fanfic_name = NikkyScully

chapter = V

dedicate = Disclairmer: Se dice que todo lo concerniente a X-Files es de Chris Carter, pero como el no ha sido el creador de los personajes que e incluido en este fic diré que hasta X-Files es mió, porque yo trabajo con el mientras Carter se dedica a hacer demandas lerdas. He dicho.

Clasificación: Lo que ustedes quieran y alternativo.

Dedicatoria: A las bitches sin ninguna duda, las amo chicas.

Agent Macgirl, mi compañera, mi amiga, mi co-escritora en otros proyectos y quien ahora me pego el sindrome de imnsonio. A Rosa, que no se donde anda, a Paulina por igual que anda súper perdida, a mis niñas que las extraño y a quienes me dejaron comentario en las pasadas entregas: Maca, Icezard, Lizzy_x, Katherine_M_S, Sakura Spooky, conocimiento_acumulado, Chilly, wendymsanchez, scully_gab, leencita, Joly, dana-k y adeDanK. Gracias a todos

Nota o más bien aviso: Esto sera más largo que Lovers Through Time, así que paciencia como budista les pido.

Feedback: jro185ARROBAhotmail.com.

Rating = touchstone

Type = Angst

fanfic = El fin de semana había terminado y lamentablemente la agente Scully y el Dr. Mulder tuvieron que volver nuevamente a sus vidas. Involuntariamente dejaron aquel departamento el lunes en la mañana para volverse esclavos de sus trabajos; más ella que él, por supuesto.

 

Aunque ella no tuvo nada que ver con lo sucedido en Rusia, el inconformismo del Sr. Summers y el carácter de monstruo del agente Kunimitzu la hicieron bailar toda la mañana en una nube de disgusto y fastidio; pero aún así no pudieron incomodarla tanto, estaba lo suficientemente feliz como para pagarle unas pequeñas vacaciones al agente Kunimitzu y pedirle solo que se relajara al Sr. Summers. Pero tampoco llegaría a tanto.

 

En toda la mañana vio ir y venir al agente Kunimitzu de su oficina a la oficina del Sr. Summers, luego a la suya y de la suya a la de la Sra. Summers, después a la suya y más tarde a la oficina del Sr. Bennedetty. Todos estaban estresados y angustiados, el fin de semana de ellos no fue tan bueno como el de ella y se le notaba en la cara; y los aquejados con el problema les faltaba muy poco para terminar pagando los platos rotos con ella.

 

Su salvación ante la inminente debacle era su cita con el Dr. Rogers, aunque no la consideraba su salvación, ya que con lo sucedido la semana anterior estaba casi segura de que su psicólogo iba a estar amonestándola por lo que ella le iba a contar. Aunque podía reservarse todo eso, algo le decía que si no hablaba con alguien estallaría.

 

Sentada frente al Dr. Rogers pensaba en la manera en la que iba a soltar la bomba sin que el doctor reaccionaria del modo en que ella no quería que reaccionaria. Había tenido suficiente con el caos en El Centro. Aunque primero debía asegurarse de que el doctor fuera completamente de su confianza.

 

-¿Todo lo que le diga a usted es completamente confidencial?- le preguntó mirándolo fijamente.

-Por supuesto que si Dana- respondió.

-¿Lo que le he dicho y diré se lo dirá a la Sra. Summers?- preguntó, estaba enamorada, no loca, debía asegurarse de que no le cortaran la cabeza por romper las reglas de El Centro.

-Hannah te envió conmigo para que te ayudara, no para que la mantuviera informada de lo que dices o haces- le aclaró.

-Si, peor si hago o digo algo que al Centro no le gustara o conviniera usted estaría en la obligación de informarlo- le discutió.

-Mi deber es aconsejarte, no procurar el bienestar de la agencia para la cual trabajas- le aclaró.- Además soy psicólogo, no agente, debo mantener la confiabilidad entre terapeuta y paciente.

-Eso no existe en nuestro mundo doctor- expresó inquieta.

Tu mundo no es mi mundo- le dijo indignado.

 

El Dr. Carl Rogers fue en sus años mozos agentes de la CIA. Sus servicios ofrecidos durante la guerra de Vietnam habían sido memorables, así ganándose el favoritismo de los superiores de aquella época. Al llegar el momento de su retiro pudo haber escogido un gran cargo dentro de la agencia; pero el prefirió continuar su camino fuera de ella, como civil. Antes de entrar a la CIA había estudiado psicología, así que desempolvo su titulo y se dedicó a ejercer lo que se suponía debió ejercer desde un principio.

 

Sin embargo es bien sabido que un agente jamás sale del todo, porque sus cualidades siempre son provechosas para la agencia. El Dr. Rogers también se dedicó a impartir clases a futuros y remilgados agentes como la talentosa y prepotente Hannah Summers.

 

La agente Scully respiró con profundidad, se estaba preparando para soltar un secreto que no debían ni saberlos los microbios de aquella habitación. Su expresión era sería pero el jugueteo con uno de sus anillos reflejaba nervios.

 

-Estoy enamorada- confesó con terror en su voz.

-Es lo se- le aclaró sin emitir sorpresa por la confesión.- Pero al parecer eso no te agrada.

-Claro que me agrada- expresó rápidamente,- pero me agradaría más si lo que siento no fuera… prohibido.

-¿Por qué prohibido?- preguntó con desconcierto.

-Usted sabe porque e intente no enamorarme, pero fue imposible.- Es más fuerte que yo- sonreía con sorpresa.

-El amor es algo que no se puede controlar- aclaró.

-¿Entonces por qué se nos dice que sólo podemos relacionarnos con personas de nuestro ámbito laboral, cuando el corazón a veces dicta todo lo contrario?- preguntó desconcertada.

-Te enamorarse de un civil ¿cierto?- preguntó conociendo la respuesta.-¿Sufrirás más si te alejas?

-Creo que si- respondió.- Solo llevo conociéndolo un mes y tal vez eso no sea suficiente para que yo tenga que sentir todo lo que siento; pero él me ha dado esa paz y alegría que había perdido.

-Vaya, entonces no fue la terapia lo que funciono en ti- comentó azorado.

 

Dana Scully rió divertida, al parecer el doctor no tenía planes de regañarla, pero aún así seguía preocupada.

 

-Hay algo que no te deja descansar- prosiguió el doctor.- El peligro que corre él al estar a tu lado- explicó,- y no temes por quienes pretendan hacerte daño o hacerle daño a él, sino temes por lo que pueda hacer El Centro cuando se enteren.

 

El Dr. Rogers había dado en el clavo de las preocupaciones de la agente, ni siquiera ella se imaginaba que era eso lo que en realidad le preocupaba. Era difícil para ella comprender que lo que sentía no estaba siendo condenado por sus enemigos sino por quienes llamaba amigos.

 

-¿Qué ha hecho la agencia en estos casos?- le preguntó al doctor, invocando sus conocimientos como antiguo agente.

-No puedo mentirte, los resultados nunca han sido buenos- confesó y miraba como la agente Scully se ponía de pie y se acercaba a la ventana.- Muchos agentes han sido degradados…

-Eso no me importa- le interrumpió con indiferencia.

-Y muchos civiles han muerto- continuó.

 

En la mirada de la agente Scully se notaba extrema preocupación, pero pensó que el doctor estaba siendo un poco exagerado y le dio de lado a lo que él le había dicho por un segundo, hasta que recordó que cuando se trataba de romper las reglas El Centro era la institución más estricta en aquellos casos, degradarla y mandar al Dr. Mulder a mejor vida les sería muy sencillo.

