Título: La Razón y la Pasión (primera parte)

Autora: Roma X: fossanovaARROBAyahoo.com

Renuncia: Ni Mulder, Scully, Skinner, ni mucho menos el Fumador son míos, son de CC.

Tipo: X Files, ANGST

Spoilers: Algo de “En Ami”, la mitología de la serie en general

Resumen: Una bala perdida deja a Mulder al borde de la muerte. Scully deberá creer en la fe de el para salvarlo...

Feedback: Síiiiii por favor ....... no sean tímidos!!!!!

Dedicatoria: A Rafael Zea, por su paciencia y su preciosa ayuda. Por sus consejos, y sobre todo por haber sacado el tiempo que SE que no tiene para ayudarme y aconsejarme en el desarrollo de esta historia

 

 

LA RAZON Y LA PASION

 

La Razón y la Pasión son el timón y la vela de aquel navegante que es vuestra alma.

 

Si el timón o la vela se quiebran, desbandados irán a la deriva o quedaran parados en el medio del mar.

 

Porque, si la Razón domina sola, es una fuerza que aprisiona; y la Pasión, si no es vigilada, es un fuego que quema y se destruye.

 

Por esto que vuestra alma exhale la razón hasta la pasión, para que ella cante.

 

Y con la Razón se guíe a la Pasión, para que ella pueda vivir en resurrección cotidiana, y vuelva a surgir como la ave fénix de las cenizas

 

El Profeta, de Gibran Kahil Gibran

 

 

LA RAZON Y LA PASION

 

___________________________________________________________

GAWLERS’

WASHINGTON D.C.

1:00 PM

 

Era un día cualquiera en una calle cualquiera de la capital. La agente Scully estaba esperando a su compañero luego de una interminable mañana de trabajo en la morgue del Hospital Central de Washington. Se sentía muy cansada y la llamada de Mulder le dio el pretexto perfecto para despejarse un rato. Después de todo, tenía derecho a una pausa para el almuerzo. Llegó en su automóvil y lo estacionó cerca del mismo restaurante al que ocasionalmente acostumbraban a ir cuando la nada apacible rutina de su trabajo se los permitía. Al ver que el vehículo de Mulder no se encontraba a lo largo de la cuadra, ella decidió entrar para buscar una mesa libre, pero apenas dio dos pasos hacia el interior cuando el estruendo de un disparo la hizo mirar hacia afuera para ver el comienzo de la tragedia...

 

Sucedió en fracciones de segundo. Una bala anónima atravesó el trayecto desde el cañón del arma de la que salió hasta su víctima: Fox Mulder. El agente acababa de estacionar su automóvil y se disponía a cruzar la acera para entrar al restaurante. El curso asesino e imparable de aquel infame trozo de plomo fue la cabeza del agente del FBI, quien se desplomó ante la lejana y atónita mirada de Scully, desde la puerta del lugar de la fatídica cita.

 

DS: ¡MULDEEERRRRR...!

 

Desenfundando su arma, Scully corrió hacia Mulder, con la urgencia de llegar hasta él, pero con la precaución del caso y a la vez la determinación de enfrentar a un tirador desconocido y oculto en una posición imposible de determinar. No hubo más disparos. La agente se arrodilló junto a Mulder y observó horrorizada el enorme torrente de sangre que manaba de la cabeza de su compañero. Como médico que era, ella no necesitaba de ningún examen minucioso para establecer que la herida de Mulder era demasiado grave. Acaso mortal.

 

DS: ¡LLAMEN AL 911... POR FAVOOOR...!

 

Un grupo de curiosos se agrupó alrededor de la pareja de agentes. A la espera de la ambulancia, Scully hizo lo poco que tenía a su alcance para socorrer a Mulder en su agónico estado. El impacto había sido en el costado derecho de su cabeza. No había orificio de salida de la bala, lo cual a estas alturas era intrascendente, porque de haber salido, el proyectil habría destrozado el cráneo, matándolo inmediatamente, y estando adentro era indicio contundente de un daño cerebral masivo. Sin más elementos a mano, Scully trataba de calmar el temblor de sus manos mientras apretaba su pañuelo contra la herida, observando impotente cómo la tela se iba llenando rápidamente de sangre.

 

La ambulancia llegó unos minutos más tarde. Tiempo precioso si se tenía en cuenta la condición crítica de Mulder. Al llegar al Hospital Naval de Annapolis, Scully estaba prácticamente al borde de la histeria y tuvo que hacer un descomunal esfuerzo para calmarse y pedir que la dejaran entrar al quirófano en donde los neurocirujanos lo operaban de urgencias. La premura de los hechos no permitió que se hicieran mayores estudios o análisis radiológicos o tomográficos. Los médicos tuvieron que ir explorando sobre la marcha los estragos causados por la bala hasta finalmente dar con ella. A cada paso, los hallazgos no ayudaban a Scully a mantener las esperanzas de salvarlo. Con lo que pudo apreciar durante el transcurso de la cirugía, ella no tenía que esperar la opinión de otros médicos y más debía aceptar la realidad de los hechos: El cerebro de Mulder había quedado comprometido de manera definitiva y de sobrevivir a las horas siguientes a la intervención quirúrgica, el agente no se recuperaría de un estado de inconsciencia del que nunca iba a despertar.

 

Scully era la única persona que tenía derecho a tomar decisiones en estos casos extremos. En razón al peligro constante en el que vivían, ya habían acordado que en caso de que a uno de los dos le ocurriera algo grave, el otro no permitiría de ninguna manera que se le prolongara la vida por medios artificiales. Mulder estaba condenado a seguir viviendo con la ayuda de un respirador artificial, lo cual era incompatible con lo que ellos habían pactado. Scully se desplomo en una silla, vencida. Ella debía cumplir con su promesa ¿Debía cumplirla? Y si hubiera sido a la inversa, ¿Mulder estaría decidido a cumplir lo prometido? ¿Y qué tal si pasara como cuando a ella la abdujeron, quedando al borde de la muerte y él no quiso de la desconectaran y sólo por eso ella pudo salvarse a pesar de que no habían posibilidades desde el punto de vista de la ciencia médica...? En un momento de dolorosa lucidez, Scully creyó que debía avisarle a Skinner y a los Pistoleros Solitarios, por ser el primero su jefe y en más de una ocasión la persona fiable que les había tendido su mano, y los segundos quizá los pocos amigos que ella conocía de Mulder.

 

Ensimismada en sus pensamientos, la agente perdió cualquier noción acerca del trascurso del tiempo. No supo nunca cuánto tiempo demoraron en llegar Skinner y los Pistoleros. A su arribo, los cuatro la encontraron en la misma silla de la sala de espera de Recuperación, sentada con la cabeza entre las manos. Ella los vio y se levantó lentamente, acercándoseles. Con sólo ver su cara los hombres se dieron cuenta de la gravedad de Mulder y  tuvieron miedo de preguntar por mayores detalles.

 

WS: ¿Ya terminó la cirugía?

 

DS: Sí... Hace casi media hora que salió del quirófano Para Recuperación.

 

B: ¿Podemos verlo?

 

DS: Aún no...

 

F: Hay alguna...

