Nombre del Fanfic: Mundos Distintos

Capitulo: XIX

Autor: NikkyScully

Dedicado a: Disclairmer: Son de mi propiedad. 
Clasificación: ¿Qué es una clasificación? 
Dedicatoria: A Rovi mi incansable beta y mi apoyo a lo largo de tanto tiempo en el mundo de los fanfic. Te agradezco tanto. Vania my love, otro gran apoyo… por ti le agarre fascinación al smut jejeje. Ana, la amiga santa no tan santa con la cual suspiro con cada capi de x-files que vemos.  
Agent Macgirl, mi gran y maravillosa amiga y a Isabel por su incondicional seguimiento hacía este fic y a quienes me dejaron comentario en las pasadas entregas: Mike, Gyllyx, Dana-K, Sany, Sandy, DanaKS, Mary, Conocimiento-acumulado, GinaS, spookygirl86, Magalyalga wendymsanchez, Sany, Icezard, Issyx, Electra, Danny_xf, Scully_gab y Any.  
Nota: En este capitulo esta lo que todos ustedes han esperado por tanto tiempo. Espero que lo disfruten tanto como yo, es otro de mis favoritos. 
Feedback: jro185ARROBAhotmail.com. 

Clasificacion: Touchstone

Romance

Universo Alterno

Angst / Drama

Fanfic:  
 
Se había comportado de la manera más irreverente y altanera posible, actitud que Hannah Summers no hubiera esperado de la agente Scully. Acababa desafiarla y le demostró que le importaba un cuerno lo que pensaran sus superiores de su relación con un civil. Salió de la oficina dejando a la Sra. Summers con más de un problema: un reglamento roto y una agente que lo había mandado al diablo, debía terminar con lo que estaba sucediendo; pero con Dana Scully las cosas debían ser diferentes. 
 
Le había declarado la guerra a su mentora y jefa, estaba enormemente sorprendida; ni siquiera se lo creía. Se detuvo en medio del pasillo de oficinas pensando en lo que acababa de hacer, evidentemente se había vuelto loca, y a la vez se sentía orgullosa ante su posición firme y sus palabras seguras ante su superior. 
 
Luego se le ocurrió que si el Sr. Summers ya lo sabía, ella ya no tenía porque ocultar el secreto. Iba a batallar contra aquel mundo y sentía que saldría victoria. Era la oportunidad para dar el siguiente paso. Mientras caminaba abrió su celular e hizo una llamada. 
 
-Buenas tardes, soy la Srta. Scully…………….. Hice un pedido esta mañana para una cena con siete comensales, me gustaría saber si es posible que se le fuera agregado tres platos más…………...... muchísimas gracias- expresó agradecida-……………………. a las seis y media……………………….. Gracias. 
 
Colgó y prácticamente corrió hasta los vestidores del Centro, tomó una ducha rápida y se cambió. Luego de eso, salió en dirección a Sistemas y allí se encontró con Alyson Hannigan que aún llevaba la ropa de gimnasio y Alexander Krycek que acababa de arribar de Guyana. 
 
-Alex ¿Vas de salida?- preguntó preocupada. 
-No, acabo de llegar- contestó de modo aclaratorio. 
-Me alegra escuchar eso- expresó.- Los invito a los dos a cenar esta noche en mi casa- les dijo. 
-Gracias Dana- enunció la agente Hannigan.- Será bueno que nos reunamos hoy. 
-¿Y a qué se debe la ocasión?- preguntó curioso el agente Krycek, el rostro feliz de la agente Scully le estaba dando mala espina. 
-No puedo adelantarles nada por el momento- contestó, les sonrió como quien oculta un gran secreto. -Los quiero esta noche en mi casa, a las siete y media, ropa semi formal- les comunicó.- Me tengo que ir- les informó,- tengo muchas cosas que hacer. 
 
Se despidió de ambos y salió de Sistemas. Hannigan y Krycek sobre entendían que la agente Scully se traía algo entre manos, esa noche obtendría la confirmación de sus antiguas sospechas. 
 
Georgestown 
Torre Asgard 
Departamento de Dana Scully 
Horas de la noche 
 
Estaba nervioso y se movía de un lado para otro, ya se había tomado dos copas de vino y ni siquiera eso pudo calmarlo porque hasta el mantel fino que acomodaba el mesero que había contratado Dana Scully para esa noche especial le recordaba los motivos de su estado de ansiedad.  
 
Su buena amiga y casi hermana había perdido todo sentido de la racionalidad, en eso pensaba Marcus Webster cuando la agente Scully salió de su habitación, envuelta elegantemente en un vestido gris en corte francés y con diminutas lentejuelas en los bordes de su escote. Para él estaba despampanante, aunque era una pena que estuviera vestida así para firmar su propia acta de defunción. 
 
Ella le sonrió para tranquilizarlo, pero no había caso, él ya se estaba imaginando lo mal que la pasarían ella y el Dr. Mulder muy pronto. Se le acercó y le ofreció otra copa de vino tinto. 
 
-No puedes hacer esto- le advirtió al tomar la copa,- es una locura. Ya me habías dicho que no lo harías- le recordó. 
-E cambiado de opinión- le aseguró. 
-Estás decidida a echar tu vida y tu carrera a la basura- le discutió, miró al camarero que seguía arreglándolo todo y empezó hablar bajo,- pero: ¿Y Mulder? Andrew no suele compartir el libre albedrio de Hannah con los agentes, pronto todo esta fantasía tuya acabara- le explicó. 
-No va a pasar- rectificó. 
-¿Acaso olvidaste a Melbourne?- le preguntó contrariado. 
-El fue un estúpido, si mataron a su amante fue porque le dijo quien era en realidad. Yo llevo seis meses con Mulder y he sabido muy bien mantener mi secreto a salvo. Los Summers saben quien soy y que puedo hacer, no le harán nada a él- explicó. 
-Supongamos que puedes estar con él, no van a durar mucho. Una relación como la de ustedes a lo mucho solo suele durar veinticuatro meses. ¿Crees que sea tan estúpido para creerte todas tus mentiras? ¡Aterriza!- le pidió. 
-Lograre que funcione- aseguró y luego ambos escucharon el timbre.- Debe ser él. 
-Fue un placer conocerte- le dijo a modo de despedida, en vista de la situación. 
 
A ella no le gustaron sus palabras ni su comentario final a pesar de que él tenía toda la razón. Pero hacía oídos sordos a todo lo que le decían, su corazón dominaba todo su ser y por ello en El Centro a los agentes se le inculcaba la idea de que ellos no se enamoraban, porque el amor era una emoción muy fuerte y que al final terminaba nublando el juicio; de eso ya era victima Dana Scully. 
 
Ella acudió abrir la puerta y al agente Webster se le congeló el alma por la impresión al ver al agente Krycek y a la agente Hannigan entrar por la puerta. La agente Scully los recibió muy sonriente y hasta abrazó cariñosamente al agente Krycek; el agente Webster pensó que el amor la volvía ridículamente patética. Era un total desastre, tuvo que sentarse para guardar la compostura ante su conmoción. En aquel departamento él veía a las dos personas que por nada en el mundo debían saber sobre la existencia del Dr. Mulder en la vida de la agente Scully.  
 
