fanfic_name = Lovers Trough Time
chapter = 4
author = NikkyScully
dedicate = Disclairmer: Definitivamente sigo diciendo que los Mulder y Scully del pasado me siguen perteneciendo y quien diga lo contrario que me escribida diciéndome las razones por las cuales no son míos.
Escrito por: NikkyScully.
Clasificación: Es MSR a la antigua.
Dedicatoria: A las bitches: Estrella, Rovi Adam y Vania.
A mis niñas: Valex, Dinma y Chaite.
A las amigas incondicionales del msn: Rosa y G_Woman.
A la amiga incondicional del mail: Paula.
Y especialmente a las personas que me han dejando tantos comentarios para continuar con el fic: LizzyX, Claudia, Karinax, Piper Scully, Maru, Cristy, Mysticshiva y a todas las personas que han leído el relato.
Nota: Hay algo que olvide decir en la tercera parte, hay una escena que hace honor a Orgullo y Prejuicio y en la cuarta también, quien logre adivinar cuales son se llevan un premio.
Feedback: Ya saben a donde: jro185ARROBAhotmail.com
Rating = touchstone
Type = Humor
fanfic = 10 de abril.
Netherfield.
Camino a Merynton.
Un coche halado por cuatro caballos se deslizaba hasta la mansión Merynton. Dentro del los dos ocupantes sostenían una discusión.
-¿Por qué accedí ir a Merynton?- pregunto ofuscada.- No tengo nada que hacer allá- dijo mientras se abanicaba la cara con su abanico de seda, - no quiero te, no quiero galletas de canela; lo que quiero es regresar a Derby.
-Elizabeth calla- le grito molesto.- La Srta. Scully nos invito hace dos días atrás a tomar el te y no te negaste, ahora debemos ir.
-Corrección querido hermano, tú fuiste quien acepto la invitación. No me diste tiempo ni a negarme- le discutió.
-¿Y por que negarte a no ir? Ella es tu amiga, no mía.
-Es mi amiga, pero su familia es tan correcta y tan perfecta que no puedo ni verlos a la cara- declaró con aborrecimiento.- Sabes que ese tipo de personas me causan estupor.
-Bueno, pues ya aceptamos.
-Tú eres el que esta interesado. Debiste venir solo- le replico.
-Tienes mas estreches con la Srta. Scully y su familia, yo soy un desconocido. Y no tengo ningún derecho aparecer solo frente a ellos. No es nada ético.
-¡Cielos! Tú hablando de ética, me aterras- le dijo con cierta turbación.
Se mantuvieron callados por unos minutos, hasta que el coche se detuvo frente a la mansión Merynton. El Sr. Mulder podía ver a través de la ventana del coche la maravillosa casa donde vivía la mujer que había robado su corazón, sin pensarlo mucho no espero a que le abrieran la puerta del coche, él solo se bajo y esperaba a que la Sra. Samuelle le diera su mano para ayudarlo a bajar. Antes de bajar del coche la Sra. Samuelle le advirtió algo.
-Si piensas permaneces en este lugar mas de media hora te prometo William Mulder que yo misma te sacare los ojos con mis manos- expreso con tono absorbente.
-Y yo soy el trastornado en nuestra familia- dijo con sobresalto.
A su cuñada le parecía curiosa su actitud, toda esa desesperación y esos nervios por llegar a Merynton de su hermano político pronosticaban lo que ella ya se estaba imaginando, pero primero necesitaba comprobarlo y luego hablar.
Ambos fueron recibidos en la entrada por el mayordomo de la casa que los llevo inmediatamente al salón principal.
El Teniente Scully salió a saludarlos, le hizo un cordial saludo a la Sra. Samuelle, pero nada más que eso e hizo lo propio con el Sr. Mulder y aunque este no le caía nada bien; como caballero debía mantener una conversación por lo menos ambigua con él. En el piso de arriba la Sra. Scully no estaba muy de acuerdo con recibir en su casa a la Sra. Samuelle y al hermano de su esposo, para ella eran personas no muy adecuadas para sociavilizar.
La Srta. Scully y la Sra. Scully discutían acaloradamente sobre la semejante visita, la Srta. Scully le explicaba a su madre que ellos estaban hay solo por tener cierta cortesía con ella, que ella los había invitado a tomar el te y que no podían rechazar la invitación.
No sabia ni que hacer, no quería verlos en su casa, pero seria poco apropiado actuar mal frente a ellos y no le quemo más remedio que aceptar la presencia de ellos en Merynton. Una empleada entro a la habitación de la Sra. Scully anunciándole la llegada de los invitados.
-Ni pienses que voy a bajar para darles la bienvenida Katherine . Me calmare mucho mas cuando Skinner llegue, así los acompañara- le comento.
-¿Skinner viene?- pregunto petrificada.
-Si, hoy es martes, querida. Te visita todos los martes en la tarde- le recordó y luego salio de la habitación junto con la criada.
Ella había olvidado ese pequeño detalle y sintió que el pecho se le encogía. Los dos hombres que la pretendían estarían junto a ella esa misma tarde. Eso para ella no estaba nada bien.
Tenia la impresión que el Sr. Mulder era un hombre bastante celoso. Eso le había quedado muy claro el día que él se atrevió a decirle que la amaba, se preguntaba ¿Qué actitud podría tomar el caballero ante la presencia del coronel Skinner?
Dejo de pensar en esas cosas, se miro en el espejo de su madre, quitando las posibles arrugas que tenía su vestido color marfil, arreglo su cabello y miro su rostro buscando alguna mancha o lo que no debiera de estar. Respiro profundamente antes de salir de la habitación, caminaba lentamente por el segundo piso de la casa hacia las escaleras pensando en que vería nuevamente al Sr. Mulder.
La Srta. Scully respiraba profundamente para calmar sus nervios, se estaba preguntando
¿Por qué se le había ocurrido recordarles la invitación a tomar el te? ¿Y por que fue explicita al decir que el Sr. Mulder debía asistir? ¿Acaso tenia deseos de verlo en su casa, por que sabia que hasta el verano no seria posible verse en otro lugar? En su cabeza retumbaba ese tipo de preguntas.
Cuando entro al salón principal lo primero que vio frente a ella fue la figura imponente del Sr. Mulder y se sintió acalorada y apenada, primero saludo a la Sra. Samuelle con un cordial abrazo, bajo la mirada penetrante de su hermano.
