fanfic_name = PRIVATE EMOTION

chapter = 3

author = nerakx

dedicate = DEDICADO: A las personas que siempre me acompañan en mis pensamientos: Kela, Cathy, Maru, Lore, PIÑITA!!, Cynthia y Cristina, Eve y mi Muldercín.

A todo Conexión X, a los veteranos como yo y a los nuevos que aún no conozco jajaja.

A toda la tropa del MSN, y en especial a los que formaban el Manicomio X nº 1, jajaja, ¿recuerdan?, ¡ que tiempos!, SNIF, SNIF.

En especial a KAIN, todas las bendiciones para ti, ah!, de parte de todas: TE QUEREMOS!!!! Jijiji.

Y por último, a la gente que se dedica a leer todo esto y se guardan un poquito en su mente, y más DEDICADO AÚN a los que se dan el tiempo de escribir un mensaje, por pequeño que sea o GRANDE jajaja.

 

 

(Mensaje subliminal <-> Me gustan los rollos<-> Mensaje subliminal).

 

Rating = touchstone

Type = Angst

fanfic = DISCLAIMER: Ok, si ya entendí. Todos son del que demanda y sus amigos y del demandado.

SPOILERS: toda la serie, principalmente desde la 7ª.

CLASIFICACIÓN: pufff, para todo aquel que quiera leerlo.

NOTAS:

· Quiero hacer una corrección, anteriormente hable del libro “Navajo” y es el libro de la cultura Anazasi (no me lapiden por escribirlo mal si es el caso).

· Cuando descubrí el mundo de los fanfic’s fue en la página de Silverbug, y en los maravillosos fic’s q se encontraban ahí, algunos mencionaban el río POTOMAC. Menciono tal río en este capitulo por el recuerdo de esa página y la adicción que me hizo tener.

· “Ají color” para el que no lo sepa es un condimento o aliño de color rojo que se le hecha a las comidas para ser impregnadas de ese color.

 

Y ya se me fue la onda.

 

 

 

 

 

 

___________________________________________________________________________

 

[Dolor, soledad, ira, miedo, nada más.

Talvez unas pizcas de amor. No lo sé. Sólo quiero dejar de pensar por unos momentos.]

 

 

CAPITULO III: La otra mitad.

 

 

“Toma mis cinco sentidos descubre un sexto...

toma mis cinco sentidos que todo va...

arder más, arder más,

ojos para ver, piel para sentir, fe para creer,

tiempo para oír, caminos para correr,

dolores que redimir. Arder más.”

 

<ÁNGEL – LUCYBELL>

 

 

 

 

Gabriel Santa María proyecta la imagen de ser una persona común, si se quiere saber algo más, uno podría atreverse a decir que es soltero y disfruta de la vida. Aunque hace falta sólo un segundo para que sus ojos juguetones cambien a una mirada seria e interna. Nadie lo conoce verdaderamente, él sólo aparece y desaparece a voluntad.

 

Llevaba casi una hora esperándola, estaba nervioso, ella sabía que hoy vendría, era la única que conocía uno de sus horarios, le disgustaba que lo hiciera esperar. Tuvo que encender otro cigarrillo, mientras expulsaba el humo lentamente se preguntaba ¿cómo diablos dejaría el cigarrillo si lo hacían pasar por estos momentos?.

 

Los pensamientos de Dana Scully sufrieron un pequeño lapsus al verlo ahí, sentado en el suelo del pasillo fuera de su departamento, con su típica vestimenta de tonos oscuros y con un cigarrillo en sus labios.

 

- ¡Mujer pensé que ya tendría que llamar a la morgue!. Dijo en su tono jocoso levantándose rápidamente.

- ¿Por qué no esperaste dentro?, es peligroso.

 

Esperaron a estar adentro para seguir hablando.

 

- Recordé tus gritos la primera vez que lo hice y preferí ahorrarme el espectáculo... y niña cuando quieran matarme lo harán así de simple. Saco su arma y la puso en su sien.- ¡Bum! Y puede que sea hasta sea con mi propia arma.

 

Despojándose de su abrigo Scully se dirige a la cocina.

- ¿Café?.

- No, noche salvaje eh!.

- Quiero un cigarrillo, dame uno. Sonrisa incluida.

- Te hace mal, lo sabes..., no debí ofrecerte ese cigarrillo aquella noche.

- Entonces no fumes en mi presencia.

- Parece que no estuvo tan bien lo de anoche.

- ¿Por qué te empeñas en conversar conmigo?.