Ella guardó los abrigos de sus recién llegados invitados y los incitó a pasar al salón. La agente Hannigan no dejó de notar la pulcritud del lugar y la belleza de la decoración en la mesa donde iban a cenar. 
 
-Dana ¿Qué es todo esto? Mi cumpleaños es el mes próximo- dijo divertida la agente Hannigan. 
-Descuida, no es por ti- aclaró. 
-Webster- le saludó secamente el agente Krycek. 
-Saludos, Krycek- expresó el agente Webster y terminó por tomarse su tercera copa de vino, necesitaba tomar mucho alcohol para poder soportar todo lo que iba a suceder aquella noche. 
-¿No me vas a saludar Webster?- le preguntó la agente Hannigan y él sólo pudo ensayar una débil mueca.- Eres tan aburrido- le dijo cuando el mesero le ofreció una copa de vino blanco.- Gracias. 
-Estás radiante, Dana- le halagó el agente Krycek.  
 
Dana Scully sonrió y Alyson Hannigan entornó los ojos, para ella Alexander Krycek no tenía nada de remedio, aunque supiera que la mujer que amaba no lo amaba a él. Ella se acercó despacio e investigativa a la mesa redonda que habían dispuesto los del servicio de banquetes. Mantelería, una finísima vajilla y diez lugares. Todo eso le daba que pensar. 
 
-¿Quién mas viene?- preguntó curioso el agente Krycek. 
-No te impacientes- observó la mirada de reproche que le lanzó el agente Webster. 
-Bueno, esto no es por mi y dudo que sea por ti; tú cumpleaños es dentro de unos días- recordó.- Esta reunión debe ser por algún otro motivo- especuló. 
-¡Ya sé!- exclamó el agente Krycek.- Tu familia viene esta noche, se han reconciliado. 
-Ojala fuera eso- comentó el agente Webster. 
 
La agente Scully miró de mala manera al agente Webster que de ahí ya quería desaparecer porque no quería ser testigo del desastre y el circo que se iba armar en ese departamento en cuanto llegara el Dr. Mulder. La agente Hannigan y el agente Krycek se mostraron confusos por el comentario de su homologo mayor. 
 
El timbre volvió a sonar y la agente Scully acudió a ella, emocionada respiró profundo antes de abrir, pero se desconcertó al ver a Janet, a Sarah con el bebe, y a los demás chicos; sin embargo no había señales del Dr. Mulder. 
 
-Hola- le saludó.- ¿Dónde esta el baño?- le preguntó Byers inmediatamente. 
-Eh… por el pasillo a la derecha- le invitó a pasar y tuvo que evitar las manos engrasadas de Byers. Estaba más que confundida. 
-Hola Dana ¿Cómo estás?- le saludo Janet. 
-Hola Janet, muy bien- respondió,- por favor pasen- les indicó.- ¿Cómo están? Hola Justin- saludo al niño bajo la mirada acusadora de su otra madre. 
 
Todos entraron a la residencia y los homólogos de la agente Scully no tenían ni idea de lo que estaba ocurriendo. No conocían a esas personas y evidentemente la agente Scully tenía que darles una explicación. Ella le presentó sus amigos a los amigos del Dr. Mulder y con la mirada Alyson Hannigan interrogaba al agente Webster pero éste sólo pudo quitarle la botella de vino al mesero y servirse otra gran copa. 
 
-¿Dónde esta Mulder?- preguntó la agente Scully entre la emoción y los nervios. 
-No querrás saber- comentó deprisa Janet,- a la camioneta de los chicos se le exploto una llanta en pleno autopista, y Mulder que iba con nosotras en su auto, que por cierto es un gran auto;- agregó,- es un mustang- señaló,- se tuvo que detener a ayudarlos y casi nos mata un tractor. Te preguntaras que hacía ese tractor allí, yo no tengo la menor idea, pasamos tremendo susto- culminó. 
-Janet ¿Dónde esta Mulder?- preguntó la agente Scully más confundida que los demás. 
-Oh… él, ya viene en camino- expresó dándole poca importancia.- Se quedo abajo haciendo no se que cosa- explicó. 
-Hablando con Roy- recordó Frohike que no le quitaba la mirada de encima a la agente Hannigan. 
-Roy, Roy, Roy- repitió la agente Scully.- Habla más con Roy que conmigo- dijo molesta. 
-Es probable- expresó el Dr. Mulder al entrar por la puerta,- pero a él no le quedan como a ti esos escotes. 
 
Todos rieron, a excepción de los colegas de la agente Scully, pero especialmente Alexander Krycek que cuando vio al Dr. Mulder vio al fantasma que representaba su temor más profundo. Alyson Hannigan observó el brillo especial en la mirada de la agente Scully y también vio ese brillo en el Dr. Mulder, y en su mente resonó una alarma: eran amantes y estaban perdidamente enamorados, tanto que era pecado, se dijo así misma y el agente Webster empezó a rezar cuando la agente Scully y el Dr. Mulder se besaron en medio del salón. 
 
Al ver la acción Alyson Hannigan abrió los ojos de par en par, luego miró su copa pensando en que había tomado mucho vino, pero era imposible ella ya había confirmado sus sospechas y lo que veía no era una ilusión y luego miró al agente Krycek; éste tenía el rostro rígido y su piel estaba de un tono rosa que se iba poniendo más y más rojo. Parecía que iba a estallar, pero cuando el Dr. Mulder y la agente Scully se acercaron a ellos, Hannigan vio como Krycek volvía a la normalidad. 
 
-Mulder, te has pasado todo el tiempo torturándome, así que ya es hora de librarme de tus reprimendas- aclaró y luego miró a sus compañeros.- El es Alexander Krycek y ella es Alyson Hannigan, mis compañeros en el FBI. 
 
Cuando la agente Hannigan escuchó la tremenda mentira de la agente Scully sólo le quedo disimular su sorpresa y el agente Webster tuvo que reprimir un ataque de risa. El agente Krycek no expresó nada, lo cual era ya mucho decir en vista de lo que ocurría allí.  
 
-Hola, soy Fox Mulder, soy el… amante secreto de Dana- se presentó el Dr. Mulder. 
 
Los amigos del Dr. Mulder rieron ante su presentación y la agente Scully lo reprendió con un diminuto golpe dirigido a su hombro, pero él ni se quejo. Momentáneamente Alexander Krycek se vio vaciando todo el contenido de su arma sobre el cuerpo del Dr. Mulder, una señal clara de que lo odiaba y no quería verlo cerca de la agente Scully. Salió de su fantasía psicópata cuando como un autómata estrechaba su mano con la del prominente psicólogo. 
 
-Dana me ha hablo mucho de ustedes dos- comentó el Dr. Mulder emocionado de poder conocer por fin a los compañeros de la agente Scully. 
-¿Qué tanto le ha dicho?- preguntó curiosa la agente Hannigan, mientras observaba lo bien que se veía el Dr. Mulder vestido totalmente de negro, si que era un símbolo y su compañera si tenía buen gusto cuando se trataba de civiles. 
-No empieces con tus interrogatorios Alyson- le pidió apenada la agente Scully. 
-Usted es el sujeto del ascensor- comentó sospechoso el agente Krycek. 
-Si, así es; me pareció curioso que te mostraras a la defensiva cuando te pregunte si conocías a Dana- expresó el Dr. Mulder. 
-Nunca hablo con extraños- explicó. 
-Es una actitud muy paranoica- expresó el Dr. Mulder con cinismo, la mirada de antipatía que el agente Krycek le dedicó ni siquiera le incomodo.  
-Mulder es psicólogo- intervino la agente Scully al notar que ambos caballeros no se encontraban a gusto. 
 