 

Sin embargo, fue ella quien los interrumpió y sacando valor de quién sabe dónde, les repitió casi textualmente el diagnóstico, con una voz que no parecía la suya.

 

DS: Mulder fue herido en la cabeza por una bala de fusil 7.65 origen desconocido. Le dispararon cuando estaba a punto de entrar en el restaurante donde habíamos quedado para almorzar. El proyectil entró en el lóbulo parietal derecho del cerebro y provocó un daño neurológico permanente...

 

Cuatro pares de ojos se quedaron mirándola, sin que sus propietarios pudieran articular palabra.

 

DS: ...Mulder está al borde de la muerte, o lo que es peor, condenado a permanecer en un estado vegetativo si sobrevive.

 

Scully no pudo contener el llanto. El aire pareció haber desaparecido de golpe del ambiente. Nadie hubiera podido imaginar un final tan trágico para alguien como él. Sus amigos y enemigos coincidían en una cosa: Lo que hacía único a Fox Mulder era su mente extraordinaria e imaginativa, perseverante hasta la terquedad y pasional en su búsqueda de lo que consideraba era verdad. En él convivían el raciocinio, la intuición, la locura y la genialidad, cualidades todas que habían sido borradas abruptamente por una maldita bala.

__________________________________________________________

EDIFICIO J. EDGAR HOOVER

AL DÍA SIGUIENTE

 

En las oficinas del FBI, todo el mundo estaba enterado de lo que le había ocurrido a «Spooky» Mulder. La noticia se esparció como la pólvora y, por supuesto, era el tema del día en todos los corrilos del Buró. El Fumador se presenté en la oficina del Director Adjunto Skinner, cosa que no sorprendió a este último en lo más mínimo. Skinner sospechaba que él o uno de los hombres del Sindicato hubiera tenido algo que ver con esta desgracia. El Director Adjunto logró quedarse impasible cuando encontró al Fumador cómodamente instalado en su oficina, en la oscuridad, y con su infaltable cigarrillo Morley entre los dedos. Pero había una sorpresa...

 

WS: Creo que preguntarle qué hace aquí, está de más... ¡Desgraciado! Mulder agoniza en la cama de un hospital, y estoy dispuesto a apostar sobre seguro que sé de quién es la culpa. NO SERÍA LA PRIMERA VEZ QUE USTED MATA A UNO DE SUS HIJOS...

 

EF: ¡CÁLLESE SKINNER...! No me gusta que me levanten la voz. Usted no sabe lo que está diciendo. Ni yo ni mi gente hemos tenido nada que ver en esto. – El Fumador bajo de tono de su voz y siguio hablando-. Lo sucedido no estaba para nada en nuestros planes. Mulder es una parte importante en el proyecto de la resistencia a la colonizacion... ¡Lo necesitamos, siempre lo hemos necesitado! ...Le consta que él fue sometido a experimentos encaminados a lograr que se volviera immune a cualquier enfermedad, terrestre o extraterrestre. Necesitamos tanto de su cuerpo como de su mente.

 

WS: ¿Y por qué habría de creerle...? 

 

EF: Porque yo tengo en mis manos la posibilidad de salvarlo, de hacer que el agente Mulder vuelva a ser lo que era antes. Estoy aquí para hablar con usted y con la agente Scully. Quiero hablar con ella ahora mismo.

 

WS: Dudo mucho que Scully quiera escucharlo. No le creerá una sola palabra, máxime después del dichoso viaje que hizo en su compañía y en el que casi la matan...

 

EF: Aunque suene absurdo, esta vez tendrá que confiar en mí. No le queda alternativa para salvarlo. Además, mi oferta no es solamente de ayuda sino a la vez una petición de colaboración de parte de ella para que aporte sus conocimientos científicos, pero no diré nada más hasta hablar con ella.

Skinner levantó el auricular y la llamó al celular. Scully estaba en el hospital, junto a Mulder.

 

DS: Habla Dana Scully...

 

WS: Agente Scully, necesito que venga a mi oficina inmediatamente. Es muy importante, alguien quiere hablar con usted acerca del Agente Mulder.

 

DS: ¿Quién?

 

WS: No se lo puedo decir.DS: Está bien señor. Estaré allí en diez minutos.

 

Cuando Scully llegó a la oficina de Skinner, la secretaria la hizo pasar directamente, sin anunciarla.

 

DS: Buenos días, señ...

 

No terminó de saludar. Su cara cambió completamente de expresión al notar el olor a cigarrillo de El Fumador, y la intriga que llevaba se transformó en ira, pero una ira débil, casi sin fuerzas para sostenerla después de las espantosas horas vividas en el hospital. El Fumador se limitó a observarla en silencio por unos instantes.

 

EF: No se altere, agente Scully, estoy aquí para ayudarla, o mejor, para ofrecerle un trato y necesito de toda su atención. –El Fumador hizo un gesto para invitarla a sentarse, mientras Scully intercambiaba una mirada con su jefe, que repitió a su vez el gesto del villano, agrgando una muda sugerencia para que primero escuchara lo que le iban a proponer.

 

DS: Bien, sea breve. ¿Qué es lo que tiene que decirme? ¿Cuál es el trato que me ofrece?

 

EF: Es importante que sepa, agente Scully, que no tuvimos nada que ver con lo que le ocurrió al agente Mulder. Como le decía a su jefe directo, él es para nosotros una parte fundamental en el proyecto de resistencia a la colonizacion. Nuestras intenciones siempre fueron mantenerlo controlado para que no obstaculizara los planes que llevamos a cabo, pero en ningún momento hemos deseado su muerte, y menos aún de esta manera...

 

DS: (Irónica) Porque de haberlo querido matar, no habrían fallado ¿Cierto?

 

EF: Déjeme terminar, por favor. El cerebro de Mulder alcanzó niveles de desarrollo muchos más altos que los de cualquier sujeto de pruebas de los que hemos utilizado para nuestros experimentos. Si él fuera una persona común y corriente, ajena a los experimentos que su organismo ya soportó, de seguro que habría sucumbido ya. Su complexión física es excepcional, y el tratamiento experimental que recibió en el pasado lo convirtió en un individuo apto para soportar un procedimiento como el que vengo a proponerle.

 

DS: ¿...?

 

EF: Tenemos a nuestro alcance una tecnología muy avanzada, derivada de nuestros estudios de los avances científicos de los extraterrestres. Esta ciencia alienígena es capaz de llegar a hacer cosas que usted, a pesar de ser una científica nunca imaginaría siquiera

 

DS: Todavía no entiendo adónde quiere llegar con su discurso de persuación. Confié en usted una vez porque me prometió poner al alcance de mis manos la cura para todas las enfermedades, pero sólo me utilizó para engañar a un hombre que mataron frente a mí. Arriesgué mi vida y lo único que obtuve a cambio fue un disco vacio.

 

EF: En esa ocasión hubo hechos de última hora que alteraron lo que se tenía planeado. Además, usted todavía no estaba preparada para recibir esa informacion. No tenía la motivacion suficiente para desear acceder a los avances de la ciencia que le ofrecí... Pero aquello que no pudo conocer en ese entonces se lo vuelvo a ofrecer ahora, para salvar a Mulder.

