Nombre del Fanfic: Almost Alone

Capitulo: Cap 1/1

Autor: Señora del Fantasmal

Clasificacion: Touchstone

Angst / Drama

Fanfic: Almost alone  
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru) 
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.  
Tipo: UST, angst 
Spoilers: Talitha Cumi, Herrenvolk 
Nota: Esta relato llena una de las escenas perdidas de Herrenvolk 
 
*** 
Después de dejarlo llorar entre sus brazos, Scully hizo que se sentara en una de las sillas al lado de la cama donde su madre estaba postrada en coma. Mulder se notaba más calmado e incluso conversó un rato con Scully, pero ella sabía que esto sólo sería un estado momentáneo. El todavía necesitaba descansar y alimentarse. Estaba segura que Mulder no se había preocupado por hacer ninguna de estas dos cosas por más de veinticuatro horas. Fue a la cafetería del hospital por un sándwich de pollo para Mulder, quien apenas le dio un mordisco antes de devolvérselo. En su lugar le pidió una taza de café, pero eso era algo que Scully no estaba dispuesta a darle. Si ingería cafeína luego iba a ser mas difícil que durmiera.  
Scully estaba sentada en una silla, mientras su compañero, sentado en otra silla a su costado, no dejaba de mirar a su madre. Sus hombros y espalda estaban cubiertos por una manta que ella le había puesto al verlo entrar a la habitación en estado de conmoción. No lo veía desde la noche anterior, cuando la dejó en el muelle para escaparse con Jeremiah Smith, un hombre quien decía poseía el poder para curar tan sólo con sus manos. Mulder creía en Jeremiah y le había pedido que curara a su madre, antes de verse obligado a subirse con él a un bote y escapar del muelle, dejando atrás a Scully y al caza recompensas que intentaba asesinar a Jeremiah por el poder que tenía. Hacía poco menos de una hora Mulder había regresado sin el sanador, lo cual lo dejaba sin esperanzas de poder salvar a su madre.  
- Debemos regresar al hotel. Tienes que descansar – le dijo Scully rozando su brazo para captar su atención. No iba a permitir que Mulder pasara otra noche sin dormir. Comprendía que quisiera estar con su madre, pero no a costa de su salud.  
- No. Estoy bien – contestó Mulder negando con la cabeza, sin voltear a mirarla.  
- No has dormido ni comido en más de veinticuatro horas – le indicó con preocupación su compañera, sonando mas como la doctora Scully. Mulder volvió a negar con la cabeza, dándole a entender que no le importaba – Sé que no quieres dejar sola a tu madre, pero quedándote aquí sólo vas a conseguir que las enfermeras te vean y decidan que te quedes como paciente, y tendrían todas las razones para hacerlo. Estás con fiebre y deshidratado, lo más seguro es que quisieran conectarte a una bolsa de suero. Pero no quiero que pase eso, creo que puedo manejarlo desde el hotel. Asi que, ¿Qué dices? Vayamos al hotel y mañana regresamos a primera hora – Esto pareció generar cierto impacto en Mulder, quien volteó la cabeza hacia Scully.  
- ¿Y si ella…? – Mulder no pudo terminar la frase, pero Scully, entendiendo a lo que se refería, le sujetó una mano.  
- No le va a pasar nada esta noche. Pero si ocurriera algo su doctor nos va a llamar a de inmediato. Además el hotel está cerca, a sólo unas cuadras, si pasara algo estaríamos acá en unos cuantos minutos – le aseguró Scully. Tras unos segundos de pensarlo, Mulder accedió a irse con su compañera. Luego de depositar un beso en la mejilla de su madre, salió de la habitación con la manta aún sobre sus hombros. Scully lo guió hasta afuera del hospital con una mano sobre su espalda. Había dejado el carro en la entrada, asi que no tuvieron que caminar mucho.  
De camino al hotel, Scully se detuvo en un restaurante de comida casera donde compró una sopa de pollo para Mulder y una ensalada para ella. Cuando regresó al auto con las bolsas en la mano encontró a Mulder dormido. No podría seguir negando que no estaba cansado.  
Al llegar al hotel, acompañó a Mulder a su habitación, y él se echó en la cama mientras ella llenaba la bañera de agua.  
- No te duermas aún – le ordenó Scully al regresar a su lado, golpeándole suavemente una pierna. Mulder levantó la cabeza de la almohada y la miró confundido – Tienes que bañarte antes – le indicó su compañera.  
- Mañana – murmuró Mulder volviendo a apoyar la cabeza.  
