chapter = Primera Parte
author = Luvi_trustno1
dedicate = Disclaimers: Mulder, Scully, Skinner, The Lone Gunmen, etc., no me pertenecen, solo juego un poquito con ellos. Y desde luego los nombres Chris Carter, Gillian Anderson, David Duchovny, etc., son invención mía, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.
Spoliers: Ninguno, créanme.
Clasificación: A ver si ustedes me dicen, jejeje…
Dedicatoria: A todos los x-philos, pero muy especialmente:
A katherine_m_s, mi primera amiga x-phila.
A altamirus, gracias por cada uno de tus análisis y comentarios en “Pecados…”
A Nymphadora, gracias por seguir ese fic a pesar de que parecía que se me había zafado un tornillo.
Mil besos.
Feedback: ya saben: evanescence_xARROBAlycos.es.
Nota 1: El tema se ve muy claro desde el principio. Espero no decepcionar a nadie.
Nota 2: No estoy muy segura de haber calculado bien la diferencia horaria. Ya ustedes sabrán orientarse.
Nota 3: El nombre de los hospitales… bueno, ya saben, es tan común que parece existir uno en cada condado norteamericano…
Disculpen mi ignorancia.
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Rating = touchstone
Type = Alternative Universe
fanfic = Jugando a ser tú: Primera parte.
Maryland – Virginia.
Sábado, 17:22 hrs.
Regresaba a casa luego de haber comprado algunos comestibles en un supermercado vecino. Nunca le gustó ir de compras en sábado por la tarde porque generalmente había mucha gente y las colas en las cajas parecían no acabar nunca.
Esta vez no había sido la excepción.
Y realmente no lo hubiera hecho de no ser por un caso de extrema necesidad.
Había quedado en reunirse con su compañero para terminar el informe que debían entregar el lunes a primera hora.
- ¿Quieres que lleve algo de comer? -le había dicho hacía poco más de una hora en el estacionamiento del edificio J. Edgar Hoover.
- ¡No!...- casi gritó en uno de esos arranques que eran extraños en ella- … quiero decir… no te molestes, no será necesario…yo puedo preparar algo, cualquier cosa rápida…
La idea de tener que trabajar en sábado por la noche era ya bastante desalentadora como para tener que agregar a eso el cenar, una vez más, comida china o pizza semi-fría.
Era para espantar a cualquiera.
Su compañero sonrió divertido.
- De acuerdo. Entonces a las siete en tu casa… -dijo él cerrando la portezuela del auto de Scully.
- Sí. Nos vemos –dijo ella poniendo el vehículo en marcha.
Y por eso es que iba conduciendo con cierta prisa, pero respetando de todos modos las señales de tránsito. Se hubiera visto muy mal que detuvieran a una agente del FBI por infringir la ley.
Podía escuchar, no muy lejos, varias sirenas policíacas. Probablemente una persecución en progreso.
Miró el espejo retrovisor a fin de poder girar a la izquierda
Lo demás ocurrió en un par de segundos. Ni siquiera alcanzó a ver de dónde salió. Quiso girar a su derecha pero una joven madre con su niña cruzaban en ese momento; si lo hacía iba a embestirlas.
Frenó en seco, pero la colisión fue inevitable.
El frente del otro auto dio de lleno contra el lado del conductor y el auto fue arrastrado hacia la acera hasta detenerse contra un poste.
Dana Scully, a raíz del golpe, quedó inconsciente.
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Malibú, California.
Sábado, 12.22 hrs.
Estaba muy molesta. Había decidido pasar un par de días descansando en la playa en compañía de su hija. Quería dedicarle un poco de tiempo, el trabajo realmente la había tenido muy absorbida y apenas si la veía. Pero claro, si había alguien que manejaba su vida era precisamente él, su representante.
Ni siquiera le había preguntado si quería hacerlo, o si tenía el tiempo.
- Te necesito aquí a las ocho y treinta… - le había dicho cuando apenas amanecía.