 

DS: ¿Cómo? ¿Qué me está proponiendo exactamente?

 

EF: Colaborar con los cientificos de nuestro equipo y con la facción de alienígenas que nos brindó acceso a los avances de los  invasores. Usted deberá abandonar el FBI por todo el tempo que sea necesario hasta que logremos la total recuperación del agente Mulder.

 

DS: ¿Colaborar con los alienígenas?

 

EF: Por lo que averigüé en el hospital con respecto a las condiciones actuales del agente Mulder, dudo mucho que la medicina conocida por usted pueda hacer algo para salvarle la vida. Si no acepta, tendremos que recurrir a alguien más, pero no creo que haya otra persona que esté tan interesada como usted en que él se salve. Oficialmente recibirá una asignación secreta y no se le dará a nadie información acerca de su paradero ni del de Mulder, que sería transportado a nuestras instalaciones, bajo su cuidado. Para que se vaya formando una idea de lo que va a ver, será necesario que haga a un lado todo lo que su mente racional y su formacion como médico le han enseñado hasta ahora. Tendré que conservar su fe en la ciencia pero al mismo tiempo deberá permitirs creer en lo que inicialmente está más alla del límite de la comprensión humana.

 

DS (Dubitativa) ...Tendré que creer en la fe de Mulder.

 

EF: Bueno, ¿Lo toma o lo deja?

 

Scully estaba frente a una decisión sin lugar a dudas difícil, no porque dudara que haría hasta lo imposible por salvar a Mulder, sino por el hecho de que el ofrecimiento lo hiciera El Fumador, que los había engañado muchas veces, por lo que no existía razón para pensar que esta vez sería diferente. Ella no se creía aquello de que el Sindicato, la siniestra organización plagada de enemigos de ambos y con la que sostenían una lucha a muerte, fuera precisamente la que ahora resultara interesada en recuperar a Mulder. Pero era Mulder. Y era escoger entre la oportunidad de salvarlo, al precio que fuera, o no hacer nada y dejarlo morir. Era el todo o nada de los buenos jugadores, y ella no podía darse el lujo de desperdiciar esta última, aunque incierta opción. Nunca se lo perdonaría a sí misma.

 

Los dos hombres se quedaron mirándola en silencio. Skinner había escuchado atentamente la propuesta de El Fumador, y, honestamente, no se atrevía a decir si él, en el lugar de Scully, se hubiera arriesgado a confiar en aquello que normalmente sería inaceptable.

 

DS: Está bien, acepto. Pero bajo la condicion de que yo seré en adelante la única persona con la facultad de tomar decisiones sobre los tratamientos médicos que alli se le practiquen al agente Mulder. Necesito de algunas horas para prepararme y después podremos irnos. -Mirando de reojo a Skinner-. Espero no arrepentirme de esta decisión.

 

EF: Hecho...

 

La respuesta de Scully sorprendió en cierta medida al Director Adjunto y al Fumador, no por la contestación en sí, sino por la rapidez con la que la dio. Quizá más adelante aquella decisión tan repentina y desesperada la llevaría a cuestionarse a si misma, pero de seguro Mulder, tal como lo hizo en el pasado y en una situación similar, habría hecho lo mismo ante la carencia absoluta de otra alternativa.

___________________________________________________________

CUARTO DE MULDER

HOSPITAL NAVAL DE ANAPOLIS

8:00 PM

 

Scully entró en la habitación y se acercó a la cama de su compañero, sin poder evitar recordar las imnumerables ocasiones en las que ambos habían terminado malheridos a causa de algunos de sus “accidentes” de trabajo. Eran tantas veces que ya había perdido la cuenta. Ella fue incapaz de reprimir un escalofrio, al verlo tan palido e inmóvil, conectado a un respirador artificial. Aunque ambos tenían el acuerdo acerca de lo que debían hacer en una situación como la presente, Scully no había tenido el valor para ordenar que lo desconectaran y él muriera. Irracionalmente estuvo esperando en las horas siguientes a la conversación con El Fumador que se produjera un milagro. Milagro que ni ocurrió ni iba a ocurrir, y paradójicamente, la única posibilidad de que Mulder viviera provenía de la última persona sobre la faz de la Tierra que ella o él se hubieran imaginado.

 

Ahora que Scully estaba a punto de hacer la locura de entregar los destinos de ambos en las manos de los que eran sin duda sus peores enemigos, las dudas volvían a atormentarla. El Fumador le pidió, palabras más, palabras menos, que dejara de lado sus prejuicios como científica escéptica sobre los fenómenos que había rechazado hasta entonces. Eso era tanto como exigirle que dejara de ser ella misma, a cambio de la vida de Mulder. Era un cambio radical, pero su compañero merecía la magnitud de tal sacrificio. Cierto, Mulder y ella eran profundamente diferentes, pero más allá de eso los dos lograban complementarse de una manera que ni ella misma podia creerlo. ¿A qué se debía la ilimitada fe que se tenían? ¿Al respecto mutuo? Seguramente era un factor importante. El tener acesso al extraño mundo de su compañero la había llevado a descubrir cosas que nunca hubiera creído posibles, y por mucho que ella se hubiera resistido a creer en lo que en ocasiones tuvo frente a sus ojos, él lograba hacer que las piezas encajaran, según su extraña lógica. Lo que los había mantenido en armonía era la pasion de Mulder frente a sus creencias en lo paranormal, tantas veces contrastadas por la obstinada racionalidad cientifica de ella. Eso generaba magnetismo entre ellos, atracción en todos los aspectos.... La trama de mentiras y conspiraciones en la que por tanto tiempo habían estado envueltos los puso muchas veces al borde de la muerte, y en cada ocasión uno de los dos pudo sacar de su propia fe ese algo necesario para salir adelante y hacer que el otro se levantara. Era un pacto tácito de lealtad a lo que cada uno era. Al menos hasta hoy, porque para salvarlo ahora, ella debía cooperar con el enemigo, renunciar a su saber previo como doctora.

 

Scully se inclinó sobre Mulder para susurrarle. - Haremos un largo viaje, del que espero, volvamos los dos...

 

___________________________________________________________

APARTAMENTO DE DANA SCULLY

3:00 PM DEL DÍA SIGUIENTE

 

Dana marcó el número de teléfono de su mamá. Al contestar el saludo, Maggie se preocupó enseguida por el tono sombrío de las palabras de su hija. Sin necesidad de que ella dijera nada, Maggie se dio perfectamente cuenta de que algo andaba mal, y que sin duda, tenía que ver con Mulder.

 

DS: Mamá...

 

Scully respiró profundamente, tratando de poner orden al cúmulo de emociones de diversa índole acumuladas en su alma desde la una de la tarde de la antevíspera.

 

MS: ¿Qué pasó...? Hija, ¿Cómo esta Fox?

 

DS: Muy mal. Desde el punto de vista médico no hay nada que hacer para ayudarlo. El daño causado por la bala es tan severo que comprometió la mayoría de sus funciones cerebrales. No es posible ninguna cirugía. Lo tienen con un respirador artificial, y en caso de que lograra salir del estado de inconsciencia en el que se encuentra las secuelas mentales serían catastróficas...

