nombre fanfic: Devils

nick autor: Trisha

dedicado: lo dedico a todos

touchstone

romance

terror

Devils

Apartamento del Agente Fox Mulder
Arlington, Washington D.C.
20:00 p.m.

Fox Mulder apartó la vista del televisor por un instante, cogió el cojín que
tenía sosteniendo su cabeza y lo lanzó a la pantalla del televisor apagándolo
como por arte de magia. Mulder no soportaba la idea de estarse “quietecito” en
casa sin hacer nada, y menos sabiendo que Scully estaría en cualquier lugar
investigando un caso, que bien podría ser un Expediente X. Por ello, no dudó dos
veces en coger el teléfono y marcar.

- Scully. - contestó la voz de Dana
- Buenas tardes Scully, ¿dónde estás? - dijo Mulder con aire travieso.
- En Ohio. -dijo sin cambiar el serio tono de su voz que Mulder odiaba.
- ¿En que parte? Como ves no puedo ocultar mis dotes detectivescas.
- Te aburres ¿no? Estoy en Akron. Por lo que veo tus vacaciones no son muy
interesantes ¿me equivoco? - dijo Scully mientras paseaba por las calles de
Akron.
- Te equivocas, ¡no sabes las cosas que se pueden hacer sin que haya nadie
cuestionando en todo momento lo que hago! Y tu, ¿qué tal llevas el Expediente X
que te han asignado? - dijo Mulder mientras se acercaba a la ventana de su
apartamento.
- Mulder...
- ¿Qué?
- Me alegro por ti, y de que te lo pases bien, en serio. En cuanto a mi caso no
es un Expediente X ya que si lo fuera nos lo hubieran asignado a ambos. - dijo
Scully sentándose en un pequeño banco.
- Ya lo se, pero tu también sabes que el FBI me quiere cuanto más lejos mejor,
para ahorrarse "problemas" como ellos dicen.
- Ellos quizás, pero yo no. ¿Tengo que explicarte esto último? Confía en mi,
nunca te dejaría tirado ni no contaría contigo en un Expediente X. Mulder, sé
que son tu vida, y que has dado mucho por ellos, para que todavía existan. Sé
que no he de justificarme, y menos contigo que sé que no te gusta, pero es la
verdad.
- Pues... ¡menos mal que no te has justificado! Scully, sabes que no es por ti
por lo que yo me pueda sentir mal si no me dan un Expediente X, sino porque no
me gusta que jueguen conmigo, es todo. ¿De qué trata tu caso?
- La verdad Mulder, que el caso tiene algo raro...
- No si al final voy a tener razón. - dijo Mulder mientras se tumbaba en el
sofá: su lugar favorito para pensar y relajarse.
- Mulder el caso en sí no es raro, lo que es raro es porque han pedido la ayuda
del FBI.
- Scully, ¿qué sucedió? Me estás poniendo nervioso.
- ¡Pues eso si que es raro! - Scully escuchó una suave carcajada a través del
teléfono y de repente sintió ganas de que el estuviera a su lado para
aconsejarla. Scully sabía que a pesar de la etiqueta que Mulder tenía como el
"siniestro", era un buen agente y sobre todo un buen amigo.
- Una familia se suicidó. La verdad es que no sé por donde empezar, no me puedo
quitar de la cabeza porque nos han pedido ayuda. A veces me da la impresión de
que es una broma...
- Scully, oyes que están llamando a la puerta, por favor dame el número del
hotel donde te hospedas y esta noche te llamo y me cuentas los detalles, ¿de
acuerdo?
- Claro, es el 555... 03... 23 ¿ lo tienes?
- Sí, gracias adiós. - dijo Mulder casi sin dar tiempo a que Scully se
despidiera.

Mulder se levantó del sofá y en sus ojos apareció aquélla chispa que Scully que
Scully bien conocía: Mulder tenía algo en mente y no iba a parar hasta conseguir
su objetivo.
Se dirigió hasta su dormitorio mientras sacaba su teléfono.
- Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarle? - dijo una joven voz de mujer.
- Hola, me gustaría reservar una habitación. -dijo Mulder mientras guardaba en
una elegante bolsa de viaje unas cuantas mudas. - Llegaré esta noche.
- de acuerdo no hay problema. ¿Cuál es su nombre?
- Fox Mulder


Aeropuerto de Washington
20.57 p.m.

Mulder llegó al aeropuerto y se dispuso a buscar su terminal. No podía para de
pensar en la posible reacción de su compañera al verle en Akron, peor sabía que
algo raro pasaba, que aquel suicido encerraba un fondo oscuro. En medio de sus
pensamientos el móvil sonó.

- Mulder. - contestó después de cerciorarse de quien llamaba
- Hola ¿por donde andas? Frohike al aparato. -contestó la voz de uno de los
pistoleros casi sin aliento.
- Hola Frohike, ¿pasa algo?
- Scully me ha llamado por si sabía por donde andabas. Me ha dicho que no le
coges el teléfono.
- Ya... Frohike ¿me haces un favor? Si te vuelve a llamar Scully invéntate algo,
¿de acuerdo? Gracias. - dijo Mulder colgando el teléfono lo más rápido que pudo,
para ahorrarse explicaciones.