Luego le dio la mano al Sr. Mulder, pensaba solo en darle un apretón de manos; pero este opinaba lo contrario, le acaricio la mano y luego le dio beso sobre ella y la Srta. Scully sintió un cosquilleo recorrerle toda la espalda. El lo noto sonriéndole descaradamente y ella le lanzo una de sus miradas frías que le hizo borrar esa sonrisa.
El Teniente Scully que ya se encontraba allí miraba a los visitantes con cierto recelo, no le gustaba para nada tenerlo en su casa y mucho menos que su hermana tuviera alguna relación social o amistosa con ellos.
-¿Y el Sr. Samuelle, Elizabeth?- le pregunto, mientras todos tomaban asiento.
-En el banco, trabajando. Ya sabes, cosas de negocios- le explico.
-¿Y usted por qué no acompaño a su hermano, Sr. Mulder?- le pregunto mientras él no podía evitar observar lo hermosa que ella se veía ese día.
-¿Y perderme la oportunidad de verla de nuevo?
Y el Teniente Scully se alarmo ante tal pregunta, aunque no quiso hacerse notar. La Sra. Samuelle ahora si lo entendió todo, se abanicaba fuertemente con su abanico mientras tragaba prácticamente en seco y la Srta. Scully no sabía ni que decir y mientras más miraba al Sr. Mulder más se ruborizaba por la vergüenza. La Srta. Scully y la Sra. Samuelle continuaron hablando entre si, casi olvidándose de la pregunta generada por el Sr. Mulder y todo bajo la mirada de hielo del Teniente Scully.
Se notaban los nervios y la tensión en ella y él no podía negar que verla así le resultaba encantador, porque en esa habitación el unico que notaba los nervios y la tensión en ella era él. Le gustaba su forma de actuar frente a los demás, verla conversar con toda naturalidad con la Sra. Samuelle mientras tenia una revolución en su interior le parecía fascinante.
El Sr. Mulder tenía esa mirada de amor y pasión que solía mostrar cada vez que su corazón se quedaba prendado de algo; pero la Srta. Scully lo miraba con cierto terror y de vez en cuando bajaba la mirada para evitar que las cosas se pusieran malas. La Sra. Samuelle que a pesar de notar la devoción de su cuñado hacia la Srta. Scully, dejo su curiosidad y no dejaba de hablar con su amiga.
Luego de un rato se escucho la campana de la entrada de la residencia y la Srta. Scully sintió un nudo en el estomago al presentir que era su prometido el que había llegado, este no tardo ni diez segundos en llegar al salón principal de la casa y saludar a los presentes.
-Buenos tardes- saludo cortésmente y luego miro a su adorada prometida que estaba casi al borde de un ataque de nervios- hola querida ¿como estas?
-Bien- fue lo único que pudo pronunciar al sentir que el Sr. Mulder la quemaba con su mirada celosa por detrás.
-Sra. Samuelle, es un gusto volver a verla- la saludo, mientras la estudiaba de arriba a bajo. -No puedo decir lo mismo Coronel Skinner.
Y el Teniente Scully y la Srta. Scully la miraron de mala manera, era obvio que la Sra. Samuelle no tenia ni un grado de cordura para por lo menos disimular la aversión que tenia hacia el Coronel Skinner; este no tomándole mucho caso le sonrió amargamente y luego dirigió su mirada al Sr. Mulder que estaba de pie y con los ojos llenos de una ira poco conocida por el Coronel.
-Señor, él es William Mulder, hermano y cuñado de los Samuelle- los presento el Teniente Scully con un dejo de apatía- Sr. Mulder, el Coronel Walter Skinner.
Al fin habían sido presentados, ambos estrecharon las manos caballerosamente y la Srta. Scully sentía que el mundo se le venia encima al ver que los dos hombres que la pretendían acababan de conocerse finalmente.
El Sr. Mulder no podía creer que el hombre que estaba frente a él era quien tenia el titulo de prometido para la mujer que había seducido su corazón implacablemente, ya lo veía como su enemigo jurado y estaba dispuesto a alejar a la Srta. Scully de ese hombre que tenía titulo de Coronel. El Coronel Skinner veía frente a él a un joven con apariencia decente pero que por desgracia tenía una familia demente, por su mente no pasaba la sola idea de que en el futuro el Sr. Mulder traería muchos problemas a su vida.
-Es un placer Sr. Mulder- le manifestó.
-El placer es mío Coronel Skinner.
Luego de tanta ética absurda que ya tenia aburrida a la Sra. Samuelle los caballeros tomaron asiento, el Sr. Mulder junto a su cuñada y el coronel Skinner junto a su prometida.
-Habíamos sido presentados con anterioridad en el baile ofrecido por los Mackenzie. En enero, según recuerdo- le recordó a los presentes.
-Así fue Coronel, pero la presentación fue un poco precipitada; fue todo tan confuso y usted tuvo que retirarse que ni siquiera pudimos charlas adecuadamente- expreso para luego mirar a su cuñada que ya había empezado a bostezar.
-Tiene buena memoria Sr. Mulder, es impresionante, yo ni siquiera recordaba porque no tuvimos la oportunidad de charlar.
-Mi hermano ostenta de excelente memoria y nunca le a fallado- presumió la Sra. Samuelle algo que prácticamente no valía la pena ser develado ya que el Coronel Skinner se había referido sobre la memoria del Sr. Mulder.
-Creo que es algo que el Coronel Skinner descubrió Elizabeth y no necesita ser aclarado- de esta forma el Sr. Mulder amonesto a su cuñada, que lo miraba con ojos de antipatía hacia él en esos momentos.
Bien, si el Sr. Mulder corregía a su cuñada quería decir que no era igual a ella, fue lo supuso el Coronel Skinner; pero las cosas no eran como realmente él las pintaba.
Las criadas empezaron al servir el te entre los presentes. El Coronel Skinner no paraba de hablar de su trabajo en el regimiento, las hazañas que había hecho, su heroísmo y sus reconocimientos; el Teniente Scully hacia lo mismo y no dejo de hablar de los logros de su padre dentro de la milicia.
La Sra. Samuelle bostezaba y se había empezado a dormir repetidas veces, pero cuando intentaba hacerlo el Sr. Mulder le daba un sutil codazo para mantenerla despierta. Pero eran tan aburridas las conversaciones del Coronel y del Teniente que le daban deseos de suicidarse en pleno salón.
De repente y sin previo aviso el tema del compromiso salió a flote. Ya el Sr. Mulder se sentía incomodo desde que vio al Coronel Skinner, pero el tema del compromiso lo hacia sentir peor aun.
