Nombre del Fanfic: Miedo
Autor: Señora del Fantasmal
Clasificacion: Touchstone
Angst / Drama
Fanfic: Miedo
Autor: Señora del Fantasmal (pipermaru)
Disclaimer. Los personajes presentados son propiedad de la FOX, de la 1013, y de su creador Chris Carter.
Tipo: Angst, UST
Spoilers: Post Irresistible
Feedbacks: Por favor, mándenme sus opiniones a sra_delfantasmal@hotmail.com, en el espacio debajo del fic o por medio de los mensajes privados.
Nota: En mis fanfics el que sufre siempre es Mulder y la que consuela Scully, ahora lo he intentado al revés.
***
Mulder dejó que los oficiales se encargaran de Donnie Pfaster mientras él se acercaba a su compañera, quien aún no lograba ponerse en pie, luego de haber luchado contra su secuestrador. Mulder se arrodilló, quedando a su altura, a la vez que ella trataba de levantarse.
- ¡Traigan a los paramédicos! - gritó Mulder a la gente que se movía su alrededor.
- Estoy bien. Sólo ayúdame a desamarrarme las muñecas - Mulder la ayudó a pararse y luego empezó a desatarle las muñecas.
- ¿Cómo me encontraste? -
- Esta casa le pertenecía a su madre, y luego se la heredó a sus hermanas. Seguí una corazonada. Una patrulla encontró el carro estacionado frente a la casa - Scully miró a los policías ponerle las esposas a Donnie y llevárselo. Mulder terminó de liberar sus muñecas y ella se las sobó.
- ¿Por qué no te sientas mientras alguien te examina? - preguntó Mulder.
- Estoy bien, Mulder - contestó ella con la voz ligeramente temblorosa, mostrando los primeros signos de debilidad. Mulder la miró y levantó su barbilla suavemente, haciendo que lo mirara por primera vez desde que la encontró. Ante el contacto de sus ojos, Scully no pudo seguir manteniendo el control. Había intentado permanecer tranquila, recordándose a si misma que era una agente del FBI entrenada para enfrentar este tipo de situaciones, pero la verdad era que el horrible caso la había afectado desde el principio y no podía seguir escondiendo su miedo. Sus labios empezaron a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas. Se acercó a Mulder, permitiéndole que la abrazara, y tras un instante de vacilación ella también lo rodeó fuertemente con sus brazos, como queriendo esconderse dentro él para que borrara el horror que había vivido. Mulder la sostuvo por varios minutos con una mano acariciando la parte de atrás de su cabeza y sujetándole la espalda con la otra, escuchando cada uno de sus intensos y angustiosos sollozos, y sintiéndolos como propios. Era la primera vez que veía a su compañera derrumbarse de esa manera, y recién ahora se daba cuenta de lo pequeña que era, de lo fácil que era abrazarla y de cómo su cuerpo se perdía entre sus brazos. Cuando ella dejó de llorar, se separó, pero aún temblaba por lo que la cubrió con su gabardina.
- ¿Estás segura que no quieres que te revisen? - le preguntó suavemente, fijándose en los cortes de su rostro. Esos se curarían solos, pero le preocupaba que tuviera lesiones mas serias en otras partes de su cuerpo. Scully negó con la cabeza lentamente antes de responder.
- No -
- Puedo acompañarte a que te examinen, si es eso lo que temes -Scully lo miró, y Mulder se reprendió mentalmente por lo que dijo. Ella odiaba cuando la ponía en evidencia ante sus propios temores, pero para su sorpresa Scully se quedó callada.
- ¿Quieres que te acompañe? - volvió a preguntar Mulder con la misma voz suave. Esta vez ella asintió con la cabeza. Mulder le puso una mano en la espalda para dirigirla hacia la puerta de salida, pero no llegaron tan lejos. Dos oficiales les cortaron el paso y Scully instintivamente cogió la mano de Mulder. El captó el mensaje de inmediato. Ella no quería hablar con nadie en ese momento.
- Sabemos que no es el momento mas oportuno, pero necesitamos la declaración de la Srta. Scully -
- Tienen razón, no es el momento mas oportuno - respondió Mulder tajante, sintiendo la calidez de la mano de Scully cogida muy fuerte de la suya.
