chapter = 6
author = Luvi_trustno1
dedicate = Disclaimers: Mulder, Scully, CC, 1013, Fox… ¿Ya no conocemos todos ese rollo?
Spoliers: Ninguno.
Tipo: Angst - UST
Dedicatoria: A todos los que leen mis relatos, pero sobretodo a FBI, que siempre está ahí para corregirme y para analizar todo lo que escribo. Espero que este no te decepcione.
Nota: Algunas partes pueden contener escenas de violencia, aunque no es muy explícita, preferible considerarlo un O18W.
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Rating = touchstone
Type = Suspense
fanfic = Final
Iba en la parte posterior del vehículo, custodiada por dos oficiales. Entrelazó sus dedos en un vano intento de dejar escurrir la desesperanza que tenía acumulada en las manos.
En los breves instantes que pudo dormitar, diez minutos apenas que la habían dejado a solas, pudo ver la imagen borrosa de su compañero inconciente, sangrando… pero lo más escalofriante es que le había parecido oír su voz, desde muy lejos.
Aún ahora no podía alejar la opresión de su corazón.
Cerró los ojos y recostó la cabeza hacia atrás, en silencio.
- ¡Oh diablos!
No supo qué sucedió; al escuchar la exclamación del conductor, ya el vehículo estaba patinando para caer de lado sobre el pavimento.
- ¿Qué sucedió?
- No lo sé, alguien se cruzó.
Los guardias que la custodiaban abrieron la puerta posterior con ayuda de los pies.
Y no pudieron estar más sorprendidos al encontrarse cara a cara con el hombre rubio que les apuntaba con un arma.
- Hola…- dijo sonriente.
No tuvieron tiempo de sacar sus propias armas; los disparos los empujaron hacia atrás mientras Scully intentaba cubrirse instintivamente.
El oficial que conducía el vehículo, aún tambaleante, había intentando aproximarse pero dos balas se interpusieron en su camino.
- ¿Qué tal doctora? – dijo Adams. Acto seguido, buscó las llaves de las esposas en el bolsillo de uno de los victimados custodios y se lo lanzó- Que tengas un lindo día.
Y se dio vuelta para marcharse, mientras Scully tomaba las llaves y liberaba sus manos.
Se dirigió a uno de los cadáveres y tomó su arma.
- ¡Quédate quieto!
El otro dio la vuelta muy despacio, sin dejar de sonreír.
- ¿Hablas en serio?
- Levanta las manos.
- Esto se va a ver muy mal en tu hoja de servicios, agente.
Scully se acercaba intentando esconder su desconcierto.. Le estaba apuntando con el arma y el hombre seguía sonriendo, desafiante.
- ¿Vas a dispararme, doctora? Pensé que tu misión era salvar vidas.
- Sólo las humanas –dijo mientras levantaba la rodilla con suficiente rapidez para golpearlo en las únicas partes que podían considerarse nobles de aquel ser que cayó de rodillas.
- Oye nena…
Scully no lo dejó continuar. Casi de inmediato golpeó la nuca de Adams con la culata del arma.
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Cuando Jack Adams empezó a reaccionar, sintió entumecidos los brazos. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba atado en cruz, su brazo izquierdo al parachoque delantero del vehículo policial y su brazo derecho a la parte posterior de la misma camioneta que él había usado para provocar el accidente.
Scully, frente a él, lo miraba con desprecio.
- ¿Qué rayos crees que estás haciendo?
- Mulder me contó lo que le habías hecho a esas chicas. Quiero que tú mismo sientas lo que ellas.
- ¡Mald…!
La agente se encaminó a la camioneta, pero no pudo llegar. A toda prisa llegaba el vehículo del teniente Smith, quien se apeó sosteniendo el arma en las manos.
- Deje a ese hombre agente.
- ¿Es que no lo entiende? ¡Es un asesino! ¿No ve lo que ha hecho?
- ¡Está loca teniente! ¡Ella lo ha hecho y ahora quiere matarme! –Adams lucía desesperado.
- Por favor, venga conmigo –el teniente se le acercó para sujetarla, mientras que el oficial que lo acompañaba empezaba a desatar al hombre.
- ¡Noooo!