 

-Aunque puede haber una excepción- comentó el doctor.

-¿Excepción?- le miró confundida.

-Hannah y Andrew son débiles cuando se trata de ti- explicó.- Dentro de El Centro tú eres su favorita.

-¿En serio?- preguntó incrédula.- No lo creo, al Sr. Summers le falto poco para enviarme a Alaska.

-En eso tienes razón, pero Hannah logro convencerle para que no lo hiciera. Andrew siempre accede a los deseos de Hannah y si Hannah es débil Andrew también lo es. Él no tolera agentes débiles en las filas que él comanda y tú estuviste débil por un año; y aún estás aquí, fuerte. No gracias a mi, obviamente- expresaba divertido.- Eres Dana Katherine Scully, agente nivel cinco y líder del equipo Alfa de El Centro. Es improbable que eso cambie.

-Estoy saliendo con un civil, doctor- comentó sorprendida por las palabras de su terapeuta.

-No se lo digas a nadie- le recomendó,- por el momento. Y si se enteran implora por la piedad de Hannah y Andrew.

-¿Por qué no me dice que me aleje del civil? Es el responsable de esta situación- le cuestionó.

-Porque aunque suene cruel, es preferible ver a Mulder muerto que sufriendo por amor- le explicó.

 

Dana Scully abrió los ojos de par en par ante la sorpresa, no se esperaba que el Dr. Rogers supiera quien era la persona activo su parte amorosa y el responsable de sus nuevas angustias y estaba empezando a odiarlo por la cara de júbilo que este mostraba.

 

-¿Cómo sabe…?

-Hace dos semanas te vi salir de aquí y cuando él se te acerco cambiaste por completo- relató.- Cuando hablamos te ríes disimuladamente, pero cuando lo ves a él, ríes a carcajadas. Además Janet Krakovisch no es buena ocultando secretos, era imperativo para ella decirme que Mulder estaba saliendo con una de mis pacientes.

-Y al parecer eso le alegra- comentó.

-Por supuesto.

 

Dana Scully aquel día descubrió que podía confiar no solo en el Dr. Mulder, sino también en el Dr. Rogers. Le preocupaba el bienestar de su colega, pero la agente Scully comprendió que él no censuraba la relación que existía entre ellos dos.

 

Complejo I.

 

Andrew Summers no se daba el lujo de permitirse ser humillado por alguien que no le llegaba ni a los tobillos y si sus agentes no podían hacer el trabajo, lo haría él por sus propios medios. Detrás de una visita de cortesía al Complejo I se ocultaban macabros planes que con inteligencia, sutileza y descarada educación llevaría acabo.

 

John Doggett lo recibió en su oficina como un viejo amigo, pero aunque se conocían desde hace mucho tiempo, de amigos no tenían ni las miradas. Y mientras observaban como Afganistán era nuevamente bombardeada por los estadounidenses, ellos disfrutaban de un escocés de veinte años.

 

-Les fue muy bien en la India- le alabó el Sr. Summers.

-Gracias, ese era el plan- expresó con pedantería, el Sr. Summers se hizo el divertido, peor lo que deseaba era descargar su arma sobre el Sr. Doggett.- Muy buena su actuación en Perú.

-Ese era el plan- él también sabía jugar al juego de macho pedante y lo hacía muy bien.- ¿Quién les hizo el perfil de Ruanda?

-Un perfilista- respondió pretendiendo no dar más detalles.

-Se que fue un perfilista ¿pero quién?- preguntó.

-No te lo puedo decir.

-Vamos, estamos en el mismo negocio- le dijo indignado.

-Lo se- expresó seco y tomando de su vaso un largo sorbo de licor.

-Soy tu amigo, debes confiar en mi. Lo que tengas que decirme no lo repetiré- expresó caballerosamente.

-Eres mi amigo, pero fuiste tú quien me enseño a no confiar en mis amigos- le recordó.

 

Aunque el Sr. Doggett no quería seguir hablando del asunto, el Sr. Summers no lo iba a dar por sentado.

 

-Fue uno de tus civiles, lo sé. Pero me pregunto: ¿Cómo? ¿Cómo alguien tan ajeno a este mundo pudo hacer el perfil exacto de la mujer más buscada entre los terroristas y dar con su ubicación?- preguntó azorado.

-Te confundes Andrew- decía hastiado,- el perfil de Luskaya lo preparo Monica y nos dio los datos- le explico.- Por ella supimos que se encontraba en Ruanda; mis civiles tienen mejores cosas que hacer.

-¿Monica?¿Y entonces por qué no fue un equipo del Complejo II a Ruanda?- preguntó.

-¿Cuándo vas a entender que Monica no es competitiva?- le preguntó aturdido.- En el Complejo II estaban demasiado ocupados para atender el asunto de Luskaya y no se podía perder el tiempo. Así que Monica nos paso la información- el rostro de estupefacción del Sr. Summers le daba gracia internamente,- no tiene nada de malo que debes en cuando ambas agencias compartan el trabajo- explicó.- Ambas hacemos lo mismo.

-Es es interferir- discutió.- Las agencias deben realizar sus trabajos establecidos y no derogar en otras- le explico,- así siempre a funcionado.

-No te indignes, aquí nadie a roto las reglas- le aclaró.- El Complejo I y el II tienen mucha más libertad que El Centro y eso lo sabes.

 

Y el Sr. Summers los odiaba por esa razón, no soportaba que tales agencias hicieran su santa voluntad y que El Centro siempre tuviera que mantener reserva y compostura y por ello le sobraban motivos para desaparecer a los lideres de Los Complejos, pero: todo era a su debido tiempo.

 

-Bueno, fue agradable la charla pero debo retirarme- le dijo a la vez que dejaba su vaso sobre una mesa.

-Espera- le detuvo,- debo darte algo- del interior de una caja sacó lo que parecía ser un disco duro.- Se que viniste por esto.

-No- negó ocultando su asombro.

-Claro que si y no te cuestiono por ello, sigues las reglas y te admiro por ello- sonreía apenado.- Debo admitir que mi personal no se comporto a la altura con los tuyos y lo lamento- se disculpó.

-Así fue, pero descuida. No estoy molesto- le aclaró.

-Claro que lo estas, yo lo estaría- le dio a tomar el disco duro.- Esto es una muestra de mis deseos de trabajar en paz como agencias hermanas.

-Esto…-miró el disco duro sin saber que decir y no por la emoción, sino porque estaba aterrorizado de que el deseo del Sr. Doggett se fuera cumplir.

-Espero que no estés muy molesto con el A. Kunimitzu- le habló en vista de que él no decía nada,- no tuvo la culpa de nada, como ya sabes- le guió hasta la salida.- Ya amoneste a Stevenson y te prometo que no se repetirá.

 

Y durante todo el camino el Sr. Summers, se preguntaba: ¿Qué demonios tramaba el Sr. Doggett? Porque su buena fe y condescendencia daba mucho de que pensar y sobre todo porque él sabía muy bien que sus buenos deseos jamás se concretarían y menos con Andrew Summers al frente de El Centro y casado con Hannah Summers.

 

Instituto de Psicología y Ciencias

 

Su conversación con el Dr. Rogers había sido larga y tendida, más de lo esperado. Sus consejos le fueron de gran ayuda y saber que podía contar con él la ponía más tranquila. Tenía muchos deseos de ver al Dr. Mulder y como ya se encontraba en el Instituto podía matar dos pájaros de un sólo tiro. Cuando se acercó a la asistente del Dr. Mulder y le preguntó por él, ésta le informó que el doctor no estaba ocupado y si deseaba que le dijera a él si ella estaba ahí a lo que respondió la agente Scully con negatividad, ella misma se anunciaría.