- Pero usted sabe como es este asunto, debemos obtener la declaración de la víctima - Scully se sobresaltó al escuchar la última palabra y obligó a sus lágrimas a mantenerse a raya.
- La agente Scully hablará con ustedes mañana. Ahora será atendida por un médico y luego irá a descansar - Mulder hizo énfasis al mencionar su cargo para recordarles que ella no sólo era una víctima, sino una agente del gobierno que merecía mas respeto. Mulder les advirtió con la mirada a ambos oficiales que lo dejaran pasar y luego salió a la entrada de la casa, donde una ambulancia estaba aparcada. Scully se detuvo de golpe al verla.
- No quiero ir al hospital - susurró con miedo.
- No irás al hospital. Sólo te examinaran y después te llevaré a descansar al hotel ¿de acuerdo? - la tranquilizó Mulder y ella asintió débilmente con la cabeza.
Al llegar a la ambulancia, una mujer paramédico la ayudó a subir a la camilla y le empezó a hacer preguntas en un tono muy amable al notar lo nerviosa que estaba. Mulder hizo de guardián de su compañera, parándose a un costado y observándola todo el rato. De vez en cuando Scully levantaba la vista hacia él para cerciorarse de que seguía allí.
Scully se quejó cuando le presionaron las costillas y Mulder sospechó que se podría haber roto alguna. Escuchó a Scully contarle a la paramédica que se había caído por las escaleras, pero su compañera no parecía muy preocupada, así que tal vez sólo se trataba de un golpe. Después de todo, Scully era doctora y sabría diferenciar un golpe de una fractura. O quizás estaba aguantando el dolor para evitar ir al hospital. La mujer que la atendía le aconsejó hacerse una prueba de rayos x, pero Scully se negó. Mulder se dijo a si mismo que si en la noche el dolor empeoraba la llevaría a que se chequeara aunque fuera a rastras. La paramédica curó las heridas de sus muñecas ocasionadas por las amarras, se las vendó y después la dejó ir. Scully no perdió un segundo en bajarse de la ambulancia y subirse al auto de Mulder. El la siguió luego de que la paramédica le diera unas pastillas antiinflamatorias y un relajante muscular para Scully.
- ¿Seguro que no te duele? - preguntó Mulder tras subir al carro y ponerse el cinturón de seguridad. La miró esperando sólo silencio como hacía un cuarto de hora, pero esta vez Scully reaccionó de manera mas defensiva.
- Estoy bien, Mulder. Soy doctora y sabría si es que es algo mas grave - respondió con tirantez, sin mirarlo.
- De acuerdo - contestó Mulder no muy convencido - Pero avísame si llegas a sentir mas dolor - Scully no le respondió, y el trayecto hacia al hotel lo pasó observando la negrura de la noche a través de la ventana.
***
Mulder acompañó a Scully dentro de su habitación, y ella no trató de botarlo, por lo que él entendió que apreciaba que no la dejara sola. Scully se quitó la gabardina y la puso en la cama, después se dirigió a su maletín y cogió su piyama.
- Voy a tomar una ducha - dijo en voz baja. Mulder asintió con la cabeza y empezó a caminar hacia la puerta, pensando que esa era su forma de decirle que ya podía irse - Pero puedes quedarte si quieres - Mulder se sorprendió y reprimió una sonrisa. En su lugar, se sentó en la orilla de la cama y prendió la televisión en el canal de deportes mientras Scully entraba al baño.
Lo primero que hizo al encontrarse sola fue examinarse el rostro en el espejo del lavabo. Tenía un feo raspón en la barbilla y marcas de golpes en la frente y en las mejillas y su cabello estaba hecho un desastre. Apoyó un puño en el espejo aguantándose las ganas de llorar y después lentamente se fue retirando las vendas de las muñecas. En su afán por intentar quitarse las cuerdas que le sujetaban se había cortado la piel, dejándole dos grandes heridas que seguro dolerían un montón cuando se bañara, pero necesitaba que el agua se llevara el olor de Donnie Pfaster y de esa enorme casa donde había estado atrapada.
