fanfic_name = PASIONES ENCONTRADAS

chapter = CAPITULO II. EL PODER DEL DESEO

author = Dana69

dedicate = A todos los que lo leais. A mis amigas Moju, Sonia ,a Evi que la
emociono el final del "Juguete" jiji y a Gema que es la que más me da la
plasta para que escriba. A todos los que me dejabais comentarios a pie de
relato una y otra vez, GRACIAS, Katherine_m_s , acava, AnaScully69, Lylou
,KathScully,SpookyScully, issyx, Dana84, lissi, caimaryx, ECA, DanaGilly ,
Cris_noplagia ,saria_ds ,Claireredfield ,DanaLoveFox , arcadia-x , judymulder,
aylarian, scully22, ChicaX, NikkyScully, Xgaddy, karly, y perdonad si me dejo a
alguien pero mi despiste no me abandona nunca. Espero que este os guste la
mitad por lo menos que el anterior.

Rating = sleeping_bags

Type = Suspense

fanfic = PASIONES ENCONTRADAS

Autor: Dana69
Disclaimer: Los personajes no son míos, son de CHRIS, bla bla bla...
Clasificación: XF, MSR, NR-18 y mas...
Spoilers: Nada de nada, solo lo que desprenden mis neuronas.
Dedicatorias: A todos los que lo leais. A mis amigas Moju, Sonia ,a Evi que la
emociono el final del "Juguete" jiji y a Gema que es la que más me da la
plasta para que escriba. A todos los que me dejabais comentarios a pie de
relato una y otra vez, GRACIAS, Katherine_m_s , acava, AnaScully69, Lylou
,KathScully,SpookyScully, issyx, Dana84, lissi, caimaryx, ECA, DanaGilly ,
Cris_noplagia ,saria_ds ,Claireredfield ,DanaLoveFox , arcadia-x , judymulder,
aylarian, scully22, ChicaX, NikkyScully, Xgaddy, karly, y perdonad si me dejo a
alguien pero mi despiste no me abandona nunca. Espero que este os guste la
mitad por lo menos que el anterior.
Feedback:chusi666ARROBAhotmail.com, ya sabeis tooodo lo que me querais decir y
más...
Si noooooooooooooo me retrasare eternidades y eternidades en publicar las
posteriores partes, jijiji!! Sigo amenazando. Que le voy a hacer tengo esa
mania!!!

CAPITULO II. EL PODER DEL DESEO


MARYLAND
3 de Junio.
01:30 de la madrugada.

La oscuridad que define la noche solo es invadida por la luz difusa de las
farolas que iluminan la amplia avenida por donde ella pasea. Pasos tranquilos,
pasos lentos que contrastan con su nerviosismo interior. El palpitar de su
corazón aumenta conforme le ve acercarse.

A solo escasos centímetros de ella su mirada la recorre lascivamente, repasando
cada una de sus curvas, deleitándose en cada uno de sus lujuriosos
pensamientos.
Ni siquiera un saludo.

Sus manos aprietan su cuerpo contra el de el, mientras sus bocas se unen, se
exploran fogosamente. Lenguas que se retan en una batalla privada, músculos que
se tensan, manos que trazan senderos imposibles de seguir.

- Nancy… Te deseo… Dios como te deseo…

Palabras que se abren paso entre la incesante lluvia de besos que ambos se
dedican. Una tormenta de dos pasiones que desean fusionarse.

La calle esta desierta, la luna y las estrellas son los únicos testigos de este
encuentro fugaz de dos amantes, que desde hace apenas tres semanas se conocen.

Dos personas que en un breve periodo de tiempo han encontrado en el otro su vía
de escape, su razón para seguir, el impulso necesario que toda persona en algún
momento de su vida necesita. Llamémosle casualidad, ocasión, azar, o
simplemente destino.

Ninguno de ellos caminaba solo por el sendero que marca su existencia, por el
camino que habían elegido en la vida. Pero por motivos distintos los dos
llegaron a un cruce donde ambas carreteras se encontraron.

