Aviso: como soy española solo he visto hasta el capítulo réquiem, con lo cual, éste fanfic está situado en cualquier momento. Para mí Mulder no ha desaparecido, Dodgett (si se escribe así) no existe y Scully no está embarazada (aún) ok?
Diclaimer: no son míos y bla, bla, bla.
Resumen: Mulder y Scully van a una fiesta en la que les hacen jugar a un juego muy especial.
Raiting: pues de momento solo AP15.
Feedback: alexsabadellARROBAhotmail.com

Hace mucho que no escribo, espero no haber perdido práctica.

EL CUARTO DEL FONDO


Edición del Tirador Solitario
¿Dónde?

Aquel cubículo siempre lleno de cables y ordenadores estaba ahora despejado. Unas luces horteras estilo años 70-80 colgaban del techo y los altavoces chillaban "ah! Ah! Ah! Ah! Staying alive!" Scully estaba en una esquina oscura, apartada de todos aquellos "locos paranoicos" entre los que estaba su compañero. Se apartaba de aquel sonido atronador que le recordaba a cuando aún tenía el culo en su sitio, está mal que se diga, pero ya no es la jovencita que bailaba con Travolta el sábado noche, los años estaban haciendo mella en ella. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Mulder se le había acercado.
- Tierra llamando a Scully- dijo agitando la mano delante de la cara de su compañera. - ¿porqué no te vienes con nosotros a reírte un rato? Frohikie está contando anécdotas de sus "aventuras a morosas", te ríes un rato, vente.
- No, gracias, Mulder. Estoy mejor aquí, no quiero perder mi oído. - dijo señalando el altavoz que había justo al lado del grupo.
- Está bien, pero me dijeron los chicos que el homenajeado- y señaló al retaco con gafas (así le llama Scully)- tiene preparado un juego basado en su juventud y quiere que participemos todos.
- ¿qué es? ¿a ver quién caza antes al mamut? Mpjjajaja... - Scully reprimió como pudo la risa.
- Muy graciosa, pero recuerda que solo nos saca unos años- Mulder la agarró la mano, puso su cara de perrito y le dijo- sabes que al pobre viejo le hará ilusión que juegues con él.-
Scully le fulminó con la mirada y Mulder se fue hacia el altavoz guiñándola un ojo
No sabría decir cuánto tiempo estuvo observando a aquellos seres explicándose conspiraciones gubernamentales, (porque estaba segura de que las anécdotas de Frohikie no habrían durado ni 10 minutos) cuando la música cesó de golpe y las luces se apagaron. Hubo algún grito y más de un "mecagoenlaputaluzsiemprefallaenelmejormomentodeldia"
Rápidamente Langly, Byers y Mulder aparecieron con linternas.
- no pasa nada, ha debido de ser un fusible, dadme 10 minutos - dijo Langly metiéndose en el cuarto contiguo. Byers acercó la linterna al grupo que se apelotonaba contra una pared y les dejó otras tres que cuando se encendieron daban a la sala una luz muy sensual y agradable, a Scully le gustaba esa luz.
Mulder se acercó donde estaba ella. No se había movido, a Mulder no le extrañó, en caso de que el pánico hubiera cundido Scully estaba en el mejor sitio para escapar de la avalancha humana.
Enfocó la linterna desde los pies hasta la cabeza de Scully con parsimonia y lentitud. Cuando llegó a la cara se encontró con la siempre excitante ceja arqueada de su compañera. Mulder solo dijo - espectacular, y con ésta luz mejoras- Scully le quitó la linterna de la mano y la apagó. Mulder la perdió de vista.
- Scully, ¿dónde estás?... - nada- no tiene gracia- a Scully sí le estaba pareciendo gracioso.- venga, deja de jugar... - nada- necesitamos la linterna.- la pared daba un giro brusco y, por detrás, apareció por un segundo el haz de luz de la linterna. Mulder lo siguió. Cuando iba a entrar en el recodo la luz le enfocó desde los pies a la cabeza.
- Espectacular, y con ésta luz mejoras- dijo Scully desde las sombras, pues enfocaba a Mulder a los ojos.
Aunque no veía por dónde pasaba Mulder decidió arrebatarle la linterna a su compañera. Al ir a hacer esto se tropezó y cayó contra Scully que tiró la linterna a la que se le salió la tapa de las pilas. Suerte que la pared frenó la caída de los dos. Mulder rodeaba a Scully con un brazo por la cintura y el otro lo tenía en la cabeza (para evitar que se la abriera en una supuesta caída, no sean malpensados) pero también tenía la boca a poco más de 6 centímetros de la de Scully. No se separó nada para hablar.
- Así que espectacular ¿eh?- no pudo continuar, la voz de Frohikie llamándoles les interrumpió e hizo que adquirieran una postura menos tentadora.
- Ah!, Estáis aquí. Lo de la luz es un corte general en toda la manzana, vamos a tener que seguir sin música, había pensado en jugar a... eso que te conté antes. -Dijo a Mulder pero mirando a Scully que estaba entretenida colocando las pilas a la linterna.
- Vale - dijo Mulder - Scully me dijiste que jugarías. - ella levantó las manos en señal de sumisión y fue detrás de Mulder.