La Srta. Scully casi no hablaba, pero el Coronel Skinner no dejaba de hablar de los felices que iban hacer juntos y a donde irían en su viaje de recién casados. Todo esto y el Sr. Mulder daba la impresión de que quería caerle encima al Coronel y matarlo a patadas. La Srta. Scully lo miraba, observaba esa ira en los ojos del hombre que amaba en secreto y se sentía frustrada.
El Teniente Scully llevo a los caballeros a la biblioteca de la casa, para tomar brandy y fumar un par de puros. Las damas quedaron solas, la Srta. Scully seguía callada y la Sra. Samuelle mientras se abanicaba tenia su habitual mirada de curiosidad sobre la Srta. Scully.
Los caballeros hablaban de sus trabajos y como el Sr. Mulder era tan malévolo contra quienes odiaba presumió su gran poder en Inglaterra y les hablo sobre el titulo que le seria otorgado en un par de meses, así desestimando a los caballeros que se sintieron incómodos ante un hombre que podía pisotearlos si lo deseaba y no era frecuente que el Sr. Mulder hiciera gala de su patrimonio pero era la única manera de fastidiar a dos hombres que creían que ser partes del gobierno era la mayor grandeza existente.
Luego de un rato más, las visitas tomaron la decisión de marcharse y por pura rapidez del Sr. Mulder que no podía seguir aguantando tal falsa, la Sra. Samuelle sonreía triunfante por la decisión de partir de su cuñado; se despidieron de los caballeros y el Sr. Mulder le brindo esa mira de ira a la Srta. Scully que se sintió contrariada y sin más vacilaciones partieron.
Mansión Derby.
Al llegar a la mansión el Sr. Mulder salió del carruaje tan deprisa que ni siquiera ayudo a su cuñada a bajar de el como tenia por acostumbrado hacer. Entro a la casa y subió como todo un loco hasta su habitación y se encerró en ella. Era muy probable que no volvería a salir de ella hasta el siguiente día.
La Sra. Samuelle entro a la casa y le entrego las cosas que traía a su dama de compañía, que se retiro enseguida para dejarla sola. Lo hacia cuando el Sr. Samuelle estaba en casa, pero su esposa no se percato de esto, al entrar a la biblioteca fue acorralada por alguien contra la pared e insistía en desnudarla en ese lugar. Ella sonreía excitada.
-¿Qué haces aquí?- pregunto jadeante, al sentir las manos de su marido recorrerles las piernas por debajo de su vestido.
-Me aburrí y vine a casa para hacer cosas malas- le respondió mientras seguía besándole el cuello por detrás.
-¿Cosas malas? Mmm... ¿Eso incluye algún tipo de posición?- pregunto agitada, antes de girar y mirar con ojos avivados a un hombre que no tenia ni la menor norma para poseerla hay mismo.- Yo prefiero el suelo.
-Las paredes tienen algo de mística ¿Lo sabias?- una oración incoherente que la hizo reír a carcajadas.
-Cuando estas tan estimulado dices cosas tan indescifrables Michael- y le dio un beso tan húmedo que él rechisto cuando ella se separo de él.- Debemos hablar.
-Estamos hablando- le dijo mientras desataba las cintas frontales que sujetaban el vestido- sigue hablando, que yo te escucho.
Ella quería hacerlo, pero por el momento quería hablarle a su marido sobre algo que descubrió y tenía que ser en esos instantes, antes de que él la llevara a los límites de su lujuria; porque después el tema sobre su descubrimiento no seria factible en su cabeza y debía decirle mientras tenia esa cierta paranoia en si.
Empujo a su marido hasta el sofá, cayendo juntos y le desato la chalina que traía, él pensaba que ella estaba lista para jugar; pero se desconcertó cuando ella se puso de pie y se acerco al ventanal dejándolo totalmente confundido y aturdido.
-¿Qué ocurre Elizabeth?- le pregunto jadeante y dislocado.
-Ya te dije que tenemos que hablar querido- giro y lo observo. Ella sabía algo y él observo que era algo bastante significativo.
-¿Algo ocurrió?- pregunto preocupado.
-Estuvimos en la casa de los Scully.
-¿Y que te tiene tan preocupada?.
-Creo saber de quien esta enamorado William- expreso seriamente. Aunque su fatiga, su vestido desarreglado y su cara enrojecida no advertían seriedad. –Y son tan grandes sus sentimientos que podrían estallar y mancharnos a todos con la dulzura del amor.
El Sr. Samuelle seguía mirándola, su esposa hablaba con sugestión y magia; él se acomodo mejor en el sofá para recibir la noticia que le tenia su señora esposa.
-¿Quién a sido la responsable de que nuestro hermano este mas loco de lo normal? Ya lo has visto, esta ido e irreconocible. Escribe como loco cosas que no me deja ver y hace a carbón dibujos que luego quema sin ninguna justificación.
-Te parecerá extremadamente ridículo Samuelle, pero la responsable de todo eso es la Srta. Katherine Scully- noto los ojos desbordados de sorpresa de su esposo,- ella lo a hechizado de un amor complicado e imposible.
Y él estaba aterrado ante la confesión de su esposa y no porque se sintiera asustado sobre el amor que sentía su hermano por la Srta. Scully sino porque le parecía que su esposa ya había tocado el fondo de su locura e inventaba cosas que no existían. El empezó a reír como todo un loco y ella lo miraba confundida.
-Elizabeth, amor. Considero que tu mente esta confundida. Dices que mi hermano esta enamorado de la desfachatez de la Srta. Scully.
-¡Por Dios! Si vuelves hablar así sobre ella te voy a castigar- amenazo.
-¿De que forma?- pregunto mientras mantenía esa sonrisa maliciosa.
-Ni siquiera podrías imaginarte en lo que estoy pensando en este momento.
Ella tenía un poder sobre él que él mismo no entendía. Borro esa sonrisa que llevaba y la miro con ojos atentos, ya no volvería hablar mal de la Srta. Scully a menos que quisiera ser castigado por una mujer que no tenía ni el menor remordimiento para hacerlo sufrir cuando le pareciera correcto.
-Elizabeth ¿De donde sacas tal suposición?- le pregunto con un poco de duda, era mejor mantener reserva sino quería salir muerto.
-Los ojos de tu hermano son como dos lagos que reflejan todos sus sentimientos, lo conozco mejor que a mi misma y se que cuando se enamora y la persona de la cual esta enamorado se encuentra frente a él sus ojos reflejan todos sus sentimientos...- pensó detenidamente-. Ya dije eso ¿cierto? Odio ser tan simple.
-¿Eso te dijeron los ojos de William esta tarde?- pregunto omitiendo las últimas palabras de su esposa.
