nombre fanfic: Amor Verdadero

nick autor: Trisha

dedicado: Lo dedico a todos los que lean el fanfic... así que a leerlo... jeje

touchstone

romance

suspenso

Amor verdadero


Washington D.C.
21:30 p.m.
Edificio J. Edgar Hoober del F.B.I.
Oficina del Agente Mulder.

- ¿Estas nerviosa? - preguntó el agente Mulder, mientras intentaba poner algo
de orden entre sus papeles, buscando un informe que tenia que entregar a
Skinner esa misma noche, y que como de costumbre había dejado esparcido entre
su desorden.
- ¿Por qué iba a estarlo? - dijo Scully mientras se colocaba el abrigo. - ¿C
onsigues encontrar algo entre tanto desorden? Quizás si colocases tu despacho
por lo menos una vez al año, podrías encontrar las cosas con más facilidad ¿no
crees?
- ¡Muy graciosa! Te recuerdo que también es tu despacho, y podías colaborar en
la búsqueda, agente Scully. Somos un equipo ¿no?
- Si, somos un equipo, tú lo has dicho, pero lo que no voy a hacer es ayudarte
a buscar algo que ni siquiera sabes donde puede estar.
- Pero, ¿eso no es lo que haces siempre? Estar conmigo buscando respuestas a
cosas que no comprendemos, que no sabemos donde se hayan...
Scully rodó los ojos, señal de darse por vencida ante un hombre que tenia
respuesta para todo y ante todo. Sabía que dijera lo que dijera Mulder siempre
tendría la última palabra, y en el fondo tenía razón. Siempre había estado
junto a él, en los parajes más remotos, buscando la verdad sin saber muy bien
donde está. De todas formas sólo tenía que ayudarle a buscar un maldito informe
sobre un secuestro, era sólo un pequeño esfuerzo.
- ¿Scully? ¿Me has escuchado? Te comunico que esto es una misión de alto riesgo
y necesito la ayuda de mi agente preferida, para localizar el maldito... ¿donde
diablos estará? - dijo Mulder mientras seguía revolviendo entre sus papeles.
- Mulder, ¿Donde lo viste por última vez? Deberías haberme hecho caso cuando te
aconseje guardar tus preciados informes en el ordenador.
- Scully, un informe como el que tengo que entregarle a Skinner... ¡ya! No
merece el privilegio de estar junto a mis Expedientes X. - dijo casi
desesperado mientras miraba a Scully como suplicándola que se moviera de una
vez de su sitio y le ayudara a buscar.
- Mulder, el informe, por casualidad, no lo dejarías dentro de la fotocopiadora
¿verdad? Porque acabo de encontrar un informe que se parece mucho al tuyo. -
dijo Scully sonriendo.
- Gracias, te debo una. - dijo Mulder cogiendo el informe y saliendo corriendo
de su despacho hacia el de Skinner.

Scully salió de la oficina en busca de su coche. Mañana les esperaba un duro
día: les habían asignado un caso de fraude y tenían que dirigirse a Frankfort,
Kentucky. Scully estaba harta de trabajar en casos de novato, pero este parecía
divertido: simplemente tenían que ir al " Caserón”, pasarse por una pareja que
quiere pasar un divertido fin de semana: jugando a los detectives e intentando
evitar un asesinato. Era simplemente un juego. Habían llegado a oídos del F.B.I
que el dueño de la atracción, se dedicaba a "exagerar" sobre las actividades
que ofrecía, y que dejaban mucho que desear, y por ello, todos lo clientes de "
El Caserón" se habían quejado, y pedían el cierre inmediato de la actividad.
Pero claro, ¿no podían ocuparse de este caso (si podía denominarse así) la
policía local de Frankfort? ¡No! Tenían que burlarse aún más de ellos, de su
trabajo. Scully se había prometido tomarse aquel fin de semana como un
pasatiempo y no como un estúpido caso.


