fanfic_name = Jugando a ser tú

chapter = Octava parte

author = Luvi_trustno1

dedicate = Disclaimers: Mulder, Scully, Skinner, The Lone Gunmen, etc., no me pertenecen, solo juego un poquito con ellos. Y desde luego los nombres Chris Carter, Gillian Anderson, David Duchovny, etc., son invención mía, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia.

Spoliers: Ninguno, créanme.

Clasificación: hasta ahora nadie me ha dicho nada…

Dedicatoria:. A mi queridísima Altamirus por todo lo que podemos compartir; a mi super amix Katherin_m_s, a Nymphadora y a mentxu, por sus apreciaciones y su apoyo y desde luego a coldqueen y a chilly que siguen conmigo.

Un agradecimiento especial también a pipermaru, Joly, Kchristin, Katherin, dana-k, wendymsanchez1979, a SpOoKyBLuE, sin un orden predeterminado. Gracias por su paciencia.

Feedback: ya saben: evanescence_xARROBAlycos.es.; prometo contestar cada uno

Nota 1: Perdón y mil veces perdón por la demora. Esta parte ha sido particularmente difícil, sobretodo porque como ya lo notaron no soy buena para hacer redactar todo lo que viene en una sola parte, así que mil disculpas si el final parece un poco forzado. Espero no decepcionarlos demasiado.

Nota 2: Los datos sobre universos paralelos que consigno no son invención mía, los he tomado de fuentes de Internet.

Nota 3: Aquello que son informaciones, que los personajes leen o recuerdan con exactitud, están escritos entre comillas ante la imposibilidad de usar las cursivas. Esto me ha quitado un poco la oportunidad de esclarecer pensamientos, espero que se comprenda dónde empieza y dónde termina cada uno.

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Rating = touchstone

Type = Angst

fanfic =

“La realidad es infinitamente diversa, escapa a las deducciones ingeniosas del pensamiento abstracto, no soporta la clasificación estrecha y exacta, la realidad tiende al fraccionamiento perpetuo, a la variedad infinita”

Fedor Dostoievsky

 

 

Jugando a ser tú: Octava parte.

 

 

Gillian miró de reojo a Mulder quien conducía en silencio. La sonrisa que tenía a flor de labios al momento de subir al auto se había esfumado. Ahora era evidente que estaba inmerso en sus propios pensamientos…

 

Una hora antes.

 

- Ya lo sabes, Mulder. Cuando tratamos de explicar con lógica una serie de hechos inclasificables –decía Byers- surgen las teorías más enredadas, no sólo las de abducciones…

- Se habla de dos universos paralelos –intervino Langley- uno positivo y otro negativo. Se tendría así una de las leyes básicas de la física, una compensaría la acción de la otra, encontrándose el conjunto en perfecto equilibrio y armonía.

- Como una imagen en un espejo – dijo Mulder.

- No precisamente –aclaraba Frohike- No estamos hablando de Universos de Antimateria. Esta obedece exactamente a las mismas leyes que nuestra materia, pero cada una de las partículas que la compone tiene una carga eléctrica inversa a la de la materia que nosotros conocemos.

- Inclusive se han logrado, en laboratorio, partículas de antimateria –dijo Langley.

- No me digas… -tono irónico.

- De otro lado –nuevamente Byers- hay quienes sostienen que no serían únicamente dos los universos paralelos, sino un número infinito de ellos que constituirían una especie de ecos de uno real que estuviera proyectándose hacia el pasado y el futuro.

- Lo cual indicaría que no existirían en el pasado, el presente y el futuro tal como los concebimos –aclaraba Frohike- puesto que lo que está ocurriendo ahora ya habría ocurrido o estaría por ocurrir.

- El eterno presente, ¿eh?

- Me están mareando –se quejó Gillian- si no fuera porque estoy aquí, que no sé dónde es, y que soy quien soy, que sí sé quien soy, pensaría que están rematadamente locos…

- Yo no estaría tan seguro de que sabes quien eres –dijo Langley.

 

El comentario dejó perplejos a Gillian y a Mulder.

 

- ¿A qué te refieres? –interrogó él.

- A que no hemos considerado las dos opciones: o quien está aquí es real y completamente otra persona…

- O sólo su mente se ha transpuesto –completó Byers.

- ¡Hey, espera un segundo! –protestó Gillian.

- Yo no tengo dudas en realidad –dijo Mulder ya repuesto- pero es fácil de demostrar…- ante la mirada interrogativa de todos se llevó una mano a la nuca –aquí.

 

Gillian sintió las miradas de los tres hombres fijas en su rostro. Pero no fue esto lo que la impulsó a llevarse la mano a la nuca con desesperación mientras la duda se revelaba en sus ojos.

¿Acaso sería posible que ella…?

Luego de unos instantes cerró los ojos y respiró profundamente.

 

- ¿Y? –interrogó Langley.

- ¿Y? ¿Y?...-Cuando Gillian abrió los ojos, su expresión había cambiado y Mulder apretó los labios para evitar sonreír ante lo que veía venir- ¡Ustedes tres son las personas más chifladas que he conocido en mi vida! –estalló la pelirroja- ¡Claro que soy yo! ¡No tengo ninguna cicatriz, ningún pedazo de metal incrustado en mi cuello y nunca me han llevado a volar los malditos marcianos!

