Nombre del Fanfic: El mundo inadvertido
Capitulo: II
Autor: Luvi_trustno1
Dedicado a: Los siempre amantes de X Files
Clasificacion: Touchstone
Romance
Suspenso
Crossover con: Twilight
Fanfic: “No es lo mismo que antes,
Estoy atada a tu recuerdo sin poderlo evitar”
Todavía - Pandora.
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2. Frente a mi tumba
“Ahora que diciembre cubre la tierra de bruma y gris, he sentido la imperiosa necesidad de visitar mi tumba. Ha caído la noche y por entre las oscuras nubes se han abierto paso los primeros reflejos de la luna, oblicuos, plateados y la sombra de mi tumba se alarga y se inclina hasta tocarme los pies.
A esta hora los alrededores han quedado vacíos de voces o trinos, para dar paso a los mil pequeños sonidos inadvertidos a los oídos de los afortunados. El sutil placer de un escalofrío –debo llamarlo de algún modo- me tira de los hombros, recordándome que probablemente lo más sensato sería no estar aquí.
Pero todas las razones no bastan, porque el encontrarme aquí me hace sentir como en casa. Apenas ahora puedo descubrir en qué medida éste lugar, tan temido por mí antes, tiene ahora un aire a hogar, un hogar muy mío, donde puedo estar sola pero nunca solitaria, porque aquí, más que nunca, me siento acompañada por mis recuerdos.
No puedo evitar pensar ¿quién soy yo? Katherine, me llaman. Y es que soy diferente, y, sin embargo, siempre la misma. Todo eso sobrevive aún ahí, encerrado en mí, como un diminuto insecto fosilizado en un fragmento de cristal. La niña que buscaba ir a la par de sus hermanos varones, la joven que quería enorgullecer a su padre, la estudiante modelo, la ex – amante de un profesor honorable, la doctora que abandonó una carrera, la doctora, la científico, la escéptica compañera de un agente del FBI tan paranoico como brillante, la agente fría e inmutable, la espía y la confidente confiable e incondicional, pero también la mala mujer, la criatura de pesadilla, un monstruo, un mito, odiada y deseada, enamorada en secreto, una asesina.
¿Qué es tener todo el tiempo? Es tener en la mente una bolsa gigante donde se acumulan todos los desechos de una vida. Ahí están todas las palabras, todas las sonrisas, todas las lágrimas; la maldad y la virtud, las esperanzas, las resignaciones, los sueños no realizados, los deseos jamás soñados. Los olores, los sonidos, las imágenes. Ahí se conservan los primeros secretos susurrados a la luz de una vela, el primer roce de unos dedos cálidos sobre la piel, la mano que empuña un arma frente a tus ojos, los adioses jamás pronunciados, las semillas de girasol en los bolsillos de mi compañero, de mi amigo. Nada se ha perdido a pesar de la niebla. Y ahora, sentada frente a mi tumba, pienso: Mulder…
Y mi corazón de mármol parece latir en mi pecho inerte y aspiro nuevamente el aroma de sus cabellos y no puedo evitarlo porque aquí, frente a mi tumba, todo vuelve y es difícil distinguir qué cosa es un recuerdo y qué mi imaginación, qué es una alucinación y qué es real. Sí, todo regresa. También la culpa.
En realidad, durante estos casi dos años he temido enfrentarme cara a cara con los recuerdos. Dicen que las mujeres solemos recordar sólo aquello que nos importa cómo mujeres. Yo, por el contrario, he buscado esconder cualquier rastro de mi naturaleza humana a fin de que me fuese más fácil aceptar lo que soy ahora y concentrarme en controlar mis habilidades, recordar lo que aprendo y olvidar lo que siento, o lo que sentí alguna vez.
Vana tarea, porque al parecer no lo he conseguido. Y es que por ser antes que nada una mujer, puedo recordar el elegante abrigo negro que aquella noche de navidad llevaba entreabierto a fin de que, aún en la semi penumbra, mi largo y ceñido vestido de terciopelo escarlata atrajera la atención y pudiera menguar la impresión que pudiesen causar mis ojos.
Mediados de diciembre. Quizás es por eso que he estado pensando todo el día en lo ocurrido los años pasados. El ocaso de mis días, el dolor de un nuevo parto y la fugacidad de mi vida, una vida que duró menos de cuarenta y ocho horas.
Porque entonces, aquella noche de navidad, tuve que decirle adiós.
Y decírmelo a mí misma.
Mi vida acabó en el momento en que sus ojos espantados se fijaron en los míos, salvajes, frenéticos, sedientos de él.
Mi vida acabó en el momento en que quise asesinarlo.
Y, sin embargo, aún queda el rumor de un océano de pasiones contenidas.
¡Oh por Dios! ¡Cuán apacible puede resultar estar aquí y cuán inconcebible me parecía esta paz cuando pensaba en lo que podría ver si dejaba venir a los recuerdos!
La gente no sabe cuán afortunada es al poder caminar a través de todos los infiernos y de todos los cielos.
Yo soy testigo de eso, y es que he estado en el infierno y en el paraíso y lo sé.
Aquí, en el limbo eterno, todo lo que queda es el eco de un eco…
¡Oh, criaturas de la oscuridad, sobrevivientes de un mundo inadvertido! Vengan a mí, cuéntenme del pasado, háblenme con su voz”
Continuará.
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Email del Autor: luzing9ARROBAhotmail.com