- Para, para, al parecer “no estuvo tan bien”, fue una pésima noche.

- Esas pastillas que me diste, me dejan una media hora viendo doble.

- Te dije que eran una dosis más alta, debes reconocer que valen la pena.

- Si, son bastante buenas, hasta he tenido más apetito.

- Se te ve un poco más repuesta. Bueno ají color. Dijo anticipando la mirada de furia que le regalaría Scully.- También vine por otra cosa, los análisis que le hice a tu sangre muestran que el virus sigue más latente que nunca, la vacuna y las pastillas sólo retrasan el proceso. Lo siento.

- ¿No es eso lo que buscamos?... sólo retrasar el proceso.

 

El primer recuerdo que tenia de Dana Scully se remontaba ya hace tres años, la vio una noche en una cancha, sentada en la hierba con un bebe en las piernas al cual hacía reír cada vez que lanzaba al aire la pelota de béisbol que tenia en las manos. Entre ellos decían que se conocieron por casualidad, pero ambos sabían que no era cierto, para Gabriel Santa María ningún encuentro era casualidad. Algunos lo llamaban “un salvador de la humanidad”, para Scully y para él era un “ególatra que jugaba ha ayudar”. Un ególatra que sin saber daba todo lo de sí para ver a esa pelirroja feliz, no hizo una buena labor hace un tiempo y tuvo que ver al pequeño William alejarse de su madre y a esta resistir estoicamente con el corazón y el alma rota. Por eso no se rendiría y era por eso que le irritaba esa actitud que ella tomaba a veces con respecto a todo...

 

- Yo estoy tratando de salvarte.

- Mientras me mantengas viva el tiempo necesario para poner a mi hijo completamente a salvo.

- ¿Y no te interesa vivir un poco de la vida que te quitaron?.

- Ellos no me quitaron esa vida.

- Hablas de Mulder, ¿cierto?, deberías darle una oportunidad al hombre, el rencor te hace mal.

- No le tengo rencor.

- Sí y, yo luego de aquí me voy con mi familia y mi perro Toto.

 

Se quedaron sentados en el comedor, cada uno en sitios opuestos no sólo físicamente sino mentalmente. Scully una y otra vez esa mañana, cuando la borrachera de la necesidad ya había pasado y despertó encontrándose a Mulder sentado en el sofá, con la misma botella de la noche anterior entre sus manos, se sentó en la cama cubriéndose, quería hablar, pero Mulder se llevo la botella a la boca y eso corto toda su intención.

 

- ... Fowley quiere...

- ¿Perdón?.

- Te decía que Diana Fowley quiere verme...

 

Las imágenes en su cabeza empezaron a revolverse, esa mujer tenia el poder de provocarle un dolor en el cuerpo, dolor que provenía de recuerdos, todo resumido en Mulder. Ni siquiera cuando se entero de su muerte el poder de sufrimiento que cernía Diana Fowley en ella menguo, había algo, algo y ese algo lo descubrió aquel día cuando ella se presento en su casa y su mirada era demasiado odio para ser una aparición.

 

- Dime que sólo tiene que ver contigo.

- Amiga mía yo por sí solo no soy muy interesante... No tengo remota idea del ¿por qué?, pero quiero dejarte esto por si las dudas... En el bolso encontraras pastillas y las medidas justas que logre recopilar para las inyecciones.

 

Un silencio tenso se instalo entre ellos luego de esas palabras, sus miradas fijas en el otro. Scully tomo el bolso y lo separo un poco, encontrando la mano de él, sólo un suave toque de una mano sobre otra.

 

- Esa no lo merece ¡eh!.

- ¿Quién merece matar a alguien?.

- Mmm.

- Jajaja.

 

 

 

Edificio Hikato.

14:30hrs.

 

Recuerdo un tiempo en que la que soy ahora ni siquiera se asomaba en mis sueños, tiempo en que el amor por él era limpio, en que mi ayuda era sana y en el que yo era una simple persona más. Pero llegaron ellos, no estoy diciendo que me obligaron a hacer lo que he hecho, si acepte unirme a ellos es porque tengo lo que ellos tienen dentro, al principio no lo vi así, pero el mal es una partícula que se propaga muy rápidamente y sinceramente no me arrepiento, ¿pertenecer al otro bando?, ¿para qué?; los buenos sufren y los malos no, esa no es una oración exacta, yo también sufro. Los buenos siempre ganan, tampoco es exacto, mejor dicho, bastante erróneo. Yo gano, siempre lo he hecho. Siempre le he ganado a ella y este será el golpe final.

