fanfic_name = PASIONES ENCONTRADAS

chapter = CAPITULO TERCERO.CICLOS VITALES.

author = Dana69

dedicate = A todos los que lo leais. A mis amigas Moju, Sonia ,a Evi que la emociono el final del "Juguete" jiji y a Gema que es la que más me da la plasta para que escriba. A todos los que me dejabais comentarios a pie de relato una y otra vez, GRACIAS, Katherine_m_s , acava, AnaScully69, Lylou ,KathScully,SpookyScully, issyx, chica_mulder, Dana84, lissi, caimaryx, ECA, DanaGilly , Cris_noplagia ,saria_ds ,Claireredfield ,DanaLoveFox , arcadia-x , judymulder, aylarian, scully22, ChicaX, NikkyScully, Xgaddy, karly, Danakari y perdonad si me dejo a alguien pero mi despiste no me abandona nunca. Espero que este os guste la mitad por lo menos que el anterior.

Rating = sleeping_bags

Type = Suspense

fanfic = PASIONES ENCONTRADAS

Autor: Dana69

Disclaimer: Los personajes no son míos, son de CHRIS, bla bla bla...

Clasificación: XF, MSR, NR-18 y mas...

Spoilers: Nada de nada, solo lo que desprenden mis neuronas.

Dedicatorias: A todos los que lo leais. A mis amigas Moju, Sonia ,a Evi que la emociono el final del "Juguete" jiji y a Gema que es la que más me da la plasta para que escriba. A todos los que me dejabais comentarios a pie de relato una y otra vez, GRACIAS, Katherine_m_s , acava, AnaScully69, Lylou ,KathScully,SpookyScully, issyx, chica_mulder, Dana84, lissi, caimaryx, ECA, DanaGilly , Cris_noplagia ,saria_ds ,Claireredfield ,DanaLoveFox , arcadia-x , judymulder, aylarian, scully22, ChicaX, NikkyScully, Xgaddy, karly, Danakari y perdonad si me dejo a alguien pero mi despiste no me abandona nunca. Espero que este os guste la mitad por lo menos que el anterior.

Feedback:chusi666ARROBAhotmail.com, ya sabeis tooodo lo que me querais decir y más...

Si noooooooooooooo me retrasare eternidades y eternidades en publicar las posteriores partes, jijiji!! Sigo amenazando. Que le voy a hacer tengo esa mania!!!

CAPITULO TERCERO. CICLOS VITALES.

RESIDENCIA DE JACK Y NANCY RICHARDSON

6 de Junio.

12:15 de la mañana.

Sus ojos recorren la estancia de forma fugaz, sin detenerse en nada en concreto, una visión global es el primer paso para luego ir centrándose en los pequeños detalles, solo es cuestión de métodos.

El desorden y el caos definen el amplio dormitorio. Todo esta revuelto, el armario abierto muestra las pocas prendas que aun permanecen colgadas en sus perchas, las únicas que se han librado del huracán Jack. Cajones sin cerrar, ropa colgando sobre ellos y un denso manto de tela cubriendo el suelo, haciendo de la ropa de ambos una compleja alfombra improvisada.

Sus pasos se dirigen hacia donde sus ojos previamente se han posado. Derecha e izquierda de la cama es la ubicación donde cada uno de ellos se encuentra, la que cada uno examina.

El continua observando todo lo que le rodea, pero no solo ve el desastre reinante sino la angustia que se apodera de una persona que trata de encontrar algo a lo que aferrarse, algo por donde poder empezar a buscar, algo por donde poder empezar a entender. Para el es una sensación tan conocida, tan familiar, tantas veces experimentada.

Ella esta centrada en la que debía ser la zona de Nancy, sus cosas están esparcidas sobre la cómoda, mezcladas brutalmente, tan brutalmente que varias de ellas se han hecho añicos. El aroma de esos perfumes, de esas cremas derramadas se confunde con el olor a desesperación que ella percibe como la causa de tan tremendo desastre.