Mulder se dirigió hacia su terminal y entró al avión. Sentado ya en su butaca,
comenzó de nuevo a pensar en la reacción de su compañera al verle en Akron, al
fin de cuentas el la había engañado.

- ¿Me permite? - dijo una mujer de no más de treinta años, pelirroja y con unos
enormes ojos azules. A Mulder le recordó a Scully.
- Por supuesto - dijo Mulder levantándose de su butaca y permitiendo que la
joven pudiera tomar asiento.

Enseguida, la azafata comenzó a repetir una y otra vez, todas las medidas de
protección en caso de emergencia... etc. Mulder estaba harto de escucharlas. El
avión despegó y Mulder se vio obligado a cerrar sus ojos por un instante. Odiaba
volar.

- No te gusta volar ¿cierto? - dijo la compañera de asiento de Mulder.
- La verdad es que no, pero por mi trabajo me veo obligado a hacerlo
continuamente. - dijo Mulder mientras observaba como un niño de unos ocho años
jugaba con un avión de juguete.
- ¿A que se dedica?
- Soy agente federal. Por cierto, me llamo Fox Mulder - dijo Mulder estrechando
la mano a la joven.
- ¿Mulder? Creo que ese nombre me suena. Yo me llamo Grace, encantada.
- ¿A sí? - dijo Mulder con aire curioso.
- Creo que conocemos a alguien. Dana es mi prima.
- ¡ No me digas!
- Sí. Voy a verla a Akron. Mis padres viven en Ohio, y de paso e hago una visita
y charlamos. Hace bastante que no nos vemos.
- Entiendo. Yo también voy a verla. Pero la diferencia es que ella no sabe que
voy. - dijo Mulder con un tono misterioso.
- ¿Vas a darle una sorpresa?
- No es mi intención, pero creo que se va a sorprender.

Hostal Caty
Akron, (Ohio) 23: 24 p.m.

Scully estaba sentada en su cama, mientras leía una y otra vez el informe del
caso Kelly. No entendía por qué el FBI se tenía que encargar de un suicidio,
extraño sí, pero al fin y al cabo era un suicidio. No entendía nada y se sentía
realmente frustrada. Llamaron a la puerta, y Scully se levantó pasivamente.

- ¡Grace! - exclamó Dana abrazando a su prima. -¡No te esperaba hasta mañana!
¿Qué tal el viaje?
- Interesante. He conocido a un experto mentiroso. ¿Quieres que te lo presente?
- dijo Grace. Mulder salió de su escondite, y de dejó ver por Scully.
- ¡Mulder! ¿Qué haces aquí? - dijo Scully algo enojada.
- He pensado, que me enteraría mejor de los detalles, si me los contabas en
persona. Mañana nos vemos, y me explicas todo. Seguro que tenéis muchas cosas de
que hablar. - dijo Mulder dirigiéndose hacia su habitación.
- ¡Pasa! Bueno ¿qué tal te va todo? Hace mucho que no nos vemos. - dijo Scully
mientras cerraba la puerta de la habitación.
- ¡ No vayas tan rápido! Tu compañero ha venido a ayudarte, y no creo que le
hayas hablado de buena manera.
- No creo que se lo haya tomado a mal. Está muy acostumbrado a mis impulsos. En
realidad me ha alegrado que viniera.
- Pues deberías decírselo ¿no crees?
- Si - dijo Scully mirando al suelo.
- Bueno Dana. Yo estoy realmente cansada y creo que me voy a ir a dormir. Cuando
tengas un rato me avisas y charlamos.
- Como quieras. Buenas noches. - dijo Dana acompañando a su prima a la puerta.
- Qué descanses..

Scully se quedó pensativa y salió fuera, donde encontró a su compañera sentado
en un banco comiendo pipas de girasol.