El Dr. Mulder podía notarlo, era fácil de entrever y nadie era estupido allí; Alexander Krycek no estaba contento ¿pero qué podía hacer el Dr. Mulder? La agente Scully lo había elegido a él y no a su más entrañable amiga y colega.  
 
Por otro lado la agente Hannigan a pesar de que ya lo sospechaba seguía sorprendida. Ante ella estaba un civil, de ojos verdes, pelo castaño, bastante alto y atractivo que sería la próxima carnada de los tiburones que Hannah y Andrew Summers tenían como mascotas, así lo pensaba literalmente porque sus superiores no iban a permitir tamaña insubordinación por parte de la agente Scully, y pensó el agente Krycek y en lo que estaba sintiendo en ese momento, hasta le causó lástima.  
 
Alexander Krycek veía la pena en la agente Hannigan, pero no quería que sintieran pena por él mientras el Dr. Mulder saludaba amistosamente a un muy conocido Marcus Webster. Entonces le pidió al mesero que le trajera una copa de whisky, también él iba a necesitar alcohol para resistir todo lo que iba a ver esa noche y también para poder frenar el deseo de lanzar por el balcón al nuevo amante prohíbo de su compañera. 
 
-Mulder ¿Podemos hablar en privado?- le preguntó la agente Scully,- quiero decirte algo. 
-Esta bien- miró a los presentes,- si nos disculpan, volvemos en un momento- les dijo. 
 
El Dr. Mulder y la agente Scully acudieron a la cocina, los amigos del Dr. Mulder, a excepción de Sarah O´Connell estaban lo bastante cómodos allí y no paraban de hablar entre si; incluso Janet le puso conversación a la agente Hannigan y ésta interesada en la relación de la agente Scully con el doctor le armó un sutil interrogatorio. Por otro lado el agente Krycek mantenía la compostura a pesar de que su interior había un mar de incógnitas y estaba completamente decepcionado. 
 
El Centro 
Sistemas 
 
Dylan Ferrer ultimaba los últimos detalles de su próxima misión después de haberse realizado la reunión del equipo Zeta y la aceptación del perfil por parte de su observadora, la cual había sido la agente Webster. Ella entraba a Sistemas, el agente Ferrer la observó y se acomodó la ropa antes de acercarse a ella. 
 
-Hola- le saludó galantemente. 
-Hola- le devolvió el saludo, pero estaba demasiado concentrada con su panel y una computadora como para notar que el agente Ferrer estaba coqueteando con ella. 
-¿Qué haces?- le preguntó. 
-Codifico el perfil de su misión agente Ferrer; por cierto debería estar arreglándose para salir- recomendó. 
-Salimos dentro de una hora, aún tengo tiempo- aclaró y se cruzó de brazos,- ¿va hacer algo mañana en la noche?- le preguntó. 
-Aún no lo sé ¿por qué?- le preguntó curiosa. 
-Me gustaría invitarla a cenar- contestó. 
 
La sonrisa galante y seductora del agente Ferrer daba mucho que pensar, pero a la agente Webster la ofendió. El agente Ferrer no tenía dos meses trabajando en El Centro y ya intentaba salir con la prima de la segunda al mando. A parte de que era un arrogante con su trabajo era un estúpido, lo que pretendía era lo menos correcto. 
 
-¿Qué esto?- le preguntó ella mostrándole un anillo que llevaba en su mano izquierda. 
-Un anillo- respondió extrañado.  
-¿De qué?- volvió a preguntar ella. 
-No lo sé- contestó confuso. 
-De compromiso- aclaró ella.- Agente Ferrer le recomiendo que mantenga distancia- le pidió,- esto no es la CIA, no acostumbramos a relacionarnos por simple placer. La vida es corta y nos agradan los compromisos; cosa que usted desconoce- aclaró y luego se retiró. 
 
De una forma u otra las palabras de Rachel Webster eran ciertas, la vida de un agente del Centro era corta y por ello no se podía andar con juegos, el agente Ferrer se sintió fuera de lugar y le incomodo la sonrisa divertida que mostraba el agente Rivera. 
 
-¿Qué es tan gracioso?- le preguntó fastidiado. 
-El sermón que le acaban de dar- contestó el agente Rivera sin ningún miedo. 
-Todas las mujeres aquí están locas. No hay ni una sola con la cual se pueda tener una cita o algo… más o menos parecido a eso- comentó. 
-Si se puede salir con las agentes del Centro, pero debe tener en claro que ellas no son iguales a las demás mujeres; se debe tener mucho tacto- aclaró el agente Rivera.- Son calculadoras, vanidosas, seguras de si mismas, extremadamente frías… 
-Y muy peligrosas- agregó el agente Labiorestaux que se encontraba al otro extremo del gran cubículo central. 
-Y ya veo porque ninguno de los dos tiene una vida- expresó de forma critica el agente Ferrer.- ¿Con quién esta comprometida la agente Webster?- preguntó después. 
-Con Edward Wolf- respondió el agente Rivera. 
-Vaya, que manera de subir de rango- expresó con sorpresa el agente Ferrer.- Se acuesta con la sobrina del jefe- comentó. 
-A usted como que le pesa tener lengua- sentenció el agente Labiorestaux,- ni siquiera debería estar aquí. 
-No me iré hasta que me contesten otra pregunta: ¿Qué opinan de la agente Illianof?- preguntó. 
 
El agente Rivera miró al agente Labiorestaux cuando escuchó a la pregunta, éste con la mirada le decía que respondiera a la pregunta y el agente Rivera así lo hizo mientras pensaba que el agente Ferrer se iba a meter en un gran problema. 
 
-Es una mujer atractiva, es amigable a pesar de lo extraña, bastante apreciada dentro de la organización- expresó,- tiene quince años trabajando para la CIA y esta casada- expuso finalmente. 
-¿Con quien?- preguntó alarmado. 
-Conmigo- respondió con seriedad el agente Labiorestaux. 
 
Ambos se observaron fijamente, la mirada de antipatía que el agente Labiorestaux le brindó al agente Ferrer no era nada halagadora, se acababa de meter en terreno peligroso y él lo sabía; así que sin esperar mucho decidió salir de allí antes de que el agente Labiorestaux usara su capacidad como hacker y lo borrara del mundo de la CIA para que ya no perteneciera ni al exterior ni al interior, ese último muy conocido por todos allí. 
 
-Se suponía que estaba saliendo con Kawasaki- recordó el agente Labiorestaux,- de eso presumió ayer. 
-No estaban saliendo, iban a tener una cita, pero Kawasaki lo dejo plantado. Al final de cuentas me dijo que no le importó porque no le simpatizan las asiáticas- comentó Rivera. 
-Eso o Kawasaki se dio cuenta de que es un imbécil. 
 
El agente Rivera esbozó una sonrisa al escucharlo y luego tomó el teléfono de su escritorio que estaba sonando. En ese momento entraban al lugar el Sr. Bennedetty y la agente Illianof, ambos se acercaron al agente Labiorestaux. 
 