Ella olvido que, si no logras solucionar los problemas que amenazan tu
presente, te acompañaran en el futuro, te perseguirán, solo es cuestión de
tiempo. El posponer el hoy, solo te lleva a un mañana más complicado.

Para el, ella fue un rayo de sol en plena noche, la mujer que le despertó de su
prolongado letargo. La muerte de su esposa lo tuvo sumido durante dos largos
años en una constante agonía, en una lucha por sobrevivir. Ni siquiera la
presencia de su hijo conseguía hacerle reaccionar. Su vida se resumía en un
querer y no poder.

Ambos, sin buscarse, se hallaron. Se abocaron a una complicada relación,
optaron por la vía fácil, cogieron la autopista del deseo.
Sus siluetas se alejan con rumbo desconocido, perdiéndose bajo el negro manto
de la noche.

RESIDENCIA DE DANA SCULLY
4 de Junio.
20:30 de la noche.

Poco a poco se va desperezando. El cansancio del viaje la hizo caer en un
profundo sueño nada más llegar a su casa. La maleta aun esta sin deshacer a los
pies de la cama. Mira perezosamente su reloj antes de incorporarse
agitadamente. El nerviosismo de su mirada al comprobar la hora se materializa
en cada uno de sus movimientos. Es tarde, a las 21:00 el la dijo que vendría.

- Maldita sea Dana, el tiene razón, eres peor que las marmotas - se repite a si
misma.

Corre hasta el salón donde se precipita sobre el teléfono, pulsando la útil
tecla de rellamada.

El contesta apresuradamente, sin apenas dar tiempo a que suene. Al escuchar su
voz automáticamente sus labios esbozan una sonrisa, sonrisa que se pronuncia
cuando nota su preocupación.

- No pasa nada. Mulder, estoy bien. Es solo que me he quedado dormida y no he
preparado nada de cena, ¿Puedes comprar algo de camino?- Le comunica a través
del inalámbrico.

Su voz, ya más tranquila, llega lejana desde el otro lado de la línea,
confirmándola que así lo hará. El es experto en comida preparada.

Como dos colegiales se dedican unas dulces palabras antes de colgar. Palabras
que les llenan, que les preparan, que refuerzan su idea de continuar. Esta es
la noche, se repiten cada uno de ellos inconscientemente. El puzzle que define
su relación casi esta terminado, apenas faltan unas piezas por colocar.

Se dirige hacia la ducha sumida en su romántico enamoramiento. Esta nerviosa
aunque trate de ocultarlo. El caso que estos últimos tres días han estado
investigando en la otra punta del país apenas si les ha dejado tiempo para
ellos. La puerta que ambos decidieron abrir esa noche durante la cena, sigue
solo entornada.

La tersura de su piel va quedando al descubierto conforme se va desnudando. Se
coloca el albornoz mientras recoge la ropa que se acaba de quitar. Abre la
maleta y rápidamente la deshace para después colocarla en su lugar, ordenando,
como siempre hace, su dormitorio.

Una vez en la ducha, lava su pelirroja cabellera haciendo de ello un exquisito
ritual, primero el champú, seguido del pertinente aclarado, para luego aplicar
con delicadeza la crema suavizante, extendiéndola con sus finos dedos,
sintiendo su suavidad deslizarse entre todos y cada uno de sus mechones.

El agua se desliza a lo largo de su cuerpo sembrándolo de relajación. Poco a
poco lo va ocultando bajo una suave y densa capa de espuma, para después apoyar
los brazos contra la pared, dejando que cada una de las gotas de agua la hagan
resbalar.

Descuelga la ducha para pasarla más de cerca por todo su cuerpo, eliminando con
ello cualquier rastro del jabón que hace unos instantes la cubría.

Sus manos la acarician en un gesto cotidiano que hoy adquiere una dimensión
distinta. Su mente no esta en su cuerpo, esta en él. Sus manos no son suyas,
son las de él.

La presión del agua, ahora golpeando directamente sobre su zona mas intima hace
que sus labios le llamen, le invoquen, le deseen más que nunca.

La faltan manos para sentir, para acariciar cada uno de los resquicios de su
piel que responde ante la llamada de la naturaleza, ante el instinto animal que
todos llevamos dentro.