Mulder acababa de llegar a su apartamento, se tumbó en el sofá e intentó
relajarse y buscar un tranquilo sueño. Mañana tenían que ocuparse de un
"interesante" caso de fraude y quería estar bien descansado. Pensó en Scully,
sabía que a ella todo esto le parecía una estupidez, una burla más de sus
superiores, un paso más para ensuciar sus expedientes con casos sin
importancia, y dejarles cada vez más lejos de los Expedientes X. En el fondo la
entendía, hacerse pasar (otra vez) por personas que no eran y disimular que
todo esta bien cuando no lo está, intentar evitar un falso asesinato, y después
redactar otro estúpido informe, no era ni mucho menos el mejor caso de su
carrera.
En medio de la noche el incómodo sonido del teléfono despertó a Mulder, quien
aún sin abrir sus ojos contestó.
- Mulder. -dijo con voz ronca
- Mulder siento despertarte, pero he recibido una llamada muy extraña. ¿Le has
dicho a alguien sobre nuestros planes de fin de semana?- dijo Scully mientras
terminaba de ponerse su bata.
- No, la verdad es que ni he pensado en ello, ¿por qué lo dices?- preguntó
Mulder mientras se dirigía al baño para aclararse con agua los ojos que aún
seguían fielmente cerrados.
- Porque alguien me llamó diciendo que no debemos ir mañana a Frankfort, que
algo horrible sucederá si vamos.
- ¡Vaya! Al final han metido la pata. - dijo Mulder sentándose de nuevo en el
sofá
- ¿Quienes? No te entiendo.
- Los que nos asignaron el caso. Ellos quieren separarnos de los Expedientes X,
que no metamos las narices en los asuntos más oscuros del Gobierno, y ¡ya ves!
nos han dado un empujoncito hacia un Expediente X.
- ¡Eres imposible! Simplemente, puede que alguien se haya enterado de nuestra
tan importante misión y quieran burlarse aún más, si eso es posible, de
nosotros. Quería saber de quien se trataba. - dijo Scully mientras esperaba a
que se calentara la leche que acababa de meter en el microondas.
- Scully, ¿qué te ha dicho esa persona realmente? Palabra por palabra, por
favor.
- De acuerdo como quieras, me dijo más o menos: " ¿Sabéis distinguir la
realidad de la ficción? Detrás de cualquier ficción hay una realidad no mucho
mejor. " Esto me lo dijo un hombre, no puedo decirte si se trataba de un hombre
o un niño ya que su voz sonaba como distorsionada. Nada más decirme eso escuché
a una mujer gritar desde lejos, que no fuéramos a Frankfort, que algo horrible
sucedería.
- ¿La voz era como la de un fantasma...
- Mulder, era un hombre intentando burlarse de nosotros y gastando una broma de
mal gusto. - dijo Scully y bebió su primer sorbo de leche caliente.
- Piensa lo que quieras, pero yo creo que esto va en serio, tendremos que tener
cuidado mañana si no queremos que eso horrible ocurra. ¿Te dice algo que detrás
de cualquier ficción haya una realidad no mucho mejor? Creo que quiere decir
que para que haya un montaje, por ejemplo, en nuestro caso mañana tenemos que
intentar evitar un asesinato, querrá decir que para que haya esa ficción o ese
montaje tuvo que suceder en la realidad. Scully, creo que sea quien sea quien
te ha llamado, quiere advertirnos, que lo que tenemos que evitar mañana no es
del todo un montaje, puede que tenga algo de realidad: nosotros.
- Mulder, te noto más paranoico que de costumbre... deberías descansar, no
tenía que haberte llamado por una simple broma, Mulder, porque eso es lo que
es, no pienses en nada más, y descansa.
- Sí, sí. Pero como siempre tendré razón y me tocará decirte "te lo dije". ¡Es
tan tópico! - dijo Mulder tapándose con la manta que tenia descuidadamente
doblada en el sofá, ya que el frío comenzó a entrar en la piel del agente.
- Y yo te diré que tenias razón, pero ahora has ido demasiado lejos, ¿me puedes
decir de donde has sacado todas las suposiciones que me acabas de decir? La
verdad es que aunque intento estar en tu situación, te juro que no te entiendo.
- Scully, yo quiero creer. Es lo único que me sirve. Además no he nombrado ni a
monstruos, ni alienígenas ni nada...
- Has nombrado fantasmas... y eso ya se trata de algo paranormal. - dijo Scully.
- Simplemente he preguntado si su voz parecía la de un fantasma no que fuera un
fantasma. Son dos cosas muy diferentes, además creo que quien te llamó es una
persona de carne y hueso.
- Vale, ahora me toca a mí disculparme. Bueno mejor será que nos acostemos, por
que si no mañana no va haber quien nos levante de la cama. Que descases, Mulder.