- Teníamos que estar seguros –dijo Langley- Reconoce que también dudaste…

- ¡Debería…! ¡Debería…! –Gillian se acercaba furibunda a él agitando su puño derecho.

- Ya, ya, ya… Vamos a calmarnos –dijo Mulder con tono conciliador.

- Sí, creo que ahora ya podemos comenzar a buscar el modo de que vuelvas a casa –dijo Frohike con cierta ternura.

- ¡¿Queeeeé?! –desde luego Frohike no espera que ella reaccionara así- ¡¿Quieres decir que todas las idioteces que llevan hablando hace casi una hora no sirven para nada?! ¡Váyanse a la mierda, yo me largo!

 

Gillian se giró y salió resueltamente dando un soberano portazo.

Tres pares de ojos se posaron sobre Mulder a quien no sólo no afectaba la escena, sino que incluso parecía divertirlo.

Y en cierto modo era así. Ya casi se estaba acostumbrando a las explosiones emotivas de aquella mujer a la que difícilmente podía ahora encontrar parecido alguno con su compañera.

 

- Mulder… -la voz de Frohike sonaba a advertencia.

- De acuerdo, de acuerdo. Iré con ella –Mulder se encaminó hacia la puerta- Si tienen algún avance me llaman a casa de Scully.

 

Como supuso al bajar, ella estaba en el auto. Era evidente que estaba mascullando aún cuando se retocaba los labios con ayuda del espejo retrovisor.

Tomó aire y se dirigió hacia el vehículo. No pudo evitar que en su rostro se dibujara una sonrisa.

 

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Malibú – California.

16.45 hrs

 

Scully salió de aquel lugar más abatida de lo que había entrado. Había abandonado el hotel muy temprano por la mañana para regresar a la casa de la playa. Aunque su razón le decía que sería lo correcto, en realidad no le gustaba la idea de pasar tanto tiempo lejos de Piper.

Al entrar, escuchó a Sandy comentando a Eleanor, quien en aquel momento preparaba el desayuno, que en realidad había decidido aceptar esa cita con su “admirador secreto” que la conferencia sobre universos paralelos.

Luego de sobreponerse a la extraña sensación de parálisis que pareció apoderarse de su cuerpo, decidió arrojar las llaves sobre una pequeña mesa para evidenciar su presencia.

 

- Ajá, regresaste temprano… -dijo Sandy sonriendo- No hubo mucha diversión anoche, ¿verdad?

- Por el contrario –dijo ella decidiendo ignorar el comentario. Aunque no entendía lo que “su” asistente había querido decir, prefirió no averiguarlo- ¿Qué es eso de una cita a ciegas?

- Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas…

- Sólo quiero que tengas cuidado.

- Ya le he dicho que mejor sería que fuera a su conferencia de fantasmas –dijo Eleanor.

- Universos paralelos, no fantasmas. Esta mujer es muy cerrada a las posibilidades.

- Todo lo inexplicable para nosotros tiene su razón en el Señor –replicó la mujer.

- ¿Y dónde hablan de esas cosas? –Scully deslizó la pregunta como si no tuviera mayor importancia, mientras se servía una taza de café.

 

Así que allí estaba, saliendo de aquella sala de conferencias sobre Ciencia Esotérica, a la que había acudido casi de incógnito, sin siquiera usar su propio vehículo.

Todavía no entendía qué rayos había pasado por su cabeza para acudir a aquel lugar.

 

“Una hipótesis audaz sugiere que existe un Universo fantasma semejante al nuestro. Sólo existe una interacción muy débil entre estos dos Universos, de modo que no vemos ese otro mundo que se mezcla con el nuestro”.

 

Quizás la necesidad de una esperanza.

 

“El Gnosticismo Científico, revolucionario, va mucho más lejos en esta cuestión: afirma enfáticamente, la coexistencia armoniosa de una infinidad de Universos Paralelos. La exclusión radical de este concepto científico trascendental, dejaría sin explicación lógica una serie considerable de hechos inclasificables: desapariciones misteriosas…”

 

Había escuchado hablar de algunos hechos referentes a desapariciones de personas, objetos, etc., sin dejar rastro alguno…

 

“En las perfumadas y deliciosas riberas del río, que alegre y feliz se desliza cantarín por entre las selvas profundas de una región tropical de Sur América, un grupo de niños inocentes vieron con horror desaparecer su propia madrecita; flotó en el espacio por unos instantes y luego pareció sumergirse en otra dimensión”

Transcurría la Nochebuena del año 1890; Tom Lerch, jefe de familia, se encontraba en su hogar rodeado de amistades y demás miembros de la misma, entre los cuales su hijo Oliver, de 20 años de edad; quien más tarde partiría en un viaje, tal vez, sin regreso. Eran aproximadamente las diez de la noche y su madre estaba haciendo los arreglos para la cena, cuando pidió a Oliver que fuera hasta el pozo en busca de agua; éste se puso su abrigo y salió de la casa. No había transcurrido mucho tiempo cuando de pronto las personas allí reunidas escucharon un grito aterrador, en el que pudieron reconocer la voz angustiada de Oliver pidiendo ayuda, gritando reiteradamente: “Auxilio, me han agarrado”.