 

Lo han estado planeando desde hace mucho, desde ese día en que tiraron los dados y escogieron a quienes les joderían la vida. Ahora sólo quedamos él y yo dirigiendo este plan, me llega a dar risa de lo bien que ha salido, a veces hemos tenido que optar por otros caminos sin embargo siempre llegamos al mismo final.

 

Sólo en algo nos equivocamos y fue en eso que más anhelamos, buscamos en el sitio incorrecto, tratamos de crearlo sin saber que en un momento de la vida había sido creado. Un milagro natural. Fueron nuestros mejores enemigos los que se dieron cuenta de esto, los súper soldados, creaciones nuestras que se revelaron ante nosotros. Dejaron que ellos siguieran haciendo su trabajo y así simultáneamente hacían el nuestro. Pero ha llegado el momento de actuar, el tiempo se acaba y necesito al hijo de Dana Scully, aunque ahora ya no lo sea legalmente. Aún recuerdo esa noche que fui a visitarla, en su rostro no se reflejaba sorpresa ni miedo si no un gran “yo lo suponía”, por un momento dude en darle el regalo que le traía, pero al escuchar el llanto del bebe me hizo recordar el odio que siento por esa mujer, un solo contacto de mi mano con su piel y mi regalo ya empezaba ha esparcirse por su organismo.

 

Si no hubiera sido por el hombre que esta en esta habitación ella habría muerto hace un tiempo. Él me agradaba, pero desde que la conoció se puso más bueno de lo necesario, realmente que le ven a esta mujer, todos terminan un poco o completamente enamorados de ella, acaso no saben que esta maldita, maldita por mí y ahora Gabriel lo comprobó, le di una oportunidad, no quiso ayudar. Matarle fue fácil, venía dispuesto a eso. El muy estúpido.

 

Para el mundo ignorante Diana Fowley esta muerta, sin embargo sigo viva, sintiendo, sufriendo. No es fácil hacerle daño directa o indirectamente al hombre que amas, pudrir la confianza que él puso en ti. Pero aquí el lema es sobrevivir sin importar el cómo. Nada más y nada menos.

 

 

3 días después.

 

Antes siempre paseaba por las orillas del río Potomac, es un calmante mí, hace relajarse a mi hiperactiva mente. Años sin ver aguas, sin poder pensar tranquilamente y al estar nuevamente aquí parece todo igual aunque no sea, hasta ella a mi lado me trae sensaciones del pasado que son demasiado bellas para recordar; fue en este camino donde le robe o ella me regalo sus primeras sonrisas de amor, fue aquí que me miro con sus ojos brillantes al entregarse completamente derrumbando sus murallas, por aquí caminábamos apenas rozándonos en silencio. Y es por ese mismo lugar donde ahora caminamos igual que antes, apenas rozándonos y en silencio, pero ahora el silencio es un molesto intruso, hay mucho de que hablar aún para que el silencio vuelva hacer ese mundo en el cual nos refugiábamos de los demás.

 

- He estado pensando y eh bueno, no sé si podremos hacer algo con respecto a lo que pasara y es por eso, es por todo... Yo necesito decirte mi parte de la historia.

- Desde el día que llegue he querido escucharla Scully.

- No quiero hacerte daño. Me dice tomando mi mano.

- Aquí soy yo el que hace daño.

- Si, me hiciste daño. Pequeñas lagrimas salieron por sus ojos.- Nuestras vidas están tan unidas Mulder, sólo que tú tienes una parte y yo otra, y quiero contártela antes que se acabe... que yo me acabe.

- Scully...

- Vamos a casa.

 

 

**************************************************************

 

 

Diana Fowley y un equipo de militares descendieron de dos camionetas negras, se notaba que los habitantes de la casa ya descansaban y sin mayor esfuerzo dos hombres derrumbaron la puerta.

 

Todo fue muy rápido, entraron, el perro que dormía bajo la mesa de la cocina despertó y empezó a ladrar dando aviso a sus dueños, estos bajaban por las escaleras a ver que era tanto alboroto, una bala directa a la frente de cada uno les hizo detener el paso y caer muertos a los pies de Diana Fowley, ella rápidamente busco por los cuartos. Lo encontró en la última habitación que pensó encontrarlo, en el primer piso. Le dio la impresión que le estaba esperando ahí parado frente a la ventana con sus ojos clavados en ella.