- Hola. Creí que te haría más ilusión verme, pero veo que no. Si quieres que me
vaya sólo tienes que decírmelo. -dijo Mulder sin mirar a su compañera, quien se
sentó lentamente junto a él.
- Lo siento. Si te soy sincera necesito que me ayudes con el caso. Me ha
sorprendido mucho verte. - dijo Scully casi en un susurro.
- ¿Quieres que te ayude? No lo harás sólo para que me sienta bien ¿no?
- No. Necesito que estás aquí conmigo. De verdad. - dijo Scully con tono de
súplica.
- Tengo las fotos y el informe en mi habitación. - dijo Scully dirigiéndose a su
habitación. Mulder se levantó y siguió a Dana. Un ruido a su derecha le obligó
a mirar hacia allí. Una sombra humana, asustada se escondió entre los
matorrales. Mulder, no le dio importancia a este hecho, y entró en la habitación
de su compañera.
- Mira, estas son las fotografías de la escena del crimen. - dijo Scully dando
las fotografías a su compañero, quien la observó boquiabierto. En sus verdes
ojos se dibujó aquel brillo, que Scully bien conocía. - ¡Qué! ¿Ves algo extraño?
- dijo Scully.
- Dime todo lo que sepas, del crimen y de la familia.
- Bueno, la familia compuesta por el Señor Kelly, la Señora Kelly y Emma Kelly
fueron hallados sin vida a las 2:30 a.m. aproximadamente, en las misma
condiciones, que las fotografías muestran. A las dos y cuarto de la mañana la
oficina local de Akron recibió una llamada telefónica, procedente de la
residencia de los Kelly, efectuada por el hijo menor, Dave, de nueve años de
edad.
- ¿Fue el niño quien halló los cadáveres? - preguntó Mulder.
- Exacto.
- ¿Dejó la familia Kelly, alguna nota o alguna señal de que iban a suicidarse?
- preguntó Mulder mientras en sus ojos se intensificaba cada vez más aquel
brillo.
- Nada. Eso es lo extraño. Pero tampoco hay nada que diga lo contrario. Me
preguntó por qué han pedido la ayuda del FBI para un caso de suicido. No hay
nada que investigar.
- Scully, ¿habéis investigado si la familiar pertenecía a alguna secta?
- Si, pero no hemos logrado averiguar nada al respecto. ¿Por qué?
- ¿Qué familiar se suicidaría dejando sólo a un niño de nueve años? El perfil
psicológico de un suicida, es de un hombre que se siente un estorbo en la vida;
es una persona solitaria y es incapaz de expresar ese sentimiento de frustración
que convive con el, por ello su única salida es la muerte. Esta familia, por lo
que puedo ver en la fotografía, no tendrían ni problemas económicos ni nada por
el estilo. Scully, esta familiar aparentemente, no tiene ningún motivo para
suicidarse.
- Si todo eso lo sé, por eso es por lo que me resulta tan difícil encontrar una
respuesta lógica a lo ocurrido.
- ¿Alguien ha hablado con el niño? - dijo Mulder intentando que no se notara que
para él era un posible sospechoso. - Es posible que sepa algo que nos pueda
ayudar a entender el por qué de este hecho. Puede que hallemos esas respuestas.
- ¡Oh, no! No sigas por ese camino. Es un niño de nueve años Mulder. Es
imposible que tenga algo que ver con todo esto.
- Scully, hemos visto cosas más raras, te lo aseguro. Además, no es necesario
ser un adulto para asesinar. Piensa en Michael Mayers, tenía la edad de Dave
cuando asesinó a su hermana - Mulder cogió su chaqueta y se la puso. - ¿Dónde
esta ahora el niño? - preguntó Mulder.
- Está con sus abuelos maternos. Viven a dos manzanas de la residencia de los
Kelly, ¿ por qué? ¿No pensarás...?
- Mañana iremos a hablar con el crío. Ahora descansa, adiós. - dijo Mulder
abriendo la puerta de la habitación.
- Adiós Mulder. Que descanses.

Residencia de los Andrews
Akron (Ohio) 11:02 a.m.

Mulder y Scully llegaron a la residencia de los Andrews. Mulder tocó a la
puerta. Abrió una mujer mayor de unos setenta años de edad, una dulce sonrisa se
dibujó en su cara.