Abrió los grifos de agua fría y agua caliente y mientras esperaba a que se entibiara se fue quitando la ropa. Le dolía agacharse por lo que tuvo que sentarse para quitarse el pantalón. Se desnudó y se metió a la ducha. En otra ocasión hubiera optado por un relajante baño de sales, pero pasaría mucho tiempo antes de que se animara a tomar uno. Las heridas le ardieron al contacto con el agua, pero se mantuvo debajo del chorro de agua con los ojos cerrados. El rostro del demonio apareció frente a ella y volvió a abrir los ojos espantada ¿Realmente había visto al demonio en el rostro de Pfaster o sólo había sido una sugestión de su mente? El definitivamente era un demonio. Solamente una criatura terrorífica como esa podía cortar el pelo y dedos de sus victimas, matarlas y luego conservar los dedos en su frigorífico como si fueran bocadillos. Le vino una arcada y trató de controlarla respirando profundamente mientras sentía las lágrimas escapar de sus ojos. El agua empezó a enfriarse y abrió mas el grifo de agua caliente hasta que sintió que le quemaba la piel.
***
Permaneció unos minutos alerta a los ruidos provenientes del baño. Primero silencio y luego el murmullo del agua de la ducha cayendo sobre los azulejos. Pensó en que ella debía de estar desvistiéndose mientras dejaba correr el agua. Sabía que uno de sus placeres favoritos era tomar baños de espuma con sales, pero estaba seguro que a partir de ahora lo pensaría dos veces antes de tomarse uno. Uno de los principales fetiches de ese maldito era darle baños de sales a sus víctimas y lavarles el cabello, y seguramente había intentado hacer lo mismo con Scully.
Sintiéndose como un acosador, por intentar distinguir los sonidos del otro lado de la puerta, se tiró de espaldas sobre la cama, cerró los ojos y trató de bloquear los sonidos que provenían del baño. Una vez más, se sentía culpable por lo que le había ocurrido a su compañera. Se dio cuenta desde un principio que el caso la había afectado, sin embargo, nunca se imaginó que ella pudiera convertirse en una de las víctimas, aunque debió hacerlo: todas las señales estaban allí. Pfaster tenía una obsesión con las mujeres jóvenes y pelirrojas, y su compañera encajaba en esa categoría. Qué estúpido había sido al no fijarse en las similitudes. Sabía que su trabajo los obligaba a vivir rondando el peligro, pero nunca pensó que esta vez se encontraban de cara frente a él. Pfaster ni siquiera conocía a su compañera, aunque sería una coincidencia muy extraña si es que la hubiera raptado sin saber que se trataba de la agente del FBI que estaba investigando sus asesinatos. En ese momento no tenía ánimo para ponerse a hacer razonamientos, por lo que simplemente se restregó los ojos con las dos manos, en un intento por ahuyentar la frustración y el cansancio y se sentó de nuevo sobre la cama. Sus ojos recayeron por un momento en la pantalla del televisor, donde estaban pasando la repetición de un partido de baseball y después dirigió la mirada hacia el baño. Vio el vapor saliendo por debajo de la puerta y caminó hasta allí, tratando de escuchar algo aparte del rumor de la ducha.
- Scully, ¿Todo está bien? - Ella no le respondió e intentó de nuevo tocando la puerta un par de veces - ¿Me escuchas, Scully? -
- Salgo en un momento, Mulder - Su voz llorosa no lo tranquilizó mucho, pero al menos sabía que ella estaba bien. Se sentó de nuevo en la cama a esperar a que saliera. Cinco minutos mas tarde la vio aparecer entre el vapor que despedía el baño vestida con su piyama de botones, y los ojos rojos e hinchados.
- ¿Quieres que pida algo de comer? - preguntó Mulder viéndola sentarse con cuidado sobre la cama.
- No tengo hambre, pero gracias. Sólo quiero dormir - Mulder sonrió y Scully no lo rechazó cuando él la ayudó a meterse en la cama, y la tapó con la sábana y el cubrecama; mas bien sus ojos parecieron agradecérselo.
- La paramédico me dio unas pastillas para que te ayuden a dormir, si es que necesitas una- le ofreció Mulder.
- Voy a estar bien , Mulder - El no creyó que fuera así, pero no insistió. No quería que sintiera que la estaba sobreprotegiendo.
- Sólo grítame si necesitas algo - intentó bromear Mulder provocando una tímida sombra de sonrisa en el rostro de Scully.
Mulder se disponía a apagar el televisor cuando escuchó la voz un poco alarmada de Scully.