“Auxilio, socorro”, su voz venía ahora desde el cielo, pero en él no se veía absolutamente nada, a pesar de la iluminación de la luna. La posterior búsqueda no condujo a nada que pudiera evidenciar lo ocurrido, sólo se tenía como prueba las pisadas de Oliver en dirección al pozo, pero en determinado lugar abruptamente desaparecían.

Sobre este caso se han presentado varias hipótesis, dos de las cuales son las más comúnmente enunciadas: se trataría de un posible rapto por parte de una nave extraterrestre, o bien el paso a una dimensión desconocida.

 

Pero todos, inevitablemente terminaban igual…

 

“Un día de verano de 1809, Benjamín Bathurst, embajador de Inglaterra en la corte de Austria, se hallaba en una pequeña ciudad alemana, su carroza se detuvo delante de una posada. El embajador descendió y caminó unos pasos. Los caballos ocultaron su figura por un momento, y el posadero dejó de verlo lo mismo que sus criados y algunos viajeros que se encontraban allí. Nunca reapareció».

 

Sin ninguna esperanza.

 

“En estos días azarosos de nuestra vida, las desapariciones misteriosas de hombres, mujeres, niños, buques, aviones, etc., se multiplican escandalosamente a pesar de los servicios de inteligencia y de los maravillosos equipos de radar y radio, que teóricamente, no deberían darse el lujo de permitir misterios en este dominio…”

 

Sus ojos, empañados por las lágrimas que apenas eran contenidas, ni siquiera repararon en el vehículo que se aproximaba. Sólo se lanzó a la calzada.

Fueron casi uno el golpe del vehículo y el de la certeza de no poder volver.

 

- ¡Dios mío… Mulder!

 

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Washington D.C.

21.45 hrs.

 

Mulder se frotó los ojos y se levantó de la silla de su oficina. Llevaba horas frente al ordenador buscando.

 

¿Buscando qué?

 

Había información, detalles de nombres y fechas…

 

“La Razón, 21 de mayo de 1974: “Bogotá (AFP). Un autobús con 67 estudiantes y profesores excursionistas ecuatorianos se encuentra perdido desde el domingo en territorio colombiano, se supo aquí. El vehículo había salido de Tulcan (Ecuador) hacia Pasto e Ipiales (Colombia) en la frontera de los dos países, encabezados por el profesor Ricardo Espinosa. Patrullas de la defensa civil iniciaron la búsqueda de los excursionistas con quienes se perdió todo contacto desde la iniciación de su viaje”.

 

Esta información apareció después de dos días de notificada la desaparición de este numeroso grupo; no se informó nada más al respecto.

 

“Noviembre de 1965: "l Douglas DC-4, T-48 de la Fuerza Aérea Argentina cayó en el mar Caribe, luego de haber partido de Panamá, desapareciendo sus 69 tripulantes: oficiales y cadetes de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba”.

 

Se realizó una extensa y prolongada búsqueda en zonas de Costa Rica, sin dejar ningún saldo positivo; solamente se sabía que el avión con todos sus tripulantes había desaparecido; no se encontró nada que pudiera evidenciar un posible accidente.

 

Un artículo sobre el libro “The World of Psychic Phenomena” de F. Edsall,

 

“Esto tuvo lugar en Keiton, Inglaterra, fue días antes de Navidad, cuando poco después de medianoche, campesinos de la zona despertaron ante el ruido que parecían producir armas de fuego y murmullos de lucha; salieron de sus casas y asombrados pudieron observar nada menos que la materialización de soldados enredados en una violenta batalla. Según sus banderas e indumentaria se los identificó como las tropas del Parlamento y las del Ejército Real de Carlos I.

Después de dos horas de encarnizada lucha las tropas del Parlamento vencieron totalmente al Ejército Real; en medio del triunfo y el júbilo de los vencedores todo se desvaneció, quedando el lugar como si nada hubiera sucedido, la calma en la aldea de Keiton había renacido. Lo mismo ocurrió en dos oportunidades más, los dos días siguientes.Lo asombroso de este suceso radica en el hecho de que estos campesinos y aldeanos presenciaron algo que aún no había ocurrido para ellos; se trataba de la batalla de Colina Edge, librada en esa misma aldea, pero, paradójicamente después de haber sido vista por estas personas el día 23 de Octubre de 1642”

 

Eliminando la posibilidad de una probable alucinación o psicosis colectiva, ya que ésta, evidentemente, en las condiciones en que se desarrolló el acontecimiento es un tanto difícil de producirse, se podría decir que esta aparición surgió en realidad del tiempo, de un Universo Paralelo o de una dimensión que, como tantas cosas, por el momento desconoc

 

“Sunday Express, Londres, Septiembre 21 de 1924: “El día 24 de julio de 1924, mientras continuaban las hostilidades entre árabes e ingleses, el Cuartel General inglés envió al piloto oficial D. Stewart y al teniente William Day en misión especial sobre el desierto de Mesopotamia; la finalidad del vuelo era la de efectuar un reconocimiento de la zona, sin intervenir en modo alguno en la batalla. Después de varias horas de espera, el Mando General comenzó a temer en un posible accidente, dado que el avión no regresaba. Luego de unas cuantas horas más, que creyeron prudente esperar, se ordenó la búsqueda. Rastreando la región se pudo dar finalmente con el avión, el cual se encontraba en perfectas condiciones; nada hacía indicar un posible atentado, lo extraño era que los dos tripulantes no se hallaban en el lugar. Poco después se descubrieron pisadas que correspondían a ambos pilotos, se siguieron, y a una distancia aproximada de cincuenta metros, abruptamente desaparecían, no existiendo en las inmediaciones rastro alguno.