Su grito de alarma pareció llegar tarde. Apenas se sintió libre, Jack Adams le arrebató sorpresivamente al oficial su arma de reglamento y lo victimó para disparar en seguida sobre el teniente Smith. Un rápido movimiento de Scully evitó que la bala traspasara el cráneo del policía, pero de todos modos pasó rozando el oído con lo que cayó inconciente.
Scully se dijo que el mejor modo de salvarlo era correr e intentar distraer la atención del asesino, así que no lo pensó dos veces. Subió a la camioneta y frenética la puso en marcha.
Estaba segura de que no llegaría muy lejos, pero también sabía que tenía que alejarse de cualquier ser humano.
Mientras Adams estuviera obcecado con su venganza, su presencia sólo dejaba una estela de sangre por doquier.
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Regresó a la vieja granja abandonada donde despertara tras la desaparición de Mulder. Sabía que tarde o temprano Adams la encontraría y era mejor encontrar una “base” y hacer algo para enviar al asesino de una vez al infierno.
- ¿Pero qué?
Buscó por todas partes alguna cosa que pudiera servirle. Intentaba que su mente se concentrara en algo práctico, pero qué sabía ella de emboscadas. ¡Ella era médico! Era una agente asignada a una oficina de fenómenos paranormales.
- Piensa, piensa… ¿qué hubiese hecho Mulder?
En una de las estancias posteriores encontró un barril con algo de pólvora. Pero y eso, ¿de qué podía servirle? Era evidente que ella no podía hacer que Adams se colocara junto a él para prenderle fuego.
Furiosa, pegó una patada levantando una piel carcomida que se encontraba en el suelo.
Entonces la vio, la trampilla en el piso.
Y por primera vez en lo que parecía una eternidad, sonrió.
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- ¡Scully! ¡Scully!
El grito desgarrador de Mulder hizo que se despertara con un nudo en la garganta, teniendo aún frente a sí la imagen de la prisión circular donde se encontraba.
Había podido ver con más perfección los detalles. Era una especie de tanque de agua, inutilizado hacía mucho tiempo. Podía recordar con claridad cómo caían sobre el rostro de su compañero los primeros rayos de la luz del día filtrándose a través de las rendijas de las carcomidas maderas.
Pero había algo más.
La voz era real, la había vuelto a escuchar.
Pero al fin pudo darse cuenta de que no era la de su compañero. Era aquella que había estado aguardando durante toda la noche.
Se estremeció.
Sabía que lo que estaba a punto de hacer no tenía nombre.
Pero era una promesa e iba a cumplirla.
- ¡Scully! ¡Sé que estás aquí! Vamos nena, ¿no quieres divertirte un rato? -rió Adams- ¡¿No quieres saber dónde está Mulder?!
Sacó la escopeta del vehículo que había conseguido a costa de la vida de un pobre estudiante. Con paso lento se dirigió hacia la vieja casa abandonada. A pesar de estar amaneciendo, en el interior aún reinaba la oscuridad. Pudo escuchar como la mujer corría hacia la parte posterior
- Con que allí estás – se dijo para sí al escuchar que una puerta se cerraba.
Avanzó sintiendo como crujía el polvo acumulado bajo sus pies. Sintió el olor de algo que se quemaba, más cerca a medida que avanzaba más.
De pronto tropezó con algo, una especie de barril.
Continuó su marcha tranquila hasta que le pareció ver una pequeña chispa que avanzaba por el piso, como siguiendo una ruta ya trazada.
Y supo lo que era.
- ¡Maldición!
A todo correr, intentó regresar por donde había venido, pero volvió a tropezar con el barril en el momento en que la chispa lo alcanzaba.
El sonido de la explosión fue ensordecedor, incluso para Scully quien también sintió perderse en el estallido aún encontrándose en el viejo sótano de aquella maldita casa.
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Despertó sintiendo pasos sobre ella. Por un momento se estremeció al pensar que tal vez era Adams que había sobrevivido de algún modo.
- ¡Busquen bien! ¡Y acordonen el área!
- ¡Aquí hay un zapato señor!
- ¡Alejen a esas personas! ¡Ahora esto es asunto federal!
- ¡Oigan! ¡Aquí!
Skinner corrió hacia donde estaba el agente, quien empezó a levantar los escombros al notar que alguien intentaba levantar desde debajo una trampilla.
- Agente Scully. ¡Médico!