 

Las lágrimas acudieron a sus ojos. Ella dejó de hablar, tratando de no llorar.

 

DS: Tengo algo que decirte... Secreto... Acabo de tomar una decisión muy difícil para mí y que tiene que ver con Mulder: Debo irme de aquí por un tiempo para experimentar nuevas técnicas de medicina que me permitiran curarlo. Me ofrecieron la oportunidad de acceder a esta ciencia con la condición de que me fuera a trabajar en el sitio que me indiquen.

 

MS: ¿Adónde  irás? ¿Cómo me comunicaré contigo?

 

DS: No puedo contestar a tus preguntas. Sólo te digo que es la única esperanza de salvar la vida de Mulder. No voy a dejar que muera sin saber que hice todo lo posible por él.

 

MS: Lo entiendo. Pero me preocupa el hecho de no saber de ti ni de Fox...

 

DS: Es una oportunidad incierta, pero no hay alternativa. Quiero que me prometas que no le hablarás de esto con nadie. Si te preguntan por mí,

diles que me fui de viaje, que encontré trabajo en otro país. No quiero que ninguna persona, además de ti se preocupe por mí. Es posible que no recibas noticias mías en mucho tiempo. Sé que esta noche me voy, pero ignoro si volveré, si volveré con Mulder y acaso si alguna vez regresaremos los dos o... uno de los dos.

 

Madre e hija se despidieron, con muchisima tristeza, perfectamente concientes del hecho de que aquella era la última conversacion que tendrían en mucho tiempo... o acaso la última en sus vidas.

 

 

___________________________________________________________

EN UN LUGAR DESCONOCIDO

 

Dana se quitó la bata y la mascarilla, y se frotó las sienes tratando de aliviar el dolor de cabeza producido al estar trabajando casi sin descanso desde que los llevaron a ese lugar. No quería pensar en cuánto tiempo había pasado. Allí el tiempo no contaba para nada. Desde que llegó, como suponía, no se le permitió ningún contacto con el exterior. Las últimas semanas fueron sorprendertes y frustrantes al mismo tiempo. Como doctora en medicina, a Scully se le hacía demasiado difícil tener que adaptarse a aquella nueva realidad, pero al mismo tiempo se estaba dando cuenta de que aquella misma ciencia le estaba ofreciendo respuestas que sus colegas nunca hubieran llegado siquiera a imaginar.

 

Las condiciones de Mulder permanecían estables. Lo mantuvieron con vida en un estado que bien podría denominarse como “animación suspendida”, una especie de estado de coma inducido y permanente que hasta que llegara el día de someterlo a la intervencion con la que intentarían salvarlo. La técnica de regeneración celular desarrollado por los alienígenas permitía a los de su especie reconstruir en su totalidad los tejidos orgánicos que se hubieses dañado. Los extraterrestres eran tan vulnerables como los humanos, pero merced a su avanzada tecnología cientifica les brindaba la posibilidad de “autocurarse”, hasta llegar a ser virtualmente indestructibles.

 

Scully no olvidaría nunca el día en que le dieron una “demostración” de los alcances de aquella por lo demás increíble capacidad, cuando le dispararon un balazo en la cabeza a un extraterrestre, que de haberse efectuado sobre una persona sería mortal. La agente estuvo a punto de desmayarse al ver con sus propios ojos cómo la victima del disparo se llevaba una mano a la cabeza, sacaba la bala, y la herida comenzó a cerrarse sola, sin dejar rastro.

 

 

___________________________________________________________

HABITACIÓN DE MULDER

 

 

Scully entró a visitarlo, como todos los días, para encargarse personalmente de que tuviera el mejor cuidado posible. No permitió que el cuerpo de su compañero, imóvil por tanto tiempo, se deteriorara, ni que sus musculos perdieran la tonicidad. Dedicaba una hora diaria a los ejercicios de fisioterapia,  asegurándose de que él supiera que ella estaba ahí, hablándole. Estar cerca de su compañero la ayudaba a tener un contacto con él de aquella manera única en la que sólo los dos podían comunicarse. Durante horas, Scully se quedaba sentada junto a la cama de Mulder, pronunciando largos monólogos con los que ella misma intentaba mantenerse cuerda en aquel lugar en el que todo parecia conspirar para minar la poca objectividad cientifica y personal que le quedaba. Más que nunca, daría qualquier cosa para que su compañero la sorprendiera con una de sus teorías, encontrando la lógica donde ningún otro la encontraría. Generalmente, Scully le hablaba a Mulder acerca de lo que iba conociendo sobre la nueva ciencia con la cual se pensaba salvarlo.

 

La terapia de «mantenimiento» -por llamarla de alguna manera- era larga y compleja. Al no lograr perfeccionar la técnica lo suficientemente rápido, Mulder tuvo que estar constantemente sometido a un monitoreo y ser cuidado segun los principios de la medicina tradicional. El grupo de gente asignado a esta tarea estaba bajo las órdenes de Scully y los esfuerzos de ellos se centraban únicamente en conservar al agente en condiciones clínicas estables.

 

DS: ...Me resulta cada día más difícil verte así, Mulder. Siento que conforme pasa el tiempo se aleja más la posibilidad de devolverte a la vida, de hacer que vuelvas a ser el de antes. Como doctora, no puedo ignorar el hecho de que, hagamos lo que hagamos, tu estado físico tiende al deterioro. Despierto cada mañana concentrándome en la búsqueda de un camino que me permita a encontrar la clave de tu recuperación, conociendo, aprendiendo, analizando, esta tecnología asombrosa en la que no tengo más remedio que depositar fe. Me considero afortunada por la oportunidad que se me ofreció, no sólo como científica sino como ser humano, aunque soy perfectamente consciente de que cuando logremos descifrar por completo lo que tratamos de averiguar esto será utilizado por gente sin escrúpulos y con fines nefastos... El descubrimiento que alguna vez lograremos materializar aquí no irá a beneficio de la humanidad sino más bien en contra de ella... Pero es un riesgo que he tenido que asumir por ti aun cuando no esté muy segura poder convivir con el peso de semejante culpa...

 

...Me preocupa tu nivel de conciencia. Las células nerviosas de un ser humano responsables de actividades complejas como las sicointelectuales, la memoria, el raciocinio, la capacidad de aprendizaje y la creatividad son irrecuperables en caso de un daño cerebral como el que tú sufriste. Desde el punto de vista de la ciencia que hasta entonces conocemos en la Tierra no hay nada que hacer, y en los momentos de tristeza me pregunto hasta dónde puedan ser recuperadas tus facultades por medio de este nuevo saber que viene de los confines del universo.... Me repito una y otra vez.... ¿Volveras a ser el mismo de antes...?

 

...Estoy hablando sola... Bueno, no sola, porque sé que puedes oírme aunque no me respondas. Encerrada en tu cuarto, trato de ver en tu expresión la más mínima reacción, aterrada ante la idea de que estás expuesto a un proceso de empeoramiento inevitable y cada vez más acelerado con resultados necesariamente fatales. Siento algo de alivio al darme cuenta que a pesar de todo sigues respondiendo a los estímulos dolorosos... Tu cuerpo todavía responde aunque tu mente no lo haga. Esto me hace mantener viva la fe. Sé que me escuchas y sigo hablándote... No estás solo. Aquí me tienes a tu lado, como siempre...