Abre y cierra el grifo repetidas veces imprimiendo con ello distintos ritmos de
presión sobre su sexo. Una simple ducha, un acto diario, se ha convertido en
algo sexual porque el esta en ella, en su subconsciente, en su corazón, en cada
una de las caricias que se propina, en cada una de las gotas de agua que la
recorren, en cada uno de los dedos que surcan su pecho, que endurecen sus
pezones, en cada acometida de la ducha entre sus piernas.

- Mulder…- le llama una vez más.

Y todo se acelera, el latir de su corazón, el ritmo de sus movimientos, su
inminente orgasmo se avecina conduciéndola al principio del fin, antes de que
todo termine, antes de que todo se desvanezca, invadiéndola una extraña
sensación de plenitud.
Pero ese sentimiento desaparece cuando escucha un ruido procedente del
dormitorio. El ha llegado.


Entro en su apartamento con mis propias llaves después de golpear reiteradas
veces la puerta. Me dirijo a la cocina donde coloco la improvisada cena.
Recorro la sala antes de dirigirme a su dormitorio, abriendo sigilosamente la
puerta. Quiero darla una sorpresa, anhelo ver su precioso rostro cuando la
entregue el ramo que llevo entre mis manos. Pero la sorpresa me la llevo yo
cuando escucho mi nombre salir de sus labios. No es una llamada como las que
acostumbro a escuchar, su pronunciación resulta agónica, denota un marcado
acento sexual. Ella me reclama con deseo.

Trato de volver sobre mis pasos sin que se percate de mi presencia, pero mis
nerviosos movimientos me hacen chocar contra la cómoda.

Logro salir atropelladamente del dormitorio para regresar a la cocina,
intentando sacar de mi mente lo que acabo de escuchar. "Scully se duchaba
reclamando mi presencia, pensando en mi."

No se porque me sorprendo, yo hago lo mismo en su ausencia, la llamo, la
extraño, la invoco, como si con ello consiguiera que acudiera a mi, pero no
esperaba que ella hiciera lo mismo, ¿o si? Es una faceta de Scully que
desconocía, una faceta que me muero por descubrir de cerca. Mi nombre
pronunciado de esa manera por sus labios es música para mis oídos, música que
estremece mis adentros. Deseo que mis continuas llamadas se mezclen con las
suyas conformando la banda sonora de nuestras vidas.

Abandono el ramo de rosas sobre el sofá antes de preparar la mesa. Mientras
coloco todo sobre ella la oigo moverse por la habitación.

Una vez que he servido la cena en los platos me acerco hasta uno de los
armarios para sacar una botella de vino que ella me dijo que tenía reservada
para esta ocasión. Lleno hasta la mitad ambas copas y me siento a esperar a que
haga su aparición en el comedor.

Mientras, el recuerdo de su llamada sigue flotando en mi mente.

El rubor se materializa en sus mejillas. El calor que desprende su cuerpo no
logra calmarlo ni siquiera terminando de aclararse con agua fría.

Nuevamente se esconde bajo su albornoz. Buscó la ducha no solo como acto de
higiene sino como método para relajarse antes de que él llegara, pero no solo
no ha conseguido su propósito, sino que sus nervios ahora están mas a flor de
piel.
El la ha oído y ella lo sabe.

Mulder me escuchó de eso estoy segura, estaba en el dormitorio. La prueba del
ruido que me saco de mi estado de ensimismamiento lo tengo frente a mí. Creo
que se sintió violento y salio de aquí apresuradamente, topándose con mi
cómoda, derribando uno de mis botes de crema. ¿Cómo me hubiera sentido yo
invadiendo un momento así? Mejor no lo pienso.

En el fondo esto nos pasa porque aun no compartimos la misma intimidad. Deseo
poder llamarle, poder pronunciar su nombre en su presencia como hice apenas
unos instantes, sin que ello me conduzca a este estado de agitación. Quiero que
sienta mi deseo y sentir el suyo, que mi nombre brote de sus labios como el
suyo brota de los míos.