 

 

Lo toma del brazo y jala de él, de cualquier forma el niño no imponía resistencia. Mientras ellos subían a una de las camionetas los otros prendían fuego a la casa. El niño tenia la mirada de su madre con la intensidad de ambos padres, lo terrible es que no dejaba de observarla.

 

Atrás el fuego se seguía expandiendo.

 

 

 

 

- La otra noche tuve una pesadilla...

 

Llevamos una media hora aquí, pero es sólo ahora que se ha tranquilizado y nos hemos sentado a hablar.

 

- ¿Qué soñaste?. Me mira.

- Con William.

- ¿El niño del que hablamos la otra vez?.

- Lo vi, él... él estaba jugando... en su casa supongo..., levanta su cabeza y el fuego invade ese lugar, todo se llena de fuego y va hacía él y no sale y... yo no puedo hacer nada... el fuego lo consume todo.

 

Me tiene las manos agarradas fuertemente, en realidad no sé que tengo que pensar con esto.

 

- Él no movía sus labios, pero yo podía oírle gritar ¡¡MAMI!!...

- ¿Scully?.

 

Me mira tratando de compartir algo que no puedo comprender, me acaricia el rostro y se levanta. Por un momento pensé que el miedo la había acorralado nuevamente y estaba huyendo, pero antes de entrar a su habitación volvió a mirarme y supe que esta vez regresaría para dar un paso más a lo fuimos.

 

Cuando volvió traía un álbum de fotos en sus manos, me lo entrego.

 

- “Para que no te rindas ají color”, ¿qué es?.

- Gabriel lo escribió para mí.

- ¿Quién es Gabriel?.

- El tipo que vino a visitarme cuando estábamos todos aquí.

- Oh... ¿ají color?.

 

Sonríe rotando los ojos.

 

- Mellisa me llamaba así, no sé como él se entero... Luego de lo que hice trate de deshacerme de la mayor parte de las cosas, un día llego y me lo entrego... Esa es mi verdad Mulder, soñaba con que fuera la tuya también.

 

 

Con un gesto me alenta a que vea a lo que se refiere. Abro el álbum y lo primero que veo es una fotografía de Scully con un bebe recién nacido en sus brazos. No. Sigo pasando las páginas y veo más fotos de Scully con el bebe, con la señora Scully y hasta a los pistoleros con el niño. La última es de él solo, tiene sus grandes ojos azules bien abiertos y le sonríe a la cámara.

 

- Esa fue la última foto que le saque, milagrosamente se quedo quieto y hasta paso a la cámara, iba a cumplir un año. La miro tratando de ver si esto no es un sueño.- Él es William, es mi hijo... es nuestro hijo... Mulder.

 

¿Qué debo decir ahora?, ¿Qué debo hacer?. Mi hijo, nuestro hijo. ¿Qué he hecho?.

 

- Pe... tú no...

- Aún no descubro la respuesta a eso. Me responde nerviosa.

- ¿Dana?. Le digo con miedo, miedo ha saber todo lo que hice y todo lo que ella tuvo que hacer.

 

Esta temblando, quiere hablar, pero lo único que logra salir es llanto, me abraza aferrándose fuertemente y llora. Dios como llora.

 

Como si hubiera cometido el mayor error de su vida, se aparta de mí y se seca las lagrimas con sus manos.

 

- No es el momento de llorar. Dice irguiéndose y optando seriedad.

- No encuentro nada que pueda decir para...

- Cuando te fuiste yo tenia dos meses de embarazo, no lo sabía, me entere días después...

- Scully...

- Déjame terminar, es sólo el principio... El embarazo tuvo algunas complicaciones, lo de tu búsqueda, todo... pero al final todo resulto bien, si estar rodeada de un montón de “personas” esperar verlo nacer, en un lugar desolado es normal...

- ¿Cómo?.

- William es especial, lo fue... De ese “ser especial”, el “Mesías” que habla el libro de la cultura Anazasi, pensaban que William lo era... Todos lo querían, algunos vivos otros muertos.

 

Me esta mirando, pero sé que no lo hace verdaderamente. Esta recordando cada minuto.

 

- Decían que si el niño estaba junto a su padre, sería el que impediría la colonización, si no estaba junto a él, sería el líder de los extraterrestres ese día... Trataron matarlo, ¡¡con una almohada Mulder!!, yo... alejaron a mi bebe de mi lado, por un segundo pensé que no lo volvería a ver, pero ahí estaba, en la tierra entre el fuego, milagrosamente bien, como todo él.

- ¿Dónde esta él ahora?.