Afueras de Frankfort, Kentucky,
9:00 a.m.

El minibus, les dejó en un estrecho camino de arena que penetraba en un
aparente bosque, que escondía en su interior el famoso "Caserón". Mulder se
dirigió muy decidido hacia el camino, y Scully sin apartar sus ojos de él le
siguió sin decir ni una palabra.

- Scully, la próxima vez seré yo quien elija los nombres, tengo mejor gusto. -
dijo Mulder mientras apartaba una rama que iba a golpearle en la cara.
- ¡Eso si que es gracioso! Te recuerdo que la última vez que trabajamos de
incógnitos quedamos en que sería yo quien elegía, no pienso volverme a llamar
señora Peitre nunca más.
- Pues anda que llamarnos William Rudolf y Katherine Rudolf... Scully, ¿no
había otro apellido más... horrible? - dijo Mulder mientras miraba a Scully.
- Mulder, no te quejes, te dejé elegir nuestros nombres, yo pensaba llamarte
Fox Rudolf.
- En ese caso prefiero William Rudolf. Yo pensaba llamarnos señor y señora
Mulder, ¿qué te parece?
- No sueñes Mulder.

Por fin llegaron a un claro y pudieron ver, una enorme mansión, no en muy
buenas condiciones pero impresionante aún así. Las paredes de ella eran grises,
a juego con el espeso humo que salía de una chimenea. Bordeando la casa,
quedaban escasas señales de un antiguo jardín, que en sus tiempos debía de
haber sido muy frondoso y colorido. Detrás de la casa, justo después de cruzar
un puente, se encontraba un antiguo molino de agua, que a primera vista parecía
inactivo.
- La verdad es que no tiene buen aspecto: todo está descuidado y no me extraña
que la gente que ha venido aquí se haya quejado.
- No sé Scully, a mi no me parece que esté tan mal. Quizá dentro de la casa la
cosa cambia. Esperemos que tengan agua caliente. - dijo Mulder acompañado de su
típica sonrisita

Mulder siguió andando hasta llegar a la puerta de la casa: en la puerta había
un descuidado y polvoriento letrero que decía: " "El Caserón" que tengan buena
estancia". Mulder leyó el letrero y pensó que era algo irónico viendo en las
aparentes condiciones en las que se encontraba el "Caserón".

- Buenos días, señores - dijo una voz estremecedora que parecía haber salido
del taller de doblaje de una película de terror. Mulder y Scully se volvieron
al unísono descubriendo al dueño de aquella voz: era un hombre de unos 60 años,
desgarbado y muy delgado, exageradamente delgado para su estatura. A Mulder le
llamó la atención los tristes y húmedos ojos marrones de aquel hombre y pensó
que podría haber vivido una vida no muy digna.
- Buenos días, somos William y Katherine Rudolf. Venimos a intentar solucionar
el asesinato... - dijo Scully mirando a Mulder quien estaba inmerso en sus
desconocidos pensamientos observando a aquel hombre.
- ¡Ah! Llegan pronto, ¡mejor! Seguidme, les mostraré sus aposentos.

Mulder soltó una pequeña carcajada y Scully le dio un golpecito avisándole que
fuera algo más discreto.
- Scully, me ha hecho gracia.

El interior del "Caserón" no era menos desagradable. Los muebles estaban
tapados con sábanas blancas, sólo un pequeño sofá negro de cuero quedaba al
descubierto. Las escaleras que Mulder y Scully se disponían a subir, parecían
como si de un momento a otro fueran a derrumbarse, y desprendían un
insoportable chirrido al pisar sus escalones. Mulder pensó que debía apuntar
todo aquello que estuviera en malas condiciones y que pudiera ser peligroso
para la gente. El hombrecillo les condujo hasta una habitación del piso
superior de la casa, en el fondo de un largo pasillo, cuya única iluminación
era la luz que procedía de una bombilla que se encontraba en el centro del
corredor.