Aunque, quizá no oyera nada y solo salio de aquí porque me encontraba en la
ducha. ¿A quién quiero engañar? El lo oyó todo.

No se como me siento.

"Satisfecha, Dana ahora estas satisfecha"

Basta. Tengo que atar en corto a mis neuronas, ¿Qué es eso de andar pensando
sin consultarme?

Confusión y nerviosismo es lo que concretamente define mi estado. Mulder
oyéndome, escuchando su nombre en un momento tan íntimo. El sabe lo que siento
por el, sabe que le deseo, pero eso no cambia ni evita que me sienta
avergonzada.

En estos últimos días hemos avanzado en nuestra relación. Esa cena marco un
antes y un después. Estaba nerviosa pues esta noche, ambos lo sabemos, vamos a
dar un paso importante en nuestra relación. Pero ahora, después de esto, no es
nerviosismo lo que se apodera de mí, sino un ataque de pánico. ¿Como salir a
enfrentarle después de lo que ha oído? ¿Cómo se sentirá el? ¿Qué estará
pensando en estos momentos?

No quiero saberlo, no quiero salir de mi dormitorio, pero no puedo pasarme toda
la noche aquí y el ahí fuera, esperándome. Somos adultos creo que lo mejor será
que salga y hablemos de ello.
Termino de vestirme, respiro profundamente y abro la puerta que me separa de
el.

Ella camina, aparentemente segura, hasta el, hasta la silla donde esta sentado.
El rojo de su pelo se confunde con el de sus mejillas. El la mira y sonríe
antes de levantarse y salir a su encuentro.

Sus manos se entrelazan produciéndose un primer contacto entre sus cuerpos
anhelantes del otro. Un tímido beso marca el final del acercamiento de sus
rostros. Frente con frente, reposando el uno en el otro, apoyándose en su unión
como siempre lo han hecho.

- Te he echado de menos Scully. ¿Cuánto tiempo ha sido?

- Dos horas, treinta y cinco minutos y unos cuarenta segundos…- dice mirando
hacia el reloj.

Sus manos se separan de las de ella cercando su rostro antes de unir nuevamente
sus labios a los suyos, interrumpiendo dulcemente su frase.

Tras unos minutos de roces, caricias y continuos besos el la conduce hasta el
borde del sofá.

- Cierra los ojos Scully.

Ella obedece cerrando sus parpados, no sin antes dedicarle una curiosa mirada
acompañada de una dulce sonrisa. Sin soltar sus manos, con la que le queda
libre, se estira hasta coger el ramo de rosas.

- Ya los puedes abrir.

Su rostro se ilumina al observar las once rosas que el ha traído para ella. Las
coge entre sus manos delicadamente, acercando su rostro para aspirar de cerca
su olor. Embriagada por su perfume las aparta lentamente para buscar sus
labios, para encontrarlos preparados para ella, volviendo a unirse esta vez en
un largo y cálido beso.

- Mulder son preciosas.

- No tanto como tu Scully - le dice mientras acaricia su mejilla suavemente.

- Gracias.

Una nueva sonrisa, un nuevo acercamiento, un nuevo beso, antes de separarse de
el dirigiéndose a la cocina. Busca un jarrón para colocarlas. Mientras lo hace
se percata de que son once las rosas que conforman el ramo.

- Mulder, ¿Son once por algún motivo en especial? - Ella sabe que el todo lo
hace por alguna razón, y quiere saber el por qué de esta.

- Si - La dice mientras se aproxima hasta ella desde atrás rodeándola con los
brazos por la cintura.

- ¿Y cual es? - Dejándose caer sobre el, apoyando su espalda contra su pecho.

- Son once Scully - besando su cuello - porque contigo hacen la docena.

- Mulder…

Sus palabras mueren en su boca. En realidad no logran salir porque el la ha
dejado sin ellas. Gira su cuello lentamente encarándole, observando la
felicidad que irradia su mirada antes de besarle, antes de creer perderse en
el, en la dulzura de sus besos, en la suavidad de sus caricias, en todo su
ser.