 

Un caso verdaderamente desconcertante. ¿Podría tratarse de pasaje a otra dimensión, un Mundo Paralelo o quizás teletransportación?

 

Salió del edificio. Estaba realmente cansado. Su cuota de insomnio había excedido con creces los límites que su cuerpo parecía capaz de resistir.

Pero quería asegurarse de que Gillian estaba bien.

Sí, ciertamente le había tomado afecto a aquella impulsiva mujer.

Sin embargo era un temor profundo el que lo mantenía al pendiente de todos sus actos. Un temor más grande que cualquiera que hubiera sentido antes.

 

“Un hecho similar al ocurrido en 1707 protagonizado por infantes japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial. Esto ocurrió en una isla del Pacífico, mientras una compañía de infantes de Marina estaba ejercitándose; en uno de sus movimientos la compañía completa “desapareció” ante la mirada ingenua de otros cientos de soldados que observaban las maniobras; fue en un abrir y cerrar de ojos, “estaban, al instante ya no estaban más”.

 

Conducía despacio. Sabía perfectamente que no tenía puestos sus cinco sentidos en el camino. La luz roja detuvo su marcha.

 

“Parece suceder, y en todos los casos se entrevé algo de esto, que en ciertas ocasiones, misteriosas puertas se abren para “tragar” algo de nuestro mundo o bien, de nuestro Universo. Evidentemente existen ciertas condiciones que se tienen que dar para efectivizar el pasaje de algo o alguien de este mundo a otro “paralelo” y recíprocamente”

 

¿Pero cómo?

 

Sus ojos estaban fijos ahora en la luz verde, pero no la veía. Fueron los bocinazos insistentes los que llamaron su atención hacia el espejo izquierdo.

Y entonces el alma pareció escapar de su cuerpo.

 

- ¡Scully…!

 

Acababa de ser testigo de un accidente cuya protagonista era su propia compañera.

El volver la cabeza instintivamente sólo sirvió para que comprobara la realidad de su pesadilla.

Que ella no estaba allí.

Y que estuviera donde estuviera, ahora no podía hacer nada por ayudarla.

 

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Hospital Memorial. California.

 

Scully estaba terminando de vestirse cuando la mujer de origen asiático, luego de llamar suavemente a la puerta un par de veces, asomó la cabeza.

 

- ¿Puedo entrar?

- Sí, desde luego.

- ¿Está segura de que puede hacer eso? ¿De que ya puede irse?

- Sí, básicamente estoy bien.

- Lo lamento mucho en verdad.

- No tiene porqué. Soy yo quien debe pedirle disculpas por haberme lanzado frente a usted… Estaba distraída.

 

Scully se incorporó de la camilla pero no pudo evitar un gesto de dolor. Era evidente el vendaje que llevaba en el tórax, bajo la blusa.

 

- Déjeme ayudarla señorita Anderson.

- Usted me conoce… -Scully la miró con una sonrisa triste.

- Quien no… mis hijos son seguidores de la serie. Y debo confesar que yo también, me parecen muy interesantes algunos de los puntos de vista que se plantean en ella.

- Pues estoy en desventaja –dijo Scully mientras avanzaban por el pasillo- Yo no sé su nombre.

- Soy Michelle Wu.

 

Scully se detuvo casi en seco para mirarla.

 

- ¿La doctora Wu? ¿La física?

- ¡Vaya! No soy tan desconocida –sonrió la mujer- Permítame que la lleve a su casa.

- No es necesario, yo…

- Oh, por favor. Insisto. Son muy pocas las personas ligadas al cine que me reconocen. Usted parece saber algo de mi trabajo y me siento honrada…

 

Ciertamente Scully había leído sobre ella y su trabajo con otros dos físicos chinos residentes en Estados Unidos acerca Ley de la Conservación de la Paridad y el inicio de las investigaciones sobre el Neutrino en la búsqueda de acercarse a la cuarta dimensión.

 

Tal vez…

 

- Yo… tengo curiosidad –le dijo Scully con una sonrisa tímida ya en el auto- acerca del comportamiento del “Mesón K”

- ¿Sabe algo acerca de la Conservación de la paridad?

- Pues que la paridad es una propiedad cuántica de las partículas. Consiste en un cambio simultáneo del signo de todas sus coordenadas espaciales, es decir X, Y, Z en un plano tridimensional

- Y eso quiere decir…

- Si miramos el mundo en un espejo vemos otro mundo en el que los lados derecho e izquierdo están intercambiados, pero donde todo se mueve de acuerdo con las leyes de la física que conocemos. En principio, no hay ningún experimento que nos permita distinguir entre el mundo real y su imagen especular. Si filmamos una película directamente y otra a través de un espejo y las proyectamos, es imposible distinguir cual de las dos corresponde al mundo real (por supuesto que en una de éstas los letreros aparecerán al revés, pero ninguna ley de la naturaleza nos impide escribir al revés para engañar a la audiencia). Esta invarianza de las leyes de la física ante reflexiones se llama simetría de paridad, o simetría P.