- Bueno, ya hemos llegado - dijo el hombre mientras abría la puerta de la
habitación.
- Perdone, -comenzó Scully- ¿sólo hay una habitación?
- No creo que eso sea un problema, cariño. - dijo Mulder mientras entraba en la
habitación y comenzaba a coger su terreno.
- Lo decía, mi amor, - dijo esto último acentuado- por que quería saber si
había más gente que va a participar en la actividad.
- No señora, últimamente no tenemos muchas visitas, pero creo que esta va a ser
muy especial. Por cierto, me llamo John Carter, pueden contactar conmigo en
cuanto necesiten algo o tengan cualquier tipo de duda, ¿de acuerdo? Ahora
establézcanse y en cuanto os avise empezará todo, y... recuerden: la vida de un
inocente está en sus manos. Que se diviertan. - Terminado esto el hombre
abandonó la habitación cerrando la puerta con mucha suavidad.
Scully miró como el hombre abandonaba la habitación y tras ello, comenzó a
observar la habitación, que por extraño que resultase estaba en muy mejores
condiciones que el resto de la casa: por una inmensa ventana entraba mucha
claridad, y el ambiente olía a flores. Mulder seguía sacando su ropa y
colocándola lo más cuidadosamente que pudo en una cómoda cercana a la cama.

- Mulder, ¿cómo nos vamos a apañar para dormir? - dijo Scully al darse cuenta
que además de la cama, la habitación no estaba dotada con sofá o algún mueble
en el que se pudiera dormir.
- Pues... en la cama. ¿Por qué?
- Mulder, te voy a explicar algo: somos dos y sólo hay una cama, como uno no
duerma en el suelo... - dijo Scully mientras comenzaba a igual que su compañero
a colocar su ropa en la cómoda.
- ¿No quieres dormir conmigo? Te juro que ni ronco, ni me huelen los pies, ni
me adueño de toda la sábana, etc, etc... soy muy tranquilo cuando duermo, te
juro que ni te vas a enterar de que estoy a tu lado. Ahora en serio, Scully, si
no quieres que durmamos juntos, no hay problema, yo duermo en el suelo, y
listo, ¿vale?
Sólo quiero decirte que no va a pasar nada, que no queramos. Además creo que
tenemos la suficiente confianza el uno en el otro como para dormir juntos una
noche, y además yo te respeto mucho y lo sabes.
- Si, vale, esta noche ya veremos lo que ocurre. - dijo Scully intentando
evitar la mirada de su compañero quien se acaba de sentar en la cama para
probarla.
- No hay nada como mi cama de agua. - dijo Mulder riéndose.
- Si tú lo dices...
- ¿ No me digas que no has dormido nunca en una cama de agua? Es distinto... te
relajas mucho. Por lo menos desde que tengo la cama de agua pocas veces duermo
en el sofá.
- No he tenido el placer, pero creo que no la cambio por mi cama.
- Scully, esto no te apasiona mucho, ¿me equivoco? - dijo Mulder levantándose y
acercándose a su compañera y sujetándola por los hombros.
- Si esto no fuera un caso te juro que me divertiría, pero en esta situación no
puedo quitarme de la cabeza que estamos aquí porque el F.B.I no tiene mejor
cosa que asignarnos casos de principiante.
- Te entiendo, pero no vamos a darles el gusto de vernos dimitir. A mi me
desagrada tanto como a ti tener que estar investigando un caso, que miles de
novatos se morirían por tener como primer caso. Pero vamos a intentar pasarlo
bien, ¿de acuerdo? No se tu pero yo me muero por saber si tu misteriosa llamada
tiene algo de cierto...
- ¡Mulder! No empieces con eso, porque sé que sabes que esa llamada no tiene
nada de paranormal, sólo era una broma. - dijo Scully quitándose la chaqueta.
- Vale, puede pero siempre queda una posibilidad de que sea verdad. - dijo
Mulder con esa peculiar chispa en sus ojos.