Ambos se miran en silencio. No les hacen falta las palabras, sus ojos expresan lo que sus mentes sopesan. La capacidad de comprensión y transmisión de dos personas es algo que se refuerza con el tiempo, algo que crece, y ambos han hecho de esta comunicación un arte.

Cada uno de ellos en su individualidad percibe en esa habitación lo que ambos sentirían si se encontraran en el lugar de Jack, si desapareciera el otro, su opuesto y a la vez su complemento. Ellos son un todo, como piensan que lo eran Jack y Nancy, y ¿Qué le ocurre a un todo si le quitas una de sus partes? La respuesta es obvia, queda incompleto. En su caso, al igual que en el de Jack, esa falta de su otra mitad únicamente es suplida por la agonía, el dolor y la desesperación por volver a encajar ambas piezas.

- Mulder aquí no hay nada que pueda ayudarnos a encontrar a Nancy, mas bien creo que nos da una idea mas completa de cómo se ha sentido Jack. Si había algún indicio de los últimos movimientos de ella antes de su desaparición el los ha borrado.

- Scully imagino como me sentiría yo si estuviera en su lugar. Bueno en realidad no tengo que imaginármelo, se perfectamente como se siente, su angustia por no saber donde esta ella y si se encontrara bien. He sufrido ese desagradable sentimiento en cada una de las ocasiones en las que te han separado de mí.

Sus palabras surcan el aire a la vez que sus pies se dirigen hacia ella navegando lentamente sobre el mar de tela que oculta el suelo.

- Ambos conocemos tan bien ese sentimiento Mulder… Y es el que impregna cada resquicio de este dormitorio.

Dos cuerpos, un único sentimiento, y este momento incitan a una pequeña toma de contacto, una señal de que ambos están en el mismo barco, una incondicional muestra de que, como siempre, emprenden juntos una nueva travesía.

El desliza su mano suavemente sobre la de ella, acariciándola, recorriendo su longitud con dos de sus dedos antes de atrapar entre ellos uno de los de ella, para elevar su minúscula unión hasta sus labios y besarla lentamente.

Sus rostros se relajan esbozando ambos una sonrisa. La sola cercanía del otro les reconforta por unos instantes, haciendo olvidar a sus prodigiosas mentes el motivo que les trajo hasta esta casa, la razón por la cual se encuentran entre estas cuatro paredes.

El hace descender la unión de sus manos paulatinamente hasta colocarla tras la espalda de ella, consiguiendo con esto acercarla a él, sentir su cuerpo contra el suyo. Sus labios se aproximan a su rostro hasta depositar un calido beso sobre su frente.

- Perdonad.

Ambos se giran tan rápidamente como se separan. No aceptan la idea de que les puedan sorprender. Más bien no están preparados para que les invadan un momento así, su recién adquirida intimidad. Por su trabajo están acostumbrados a las sorpresas constantes, a que continuamente profanen su despacho, sus vidas y hasta sus casas, pero su relación ahora ha cambiado. Ese paso que tanto les ha costado dar quieren preservarlo para ellos.

- ¿Nos traes la agenda de Nancy?- le dice su amigo mientras se acerca a el.

- Si, aquí la tenéis, aunque no creo que os sea de mucha ayuda. Como os dije la he repasado cientos de veces.

Scully se aproxima hasta ellos y toma la agenda entre sus manos antes de comenzar a ojearla superficialmente.

- Jack, aquí no hay nada más que pueda ayudarnos.

- Lo siento Fox, no os dije que la habitación era un caos. Me volví loco la otra noche y este es el resultado de mi locura.

- No te preocupes Jack. De todos modos, como tú dijiste, y por lo que aquí hemos podido observar, da la impresión de que se marcho con lo puesto.

- Jack – le dice Scully- estos números de teléfono de aquí- continua mientras le señala una de las hojas de la agenda - ¿A quien corresponden?

- Son de nuestros vecinos.