-Labiorestaux ¿A quien tenemos en España?- le preguntó el Sr. Bennedetty. 
-A Toranzo y a Montero- respondió a leer los datos de su computadora. 
-Comunícame con Toranzo- le pidió el Sr. Bennedetty con expresión de preocupación. 
 
El agente Labiorestaux tecleó repetidas veces en su computador y cuando se enlazó con la sub- estación en España le cedió el intercomunicador al Sr. Bennedetty, él se colocó en su oreja derecha y cuando la persona del otro lado de la línea contestó el saludó en español. Continuó hablando en ese idioma mientras la agente Illianof mantenía una expresión sería y algo ida. El agente Labiorestaux apenas podía entender una sola cosa de lo que decía el Sr. Bennedetty: Illianof y cuando su esposa notó su desconcierto le miró. 
 
-Tuve una visión- aclaró,- es probable que haya un ataque terrorista en el centro de Madrid.  
 
El agente Labiorestaux se quedó estático a sabiendas que cuando se trataba de las visiones de la agente Illianof las probabilidades no existían, lo que existían eran hechos y debían ponerse a trabajar para detener cualquier amenaza sobre la gran España.  
 
Georgestown 
Torre Asgard 
Departamento de Dana Scully. 
 
A pesar de su elegancia, su porte, brillantes y encanto, ella era una desgraciada, insensible, manipuladora y una gran mentirosa, esas cosas repetía una y mil veces el agente Krycek en su interior al ver a la agente Scully junto al Dr. Mulder. La veía reír junto al doctor, el cuchicheo entre ellos y las caricias que se profesaban. Estaba tan dolido que empezó a odiarla a pesar de que él ya sabía que estaba saliendo con alguien, pero le enfadó más saber que era un contrincante con el cual no podía pelear; estaba demasiado lejos de su alcance, y llevarlo a su terreno era algo imposible y peligroso.  
 
Todos ya estaban en la mesa y cenaban lo que la agente Scully había ordenado para ellos. Sarah no estaba muy interesada en su plato, a ella le apetecía más observar a los presentes, en especial a los amigos de Dana Scully. Sabía que ninguno de ellos era quien decía ser, todos junto con la agente trabajaban en el peldaño más alto de los estamentos secretos del gobierno. No sentía en confianza con ninguno y lo demostraba conversando muy poco con ellos.  
 
Por otro lado la agente Hannigan estaba enormemente interesada en conocer todos los detalles sobre la relación existente entre su amiga y el doctor. Las vibraciones de amor y odio eran fuertes en el ambiente, podía imaginarse al agente Krycek yendo hacía el Dr. Mulder para abrirle la yugular y en otro momento podría imaginarse a Dana Scully dejándolo todo por ese hombre. Era todo tan extraño y se preguntaba por qué su compañera estaba rompiendo las reglas. 
 
-Es gratificante poder conocerlos a ambos- expresó el Dr. Mulder.- Siempre le insistí a Dana para que nos presentara y todo el tiempo se mostró renuente. 
-¿Y por qué razón?- preguntó la agente Hannigan aparentando ingenuidad, pero la mirada que le daba la agente Scully era de completo reproche. 
-Supongo que es porque en realidad no somos tan importantes para Dana como lo cree el Dr. Mulder- intervino el agente Krycek que tampoco había probado la cena. 
-No es eso- se defendió la agente Scully,- solo estaba esperando el momento adecuado para presentarlos a los tres- aclaró. 
-¿Entonces por qué Marcus lo conoció antes que nosotros?- preguntó fingiendo indignación la agente Hannigan.  
-Porque nos topamos con él un día en el ascensor y Dana se vio en la obligación de presentármelo- contestó el Dr. Mulder al trinchar su carne. 
-Aun así lo conoció primero- discutió la agente sosteniendo con sus dos manos su copa de vino. 
-No tienen porque quejarse, nosotros no tenemos mucho tiempo conociendo a Dana- comentó Frohike que miraba de modo desconfiado su cena. 
-¿Cuánto tiempo llevan juntos?- preguntó la agente Hannigan celebrando en su interior el haber hecho tal pregunta. 
-Seis meses- respondió la agente Scully. 
 
Se mostró despreocupada y con aires de tranquilidad limpiaba su boca mientras la agente Hannigan y el agente Krycek se hundían en la sorpresa extrema. Seis meses y ellos no habían sabido nada de ello. Aunque al agente Webster todo lo que ocurría allí lo tenía nervioso, le causó cierta gracia ver el rostro del agente Krycek y el recordar que este lo había acusado de ser el amante de la agente Scully un tiempo atrás. 
 
-¿Y dónde se conocieron?- continuó interrogando la agente Hannigan. 
-En el Instituto de Psicología y Ciencias- respondió la agente Scully, pero observó que el Dr. Mulder negaba con el tenedor ese hecho mientras tragaba un bocado de su cena. 
-No fue en el instituto- aclaró él,- fue en el Starbuck´s que esta en frente- recordó. 
-Es cierto- exclamó la agente Scully al recordar aquel día en el cual aún se encontraba sumida en su poso más oscuro de depresión.- Tú estabas conmigo Alex- señaló,- ¿recuerdas? 
-¿Cómo olvidarlo?- preguntó al sentirse estúpido al notar que ya conocía al amante de la agente mucho antes que Hannigan y el mismo Webster. 
-Y luego nos volvimos a ver en el instituto- miró a la agente Scully con total amor- y ahí empezó todo. 
-¿Pero como empezó? Nunca has hablado de ello- recordó Frohike a modo de reproche. 
-Tal vez no se lo ha dicho a ustedes- expresó Janet,- pero yo me tuve que aguantar sus comentarios sobre como conquistar a Dana durante todo un mes- recordó con pesadez. 
-Yo quiero saber como fue- dijo la agente Hannigan y ni siquiera le molestó que el agente Krycek le pateara por debajo de la mesa. 
 
El Dr. Mulder decidió complacer a la agente Hannigan y le contó como había ocurrido todo entre ellos, su segundo encuentro en el instituto, luego el encuentro en el estacionamiento y como casi ella le rompe la nariz; eso provocó las risas entre el grupo. Las invitaciones a comer y los varios desplantes por parte de la agente Scully, luego aquellas salidas a cenar y lo sucedido en el museo lo cual había precedido a su primer beso y todo ello lo contó sin dejar de mirar una sola vez a la agente. 
 
-Me di cuenta que Dana es de las mujeres que deben ser perseguidas- comentó al final. 
 
La agente Scully sonrió y lo besó ligeramente a la vez que el agente Krycek recordó que él llevaba cinco años persiguiéndola y no había podido lograr nada con ella, mientras que el Dr. Mulder sólo tuvo que esforzarse por un par de semanas para tenerla completamente; habían algunos con más suerte que otros, se explicó así mismo, y se quejó de su patética vida y existencia y maldijo al doctor a tal punto que le deseó la muerte. 
 
-Que romántico- exclamó la agente Hannigan. 
 
El agente Webster le miró de mala manera al escucharla al igual que el agente Krycek, estaba siendo demasiado hipócrita pero ella sólo quería jugar con la situación que se desarrollaba ante ella, una completa tragedia griega era lo que veía y aunque quería divertirse debía hablar seriamente con su colega, superior y amiga. 
 