-La adora, la venera, la aprecia, esta fascinado por ella y... la ama. Sus ojos se llenaron de esa ira tan particular que posee nuestra familia cuando esta celosa, tu misma mirada y la de Samantha cuando quieren deshacerse de sus rivales o de alguien que les quiere quitar algo que creen suyo.
-¿Se ha vuelto tan posesivo?- le pregunto contrariado.
-La mira como si le perteneciera y ella no parece sentirse molesta ante tal mirada, ella solo logra mirarlo con timidez y amorosamente, pero tratando de que nadie a su alrededor se de cuenta de tal hecho.
-¿Crees que tengan algo concreto?- pregunto indagador.
-No. Ella siente temor a pesar de que esta enamorada, pero se que Mulder no tardara mucho tiempo en llevarla a donde no debe llevarla- sonríe.- Solo de pensarlo me dan deseos de salir corriendo y decirle que tiene mi absoluta confianza y ayuda.
-No, no, no- le dijo irritado, se puso de pie y se acerco a ella.- No debes hacerlo, William no debe acercarse a ella. Debe dejarla en paz, esa chica esta a punto de casarse con un Coronel de los Estados Unidos De Norteamérica. Seria peligroso.
-¿Te escuchas?- lo miro fastidiada.- Lo que dices es tan tonto Samuelle, ella merece ser feliz al igual que tu hermano y si eso conlleva a un romance y un revuelo en Netherfield así pasara.
-Es lo que deseas- le dijo mirándola directamente a los ojos, prácticamente sobre ella.- Deseas que eso pase Elizabeth porque así tú saldrías saliéndote con la tuya, molestar a toda la sociedad del pueblo.
-A veces me sorprendes al oírte hablar sobre mis deseos, me conoces también querido que me emocionas.
-No es correcto- le replico.
-¿Y tú no deseas hacer lo mismo que yo?- le dijo mientras le daba esa mirada sagaz que lo hacia rendirse a sus pies.
-Si- respondió casi en un murmullo suave.
-Entonces dejemos que nuestro adorado hermano conquiste por completo a nuestra querida estudiante. De ahora en adelante Katherine Scully será la amante de William Mulder.
-¿Por qué tú lo has decretado?
-No, porque así lo dispuso el destino.
15 de Junio
Teatro de Boston.
Boston.
A finales de primavera se acostumbraba ir a la gran ciudad para disfrutar de un excelente teatro donde actores provenientes de New Orleáns maravillaban las altas sociedades de todo Boston y sus alrededores con sus sublimes interpretaciones dramaturgas y humorísticas.
Los Samuelle nunca dejaban de asistir a este festín multitudinario y consigo no dejaron de traer al Sr. Mulder, además el buen teatro él lo disfrutaba bastante; aunque cuando escuchaba decir a la Sra. Samuelle que los actores de New Orleáns eran buenos intérpretes se asustaba porque para la Sra. Samuelle hasta un lagarto era un buen actor.
El teatro estaba abarrotado, toda la aristocracia de Boston de encontraba en aquel lugar. Los Samuelle tomaron sus lugares junto al Sr. Mulder en uno de los balcones, los mejores lugares del teatro y los más costosos.
Los tres estaban solos en esa platea, así lo dispuso el Sr. Samuelle, para mas comodidad de su esposa y su hermano menor. La representación Otelo había dado inicio, pero la Sra. Samuelle estaba más pendiente en observar a la Srta. Scully y su prometido que se encontraban a cinco metros más abajo de distancia y los miraba con ayuda de sus bifocales, que en vez de utilizarlos para mirar mejor la representación los usaba para saciar su curiosidad innata. El Sr. Mulder estaba un poco inquieto, la chalina parecía molestarle en el cuello y de vez en cuando la alejaba de su cuello.
-¿Qué te pasa William? No me digas que no te gusta Otelo- le pregunto mientras observaba la incomodidad de su medio hermano.
-No es eso, solo que esta haciendo un calor infernal aquí adentro- respondió incomodo.
-Puedo pedirte algo de tomar- le ofreció el Sr. Samuelle.
-No, debe ser el teatro. Es muy cerrado.
-No seas tonto Mulder, este teatro es la misma copia del teatro londinense y nunca sentiste alguna queja o malestar estando allí ¿Por qué aquí tendría que ser diferente?- le lanzo su abanico bordado sin dejar de mirar hacia abajo.- Si tienes calor abanícate, podrías sofocarte y eso no es bueno.
-Elizabeth ¿Qué tanto observas allá abajo? Casi te estas por caer del palco- le pregunto el Sr. Samuelle con un tono molesto.
-A la Srta. Scully y su prometido. Le ha pagado gradas a ella y a su familia, pero que poco considerado ¿así es como él trata a la familia de su prometida? ¿Pagándoles gradas? Que lerdo. Hay que salvar a Katherine de ese mundo de hastío; están con la Sra. Morris, la dama del bostezo y el sueño- expreso con aborrecimiento y asco,- si Katherine se dispone a pasar su verano con esa señora y su prometido va a terminar convertida en una valetudinaria con sus escasos veinticuatro años- expreso con pena.
-¿Y que piensas hacer para impedir semejante cosa?- le pregunto.
-La invitare a que pase el verano con nosotros en Pemberley- sonrió complacida.- ¿Qué te parece esa idea Mulder?- lo miro fijamente buscando algún rastro de alegría.
El no dijo nada, solo se limito a responderle con los hombres que le daba igual, aunque por dentro estaba dando gritos de alegría por la excelente idea de su cuñada. Los Samuelle se miraron, en la mirada del Sr. Samuelle se vea la preocupación, su esposa estaba a punto de embarcarse en algo verdaderamente complicado, aunque a ella le parecía toda una aventura hacer que su cuñado y su mejor amiga fueran mas que amigos.
Continuaron recreándose con la representación de Otelo, a la media hora acabo la mitad de la representación, así permitiéndosele a los presentes levantarse de sus butacas para ir al salón de espera para que estiraran sus piernas y tomaran algo antes de que empezara la otra media hora.
La Srta. Scully logro alejarse de su familia entre tanta multitud, buscaba alguien entre los presentes, pero por detrás se le apareció la Sra. Samuelle.
-Elizabeth- le sonrió,- hola ¿cómo estas?
-Bien querida ¿cómo estas tú?- le pregunto con cortesía.
-Excelente.
-No mientas, estar al lado de la Sra. Morris es querer quitarse la vida- le confeso.- ¿Cómo la soportas?
-Es una vieja amiga de mi familia.
-Ya respondiste, una vieja amiga de tu familia, eso quiere decir que no es importante en tu vida.