El señor Carter, se encontraba en el piso inferior, quitando las viejas sábanas
de sus muebles, como para dar a ese lugar un aspecto algo más confortable.
De repente, algo extraño sucedió: el señor Carter se elevó del suelo por unos
instantes y cayó al suelo.
Cuando consiguió ponerse en pie, sus ojos se iluminaron de una extraña luz
dorada, y a continuación pasaron de ser marrones y tristes a ser de un azul
intenso y llenos de vida.
Las paredes de la mansión se tiñeron de un tono amarillo pastel, los muebles se
llenaron de vida y de color: era como si el "Caserón" estuviera cobrando vida.
Las escaleras se vistieron con una elegante alfombra roja, y la barandilla de
esta se tornó dorada y brillante. Al alrededor del extraño hombrecillo
comenzaron a aparecer sombras humanas, que poco a poco se fueron convirtiendo
en personas reales nacidas de la nada, y que como si tuvieran escritas en sus
mentes un guión, empezaron a hacer su papel con toda naturalidad.
Arriba, en la habitación de los agentes nada había cambiado: Scully estaba
sentada en el sofá sin decir nada, simplemente observaba a su compañero, quien
continuaba sacando sus pertenencias de su maleta.

- Mulder, ¿qué es esto?- dijo Scully mientras cogía un curioso artefacto,
parecido a un pequeño aspirador.
- Se lo cogí prestado a Frohike, no creo que se entere.
- ¿Para qué sirve?
- Para averiguar si tengo razón...
- ¿Sobre qué? Mulder, no será algo para detectar fantasmas o algo por el estilo
¿verdad?
- Es para detectar presencias extra-corpóreas, pero creo que no funciona.
- ¿Cómo sabes que no funciona? Puede simplemente que aquí no haya ninguna
presencia extra-corpórea. Mulder, no se como decirte que aquí no va a pasar
nada extraño.
- Si, si. ¿Bajamos abajo? Quiero empezar con esto cuanto antes. - dijo Mulder
mientras recogía su artefacto y lo guardaba en un cajón.
- Mulder, por favor, por una vez en tu vida hazme caso. Quiero que dejes todas
esas ideas paranormales que tienes, y que dentro de lo malo intentemos pasarlo
bien, ¿de acuerdo? - dijo Scully mientras cogía dulcemente la mano de su
compañero, quien sin decir nada se quedó mirándola, y de nuevo esa tensión que
ambos bien conocían pero que tanto miedo tenían de enfrentarse, surgió y por un
momento sus labios se acercaron...
- Perdón, creí que la habitación estaba vacía, lo siento mucho - dijo una joven
pelirroja de unos 18 años, que acababa de entrar en la habitación de los
agentes.
- No pasa nada, no te preocupes, ¿trabajas aquí? - dijo Mulder acercándose a la
joven.
- Si, me llamo Yaiza. ¿Os vais a quedar mucho tiempo? Si necesitáis algo no
dudéis en llamarme, ¿de acuerdo?
- El fin de semana. Muchas gracias Yaiza. Descuida, si necesitamos algo te
buscaremos. - contestó Scully mientras se acercaba a la ventana para tomar algo
de aire.
- Les deseo una buena estancia y que todo este a su gusto.- dijo la joven
mientras salía de la habitación.