El Dr. Mulder le susurró algo a la agente Scully y ella sonrió con un gesto afirmativo, él besó la mano de ella y se puso de pie. Tomó su copa de vino con su mano derecha y con la izquierda tomó un cuchillo, sutilmente chocó el metal contra el vidrio y cuando logró la atención de los presentes volvió a colocar el cuchillo sobre la mesa. 
 
-No puedo creer que vayas a dar un discurso- expresó impresionado Byers,- a ti no te gustan- recordó. 
-No es eso- aclaró,- más bien deseo anunciarles algo aprovechando que ustedes y los amigos de Dana se encuentran hoy con nosotros- explicó y respiró hondo, la agente Scully le acarició la espalda para calmarlo.- Dana y yo hemos hablado mucho esto, me costó convencerla y al final de cuentas resultó lo que tanto e esperado; así que no nos queda más que anunciarles que nos vamos a casar. 
 
Todos abrieron los ojos de par en par al escucharlo, la agente Hannigan que en ese momento estaba tomando vino expulso todo el liquido y empezó a toser, la misma Sarah que estaba a su lado tuvo que socorrerla brindándole un poco de agua bajo la sorpresa notoria de todos. Frohike grito emocionado y feliz, Byers se avocó a felicitarlos al igual que Langly y Janet. 
 
El agente Webster no pronunció palabra alguna y continuó bebiendo, se había desconectado completamente de la realidad y el agente Krycek ni siquiera podía procesar lo que acaba de escuchar, la veía abrazando a quienes la felicitaban y sonreía emocionada al igual que el Dr. Mulder; todo ello le causó mucho más odio que antes y lo que le dieron deseos fue de irse de allí, pero cuando quiso pararse de la mesa la misma agente Hannigan lo volvió a sentar y le dijo en ruso que no iría a ningún lado. Debía seguir soportando todo lo que estaba viendo y escuchando. 
 
El Centro 
Datos 
 
Por los pasillos que formaban las gigantescas maquinas que proseaban toda la información del Centro e iban directamente a Sistema se deslizaba Alexa Illianof, en su mano derecha llevaba un panel y en la otra su inseparable llavero en forma de triangulo y estaba cantando, algo que ya no era raro, lo raro era que estaba cantando muy bajo como para que no la escucharan. 
 
Cuando giró en una de las esquinas al final del pasillo vio al agente Kunimitzu y a la agente Kawasaki besándose, escondidos, como dos adolescentes. La agente Illianof miró hacía atrás y luego miró a los amantes. No quería interrumpirlos, pero tenía asuntos que tratar con el agente Kunimitzu. 
 
-Que bueno que sucedió tal como lo predije y llegue antes que Bennedetty-dijo de repente provocando que los dos agentes se separaran súbitamente. 
 
La agente Kawasaki estuvo a punto de sufrir de un infarto cuando escuchó a la observadora nivel siete, ni siquiera podía mirarla, en cambio, el agente Kunimitzu mantuvo la compostura, se acomodo la chaqueta y miró con una expresión fría y dura a la agente Illianof. 
 
-¿Sucede algo?- le preguntó él. 
-Bennedetty desea verte- le comunicó y le entregó el panel.- Te necesitan en España. 
-Acabo de llegar de Suecia- le recordó. 
-Lo sé y lo siento, pero Wolf esta en la India, Marshall en Alemania, Ferrer acaba de partir a Georgia, y Krycek llegó esta mañana de Guyana y espera información para el perfil de la misión de Andorra - le explicó. 
-¿Y Scully? 
-Esta libre- contestó y luego miró a la agente Kawasaki, ésta ocultó la mirada.- Tan solo es una misión de reconocimiento- expuso. 
-¿Dónde esta Bennedetty?- le preguntó mientras leía los datos del panel. 
-En Sistemas y será mejor que te apures- le recomendó. 
 
El volvió a mirarla sin expresar nada y sin esperar mucho tiempo se retiró yendo al ascensor que lo llevaría al nivel donde se encontraba Sistemas. Ambas damas se quedaron solas y la agente Kawasaki sintiéndose fuera de lugar comenzó a caminar para alejarse. 
 
-La perdono- dijo de repente la agente Illianof. 
 
La agente Kawasaki giró para verla y se mostró confundida con su comentario. La agente Illianof rompió la distancia entre ellos. 
 
-Sé que no fue su intención, es cierto que el agente Kunimitzu me demuestra cosas que no suele demostrarle a otras personas. Para mi es lógica su posición celosa y desconfiada hacía mi, yo en su situación también lo haría y por ello no siento ningún rencor- le explicó, le sonrió y luego se dirigió al ascensor. 
 
La agente Kawasaki no entendió nada de lo que le había dicho la agente Illianof. Aunque le acababa de hablar de los celos que ella había sentido, no comprendía como la agente Illianof había podido saber tal cosa; era imposible que el agente Kunimitzu se lo hubiera comentado cuando era el ser más reservado sobre la tierra. 
 
Georgestown 
Torre Asgard 
Departamento de Dana Scully 
 
Ya todos habían cenado, la velada se desenvolvía tranquila para quienes acaban de anunciar su compromiso, pero no así para los colegas de la agente Scully, en especial la agente Hannigan, que necesitaba entender lo que sucedía.  
 
Janet no dejaba de hablar con ella y la agente Hannigan estaba desesperada y viendo que la agente Scully conversaba con el Dr. Mulder y los demás, decidió llevar a Janet con el agente Krycek. Este no quería, pero Hannigan se vio en la necesidad de explicarle que deseaba en ruso. 
 
-Necesito hablar con Dana, distráela; me esta volviendo loca- le suplicó. 
-Y yo quiero irme de aquí- le explicó desesperado. 
-No sin mi, espérame y luego nos vamos- le dijo. 
-Oh… hablan árabe, mi Sarah habla árabe- comentó Janet en vista de que no entendía nada. 
 
El agente Krycek la miró como el ser más estúpido sobre la faz de la tierra y la agente Hannigan sonrió con gracia. Se disculpó dejándolos solos y se acercó al otro grupo conformado por la agente Scully, el Dr. Mulder, Langly y Frohike. 
 
-¿Hasta cuando debemos soportar este circo?- le pregunto la agente Hannigan directamente a la agente Scully pero siendo bastante precavida como para formular la pregunta en ruso. 
 
La agente Scully la miró fijo, no le había gustado la pregunta y mucho menos la intervención grosera que su colega había realizado. Los demás la miraron extrañados y la agente Scully les sonrió amablemente bajo la mirada de reproche de la agente Scully. 
 
-¿Qué pretendes?- le preguntó la agente Scully en ruso. 
-Que me des una explicación- contestó y dulcemente miró a los demás y les habló en ingles.- Si me disculpan, la voy a tomar prestada por unos minutos. 
 
La agente Hannigan no esperó a que las disculparan a ambas y tomó del brazo a su amiga y la arrastró hasta su habitación. Su colega no entendía su actitud, la agente Hannigan cerró la puerta y dejó su copa de vino sobre la primera mesa de noche que vio allí. 
 