 

...Hasta donde tengo entendido, el Sindicato hizo un trato con ellos, una suerte de «intercambio» de conocimientos. Cierto es que ellos son mucho más avanzados en una cantidad de aspectos en comparación con nosotros, pero aún así seguimos despertando su curiosidad por lo que hacemos y la manera en la que vivimos. El problema insalvable hasta ahora radica en que esta tecnología médica es solamente apta para los organismos de los extraterrestres. Lo que para ellos es una cura para nosotros bien puede ser un veneno. Nuestra anatomía y fisiología son completamente incompatibles con las de los alienígenas, pero los principios básicos de diagnóstico, tratamiento y cirugía son los mismos. Por eso es que para adaptar sus avanzadas técnicas a nosotros necesitaban de un equipo de cientificos, también humanos, que conocieran la estructura y el funcionamiento biológico de la raza terrícola. Yo estoy a la cabeza de este equipo, y debo abrir mi mente como nunca lo he hecho en mi vida, pues creo que estamos cerca  de lograrlo...

 

 

___________________________________________________________

MESES DESPUÉS

 

 

Después de más tiempo del que Scully lograba recordar, por fin se logró aislar un gene extraterrestre que ocasionaba el regeneramiento de los tejidos y adaptarlo al organismo humano. Tras extenuantes e interminables horas, días y semanas frente al microscopio, los tubos de ensayo y las muestras de tejidos, confrontando cada dato, estudiando cada detalle, su trabajo había dado frutos. Pero esa era apenas la primera parte de la empresa. Ahora había que aplicar en el cuerpo de Mulder aquel descubrimiento recién adquirido. Scully nunca se iba a sentir lo suficientemente segura para enfrentar algo así, pero no le quedaba otra alternativa que confiar en ella misma y en los deseos de vivir de él. Ante el peso de la evidencia que pudo presenciar con sus propios ojos, estaba segura de que la aplicación del gene aislado reconstruiría completamente sus tejidos, pero no tenía la misma confianza en que él volviera a ser el mismo de antes.

 

Quirúrgicamente, la intervención fue un éxito. Parecía que se había logrado lo que para la ciencia humana era imposible. En cuestión de horas, la recuperación de Mulder mostró resultados extraordinarios. Scully vio cómo su compañero volvió en sí y daba señales de haber recuperado todas las funciones cerebrales que el balazo comprometió severamente aquella tarde. El agente podía moverse y caminar sin ninguna dificultad. Sin embargo, la felicidad no era completa, pues a ella no se le permitió estar en la misma habitación con él cuando se despertó y cuando hizo sus primeros movimientos. Scully fue obligada a ver todo desde detrás de una ventana con espejo falso. Ellos no estimaron conveniente que Mulder se percatara de su presencia, -aunque lo primero que dijo al despertar fue el nombre de ella-. Scully supo de inmediato que había llegado el momento de pagar el precio por la vida de Mulder. Logrado el objetivo, ella ya no era importante para el proyecto. La iban a eliminar.

 

En la noche, Scully se acercó sigilosamente a uno de los puestos de control de lo que parecía ser la puerta posterior del complejo, y aprovechando un descuido del guardia de turno logró quitarle el arma, obligándolo a esposarse él mismo. Sin pérdida de tiempo, la agente se dirigió al cuarto de Mulder, llevando escondida el arma entre su bata. Al llegar a la entrada de la habitación, un par de hombres que custodiaban la puerta le cerraron el paso. En ese momento la puerta se abrió desde adentro. Era Mulder, quien al escuchar la voz de Scully hablando con los guardias se asomó. Al percatarse de la situación, el agente se abalanzó sobre uno de los vigilantes y Scully empujó al otro, cayéndole encima, quedando ambos fuera de combate. Sólo hasta ese instante tanto el uno como el otro fueron conscientes de que era la primera vez que se veían en mucho tiempo...

 

FM: ¿Scully...?

 

DS: Mulder...

 

Por un par de segundos, los dos se quedaron mirándose, sin decir nada.

 

DS: No... No te imaginas cuánto me alegro de verte así, de nuevo... Vivo de verdad, no pegado a un respirador.

 

Ella se acercó y lo abrazó con fuerza, emocionada. Él correspondió al abrazo, confundido por su presencia. Alejándose un paso hacia atrás, y viendo la bata y las credenciales que llevaba le preguntó...

 

FM: ¿Qué haces aquí Scully? ¿Trabajas para ellos?

 

DS: Sí y no, Mulder...

 

La cara del agente era el retrato mismo del desconcierto.

 

DS: Tú... ehmm.... Fuiste victima de una bala perdida, Mulder, o al menos eso fue lo que se estableció por parte del FBI. La versión oficial es que no hubo un atentado. Nunca llegamos a descubrir el autor del disparo.

 

FM: ¿Y cómo llegué yo aquí? ¿Cómo resultamos los dos metidos en esto?

 

DS: El Fumador se presentó en la oficina de Skinner con la promesa de proporcionarme la cura, un procedimiento para que sanaras. Él me habló de un descubrimiento científico desarrollado por una raza extraterrestre y que había la posibilidad de adaptarla a nuestra medicina, pero que todavía nadie habia logrado que funcionara en seres humanos. Me ofrecieron hacer parte del grupo de expertos investigadores, al tiempo de estar pendiente de ti para atenderte... Era un trato de “tómalo o déjalo morir”.

 

Mulder no cesaba de hacer preguntas.

 

FM: ¿Me estás diciendo que tú, Dana-escéptica-Scully, tomaste en serio las palabras de un traidor como el Fumador que te contó que mi salvación estaba en manos de hombrecillos grices y... y... le creíste así tan fácil...?

 

DS: Ahora eres tú el que no cree. Mírate Mulder. Te dispararon en la cabeza, tu cerebro estaba irremediablemente dañado y me presentaron la opción de salvarte... ¿Qué querías que hiciera?

 

FM: Creíste en un cuento improbable sobre una cura extraterrestre... ¿SÓLO POR MÍ?

 

DS: Por salvarte la vida, sí... Habría hecho lo que fuera... Yo...

 

Mulder no la dejó terminar la frase y la abrazó fuertemente.

 

FM: ¡Oh, Scully! Casi tuve que morir para que aceptaras ir en contra de tus más arraigadas creencias racionales de científica para creer en mi fe... Esto... Esto es el mejor regalo que pudiste hacerme: Creer para salvarme...

 

Ella sonrió y lo miró sin decir nada, tirando de su mano invitándolo a que se alejaran de aquel lugar en busca de una salida. Mientras huían siguieron hablando en baja voz.

 

DS: Pienso que van a matarme. Ya obtuvieron de mí lo que querían. Ahora sólo te necesitan a ti Mulder. Quieren retenerte porque te necesitan... Eres su prototipo, su conejillo de indias.

 

FM: No creo que ganen nada matándote. Si le contaras a alguien lo que has visto que se hace en este lugar te encerrarían de por vida en un manicomio.

 

DS: Mulder, sabes de sobra que a ellos no les gusta dejar rastro alguno de sus acciones.