 

Cuando tocó la puerta y el doctor Mulder le dijo que podía pasas así lo hizo, pero éste no se percató de que era ella porque estaba demasiado centrado en el expediente de uno de sus pacientes. Ella se quedó de pie en el centro de aquella oficina a la espera de que él se percatara de que ella estaba ahí. Y así sucedió.

 

-¿Dana?- en su rostro se reflejó la sorpresa acompañada de la alegría.-¿Qué haces aquí?- e inmediatamente se puso de pie y se acercó a ella.

-Tengo casi una hora aquí- le dijo.- Estaba con el Dr. Rogers- le informó.

 

Después de eso lo que siguió fue un largo beso que ella había iniciado. Conocía los riesgos, conocía el peligro y sabía que lo que estaba haciendo no era nada correcto; pero tampoco se iba a permitir no disfrutarlo. Aunque Andrew Summers la mandara a cuidar pingüinos a Alaska.

 

Aunque tenía deseos de quedarse todo el día besándolo, el lugar y el momento no eran los idóneos. Rompió el beso y le brindo una sonrisa de completa satisfacción.

 

-¿Almorzaste?- le preguntó.

-Pensaba almorzar aquí- le comunicó él mientras le acariciaba el rostro.

-Almorcemos fuera- se acercó a la puerta y la abrió.- Yo invito esta vez- le propuso.

-De acuerdo ¿A dónde iremos?- le preguntó mientras tomaba su abrigo.

-¿Puedes salir por más de una hora?- el Dr. Mulder asintió y ella se mostró alegre por ese hecho.- Hay un restaurante tailandés cerca del capitolio al cual me gustaría ir.

-Me parece perfecto- salió de la oficina acompañado por la Agente Scully y se dirigió a su secretaría.- Janet, saldré por unas cuantas horas- le informó.

-De acuerdo doctor.

 

Se despidieron de la secretaria y se encaminaron al elevador. El silencio era cómodo entre ellos y muy natural, las palabras podían esperar y mientras tanto el Dr. Mulder se conformaba por abrazar por los hombros a la agente Scully. Cuando el ascensor se abrió el doctor muy caballerosamente le dio paso a la agente para luego él continuar e velozmente se acercaron a una hilera de autos.

 

-¿En que auto nos vamos, en el tuyo o en el mió?- le preguntó él.

-En el tuyo- respondió.

-Bien.

 

Entre las demas hileras de los autos buscaron el auto del Dr. Mulder, era el típico modelo americano, un Ford- Mustang del 2006. Aunque el Dr. Mulder no era nada convencional, este tipo de auto le era el más cómodo para su uso personal. Pero para la agente Scully el auto era verdaderamente fenomenal, entendía que a él también le gustaban las pretensiones, aunque lo negara.

 

Cuando el Dr. Mulder buscaba las llaves de su auto entre sus bolsillos sonó el celular impertinente de la agente Scully. El Dr. Mulder puso una mirada de desagrado porque sabía que la Agente Scully iba a contestar y ella le pedía al cielo que fuera el agente Kunimitzu; a esas alturas podía darse el lujo de mandarlo al diablo cuando quisiera, pero sus rezos no fueron escuchados.

 

-Scully- respondió y la mirada le tembló, del otro lado de la línea estaba el Sr. Bennedetty.- Si, señor……….. ¿Qué archivo?............. Ah………… ya recordé……….

 

Al abrir las puertas del auto el Dr. Mulder ya se estaba imaginando que iba almorzar solo esa tarde, le era difícil habituarse a la relación que tenia con ella, pero aceptaba que ella tenía una responsabilidad que estaba por encima de todo y no podía reprocharla aunque deseaba hacerlo porque podía ver que ella no estaba viviendo su vida a total plenitud.

 

Había salido con otras mujeres que al igual que ella trabajaban para el gobierno, pero ninguna de ellas era esclava del FBI, Hacienda u otra agencia del gobierno como lo era la agente Scully. Le daba una mirada interrogativa a ella y subió a su auto tal vez para presionarla, pero la agente Scully ya tenía suficiente presión ese día.

 

Ella subió al auto tiempo después, pero aún seguía hablando por su móvil y el doctor esperaba algún indicativo de si encender el auto y partir, o de quedarse allí, subir a su oficina y ordenar algo poco apetitoso por domicilio. El indicativo no llegaba y él ya estaba perdiendo la paciencia.

 

-De acuerdo señor- se le escuchó decir,- por supuesto- no dijo más nada, colgó y volteó la cabeza para mirar al Dr. Mulder, la mirada de incomodo que él estaba dando le parecía curiosa.- ¿Qué?

-¿Te tienes que ir?- le preguntó inquieto.

-¿Para donde me tengo que ir?- y le dio una mirada de reproche que a ella le dio gracia.- Me llamaron por un expediente mal marcado. No tengo la culpa y no tengo que volver hasta dentro de dos horas- le aclaró para no tener que verlo patalear como niño sin juguetes.

-Me complace escuchar eso.

 

Sin hacerse esperar encendió el auto y salieron de aquel estacionamiento subterráneo y el sol les dio de frente. La agente Scully maldecía por haber dejado sus lentes de sol en la guantera de su auto; pero ya era demasiado tarde para lamentarse, el sol brillaba e iban directo al capitolio.

 

-Debo decirte algo- le dijo mientras procuraba poner la luz direccional para la siguiente intercepción.

-¿Qué?- le preguntó, pero su atención estaba centrada en procurar que nadie les estuviera persiguiendo.

-Debo viajar a Londres- le comentó.- Parto el miércoles- no pudo ver que la agente Scully le miraba con confusión,- estoy invitado a participar en una conferencia en Oxford.

-Eso es bueno ¿no?- le preguntó al sentir que ya lo extrañaba.

-Si, pero es mejor estar contigo- le miró, pero luego volvió a concentrarse en el camino para cuando la agente Scully sintió que el corazón se le calentó por tanto afecto ofrecido por el doctor.

-¿Cuándo regresas?- le preguntó curiosa.

-El fin se semana- contestó.- Ofreceré una serie de charlas sobre la conducta humana y criminología.

-¿En serio?

-Si, ¿te comente que le gobierno a veces me contrata para elaborar el perfil de algún criminal?

-No- respondió.

-Así es, tengo una especialidad en dicho campo. Es excitante- decía emocionado.- Tal vez tú y yo tendremos la oportunidad de trabajar juntos, ya el FBI me ha contratado antes ¿Quién quita de que la unidad antiterrorismo solicite mis servicios?

 

Y la agente Scully decía en su mente: ni en un millón de años. Era más fácil encontrar una galleta Oreo en Júpiter que ver al Dr. Mulder trabajando junto a ella.

 

-Te voy a extrañar- le comunicó y sin dudarlo le tomó de la mano en un gesto completamente amoroso y que no sorprendió para nada al Dr. Mulder.

 

Después de haber almorzado con el Dr. Mulder la agente Scully regresó a El Centro bajo la sospecha de que el viaje del Dr. Mulder la sumiría en una gran tristeza y se odiaba por eso. Había estado enamorada antes, pero como con el Dr. Mulder todo era distinto, sus emociones eran completamente distintas y se encontrada en un estado eufórico de amor que la ponía en evidencia frente a Alyson Hannigan que la escuchaba tararear una estupida canción de un grupo que ella no conocía.