- Hola, ¿ en qué puedo ayudarles? - dijo la señora Andrews.
- Buenos días. Soy la Agente Especial Dana Scully y él es mi compañero Fox
Mulder. - dijo sacando su identificación.- Sé que es un momento muy duro para
ustedes, pero necesitamos hablar con el niño, por si recuerda algo nuevo sobre
lo sucedido.
- Claro, pasen. Pero por favor no sean muy duros con él, sólo tiene nueve años y
acaba de perder a su familia.
- No se preocupe, yo hablaré con él. - dijo Mulder acercándose al salón donde
estaba Dave, sentado en el sofá, inmóvil, mirando a su colgante que tenia forma
de tridente invertido.
- Es muy bonito, Dave. ¿Puedo sentarme aquí? - dijo Mulder señalando al sillón
continúo al de Dave. Dave no habló, sólo asintió con la cabeza. - Bien me llamo
Fox Mulder, y soy agente federal. Sólo quiero que me contestes a unas preguntas.
NO te voy a obligar en ningún momento a que contestes, pero ya eres todo un
hombrecito y estoy seguro de qué podrás ayudarnos. - Por primera vez Dave miró a
los ojos de Mulder. - Bueno Dave, ¿sabes si tu hermano o tus padres tenían algún
problema fuera de casa?
- No sé - dijo Dave en un hilo de voz.
- En la última semana, ¿estaba tu hermana más triste de lo normal? - preguntó
Mulder.
- No. Todo estaba bien. Además yo no era tan malo como para que me dejaran sólo.
- dijo Dave.
- Dave, escúchame. Tu no tienes la culpa de lo que ha pasado ¿de acuerdo? Tu
posible actitud con ellos o tu comportamiento no tiene nada que ver.
- Mulder, ¿has terminado? - preguntó Scully.
- Bueno Dave, si recuerdas algo que no me hallas contado, dile a tu abuela que
nos llame inmediatamente ¿de acuerdo? - dijo Mulder acariciando la cabeza de
Dave. Este asintió.
- Dave, vete a vestirte, que nos vamos enseguida, cariño- dijo la señora
Andrews.
- Nosotros ya nos vamos. Gracias por su tiempo. Tome. - dijo Mulder entregando
su tarjeta a la señora Andrews. - Si Dave recuerda algo, por favor llámenos.
Mulder y Scully salieron y se dirigieron andando hacia el hostal.
- Bueno Mulder, ¿qué ocurre? ¿Dave es la reencarnación de Michael Mayers o
tiene su propio estilo? - dijo Scully con sarcasmo.-Mulder, te dije que no hay
nada que investigar.
- Scully estoy tan desorientado como tú, pero algo no va bien, tengo un
presentimiento, Scully.
- ¡Mulder! ¿Eres incapaz de dejar por un momento de seguir a tus
presentimientos?
- Dime por favor, cuántas veces esa intuición que según tú no puedo dejar de
seguir nos ha fallado. - dijo Mulder. Scully hizo un silencio. - Ninguna Scully.
- dijo finalmente Mulder.
- De acuerdo, ¡seguiremos a tu preciada intuición! - dijo Scully vencida
- Por cierto, ¿dónde iban Dave y su abuela?
- Al psicólogo, está en tratamiento desde que tenia cinco años.
- ¿Por qué?
- No me lo dijo.
- Pues se lo tendremos que preguntar a su psicólogo, ¿no crees? Soy muy curioso.
- dijo Mulder con una sonrisa en su rostro.
- Mulder la verdad es que no sé a donde quieres llegar. -dijo Scully siguiendo a
su compañero.

Consulta de la Doctora Russo
Akron (Ohio) 6:36 p.m.

Mulder y Scully entraron en una pequeña salita llena de niños de más o menos la
misma edad Dave acompañados por sus repectivos padres. Mulder se acercó a una
mesa donde estaba sentada una jovem.
- Hola, buenas tardes. Nos gustaría hablar con la doctora Russo . - preguntó
Scully.
- ¿Tienen cita precia con ella? - preguntó la joven quien tenía un inconfundible
acento australiano.
- Somo agentes del FBI - dijo Mulder mostrando su placa. -¿puede avisarla, por
favor?
- Lo siento agentes. El turno de la doctora Russo terminó hace más de una hora.
Vuelvan mañana a partir de las nueve y media de la mañana. Gracias. -dijo la
secretaria sin apartar la vista del monitor del su ordenador. De repente se
levantó de su silla. - Steven Harrisons, es el siguiente.
- Perdone, ¿no podemos hablar con un usted sobre la doctora? - preguntó Mulder
tan educadamente como pudo en ese momento.
- Lo siento- Tengo trabajo. De todas formas llevo poco tiempo trabajando aquí y
no conozco muy bien a la doctora. Lo siento.

La secretaria cogió de la mano al pequeño Steve y desapareció a través de una
puerta, donde aparecía escrito "Psicología infantil".

- No veo nada extraño Mulder- No sé a donde quieres llegar con todo esto.
- Scully, te vuelvo a repetir que tengo un presentimiento. - dijo Mulder
mientras abría la puerta de la consulta y salía a la calle.
- ¡Mulder! Por favor, dime lo que estás pensando. En estos momentos soy capaz
de aceptar cualquier explicación por muy extraña que sea.
- No es tan extraña, Scully. Cuando hablé con el niño esta mañana no note que
Dave estuviera lo triste o asustado que un niño podría estar en esa situación.
- Entonces ... ¿qué notaste en él? - preguntó Scully siguiendo el juego a su
compañero.
- Pues... nada. Es como si no sintiera.
- Mulder, sigo sin entenderte.
- Scully no quiero precipitarme, pero creo que a Dave no le importó mucho haber
perdido a su familia.
Scully se quedó mirando a su compañero, intentando adivinar más allá de sus
palabras. El teléfono móvil de Scully sonó.
- Scully. - contestó. Scully estuvo en silencio durante unos instantes.
Ensegiuda su rostro se volvió pálido.
- ¿Qué? ¿Qué ocurre? - exclamó Mulder impaciente.
- Ha habido otro suicidio.

Residencia de los Holmes.
Akron (Ohio) 7:02 p.m.