-Elizabeth, ella es la mejor amiga de mi madre y la hermana del Coronel Skinner- le respondió casi en forma de reprimenda por las palabras dichas.
-Lo siento, no quise molestar. Me acerque a ti por otro motivo- le aclaro.
-¿Cuál?
-Quiero invitarte a que pases el verano con nosotros en Pemberley.
-¿Pemberley?- pregunto confundida.-¿Por qué?
-Porque pasar el verano con tu madre y la Sra. Morris mientras tus hermanos y tu prometido se van de Netherfield no es considerado como algo recreativo.
-Me quedo en Netherfield porque tengo que preparar mi boda.
-Por favor, tu boda la preparas en menos de un mes querida, de todas forma te casas en Octubre.
-No me van a dejar ir- le contesto entristecida.
-¿Y Melissa?
-¿Qué tiene que ver Melissa en todo esto?
-Ella te puede ayudar a que te dejen ir, pídele que te lleve con ella a Georgia. ¿Recuerdas que te dije que tenemos una propiedad en Georgia? Pemberley esta allá.
-¿En serio? ¿No estas jugando conmigo?- le pregunto sorprendida.
-No y como se que Melissa es una alcahueta tuya, se que te va a llevar con ella- le dijo muy segura ante su suposición.
-Melissa no me ayudar a mentirle a mi madre y a mi hermano.
-¿Qué prefieres ir a Pemberley o quedarte en Netherfield?
-Ir a Pemberley, pero...
-Entonces haz el intento Katherine, de todas formas nadie sabe que los Samuelle pasaran el verano en Georgia, porque nadie sabe que Pemberley se encuentra en esa ciudad.
-Tu ingenio me impresiona Elizabeth- sonrió orgullosa ante la perspicacia de su amiga.
-Créeme que a mi también,- le retribuyo la sonrisa.- Ahora si es necesario decirle toda la verdad a Melissa, hazlo se que ella apoyara tu travesura, pero ten mucho cuidado que el Sr. Scully no entere.
-No te preocupes, él y Tara parten dentro de dos días a Ohio- le comunico.
-Perfecto, eso quiere decir que el Coronel Skinner también se ira dentro de dos días.
-Así es- le contesto.
-¡Oh Dios! Esto no pudo haber sido pensado mejor ¿Cuándo se va Melissa?
-Dentro de una semana, se encontrara con su esposo de camino a Carolina del Sur y de hay se iran a Georgia.
-Entonces cuando hables con Melissa y ella hable con tu madre me comunicas que decisión tomaron ambas ¿Te parece bien?.
-Estoy de acuerdo.
-No lo olvides que...
Mientras la Srta. Samuelle hablaba, la Srta. Scully noto la presencia del Sr. Mulder muy cerca de ellas dos, se miraron a los ojos y él le sonreía acompañado por su mirada cómplice y seductora, ella volvió a temblar y le ofrecía una sonrisa tímida. Ambos miraron hacia una de las puertas del salón la cual llevaba a uno de los jardines del teatro y el Sr. Mulder pudo prever que se verían muy pronto, tan pronto la Srta. Scully se deshiciera de la Sra. Samuelle.
-Katherine ¿Me estas escuchando?
-Eh... sí. No te preocupes lo tendré presente- le dijo casi sin saber de que la Srta. Samuelle estaba hablando.
-¿Tendrás presente que?- no era fácil engañarla y eso lo supo de inmediato la Srta. Scully.- Olvidado, solo tienes que saber que es una gran oportunidad ir a Pemberley con nosotros, unas encantadoras vacaciones antes del encierro eterno serán fabulosas para ti.
-Lo sé- y sonrió amargamente.
-Tengo que volver con Samuelle, te veo en Netherfield.
La Srta. Samuelle se despidió de ella, así dejándola sola con sus pensamientos. Del otro lado del salón el Sr. Mulder seguía mirándola y ella levanto la vista para hacer lo mismo y sin ninguna vacilación salió por la puerta del salón seguida por él para encontrarse en el solitario jardín de gardenias que allí florecían.
Ella bajo las escalinatas muy deprisa y sentía su corazón desbocado por la gran diablura que cometería en esos momentos. Se sentó en uno de los bancos que miraban hacia la gran fuente de ángeles y querubines mientras sentía los pasos decididos del Sr. Mulder por detrás y ella no podía dejar de observar la majestuosidad de la luna que los alumbraba.
-La luna esta llena Srta. Scully y tan hermosa como quien la contempla- le dijo para advertirle que él ya estaba allí, pero ella ya lo sabia.- Me complace verla de nuevo.
-No mas que a mí Sr. Mulder- y él se sorprendió por tal afirmación.- Me sentí triste en las ultimas semanas porque se me prohibió salir de casa hasta el verano.
-Supongo que abra sido obra del Teniente Scully tal prohibición. Es tan terrible que la traten como una niña cuando todos saben que es una gran mujer- se acerco a ella despacio, colocando sus manos sobre los hombros de esta, se estremeció por completo al sentirlo y él sonrió triunfante y orgulloso; sabia que él era el único que la hacia sentirse así, -una mujer de un espíritu guerrero pero atado a cadenas de hierro y el cual necesita ser liberado de su jaula de oro para sentir lo que es una verdadera libertad.
-Hay tanta verdad en sus palabras que me inquietan. Soy una mujer atada a las reglas de una entidad prejuiciosa donde las emociones del alma no valen nada- expreso con amargura.
-No te aflijas amada mía, yo seré quien se encargara de hacerte libre.
Ella se sorprendió al oírlo hablar, él se atrevió a no tratarla con el respeto que se deben dos desconocidos, la trataba con el respeto del amor profesado hacia ella. Le tomo una de las manos que tocaban sus hombros y se la beso cariñosamente e hizo que le acariciara la mejilla con esta.
-¿Cuál fue el principio?-pregunto- ¿Qué te movió al principio? ¿Cómo pudiste enamorarte de una mujer como yo? Solo me has visto unas cuantas veces desde tu bienaventurada aparición para socorrerme aquel día en el pueblo.
-No puedo precisar, la hora, ni el sitio, ni la mirada, ni las palabras que asentaron los fundamentos. Solo sé que desde que te vi todo mi corazón empezó aclamar por ti.
-En cuanto a mi belleza, se que no fue lo que te motivo. Y mi conducta para contigo lindaba por lo menos con lo descortés, nunca te dirigí la palabra sin sentir mas deseos de ocasionarte pena que dejarte en paz. Se, pues franco; ¿me admiraste por mi impertinencia?