 

Y de repente apareces tú

mientras me hablas hago que estoy dormida

te mentiría si negara hoy

que desde entonces solo sueño contigo

 

Tú entiendes mis silencios solo tú

conoces mis secretos solo tu

comprendes cada gesto solo tu

 

-¿Qué demonios te fumaste?- le preguntó asqueada.

 

La agente Scully sonrió ante la pregunta, porque de todas maneras no iba a saciar la curiosidad de su compañera. Todos se encontraban en un tipo de salón de conferencias, con una mesa larga e hileras de sillas y en una esquina una pantalla grande de plasma donde se podían ver ciertas series de información que estaba pasando el agente Kunimitzu.

 

Luego se vio entrar a la agente Illianof que inmediatamente tomo asiento junto a la agente Scully y al igual que ella cantaba la misma extraña canción, lo cual provocó más hastió por parte de la agente Hannigan que se vio obligada a salir de allí.

 

-¿Qué tan bueno es en la cama?- le preguntó bajo y aunque la Agente Scully no la miro pudo ver que su rostro se ponía del color de su caballera.- ¿Me vas a responder?

-Es información clasificada Alexa- contestó con un dejo de sorpresa.

-Vamos, del uno al diez ¿En donde lo colocarías?- le preguntó.

-Si te preguntara lo mismo sobre tu esposo ¿contestarías?- preguntó mientras trataba de entender lo que había en la pantalla.

-Diez- contestó sin que le preguntaran.

-Mentirosa- le acusó.

-Tiene 33 años- justificó.

-¿Y que con eso?

 

Y el Agente Kunimitzu indignado por el cuchicheo que tenían las dos damas decidió intervenir.

 

-¿Qué tanto hablan las dos?

-De la potencia sexual de Patrick- contestó sin temor la agente Illianof y eso provocó risa entre el grupo a excepción del agente Kunimitzu.

-Scully ¿Qué me puedes decir de lo que ves?- le preguntó omitiendo el comentario de la agente Illianof, ya que le parecía estupido.

-Primero necesito saber que estoy viendo- le explicó.

-Es un listado de las misiones realizadas por los equipos durante el año- aclaró.

-Disculpa Kunimitzu, pero el conteo de misiones se hace a final de año, no antes; estamos en Octubre- le dijo el Agente Eduard Wolf líder del equipo Omega y quien había resultado herido en la misión del museo.

-Este año me quise adelantar- justificó.

-Creo que eso es algo que debería hacer yo Kunimitzu- le comentó la agente Scully alarmada por la conducta de su compañero.

-En vista de tu estado emocional Scully, creo que es hora de que hagamos unos cambios- sugirió.

-¿Qué cambios?

-Creo que ya no deberías ser la líder del equipo Alfa- contestó.

-¿Por qué?- preguntó entre la sorpresa y la indignación.

-El equipo Alfa siempre ha sido asignado a misiones de gran magnitud, por ser un equipo de nivel primario, debe tener un líder de nivel primario- aclaró.

-Lo tiene- explicó el agente Webster.

-¿Estas seguro?- le preguntó el agente Kunimitzu.- El equipo Alfa debe tener un líder que no se deje guiar por las emociones, por las emociones dicho equipo no ha salido en más de cuatro meses.

-No me han asignado misiones- le indicó la agente Scully en vista de que su talentoso compañero estaba conspirando en contra de ella.

-Porque no confían en ti- expresó.- Te asignan misiones en solitario para que la responsabilidad no este solo sobre ti. Eso demuestra que ya no eres acta para tal cargo- puntualizó.

-¿Resolviste el asunto del museo Kunimitzu?- le preguntó desafiantemente y al no recibir respuesta la agente Scully prosiguió.-¿Averiguaste quien intento matarnos ese día y robar la información que sería intercambiada? Al parecer no y era tu responsabilidad- cuestionó.

-¿Qué tiene que ver eso con esto?- preguntó desconcertado.

-Que primero critica tus fallos antes de criticar los míos. A mi no me quitaron un disco duro en Rusia- comentó sabiendo que hería su orgullo,- ¡una agencia hermana!- exclamó.

-Eso no tiene que ver…

-Claro que tiene que ver- le interrumpió.- Es cierto, mis problemas emocionales me han tenido fuera de orbita, pero aún así el Sr. Summers, ni el Sr. Bennedetty no están planeando colgarme, de ti si lo puedo decir. Estuve en Londres la semana pasada ¿Lo arruine?- el agente Webster que había sido su compañero negaba con la cabeza y sonreía ante el sermón ofrecido al agente Kunimitzu.- No se como es que piensas que debo actuar o ser, pero debo aclararte que si deseas convertirte en el líder del equipo Alfa te falta mucho camino por recorrer- le advirtió.

 

Era muy bien sabido por todos que el agente Kunimitzu quería subir de posición dentro de la agencia, poco conforme como líder del equipo Beta siempre estuvo en sus planes llegar a ser líder del equipo Alfa. Tenía todas las habilidades y cualidades necesarias para serlo, pero la agente Scully era un estorbo en su camino.

 

Aprovechando el actual estado de la enigmática agente, para él era el momento justo para atacar y hacerle saber que estaba muy interesado en dicho cargo. Pero la agente Scully jamás se dejaba intimidar y mucho menos de un compañero como el agente Kunimitzu y si él sacaba las garrar ella tampoco dudaría en hacer lo mismo. Y en ese momento le estaba aclarando que no sería nada fácil para él sacarla de la posición que estaba ocupando. No eran enemigos, pero la competencia era fuerte y siempre clara entre ellos.

 

-¿No te das cuenta que ya no eres la agente que solías ser?- le preguntó.

 

La agente Scully se puso de pie y en ese momento entro al salón la agente Kawasaki que inmediatamente sintió la tensión en el lugar y la agente Scully la miró.

 

-Soy la agente que te salvo la vida hace tres años- le recordó.- Y quien le salvo la vida a tu protegida en Palestina- y sin agregar más nada salió del lugar.

-Kunimitzu te pasaste- comentó el agente Wolf.- No lograras nada provocándola, la única persona que puede quitarle su autoridad sobre el equipo Alfa se llamaba Andrew Summers, más nadie.

-Eres un conformista Wolf- le comentó el agente Kunimitzu.

-No te lo niego- expresó.- Solo le sirvo a mi nación; pero es algo que no entiendes.

-¿Qué intentas decir?- preguntó contrariado.

-Tú avaricia es mucho más grande que tu patriotismo por el simple hecho de que ni siquiera perteneces aquí- contestó.

 

Tal comentario no fue del agrado del agente Kunimitzu que esa vez no pudo reprimir sus impulsos y no lo pensó mucho para querer golpear al agente Wolf a la vez que el agente Webster y la agente Illianof intentaban separarlos. Cuando lograron hacerlo el agente Kunimitzu quiso volver a golpearlo pero la agente Kawasaki lo detuvo.

 

-Sácalo de aquí Kawasaki- le pidió la agente Illianof.

-Señor, vamos. Salgamos de aquí- le pidió la agente siguiendo las indicaciones de la Agente Illianof.

 

Él la miro fijo y vio en ella una preocupación producida por él mismo, eso logro que su agitación y rabia bajaran de tono. Volvió a mirar al agente Wolf de forma desafiante y tomó la decisión de irse de allí seguido por la Agente Kawasaki.

 

Torre Asgard

Departamento de Dana Scully

5:30 A. M.

 

La discusión con agente Kunimitzu y una nueva asignación para la agente Scully no habían sido algo que le impidiera pasar nuevamente una noche con el Dr. Mulder. Habían cenado y hecho el amor locamente y él se quedo a dormir, pero ella no podía conciliar el sueño porque había soñado nuevamente con su hermana.