La residencia de los Holmes estaba repleta de coches patrulla. Un par de
ambulancias llegaron y se pararon enfrente de la puerta de entrada. Scully se
dirigió hacía uno de los coches patrulla.
- ¡Agente Staton! -llamó Scully. Mulder la siguió sin apartar la vista de la
entrada de la casa, por donde dos enfermeros sacaban al primer cadáver.
- Ha habido otro suicidio. Le he llamado por qué... ¿quién es ese? - dijo el
agente Staton señalando a Mulder.
- Soy Fox Mulder, compañero de la agente Scully. Encantado de conocerle agente
Staton . -dijo Mulder con tono burlón.
- ¿Me puede explicar, agente Scully, que hace él aquí?
- Es mi compañero. Si le molesta es algo que me es indiferente. -dijo Scully
algo enojada.
- Scully no tienes porque defenderme. - dijo Mulder al oido de Scully.
- De acuerdo agentes. Pero debería habermelo comunicado antes.
- Creo que eso no le incumbre en absoluto...
- Acaba de haber un suicidio y usted discutiendo con mi compañero sobre mi
presencia en el caso. Me parece muy poco profesional por su parte - dijo Mulder
con tono desafiante. -¿Qué ha ocurrido? - preguntó Mulder algo más tranquilo.
- La familia Holmes se ha suicidado de manera similar a los Kelly.
- ¿Ha habido algún superviviente? - preguntó Mulder, mientras que en sus ojos
volvía a nacer aquella chispa. El Agente Staton dirigió su mirada hacia un cohce
patrulla que se encontraba a unos cinco metros de la casa de los HOlems. Mulder
se percató de qué en aquel coche estaba su respuesta. Dirigió una rápida mirada
hacía su compañera y se dirigió hacia el coche. El agente Staton le siguió y le
paró en seco agarrándolo por el hombre bruscamente.
- ¿Pero qué se cree que está hacienda? - dijo el agente ariscamente.
- ¿Usted que cree? - dijo Mulder haciéndole frente.
- ¡Ya está bien! - dijo Scully mientras cogía el brazo de su compañero para
tranquilizarle.
- No la entiendo agente Scully. Este hombre no tiene nada que ver con el caso, y
no tiene ningún derecho a intrometerse en nada.
- Perdone, agente Staton. Soy yo quien está a cargo de este estúpido caso y seré
yo quien decida quien está conmigo ¿de acuerdo? - dijo Scully dándose media
vuelta y siguiendo a Mulder hasta el coche patrulla.
En el interior del coche se encontraba una niña pequeña, sentada al lado de una
mujer. Esta salió del coche y se dirigió muy decididamente hacia los agentes.
- ¿Quienes son? - preguntó la señora.
- Somos agentes del FBI. Quisieramos saber si es posible que hablaramos con la
niña. - preguntó Scully cruzándose de brazos. La anciana les miró de arriba a
abajo, y cerró los ojos por un instante. Scully estuvo a punto de repetir la
pregunta ya que daba la impresión de no haberla escuchado.
- Creo agentes, que no es momento. Kimberlly está muy conmocionada con lo
ocurrido.
Mulder miró a la niña: tenía la misma expresión en el rostro que Dave. Estaba
jugando con su colgante y en ese momento un escalofrío recorrió la espalda de
Mulder: era el mismo colgante que el de Dave.
- ¿Puedo preguntarla donde ha conseguido ese colgante? - dijo Mulder.
Scully dirigió una rápida y desconcertada mirada a su compañera. Se sentía
realmente perdida, y era incapaz de seguir los agigantados pasos de su
compañero.
- No creo agente que eso tenga algo que ver con el caso. - interrumpió el agente
Staton ,realmente furioso.
- Señora, le aseguro que es importante...
- De acuerdo, se lo regaló si psiquiatra. - dijo la anciana con un suspiro
- La doctora Russo ¿verdad? - preguntó Mulder dirigiendo una mirada de
implicación a su compañera.
- Exacto, ¿la conoces? - preguntó la señora muy extrañada, por la intradicional
actitud de los agentes.
- No. Ha sido una coincidencia. - dijo Mulder a modo de despedida. Scully seguí
sin entender el comportamiento de su compañero: nunca se aconstumbraría.
- Mulder, ¿por qué preguntaste eso?
- Dave tenía el mismo colgante que Kimberlly. Ya tenemos una escusa para hablar
con la doctora Russo, mañana ¿no crees?