- Scully, ¿Por que te llaman la atención esos teléfonos?

- Parecen ser los últimos que anoto Nancy, además están sin clasificar por la inicial del nombre, todos escritos en la última página, y uno de ellos esta subrayado Mulder.

- Déjame ver - le dice acercándose hasta ella.

- Ese al que os referís, el que esta subrayado, corresponde a mi vecino de aquí al lado. Le conocisteis durante la cena.

- Esa noche había mucha gente aquí Jack, no se a quien te refieres- le dice Mulder.

- Nancy da clases de pintura a su hijo.

- ¿Clases de pintura? – le pregunta Scully.

- Si, Nancy estudio Bellas Artes. Una tarde ella estaba en el jardín pintando un cuadro de la casa y el la vio. Al día siguiente vino a vernos por la noche y le pregunto a Nancy si le interesaría dar clases de pintura a su hijo. Se ve que al chico le gusta mucho el arte y quiere estudiar lo mismo que hizo Nancy. Ella se sintió muy alagada y acepto. Yo la anime a hacerlo, pues como ya os comente tenia mucho tiempo libre.

- Bien, pues será con el primero que hablemos – contesta Mulder.

Lentamente abandonan el dormitorio recorriendo el camino inverso que hacia una media hora habían realizado. Una vez en la puerta de la casa se despiden de Jack dificultosamente, pues por alguna razón el no quiere dejarlos ir. Nuevamente comienza a experimentar ese sentimiento de soledad que había sido mitigado por la presencia de los dos agentes, y que vuelve a apoderarse de él ante su inminente partida.

Después de que Jack cerrara la puerta ambos se dirigen a la casa contigua, la casa a la cual pertenece ese teléfono que desde un primer momento a ella le llamo la atención. Intuición femenina, perspicacia, o simplemente observación y deducción de un agente del FBI.

Llaman a la puerta y mientras esperan una respuesta se dirigen una mirada cargada de contenido. Cuando esta se abre aparece tras ella un muchacho de unos 16 o 17 años con aspecto somnoliento.

- Hola. Buenos días. Somos los agentes Mulder y Scully del FBI – le dice el mientras ambos muestran sus respectivas placas.

- Hola. Disculpen, estaba durmiendo. ¿Qué desean?

- Queremos hablar con tus padres.

- Si, a mi también me gustaría.

- ¿Perdona? – le interroga Scully.

- Pues que mi padre no esta en casa. Hace tres días que salio de viaje. Cuando regrese del instituto encontré una nota, donde decía que salía de la ciudad por negocios unos días, que me llamaría, pero aun estoy esperando esa llamada. No puedo decirles más.

- Y tu madre ¿Podríamos hablar con ella?

- Pues tampoco, lo siento. Mi madre murió hace dos años.

- Lo siento, no lo sabíamos – le contesta Scully.

- No tenían por qué. Bien si no desean nada más, tengo que ducharme y preparar la comida antes de ir a clase.

- Espera un momento - le dice Mulder sujetando la puerta para que no la cerrase aún- Nancy tu vecina de al lado, te da clases de pintura ¿verdad?

- Si, así es, aunque esta semana aun no hemos dado ninguna. Jack pasó por aquí el otro día y me dijo que Nancy se había tenido que ausentar, que me llamaría cuando regresara para continuar con las clases.

- ¿Nos podrías decir donde trabaja tu padre? ¿A que se dedica?

- Mi padre tiene una empresa de seguros, si quieren les doy la dirección, aunque ya les he dicho que salio de viaje.

- Si eres tan amable.

- Si, esperen un momento que voy a por una de sus tarjetas.

El muchacho desaparece tras la puerta para regresar en escasos segundos con la tarjeta en una de sus manos.

- Aquí la tienen. ¿Algo más?

- Si, hace tres noches ¿Viste algo extraño por aquí?

- Hace tres noches, déjenme pensar – dice burlonamente a la vez que coloca uno de sus dedos sobre el labio – no.