 

En semi penumbras y recostada en el respaldo de su cama observaba dormir al atractivo doctor y patéticamente se alabó el gusto internamente. De repente lo atrapó agitándose violentamente en la cama y despertar sobre saltado, había tenido una pesadilla y ella encendió la luz.

 

-¿Estas bien?- le preguntó con preocupación.

-Si- respondió, pero se notaba en el cierto temor.- Solo fue un mal sueño- le aclaró.

-¿Quieres algo de tomar? Agua, tal vez- le pregunto condescendientemente.

-No, gracias- y la miro extrañado al verla despierta.- Lo siento ¿Te desperté?- le preguntó al levantar la espalda del colchón y acariciar sutilmente su rostro.

-Estaba despierta- contestó.- No puedo dormir, también tuve un mal sueño.

-¿Soñaste con tu hermana?

 

Ella no contestó a tal pregunta, agobiarlo con sus problemas era lo que menos quería. En ese momento su atención estaba centrada en la cicatriz del hombro del Dr. Mulder.

 

-Es una herida de bala- expresó a la vez que la acarició.- Una herida limpia, con orificio de salida, excelente puntería ¿Quién te disparo?- preguntó curiosa.

-Una mujer- respondió, pero su atención se vio inmediatamente centrada en besar el cuello de la agente Scully.

-¿La acosaste al igual que a mi?- preguntó.- Si así fue, debió ser una mujer con poca paciencia, yo solo te golpee en la nariz- comentó risueña y extasiada.

-Fue una mujer celosa- aclaró.

 

Y ella al escuchar eso se alejo de él, le miró intranquila ante tal comentario.

 

-¿La engañaste?- preguntó rápidamente.

-¿Recuerdas a Janet?- le preguntó antes de que ella sacara conjeturas de donde no debía de sacarlas. La agente Scully asintió.- Hace cuatro años atrás, fue contratada para trabajar en el Instituto y yo quede inmediatamente flechado. Me enamore.

-¿En serio?- preguntó con mirada celosa.

-La aborde cientos de veces- comentó.- Hice de todo para que se fijara en mi, pero siempre me rechazaba. Pero sabes que jamás acepto un no como respuesta- le recordó.

-Y creo que esa insistencia siempre te ha llevado a meterte en problemas- comentó.

-Contigo me funciono- dijo orgulloso.

-Eres un bravucón- le pellizco en un brazo.- Continua Sr. Testarudo- le pidió.

-Siempre me lastimas- se quejó y ella volvió a pellizcarlos.- ¡Ay! Esta bien- continuó.- Logre averiguar donde vivía Janet y un día decidí hacerle una visita, como no estaba le prepare una cena romántica y le llene la casa de velas…

-Muy romántico- agregó con sorpresa la agente.

-¿Verdad? Bien, la espere por un cuarto de hora hasta que sentí que alguien llegaba, pensé que era ella.

-Pero no lo era- presumió.

-Así es, era otra mujer con traje militar que al verme en la casa pensó en un ladrón y no en un hombre en plan romántico- aclaró.

-¿Y qué paso después?- preguntó la agente emocionada por la historia.

-Saco su arma y me hizo una serie de preguntas que intente responder, pero el arma me tenía nervioso e intente acercarme a ella; ya sabes, tratando de que ella se relajara, pero lo que hizo fue dispararme.

-¿Qué paso después?- cuestionó ella entre risas.

-Llego la policía, luego Janet, una ambulancia; era un caos- y el ataque de risa de la agente Scully no le parecía nada divertido.- Janet me explicó los motivos de su rechazo, me dijo que quien me había disparado era su novia y todos los hombres que estaban allí me miraban como si fuera un payaso. Fue humillante.

-Por supuesto que si- afirmó ella riendo.

-Me alegra que te parezca chistoso, porque a mi no me lo parece- le aclaró molesto.

-No te pongas así- le pidió.- Míralo por el lado amable, es una gran anécdota.

-No me parece- le discutió.

-A m si me lo parece- puntualizó.- Yo creo que a ti no te gusta porque Janet te rechazo por otra mujer.

-Por supuesto, es verdaderamente humillante- agregó nuevamente.

-No entiendo porque los hombres suelen ser tan sensibles cuando todo es referente a su ego machista- comento impactada.

-¿Vamos a discutir ahora sobre eso? ¡Van hacer las seis de la mañana!- expresó quejumbroso.

-Oh… no pongas esa cara mi sexy niño pataletero- ella le beso pero él no estaba muy de acuerdo con ese apodo. Hasta que ella le tocó por debajo de su ropa interior e inmediatamente olvido las razones de su disgusto y la discusión. Pero no todo podía ser color de rosa, recordó que tenía un día muy ajetreado y que debía empezar temprano.

-Disculpa, pero debo irme- le explicó, pero sin dejar de besarla repetidamente.

-Por favor, quédate- le pidió.

-Me encantaría, pero mañana parto a Londres y debo arreglar muchas cosas hoy- le aclaró.

-Tienes razón ¿A que hora sale tu vuelvo mañana?

-A las nueve- contestó.- A menos que se retrace, odiaría eso- comentó mientras se ponía de pie.

-Te acompaño hasta el auto.

-Quédate- le sugirió.- A un falta para que salga el sol.

-Ya no tengo sueño- le explicó.

 

Después de que los dos se vistieron la agente Scully procuró acompañar al Dr. Mulder hasta el ascensor que los llevaría a ambos hasta el estacionamiento de la gran torre de departamentos.

 

Mientras el ascensor llegaba a su destino la agente Scully procuraba despedir al Dr. Mulder con un lujurioso y calido beso y en ese momento las puertas se abrieron y alguien que esperaba por el transporte podía verlos en su escena amorosa.

 

Dejaron de besarse y se sonrieron, y después intentaron salir del ascensor. A medio camino la agente Scully dejo de sonreír y se petrifico mientras el Dr. Mulder se preguntaba que era lo que ocurría con ella.

 

-¡Marcus!- exclamó con sorpresa al ocultar su mirada nerviosa.

-Buenos días Dana- le saludó cortésmente y luego saludo al caballero que estaba con ella.- Buenos días.

-Buenos días.

 

Ambos estaban parados allí sin saber que hacer o decir, las puertas del ascensor chocaban con el doctor y la agente que ni siquiera terminaba de salir. Para la agente Scully la situación era incomoda para el agente Webster divertida y para el Dr. Mulder confusa a la vez que las puertas del ascensor intentaban cerrarse. El Dr. Mulder termino de salir, pero la agente Scully seguía petrificada y el doctor tuvo que ayudarla a salir.

 

-¿Cómo estas Dana?- le preguntó cortésmente el agente Webster divertido ante el cuadro.

-Bien,- contestó, pero sentía un nudo en la garganta que aún así tuvo que ocultar y hacer un esfuerzo para no ser tan evidente.- ¿Y tú?

-Bien, feliz de verte- su curiosidad inmediatamente se vio especialmente atraída por el hombre que estaba con ella. La agente Scully se percató de que no tenía salida, que había sido descubierta.

-Perdonen mi educación- se disculpó ella,- Marcus, él es el Dr. Fox William Mulder, Mulder él es…

 

Se calló en seguida porque no sabía como presentar a su colega frente al doctor a pesar de que pudo reservarse ese hecho, pero ya era demasiado tarde y Marcus Webster se presentaría así mismo si ella no lo hacía y al ver las dudas en su compañera él poco dudo en tomar el asunto en sus manos.