- Pero ya tengo planes, mi hija…
- Cariño, los realizarás luego. Sabes cuán importantes son las fotos en este negocio… Si no lo hacemos, Chris…
- ¡Oh, por Dios, ya basta! –colgó.
Por un segundo tuvo la firme intención de mandar todo al diablo. Pero no podía. Su vida, su carrera, había luchado mucho por esto.
“Sólo serán unas horas”, se dijo.
- ¿Volverás? –le murmuró la niña aún somnolienta cuando fue a darle un beso en la frente antes de salir.
- Antes de la una, lo prometo –sonrió- Iremos a comer lo que quieras, ¿sí?
- Mjú…
No iba a faltar a su promesa, desde luego. Así que en ese momento bajaba la pendiente, con cautela, pero bastante a prisa. Por un segundo desvió la vista hacia el retrovisor.
Pero fue el tiempo suficiente en el que hubiera podido elevar un par de metros a ese tonto joven que conducía la bicicleta distraídamente y se le cruzó intempestivamente.
No tuvo más remedio que girar el volante.
El vehículo se despistó, dio un par de vueltas y terminó diez metros más abajo, en la arena.
Algunas personas corrieron hacia donde quedó el auto de cabeza.
- ¡Llamen al 911! –dijo alguien
- ¡Pobre chica! ¿Alguien sabe quién es?
- ¡No puede ser! ¡Es la chica de la televisión!
- ¡Ayúdenme a sacarla! ¡Es Scully!
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Hospital Memorial.
Washington D.C.
Cuatro horas después.
Abrió lentamente los ojos. Le dolía un poco la cabeza, podía notar que la tenía vendada al igual que su brazo izquierdo.
- Hola –escuchó una voz muy familiar a su lado.
- Hola –intentó sonreír.
- ¿Cómo te sientes?
- Como si hubiera derrapado…
El hombre a su lado sonrió. Había ternura en sus ojos verdes. Ella se sintió abrigada por aquella mirada. No la veía posarse así sobre ella desde hacía algún tiempo.
- ¿Cómo te enteraste?
- Me llamaron desde aquí. Mi número es el primero en la lista de tu celular.
- Eso no es cierto –ella sonrió sin darle importancia al comentario- ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
- Como cuatro horas…
- No puede ser…-miró hacia la ventana- ya es de noche.
- Pero por supuesto- el hombre empezó a mirarla con preocupación.
- ¿Qué hay del muchacho? ¿El de la bicicleta?
- ¿Cuál bicicleta?
- No bromees David… el que se me cruzó e hizo que saliera volando para estrellarme en la arena.
- ¿David? Scully, yo… –ahora sí que el hombre miraba confuso- ¿No recuerdas lo que sucedió, verdad?
- ¿Por qué me llamas así? No estamos filmando…¿Dónde está mi hija?
- ¿Tampoco me recuerdas? –él le tomó la mano con angustia- Soy Mulder…
- ¿Mulder?¿Fox Mulder? –ella se rió con nerviosismo- Vamos David, como broma ya fue bastante… Sólo te falta decirme que estoy en Washington DC y que no tengo una hija…
Se interrumpió a sí misma bruscamente cuando vio la expresión de absoluto pavor del hombre. ¿Qué diablos está pasando aquí?, se preguntó. De pronto ella misma empezó a sentir una terrible aprehensión en el pecho. Estaba empezando a imaginar algo que sólo podía ocurrir en el cerebro retorcido de su productor…
Pero la expresión de su pareja en la serie parecía demasiado auténtica.
Sintió que las lágrimas empezaban a empañar su visión.
- Dime que esta es una broma de Chris, una idea para otro capítulo…- su voz sonaba a súplica.
- Llamaré al médico, Scully…
Gillian Anderson, confundida como nunca lo había estado en su vida, deseó fervientemente que esto se tratara de una pesadilla.
Continuará.
feedback = Sí/Yes
email = evanescence_xARROBAlycos.es