- No la apagues -
- De acuerdo. Sólo voy a bajar el volumen para que no te moleste - Ella pasó saliva mientras asentía con la cabeza, y después cerró los ojos. Mulder empezó a caminar en silencio hacia la puerta, esperando oír la voz de Scully de nuevo pidiéndole que se quedara.
- Mulder - Él se volteó esperanzado.
- ¿Si? -
- Gracias -
- Cuando quieras, Scully - susurró Mulder. Salió de la habitación dejando la puerta de comunicación entre las dos habitaciones junta. De esa manera él podría escuchar a Scully si es que se angustiaba y estaba seguro de que ella le agradecía el gesto.
***
El grito de Scully lo percibió estando despierto. Desde que entró a su habitación lo único que había hecho era encender la televisión, cambiarse la ropa por un pantalón de piyama y una camiseta y echarse sobre la cama sin destender. Ni siquiera había intentado dormir, pero tampoco tenía sueño, sólo estaba cansado. Las emociones de ese día aún no abandonaban su cuerpo, y se había encontrado en estado de alerta durante los sesenta minutos que pasaron antes de escuchar a su compañera gritar su nombre. Salió rápidamente de la cama, y entró corriendo a la habitación de Scully esperando encontrarla durmiendo, inmersa en una pesadilla, sin embargo, le sorprendió que estuviera sentada, con los ojos muy abiertos, petrificada del miedo.
- Ey, Scully, todo está bien, está bien - susurró él sentándose a su lado en la cama y abrazándola. Tardó en sentir los brazos de Scully respondiéndole de la misma manera. Cuando lo hizo, sus manos se aferraron a su espalda con fuerza y pudo expulsar por fin los sollozos - Tranquila, está bien - dijo acariciando su cabello - Sólo fue una pesadilla - Scully negó con la cabeza, llorando mas fuerte.
- Lo vi, Mulder, él estaba aquí en la habitación -
- Aquí estamos sólo tu y yo, Scully, no hay nadie mas - Mulder trató de convencerla, pero ella siguió negando con la cabeza. Él la acomodó, quedando ella sentada sobre sus piernas, su rostro enterrado en su pecho - Tranquila, sólo fue una pesadilla - Besó su cabeza, y poco a poco se fue calmando. Su respiración se volvió mas pausada. Su corazón dejó de latir tan rápido. Sus uñas ya no se clavaban en su espalda. Lentamente Scully asomó la cabeza y vio a su alrededor. La televisión seguía encendida y como Mulder le había asegurado, no había nadie mas que ellos dos.
- Realmente pensé que estaba aquí, Mulder - murmuró Scully un poco avergonzada.
- Está bien, es lógico que imagines esas cosas. Pero ahora él está en la cárcel y no podrá volver a hacerte daño -
- Él es el demonio, Mulder - sentenció Scully, sorprendiendo a su compañero por la forma literal con la que habló - Me estaba preparando un baño, como hizo con las otras mujeres, cuando pude correr. Iba a matarme como a las demás… - Su voz se quebró de nuevo y Mulder empezó a mecerla nuevamente, apoyando la barbilla sobre su cabeza.
- Pero no pudo hacerlo, Scully. Tú luchaste. Fuiste muy valiente. -
- No lo habría conseguido sino llegabas en ese momento -
- Entonces, tienes suerte de tener un compañero tan inteligente como yo - Mulder rió contra su cabeza y con eso consiguió la primera sonrisa real de Scully en muchas horas.
Permanecieron quietos y en silencio durante unos minutos, con el leve ronroneo del televisor como único ruido de fondo. De pronto, Mulder empezó a moverse y Scully se aferró a él.
- ¿A dónde vas? No te atrevas a dejarme, Mulder - Scully lo dijo con mucha seriedad, pero aquello trajo una sonrisa a los labios de Mulder.
- Nunca - le aseguró - No te preocupes, sólo iba a ponernos mas cómodos - Se echaron abrazados sobre la cama, con la cabeza de Scully apoyada en su pecho. Mulder apagó la televisión. Cuando Scully se quedó dormida cogió una de sus manos y contempló sus dedos por un largo rato.
- Seguiré aquí cuando despiertes - susurró Mulder a su compañera dormida, y luego él también cerró los ojos.
FIN
Sábado 05/03/2011
Continua: No
Comentarios: Yes / Si
Email del Autor: quequeeg0824ARROBAhotmail.com