Los amigos del retaco estaban sentados en círculo intercalados chicos y chicas. Cuando llegaron Mulder y Scully ya les tenían reservado su sitio. A Scully no le hizo ninguna gracia sentarse en el suelo, más que nada porque llevaba falda. No obstante salvó muy bien la situación sentándose ágilmente con las piernas hacia un lado. Mulder se le sentó al lado.
- Bien - dijo Frohikie - yo les daré un número, arbitrariamente, de los que hay en éstos papelitos que tengo aquí. Hay de 1 al 17, las chicas serán los impares y nosotros los pares. - Les fue dando los números doblados a todos. Scully era el 9 y Mulder el 6. Luego volvió al centro del círculo.
- ¿Qué se supone que es, Mulder?- le preguntó Scully al oído. Frohikie se volvió.
- Dana, - dijo, y la señaló- por hablar tú serás la primera.
- ¿en qué?- Preguntó.
- Sacar de éste sombrero de números pares el del chico con el que tendrás que estar encerrada durante dos horas en el cuarto de allí - dijo señalando al fondo
- ¡¿QUÉ?!, NO, NI HABLAR, lo siento Frohikie pero yo no me rebajo a jugar a juegos de adolescentes absurdos e incoherentes para nuestra edad... - Mulder la sujetó del brazo y le dijo al oído (aunque le oyeron casi todos) que se lo había prometido. A Scully le venció la carita de bueno de su compañero y aceptó jugar.

Cerró los ojos y metió la mano en el sombrerito. Sacó dos papeles que estaban unidos. Frohikie le cogió los dos y le dejó elegir cuál prefería. Una vez metió el otro en el sombrero Scully hizo los honores y leyó el número.
- bien, ¿quién es el seis?- preguntó Frohikie claramente desilusionado-

Scully iba a decir que se negaba en rotundo a jugar cuando vio a Mulder levantarse. Una sonrisa cruzó muy fugazmente por la cara de la agente.
- vaya, vaya, - dijo Langly- ¿seguro que no está trucado éste juego?, bien vayan... tienen 2 horas para hacer algo... luego tienen que demostrar lo que han hecho.- Mulder cogió a Scully de la cintura y la empujó hacia el cuarto, y la puerta se cerró tras ellos.

Frohikie, Langly, Byers y compañía, esperaron a que se cerrase la puerta para hablar.
- ¿ves como no te ha costado tanto?- le dijeron a Frohikie. En realidad el juego estaba un poco trucado. En caso de que Scully hubiera dicho otro número nadie se habría levantado y le habrían dicho a Mulder que era él. Que no había entendido bien el número...
- ahora solo hay que esperar, dentro de dos horas seré 500 pavos más rico- dijo Langly- porque te digo yo que esos dos acaban en el sofá...


Mientras, en el cuarto solo se intuían rumores de conversación, pero nada más que una intuición.


continuará...