 

FM: Si eso fuera completamente cierto, créeme que ni tú ni yo estaríamos vivos a estas alturas. Estamos en sus manos de todas maneras, y desarmados...

 

DS: No estamos DEL TODO desarmados, Agente Mulder...

 

Scully sacó la pistola que le había sustraido al guardia, esgrimiéndola orgullosamente y con una sonrisa traviesa. Mulder le correspondio con otra expresión similar en su rostro.

 

FM: ¡Esa  es mi Scully...!

 

Ella le palmoteó ligeramente la espalda para que bajara la voz. Lo último que necesitaban era que los descubrieran. En un recodo de uno de los interminables pasillos de la sombría instalación, los agentes encontraron el acceso a un ducto de ventilación que estaba flojo. Bien podía ser la ruta de escape o bien tratarse de la vía directa hacia una trampa mortal...

 

Sin mucho que perder, Mulder y Scully se introdujeron al conducto y siguieron por éste hasta oir el ruido de lo que parecían ser unos motores. Mulder abrió despacio la portezuela en la que terminaba el tramo de la tubería de ventilación y vio que ahí afuera se encontraban estacionados varios camiones, fuertemente vigilados por guardias armados. Unos vehículos estaban siendo cargados y otros descargados, pero tanto de los unos como de los otros subían y bajaban unas cajas negras sin marcas y sin ninguna indicación acerca de lo que pudieran contener. Era la salida, pero no había forma de acercarse sin que los descubrieran. El hecho de que no hubieran accionado la alarma ante su fuga le daba muy mala espina.

 

FM: ¿Dónde te gusta más, arriba o abajo?

 

DS: No es el momento para bromas, ¿Por qué preguntas eso?

 

FM: Si queremos salir de aquí debemos encontrar el modo de meternos debajo de un remolque o encima del mismo para que no nos vean. La parte difícil es sortear la distancia que hay de aquí a los camiones. Un paso fuera de este ducto y nos rellenan de balas.

 

DS: A ti no te dispararían. Eres “el invitado de honor”.

 

FM: Espera, eso me da una idea ¿Conque el invitado de honor eh? Pues vamos a sacar ventaja de mi situación...

 

Antes de que Scully pudiera reaccionar ante las palabras de Mulder, éste saltó por la portezuela del ducto y la sacó a ella prácticamente de un tirón.

 

FM: (susurrando) ¡Vamos, sígueme...!

 

El agente se acercó por la espalda a uno de los guardias. Con la mano le indicó a Scully que se agachara.

 

FM: Oye tú...

 

El guardia apenas sí alcanzó a darse la vuelta para recibir un fuerte golpe de Mulder en el rostro que lo dejó sin sentido. El agente tomó el fusil del hombre inconsciente y corrió con su compañera hacia uno de los camiones que estaba en la fila de vehículos que iban hacia la salida. Aprovechando las sombras de la noche, los dos se aproximaron a la cabina de uno de ellos y Mulder se trepó a la puerta desde el lado derecho.

 

FM: Hola amigo, necesito que me lleves a mí y a mi compañera fuera de este lugar. De lo contrario me veré en la penosa obligació de dispararte, y te garantizo que tu cerebro no quedará como para que lo regenere ninguna tecnología extraterrestre, así que no hagas nada estúpido.

 

Persuadido por el fusil de Mulder que le apuntaba directamente a la cabeza, el conductor del camión accedió a cooperar. Mulder y Scully abordaron la cabina del camión por la puerta derecha y se agazaparon contra el piso de la misma. El agente se acomodó de tal manera que el cañón del fusil le apuntara a las partes nobles del chofer.

 

FM: Supongo que esto también lo apreciarás tanto o más que tu cabeza ¿No?

 

El conductor no le respondió nada, pero temblaba.

 

FM: Pues bien, si quieres conservar ambas cosas en su sitio y en perfecto estado mantén la mirada al frente y haz de cuenta que nosotros no estamos aquí.

 

Mulder jugó su mejor carta: El miedo del chofer. El agente sabía que si el tipo hablaba o hacía algo que delatara la presencia de él y de Scully era el fin. No importaba que le disparara al conductor en ese momento. De inmediato los demás se darían cuenta y ellos dos estarían perdidos. A Scully la matarían enseguida y a él lo conminarían como una rata de laboratorio. Pero Mulder, como sicólogo que era, sabía que el instinto de conservación prima sobre cualquier cosa, y al chofer poco le importaba lo que hicieran o no hicieran en ese complejo o por qué él y Scully se querían fugar de allí. Fox pensaba, acertadamente, que para aquel anónimo sujeto lo primordial era seguir con vida y si movía un dedo o hacía algo extraño, una ráfaga de balas primero le destrozaría la entrepierna y luego lo ocasionaría la muerte.

 

Tras una espera que pareció interminable, el camión sobrepasó los controles de la salida. Ya a cierta distancia del complejo, Mulder y Scully salieron de su incómoda posición y le ordenaron al conductor detenerse en las afueras de un poblado. Apenas el camión reanudó su marcha, el sujeto informó por radio de lo sucedido.

 

 

___________________________________________________________

 

Sin dinero ni documentos de ninguna clase, Mulder y Scully se encontraron ante la disyuntiva de tener que elegir entre pasar la noche cual pordioseros o cometer una acción tan extrema como robar dinero o entrar ilegalmente en una casa para encontrar un teléfono que les permitiera pedir ayuda. A todas luces, la segunda opción parecía mejor, y los dos se dispusieron a irrumpir en una residencia. Avanzaron nerviosamente en la oscuridad del pueblo, cuyas calles se encontraban oportunamente desiertas. Ambos miraban constantemente hacia todos lados, para asegurarse de que no los estuvieran siguiendo.

 

Una casa en la cual parecía no estaban sus moradores se antojó perfecta para Mulder y Scully. Era una construcción pequeña y muy modesta. A falta de ganzúas, llaves maestras o cualquier otro artefacto con qué forzar la cerradura, Mulder recurrió a un pedazo de hierro que había entre las plantas del jardin posterior para violentar la puerta, la cual no opuso mucha resistencia. Los dos agentes se adentraron en la casa y comprobaron que efectivamente no había nadie. En lo que parecía ser el estudio, sobre un escritorio, estaba el tan anhelado teléfono, que para fortuna de ellos, funcionaba.

 

El entusiasmo inicial al agarrar el aparato pareció esfumarse enseguida. ¿Era seguro llamar? Si era seguro ¿A quién deberían llamar? Skinner debía estar siendo vigilado ya a esa hora, pues la gente del Sindicato una vez al tanto de la fuga sospecharía de inmediato que recurirían a él, los rastrearían y en cuestión de minutos les caerían encima. Maggie Scully no podía ayudarlos de ninguna forma. Ella, en vez de brindarles socorro se expondría a ser otra fugitiva.

 

Al final se decidieron por la única alternativa posible: Los Pistoleros Solitarios. Ellos eran los más adecuados a la luz de las circunstancias, pues disponían de los mecanismos para recibir llamadas sin ser interceptados. Estaban debidamente protegidos contra esta eventualidad...

 

FM: ¿Frohike?

 

MF: ¡¿Quién es... Mul...?! ¡¿MULDER...?!