- El electrón-neutrino o neutrino electrónico es una partícula elemental que tiene una masa como mucho un millón de veces menor que la del electrón, pero no nula. Como tiene una masa tan pequeña, siempre se mueve a una velocidad cercana a la velocidad de la luz, no tiene carga eléctrica, y como sólo interacciona a través de la débil interacción gravitatoria es una partícula muy difícil de detectar, y además es prácticamente indistinguible de los otros dos neutrinos del modelo estándar. Los neutrinos violan completamente la simetría de la paridad. Esto a su vez, permite distinguir un neutrino de un antineutrino, a pesar de que estas partículas no poseen carga eléctrica.

- Entiendo…

- La partícula que llamamos mesón K0 o kaón, que se comporta de una forma extraña: es inestable, con una vida media de 88 billonésimas de segundo, y generalmente se desintegra en dos mesones p, uno con carga positiva y otro negativa, pero a veces produce tres mesones p: los dos anteriores más uno neutro. Esto constituía una violación del principio de la conservación de la paridad. Algunos físicos supusieron que en realidad se trataba de dos partículas diferentes. Pero ya sabemos que se trata de la misma partícula y que ninguno de los experimentos anteriores servía para demostrar la conservación de la paridad en la interacción nuclear débil.

- Sí, leí que se ha demostrado que la ley de conservación de la paridad no se cumple en la interacción débil, aunque sí en la fuerte. La primera dirige la desintegración del mesón K, la segunda es responsable de la estabilidad del núcleo atómico.

- Si en una desintegración atómica con neutrinos se liberan dos mesones "K" y a uno se le hace chocar con un obstáculo, rebota y cambia de dirección. Comportamiento que repite de forma idéntica el segundo mesón "K" sin haberle puesto ningún obstáculo, siendo ambos mesones K aparentemente independientes, están en realidad intercomunicados; Lo que hace uno lo repite el otro.

- ¿Y cómo puede producirse la comunicación entre estas dos partículas aparentemente independientes?... – La señora Wu la miró y sonrió- ¿Acaso una cuarta dimensión? ¿Es eso lo que se está tratando de probar, verdad?

- No, señorita Anderson. Lo que la ciencia está tratando de demostrar ahora es la existencia de una quinta dimensión…

 

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Annapolis – Maryland.

 

Gillian miró por el ojo de la puerta. Al ver a Mulder abrió.

Éste entró casi como una tromba.

 

- ¿Cuál es el punto de contacto? – le dijo.

- Buenas noches, pasa, estás en tu casa… -ella, vestida con un top rojo y unos anchos pantalones blancos, cerró la puerta y volvió a su puesto en el sillón, frente al televisor.

 

El tono irónico que había usado Gillian, en lugar de hacerlo reparar quizás sobre su falta de tacto, lo exasperó más. Apagó el televisor de modo poco delicado y se puso frente a ella.

 

- ¡¿Qué rayos te pasa?!

- ¿Parece que no estás entendiendo el punto, verdad?

- Si te refieres a lo que estás hablando…

- ¡Tú has tenido que verla en algún momento, maldita sea!

- ¡No me grites!

 

El grito de Gillian fue la respuesta instintiva del temor que se acusaba ante la expresión de desesperación que se dibujaba en el rostro de Mulder; de aquellas que te llevan a cometer locuras…

Mulder se dejó caer sobre la alfombra, inhalando profundamente.

 

- Lo siento…Lo siento en verdad, pero lamento más que estés ocultándome cosas que nos pueden ayudar a volver todo a la normalidad- bajó la cabeza abatido.

- ¿A qué te refieres?

- Al venir hacia acá, no sé cómo, pero pude ver a Scully a través del espejo –clavó la mirada en ella- justo en el momento en que un auto la arrollaba…Gillian, si yo la he visto, con más razón tienes que haberla visto tú y no estás entendiendo que mientras más tiempo transcurra, esto podría ser irreversible. Si a Scully o a ti les ocurriera algo en donde están ahora…

- También la viste en el espejo…-murmuró Gillian con la cabeza inclinada- Yo… no te lo dije porque pensé que eran alucinaciones mías…

- ¿Puedes verla en cualquier espejo?

- No, sólo en el de la habitación…

- Muéstramelo…

 

Se dirigieron a la habitación. El enorme espejo estaba completamente cubierto por una sábana blanca.

 

- ¿Te asustó en serio, eh? –dijo Mulder quitando la sábana.

 

Y entonces el de la sorpresa fue él.

Porque allí, en el espejo, mirándolo, se encontraba ella.

 

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Malibú – California.

 

La casa estaba sola en ese momento. Y estaría así por el resto del día. Piper se quedaría a pasar la noche en casa de una amiga y Sandy aprovecharía al máximo su cita a ciegas.

Scully fue al dormitorio y empezó a cambiarse de ropa. A pesar de que aún no caía la noche, se puso el pijama de seda blanco, con mucho cuidado. El par de costillas fracturadas no era algo para tomar a la broma.