Skinner ayudó a salir a Scully quien apenas podía mantenerse en pie.
- No se preocupe, la revisarán en seguida.
- ¡No!… ¡tenemos que encontrar a Mulder!
- Agente Scully… no hemos tenido noticias de él. Es muy probable que…
- Está vivo, señor… y yo sé dónde. Está en coma y si no lo sacamos pronto…
- Pero agente… -Skinner quiso refutar, pero se encontró con la mirada suplicante de la mujer.
- Por favor señor, créame…
- De acuerdo. Guíenos.
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Le pareció escalofriante volver a pisar el lugar donde habían encontrado el cadáver del comisario Michaels. Pero se estremecía más en su temor de que lo que le hubiera llevado hacia allí no fuera sino el aferrarse al deseo de hallar a Mulder con vida.
Pero es que en sus sueños lo había visto todo tan claro.
El miedo la paralizó.
- ¿Scully?
- El granero… detrás del granero… En el viejo reservorio de agua…
- Ya lo oyeron. Busquen.
Los agentes se dirigieron hacia allí con presteza, mientras Skinner podía sentir las frías manos de Scully aferrándose a su brazo, podía sentirla temblar mientras la ayudaba a avanzar hacia aquel lugar.
- ¡Aquí! – gritó alguien - ¡Aquí está!
Scully no pudo soportar más la tensión y empezó a llorar. Su superior la abrazó. Estaba desconcertado.
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Mulder se pasó la lengua por los labios, los sentía resecos. Poco a poco los sonidos iban regresando y pudo sentir el contacto de una piel suave en su mano.
Abrió los ojos con lentitud.
- Hola –su compañera tenía esa sonrisa triste.
- Hola…
- Hace cuánto que estoy aquí…
- Llevas inconciente más de una semana.
- ¿Tú estás…?
- Sí, estoy bien.
- ¿Adams?
- Yo… -Scully bajó la cabeza unos segundos – cumplí mi promesa.
- Era necesario – Mulder apretó la mano de su compañera
En ese momento entró el Director Adjunto.
- Me alegra que ya esté despierto, agente Mulder.
- Gracias señor.
- Agente Scully ¿Está usted bien?
- Sí, señor, gracias.
- Todavía permanecerá en observación aquí en Houston. Yo debo volver a Washington, realmente no sé cómo voy a explicar algunas cosas en el informe…
- Señor… ¿Cómo me encontraron?
- ¿Cómo? – Skinner miró significativamente a Scully - ¿No se lo ha dicho? De algún modo, su compañera sabía exactamente donde estaba. Pregúnteselo a ella. Ahora los dejo, tengo que tomar un vuelo en cuarenta minutos. Recupérese pronto, agente. Porque luego tendrá que explicar qué estaban haciendo en la frontera.
- Claro señor – Mulder sonrió.
Scully acompañó a Skinner hasta el pasillo, intercambió unas cuantas palabras con él y luego regresó a la habitación de Mulder.
- ¿Todo bien?
- Sí. Ya conoces a Skinner.
- ¿Scully, cómo…?
- No lo sé Mulder… me lo dijiste tú mismo… en mis sueños
- Yo… soñaba que te llamaba…
Ambos se quedaron en silencio unos instantes. Era un silencio profundo, ese silencio en el cual sólo pueden escucharse las palabras que pronuncian las miradas, un silencio que ellos conocían, que habían perdido hacía una eternidad.
- Scully, yo… antes de que nos separáramos… quiero decir… lo que dije en la carretera…
- Lo sé, lo sé…- ella volvió a bajar la mirada.
- Gracias.
- Claro… -ella le sonrió- Ahora te dejo descansar, si?
Scully le acarició la cabellera suavemente y besó su frente. Quiso alejarse, pero él mantenía su mano sujeta. Se encontró con su mirada verdosa fija en ella.
Y lo hizo. Se acercó a sus labios y depositó en ellos un beso tierno. Se sonrieron.
Entonces Mulder le soltó la mano y ella se encaminó hacia la puerta.
- Scully… -ella se giró para mirarlo- ¿Todavía crees que no estamos demasiado conectados?
- Mulder… -Scully bajó la mirada y se mordió los labios un segundo- Te veo luego.
Mulder aún sonreía cuando su compañera cerró la puerta.
FIN
Aqp – Perú.
21-06-06
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