Nada más cerrar la puerta de la habitación, Yaiza sintió una inesperada
corriente de aire que se introdujo en su cuerpo. Cayó al suelo, y una
inexplicable energía la elevó y la mantuvo en el aire durante unos pocos
segundos.
Enseguida, comenzó a recordar, empezó a reconocer aquel pasillo en el cual se
encontraba. Todo le era familiar: aquella alfombra que cubría la escalera, que
tantas veces había pisado, aquel hombre que se acercaba a ella... "¡No!, ¿¡Tu
otra vez!?" pensó mientras en señor Carter se acercaba a ella.
- Buenos días, querida Yaiza. - dijo el Seños Carter, quien ya no tenía el
aspecto de un hombre de 60 años, sino de un joven con una pícara sonrisa en su
cara.
- ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar...? - dijo Yaiza muy asustada.
- ¿Y tu? ¿No deberías estarlo también?- dijo el Señor Carter acercándose a la
joven.
- ¿Qué haces aquí Dawson?
En la cara de Yaiza se podía observar una expresión de miedo y de rabia a la
vez.
- Aprovechar una nueva oportunidad – dijo Dawson casi en un susurro.
- ¿Para que? – dijo Yaiza algo desconcertada.
- Para terminar lo que no me dejaste terminar, y así demostrarte lo que no pude
en el pasado. No pienso desaprovechar esta oportunidad. – dijo Dawson con una
maléfica sonrisa en su rostro.
- ¡Estas loco! No voy a permitir que vuelvas a hacer el daño que hiciste en el
pasado, ¡no lo voy a permitir! – dijo Yaiza en un hilo de voz.
- Sólo tengo que esperar. Ya lo hubiera conseguido si tu no fueras tan
oportuna. Veo que no has cambiado y eso me gusta.
- ¡No te vas a salir con la tuya! ¿Te enteras? – dijo Yaiza levantando un poco
la voz.
- ¿Y que vas a hacer? ¿Contarles toda la historia? No creo que vayan a creerte.
Además ahora estas en mi territorio, juego con ventaja. Te juro, mi amor, que
después de esto te darás cuenta, que nadie te querrá como yo.

Dawson con esto se dispuso a entrar en la habitación de los agentes quienes
estaban sentados en la cama sin dirigirse la palabra.

- Bueno días, ¿sois los que habéis acabado de llegar, ¿verdad? Me encantaría
poder enseñaros el hotel y todo lo demás para que se familiaricen con las
instalaciones. Espero que sea de su agrado.
- Eso sería buena idea. Por mi encantado. – dijo Mulder levantándose de la cama.
- Sí, de acuerdo. – dijo Scully con una voz más triste de lo habitual.

Al salir de la habitación Mulder y Scully se quedaron atónitos mirando como
había cambiado todo: las paredes, la escalera, la gente... todo parecía nuevo.

- ¡Vaya! ¡Qué cambio! – dijo Mulder. – Esto no está tan mal de todo ¿e
h?-susurró Mulder al oído de Scully.

El exterior del “Caserón” parecía completamente otro lugar, ni por asomo se
parecía a lo que Mulder y Scully se habían encontrado al llegar por primera vez
al “Caserón”. El jardín ahora estaba lleno de flores.

- Señor... – empezó Mulder.
- Dawson, llamadme Dawson.
- En serio, ¿cómo habéis podido cambiar todo esto en tan poco tiempo? –dijo
Mulder sin dejar de mirar asombrado a todos los lados.
- Secreto profesional, señor Rudolf. –dijo Dawson. – Bueno, como podéis ver
este es el exterior del hotel. Les pido que por favor aquel jardín de allí lo
cuiden muy bien. Una muy buen amiga mía lo cuida diariamente y le acarrea mucho
tiempo y trabajo.
- Descuide, lo cuidaremos bien. –dijo Mulder.
- Gracias, ahora si me permiten... – dijo Dawson dirigiéndose hacia el interior
del hotel.
- ¡Vaya, vaya! Habían conseguido engañarme totalmente. Pensé que iba a ser un
caso fácil, y que no nos constaría nada cerrar este antro, pero ahora...
Scully, ¿no te da la impresión de que como si todo esto hubiera aparecido como
por arte de magia? – dijo Mulder poniendo una de sus enigmáticas caras.
- No sé Mulder, pero para serte sincera si que me ha impresionado –dijo Scully
sentándose junto a Mulder en un banco cercano al camino por donde habían
llegado al “Caserón”
- ¡Hombre eso si que es mágico!
- ¿Por qué dices eso?
- Porque es difícil impresionar a una persona como tú. Últimamente es como si
todo te diera igual. – dijo Mulder mirando inexpresivo al molino.
- Te equivocas, hay algo que no me da igual, y tú lo sabes.- dijo Scully
cogiendo la mano a su compañero quien se estremeció.
En el rostro de Mulder se dibujó una inocente sonrisa, lo que hizo que Scully
se alegrara . Mulder sin decir nada se levantó y obligó a que Scully hiciera lo
mismo.
- Oye, Scully, ¿no te pica la curiosidad por saber que es lo que hay en ese
molino? – dijo mientras sin dejar de mirar a su compañera señalaba a tientas al
molino.
- Pues la verdad es que no. – dijo Scully seguido de una pícara sonrisa.
- Eres muy aburrida Scully, ¿lo sabias?- dijo Mulder con aire travieso.
- No soy aburrida y lo sabes. Anda vamos a echar un vistazo. – dijo Dana
comenzando a caminar hacia el molino. Mulder le siguió en silencio sin apartar
su mirada de ella. Era incapaz de controlar sus sentimientos en esos momentos,
algo que normalmente le era muy fácil. Se sentía realmente desconcertado con el
mismo.