 

FM: Sí, soy yo. No vuelvas a decir ese nombre, las paredes tienen oídos.

 

MF: ¿Pero cómo...?

 

FM: No puedo entrar en detalles ahora. Sólo te diré que estoy bien... ambos lo estamos. Es importante que entiendas muy bien lo que voy a decirte. Nuestras vidas estan en tus manos, Melvin, así que presta atención.

 

MF: Te escucho.

 

FM: Tienes que comunicarte con Skinner. Scully y yo estamos en grave peligro y necesitamos dinero e identidades nuevas. Estamos escapando de esta gente y debemos escondernos de las miradas indiscretas. En este momento no tenemos el aspecto de gente que pasa desapercibida.

 

MF: Ya me imagino por qué.

 

FM: Gracias Melvin, sabía que podiamos contar contigo.

 

MF: ¿Qué quieres que le diga al jefe?

 

FM: Supongo que ya sabes desde dónde te estoy llamando...

 

MF: Así es. Langly ya te rastreó.

 

FM: Bien, pues dile a Skin que como pueda llegue aquí y nos facilite los medios desaparecer de la faz de la Tierra lo antes posible, a más tardar mañana, en el Motel Ipswitch en la noche para no despertar sospechas.

 

MF: Quédate tranquilo, Mu... Empezaremos a trabajar en ello ahora mismo.

 

FM: Gracias, te debo una.

 

MF: ¿Una nada más? Para pagarme no bastará conque me des el teléfono de la muñeca que tienes al lado...

 

___________________________________________________________

RESIDENCIA DE WALTER SKINNER

(EN LA MADRUGADA)

 

 

Byers y Langly llegaron disfrazados al apartamento de Skinner, pues temían que ese lugar estuviera siendo espiado. Además de entrar por la puerta posterior del edificio, los dos Pistoleros avanzaron en la oscuridad con mucha precaución, sin siquiera encender una linterna para guiarse. Al arribar a la puerta, sin embargo, fueron recibidos por una sombra muy poco amigable, que los recibio encañonándolos desde una esquina oscura del apartamento. Los amigos de Mulder se sobresaltaron al darse cuenta de su presencia, pero tuvieron la suficiente sangre fría para identificarse, dándose cuenta que era el propio Skinner el que los amenazaba creyendo que se trataba de otras personas.

 

En una larga conversación, prácticamente cifrada por razones de seguridad, Byers y Langly pusieron al tanto a Skinner de la situación por la que estaban pasando Mulder y Scully en ese momento. Entre los tres planearon los pasos a seguir, teniendo en cuenta lo que ya tenía en marcha Frohike. Faltaban algunos detalles menores por definir, y para éstos, el Director Adjunto creyó contar con la persona indicada para cada acción. Valiéndose de uno de los celulares a prueba de interceptación de los Pistoleros, el D.A. llamó a varios contactos de su entera confianza, las cuales le ofrecieron su colaboración. Pero tenía en mente a alguien más. Alguien capaz de darle la mano que necesitaba. Afortunadamente la encontró en su casa y le explicó en clave lo sucedido. Su nombre era Paula Keller.

 

Acordada hora y lugar, el D.A., los Pistoleros, -incluido Frohike- y Keller se reunieron en una camioneta rentada y en un sitio recóndito para ultimar el punto más delicado de la operación: La muerte de Mulder y Scully...

 

 

___________________________________________________________

MOTEL IPSWITCH

7:00 PM

 

 

Skinner llegó hasta la entrada del motel, conduciendo la misma camioneta de la víspera y vestido de obrero. Al verlo, Mulder y Scully no pudieron disimular una sonrisa al encontrarse frente a frente con su jefe en esas fachas.

 

 

El Director Adjunto llevaba dos maletas llenas de ropa para ambos. Los agentes las recibieron de inmediato, y para no quedar en evidencia ante posibles ojos curiosos, se saludaron con un simple apretón de manos, prefiriendo más bien entrar al motel, en el que alquilaron dos habitaciones contiguas utilizando nombres falsos. Mulder, Scully y Skinner entraron a uno de los cuartos. Allí, con la privacidad que daban las paredes, el jefe abrazó efusivamente a sus dirigidos.

 

 

FM: Pensé que nunca lo vería de nuevo, señor...

 

WS: Me alegra verlos bien, agente Mulder.

 

Mulder soltó una carcajada.

 

FM: ¿“Bien”, señor? Mírenos, parecemos un par de indigentes.”

 

El agente volteó la mirada hacia Scully, quien dejó escapar una pequeña sonrisa.

 

WS: Debería agradecer su buena suerte, Mulder, cuando vi la magnitud de la herida que casi acaba con su vida, estaba convencido de que no sobreviviría y de hacerlo, no se recuperaría nunca.

 

DS: Nadie hubiera creído que eso fuera posible.

 

FM: Créame, señor, nadie está más consciente que yo de la suerte que tengo.

 

En ese instante, Mulder caminó un paso hacia Scully, y con un gesto impulsivo casi inimaginable en él acercó su boca a la de ella y la besó. Skinner no se sorprendió por el gesto, aunque no por ello dejó de sentirse un poco incómodo. Mulder se percató enseguida del bochorno de su jefe y se alejo de Scully, volteándose nuevamente hacia el D.A. con su mejor cara de póker. Scully quedó tan asombrada por lo que Mulder acababa de hacer ante un tercero que no pudo reaccionar de manera alguna. No hubo una palabra al respecto en los siguientes segundos. Fue como si en la mente de los tres hubiera ocurrido un vacío de tiempo y espacio del que nadie recordaba, o mejor, no quería recordar lo acontecido. Así, bajo ese acuerdo tácito entre los tres de que lo anterior no había pasado, los agentes se aprestaron a escuchar lo que su jefe estaba a punto de decirles.

 

Skinner tenía un plan muy bien organizado en su cabeza. Contaba con varios amigos que le debían favores, y esta era la oportunidad perfecta para sacar provecho de tal hecho. Lo que había maquinado era algo completamente heterodoxo en donde Mulder y Scully deberían poner en ejecución algunas acciones bastante radicales e incluso por fuera de la ley, por las que Skinner no dudaba que Scully al menos expresaría sus reparos y objeciones. Pero dadas las circusntancias, no había otra alternativa. 

 

WS: No puedo quedarme mucho tiempo, así que iré directo al punto. Para lograr esconderse de sus perseguidores, ustedes deben simular sus muertes.

 

FM y DS: ¿Qué...?

 

DS: ¿Pero señor, y mi familia?

 

WS: Lo siento mucho, agente Scully. No pueden arriesgarse a que los descubran. Están en peligro no sólo sus vidas sino las de otras personas. Es una opción cerrada, sin posibilidades para escoger. Ni siquiera su mamá podra enterarse de la verdad, por lo menos en primera instancia, pero le prometo que me encargaré personalmente de que ella lo sepa cuando llegue el momento oportuno.

 

FM: ¿Y cómo se supone que moriremos?