Scully siguió en silencio a su compañero hasta el cohce. Antes de que se
introdujeran en el coche, el agente Staton llamó a la agente Scully.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Scully más tensa de lo normal. Mulder se puso al lado
de su compañera con aire desfiante.
- ¿Me pueden explicar por qué quieren saber esa tonteria? - preguntó staton
mirando descaradamente al tenso rostro de Mulder, quien soltó un sonoro suspiro.
- No es nada importante. - titubeó Scully sin saber muy bien que decir.
- Pues eso no es lo que le escuché decir a su compañero anteriormente. ¿Saben
que me estas ocultando información? - desfió Staton.
- ¿Qué información? Usted mismo acaba de decir que era una tonteria, y
anteriormente que no tenia ninguna relación. Además no creo que halla nada más
que investigar aquí. Hay miles de suicidio cada día en el mundo, y este no tiene
nada de especial. - dijo Mulder mostrando su falso escepticismo. Scully se metíó
en el coche al unísono que su compañero. Mulder arrancó el coche.
- Mulder, ¿no creias todo lo que le dijiste al agente Staton? ¿verdad?
- ¿Dudaste? Dana, creí que me conocías lo suficiente como para saber que no
estaba siendo sincero con él. - dijo Mulder mientras conducía sin apartar sus
ojos de la carretera.
- Ya, pero me siento muy desconcertada con todo esto. ¿Qué piensas? - dijo
Scully
- No lo sé exactamente. Lo único que tengo claro es que la doctora Russo tiene
algo que ver, pero aún no sé el motivo.
- Te dice algo en colganto ¿no es cierto? Piensas que que tiene algo que ver
con brujeria o magia negra ¿me equivoco?
- No vas mal encaminada, ¡cada día te vas pareciedo más a mi! - exclamó Mulder
mirando por primera vez a su compañera, quien soltó una suave y tímida sonrisa.
- Y... ¿eso es malo? - preguntó Scully vacilando.
- Tu sabrás, Dana.
- Mulder, ¿te has dado cuenta que es la segunda vez que me llamas por mi nombre
de pila?
- Y... ¿eso es malo? - dijo Mulder devolviendole la gracia a su amiga.
- No. Sólo extraño, Fox.
Ambos rieron.

Consulta de la doctora Russo
Akron (Ohio) 10:04 a.m.

Mulder entró muy decidido en la consulta, y se acercó de nuevo a la mesa de la
australiana. La sala estaba vacía, no había nada fuera de lo normal, pero Mulder
podía sentir aquel presentimiento de que algo no iba del todo bien.
-Buenos días agentes. Deduzco que vienen a hablar con la doctora. Voy a
avisarla. Por favor, espere en la salita de espera.- dijo levantandose
Los agentes hicieron caso uniso de la propuesta de la señorita, y se quedaron
donde estaban.
- Mulder, me parece que estamos llevando todo esto muy lejos, y estoy segura de
que no vamos a llegar a ningún lado. - dijo Scully mirando inquietamente el
suelo de la consulta.
- Scully, te pido que tengas un poco más de paciencia. Tengo la impresión de que
pronto sabremos el por qué.

La secretaria regresó y se acercó muy educadamente hacia los agentes.

- Pueden pasar. La doctora Russo les atenderá gustosamente. - dijo invitando a
entrar a los agentes. Mulder dio las gracias a la señorita.

- Buenos días doctora Russo. -dijo Mulder sacando su identificación.
- Nos gustaría hablar con usted sobre dos pacientes suyos.
- De acuerdo ¿de quienes se tratan?
- De David Kelly y Kimberlly Holmes. ¿Está al tanto de lo sucedido? - preguntó
Scully cruzándose de brazos y disponiendose a escuchar cualquier cosa qeu la
ayudase a entender todo lo que estaba ocurriendo.
- Desgraciadamente sí. Esos niños necesitarán ahora más que nunca mi ayuda.
- No cree, doctora Russo, que es mucha coincidencia que dos de sus pacientes
hallan perdido a sus familias de la misma manera. - dijo Mulder muy serio.
- Las coincidencias existen agente, usted más que nadie por su trabajo debería
saberlo. - dijo la doctora cruzándose de piernas.
- ¿De que está tratando a los niños? - preguntó Scully
- Eso es algo confidencial... - dijo la doctora. miró a Mulder y después
continuó - no es nada importante, simplemente problemas de adaptación, algo muy
corriente en esa edad. Ellos pasan la mayor parte del tiempo juntos sin
relacionarse con el resto.
- Pues quedarse sin familia no les va ayudar mucho a adaptarse ¿no cree? - dijo
Mulder con sarcasmo.
- Por eso dije que iban a necesitar ahora más que nunca mi ayuda.
- Ya... - empezó Mulder.
- Mulder, creo que deberiamos irnos. Muchas gracias por su tiempo, doctora. -
dijo finalmente Scully levantándose de su asiento y dirigiéndose a la puerta.
Mulder imitó a su compañera.

Mulder salió de la consulta en silenció y continuó asi durante casi todo el
camino. Era invierno pero el sol brillaba con tal intesidad que Fox no dudó en
ponerse sus gafas de sol.

- Mulder, ¿sigues pensando que esa mujer tiene algo que ver con lo sucedido?
Acepto que es mucha coincidencia que hallan ocurrido dos suicidios identicos en
muy poco tiempo, pero tambien creo que la doctora tenia algo de razón cuando
dijo que las coincidencias existen. - rompió el silencio Scully.
- Muy bien Scully, pero no solo es eso. Han sucedido dos suicidios idénticos, en
el mismo pueblo, en un espacio muy pequeño de tiempo. ¿Sigo con más
coincidencias?
- Mulder...
- Y lo más curioso es que los únicos supervivientes de ambos casos, son dos
niños de la misma edad, y van al mismo psiquiatra. - dijo Mulder sin dejar
hablar a su compañera.
- Mulder, no hay ningún indicio de asesinato. - dijo suvemente Scully.
- Ya...
- ¿Qué piensas? No hay ningún indicio en la escena del crimen que nos lleve
hasta la doctora Russo, Mulder. Además creo que todo esto ha sido una broma, de
ya sabes quien.
- Ya pero la bromita tiene un fondo oscuro, muy oscuro Scully, que voy a sacar a
la luz. Además voy a averiguar el significado de esos colgantes que ambos niños
llevan consigo - dijo Mulder sin para de andar.
- Y, ¿que vas a hacer? ¿perseguir a la doctora Russo, sin ninguna prueba? No sé
tu Mulder, pero yo voy a dar por cerrado el caso. Mañana volvemos a Washington.
- Tengo el tiempo justo para resolver el caso, ya lo verás. - dijo Mulder
sonriendo.