 

-Es un placer Dr. Mulder soy el Lic. Marcus Webster- se presentó y estrechó su mano con la de él.

-Oh… ¿No es agente al igual que Dana?- expresó con sorpresa.

-¿Agente?- cuestionó y luego miro a una Dana Scully que deseaba que se la tragara la tierra.

-Del FBI, como ella- aclaró.

 

Al escuchar eso se sintió contrariado y Dana Scully le pedía con la mirada que le siguiera el juego e inventara cualquier cosa, a Marcus Webster la situación no le parecía tan delicada como a su colega.

 

-Ah… no, soy arquitecto- fue su respuesta y la agente Scully respiró calmada ante la ansiedad,- Dana y yo solo somos vecinos.

-Así es- le secundó ella y luego miro al doctor.- Mulder, se te hace tarde- le recordó, para que así se fuera y que no siguiera hablando con el agente Webster.

-Es cierto, fue un placer conocerlo Lic. Webster.

-El placer fue todo mió- y estrechó su mano nuevamente con la de él.

 

Se despidieron y la agente Scully entre nervios bien ocultos acompañó al Dr. Mulder hasta su auto y el agente Webster se quedó pensativo antes de subir a su departamento y mirando a su compañera y su nueva conquista que no era ni lo remotamente permitido por la agencia.

 

Más tarde.

 

Tal vez a esas alturas del juego todos en El Centro estarían enterados de que la agente Scully estaba relacionada íntimamente con un civil en vista de que fue atrapada in fraganti por otro agente de la agencia.

 

Aunque ella tenía las esperanzas de que eso no fuera así y acudiría ante el agente Webster para implorar piedad, por ella y el Dr. Mulder. El timbre del 12 D, departamento del Agente Webster, no paraba de sonar y apresurado salió de la ducha cubriéndose con una simple toalla; aunque sabía de quien se trataba. Cuando abrió la puerta lo que vio fue una nueve milímetros apuntándolo hacia la cabeza y quien la tenía lista para ser disparada era la agente Scully. Ese era su modo de pedir piedad. Él se vio obligado a echar hacia atrás y la agente Scully entro al departamento y sin dejar de apuntarle en la cabeza cerró la puerta.

 

-Dime que no has llamado a El Centro- le pidió con los ojos inyectados de furia.

-Bueno…

-¡Dímelo!- gritó.

-No vas a disparar, te conozco Dana- comentó.

 

Y ella le dio a entender todo lo contrario cuando disparó hacia una esquina y volvió a apuntarle en la cabeza.

 

-Entendí el mensaje- exclamó.

-Si llamaste a El Centro me acabas de sentenciar a muerte- le comentó con voz tétrica.

-¿Por qué? Es a él que enviaran a mejor vida no a ti- expresó con consternación.

-Si él muere yo muero con él- aclaró.

-Estas enamorada- exclamo sorprendido.

-Las agentes no se enamoran- explicó.

-Típica respuesta- expresó asqueado,- justificación errónea para esconder los sentimientos en una botella y tirarla al mar- expresó.

-No te pongas poético y responde de una buena vez ¿Llamaste a El Centro?

 

Él se alejó de ella sin importarle que su vida corriera peligro y se sentó en un sillón en gesto bastante despreocupado, pero aún así la Agente Scully no dejó de apuntarle.

 

-Descuida, no he llamado a la agencia- respondió.

-¿Y piensas que voy a creerte?- le preguntó sin ocultar su desesperación.

-Mi palabra es lo único que puedo darte. Además ¿Por qué crees que te delataría?

-Porque sigues al pie de la letra las reglas de El Centro- justificó.

-Es cierto, pero no obligo a otros a seguirlas. No es mi problema que tú quieras romperlas y del mondo en que lo estas haciendo- cuestionó.

-En mis diez años dentro de la agencia jamás lo he hecho- aclaró.

-¿Y por qué ahora si? Con tu expediente tan limpio.

-Porque me canse y porque solo quiero ser feliz- contestó.

-¡Bravo! ¡Al fin! Alguien de El Centro ha puesto los pies sobre la tierra- se puso de pie.-. Eso debemos celebrarlo.

 

Él se acercó al bar de aquel salón para servir dos copas de licor pero la Agente Scully aun seguía apuntándolo con el arma y él le miro para tranquilizar.

 

-Por Dios, baja esa cosa y relájate. Ya te dije, no he llamado a El Centro y no lo haré, si lo hiciera sería como profanar la memoria de Melissa- y la agente Scully le miro con confusión.- Melissa hubiera querido que te apoyara en esta situación y es lo que haré- le aclaró,- si quieres salir con ese hombre y arriesgarte a que te degraden, bien, no te lo discuto. De por si ya estas loca y de remate.

-¿Por qué quiero vivir mi vida? ¿Por eso estoy loca?- y bajó el arma debido al cansancio, no tenía sentido seguir apuntando al hombre que estaba eufórico con la noticia recibida.

-No, no lo digo por eso, lo digo por tu actitud de asesina que siempre llevas contigo- criticó.

-Miren quien habla- cuestionó y se sentó de golpe en el sofá.

-Yo no ando amenazando a personas por ahí- aclaró indignado.

-En serio Marcus ¿Por qué no me delatas? Olvídate del asunto de Melissa y dime la verdad- le pidió con seriedad.

-Porque te quiero- expresó sincero,- porque la flor más pura y hermosa, y de buen corazón dentro del pantano donde vivo. Del jardín que me ofrecía Melissa todos los días, fuiste lo único que quedo cuando ella partió- puntualizó.

-Creo que voy a vomitar- dijo asqueada después de haber escuchado al agente Webster,- te pedí una explicación sencilla.

-¿Ni siquiera el amor te ablanda, mujer?- ella le pidió que callara.-¿Qué?

-Estoy enamorada, pero no lo vuelvas a repetir sino quieres que te dispare de verdad- le pidió.

-De acuerdo- la agente Scully se puso de pie.- ¿No piensas brindar conmigo?- preguntó.

-Tengo que trabajar- se acercó a la puerta- y tú tienes que irte a dormir, por cierto ponte algo de ropa. Es asqueroso verte así.

-Tú hermana amaba este cuerpo- aclaró disgustado.

-Mi hermana tenía mal gusto- justificó y abrió la puerta.

-Espera- ella le miró.- ¿Fox?- le preguntó impactado y ella sonrió.- ¿A quién se le ocurrió llamarlo así? Debe estar traumatizado- comentó.

-Gracia por ser un buen amigo Marcus- expresó con gentiliza.

-No me lo agradezcas. Por cierto Dana, ten cuidado, si yo te descubrí sin querer otros podrían hacerlo. No somos los únicos agentes en este edificio- le aclaró.

-Lo se- y salió de allí tranquila pero pensando en asegurarse de que nadie más supiera lo suyo con el Dr. Mulder.

 

El Centro

Área de Descanso.

 

El día había empezado en El Centro y ya el lugar se encontraba en pleno movimiento, se acercaba el inminente invierno y había mucho trabajo que hacer. El agente Kunimitzu se alistaba para empezar el día en una de las habitaciones privadas de El Centro que estaba reservada estrictamente para él. Medió vestido escuchó que alguien tocaba a la puerta y él con un control manual abrió la puerta eléctrica y no se imaginaba que detrás de ella se encontraba la agente Kawasaki que estaba ahí para darle el saludo de los buenos días.

 

-¿Kawasaki?

-Buenos días señor- ella observó el cuerpo de su superior con un deseo que no quería ocultar. Tezka Kunimitzu era extremadamente delgado, pero sus músculos estaban muy bien definidos y eso le encantó a su subalterna.