- ¿Cómo te llamas? – le dice Mulder.

- Dylan.

- Bien Dylan, es muy importante, ¿Seguro que no viste ni oíste nada extraño?- vuelve a repetir el.

- No, lo recordaría – dice Dylan adquiriendo un aire mas serio- fue la primera noche que pase solo.

- De acuerdo Dylan. Gracias por todo- dice Scully dando por terminada la conversación.

- Adiós agentes.

Ambos se alejan de la casa después de que Dylan cierre la puerta. Se detienen frente al coche mirándose mutuamente.

- Mulder, ese hombre, el padre de Dylan, se fue de la ciudad la misma noche de la desaparición de Nancy. Creo recordar quien era, le vi hablando con ella durante la cena, justo antes de marcharnos.

- ¿Qué quieres decir Scully?

- Pues que les vi juntos y que ambos desaparecieron la misma noche.

- Scully, ese hombre, Charles, según pone en su tarjeta, salio de viaje de negocios y Nancy… Bueno Nancy no sabemos que fue de ella.

- Mulder ¿Y si se fue con el? En fin solo es una idea.

- Scully, ¿Por qué iba a irse con ese tipo? Nancy esta felizmente casada con Jack.

- Mulder eso nosotros no lo sabemos. Lo que sucede en una pareja realmente solo lo saben ellos.

- Scully, has oído hablar a Jack, estuviste con ellos hace una semana.

- Si Mulder, pero solo conocemos la versión de Jack, y ahora además le invade la desesperación. Tú escuchaste lo que decía sobre ella, la estaba costando adaptarse a esta nueva vida, se deduce de sus palabras.

- De acuerdo Scully, pero aunque eso fuera así ¿Por qué se iba a ir con ese hombre?

- Yo no digo que lo haya hecho Mulder, solo digo que es una posibilidad a considerar.

- Iremos a su empresa a ver si pueden ayudarnos algo más que su hijo.

Sus pasos se dirigen ahora hacia el resto de las casas colindantes. Las mismas insulsas e infructuosas conversaciones se repiten frente a cada una de ellas. Nadie vio ni oyó nada fuera de lo normal la noche de la desaparición de Nancy.

Ya montados en el coche se dirigen hacia la puerta de entrada de la urbanización, para concluir su visita hablando con el vigilante de seguridad.

El tampoco resulta de gran ayuda. No recordaba nada extraño. Mientras ella le hace las últimas preguntas el teléfono de él comienza a sonar. Antes de colgar y a la vez que escucha las palabras finales de su conversación telefónica dirige su mirada hacia su compañera, la cual le interroga con sus hermosos ojos.

- ¿Qué ocurre Mulder? – le dice cuando el cuelga el móvil.

- La policía ha encontrado a una mujer que concuerda con la descripción de Nancy.

- ¿Dónde? ¿Se encuentra bien?

- Esa mujer, Scully, esta muerta.

RESIDENCIA DE DANA SCULLY

4 de Junio.

2:20 de la madrugada.

Su figura es iluminada por la escasa luz de la Luna que logra penetrar en su dormitorio. Su mirada esta fija en ella, en ese astro que trata de mitigar la oscuridad de la noche. Su frágil cuerpo únicamente se esconde bajo la camisa de él. Su mente no deja de recordar cada uno de los instantes que ambos han compartido esta noche. La dulzura de sus primeros besos que poco a poco fueron dando paso a la pasión que yacía en su interior.

Recordaba como habían alzado sus copas y brindado por ellos. Pero luego esas copas habían sido abandonadas voluntariamente sobre la encimera de la cocina mientras el la arrinconaba contra ella.

Sus manos la cercaban paulatinamente, primero su cintura, para luego ir descendiendo a lo largo de su anatomía. Encontraron el lugar que buscaban cuando la agarraron firmemente por el trasero. Como el artesano moldea su obra así había moldeado él una y otra vez sus glúteos, hasta quedar satisfecho y elevarla sobre la fría superficie.