-Por la vivacidad de tu carácter- se sincero.
-Puedes llamarla impertinencia- sonrió,- desde luego, pues era poco menos que eso. El hecho es que estabas harto de cortesías, de deferencia y de atenciones. Te disgustaban las mujeres que hablaban, miraban y pensaban siempre solo para conseguir tu aprobación; y despreciabas a las personas que te cortejaban con tanta asiduidad. Como la Srta. Fowley.
-La Srta. Fowley- sonrió reconociendo que tal mujer lo hastiaba. -Esa señorita merece la crucifixión.
-No tienes que exagerar, ella solo esta enamorada de ti.
-¿Llamas amor a la necesidad de verme como un motivo para que se le llame la dama mas agraciada y rica de Netherfield?
-No, no seria justo. Para ninguno de los tres seria justo- le comunico.
-Cuando dices que tu belleza no fue lo que me motivo, me entristezco porque reconozco en ti que no sabes lo hermosa que eres- le dijo antes de sentarse a su lado y tomarle una de sus manos. –Tu belleza me fascina y no se puede comparar con otra, eres única y perfecta. -La Srta. Scully sonrió apenada y bajo su vista.- Tienes lo que ha muchas les hace falta, tu espíritu y tu carácter te hacen ser la mujer más hermosa creada por Dios; y que quede constatado que no soy creyente.
Ella rió ante lo dicho y lo miro fijamente.
-Todo lo que dices me sorprende, no puedo creer que estoy enamorada de alguien tan irracional como tú. Eso comprueba que no elegimos a quienes vamos amar.
-Y siempre trate de demostrar lo contrario...
-Es probable que vaya a Pemberley con ustedes- lo interrumpió.
-¿Ya te invito?
-¿Lo sabias?- pregunto sorprendida ante la pregunta inicial de él.
-Elizabeth nunca mantiene nada callado. Siempre tiene que dar a conocer sus travesuras a las personas más cercanas a ella.
-Y quienes siempre terminan pagando los platos rotos- reconoció.- Puede ser un error mi visita a Pemberley este verano.
-No, no digas eso- expreso con terror. -No te niegues a ir. Seria muy importante para mí que fueras con nosotros a Pemberley.
-Seria algo grave si mi familia llegase a enterarse.
-No se enteraran si eres extremadamente cuidadosa.
Ella sonrió al percatarse que él tenía un poder de convencimiento muy grande sobre ella y no se negó a rechazar la posibilidad de pasar ese verano con él. Luego recordó que la media hora que tenían para refrescarse ya había pasado y se paro rápidamente del banco provocando una mirada de desconcierto en el Sr. Mulder.
-Debemos entrar. Seguro deben estar preocupados por nosotros, especialmente el Coronel Skinner por mí- respondió nerviosa y noto esa mirada celosa en él.- Lo siento, no debí mencionarlo. Debo irme.
Antes de girar para irse, el Sr. Mulder la tomo por la cintura para besarla con pasión, esta vez ella no le tomo de improvisto y se dejaba hacer complacida entre sus brazos. Se sentía querida y amada, al deshacer el beso ambos respiraban agitados y ella sonreía.
-Me gustaron tus dibujos- dijo jadeante y luego corrió hacia la entrada del teatro.
Mas tarde él así lo hizo. Dentro de este ya todos estaban congregados y la segunda parte de representación de Otelo ya había dado inicio hacia ya más de cinco minutos. La Sra. Samuelle seguía mirando a la familia Scully y sonreía triunfante al no ver con ellos a la Srta. Scully, pero al rato la diviso caminando entre las gradas muy deprisa. Luego al palco entro un cansado y fatigado Sr. Mulder.
-¿Dónde estabas William? Nos tenias preocupados- le dijo el Sr. Samuelle tratando de no darle a entender que ya sabia lo que su hermano estaba haciendo.
-Estaba en el jardín tomando un poco de aire y se me paso la media hora- fue franco en esa parte, pero no le iba a decir a su hermano que se encontraba conversando y besándose con la Srta. Scully.
-Veo que aun sigues acalorado Mulder, el aire fresco no te ayudo mucho por lo que veo- dijo de manera mal intencionada la Sra. Samuelle, él le respondió con su sutil mirada cortante.- Querido, nuestra amiga llego a su asiento y a mi entender a ella también se le paso la media hora.
El Sr. Samuelle la hizo callar con su mirada cortante la misma que usaba el Sr. Mulder, pero ella le tenía más miedo a su marido que a su cuñado por obvias razones. El Sr. Samuelle tomo sus bifocales y observo a la Srta. Scully discutir con un molesto Coronel Skinner, que al parecer le llamo a la atención por no haber estado a tiempo para la segunda parte de la representación. Los Samuelle se miraron en forma cómplice y no dijeron mas nada.
18 de Junio.
Mansión Merynton.
Ya el Teniente Scully junto con su esposa y el Coronel Skinner habían partido a Ohio, así la Srta. Scully se vio con el camino libre para hablar con su hermana sobre irse con ella Georgia y así lo hizo, pero cuando termino de hablarle de sus planes la Sra. Austen no sabía ni que decir.
-¿Podrías repetirlo Katherine?- pregunto con extremada confusión.
-Quiero pasar el verano contigo en Georgia- dijo sin vacilar.
-¿Por qué?- pregunto luego de haber puesto de pie.
-Porque necesito alejarme un poco de todo esto, cuando me hablan del matrimonio me siento afligida y cohibida; necesito paz Melissa y sé que Georgia podrá otorgármela.
-Estas huyendo- le dijo.
-No huyo de mi matrimonio.
-No hablo de eso, huyes del Sr. Mulder- le afirmo.
-Es probable- mintió al decirlo, para ella lo importante era convencer a su hermana de llevarla con ella a Georgia.
-¿A que se debe tu huida?- le pregunto preocupada.
-No me mal interpretes Melissa, solo quiero alejarme un poco por algunos cuantos meses. Eso es todo, por favor habla con nuestra madre; si tú se lo pides ella me dejara ir contigo sin vacilar.
-Va a objetar. Dirá que debes quedarte por los preparativos de la boda.
-Vamos Melissa mi boda es en octubre y de todas maneras será una ceremonia pequeña, algo que no necesita muchos preparativos.
-De acuerdo- expreso con cierta resignación.- Hablare con nuestra madre, pero no te prometo nada.
-Gracias hermana- y la abrazo efusivamente.
-No gastes tu gozo en algo que tal vez no pueda concretarse Katherine.
-Confío en que puedas convencer a mamá, eres su favorita.