-¿Qué sucedes Alyson?- le pregunto la agente Scully. 
-Eso es lo que quiero saber- expuso preocupada,- ¿acaso te estás volviendo loca? Ese hombre es un civil y tú eres una agente del gobierno y por lo tanto no puedes estar con él. Está prohibido- le recordó desesperada. 
-No me vengas con eso- le pidió cansada,- ya escuche ese sermón por parte de Marcus, y créeme, no quiero volverlo a escuchar- aclaró. 
-¿Te encuentras bien? ¿En tú sano juicio? Creo que necesitas que te siga hablando en ruso porque al parecer no entiendes mi inglés. Cuando el señor y la señora Summers se enteren de esto te van a cancelar y no les va a importar, no me importaría perder a la líder del equipo al cual pertenezco pero si me importaría perder a mi amiga- aclaró perturbada. 
-No me va a pasar nada- le aseguró cuando le tomó de las manos,- además ellos ya lo saben todo- aclaró y la agente Hannigan la miró mucho más preocupada y sorprendida.- Alyson yo amo a Mulder y no me importa nada de lo que digan Hannah o el Sr. Summers, me voy a casar con él y no podrán hacer nada para evitarlo. 
-¡Esto es un capricho!- exclamó,- es eso, estás aburrida y tan empeñada en tirar toda tu carrera por la borda…. 
-No es un capricho- aclaró con firmeza y soltó las manos de la agente Hannigan. 
-¡Te van a mandar a freír malvas!- gritó. 
-No me gustan las malvas- explicó,- son secas y no tienen nada de sabor- dijo con gracia. 
-¡Dana! 
-Ese hombre que esta allá afuera- señaló la puerta- me ha dado todo lo que necesito para ser feliz, soy otra persona a su lado y quiero continuar siendo esa persona y si tengo que mandar al diablo al Centro lo haré con total seguridad. 
-Confirmado- la agente Hannigan volvió a tomar su copa derrotada por la firmeza de su compañera,- el mundo se ha puesto de cabeza para todos- y se sentó en la cama. 
 
En ese momento alguien llamó a la puerta y la agente Scully acudió abrir, detrás de ella apareció el Dr. Mulder que traía una cara de suma inquietud. 
 
-¿Interrumpo?- preguntó él. 
-No Mulder ¿Qué sucede?- le preguntó al ver su consternación. 
-Es Marcus… creo que se le fue la mano con la bebida- contestó. 
-No, otra vez no- se quejó la agente Scully. 
 
Los tres salieron de la recamara y encontraron al agente Webster cantando a todo pulmón y de pie sobre el sofá blanco de la agente Scully. La dueña gritó espantada al verlo allí arriba y la agente Hannigan se echó a reír al ver la escena. La agente Scully le pidió que bajara de allí y él la complació, pero el Dr. Mulder tuvo que ayudarlo porque estuvo a punto de caerse mientras continuaba cantando. 
 
-Puedes arrancarme el corazón del pecho y convertir en murmullo tenue mi voz, reducir toda una vida sólo a un reglón. 
 
El agente Webster se abrazó a la agente Scully y ella tuvo que cubrirse la nariz cuando el olor del aliento de su amigo llegó a sus fosas nasales. 
 
-Vamos Dana, canta- le pidió. 
-Yo no me sé esa canción Marcus- le explicó. 
-Vamos, claro que te la sabes- le recordó,- si la cantabas todo el tiempo con Melissa; vamos canta- y el empezó a cantar de nuevo,- puedes sobre mi dar mi opinión sesgada, criticar mi oficio que no es porvenir… vamos- volvió a pedirle. 
-…. que alimento la hoguera de la imaginación- empezó a cantar la agente Scully que aun no creía que estuviera siguiéndole el juego al agente Webster.- Puede que la lluvia caiga sobre el cielo, que el mar, confundido, vaya un rio a morir, que en la noche cante el gallo a la mañana, que con las ánimas se fue a divertir. 
-¡Ahora todos el coro!- gritó el agente Webster y más de uno tuvo que seguirle la corriente. 
-Estamos locos de atar, somos trovadores en tu ciudad, damos pinceladas de color a tu gris realidad. Somos mitad caballeros, mitad bohemios y embusteros, no somos lo que un padre quiere para su hijita bebé. 
-¡Eso! Todos cantan muy bien- y sin el Dr. Mulder esperarlo el agente Webster se abrazó a él y le dio repetidos espaldarazos.- Te felicito, tú tienes mucha suerte- señaló a la agente Scully,- ella es la mejor de las Scully así que tendrás que cuidarla muy bien porque sino yo mismo te mato- le amenazó. 
-De acuerdo, te prometo que la tratare como se lo merece- le aseguró.- Ahora José Andrea, será mejor que lo llevemos a su casa- le dijo el Dr. Mulder. 
-No, no me quiero ir- refunfuñó. 
-Si, te tienes que ir- le dijo la agente Scully y luego miró al agente Krycek.- Alex ¿ayudas a Mulder a llevar a casa a Marcus? 
 
Era lo que menos quería, pero si la petición venía de la misma agente Scully él no sabía como negarse a pesar de que sentía un enorme rencor hacía ella. Entre el agente Krycek y el Dr. Mulder logaron sacar del departamento 14B al agente Webster y llevarlo al suyo. 
 
-Él si sabe como divertirse- expresó la agente Hannigan que, alzó su copa y se tomó el último trago que le quedaba. 
 
La agente Scully ni siquiera se molestó en reprochar a su colega por su comentario, decidió seguir a los demás. Cuando llegaron al departamento del agente Webster la agente Scully abrió con su propia llave, algo que le pareció curioso al Dr. Mulder. Inmediatamente los cuatro fueron hasta la habitación y la agente Scully retiró el acolchado de la cama y los caballeros dejaron al agente Webster sobre ella. Webster continuaba callando y su compañera le pedía que mantuviera silencio mientras le sacaba los zapatos y la chaqueta, le incitó a que se recostara y cuando se percató de que se había quedado dormido apagó las luces. 
 
Los tres volvieron a salir del departamento, la agente Scully cerró nuevamente con su llave e instintivamente el Dr. Mulder la tomó de la mano. Todo ello lo observó el agente Krycek con suma atención y con el orgullo herido regresó por la agente Hannigan al otro departamento, él se despidió secamente de la agente Scully y del Dr. Mulder y ambos se fueron. Así había concluido la noche, con una excelente cena, nuevas verdades y un borracho. 
 
Instituto de Psicología y Ciencias  
Día siguiente 
 
Con la excelente velada que el Dr. Mulder había protagonizado y el trasnoche ha altas horas por estar con la agente Scully lo habían obligado a empezar su jornada de trabajo un poco más tarde de lo habitual. 
 
Con café en mano y bajo la brillante sonrisa de bienvenida de Janet él entró a su oficina. Acomodó sus cosas y se sentó para ver los informes de los pacientes de ese día y programar su agenda de la tarde. 
 
Una hora después de haber llegado alguien llamó a la puerta y el Dr. Mulder le invitó a pasar. Era el Dr. Rogers en compañía de una mujer que no conocía Fox Mulder. 
 
-Buenos días Mulder- le saludó el Dr. Rogers. 
-Buenos días Carl- él se puso de pie y se acercó a saludar al Dr. Rogers.- ¿Cómo estás? 
-Bien, vine a presentarte a la Dra. Vanessa Palacios- le comunicó mientras hacía la presentación debida,- Dra. Palacios, él es el Dr. Fox Mulder. 
-Es un placer Dr. Mulder- la desconocida doctora estrechó su mano con la del Dr. Mulder. 
 