Ella tampoco se había quedado atrás, mientras él exploraba su cuerpo, a ella le parecía que sus manos habían adquirido vida propia. Recorrían su pecho invadiendo el minúsculo espacio que existía entre ellos. Poco a poco le fue desabrochado cada uno de los botones de esa camisa que le impedía palpar su torso desnudo. Solo cuando logro su propósito su mirada se torno triunfal.

El sembraba de besos su cuello mientras sus manos se introducían sigilosamente bajo su camiseta, recorriendo con la yema de sus dedos todo cuanto encontraban a su paso. Ambas se detuvieron cuando se toparon con su pecho. El retiro su boca de ella y la miro, con tanta dulzura, que ella creyó, por unos instantes, derretirse ante aquel hombre que tantas veces la había demostrado lo que significaba para él.

Ese encuentro, esa fusión de sus miradas solo fue interrumpida un segundo cuando ella se deshizo de su camiseta. El no la quitaba la vista de encima, miraba sus ojos, miraba su sonrisa, memorizaba cada uno de sus gestos. Los iba a guardar en su cerebro en la sección de únicos.

Dejo de organizar los archivos de su mente cuando ella se apodero de su boca, cuando le pidió a gritos que la besara. Sus piernas se enroscaron en su cintura mientras el la estrechaba, tanto como era capaz, contra su pecho. Sus cuerpos semidesnudos comenzaban a entrar en contacto con el del otro y una especie de corriente eléctrica les recorría a ambos.

Nuevamente la elevo, pero esta vez para llevársela con el. Sus pasos se dirigían hacía el dormitorio con su preciada carga, pero antes de llegar una pequeña parada tuvo lugar en pleno pasillo.

La decoración de la casa no era algo que pareciera importarles en ese momento, pero cuando él empujo la espalda de ella contra una de las paredes, uno de los cuadros allí presentes se torció, dando un nuevo aire a la estancia. Como si eso no hubiera sido suficiente, el la volvió a sentar, pero esta vez sobre la pequeña mesa que se encontraba a escasos metros del dormitorio, reorganizando con ello su hasta ahora lógica colocación.

Sus bocas continuaban retándose la una a la otra, buscándose con urgencia mientras las manos de ella iban abriéndose camino entre sus pantalones. Cuando los hubo desabrochando su parte salvaje la poseyó, levantándose de donde se encontraba y empujándole contra la pared opuesta, acercándose después lentamente hacia el para bajarle, de un solo tirón, los pantalones.

El no dejaba de observar los gestos que se sucedían rápidamente en aquel rostro que adoraba, percibiendo como cambiaban sus facciones, como si estuviera viendo la mejor película de su vida fotograma a fotograma. Estaba disfrutando de ese juego tanto como ella, pero una parte importante de su anatomía, concretamente localizada en su entrepierna, estaba comenzando a impacientarse.

Rápidamente se quito los zapatos y saco los pies del cúmulo de tela que ahora formaban sus pantalones sobre el suelo, para cogerla al instante entre sus brazos y llevarla por fin al dormitorio, dirigiéndose hacia la cama.

Cerró sus ojos lentamente pareciéndole así revivir el momento con mayor claridad. Poco a poco sus manos agarraron las solapas de la camisa que la envolvía y las acerco hasta su rostro aspirando el aroma de él, el aroma que no solo impregnaba esa camisa sino también a ella. Su mente retrocedió hasta esa cama, hasta el momento en el cual el la había dejado totalmente desnuda sobre ella, totalmente desnuda ante él. Poco a poco había conseguido que ella fuera descubriéndole su esencia, su ser, y ahora también su cuerpo. Habían logrado la conjunción de sus almas y ahora la totalidad de su unión se completaría con ese encuentro carnal.