- Lo di en adopción... Jefrey Spender le inyecto algo, un regalo...

- No, no entiendo, Jefrey murió.

- El diablo te ha estado meciendo para dormir... Jefrey se hizo pasar por ti, pensó que le había creído, nunca le creí, quise hacerlo pero no.

- Somos diferentes. Digo mofándome.

- Él estaba todo desfigurado, lo que le hicieron, lo que el fumador le hizo... El fumador le disparo con la intención de matarlo, al no conseguirlo lo huso como rata de laboratorio, fuiste afortunado, a él lo único que le sobrevive intacto es su odio por él... Le inyecto un “componente desconocido” a William que lo haría “normal”, pero nada es tan simple, si se le puede llamar simple a todo esto. Siempre sabrán lo que fue, nunca aceptaran lo que es... Lo desee tanto. Su voz se quiebra.- Pero si cada día tenia que preocuparme porque algo o alguien entrara por esa puerta a lastimarlo y no simplemente de que se golpeara con algún mueble... acaso no debía elegir lo mejor para él...

 

 

Continua hablando, contándome todo y tratando de dar respuestas a lo que hizo, como si yo la fuera a enjuiciar, ¡Dios!, si lo único que puedo pensar ahora es en todos estos años en que debí haber estado aquí y no lo hice, en los días y en las noches que pasaba intentando borrarme su tatuaje de mi piel y del alma. Un maldito bastardo.

 

- No sé en que momento ocurrió, aunque si sé que ellos son responsables de lo que hoy me mina la vida.

- Por favor no...

- No es cáncer, es... es. Ríe nerviosa.- ¡No tengo ni maldita idea de lo que es!..., un virus que va matando mis defensas...

 

Se muerde el labio inferior y mira hacía arriba, sé que esta tratando de encontrar las palabras correctas.

 

- Haremos hasta lo imposible.

 

Me mira con dulzura y sonríe.

 

- Creo... creo que no me queda tiempo...

- Scully no...

- Estoy bien, de veras Mulder, tú mismo debes notarlo, desde la vez que llegaste a ahora, las pastillas siguen siendo las mismas, las inyecciones son dosis más altas, me dejan como a ti y tu canción de Shaf por un momento. Y esboza una sonrisa verdadera, yo no hago más que llenarme de ella.- Pero como dijo Gabriel son mejores.

- Tendrás que concertarme una cita con ese Gabriel, lo mencionas mucho.

- Él te estima... jajaja, es un idiota, una buena persona... me ha ayudado mucho todo este tiempo, él me suministraba los medicamentos... Creo que esta muerto.

- ¿Por qué piensas eso?.

 

Me mira directamente a los ojos y luego recorre mi rostro detenidamente, hace una mueca con su boca y lentamente comenzamos a recuperar nuestro lenguaje visual.

 

- Todo se descubre por su propia mano, tú mismo debes ser quien se quite la venda de los ojos.

 

Lo sé, las personas saben tantas cosas, lo que pasa es que no lo ponen en practica.

 

Y de repente se me viene a la mente la imagen de ella entrando al café donde nos reencontramos, los ojos de ese entonces eran fríos, eran nada, los de ahora están expectantes, tristes... Tienen ese brillo que me hacen reconocer a la Dana Scully de mis recuerdos, pero no completamente, aún no a mí Scully y es estúpido decir “mi Scully”, yo que por un momento pensé que habría alguna posibilidad de...

 

- Mulder.

 

Me doy cuenta que se ha vuelto a acercar a mí, un escalofrió me recorre el cuerpo.

 

- Lo siento. Le digo, por todo, por su salud, por William y el no haber estado aquí para impedir que la mayor de sus alegrías se convirtiera en lo que es capaz de destruirla.

 

Se acerca más a mí y me abraza.

 

- No quiero que lo sientas, quiero que me acompañes en esta lucha también.

 

 

*******************************************************************

 

 

La habitación estaba a oscuras, la luz de los focos que William podía ver a traves de la puerta enrejada no llegaba donde él estaba, eso y el diseño de la puerta que lo hacía sentir estar en prisión, tenia algo de bueno, porque él podía observarlo a ello, pero ellos no a él. Manteniendo la mirada fija en la luz dijo en un susurro:

 

- Ayúdame papi.

 

 

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Ayúdame papi.

 

Fue lo que Mulder escucho en su mente e hizo que abriera rápidamente los ojos.

 

CONTINUARA.

 

 

 

Disculpen la demora, nos vemos luego.

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