EL CUARTO DEL FONDO II


El cuarto estaba premeditadamente preparado. Había un montón de velas en las estanterías, y los únicos muebles eran un sofá de éstos que llaman a tumbarse a dormir la siesta y una mesita con una varilla de incienso. Scully se sentó en el sofá, Mulder hizo lo mismo.
Al cabo de un momento de silencio, que se hizo incómodo, cosa que no solía pasarles, Scully habló.
- ¿sabías qué tipo de juego era y te prestaste a jugar?
- Así que eso era lo que te preocupaba, ¿eh?
- He preguntado yo primero, Mulder, así que respóndeme.
- Sí, lo sabía, pero... estaba seguro de que nos iban a meter aquí juntos. - Scully le preguntó con la mirada.
- Pues... - Mulder estaba nervioso. Scully lo sabía y le parecía muy atractivo, porque cuando se ponía nervioso la nuez le subía y bajaba en la garganta, y a ella le volvía loca.- bueno, la cosa es que... ellos creen que no lo sé, pero han hecho una apuesta...
- ¿una apuesta?- repitió Scully
- sí, creen que somos algo más que compañeros de trabajo... o amigos- Scully se levantó casi de un bote, Mulder estaba acercándose demasiado a la línea límite que se habían impuesto en ese tema. - Todos están en contra de Frohikie, que es el único inteligente del grupo. ¿cómo pueden pensar que tú y yo... seamos nada más que amigos?
- Sí, ya... qué tontería- dijo Scully con voz baja. No quería reconocérselo a sí misma, pero la afirmación de Mulder le había hecho daño, creía que Mulder la quería como más que amiga, además en el fondo ella deseaba que llegasen a ser mucho, pero mucho más que amigos.
Trató de sobreponerse a una condenada lágrima que se le escapaba de los ojos y lo logró, pero tuvo que mirar hacia otro lado. Mulder lo notó.
- Scully, ¿estás bien?- preguntó. Se iba a levantar cuando ella se giró.
- ¿porqué iba a estar mal? - pregunto esbozando una sonrisa triste y falsa, tan falsa que a Mulder se le encogió el alma.- bueno, qué te parece si nos dejamos de cháchara y hacemos algo, tenemos dos horas y hay que demostrar que hemos hecho algo...
Mulder la miró extrañado. No quería, pero su humor le salió a relucir.
- ¿te me estás insinuando?- dijo con mirada pícara. Scully estaba recuperada y le respondió.
- Qué más quisieras tú. Ayúdame a redecorar la habitación.
Se levantó y se pusieron entre risas a poner todas las velas para un lado, los elementos electrónicos que estaban mal escondidos, en otro sitio... así pasó casi una hora y tres cuartos.

Tocaba el turno de la mesita de noche. Scully le quitó el incienso de encima, apagándolo antes. No había sitio, así que lo tuvo que dejar en el suelo. La mesita acabó en una esquina de la habitación. Scully la observaba de espaldas a Mulder y el sofá. No estaba mal. La decoración era un éxito, por lo menos había decoración. Mulder intentó levantar el sofá él solo pero lo único que consiguió fue hacer un ruido parecido a cuando una rueda se desinfla. Scully se volvió a mirarle y él se volvió hacia ella.
- ¿qué tal si movemos lo último que queda? - preguntó haciéndole una seña con la cabeza.

Scully se acercó hacia el sofá, con tal suerte que se fue a resbalar con el incienso que estaba en el suelo. Cayendo encima de Mulder al sofá. Mulder podría haber sostenido a Scully si no le hubiera pillado tan de sorpresa. La situación era tensa y electrizante. Scully se incorporó un poco.
- lo siento- le dijo en un susurro casi imperceptible. Mulder la miraba a los ojos. Scully apartó la vista empañada en lágrimas y se levantó.
Mulder hizo lo mismo. La agarró de los hombros y la giró para verle la cara.
- no, quien lo siente soy yo.-
- pero yo me he caído...- no pudo continuar porque Mulder la interrumpió.
- No, no lo digo por esto. ¿sabes? He pensado mucho en la gilipollez que dije antes- Scully arqueó la ceja. - quizás no hayan hecho tan mal en apostar. - Scully se quedó muda y más blanca de lo habitual. Mulder la sujetó de la mano.- antes... cuando dije lo de ser amigos...
- No, deja ese tema. - Era la primera vez que Mulder veía a Scully tan tajante. Sabía que ese tema era el tabú entre ellos, que su juego se acababa en el tira y afloja, era solo un juego de seducción que no querían llevar más allá, no querían no, no se atrevían. Scully tenía los ojos rojos - es mejor dejarlo aquí, en algo que dijiste, y si lo dijiste es que lo crees... además, es lo mejor....- dijo soltándole la mano y apartándose un mechón de la cara.

Mulder agachó la cabeza. ¿qué podía hacer? Scully acababa de demostrarle que a ella le gustaría que el juego pasara al siguiente nivel... pero ahora la había cagado y ella creía que él, mister estoy-enamorado-de-mi-compañera-desde-hace-años-pero-no-me-atrevo-a-decirselo, no quería ser nada más que su amigo.