El interior del molino era frío, gris.... totalmente distinto al resto del
actual caserón, es como si formara parte de un mundo aparte. La única
exhalación de luz que entraba en el interior del caserón era a través de un
ventanal roto situado en lo alto del molino.

- Scully, ¿Crees que con esto tendremos suficientes pruebas para cerrar el “C
aserón? – dijo Mulder mientras comenzaba a inspeccionar todos los rincones del
molino.
- Mulder... – dijo Scully mientras intentaba abrir la puerta del molino, sin
éxito. - ¡Mulder!
- ¡Qué! ¿Por qué gritas? ¿qué ocurre? – dijo Mulder dirigiéndose hacia ella.
- No se abre, Mulder.
- ¡Ya, claro! Scully no me lo creo... Voy a mirar arriba a ver que hay
- ¡Mulder no estoy bromeando! Compruébalo por ti mismo... – dijo Scully dejando
el paso libre a su compañero hacia la puerta.
- No Scully, no voy a picar esta vez...
- Mulder, te estoy diciendo ¡ Qué nos hemos quedado encerrados en este
asqueroso molino, y te juro por lo que más quieras que no te estoy mintiendo!-
dijo Scully elevando considerablemente la voz.
- Vale... o sea que, ¿nos hemos quedado encerrados?
- Sí.
- Bueno... míralo por el lado bueno... por lo menos ya no nos vamos a pelear
por quien va a dormir en la ca....ma..... Bueno Scully no me mires así, era una
broma, además un día de estos no vas a poder bajar la ceja y..... ¡Vale, vale
ya me callo!
- A ver si es verdad y en vez de decir tantas tonterías me ayudas.... a
abrir... esta maldita... puerta... – dijo Scully empujando la puerta con todas
sus fuerzas

Mulder se cogió carrerilla e intentó tirar la puerta abajo, pero estaba
vigorosamente trabada. Después de unos cuantos intentos Mulder cayó rendido al
suelo, al unísono que su compañera.
- Y ahora, ¿qué? – preguntó Scully apoyando la cabeza en la fría y húmeda pared
- ¿Por qué me lo preguntas a mí?
- ¿No eres tú el que tiene respuestas para todo?
- Para casi todo...
- Era una pregunta retórica y a la vez irónica, Mulder. – dijo Scully mirando
firmemente a su compañero
- ¡No si ahora tendré yo la culpa de que TÚ hayas cerrado la puerta!
- ¿ YO? Mulder....
- Bueno, eso da igual, lo importante es salir de aquí – dijo Mulder
levantándose e intentando abrir de nuevo la puerta
- Mulder... –dijo Scully cogiendo el brazo de Mulder – déjalo no sigas
intentándolo sólo vas a conseguir hacerte daño.
- Tienes razón... tendremos que esperar a que... ¡ALGUIEN NOS ECHE DE MENOS! y
adivinen que nos encontramos encerrados exactamente en este lugar.. - dijo
Mulder levantándose de golpe del suelo.
- Mulder... hemos estado en situaciones peores, y hemos salido de ella...
además mira, ya tenemos una irrefutable prueba para cerrar este negocio.
- ¿Ahora quien es quien está haciendo bromas?¿eh, Scully? – dijo Mulder con un
tono algo irónico mientras se acercaba a Scully por detrás
- Mulder, no era una broma, lo estaba diciendo muy en serio... – a Scully se le
entrecortó la voz al sentir la respiración de Mulder tan cerca tras su cuello.
Se quedó inmóvil, no se movió ni un milímetro.
- Pues yo no creo... que sea... tan malo ... – susurró Mulder al oído de su
compañera mientras la rodeaba por la cintura, y comenzaba a besarla el cuello
dulcemente...
- Mulder... espera... –dijo Scully mientras se separaba de él.
- Lo siento, Scully... no sé que me ocurre últimamente pero no puedo controlar
mis instintos.
- No es eso. Es que necesito saber que es lo que esta pasando... que nos está
pasando, Mulder...- dijo mientras por primera vez en mucho tiempo miraba a su
compañero con sus cristalinos ojos inmersos de lágrimas temerosas y
desesperadas por una respuesta que tanto codiciaba.
- Scully, te dije una vez lo importante que eres para mi... y no hace mucho que
te quería, y no me tomaste en serio... creo que yo ya he cumplido más de la
cuenta, y que eres tú la que debería abrir tu corazón y decirme sin tapujos que
es lo que sientes por... mí. – dijo Mulder casi de carrerilla con su voz
entrecortada.