Había tenido suerte de que la señora Wu no llevara prisa y de que la calle no fuera tan concurrida. Hubiera odiado verse nuevamente en las noticias por otro accidente de tránsito.

Sí, la señora Wu le parecía un personaje admirable. Casi había terminado por aceptar la hipótesis de que la perturbación del mesón K se debía a fuerzas de un universo paralelo. Y los mesones se obtenían a partir de la desintegración con emisiones de neutrinos.

 

“Los Fotones, o Granos de Luz, pueden venir del inalterable Infinito, pero basta una delicada hoja de papel para detenerlos. En cambio, el Neutrino puede atravesar el planeta Tierra en su totalidad, como si fuera el vacío. Es pues, a todas luces, el agente indicado para penetrar en el Universo Paralelo vecino”, había dicho la señora Wu.

 

- Pero penetrarlo es imposible…

 

“Todavía está pendiente la construcción del telescopio de neutrinos…”

 

- ¿Y cómo rayos es yo llegué aquí? –se preguntó en voz alta, dejándose caer sobre la cama, frente al espejo.

 

“Cuando un universo posee constantes radicalmente diferentes, resulta totalmente extraño e inimaginable para nosotros. Pero si las diferencias no son muy grandes, entonces las interferencias con nuestro mundo se hacen posibles…”

 

Y de pronto fue como si detrás de ella encendieran una luz, como si quitaran una cortina que había estado opacándolo.

 

- ¡Oh por Dios! –exclamó sintiendo que si cerraba por completo la boca no iba a poder respirar.

 

Se levantó de la cama y avanzó lentamente hacia él.

No, no hacia el espejo. Avanzaba hacia Mulder.

Sí, era definitivamente él, en su habitación, en su apartamento, en aquel lugar donde había quedado su vida…

 

- Oh Mulder…

 

Y pudo leer en sus labios que él también la nombraba

Los ojos se le llenaron de lágrimas cuyo desborde no pudo detener en el momento en que, mientras ella estiraba un brazo para tocar la superficie del espejo, lo vio hacer lo mismo.

Pero pronto el dolor se tornó espanto, cuando vio que él caía hacia atrás, justamente en el momento en que parecían rozarse sus dedos,

 

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Anápolis – Maryland.

 

- ¿Estás bien? – Gillian corrió hacia él.

- Sí, sí…- dijo incorporándose aunque un poco aturdido.

 

Volvió a situarse frente al espejo donde una espantada Scully lo miraba.

 

- Estoy bien – vocalizó con lentitud.

 

Ciertamente ella no podía oírlo, pero podía verlo, del mismo modo que él a ella.

 

- ¿Qué pasó? –dijo Gillian.

- No lo sé. Pero esto parece ser la clave. ¿Puedes darme algo donde escribir?

- Claro –ella salió un minuto de la habitación y regresó con un block y un marcador.- ¿Qué harás?

 

Tomó los materiales y empezó a escribir:

 

EDECORTER

 

Cuando lo hizo, lo puso frente al espejo y vio a Scully retroceder. Sonrió.

 

- Sé que no te va a gustar lo que te voy a pedir, pero tienes que intentarlo –le dijo a Gillian- Quiero que pongas un dedo sobre la superficie del espejo.

- ¿Qué? No…

- Por favor, creo que esto es una especie de portal, pero que sólo sirve para ustedes. Tiene una especie de campo de fuerza que a mí me rechaza..

- Pero…

- Por favor Gillian –dijo sujetándola por los hombros cálidamente- confía en mí.

 

Ella dudó aún unos segundos, pero luego asintió. Temerosa, se acercó al espejo y muy lentamente colocó un dedo en la superficie. Pero inmediatamente lo retiró espantada.

 

- ¡Dios mío!

- ¿Qué ocurre?

- Esa cosa no es sólida, Mulder…

- Lo sabía…

 

Volvió a tomar el block.

 

OTSIV SAH EUQ OMSIM OL RECAH ED SEBEURP EUQ OTISECEN, ANAD

SETNEIS OL OMOC SECID EM OGEUL Y EICIFREPUS AL ERBOS ODED LE ACOLOC OLOS.

 

- ¿Por qué escribes así? –Preguntó Gillian viendo como, del otro lado, Scully hurgaba en la mesa de noche para sacar unas hojas de papel y un lápiz.

- ¿No has notado algo raro en el reflejo de la habitación?

- No, todo está como tiene que estar.

- Eso es lo extraño. Todo se ve en orden cuando debiera verse en sentido inverso.

- ¿No te entiendo? ¿Cómo lo sabes?

- Cuando Scully levantó el brazo, lo hizo instintivamente, no lo pensó. Sé que levantó el brazo derecho y yo hice lo mismo y, sin embargo, se veía como si estuviera levantando el brazo contrario.

- ¿Qué?

- Un espejo en otro espejo, Gillian –dijo mientras veía a Scully aproximar el dedo índice hacia él.

 

Lo retiró casi de inmediato. Pero a diferencia de Gillian, ella no reflejaba miedo en sus ojos. Se retiró a escribir y, por el tiempo que demoraba, Mulder supo que también ella pensaba lo mismo sobre el reflejo.