- Te quiero- dijo levantando la vista.
- ¿qué?... ¡a qué viene eso ahora, Mulder!- Scully se llevó la mano delante de la boca. - no puedes decirme que me quieres si acabas de decir que... - no pudo continuar. Mulder la había agarrado de la cintura. Ella arqueaba la espalda hacia atrás.
Los ojos de su compañero se le clavaban en los suyos con fuerza. Intentaba zafarse del abrazo poniéndole las manos en el pecho y empujando, pero su compañero era muy fuerte, y, en el fondo le gustaba estar "prisionera" en sus brazos.
- Mentí, tenía miedo de que no me quisieras. -le dijo Mulder- Pero me has demostrado que sí. No quería decir aquella tontería de ser solo amigos. Llevo enamorado de ti más de siete años, tenía miedo de que tú no lo estuvieras, pero casi lloras al decirte eso y... bueno, eso solo se hace cuando se quiere a la otra persona. ¿Me quieres?
- No te quiero, - dijo Scully casi sin voz. Mulder sonrió.
- No te creo. - y cubrió la escasa distancia que le quedaba hasta la boca que había deseado durante años. Scully, al principio, se limitó a dejarse besar.

Los labios de Scully eran suaves. El beso era un beso sencillo, nada más que un beso como el de año nuevo. Mulder tanteó con la lengua. Scully reaccionó subiendo los brazos hasta los hombros de su compañero y abriendo la boca. Sus lenguas se rozaron provocando una descarga en ambos cuerpos. Aquello se hubiera convertido en el beso más romántico y apasionado de la historia si Langly no hubiera gritado desde fuera "hey, venir que ya es la hora de abrir al par de tortolitos".
Gracias al grito Mulder y Scully tuvieron tiempo de separarse y sentarse en el sofá. Cuando abrieron la puerta y vieron la habitación redecorada Frohikie extendió la mano en señal de que le debían pagar algo. Mulder miró a Scully por si aquel gesto la molestaba, pero lo que recibió de su compañera fue una sonrisa y un roce con el pié en la pantorrilla.

Al salir del cuarto todo fueron preguntas e insinuaciones. Ellos no mintieron. Dijeron que no habían hecho nada de que arrepentirse, y era verdad, un beso no es el tipo de NADA a que se referían y tampoco era para arrepentirse.

La fiesta duró otras dos horas, los otros afortunados, víctimas de la conspiración de sus amigos fueron Langly y una chica morena de gafas y muy inteligente que conoció por internet y de quien se había "enamorado".
El resto estaban hablando animadamente a la luz de las linternas en el círculo, mientras que Mulder y Scully estaban en el rincón en el que Scully había estado al principio de la fiesta. Estaban hablando de temas cotidianos, pero no se enteraban de lo que decían. Solo se miraban a los ojos. El lenguaje de las palabras era solo un disimulo. Ellos estaban hablando con el cuerpo y las miradas. Ese lenguaje que durante años había servido de escudo, ahora servía de vehículo de sus sentimientos. El roce de las manos al turnarse para sujetar la linterna; el que Mulder sujetara la cintura de Scully cada vez que cogía y dejaba el vaso de la estantería que ésta tenía al lado. Todo servía. Scully ocultó un bostezo bajando la cabeza. Mulder la tomo de la mano.
- te llevaré a casa - dijo. En realidad el bostezo de Scully había sido falso. Sabía que era la excusa perfecta para que Mulder se ofreciera a llevarla a casa, siempre la protegía. Mulder localizó los abrigos y se despidió de todos por los dos.


Una vez salieron Mulder ayudó a Scully a ponerse el abrigo. Ocasión que aprovechó para rozar la base del cuello de su compañera con los pulgares y besarla en la cabeza. A Scully le recorrió un escalofrío. Se giró.
- ¿lo sabías?- preguntó.
- Finges bastante mal... pero como yo también tenía ganas de salir de allí...- se quedó un poco pensativo. - ¿quieres que te acompañe?
- Me ofendería que no lo hicieras después de que te has ofrecido.- dijo ella y le besó, EN LA BOCA, EN PLENA CALLE.... afortunadamente no había nadie mirando. Mulder se limitó a sonreír y sujetarla de la mano.

Así, agarrados de la mano como un par de adolescentes se encaminaron a casa de Scully. Iban acariciándose los dedos, entrelazándolos primero de una forma, luego de otra. Llegaron al portal. Mulder hizo amago de darle un beso de "buenas noches". Scully se apartó y le acarició la palma de la mano con el dedo índice. Luego tiró hacia dentro, Mulder, como impulsado por una fuerza brutal se abalanzó. Iban parando cada metro para besarse. Giraron por el pasillo que daba a la puerta de Scully, Mulder la aprisionó contra la pared y la besó como si nunca más la fuera a poder besar. Scully tenía las manos en los brazos de su compañero cuyas manos buscaban el borde de la falda...
De repente...
- ¡AGENTE SCULLY!





Continuará...