Poco a poco va quedando frente a el, cuerpo contra cuerpo, encontrándose pasión
contra pasión, deseo contra deseo. Años de control se desvanecen.

Todo se diluye en un festival de besos en el que sus bocas son ansiosos
participantes, en el que no solo se buscan sino que se retan por alzarse con la
victoria, sea cual sea esta.

Mientras tanto la cena comienza a enfriarse, pero a ellos no parece
importarles. Solo es cuestión de prioridades.

El poder del deseo se alza con el primer puesto.

RESIDENCIA DE JACK Y NANCY RICHARDSON
6 de Junio.
11:30 de la mañana.

Los golpes en la puerta le hacen reaccionar, le obligan a regresar al mundo
real, al mundo en el cual sin ella se siente tan solo. Desde hace dos días que
ella no esta, se encuentra perdido, abandonado, abocado sin quererlo a la
amargura de la soledad no buscada.

La alegría que define su personalidad, la felicidad que desprendía en cada uno
de sus actos, en cada uno de sus movimientos incansablemente a lo largo de
todas las horas que tiene el día, se ha esfumado, le ha abandonado. Ella se la
ha llevado.

No solo se ha quedado sin su amor, sino también sin su alegría, sin su razón
para vivir, sin su alma gemela como el la definía. A su carácter, positivo por
naturaleza, aun le queda un rayo de esperanza. El confía en que nada malo le
haya sucedido, y que pronto vuelva de donde quiera que este, que regrese a el.

Ralentizando sus pasos llega hasta la entrada. Quiere encontrarla, quiere que
ellos le ayuden, pero a su vez teme saber, conocer algo que no sea capaz de
asimilar, la mente es así, siempre nos conduce a ponernos en lo peor. Dándole
un momentáneo respiro a sus pensamientos abre la puerta.

- Fox, Dana, pasad, os estaba esperando.

Ella pasa primero impulsada levemente por la mano de su compañero sobre su
espalda en un gesto que les define. Le tiende la mano a Jack, el cual la
estrecha apenas sin fuerzas. Mulder avanza tras ella hasta situarse frente a su
amigo dedicándole una mirada de consuelo antes de abrazarle, mientras ella en
un segundo plano observa la escena antes de que su mirada descienda hasta el
suelo, dándoles un pequeño momento de intimidad.

- ¿Cómo estas Jack?- le dice apenas se disuelve su abrazo.

- Confuso, perdido, abatido, pero sobre todo confuso Fox…

- Jack no te preocupes la encontraremos.

- Bueno pasad y seguimos hablando en el salón.

Les conduce hasta uno de los salones de la amplia casa. Mientras ellos se
sientan, el sale nuevamente en dirección a la cocina para preparar unas tazas
de café. Al cabo de unos instantes regresa donde ellos le esperan con la
bandeja entre sus manos.

- Jack, Scully y yo sabemos solo lo que me dijiste por teléfono ayer. Cuéntanos
lo que paso la noche en la que desapareció Nancy.

- Era una noche como cualquier otra. Cenamos, vimos la televisión un rato
juntos y luego yo subí al dormitorio a acostarme pues al día siguiente tenia
que trabajar, y a parte ese día había sido horrible. Tenemos mucho pendiente en
la oficina.
Cuando me desperté por la mañana ella no estaba en la cama y eso ya me
sorprendió. Es muy dormilona.

- Eso me recuerda a alguien- dice Mulder mirando de reojo a Scully.

El gesto de ella, hasta ahora concentrado en las palabras de Jack, se relaja
esbozando una tímida sonrisa que contrasta con la mirada que le dedica a su
compañero. Dicen que hay miradas que matan, pues si así fuera esta seria una de
ellas y el cuerpo de él hubiera caído fulminado al instante.

- Perdona Jack. Continua. - mirando nuevamente a su amigo.

- Lo que os decía, por la mañana ella no estaba en la cama. Pensé que quizá
habría bajado a preparar el desayuno, a veces lo hacía, se levantaba conmigo y
desayunábamos juntos antes de irme al trabajo, para luego ella volverse a meter
en la cama. Pero tampoco estaba en la cocina. Así que recorrí toda la casa
inútilmente buscándola, pues ella no estaba aquí.

