienza a subir
las escaleras hacia la segunda planta donde se encuentra el
dormitorio, no sin antes acercarse hasta la entrada para decir adiós
y
comunicarle a Nancy que la espera arriba.
Cuando la silueta
de Jack desaparece de su visión, el se aproxima hasta ella
robándola un beso, una caricia furtiva de dos amantes que durante toda
la noche
trataron de disimular su mutua atracción.
CONTINUARA…
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