 

“NO ES SÓLIDO”, leyó y sonrió al ver la excitación reflejada en los ojos de su compañera

Porque definitivamente era ella.

La vio alejarse nuevamente para escribir.

 

“TENEMOS QUE HACERLO AMBAS A LA VEZ.”

 

Él asintió. Y luego volvió a escribir.

 

SAICENUCESNOC SAL SOMEBAS ACZONOC AL EUQ NEIUGLA A AMALL.

 

La vio asentir y dirigirse al teléfono. El se sentó en la cama con expresión tranquila.

 

- ¿Qué está haciendo?

- Creo que llamando por teléfono.

- ¿Qué? ¿A quién? ¿Y nosotros, qué haremos?

- Esperar.

 

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Westward Beach

Malibú – California.

Hotel Free Zuma

Habitación 456

 

David Duchovny puso pausa al reproductor al escuchar el teléfono.

 

- Hola –contestó.

- ¿David? Soy Dana.

- ¿Qué ocurre? ¿Te encuentras bien?

- Sí, sí…yo… necesito pedirte un favor. ¿Puedes venir a mi casa?

- Claro, dime cuando…

- Ahora mismo. Es importante.

- Bueno. Llego en quince minutos… Dana…-dijo y sonrió moviendo la cabeza- Todavía no me acostumbro.

- Lo sé… Te espero.

 

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Malibú, California.

 

- Pasa por favor –Scully recibió a David que se acercó a saludarla con un beso apenas había entrado.

 

Pero apenas rozó su espalda cuando ella se quejó levemente.

 

- ¿Qué ocurre? ¿Dana qué pasó?

- Olvídalo, fue sólo un golpe. –ella se encaminaba al dormitorio cuando él le retuvo el brazo.

- Dana…

- Me atropellaron…

- ¿Qué?

- No fue gran cosa. No me fije y me crucé frente a un auto. Para suerte venía lentamente. Estoy bien.

- ¿Por qué no me llamaste?

- Ya te lo dije, no fue nada. Lo que necesito que hagas ahora es importante.

- Bien, ¿de qué se trata?

- Ven conmigo.

 

Ella lo condujo del brazo hasta la habitación, pero lo soltó justamente en el umbral.

A David le pareció notar que había más claridad que en el resto de la casa. Demasiado para haber caído ya la noche.

 

- Acércate al espejo y dime qué ves.

- No puede ser…- dijo él frente al espejo- ¿Gillian?

- ¿Ves a alguien más?

- ¿Qué? –él se volvió sorprendido- No, pero…

- David –ella lo tomó por los brazos- Creo que ha llegado el momento de volver a casa.

- ¿Pero cómo? ¿El espejo? Es una locura…

- Sí, lo sé, pero debemos intentarlo. Si te llamé es porque no sé cómo pueda salir esto, si todo va bien, tienes que estar aquí para cuando vuelva Gillian, por favor…

- ¿Y si va mal?

- Confiemos en que no será así, ¿de acuerdo?

 

Él asintió. Repentinamente la estrechó entre sus brazos con calidez. Aunque sorprendida, Scully no pudo sino corresponder a la caricia.. Lo besó en la mejilla.

 

- Gracias por todo –le dijo separándose.

- Buena suerte.

 

Ella asintió. Aspiró todo el aire que le permitía su par de costillas rotas y se puso frente al espejo.

 

- Lista –dijo.

 

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Anápolis – Maryland.

 

- ¡Dios mío, Mulder! ¡Allí está David!

- ¿Dónde?

- ¿No lo ves? ¡Allí, atrás mío! Quiero decir… atrás de Scully.

- Yo no lo veo pero te creo. Evidentemente esto sólo funciona para ustedes y la verdad es que me siento agradecido.

- David es una gran persona, te gustaría conocerlo…

- Quizás, pero soy demasiado egocéntrico. Quiero creer que soy único e irrepetible…

- No lo dudes –dijo ella riendo. Pero casi de inmediato la risa se escondió tras el temor- ¿Ya es hora, verdad?

- Sí. Pero descuida, si todo sale bien, estarás en casa en un par de minutos.

- ¿Y si sale mal?

- Tendrás que soportarme más tiempo –él sonrió.

 

Gillian sonrió y le echó los brazos al cuello. Mulder la abrazó; notaba el ligero temblor que la invadía. La separó un poco y la besó en la frente.

 

- Pórtate bien –le dijo.

- Y tú, no olvides todo lo que hablamos. De tanto esperar se puede perder la oportunidad, ¿entiendes?

 

Él asintió. Ella se colocó muy cerca del espejo y levantó el brazo mientras veía que, al otro lado, Dana Scully hacía exactamente lo mismo.

 

- Allá vamos…

 

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Al tacto, aquello parecía como la niebla en un pantano. Pero la fuerza que tiraba de ella hacia delante iba creciendo a medida que se adentraba en esa niebla, y, por un segundo, quiso retroceder. Necesitaba aspirar aire, esa atmósfera fría y húmeda empezaba a ahogarla. Quiso gritar y no pudo, algo parecía estar a punto quebrarse en mil pedazos, dentro y fuera de ella. Y el dolor crecía con la fuerza, crecía más y más, la hacía estallar…

Y luego ya no supo más.