-¿Qué hace aquí?

-Me sorprende que viva aquí señor, pensé que era agente externo- comentó omitiendo la pregunta de su atractivo superior.

-Soy agente externo, lo que sucede es que me gusta evitarme el viaje de mi casa hasta acá cuando tengo mucho trabajo.

-Quería preguntarle algo: ¿Sigue molesto por lo sucedido ayer entre la agente Scully y usted?- preguntó investigativa.

-¿Para qué quiere saber eso?- a él le parecía muy extraña la curiosidad de la agente Kawasaki.

-Porque debo de decirle que no debería de estarlo, porque ni siquiera debió hablarle de ese asunto, señor. Usted cometió un error y creo que debe pedirle disculpas a la agente Scully- le comentó sin importarle ser imprudente.

-¿Pero como se atreve agente Kawasaki? No es su trabajo cuestionar mis acciones, su trabajo consiste en solo recibir ordenes- expresó inquieto y molesto.

-Mi trabajo es mostrarle sus fallas señor. Usted no esta listo para liderar el equipo Alfa por el hecho de que ni siquiera puede liderar el equipo Beta. Usted debe cambiar su forma de pensar, su forma de actuar y hasta su forma de vivir- le aconsejó.

-Se esta ganando una degradación agente- la amenazó.

-Hazlo, degrádame- volvía a cruzar la línea del respeto,- no me importa, lo que hago es lo correcto, es mi deber. Te duele que te diga la verdad, pero lo lamento, tengo que hacerlo.

-A usted no le importa su carrera ¿cierto?- le pregunto impactado ante su actitud.

-Solo me importas tú, nada más. No vine hasta El Centro para continuar con una excelente carrera, eso ya lo tengo, ahora lo que quiero esta frente a mi- le indicó y él entendió que se trataba de él;- pero lo primero que debo hacer, es lograr que te salgas de esa burbuja donde vives y enfrentes la realidad- comentó con gran seriedad.

-Esta usted loca- le dijo aterrado.

 

Ella se acercó a él, no lo dejó reaccionar ante su ataque y lo beso. Aunque él no abrió los labios e intentaba alejarse de ella, la agente Kawasaki logró llevarlos hacía una pared y acorralarlo y sin dejar de besarlo. Era conocido como un hombre de hielo en El Centro, pero hasta el hielo se derrite y mucho más cuando la lengua habilidosa de la agente logro atravesar sus labios y hacer el beso más profundo.

 

Luego ella se separó de él, en su subconsciente el agente Kunimitzu quería más de esos labios que le recordaban a su lejano Japón. Ella le sonrió con altanería y pedantería por lo que había logrado hacer con él, lo hizo sentir y se notó porque él estaba atónito. Ella tomó el control y abrió la puerta, salio de aquella habitación a la vez que el agente Kunimitzu se preguntaba qué iba hacer con esa mujer, si mujer, porque con ese beso le hizo entender que no era ninguna chica.

 

El Centro

Área de entrenamiento

 

Cuando Dana Scully tenía deseos de practicar un poco el kick boxing, su compañero fijo en las prácticas era Alexander Krycek, que disfrutaba más el hecho de estar casi todo el tiempo estar pegado a ella durante toda la práctica que el beneficio deportivo que esta le ofrecía.

 

Hablaban de todo y a la vez de nada. Para la agente Scully era muy fácil enviar al suelo al agente Krycek y a veces se preguntaba el por qué de eso. Ambos en el suelo, la agente Scully con una llave de piernas tenia inmóvil a su compañero.

 

El intentaba liberarse, lo cual le resultaba difícil, pero de igual modo masoquista le gustaba estar en esa situación. Ella muy relajada hablaba de su nuevo auto.

 

-Es fantástico, seguí tu recomendación al pie de la letra. Asientos de cuero negro, dvd y mp3 en su sistema de audio, todo eléctrico, GPS, pintura negra anti ralladuras y seis caballos de pura fuerza- narró y en ese momento su compañero lograba liberarse, sujetarla por un brazo e inmovilizarla sobre la lona.

 

-Toda una joya- exclamó recuperando el aire y clavando una rodilla en la espalda de la agente.

-Lo recogí esta mañana- le comentó con una mueca de dolor.- El que tenía me estaba aburriendo.

-Espero que Joshua te lo haya dejado en un buen precio- comento.

-Excelente- la presión en la espalda la estaba matando.- Alex eso duele.

 

El sonrió divertido y la hizo girar boca arriba en la lona, pero no la soltó de las muñecas y se colocó a horcadas sobre ella.

 

-Lindo paisaje- expresó mientras se deleitaba viendo a su colega.

-Lo se, pero pesas- se quejó, pero era notoria la incomodidad porque el amigo de su amigo estaba casi sobre su parte intima y eso Alexander Krycek lo sabía.

-¿No crees que debería de ser así? Tú y yo, juntos- le comentó, intentado hacerle entender lo que sentía por ella.

 

A ella le cayeron de sorpresa tales palabras, jamás se lo hubiera imaginado, aunque sabía que el agente Krycek la apreciaba de un modo bastante profundo; tenía la esperanza de que tan solo fueran sentimientos platónicos. Ella logró que él se quitara de encima de ella, los roles cambiaron y ahora ella se encontraba sobre él.

 

-Eres un buen hombre Alex,- le decía- pero yo no estoy lista para volver a tener una relación con alguien- le explicó.

-No puedes vivir toda tu vida así Dana, sola. Ni siquiera nosotros los agentes podemos darnos ese lujo, ya lo has visto- le cuestionó.

-Yo e elegido vivir mi vida de de ese modo y no lo puedo cambiar.

 

Ella se puso de pie y salió del gimnasio contrariada, mientras Alexander Krycek estaba perdiendo la paciencia, porque se estaba cansando de los rechazos de su hermosa compañera y estaba dispuesto en averiguar que era lo que realmente sucedía con ella.

 

Carretera 58

 

Un auto Lincoln con ventanas polarizadas se trasladaba por aquella carretera perdida de los interiores del estado de Washington. Era ocupada por tres personas, uno de ellos conducía y los otros dos ocupaban la parte trasera del elegante auto.

 

Los ocupantes de la parte trasera charlaban, un hombre y una mujer; lo que decía el caballero provocaba el júbilo y la risa en la dama.

 

-Debiste ver su cara, era todo un poema.

-Era mejor que le dijeras la verdad- le dijo la Sra. Reyes al Sr. Doggett.

-¿La verdad? Andrew tiene la mente demasiado pequeña para procesar la verdad. Decirle que en realidad había sido un civil el responsable del perfil de Luskaya le hubiera provocado ulceras en el estomago por la rabia- explicó.

-Lo dudo- discutió.- Andrew no se deja llevar por los sentimientos, la rabia es algo que no conoce. Es quien calcula fríamente para luego atacar- manifestó.

-La sed de poder de Andrew es muy fuerte y eso lo puede llevar a pensar de un modo no tan frió. Quiere eliminarnos- le recordó.

-Que trate y así veremos quién es más fuerte- expuso la Sra. Reyes.- ¿Dijo algo cuando le entregaste el disco duro?

-En realidad no, se quedo sin palabras- contestó.- Era algo que no se esperaba y eso de muestra mucho Monica, demuestra que no nos conoce y por eso nos teme- decía atónito.

-Que no te sorprenda, tal vez crea que tiene el asunto en sus manos, pero no es así- explicó.

-¿Cuál es nuestro plan Monica?- preguntó curioso.- No recuerdo cual era.