Ambos cuerpos reposaban el uno sobre el otro, ella bajo el, el bajo ella, era una danza la que ejecutaban imposible de seguir. Únicamente cuando el hubo besado cada milímetro de la piel de su cuello descendió hasta su pecho, donde se recreo en besarlo, en lamerlo, en memorizarlo. Endureció sus pezones alternativamente en su boca, devorándolos con toda la delicadeza y calma del mundo, mientras ella revolvía su pelo a la vez que apretaba su cabeza contra sus senos, como si se le fuera a escapar, como queriendo decirle que lo que estaba haciendo estaba demasiado bien para detenerlo, instándole a que continuara con su labor.

El estaba disfrutando de su pecho, de escuchar sus gemidos, de sentir sus manos indicándole que siguiera, pero quería mas, la quería a toda ella y eso significaba que continuaría su camino sobre aquel terreno hasta ahora vedado.

Descendió a lo largo de su vientre impregnándolo de su deseo, acariciándolo, delimitando sus límites una y otra vez con las palmas de sus manos hasta llegar a su sexo. Separo lentamente sus piernas, lamiendo la cara interna de sus muslos mientras lo hacía, antes de fijar, primero su vista para después hacerlo su lengua en su zona más intima. Humedeció todos y cada uno de sus pliegues y de sus labios, ya de por si húmedos.

Ella gemía, le llamaba, susurraba su nombre mientras el continuaba poseyéndola una y otra vez con su lengua. Deseaba entrar en ella, penetrar hasta lo más profundo de su ser, conocer por fin lo que se siente estando en casa. Mientras, su pene pedía auxilio entre sus piernas. Su excitación estaba alcanzando cotas insospechadas.

Lentamente fue recorriendo su cuerpo en el sentido inverso a como antes lo había hecho, hasta detenerse en sus labios, los cuales le esperaban anhelando ser besados. Se adentraron en un mar de besos y caricias que solo podía conducir al maremoto que estaba próximo a desencadenarse. El oleaje de dos pasiones deseando encontrarse.

Una mirada, solo les hizo falta una mirada para comprender que era el momento, que la larga espera había terminado. Lentamente el fue introduciendo toda su virilidad dentro de ella, colmándola poco a poco, sintiendo como le recibía, experimentando esa calida bienvenida.

Sus movimientos comenzaron a acompasarse al ritmo que ambos marcaban. Dos cuerpos que bailaban el uno sobre el otro al son de su propia melodía, la melodía que él tanto ansiaba crear y de la que por fin se sentía parte activa en su composición. Cualquier juez les hubiera dado el premio a la sincronía.

Se giro sobre si misma y observo como dormía, como su cuerpo desnudo descansaba placidamente sobre las sabanas. Una pregunta acudió al instante a su mente, ¿Por qué hoy que esta aquí conmigo duerme si es la hora en la que siempre me llama y me despierta con cualquier excusa?

- Hombres – se dijo a si misma casi en un susurro.

Nuevamente se giro para contemplar la oscuridad que caracterizaba la noche, recordando el momento en el cual el la había dicho que la amaba. Ella hizo lo mismo segundos después, y no fue porque el lo hiciera, o por la excitación del momento, sino porque verdaderamente lo sentía así, porque verdaderamente lo amaba.

El la había colocado bajo su cuerpo dominando así el ritmo de sus embestidas, las cuales se iban acelerando paulatinamente. Sintió que el final estaba por llegar, que sus músculos se tensaban y su boca buscaba la de él con locura. El no pudo contenerse mucho más, y después de sentir como ella alcanzaba el clímax se dejo llevar por el sendero del orgasmo hasta llegar a su cumbre.

Sus manos se seguían acariciando, mientras el se hacia a un lado, colocándose junto a ella, abrazándola, estrechándola entre sus brazos, mientras se cubrían con un sin fin de besos. El la había mirado a los ojos mientras estrechaba su rostro entre sus manos antes de besarla una vez más. Después de ese beso no vino otro como ella esperaba, sino una verdad revelada.

- Te amo Scully.