Tras pronunciar estas últimas palabras sus ojos comienzan a empañarse con unas
primeras lágrimas que luchan por salir. En su interior una batalla se
desarrolla, su fortaleza contra su debilidad, un pulso de sentimientos en el
que dará igual quien se imponga, el será el único perdedor.

Scully se levanta de su asiento dirigiéndose hasta donde Jack se encuentra,
sentándose a su lado, posando una de sus manos sobre la unión de las de él.

- ¿Qué haré sin ella? Es toda mi vida.

- Jack, mírame - le dice Scully mientras aprieta sus manos - Tienes que ser
fuerte, no sabemos que le ha pasado a Nancy, pero la encontraremos. Te lo
prometo.

- Jack, cuéntanos que suele hacer ella, donde acostumbra a ir, con quién, sus
amigos, familiares. Descríbenos su vida, vuestra vida. - le dice su amigo
tratando de evitar que sus lagrimas sigan surcando su congestionado rostro.

El separa sus manos de las de Scully y se estira levemente hasta alcanzar su
taza de café, dando un pequeño sorbito a esta antes de comenzar a hablar.

- Como ya sabéis hace poco que residimos aquí. Nuestros conocidos son gente del
trabajo y vecinos básicamente. Yo salgo temprano a la oficina y regreso tarde.
Ella desde que estamos en esta ciudad se ha dedicado a amueblar la casa y a
resolver todos los asuntos del cambio de residencia. Apenas si llevamos un
mes.
Cada noche al volver me contaba lo que había hecho a lo largo del día. Esta
semana pasada se había apuntado a un gimnasio, decía que estaba engordando.
Aunque yo cada día la veía más guapa, la idea me pareció muy bien, así se
distraería y conocería gente.

Respecto a nuestros familiares, yo soy hijo único y mi madre murió hace tres
años, como ya sabes Fox. Con su familia, ella mantenía contacto con su madre y
su hermana por teléfono pues viven en New York. Las llame ayer para saber
cuando había hablado con ellas y si tenía pensado ir a visitarlas, pero me
dijeron que hacia una semana que no sabían nada de Nancy. Para no preocuparlas
de momento, les dije que tenía pensado dar a Nancy una sorpresa y llevarla a
New York, siendo ese el motivo de mi llamada, saber en que fechas podríamos
realizar el viaje para pasar unos días junto a ellas.

He buscado en su agenda, he puesto la casa patas arriba tratando de encontrar
una pista que me dijera donde puede encontrase, el por qué de su desaparición,
pero no he encontrado nada. Me invade la angustia al saber que no se fue
voluntariamente. Todas sus cosas están aquí, se fue sin nada. ¿Quién se va con
lo puesto? Nadie. Alguien se la ha llevado y quién sabe lo que la estará
haciendo.

Lo que antes eran unas tímidas lágrimas se han convertido en un angustioso
llanto que recorre su rostro, que nubla su mirada. Scully vuelve a entrelazar
sus manos con las de el. Pero para Jack no es suficiente, esta abatido, hundido
y movido por un impulso se abraza a ella, como queriendo resguardarse en sus
brazos, como queriendo huir de sus temores, como queriendo ser protegido de
algo de lo cual es imposible que nadie pueda protegerlo. El dolor, ese
sentimiento que nos mina poco a poco y del cual únicamente uno mismo puede
escapar, puede vencer. Ellos le ayudaran, pero solo el puede encararlo,
superarlo, vencerlo.

Solo cuando logra tranquilizar su estado se separa de ella pidiendo disculpas a
ambos, disculpas que para ninguno eran necesarias. ¿Acaso alguien debe
disculparse por sentir sea cual fuere ese sentimiento? Nadie.

Mulder se levanta y se acerca hasta donde ellos se encuentran. Se arrodilla
ante Jack y posa sus manos sobre las de el antes de comenzar a hablar.