-Eso no es cierto y tú lo sabes.
Sonrió antes de salir de la habitación dejando a la Srta. Scully sonriendo triunfante. La Sra. Austen hablo con su madre con respecto a llevarse a su hermana a Georgia para que pase el verano con ella, pero la Sra. Scully se mostró renuente.
-Es una idea descabellada Melissa. Tu hermana tiene que preparar su boda- dijo en tono incomodo.
-Madre, Katherine contraerá nupcias en octubre y en los últimos meses a recibido mucha presión por todo eso. Merece descansar.
-Tu hermano Bill dejo dicho muy claramente que tu hermana no podía salir de esta casa.
-¿Y vas hacer caso a los mandatos autoritarios de Bill? Mamá, tú has dicho que te parecen exagerados, se un poco condescendiente con Katherine. Necesita un respiro.
-Creo que tu hija tiene razón Margaret, Katherine necesita poner todas sus ideas en claro antes de contraer nupcias con mi hermano- le dijo la Sra. Morris que se encontraba a su lado.
-¿Poner todas sus ideas en claro?- pregunto con cierta confusión.
-Debe hacer una especie de retiro espiritual, preparar su mente y adaptarla al hecho de que dejara de ser una señorita porque se va convertir en esposa. Un hogar caerá sobre sus hombros, un hogar y un marido que necesita de sus cuidados y complacencias.
-¿Pero y los preparativos de la boda?
-De eso nos podemos encargar nosotras querida. Deja que Katherine parta a Georgia con Melissa, será de provecho para ella disfrutar del hermoso paisaje que ofrece esta ciudad.
La Sra. Scully respiro profundo, no le parecía correcto dejar que su hija menor saliera de Netherfield o de Boston para ir a pasar el verano en Georgia en compañía de su hija mayor y el esposo de esta.
-Esta bien Melissa- dijo entre dudas,- puedes llevarte contigo a tu hermana.
-Gracias mamá. Iré a contarle la gran noticia a Katherine- se retiro dejando a las dos mujeres mayores a solas.
-Date cuenta Margaret que Melissa ni yo hemos errado en pedirte dejar ir a Katherine a Georgia.
-Espero que no querida amiga.
Y arriba las dos damas daban brincos de júbilos, la Sra. Austen por pensar que pasaría un agradable verano con su hermana menor y la Srta. Scully porque podía pasar el verano con el hombre al cual amaba.
19 de Junio
Mansión Derby.
La Srta. Scully aprovecho las horas del atardecer para ir a comunicarle a su más grata amiga sobre partir a Georgia y pasar el verano con ellos en Merynton. La Sra. Samuelle al recibir la noticia no pudo ser mas explicita al expresar la alegría que sentía su corazón en esos momentos.
-Estoy al punto de la excitación con la gran noticia que me has dado Katherine- expreso con una agradable sonrisa.
-Con lo que te acabo de decir no procuraba llevarte hasta ese límite- expreso sonrojada y apenada.
-Por favor querida, sabes que hablo en una forma literal un poco incomoda para muchos. Pero sabes que me encanta hacerlo- se sincero.
-Lo que te encanta es llamar a la atención- le aclaro.
-Oh... de eso tampoco pongo ninguna duda- se sentó junto a ella.- Pero cambiando de tema, me dices que Melissa no sabe que pasaras el verano en Pemberley con nosotros y no con ella en su propiedad.
-Así es. Y aun no se como decírselo- expreso con algo de turbación.
-Te dije claramente que no se lo ocultaras. Es tu hermana y reconozco que Melissa no es igual a los demás.
-Si, pero aun así Melissa tiene cierto decoro que a mi me falta y se que se sentirá muy mal cuando sepa que la use para lograr uno de mis propósitos.
-Si te consuela puede pasar unos días con nosotros en Pemberley, junto con su marido si a ti te parece correcto. La mansión Pemberley es mucho más grande que esta, es más bien una plantación.
-¿De que?
-De algodón.
-¿Y por que tu esposo no la atiende?- pregunto curiosa.
-No... Samuelle no es hombre de campo, él y yo preferimos las comodidades de la ciudad. Y no estoy diciendo que Georgia sea un simple pueblo, es una ciudad y mucho más grande que Boston; pero Boston tiene la clase y la aristocracia que le hace falta a Georgia.
-Pensé que no te importaba nada de eso.
-Y así es, el problema radica en que si no existe aristocracia para yo molestarla ¿Cómo me voy a divertir?
Y ambas empezaron a reír. En ese momento entro el Sr. Mulder con una carta en mano.
-Elizabeth...- se callo al advertir la presencia de la Srta. Scully y al instante le mostró una sonrisa de enamorado.- Lo siento, no quise interrumpir. Pensé que estabas sola- las damas se pusieron de pie.
-No se preocupe Sr. Mulder. Estaba a punto de irme- le retribuyo la sonrisa.
-¿Y por qué?- pregunto alarmado.-¿Por qué no se queda a cenar esta noche?
-Me encantaría, pero en casa no saben que estoy fuera y debo regresar.
-¿El teniente Scully ha vuelto a impedirle las salidas?
-Mi hermano esta fuera de la ciudad y no regresa hasta septiembre, pero aun así no quiero causarle malestar a mi madre. Se pone histérica cuando tengo mis días de rebeldía.
-Permita que la acompañe hasta su casa- le pidió con una sonrisa amorosa.
-No Sr. Mulder… es mejor que me vaya sola.
El Sr. Mulder le mostró una sonrisa de complacencia que ella le devolvió en forma sutil. La Sra. Samuelle los observaba por el rabillo del ojo, comprendiendo así que ellos ya tenían algo en concreto.
-¿Cuándo se va Melissa?- pregunto la Sra. Samuelle procurando la atención de la Srta. Scully.
-Dentro de dos dias- le aclaro.
-Entonces el veintiuno nosotros también haremos lo mismo-le informo con la cuenta exacta del dia de partida.- Parte con bien amiga.
-Gracias.- y ambas se dieron una abrazo caluroso, luego se acerco al Sr. Mulder.- Fue un placer verlo de nuevo Sr. Mulder.
-Insisto en que debo acompañarla- volvió a repetir.
-No será necesario Sr. Mulder- el confirmo brindándole una sonrisa.
-Esta a punto de oscurecer y estoy seguro de que no vino en algún coche ¿O me equivoco?
-No Sr. Mulder ¿pero como lo supo?- pregunto con cierta curiosidad.
-No escuche ningún coche detenerse frente a la casa y por consiguiente supongo que usted llego hasta aquí caminando Srta. Scully- le aclaro con bastante agudeza por su descubrimiento.