-¡John! Lo único que tú y yo queremos es hacerles entender a Andrew y a Hannah que no son los dueños del mundo. No están solos en este negocio, no se acepta el monopolio en el campo del espionaje americano- le recordó.

-Gracias por recordármelo. Lo olvido porque se me esta haciendo imposible concretar ese plan- dilucidó.

-Con nuestros civiles lo lograremos. A propósito ¿Cuál es la misión de nuestro pequeño aliado particular?

-Déjame ver- consultó su agenda electrónica.- Ah… tiene un compromiso fuera del país.

-¿Hilligan?

-Si, será la primera vez que se vean- comentó.

-Que Hilligan lo trate bien, nuestro pequeño aliado nos sirve más vivo que muerto. Excelente el perfil de Luskaya y el pasado; el de Marun. ¡Dios! Tiene una mente brillante, no son desperdiciados los dólares invertidos en él ¡Es genial!

-¿Te estas enamorando de él Monica?- le preguntó en vista de su emoción.

-Oh- hacía sonidos de consternación.- ¿Celoso John?

-No- respondió irónico.

-Descuida- le tomó la mano,- de mis aventuras eres el único que ha dormido en mi cama.

-Oh… me siento muy halagado, en serio que si.

 

Mañana Siguiente

Arlington, Virginia.

 

El Dr. Fox Mulder salía de su edificio con una maleta pequeña y un bolso de viajes, a la espera de un taxi que lo pasaría a recoger para llevarlo al aeropuerto. La noche anterior había hablado con la agente Scully para despedirse de ella, pero él no verla le hacía sentir incompleta tal despedida.

 

Miro su reloj preocupado porque el taxi no llegaba y se estaba congelado, cuando se colocaba su abrigo un auto negro deportivo se estacionaba frente al edificio y del interior de el salía una pelirroja que conocía el Dr. Mulder.

 

-Buenos días- saludó ella mientras se acercaba a él.

-Buenos días- saludó con sorpresa. -¿Qué haces aquí?

-La despedida de anoche no fue de mi agrado- explicó.- Así que vine a despedirte como es debido.

-¿No tenías que trabajar?- preguntó incauto.

-Alguien me esta cubriendo- le informó.

 

El expresó su felicidad por verla allí besándola sutilmente en los labios y ella sonreía maravillada, como mujer enamorada.

 

-¿Ya te vas?- le preguntó ella.

-Si, espero un taxi- le comunicó.

-Olvida el taxi, yo te llevo- le indicó.

-¿Segura?

-Por supuesto- ella se acercó a la parte trasera del auto y abrió el porta equipajes.- Ven, trae las maletas.

-¿De donde sacaste el auto?- le preguntó curioso al ver el automóvil y a su posible dueña.

-¿Te gusta?- preguntó emocionada.- Me llegó ayer en la mañana, es un regalo de mi hermano Charles- le comentó, otra vez mentía pero no le quedaba de otra.

-Tienes un hermano muy generoso- expresó incrédulo.-¿Qué hace para vivir?

-Trabaja en Alemania, para la Porche. Es uno de sus publicistas y prácticamente le regalan los autos- ella notó la cara de sospecha que él mostró.- No pongas esa cara, es mi regalo de navidad; de hace tres años atrás- aclaró.- No le regalan un auto todos los meses- volvió a aclararle en vista de la cara del doctor.

-De acuerdo, te creo- le dijo al sentirse presionado por ella.

-¿Qué esperas? Trae las maletas acá- volvió a pedirle.

 

Cuando él llevo las maletas hasta el auto, ella pensaba con respecto a su nueva mentira, algo le hacía entender que él no era un estupido; pero que se tragaba sus falsedades para no discutir. ¿Por qué lo hacía si podía objetar? Ella se sentía mal por ello, sobre todo porque su hermano si estaba en Alemania, pero trabajando para la INTERPOL.

 

El cerró el porta equipajes del majestuoso automóvil y notó que ella no se encontraba precisamente allí. Le tocó la mejilla y ella al salir de sus pensamientos le miró con ojos tristes.

 

-¿Estas bien?- preguntó.

-Si- respondió y le mostró las llaves del auto.-¿Quieres conducir?

-Encantado.

 

Ambos subieron al auto rápidamente y el Dr. Mulder encendió el auto con emoción, no todos los días se tenía la oportunidad de conducir un auto como aquel. Coloco la marcha y tomo rumbo al aeropuerto junto con la agente Scully.

 

Aeropuerto Internacional de Washington.

Área de abordaje.

 

Cuando llegaron al aeropuerto el Dr. Mulder fue uno de los primero en ser chequeado, acompañado en todo momento por la agente Scully. Cuando todo estuvo listo se le pidió al doctor que pasara al salón de espera en el área de abordaje para esperar el avión y partir.

 

Pensó que era el momento de la real despedida, pero la agente Scully no deseaba despedirse allí y usando sus influencias como supuesta Agente Federal logró pasar junto con el Dr. Mulder al salón de espera. Aún quedaba medía hora para la salida del avión.

 

No hablaban mucho, solo les era suficiente poder estar juntos allí, pero en ese momento el Dr. Mulder había tomado una gran decisión, el decirle algo sumamente importante a la agente Scully.

 

-¿Llevas ropa abrigada?- le preguntó.- Dicen que esta haciendo mucho frió en Londres- comentó recordando su visita a aquella ciudad y el resfriado que pesco el agente Webster.

-Si, llevo varios suéteres- contestó dándole el último vistazo a su boleto de avión.

-¿Puedo verlo?- le preguntó.

-Claro- y le dio a tomar el boleto.

-Escala en España ¿Por qué?- preguntó extrañada.

-No encontré un vuelo directo a Londres- contestó.

-Será un vuelo muy largo entonces.

-Si- expuso con impaciencia por ese hecho.

-Es de primera clase- exclamó con sorpresa.-¿Dónde te hospedaras?

-En el Ritz de Londres- y el sonrió ante el nuevo asombro de ella.- Todo lo paga la universidad.

 

De repente se escucho a una mujer hablar por los altoparlantes del lugar.

 

-Pasajeros del vuelo 207, con destino a Londres, por favor abordar por la puerta 17- anunció.- Pasajeros del vuelo 207, con destino a Londres, por favor abordar por la puerta 17- repitió nuevamente.

 

El Dr. Mulder se puso de pie junto con la agente Scully, tomo su abrigo y su bolso de mano; y la agente Scully ya resignada a estar unos días alejada de él, le devolvió el boleto de avión y le acomodaba el cuello de su camisa.

 

-Ya es hora.

-Llámame cuando llegues a Londres, no lo olvides- le pidió.

-Lo haré, lo prometo.

 

El la abrazo con fuerza y la beso de una manera que la hizo estremecer, todos los pasajeros que abordarían el avión junto con el Dr. Mulder observaban la escena con simpatía y un poco de envidia por algunos otros. Beso sus mejillas y su frente y ella ya empezaba a extrañarlo a la vez que le besaba las manos. Cuando se acercó a la puerta de embarque volteó a mirarla.

 

-Dana- le llamó y ella le miró fijo.- Te amo.

 

Ella quedo estática al escuchar tal declaración y el sonrió con orgullo por haber provocado esta reacción en ella. Ella no pudo contestar, estaba atónita y él no espero respuesta, estaba conforme con haberlo dicho, y nada más, sin demora había desaparecido por la puerta; mientras que la Agente Scully tuvo que volverse a sentar ante el shock. El había sido completamente sincero, ella lo sentía así porque su corazón había empezado a saltar emocionado.

 

Continuará...

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