- Estás oliendo a gasolina, asi que vamos – Scully no se explicaba la razón por la que Mulder se había rociado de gasolina, pero tampoco planeaba averiguarlo esa noche. Ambos estaban terriblemente agotados. Le había estado recriminando a él por no dormir durante más de un día, pero la verdad era que ella tampoco lo había hecho, y no veía la hora en poder por fin descansar – Vamos, ya está todo listo en el baño – Insistió su compañera. Mulder la miró de reojo y al darse cuenta que Scully no se iba a echar para atrás con esa idea, se paró y caminó hasta el baño.  
- Te esperaré aquí afuera – le dijo Scully. Mulder asintió con la cabeza mientras cerraba la puerta del baño.  
Cuando Mulder salió diez minutos después, vestido solamente con un bóxer azul y una camiseta blanca, Scully había preparado ya la cama para él, asi que se echó directamente. Scully lo ayudó a taparse con las frazadas y le midió la temperatura. Él no estaba con el mejor estado de ánimo para hablar, asi que Scully pudo realizar eficientemente su trabajo como doctora, sin escuchar ni una sola queja, sin embargo, cuando le puso el plato de sopa en frente, la historia cambió.  
- No tengo hambre, sólo quiero dormir – le dijo Mulder, suplicándole con la mirada.  
- Toma aunque sea un poco – le pidió ella, sirviéndole un vaso con agua para que lo bebiera junto con la pastilla para la fiebre. No era muy alta, apenas llegaba a los 38 grados, por lo que esperaba que durante el transcurso de la noche desapareciera por completo.  
Con gran esfuerzo, Mulder tomó la mitad de la sopa, satisfaciendo a Scully. Ella guardó el resto, y después se sentó en la cama al lado de su compañero. El ya se había cubierto con las frazadas hasta el cuello, y estaba quedándose dormido.  
- Que duermas bien – le susurró Scully poniendo una mano sobre su pecho, y volvió a pararse. Caminó hacia la puerta, pero antes de llegar, la voz adormilada de Mulder la hizo voltearse.  
- ¿Ya te vas? – le preguntó él. Scully le iba a responder que sí, pero algo en los ojos de Mulder la hizo detenerse. Vio cierto temor en ellos que normalmente no estaba allí. Sólo una vez antes lo había visto con la misma sensación de desamparo y tristeza. La noche que su padre murió, Mulder estaba incluso con más fiebre y confundido, y como esa vez, ahora tampoco iba a dejarlo.  
- ¿Tú quieres que me vaya? – le preguntó Scully, aunque la respuesta ya la sabía. Mulder negó con la cabeza débilmente y soltó un suspiró tembloroso – Voy a cambiarme y en un momento regreso –Mulder asintió mientras veía a Scully salir de la habitación.  
Quince minutos después Mulder despertó al sentir el colchón moverse a su costado.  
- ¿Scully? – preguntó en un murmullo abriendo apenas los ojos.  
- Si, soy yo. Sigue durmiendo – le susurró ella echada en la cama con el cabello húmedo por la reciente ducha y la piyama puesta. Mulder la miró y después se acercó a Scully hasta lograr poner la cabeza sobre su vientre. Scully permitió que se acomodara sobre ella, sabiendo que en ese momento su compañero necesitaba el contacto físico. Aprovechó para con una mano acariciar el cabello suave que crecía en su nuca, mientras él se iba quedando dormido de nuevo.  
- No quiero estar solo – le confesó Mulder con la voz quebrada.  
- Lo sé. Todo está bien. Seguiré aquí cuando despiertes – le confortó Scully, y su compañero la abrazó mas fuerte como respuesta. Scully dejó derramar una lágrima al tomar consciencia de lo importante que era ella para Mulder. Después de la desaparición de su hermana, la muerte de su padre, y con su madre enferma, ella era lo único que le quedaba. Esto le suponía un poco de presión, pero era sencillo dar lo mejor de sí misma con Mulder. No muchas personas habían sido capaces de quererlo como Scully lo hacía, y Mulder estaba deseoso de recibir ese cariño sincero y puro.  
Esa noche las pesadillas de Mulder no dejaron dormir a ninguno de los dos por mucho tiempo. La mañana llegó rápido y los encontró a ambos igual de cansados que la noche anterior. Fueron al hospital, pero una llamada de Skinner los obligó a regresar a Washington DC antes del medio día. Habían encontrado muerto en el apartamento de Mulder a uno de sus informantes.  
Dos días después Mulder recibió una llamada del hospital. Le comunicaron que su madre había despertado del coma, lo cual sólo podía ser considerado un milagro.  
Sin embargo, Mulder sabía que no había sido la mano divina la que salvó a su madre, sino la mano de un hombre. Pero ese hombre aún le debía demasiadas tragedias, como para empezar a agradecerle.  
 
FIN 
23/09/09 
 

Continua: No

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