 

WS: Está arreglado que ustedes mueran en un accidente automovilístico. En una explosión. La furgoneta en la que harán su último viaje estallará en mil pedazos. Para hacer aún más creíble el hecho, “por casualidad” el suceso deberá ocurrir ante las cámaras de una una estación de televisión local, que estará transmitiendo en vivo y en directo el escape de dos presuntos sospechosos, que resultan ser ustedes.

 

DS: ¿Quiénes tomaran nuestros lugares, señor?

 

WS: Lamento decirles que no estamos en una película de Hollywood y no hemos contratado dobles de cine. Ustedes deberán hacerlo todo. Tendrán que representarse a sí mismos en un pequeño espectáculo ante las cámaras, para asegurarse de que los vean y nadie dude de que se trata en realidad de ustedes.  En el último momento, justo antes de la explosión, se escaparán por debajo de la camioneta por una puerta acondicionada en el piso de la misma hacia una alcantarilla. El vehículo sólo se detendrá un par de segundos antes de hacerse añicos. Si algo falla, no habrá posibilidad de una segunda toma y ustedes morirán de verdad.

 

FM: ¿Qué va a provocar la explosión? ¿Iremos cargados de trinitrotolueno?

 

WS: No. En el momento en el que la furgoneta se detenga, un camión sin frenos, lleno de explosivos, partirá hacia ustedes a toda velocidad. Cada uno llevará un transmisor que nos informará de todos sus movimientos, pero una vez activado el motor del trailer, sólo tienen unos 3 ó 4 segundos para escapar antes de que todo estalle. Si las cosas salen como las hemos planeado, miles de televidentes observarán en sus pantallas la muerte de ambos.

 

DS: Si mamá llega a ver eso por televisión, se muere. Le da un síncope. Señor, por lo menos permita que ella lo sepa antes. Estoy absolutamente segura de que no se lo diría a nadie. -La tension de las últimas semanas había mellado sus nervios, y no pudo contener las lagrimas-. Se lo ruego, avísele a mi madre que todo es una farsa. Ella guardará el secreto hasta con mis hermanos.

 

Skinner la miró compasivo.

 

WS: Agente Scully, quiero que se tranquilice. Encontrare la manera de que Maggie se entere de todo antes. Pero en ningún caso usted podrá despedirse de ella. Sería demasiado riesgoso.

 

Mulder se acercó a ella y le puso una mano en el hombro en un gesto de cariño y de protecion. Ella pareció recuperar la compostura.

 

DS: ¿Cuándo vamos a “morir” señor?

 

WS: Antes del amanecer ustedes saldrán del estacionamiento de este motel, se producirá una llamada falsa a las autoridades, otra a la televisión, y ahí empezara todo. “Ellos” tienen que creer que después de su huída del laboratorio ustedes tuvieron que robar la camioneta y la Policía los persigue por eso. Desde luego que deberán volver a ponerse la misma ropa que llevan puesta ahora para que no haya lugar a sospechas. De ahí en adelante, corre por su cuenta dar rodeos hasta dirigirse al lugar predeterminado para la explosión.

 

FM: Creo que cuando salgamos de las alcantarillas estaremos más indeseables que ahora. ¿Adónde nos ocultaremos?

 

WS: Esto ya esta arreglado, Mulder. -Skinner le entregó un llavero y un papel con una dirección-. En esta casa encontrarán lo necesario para bañarse y cambiarse, además de una alacena llena como para no necesitar salir de ahí por varios dias. Permenecerán ocultos hasta que llegue el momento de escapar del país. Naturalmente, tendrán que modificar su aspecto. Igualmente encontrarán los elementos para hacerlo. Me permití sacar unas cuantas prendas de vestir de sus armarios para no equivocarme con sus medidas...

 

FM y DS: ¿...?

 

WS: ...Cuando sea pertinente, enviaré a una persona de confianza a que les entregue los pasajes de avión, pasaportes con nuevos nombres y visas para un destino que sólo en ese momento conocerán. En adelante, depende de ustedes. En la camioneta están los transmisores... Ahora tengo que despedirme de ustedes, les deseo buena suerte agentes.

 

Dicho esto, Skinner se dirigió hacia la puerta y se despidió de ellos.

 

WS: Como amigo, espero que todo esto resulte y que puedan empezar de nuevo en alguna parte. Cuídense mucho. Ojalá pueda volver a verlos algún día.

 

DS: Gracias por todo, señor.

 

Mulder y Scully trataron de descansar lo mejor que pudieron. Estaban agotados, pero la ansiedad por lo que iba a suceder en pocas horas los intranquilizó hasta la médula.

 

 

___________________________________________________________

5:10 AM

 

 

Al despertar, Mulder y Scully de dispusieron a escenificar sus muertes. Como Skinner les había sugerido, volvieron a ponerse la misma ropa que llevaban puesta la víspera, no sin evitar una mueca de desagrado por la repugnante apariencia y aroma de las prendas, por lo demás sucias y manchadas. A hurtadillas, Mulder abrió la camioneta, tomó los transmisores, y una vez ocultos éstos en su atuendo, cerró con cuidado las puertas del vehículo, para luego, tan ruidoso como pudo, hacer trizas las ventanas laterales del mismo, de modo que quienes los oyeran y acaso vieran pensaran enseguida que se trataba del robo de un carro. Ya en marcha, y como para que no quedaran dudas, Mulder chocó a propósito la pequeña furgoneta contra los carros que estaban más cerca y luego echó abajo la verja de la salida. Pocos segundos después, los dos agentes escucharon detrás el sonido de las sirenas de una patrulla de policia.

 

Tras una loca persecución que parecía interminable, Mulder condujo la camioneta hacia el lugar acordado. Para ese entonces, las cámaras de televisión habían entrado a transmitir en vivo el operativo de seguimiento a los “ladrones”, logrando primerísimos planos de los rostros de Mulder y Scully. Ya falataba poco para amanecer, y era preciso apurar el momento de la explosión para que la penumbra de la madrugada sirviera de cómplice al escape. Antes de doblar en la curva que los llevaría al punto indicado, Mulder sacó del camino al vehículo de los reporteros, de modo que no pudieran estar muy cerca del sitio del estallido y de pronto no se percataran del engaño. El carro de la TV fue a dar contra un poste, y desde allí la cámara siguió transmitieno la carrera de la furgoneta.

 

DS: (Por la radio) Señor, estamos próximos al sitio...

 

WS: (Por la radio) Adelante...

 

Scully abrió la portezuela del piso de la camioneta. Mulder disminuyó la velocidad y se posó justo encima de la alcantarilla, la cual fue abierta desde abajo por uno de los cómplices.

 

FM: (Por la radio) Vamos a salir...

 

Skinner activó de inmediato el dispositivo del camión, que raudo descendió en línea recta por la empinada calle hacia la camioneta. Scully bajó primero, y una centésima después lo hizo Mulder. No acabó de poner la tapa de la alcantarilla en su lugar, cuando el trailer impactó la furgoneta, estallando en mil pedazos.

 

CONTINUARÁ

 

 

Espero que les haya gustado, y que me escriban para que yo sepa que a alguien le interesa saber como continua esto.  Todavia no termino de escribir los capitulos sucesivos asi que estoy abierta a las sugerencias.  Gracias por leer esto, espero que no piensen que desperdiciaron su tiempo. Hasta la proxima.....

 

Roma X