-Así es, pero le aseguro que llegare con bien- trato de tranquilizarlo.
-No estoy muy convencido de eso- agrego con cierta preocupación.
La Sra. Samuelle estaba sorprendida por la actitud tan infantil que manifestaban su cuñado y la Srta. Scully, prácticamente estaban jugando. El Sr. Mulder estaba haciendo de todo para poder acompañarla hasta Merynton y ya se estaba pasando de ridículo, decidió intervenir en la discusión para el bien de los dos.
-Mulder si te preocupaba tanto que Katherine se vaya sola a Merynton, creo que para tu tranquilidad seria perfecto que la enviemos en un coche- le recomendó con aires de sensatez.
-Aun así se ira sola y eso es lo yo censuro Elizabeth- explico mientras la reprimía con su mirada.
-Yo creo que es lo más adecuado- manifestó.- ¿Qué opinas Katherine? ¿Te gustaría irte en uno de nuestros coches?
-No lo se, creo que seria mucho abusar- comento con cierta timidez.
-No Srta. Scully eso no es abusar, es un ofrecimiento. Nada mas- le aclaro mientras intentaba llevar a su cause la situación.
-Mulder ve a llamar a Georges- le pidió con cierto tono autoritario que al Sr. Mulder no le gusto, pero prefirió acatar la petición de su cuñada y salio en busca del cochero de la residencia.
Las damas no decían nada, solo se miraban y sonreían. El Sr. Mulder volvió a los pocos minutos.
-Georges esta preparando el coche, nos esperara afuera.
-¿No esperara?- pregunto la Srta. Scully confusa.
-La acompañare.
-Sr. Mulder ya es suficiente, estaré bien. No me va a pasar nada. Será suficiente con los cuidados de Georges- miro a la Sra. Samuelle.- Te veré pronto Elizabeth- la Sra. Samuelle atino a asentir y luego la Srta. Scully volvió a mirar al Sr. Mulder.- Hasta pronto Sr. Mulder.
Tenían esas miradas de amor incandescente y el no dilato el momento de tomarle la mano y darle un beso sutil sobre ella, la Srta. Scully solo se limito a sonreír apenada y con la cara colorada, así dejo la mansión Derby dejando muy emocionado a su enamorado. El Sr. Mulder solo pensaba en ella, y parecía no percatarse de que la Sra. Samuelle lo miraba con confusión.
-¿Qué es eso?- le pregunto.
-¿Qué es qué?- pregunto despistado.
-¿Qué es lo que traes en tus manos?- volvió a preguntarle un poco hastiada por el comportamiento de su hermano político, ya que parecía un niño ilusionado con un dulce de natilla.
-Ah... –miro la carta.- Es una carta de Samantha.
-¿De eso venias hablarme antes de verte interrumpido por la presencia de la Srta. Scully?
-Si- dijo un poco incomodo.
-¿Qué dice la carta?
-La escribió desde Londres, antes de zarpas en una barco con destino a los Estados Unidos. Según leo aquí la escribió hace un mes y acaba de llegar...
-¿Cuándo zarpo desde Londres?
-Hace tres semanas.
-La escribió una semana antes de zarpar de Londres porque si zarpo hace tres semanas y la carta fue escrita hace un mes; Samantha llegara dentro de una o dos semanas a tierras americanas.
-Correcto Elizabeth.
-Entonces tu carta no le llego Mulder.
-Es probable- respondió con resignación- pero es algo que no me preocupa.
-Me tomare el atrevimiento de preguntar ¿Cómo Lady Teena dejo a su hija menor venir a Estados Unidos sabiendo que yo vivo aquí?
-Es muy probable que Samantha le allá hecho uno de sus berrinches de niña malcriada y estrambótica a nuestra madre y por lo que dice la carta a tomado la decisión de pasar el verano en Pemberley. Ya la conoces, lidiaste con su carácter por muchos años Elizabeth- le recordó.
-Si, lo recuerdo- declaró con cierta nostalgia.- ¿Cómo conoce la existencia de Pemberley?
-Supongo que a través de las cartas que les envía Michael.
-Entonces nos encontraremos allá con ella.
-A si es.
-¿Me pregunto que tipo de berrinche le abra hecho?- expreso con confusión y curiosidad.
-Pues supongo que el habitual, gritar hasta desmayarse y no despertar hasta que mama le diga que le dará lo que desea.
-¿Y Lady Teena aun continua cayendo en esos juegos?
-Claro que si y aunque tenga mano dura con sus hijos varones no la tiene para con Samantha, intento hacerlo, pero el ultimo berrinche de Samantha la recluyo en una cama por dos semanas.
La Sra. Samuelle no pudo evitar soltar una carcajada. Ella sabia que su marido no poseía las habilidades de sus medios hermanos y tampoco el sentido de control sobre lo que deseaban.
-Tú no te quedas atrás Mulder, tienes tus mañas para ofuscar a Lady Mulder.
-Mmm... yo solo se que mi madre no podrá controlarme jamás.
-Has tenido una vida muy alejada de ella, mas te conozco yo que tu propia progenitora.
-Tú conoces la razón.
-Si, y me gusta como eres y por eso no intento doblegar tu espíritu extraño como a intentado hacerlo ella.
-Michael estuvo a punto de caer por las doblegaciones de nuestra madre, hasta que tú hiciste acto de presencia.
-Siempre e sabido llegar cuando el momento lo amerita- y volvieron a reír.
-Elizabeth...- se mostraba dudoso ante lo que iba a preguntar. La Sra. Samuelle lo observo fijamente y ya sabia de que se tratarían sus próximas palabras.- Mmm... ¿Qué hacia la Srta. Scully en Derby?
-Ah... no te lo e comunicado. Pasara el verano con nosotros en Pemberley- le aclaro.
-Oh... es una grata noticia- pero sus ojos no mostraba ninguna gratitud, mostraban ese brillo alegre y sonreía como todo un idiota enamorado.- Tus planes nunca fallan ¿Cierto?
-Todo por complacerte a ti- sonreía dándole a entender que ya todo se sabía.
-¿A mi?- trata de mostrarse indiferente.- ¿Por qué tendrías que complacerme?
-Se que no me lo dirás, así que yo no te diré nada a ti.
-Como tú quieras querida- expreso con un dejo de turbación que trato de ocultar.
-Note eso Mulder, eres un espejo para mi ¿Acaso lo olvidas?
-Quisiera saber como es que lo haces.
-Es un don que e desarrollado a través de los años- explico risueña.
Continuara…
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