La Dra. Vanessa Palacios era una mujer que no llegaba a los veinte cinco años, el Dr. Mulder dudaba mucho que tuviera veinte. Era una mujer muy joven, bastante blanca, de ojos grandes y expresivos y una caballera multicolor que sorprendía a cualquier profesional con mente abierta. Al Dr. Mulder sólo le faltaba comprobar si llevaba piercing en algún lado de su anatomía. 
 
-Es un placer Dra. Palacios- expresó el Dr. Mulder complacido. 
-Mulder, la Dra. Palacios es la nueva adquisición del Instituto, se estará encargando de las nuevas investigaciones sobre problemas de disfunción sexual en hombres y mujeres- le informó el Dr. Rogers. 
-Oh… ¿En serio?- preguntó extrañado el Dr. Mulder.- ¿Tiene alguna experiencia en el tema Dra. Palacios? 
-Tengo un postgrado en psicología sexual- informó,- por un año trabaje en el departamento de salud sexual de Nuevo México- contestó, no le molestaba la mirada de desconfianza que le daba el Dr. Mulder; ella ya entendía que su juventud le quitaba meritos a su título profesional. 
-¿Cuánto años tiene?- le preguntó el Dr. Mulder sin importarle ser grosero. 
-Veintiuno- respondió. 
-¡Eres una niña!- exclamó. 
-Mi ex novio no opinaba igual que usted Dr. Mulder- le aclaró con una sinceridad que sorprendía a los dos caballeros  
-Ok- el Dr. Mulder se aclaró la garganta con nervios,- ¿Dónde se graduó?- le preguntó, para él era bastante importante saber que Universidad le había dado titulo de psicóloga a una “niña”. 
-Universidad de Texas- contestó,- ¿alguna otra pregunta que deba responder?- le preguntó. 
-¿Cómo fue posible eso?- y no le importó la mirada de reproche que le dedicó el Dr. Rogers por su pregunta. 
-Me gradué de la secundaria a los catorce, entre a la universidad a los quince- contestó;- la carrera de psicología la termine en tres años graduándome a los dieciocho, el postgrado en psicología sexual lo termine en seis meses y luego empecé a trabajar en el departamento de salud sexual- narró.- ¿Algo más? 
-Tiene un coeficiente intelectual de 215, Mulder- intervino el Dr. Rogers antes de que el Dr. Mulder continuara con las preguntas.- Por eso la contrate, esta lo bastante capacitada para dirigir las investigaciones del Instituto. 
-Bien, si es así; me parece más que perfecta- expresó complacido el Dr. Mulder.- Bienvenida al Instituto Dra. Palacios. 
-Un momento… ¿quedo convencido por mi coeficiente?- preguntó indignada. 
-En realidad no, a mi me gustan las cosas nuevas y poco comunes y usted llena ambos requisitos- aclaró. - ¿Tiene piercing en la lengua?- y ella le mostró la lengua.- Me agrada, me agrada- comentó. 
-Tal vez le muestre los demás, algún día- dijo con picardía al notar que el Dr. Mulder solo era pura apariencia, pero de odioso y presumido no tenia nada, como había pensando con anterioridad.- Bien, si me disculpan debo retirarme, debo ir acomodar mi escritorio- les comunicó. 
-¿Acepta comer conmigo más tarde Dra. Palacios?- le preguntó el Dr. Mulder. 
-Por supuesto- contestó,- hasta el rato- se despidió y luego salió de la oficina. 
-¡Dios! Esa niña debería estar jugando con muñecas, no investigando sobre disfunción eréctil y sueños húmedos- comentó contrariado.- ¿Qué rayo esta pasando con la educación de ahora? 
-Nadie tiene la culpa de que sea una joven precoz. Además Mulder, tú también lo fuiste; deberías estar identificado- le aconsejó el Dr. Rogers. 
-Y lo estoy, pero sigue siendo una sorpresa. Sólo tiene veintiuno- recordó. 
-Si, ya lo sé. Pero mejor cambiamos de tema- le recomendó.- ¿Es cierto lo que me dijo Janet? Que Dana y tú se van a casar- expresó sorprendido. 
-Así es- y reflejó una sonrisa de completa alegría por ese hecho. 
-Es una locura- dijo para si el Dr. Rogers, pero la mirada confusa del Dr. Mulder le hizo hacerse explicar.- No la conoces como tú crees, deberías darte más tiempo con ella- exhortó. 
-No tengo que esperar más, para mi todo está claro. Quiero casarme con ella y bueno… Dana también quiere casarse. No hay porque discutirlo, no te pongas como Sarah- le pidió suplicante.  
-No deberías hacerlo- repitió. 
-Dame una excusa válida para no hacerlo- le pidió con consistencia. 
-No tengo que dártela, la conoces; además… 
-Carl- le interrumpió,- no voy a cambiar de opinión. Es algo que ya decidí. 
 
Al Dr. Rogers le constó que si la agente Scully era terca el Dr. Mulder lo era el doble, lo cual significaba un peligro para ambos. Se mostró derrotado al ver que no podía evitar el desastre entre los dos.  
 
-Entonces sólo me queda felicitarte por tu compromiso- expresó con un dejo de tristeza y preocupación. 
-No quiero tus felicitaciones sino estás de acuerdo con mi matrimonio con Dana- explicó incomodo y se cruzó de brazos. 
-Es cierto, no estoy de acuerdo- interpretó.- Pero eres mi amigo y te estimo, y si casarte con ella te hace feliz entonces no tengo porque cuestionarte más- explicó.  
 
El Dr. Rogers no dijo más nada y salió de la oficina. El Dr. Mulder seguía sin entender porque alguno de sus conocidos no estaban de acuerdo con su compromiso con la agente Scully cuando ella era la única mujer con la cual verdaderamente se había sentido identificado. 
 
Georgestown 
Torre Asgard 
Departamento de Marcus Webster 
 
Las cortinas de su habitación estaban todas corridas y cuando despertó sintió que la luz del día le quemaba las retinas. Se movió despacio entre las sabanas y cuando logró acomodar su vista a la luz identificó a la agente Scully al pie de su cama con una taza de café entre sus manos. 
 
-Buenos días- le saludó. 
 
El la miró de un modo extraño, como si delante de él estuviera una extraña visión. Se acomodó como pudo en la cama, apoyando su espalda en el respaldo y sintiendo que su cabeza se inflaba más y más como un globo y que en cualquier momento iba a estallar esparciendo su interior en todas las paredes de la habitación. A sí de feo sentía en ese instante. 
 
Dana Scully le miró con ojos lastimeros como quien deseaba quitarle el malestar y de paso le dio la taza de café que traía en sus manos mientras tomaba asiento en el borde de la cama. El agente Webster intentó tomar algo, pero su estomago no estaba para nada de acuerdo con lo que quería hacer. 
 