 

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En la habitación un hombre alto de ojos verdes miraba aún incrédulo como la pequeña mujer pelirroja frente a él se iba adentrando en la superficie del espejo.

Los segundos parecían eternos y el corazón le palpitaba tan aceleradamente que casi dolía.

De pronto tuvo que llevarse una mano hacia los ojos para cubrirlos de la intensa luz que parecía provenir del espejo, envolviendo a la mujer.

Casi de inmediato se sintió elevado y empujado hacia atrás mientras sus oídos eran atormentados por el sonido de mil espejos rompiéndose al unísono.

Levemente pudo notar la lluvia de finos cristales que caía sobre él.

 

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Malibú, California.

 

David abrió los ojos al mismo tiempo que se tocaba el rostro buscando las heridas que los vidrios pudieran haber causado.

 

¿Y los vidrios?

 

Miró a su alrededor y definitivamente no había evidencia alguna de que los vidrios se hubiesen quebrado.

Lo que sí vio fue a la mujer pelirroja vestida con un muy pequeño top rojo y blancos pantalones anchos.

 

- ¡Gillian!

 

Corrió a su lado y vio que ella ya abría los ojos lentamente. Le pasó una mano bajo la nuca.

 

- ¿Gill?

- ¿David? –ella parpadeó repetidamente- ¿David, qué haces aquí? ¿Y qué rayos hago yo en el piso? –empezó a incorporarse – Me da vueltas todo ¿qué diablos le pusiste al trago esta vez, eh?

- Sí, estás de vuelta –dijo él riendo y ayudándola a incorporarse.

- ¿Qué?

- Olvídalo –él depositó un beso breve en los labios de su co-estrella.- Te buscaré algo de be…

 

No terminó la frase. Gillian lo sujetó del cuello y lo besó apasionadamente. Luego lo soltó y lo miró con una sonrisa pícaramente triunfante.

 

- Ya sabes que no me gustan las cosas a medias –se rió y se dejó caer en toda la extensión de la cama, con los brazos abiertos.

- Voy por tu agua…-David salió riendo de la habitación.

- ¡No sé por qué hoy me parece más bonita y más grande esta casa! –la escuchó gritar desde adentro.

 

 

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Anápolis – Maryland.

 

Mulder se incorporó a toda prisa y corrió hacia donde se encontraba el espejo.

Estaba intacto y no había indicios de algo que se hubiera roto allí.

Pero eso le pareció un detalle sin importancia en ese momento. Sus ojos estaban fijos en la mujer pelirroja vestida con un camisón de seda blanca que le cubría la pijama.

Aún aturdido, la tomó en brazos para depositarla suavemente sobre la cama.

Ella pareció gemir levemente.

 

- ¿Scully?

- ¿Mulder? ¿Eres tú?

- ¿Esperabas a alguien más? –sonrió con ternura acomodando el cabello de su compañera.

- ¿Qué haces aquí?-le sonrió mientras parpadeaba con lentitud- Me siento algo mareada. He tenido un sueño muy raro…

 

Intentó incorporarse pero inmediatamente se dibujó en su rostro una expresión de dolor. Se llevó instintivamente la mano derecha hacia el tórax. Se levantó levemente la chaqueta del pijama y dejó al descubierto la venda. Ambos se miraron sorprendidos.

 

- ¿Qué me pasó?

- Yo no…

- Oh no… por favor dime que me acabas de despertar de una pesadilla…

- Tenemos que hablar Scully.

Ella se llevó una mano al rostro mientras movía negativamente la cabeza. Conocía perfectamente ese tono de voz, esa mirada.

 

- Hoy no, por favor... hoy no.-se volvió a recostar con movimientos cansados.

 

Mulder la arropó y la besó en la frente.

 

- Te dejaré descansar. Pero estaré en el salón por si necesitas algo…

 

No pudo alejarse. Sintió el tacto suave de su compañera en su mano. Se encontró con su mirada

 

- No te vayas –pidió ella y, sin saber por qué, sintió que la voz se le quebraba- No lo entiendo pero yo… siento que te he extrañado mucho… como si hubiera estado muy lejos, mucho tiempo…

 

En el rostro de Mulder se dibujó una sonrisa serena pero melancólica.

Aún sosteniendo la mano de Scully, rodeó la cama para recostarse a su espalda, en el espacio que ella le dedicaba. Se metió bajo las cobijas y le rodeó la cintura, pero sintió que ella se quejaba.

 

- Lo siento –dijo intentando inútilmente deshacer el abrazo.

- No importa –dijo ella que llevó el brazo de él a la altura de sus hombros.

- ¿Sabes algo, Scully? –susurró a su oído- Yo siempre te extraño…

 

Pudo sentirla sonreír y apretar su mano con calidez. Él depositó un beso en su cabello, por encima de su oreja, y luego otro en su cuello,, cálido, devoto.

Percibiendo la tranquila respiración de su compañera, se permitió aspirar el aroma que ella emanaba.

Y así, invadido completamente por su presencia, sintió que por fin volvía a estar completo.

 

 

 

FIN

 

 

 

Aqp – Perú

Septiembre 23, 2006.

 

 

 

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