Consulta de la doctora Russo
Akron (Ohio)

Algo extraño estaba sucediendo en el despacho de la doctora Russo. Las luces de
repente se apagaron para dejar paso poco después a una tenue luz procedente de
unas velas, colocadas al alrededor de toda la sala. La doctora se quitó su bata
blanca y se dirigió hacia una puerta oculta trás una falsa libreria. Dave y
Kimberlly salieron de la oscuridad del fondo de la puerta. Parecian estar
hipnotizados, y sus ojos estaban llenos con una mezcla de rabia y miedo, casi
imposible de encontrar en la mirada de unos niños tan pequeños. Avanzaron hasta
el centro de la salita, donde la doctora había apartado la alfombra que cubría
el suelo, para dejar al descubierto el simbolo que ambos niños llevaban como
amuletos. La mirada de la doctora se volvió fría y siniestra, como si no
perteneciera a este mundo.

- ¿Habéis aprendido la lección chicos? - dijo la doctora con una estremecedora
voz, como sacada de ultratumba.
- Sí señor. - dijeron los dos niños al unísono.
- Tengo una nueva misión para vosotros, ya sabeis de que se trata, ¡HACEDLO! -
gritó la doctora.


Hostal Caty
Akron (Ohio) 22:32 p.m.

Mulder estaba sentado en la cama pensativo, mirando al techo. Sabía que algo no
iba bien y se sentía realmente frustrado.
Empezó a pensar que quizás su compañera tuviera razón, quizás todo esto fuera
una simple broma. Pero si realmente eso era cierto habían llegado demasiado
lejos: Estaba aconstrumbrado a que todos sus compañeros del FBI se burlaran de
él, y le llamaran Mulder "el siniestro", pero esto era diferente ya que habían
metido a su compañera en estar farsa y eso le dolia. Quienes habían asignado el
caso a su compañera sabían que ella no iba a dudar en pedirle ayuda, y que el
"siniestro" no dudaría e ir a trás cualquier pista que tenga vocación de
paranormal, de algo que no pudiera ser clasificado ni explicado. Dejó de pensar
en todo eso e intentó concentrarse en recordar algo que le pudiera dar una
explicación o que le llevara al quic del asunto.
Se tumbó en la cama y cerró sus ojos . Para el era como un conjuro para poder
pensar claramente en todo y poder entendere las cosas, pero por más que
intentaba concentrarse era incapaz de sacar nada en claro. Decidió salir al
porche a tomar el aire.
De repente vio como una pequeña sombra humana se acercaba a él corriendo. Era
Dave y estaba llorando.

- Dave, ¿ que ocurre? ¿Qué haces aquí sólo? - preguntó Mulder corriendo hacia
el niño. - ¿qué ha pasado? ¿por qué estas llorando? - dijo Mulder mirando el
rostro del niño.
- Es Kim... -dijo el niño entre sollozos
- ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde está ella? - preguntó Mulder cada vez más nervioso.
- Habíamos salido a dar una vuelta... hacia mucho que no estabamos juntos... y
de repente se calló en el suelo, y no se despertaba... tengo miedo.- dijo Dave
sin dejar de llorar.
- Muy bien, espera aquí voy a busca a mi compañera, ella es doctora podrá
ayudarnos ¿de acuerdo?
- No, ella ya está allí, ella me dijo que viniera a llamarte. - dijo Dave
corriendo por donde habia venido.
- Dave, ¡espera! ¡no corras! - dijo Mulder siguiendo a Dave.