Scully no dijo nada simplemente se armó de todo el valor que había estado
guardando durante todos estos años dentro de sí y besó a Mulder con todo el
amor que podía darle en un solo gesto. En ese momento, una cegadora luz inundó
todo el molino, obligando que los amantes se separasen desconcertados ante tan
extraños hecho.
Lo último que vieron antes que caer inconscientes al suelo fue la silueta de un
hombre joven haciéndose paso entre la luz.
Poco a poco la luz fue desapareciendo y Dawson se dejó ver completamente. Cogió
unas cuerdas que había dentro de un viejo baúl y amarró a los agentes a un
póster.

- Sabía que estarías aquí. No te darás por vencido ¿no? – dijo Yaiza nada más
atravesar la pared del molino.
- ¡Ya era hora de que llegaras! Te estaba esperando. – dijo Dawson mientras
terminaba de limpiar una vieja escopeta.
- ¿qué pretendes hacer, Dawson?
- Demostrarte que nadie te quiere como yo. Qué mi amor es único en el mundo, y
no tiene comparación... pero claro... ellos me chafan el plan...
- No tienen por que demostrarme nada Dawson. Déjales que se vayan, esto es
entre tu y yo.
- ¡No tienes ni idea de lo que me has hecho sufrir durante todos los años que
estuve sin ti¡ Encerrado en ese maldito manicomio, y con tu cara en mi cabeza,
que no me dejaba dormir. No tuvo que pasar lo que paso... él tenía que haber
muerto... no tú.
- Yo si que demostré que quería a Kevin. Morí por él.. Di mi vida por él... Así
se demuestra el amor... No tienes porque matarlos para demostrarme que me
quieres. Así sólo conseguirás que te tenga miedo.

Mulder comenzaba a despertarse y observaba todo en silencio.
- Sólo les dejaré libres si vienes conmigo, si me prometes que nunca... NUNCA
más volverás a dejarme sólo... ¿de acuerdo? – dijo Dawson
- Sólo si me demuestras que me quieres... y para ello tienes que dejarles libres

Dawson como hipnotizado por la dulce voz de Yaiza comenzó a soltar a Mulder y a
Scully.
- Marcharos... ¡MARCHAROS! – gritó Dawson mientras su cara comenzaba a ponerse
roja
Mulder se acercó a Scully y la cogió en brazos ya que esta aún estaba
inconsciente y salió corriendo del molino. Cuando estaba en el exterior de este
todo estaba como al principio cuando llegaron por primera vez: el aspecto a
viejo y abandonado del lugar.
Scully comenzó a despertar.
- Mulder ¿qué ha pasado? – dijo Scully mientras se flotaban los ojos
- Nada, que voy a tener que echar la bronca a Frohike por que el aparato que me
prestó no funcionaba...
- ¿A qué te refieres?
- No importa... sólo quiero salir de aquí, y demostrarte lo que te quiero. –
dijo Mulder para después besar a Scully.

FIN