-¿Cómo entraste?- le preguntó el agente Webster. 
-Tengo una copia de tu llave- respondió,- era yo quien sacaba las cosas de Melissa de aquí cuando ustedes peleaban y las volvía a traer cuando se reconciliaban- le recordó y sonrió ante el recuerdo tan grato. 
-Si es cierto- se miró la ropa con cierta consternación.- ¿Por qué no me desvestiste?- le preguntó. 
-Porque Mulder es muy celoso, y sólo me permite desvestirlo a él y… bueno, Alex no lo iba hacer ni bajo amenaza de bomba nuclear- respondió con diversión. 
-No le veo la gracia- aclaró hastiado. 
-¿Por qué tomaste tanto? Tú y el alcohol jamás se han llevado bien- recordó preocupada. 
-Para desconectarme de la realidad- explicó al sacarse la camisa. 
-¿Cuál realidad?- preguntó confusa. 
-La que me dice que mi hija ya no vera a su tía en su próximo cumpleaños- contestó duramente. 
-No seas ridículo- sentenció al ponerse de pie, ya le estaban cansado los reclamos de todas las personas que la conocían y que creían tener derecho a opinar sobre su vida. 
 
En ese momento el teléfono de la residencia del agente Webster comenzó a sonar y él contestó; la agente Scully sintió un alivio al saber que su amigo ya no continuaría con sus ataques, reproches y reprimendas. Alguien le comunicaba algo al agente Webster y esté le indicó mediante señas a la agente Scully que encendiera el televisor. 
 
Cuando ella lo hizo y colocó el canal que deseaba ver el agente Webster ambos vieron las noticias internacionales y en la cual se hablaba de bombas encontradas en la plaza central de España y un estallido en una de las estaciones de trenes. El agente Webster inmediatamente colgó el teléfono. 
 
-Han declarado una contingencia uno- le informó. 
 
La agente Scully entornó los ojos al escucharlo, una contingencia significaba que todos los operativos del Centro debían acuartelarse para esperar nuevas órdenes y nuevas asignaciones. El agente Webster salió de la cama y la agente Scully se fue directo a su departamento para luego salir directo al Centro. 
 
El Centro 
Oficina de Hannah Summers 
 
Después de haber recibido una llamada con noticias poco alentadoras apoyó su móvil con una de sus manos sobre su pecho, miraba hacía el vacio pensando en la insubordinación de su agente predilecta. Se había equivocado con la agente Scully, no era la agente perfecta, la capaz de realizar todo lo que se indicaba; se había dejado dominar por sus sentimientos y su esposo tenía razón había que ponerle un paro a su actitud grosera y desinhibida. La agente Scully no podía las reglas, sino el Centro. 
 
El Sr. Summers entró a la oficina sin percatarse de lo lejana que estaba su esposa en ese momento. 
 
-Ya ordene la contingencia uno, todos los agentes vienen en camino- le informó.- Hay nueva actividad en Medio Oriente, un grupo insurgente de Ramia ha estado atacando los campos petroleros de Serulle y eso no es bueno. 
 
Aunque la Sra. Summers lo estaba escuchando poco le importaba los grupos insurgentes del Medio Oriente. Estaba más interesada en darle una lección a la agente Scully y que ella misma quería disfrutar. El Sr. Summers cruzó su mirada con la Sra. Summers, ella se tuvo que ver en la necesidad de olvidarse un poco de su plan conspiratorio. 
 
-Disculpa, me decías que Ramia esta atacando los campos petroleros de Silié… 
-Dije, Serulle, no Silié- aclaró disgustado.- ¿Se puede saber que te pasa? 
-Nada- colocó su móvil sobre el escritorio.- ¿Qué quieres hacer con Ramia? 
-No lo sé, tenemos pocos datos sobre Ramia. Necesito información. 
-Wolf esta en la India, podrá ir a Pakistan antes de regresar a Washington- le informó. 
-Bien- expresó complacido. 
-Andrew, necesito tu autorización para obtener una muestra del cáncer negro- expresó y ni siquiera la mirada contrariada de su esposo la obligó a dar una explicación ante semejante necesidad. 
-Te enviare la autorización esta tarde- le informó,- pero recuerda que Margaret no es como yo, ella si hace preguntas. 
-Se como manejarla- aclaró. 
 
El no preguntaba por el simple hecho de que cuando su esposa hacía semejantes peticiones era por el bien propio de ambos y no del mismo Centro. Pero se equivocaba, esa petición tenía que ver mucho con el Centro, el Sr. Summers se daría cuenta de ello más tarde. 
 
El Centro 
Sistemas 
 
La agente Scully buscaba entre los enormes archiveros del lugar su panel electrónico, pero la búsqueda se le esta dificultando. Todos los paneles debían estar colocados en orden alfabético, pero esa vez no era así, la mitad de ellos estaban donde no debían estar eso incluía el de la agente y por ello ella no lograba encontrarlo. 
 
En medio de su frustración buscaba su guía de asignaciones y misiones, y en eso apareció tras ella la agente Illianof que le pegó tremendo susto; aun así no le dijo nada y continuó buscando su agenda operacional. 
 
-Felicidades- le dijo de repente la agente Illianof. 
 
La agente Scully la miró y luego miró a su alrededor buscando a la persona a la cual ella pensaba la agente Illianof había felicitado en realidad. Pero no había nadie y la agente Scully empezó a sentirse confundida porque se suponía que la agente Illianof no le dirigía la palabra. 
 
-Olvídalo, ya te perdone. Además me gusta mi nuevo cargo. Pasó mas tiempo con Patrick- aclaró. 
-Eso es bueno- dijo con sospecha y poca credulidad. 
-Déjame verla- le pidió. 
-¿El qué?- le preguntó la agente mientras continuaba con su búsqueda. 
-La sortija- respondió. 
 
Dana Scully inmediatamente dejó lo que estaba haciendo y miró preocupada y con susto a la agente Illianof. La sonrisa amigable que ella le estaba dando no la calmaba en nada. 
 
-¿Cuándo te vas a convencer que yo lo sé todo? Tarde o temprano- aclaró.- Lo de tu compromiso lo predije hace una semana- comentó con voz baja. 
-Me estás asustando- le dijo. 
-No es mi intención- esclareció.- Vamos, déjame verla- le suplicó. 
 
Volvía a mirarla con desconfianza, pero ella sabía que la agente Illianof era uno de los seres más puros en el Centro, no lastimaba a nadie y tampoco trabaja allí para beneficiarse. Era sin lugar a dudas alguien excepcional. Despacio y con mucha precaución sacó del interior de su bolsillo izquierdo de sus pantalones su anillo de compromiso. Cuidadosamente se lo entregó a una emocionada Alexa Illianof. 
 
-Es más bello que en mi visión- observó maravillada la sortija.- Es una pena que no puedas usarlo aquí. 
 
Acarició con suma delicadeza el diamante y de repente tuvo una de sus visiones. Vio al Dr. Mulder entregándole la sortija a la agente Scully, luego viajo al pasado y vio a un niño y una niña correr por una playa, luego una luz brillante que la cegó , se introdujo en los caminos del futuro y vio el pasillo de un hospital y la agente Scully corriendo en el. Cuando regresó, la agente Scully la sostenía de las manos. 
 
-Alexa ¿Estás bien? 
 
Tenía los ojos húmedos y una expresión de total espantó, le entregó rápidamente la sortija a su compañera antes de darle una última mirada. Salió del cubículo de oficinas evitando una silla y dejando a una muy confundida Dana Scully haciéndose más de una pregunta. Ella había visto cosas que había olvidado y otras cosas que dejarían marcas profundas en el alma de la agente. 
 
Continuará… 

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