Mulder llegó a un claro de un bosque, pero no logró ver nada: estaba demasiado
oscuro. De repente un resplandor le cegó y no pudo ver nada por un momento.
- ¡Dave! ¿dónde estas? - grito Mulder. De repente sintió un golpe en su espalda
y cayó al suelo y todo volvió a tornarse de negro.
Mulder se despertó al poco tiempo y se encontraba atado de pies y manos. En un
primer momento lo veía todo nublado, hasta que pudo ver que su compañera se
encontraba enfrente de el en sus mismas condiciones y con un mirada de terror en
sus ojos. No le dio tiempo a decir nada. De repente la misma luz que
anteriormente había cegado a Mulder volvió a parecer. De ella emergió la figura
de una mujer que poco a poco. Era la doctora Russo, quien sin decir nada hizo un
extraño gesto y los dos niños, como hipnotizados se pusieron a ambos lados de la
doctora.
- ¿Qué pretendes hacer? -preguntó Mulder con miedo. La doctora no habló,
simplemente, con un gesto le dijo que se callara, y después sonrió. Esa sonrisa
estremeció a Mulder.
En ese momento Dave se acercó a Mulder:
- No voy a permitir volver a perder a nadie más. No voy a volver a ser malo y
por ello tengo que hacerlo.
- ¿El qué? ¡no hagas caso de lo que te diga esa mujer! - dijo Mulder mientras
intentaba soltarse de las cuerdas que le ataban sin éxito.
- No lo entiendes.
- ¡Explicamelo! - dijo Mulder casi gritando.
- ¡Dave! ¡no le escuches y haz lo que tienes que hacer! - dijo la doctora Russo
con una estremecedora Mulder seguía intentando desatarse.
En ese momento Dave sacó un enorme cuchillo de su espalda y lo elevó. Empezó a
hablar en un idioma desconocido para los agente. Mulder pudo ver que la mirada
de Dave se volvia demoniaca.
- ¡¡¡ No !!! - gritó Scully, con frustación ante no poder hacer nada para ayudar
a su compañero. En ese momento Mulder consiguió deshacerse de las cuerdas que
amarraban sus manos y empujó a Dave hacia atrás cayendo este al suelo.
De repente se escuchó un disparo y varios agentes aparecieron armados.
- ¡Qué no se mueva nadie! - gritó el agente Staton mientras se acercaba a Scully
para cerciorarse que estaba bien. - ¡Detenedla! - dijo Staton señalando a la
doctora. Unos agentes se acercaron a la doctora y la esposaron. Staton se acercó
a los niños quienes estaban sentados en el suelo, mudos y con la mirada perdida.
Era como si no supieran que estaba pasando.
Mulder terminó de desatarse y se acercó a su compañera.
- ¿Estás bien Scully? - dijo Mulder mientras desataba a su compañera.
- Si... - dijo Scully algo asustada todavia por lo ocurrido. Mulder terminó de
desatarla y Scully le abrazó con fuerza, y comenzó a llorar. Mulder se separó
un poco de ella.
-¿Seguro que estás bien? - dijo Mulder secando con sus dedos las lágrimas de
Scully.
- Tenía miedo de que te pasara nada. Quería ayudarte pero no pude. - dijo Scully
con la voz entrecortada por las lágrimas.
Mulder se la quedó mirando muy tiernamente, como si el tiempo no pasara, y la
besó muy tiernamente para luego volver a abrazarla.


Cuartel Generaldel FBI:
Edificio J. Edgar Hoover,
Washington D.C. Oficina del Agente Mulder
Al día siguiente

Mulder estaba sentado en su despacho, terminando de redactar un informe, que
desde su punto de vista, no tenía nada que ver con lo que realmente él sabia que
habia ocurrido. Pero no tenía otra opción. Scully entró en la oficina.

- Buenos días Mulder. - dijo Scully con una sonrisa en su cara.
- Hola. Podías ayudarme con el informe ¿no crees? A ti se te da mejor dar el
énfasis esceptico.
- Mulder... Acabo de estar hablando con la doctora Russo. Esta loca Mulder.
- Scully, vi algo en los ojos de Dave que me estremeció.
- Mulder la doctora Russo sugestionó a los niños para que hicieran lo que casi
hacen contigo, Mulder. Estaba completamente convencida de que Dave y Kimberlly
eran demonios y que tenian qeu sacrificar una vida humana cada uno para que su
demonio terminara apoderandose de él. Mulder, ¿no creeras eso no?
- Scully, Dave no tenía la mirada de un niño de su edad, te lo aseguro. Había
maldad en ellos.
- Mulder, esa mujer tiene un poder de sugestión muy grande. Consiguió que dos
familias enteras terminaran con sus propias vidas.
- Ya, pero creo que esos niños no estaban bajo ninguna sugestión. - dijo Mulder
con firmeza.


Residencia de los Andrews
Akron (Ohio)

La señora Andrews dormía en su cama. La ventana estaba abierta y el reflejo de
la luna iluminaba una pequeña parte de la habitación. La puerta de la habitación
se abrió muy lentamente, hasta que Dave entro en ella.
En su mano llevaba el mismo cuchillo con el que intentó agredir a Mulder. Se
subió a la cama, muy cerca de su abuela.
- Lo siento abuela, pero no voy a ser malo, tengo que seguir mi destino. - dijo
Dave casi en un susurro pero lo suficientemente alto como para poder despertar a
su abuela.
- ¿Qué haces Dave? - preguntó la señora Andrews con terror, al ver la
escalofriante mirada de su nieto. Dave, alzó su cuchillo.
- ¡¡¡¡¡Noooo...!!!! - gritó la señora Andrews mientras Dave terminaba con su
vida.

FIN