Acababa de desnudar su alma ante ella, le ofrecía todo su ser en bandeja. Sin adornos, sin demasiada locuacidad, sin preparar una extensa declaración, simplemente un sincero te amo.

- Yo también te amo Mulder. Lo amo todo de ti. Amo tu maravillosa mente, amo tu carácter, amo tu pasión, tu fuerza…

El no la dejo terminar. La conocía perfectamente, sabia que seria capaz de hacer una amplia disertación sobre todo lo que amaba de él, así que la beso, solo así conseguiría hacerla callar.

Había sido toda la noche tan especial, que cada uno de esos momentos los recordaba como mágicos. No podía ser de otra manera pues así era la relación que los unía, mágica. Enfrascada en sus pensamientos como estaba no le sintió levantarse. El se acerco hasta ella y la rodeo desde atrás con sus brazos. No se sobresalto, sabía que era él.

- ¿En que piensas Scully? – dijo mientras se mecían de lado a lado.

- En ti, y en que esta noche no me has despertado como acostumbras a hacer. Más bien no me has dejado dormir directamente. – dijo en tono burlón.

- A decir verdad Scully, pensaba despertarte ahora mismo. Hay algo que no me deja dormir.

- ¿De que se trata?

- Quiero saber porque me dijiste que viniera a las nueve, cuando comenzaste a ducharte antes.

- ¡¡¡Mulder!!!

SAN DIEGO. CALIFORNIA

18 de agosto de 1983

02:15 de la madrugada

La noche había resultado perfecta. Una sencilla cena en un pequeño restaurante en lo alto de una de las colinas que formaban el magnifico valle, un tranquilo paseo y el regalo por parte de él de un precioso anillo que significaba todo lo que sentía por ella, todo lo que en un futuro deseaba compartir a su lado.

El conducía tranquilamente por esa peligrosa pero a la vez hermosa carretera formada por curvas vertiginosas que definían un complejo pero impresionante paisaje. Ella iba observándolo mientras su mano reposaba sobre la pierna de él, mientras le acariciaba suavemente.

De repente un coche apareció de la nada en su mismo carril, en sentido contrario al que ellos circulaban. Frontalmente y sin apenas darles tiempo a reaccionar se abalanzo sobre ellos provocando una fuerte colisión. Ella gritó, un grito prácticamente ahogado antes de perder el conocimiento, antes de mirarle por última vez. No vio algo que su mente hubiera querido recordar, sino el pánico que se materializaba en su rostro.

Cuando comenzó a recuperar el conocimiento todo era confusión. Luces amarillas y azules se mezclaban a su alrededor. Voces lejanas llegaban hasta ella instándola a que no se moviera, a que permaneciera quieta. Su cuerpo apenas si reaccionaba a las órdenes que su cerebro mandaba. Únicamente sus ojos se movían inquietos buscándole, tratando de encontrarle.

- Michael, Michael… - decía en susurros.

Uno de los sanitarios que allí se encontraba se acerco hasta ella diciéndola que se tranquilizara mientras otros dos levantaban la camilla sobre la que permanecía tumbada. La introdujeron lentamente en la ambulancia y las puertas se cerraron a la vez que lo hacían sus parpados y todo comenzó a repetirse en su mente.

Sobre el asfalto dos cuerpos inertes habían pasado a formar parte del paisaje que ahora resultaba trágico. Ambos conductores habían perdido la vida. Solo Nancy había logrado dar esquinazo a la muerte.

Ella no lo sabía aún pero no era la única que había logrado sobrevivir a aquel fatal accidente. Algo que comenzaba a crecer en lo más profundo de sus entrañas se encontraba en perfecto estado. El fruto de su amor, el resultado de su unión era una nueva vida que comenzaba a gestarse en su interior. Michael se había ido, la había abandonado, pero la dejaba el más hermoso de todos los regalos, su hijo.

CONTINUARA

Recodad eternidades y eternidades ...

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