- Jack esto es lo que haremos. Investigaremos la zona, hablaremos con los
vecinos por si alguien vio a Nancy esa noche, o algo extraño en la
urbanización. Necesitaremos también la dirección de su gimnasio por si alguien
sabe algo acerca de sus posibles planes o intenciones. Nos llevaremos su agenda
para ponernos en contacto con sus amigos y familiares. Aunque tu no hayas
querido decirles nada hasta el momento, creo que es necesario que lo sepan pues
tendremos que hacerles algunas preguntas.
Y ahora muéstranos tu casa, que podamos ver vuestro dormitorio y sus cosas.

- De acuerdo Fox.

Mulder se incorpora lentamente mientras Jack pasa sus manos por su rostro
tratando de eliminar los restos del infierno que esta viviendo. Cuando se
siente preparado se levanta seguido de Scully. Los tres se dirigen hacia las
escaleras que comunican ambas plantas de la hermosa casa. Ascienden lentamente
y en silencio por ellas. Jack va el primero mostrándoles el camino una vez que
están en la planta superior. Sus pasos se detienen frente a la puerta del
dormitorio descendiendo su mirada hasta el suelo, posándola en él unos segundos
antes de dirigirla hacia ellos.

- Esta es nuestra habitación. Pasad y mirad lo que queráis mientras yo voy a
por su agenda. La deje en mi despacho, es la puerta del fondo. ¿De acuerdo?-
dice ya mas calmado.

Ambos asienten antes de que comience a recorrer el pasillo. Mulder posa su mano
sobre el pomo de la puerta haciéndolo girar mientras le dirige una de sus
típicas miradas a Scully, mirada que ella le devuelve antes de entrar.

SAN DIEGO. CALIFORNIA
9 de Julio de 1983
03:45 de la madrugada

Las olas del mar rompían contra los acantilados que rodeaban la pequeña cala
donde una gran fiesta tenía lugar. El final de las clases y con ello el
comienzo de las vacaciones de verano era el motivo de esta celebración donde un
numeroso grupo de estudiantes se congregaba.

Habían llegado al término de su etapa de instituto y en unos meses cada uno de
ellos tomaría rumbos distintos. La universidad les aguardaba y con ello la
elección que cada cual había hecho.

Dos de ellos se alejan del resto buscando un lugar mas intimo. Pasos
tambaleantes, probablemente debido al alcohol que corre por sus venas, les
conducen a uno de los extremos solitarios de la playa, cerca de la orilla del
mar.
Entre constantes risas y caricias se dejan caer sobre la arena aparatosamente,
vertiendo con ello las copas que llevan entre las manos. Las carcajadas que
brotan de sus labios son interrumpidas por la pasión que transmiten sus
continuos besos. Dos adolescentes que apenas acaban de cumplir los 18 años y
que están deseosos de experimentar con su cuerpo, con el del otro.

Su primera relación sexual la pospusieron hace escasos días esperando este
momento, buscando esta intimidad de la que hasta ahora habían carecido,
aguardando esa situación especial.

Sus cuerpos, dos conjuntos de hormonas furiosas que tratan de explorase con la
máxima cautela, tratando de alargar el momento, de descubrir la inmensidad del
otro, aprovechando el embrujo del mar, la luz de la luna que muestra como va
quedando al descubierto toda su desnudez.

Continuos besos y caricias les preparan para lo que esta próximo a suceder. Se
dedican una mirada de aprobación antes de dar el siguiente paso, antes de que
el la penetre con toda la delicadeza de la que es capaz. Sus cuerpos se funden
de tal manera que resulta imposible delimitar los horizontes de ambas
anatomías. La mezcla de sus sonidos se confunde con el rugir de las olas. Gran
diversidad de gemidos, sus nombres pronunciados una y otra vez por el otro
denotan la llegada del inminente final, la explosión de dos volcanes a punto de
entrar en erupción.

Y explotan el uno en el otro, y sus cuerpos se confunden con la arena que les
rodea, sin dejar de acariciarse, sin dejar de llamarse, sin dejar de repetir
los nombres que hace ya mucho tiempo eligieron sus padres para cada uno de
ellos, Nancy y Michael.

CONTINUARA…

Recordad, eternidades y eternidades........¿de deseo?


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